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Chrysler al borde de la bancarrota |
Chrysler, sus acreedores y el Departamento del Tesoro estadounidense se apuran para llegar a un acuerdo antes de que acabe hoy el ultimátum dado por Washington al fabricante para que reestructure su deuda y operaciones o se enfrente a la quiebra. Sin embargo, fuentes cercanas a la operación citadas por el periódico Wall Street Journal, aseguraron que las conversaciones entre los acredores y el Tesoro habrían fracasado, lo que implicaría la bancarrota.
Según el diario, las conversaciones se habrían interrumpido después de que la administración de Obama presionase hasta el último momento a "numerosos hedge funds y otros acreedores para que aceptaran un acuerdo para reducir la deuda de Chrysler". Tal y como publica el WSJ, JP Morgan Chase, que lidera el grupo de acreedores de la automovilística, dio a los otros 45 bancos y fondos de inversión 90 minutos el miércoles para votar el posible acuerdo, pero un número importante de fondos votó en contra, sentando las bases para "el inevitable viaje hacia la bancarrota", según fuentes cercanas a las negociaciones.
Unas horas antes de que se agotase el plazo, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, había dicho que se sentía "muy optimista" respecto a la posibilidad de que Chrysler, tercera automovilística del país, pueda mantenerse como un fabricante de automóviles "viable". Al mismo tiempo, el periódico Free Press de Detroit señaló que el Departamento del Tesoro había mejorado su oferta a los acreedores para que aceptaran canjear la deuda asegurada de la automotriz por dinero. Chrysler debe a un consorcio de 46 bancos y fondos de inversión 6.900 millones de dólares, cantidad que está asegurada con factorías y otros activos del fabricante.
El martes, el Departamento del Tesoro y un grupo de ese consorcio que representa el 70% de la deuda llegaron a un acuerdo por el que se canjearían los 6.900 millones de dólares por 2.000 millones en efectivo. Pero una fracción de los acreedores se mostró reticente a aprobar el canje. Según Free Press, ayer el Gobierno estadounidense aumentó la suma a 2.500 millones de dólares.
Por su parte, el periódico The Detroit News afirmó en su edición electrónica que Chrysler y Fiat anunciarán hoy la firma de su alianza, uno de los requisitos establecidos por Washington para seguir apoyando al primero y evitar su quiebra. Pero otros medios de comunicación locales afirmaron que Bob Nardelli, consejero delegado de la automotriz estadounidense, será sustituido por un directivo de Fiat si la empresa se declara en quiebra.
Y The Washington Post dijo que, en caso de quiebra, Chrysler recibirá 4.000 millones de dólares de las autoridades de Estados Unidos y Canadá para mantener sus operaciones durante la suspensión de pagos. Una vez la nueva empresa salga de la suspensión de pagos, Washington proporcionará otros 5.000 millones de dólares para la compra de los activos rentables de la vieja Chrysler.
El accionariado de la nueva empresa estaría repartido entre el sindicato United Auto Workers (55%), Fiat (al menos un 35%), el Gobierno de EEUU (8%) y el de Canadá (2%).
(continue)

Etiquetas: conocimiento, medios, memoria, monopolios, multitud, politica.
Christian, en la actualidad, cómo perciben los trabajadores de Chrysler planta Valencia la crisis actual, ya que pareciera que, la planta matriz de Detroit va directo a acogerse a la Ley de bancarrota.
C.P:
En las últimas horas se ha escuchado varias versiones, una de ellas se refiere a que ya Chrysler en efecto y por recomendaciones de algunos de sus asesores va a declararse en bancarrota; otra que ha sonado mucho es que logró acordar con los bancos acreedores a cambio de un 5% de sus acciones, lo que lo deja con las dos tareas pendientes de presentar una reestructuración de sus operaciones y sus costos y la de acordar la fusión con FIAT, nada fácil para menos de 24 horas.
En ese caso tendríamos que esperar cómo amanece la corporación para el primero de mayo cuando ya se ha vencido el plazo de la Casa Blanca, para cumplir con esta lista de condiciones.
Por supuesto no comparto que el rescate de la empresa y la fusión con FIAT se condicione a que los trabajadores se sacrifiquen, pues no han sido ellos los que han causado la crisis de Chyrsler. Pero el fondo del asunto es que Chrysler como las demás automotrices están inmerso en la crisis producto de la debacle del sistema capitalista que ahora se encuentra en un hoyo sin fondo, más cuando desde hace años su sistema de producción y el auge de la industria automotriz asiática les han venido fracturando progresivamente.
Los trabajadores de Chrysler de Venezuela al igual que los trabajadores del resto de la industria en Venezuela, estamos atravesando por un momento coyuntural.
A pesar de que la industria ha mantenido una estabilidad a razón de la gran demanda de vehículos que existe en el país, una acumulación de violaciones de los derechos laborales y contractuales es el pan de cada día. Los empresarios se valen de su poderío económico y de una Ley del Trabajo que limita la lucha de los trabajadores, a ello hay que sumarle la gran crisis de dirección que atraviesa el movimiento obrero en la actualidad.
Marea Socialista:
¿A cuáles violaciones te refieres, si puedes mencionar algunas?
C.P:
De entrada te digo que en Chrysler de Venezuela existen más de ciento noventa casos de trabajadores con enfermedades ocupacionales, esto representa más del veinte por ciento del personal obrero, hasta ahora existe un solo caso con certificación de INPSASEL y mientras tanto a los trabajadores que se van de reposo la empresa les quita su salario, utilidades y prestaciones sociales.
También existe una acumulación de pasivos, pues la empresa se niega a cumplir con el pago del día de descanso contractual y no reconoce el día de descanso adicional en las vacaciones, desconoce el salario normal como base de cálculo, no cumple con los catorce días de permiso por paternidad que da la Ley de Familia Maternidad y Paternidad.
Verdaderamente es muy larga la lista de atropellos que realiza esta transnacional automotriz a sus trabajadores.
Marea Socialista:
¿Y qué discuten los trabajadores actualmente en vista de todos estos atropellos?
C.P:
Bueno, es importante resaltar que actualmente se está dando un debate interno dentro del marco de la democracia obrera que va dirigido a fortalecer el sindicato como instrumento de formación y de lucha auténtico, clasista y revolucionario, esa plataforma de lucha va a dinamizar la discusión del contrato colectivo que comienza en pocos días y luego a plantear la transformación total del sindicato en un proceso de elecciones para después de agosto.
Marea Socialista:
Para culminar y a propósito del primero de mayo ¿cuál es tu impresión del movimiento sindical venezolano?
C.P:
Que estamos en un momento importante que la clase obrera necesita impulsar un proceso a lo interno, que con la suficiente democracia inicie las transformaciones necesarias de las estructuras sindicales. Que el debate en las asambleas sea el mecanismo mediante el cual se discuta el papel que los trabajadores tenemos que jugar para profundizar ya el proceso revolucionario y con ello las transformaciones del estado actual al estado socialista. Pero para ello es necesario que los trabajadores entiendan que tienen que convertirse en militantes activos de su sindicato, lo otro es que el movimiento obrero requiere de un proceso de depuración, pues existen muchos tipos de dirigentes sindicales y la mayoría de los que salen en los medios no representan a nadie, muchos ni siquiera son sindicalistas y se abrogan una representación que nunca nadie les dio y terminan convirtiéndose en gestores del movimiento obrero, acá en Carabobo hay algunos que se dan golpes de pecho y se autodenominan revolucionarios y socialistas, mientras hacen del sindicalismo su caja chica personal.
Pero a los trabajadores en general que no tengan miedo de organizarse que la etapa del sindicalismo representativista ya no existe; que en la etapa por la que está atravesando este proceso requiere para su reimpulso y profundización del accionar de todos los sectores populares, es decir de la articulación de todos lo que luchan.
El Tesoro necesita convencer a los 46 bancos y a los fondos de cobertura de riesgo a los cuales les debe Chrysler que acepten. De no hacerlo, aun sería posible la bancarrota para el tercer fabricante de autos del país, dijeron estas personas.
Hace dos días, la Unión de Trabajadores Automotrices (UAW, siglas en inglés) llegaron a un acuerdo con Chrysler mediante el cual obtendrían el 55 por ciento de la compañía y seguro en cuestiones como salud.
El acuerdo ayudará a que Chrysler forme una alianza con Fiat antes de la fecha límite del miércoles y así obtener un préstamo de rescate adicional por parte del gobierno.
Chrysler ha sobrevivido gracias a 4.000 millones de dólares de fondos gubernamentales desde el inicio de este año y es probable que necesite más para evitar la bancarrota.
(Xinhua)
La agencia de noticias Associated Press también confirmó la noticia.
El gobierno de Washington había establecido como plazo el 30 de abril para que Chrysler alcanzara un pacto con Fiat, tras llegar a la conclusión de que la compañía automotriz estadounidense no sería viable por su propia cuenta.
La bancarrota supone al mismo tiempo que se retirarán recursos de emergencia adicionales del gobierno para Chrysler.
(Xinhua)
Durante este proceso, el constructor en crisis recibirá un total de 10.400 millones de dólares en fondos estadounidenses y canadienses para solventar la iniciativa.
"El gobierno estadounidense está dispuesto a aportar unos 3300 millones de dólares" en fondos de funcionamiento durante la reestructuración de Chrysler bajo la protección de la justicia, indicó el departamento del Tesoro en un comunicado.
Washington también está dispuesto a prestar cerca de 4700 millones de dólares al nuevo Chrysler que surja de la reestructuración, agrega el texto.
De esta suma, 2100 millones serán reembolsables a un plazo de 30 meses, del resto, la mitad a siete años y el remanente a ocho años.
Por su parte, el gobierno federal canadiense y el de la provincia de Ontario prestarán a Chrysler otros 2400 millones de dólares, anunció Ottawa.
Al acogerse al Capítulo 11 del código de Quiebras, Chrysler puede continuar funcionando mientras busca un acuerdo con sus acreedores.
Según altos responsables del gobierno, la asociación consiste en una toma de participación inicial de 20% de Fiat en Chrysler.
El mandatario agregó que el acuerdo ayudará al fabricante a salir de un rápido y "controlado" proceso de quiebra como una empresa más fuerte.
"No se trata de una señal de debilidad, sino de un paso extra en el camino trazado que lleve a la supervivencia de Chrysler", declaró.
Como el gobierno tiene a los sindicatos y a los principales accionistas de su lado, "este procedimiento será rápido, será eficaz, estará abocado a tratar con los últimos opositores (a los términos actuales de la reestructuración) y será controlado", agregó.
Funcionarios del gobierno informaron que Chrysler se vio obligada a declararse en quiebra luego de que importantes accionistas obstaculizaran un acuerdo con el Estado de reducir una deuda de 6900 millones de dólares a 2000 millones.
Por su parte, el presidente de Chrysler, Robert Nardelli, declaró que abandonará el cargo luego que la firma emerja exitosamente y complete su alianza con Fiat. Agregó que el consejo de administración estará compuesto por personas nombradas por el Estado y Fiat.
Nardelli señaló que estimaba posible que el fabricante estadounidense pueda salir en 45 a 60 días del procedimiento judicial que comenzó tras acogerse a la ley de quiebras.
Esta iniciativa "es diferente, ya que contamos con el compromiso de varias de las partes", destacó al evocar el apoyo del sindicato, de los gobiernos estadounidense y canadiense, de los acreedores y de las concesionarias.
"Se trata de inyectar vida a Chrysler", agregó al estimar que declararse en quiebra permite a la empresa "resurgir más liviana, dejando atrás su pasivo".
La mayoría de las plantas de Chrysler cerrarán el próximo lunes y "los ritmos de producción normales se reanudarán" cuando el fabricante salga de la quiebra, según un comunicado publicado por el grupo.
Con 38.000 trabajadores en Estados Unidos, Chrysler, en crisis junto al número uno estadounidense General Motors a raíz de la caída de las ventas y errores estratégicos, peleaba desde hace meses por escapar a la bancarrota.
No obstante, existe una posibilidad de recuperación. Esta sería la ruta hasta ella:
Sin sacrificio no hay recompensa.
Todos en la industria sabían desde hace años que los modelos de negocios de las tres grandes automotrices de EE.UU. (General Motors Corp., Ford Motor Co. y Chrysler) estaban destinados al desastre. La crisis financiera está obligando a estos fabricantes —especialmente a GM— a tragarse la medicina que evitaron durante los últimos 10 años.
Pese a lo desagradable que le resultará a GM la supervisión gubernamental y la posible reorganización dentro de una corte de bancarrota, podría emerger libre de deudas, sin fábricas innecesarias, y sin costosas obligaciones con sus jubilados ni la responsabilidad de mantener marcas y concesionarios redundantes.
Una GM reestructurada podría concentrarse en diseñar menos pero mejores autos y camionetas.
Estos cambios en GM y Chrysler podrían impulsar el esfuerzo del líder de Ford, Alan Mulally, para reestructurar la segunda mayor automotriz del país sin ayuda del gobierno ni pasar por la corte de bancarrotas. Sus rivales dejarían de inundar el mercado de vehículos no deseados y rebajas desesperadas que aniquilan los ingresos.
Recortes de producción hoy, auge mañana.
Este año, las tres automotrices de Detroit han despedido a miles de empleados y han recortado drásticamente su producción. Eso ha hecho mella en la acumulación de autos sin vender que está hundiendo los precios. GM, Ford y Chrysler tenían cerca de 1,5 millones de vehículos estacionados a fines de marzo, frente a 2,1 millones en marzo de 2007, según Autodata Corp. Si las ventas repuntan a fines de año o el próximo, las automotrices podrían tener que operar horas extra para satisfacer la demanda, y eso suele significar grandes ganancias.
El gobierno está dispuesto a ayudar.
Los ejecutivos de Detroit han envidiado silenciosamente la atención que sus rivales de Alemania, Japón y China han recibido de sus gobiernos. Ahora, EE.UU. cuenta con su propio Ministerio Automotriz en la forma del grupo de trabajo que Obama designó para la industria. Si el gobierno acaba con participaciones en una Chrysler o GM reestructuradas, Washington tendrá grandes incentivos para adoptar políticas que las ayuden a salir adelante.
¿Qué podría salir mal? Muchas cosas.
La economía.
Si la macroeconomía no despega al menos un poco en 2010, toda la industria —dentro y fuera de EE.UU.— estará en apuros. Los planes actuales de reestructuración de la meca automotriz de EE.UU. dependen de que las ventas recuperen su ritmo y pasen de los menos de 10 millones de vehículos al año de hoy en día a 12 millones o 13 millones anuales como mínimo. Es por eso que los fabricantes están tan ansiosos de que el Congreso siga el ejemplo de Alemania y conceda fondos para programas de intercambio de vehículos viejos por nuevos y así estimular la demanda.
La historia sin fin.
Los procesos de bancarrota expeditos de los que están hablando GM, Chrysler y el gobierno podrían convertirse en embrollos interminables, ahuyentando a consumidores e incapacitando a proveedores. Las referencias a las posibles bancarrotas han minado las ventas en los concesionarios de GM y Chrysler, y afectado los precios de reventa de marcas como Chevrolet y Dodge, dicen los concesionarios.
El gobierno, un socio problemático.
El Congreso y el gobierno exigen que las automotrices produzcan para 2020 flotas de vehículos que sean tan eficientes en el consumo de combustible como los autos europeos de hoy en día. Pero los europeos compran autos pequeños con costosas tecnologías de ahorro de combustible porque sus gobiernos imponen altos impuestos a la gasolina, independientemente de cuáles sean los precios del petróleo en el resto del mundo.
Obama y los líderes del Congreso se han opuesto a una mayor gravación de los combustibles.
Esto preocupa a los ejecutivos de la industria porque temen que si producen los autos modernos y eficientes que Washington pide, los consumidores los rechacen.
Si eso sucede, la rápida reestructuración podría complicarse y hasta repetirse.
Joseph B. White
The Wall Street Journal
La iniciativa para preservar a la compañía estadounidense fundada hace 84 años está lejos de ser definitiva y podría prolongarse en los tribunales, especialmente si los acreedores y concesionarios deciden interponer acciones legales. Funcionarios del gobierno dicen que el proceso de bancarrota podría durar dos meses y aún tiene el potencial de perturbar la frágil industria de los proveedores de autopartes y ahuyentar a los ya desconfiados clientes de Chrysler.
El plan contempla una sociedad entre Fiat y el sindicato de trabajadoresUnited Auto Workers (UAW), una de las estructuras de propiedad más peculiares en la tortuosa historia de Chrysler. La medida podría allanar el camino para General Motors Corp., cuyo plazo dado por el gobierno para reorganizarse vence en un mes.
La decisión de frenar con un proceso de bancarrota el prolongado declive de Chrysler, que hizo popular los Jeep y las minivans, marca la última de una serie de intervenciones gubernamentales extraordinarias en la economía de Estados Unidos. En meses anteriores, Washington se hizo con participaciones en bancos en problemas y en el gigante de seguros American International Group Inc.
Con la medida, el gobierno demostró su férrea voluntad de proteger los empleos de los miembros del sindicato UAW y a salvar al tercer fabricante de automóviles de EE.UU., aunque eso perjudique a los acreedores no asegurados de Chrysler.
Críticos dentro del grupo de acreedores dijeron que el acuerdo dejaría por el suelo prácticas establecidas del proceso de bancarrota, al darle prioridad a los acreedores secundarios sobre los asegurados.
El inicio del proceso de bancarrota en una corte de Nueva York representó el fin de meses de enfrentamientos que empezaron el año pasado cuando Chrysler y General Motors Corp. le pidieron al gobierno estadounidense un paquete de rescate. Esto finalizó con un acuerdo para que Fiat asuma el control de Chrysler, un nuevo pacto sindical que cubre a unos 150.000 trabajadores y jubilados y un polémico intercambio de deuda por efectivo.
El Departamento del Tesoro de EE.UU. contribuirá con US$3.300 millones en fondos para pagar las cuentas de Chrysler durante el proceso de bancarrota, US$2.000 millones de los cuales se usarán para pagarles a los acreedores. El gobierno está preparado para inyectar US$4.760 millones adicionales para que la automotriz siga operando durante los próximos meses. Este monto se suma a los US$4.000 millones que el gobierno ya le ha prestado a la compañía en meses recientes, una deuda que será perdonada como parte de las negociaciones con el sindicato y los acreedores.
El anuncio fue una victoria no muy clara para el presidente Obama, quien en un discurso ayer tuvo que explicar por qué planeaba salvar a Chrysler y sus empleados, obligándola a declararse en bancarrota. Una sociedad con Fiat, dijo, le daría ahora a Chrysler no sólo "una oportunidad de sobrevivir, sino de prosperar en el marco de la industria automotriz global".
Desde hace tiempo que el equipo de Obama había identificado las ventajas de hacer desaparecer los pasivos más onerosos de Chrysler a través de un procedimiento de bancarrota. Fiat ahora puede elegir las operaciones y los negocios que quiera y deshacerse con mayor facilidad de cientos de acuerdos con concesionarios y otras obligaciones.
A la vez, en una nueva muestra de las fuertes tensiones entre Washington y Wall Street, el presidente y sus asesores culparon de lleno por la solicitud de bancarrota a un grupo de unas 20 pequeñas firmas de inversión y fondos de cobertura. Este grupo votó contra la última oferta del gobierno para eliminar US$6.900 millones en deuda.
"Decidieron esperar que surgiera la posibilidad de un rescate injustificado con fondos de los contribuyentes", acusó Obama. El legislador demócrata John Dingell calificó a los acreedores que se negaron a canjear la deuda como "fondos de cobertura deshonestos" y "buitres", y afirmó que "ahora se lidiará con ellos como corresponda en la corte".
Los más sumisos entre los grandes acreedores de Chrysler —entre ellos J.P. Morgan Chase & Co. y Citigroup Inc.— han recibido cientos de miles de millones de dólares en ayuda del Tesoro.
Fiat no contribuirá con dinero. Se ha comprometido con lo que ha caracterizado como miles de millones de dólares en nuevas tecnologías y plataformas para nuevos vehículos.
Los bancos más pequeños representan cierta amenaza al proceso de reestructuración de Chrysler, que más allá de eso podría ser relativamente tranquilo, según abogados y banqueros involucrados en el caso. Estos probablemente argumenten en la corte que EE.UU. está pasando por alto leyes contractuales y de bancarrota, además de protecciones constitucionales contra la confiscación de la propiedad privada.
El gobierno estadounidense ha dicho en repetidas ocasiones que no tiene planes de administrar Chrysler ni de dictar su plan de negocios. Pero su rol central en el futuro de la empresa ha llevado al gobierno a participar en una empresa privada de una forma que no se veía desde hacía décadas.
Neil King Jr. y Jeffrey McCracken
The Wall Street Journal
Además, el mensaje de la Casa Blanca de comprar vehículos estadounidenses, repetido ayer por el presidente estadounidense, Barack Obama, durante su alocución sobre el estado de Chrysler, parece estar surtiendo efecto.
En abril, las pérdidas de ventas de General Motors (GM) y Ford fueron considerablemente inferiores a las de Toyota, en contraste con la tendencia de los últimos años.
Mientras que la demanda de vehículos de General Motors cayó un 33.7 por ciento y la de Ford un 31.6 por ciento, Toyota, el primer fabricante mundial de automóviles, perdió casi un 42 por ciento.
Los directivos de GM (que tiene hasta el 1 de junio para evitar la quiebra en la que ayer se declaró Chrysler) agradecieron hoy públicamente a Obama el apoyo que está demostrando por el sector estadounidense.
"Los comentarios ayer del presidente animando a los consumidores a comprar automóviles estadounidenses fueron también muy positivos", afirmó Mark LaNeve, vicepresidente de GM para Ventas en Norteamérica.
LaNeve añadió a través de un comunicado, que "el presidente volvió a repetir nuestra creencia de que GM será parte de un sector del automóvil fuerte y viable durante muchos años y los consumidores deberían sentirse muy cómodos comprando nuestros vehículos".
Pero lo que es más alentador para los dos fabricantes estadounidenses es que comparadas con las cifras de marzo de este año, las ventas de abril son positivas.
General Motors (GM), que vendió 173 mil 7 vehículos el mes pasado frente a los 260 mil 922 del mismo periodo del 2008, dijo que en comparación con las ventas de marzo, la demanda de sus vehículos aumentó un 11 por ciento, unos 16 mil 600 automóviles.
Y Ford, el único de los Tres Grandes de Detroit (GM, Ford y Chrysler) que no ha tenido que solicitar ayudas públicas para seguir operando y que vendió en 134 mil 401 vehículos en abril, dijo que por sexta vez en los pasados siete meses, su cuota de ventas a particulares aumentó.
Ford también destacó que los nuevos autos del grupo están disfrutando de un gran éxito en el mercado y anticipó que el futuro empieza a ser cada vez más esperanzador especialmente para la compañía.
"No teníamos un sucesión como ésta desde mediados de la década de los años 1990, cuando nuestra cuota de mercado alcanzó su punto más alto. Así que alcanzar un nivel tan consistente de aumentos de la cuota de mercado con particulares durante un periodo de siete meses es muy, muy alentador", afirmó el analista de Ford, George Pipas.
Mientras, Chrysler (que ayer se declaró en quiebra tras fracasar en el intento de renegociar su deuda con sus acreedores) perdió un 48 por ciento de la demanda en abril, una caída que todavía no refleja los efectos de la suspensión de pagos entre los consumidores estadounidenses.
Pero Jim Press, vicepresidente del consejo de administración y presidente de Chrysler, coincidió en que a pesar de la caída de las ventas, la demanda se está estabilizando.
"El sector parece haberse estabilizado. Sabemos dónde está el fondo y a medida que la economía lucha por recuperarse, las ventas de vehículos deberían hacer lo mismo", añadió Press.
Pipas también dijo que hay indicaciones "que sugieren que estamos cerca o en el punto más bajo de ventas de automóviles y que la contracción de la economía está empezando a amainar".
"Así que nuestro punto de vista es que, sin mencionar los problemas relacionados a GM y Chrysler, la economía está preparada para empezar a crecer y que podríamos ver una pequeña recuperación en la segunda mitad del año", añadió Pipas.
GM, que está preparándose para aprovechar esa recuperación en el segundo semestre del año, dijo que espera reducir sus inventarios de vehículos de los 742 mil actuales a 525 mil a finales de julio.
En las próximas semanas, el fabricante cerrará temporalmente varias plantas para reducir su producción en unos 190 mil vehículos.
Así, que en el segundo trimestre del año producirá 390.000 vehículos, un 53 por ciento menos que en el mismo periodo de 2008.
(Con informacíón de EFE/RSC)
La acción de reestructuración aplica únicamente a la casa matriz en el territorio estadounidense por lo que México y Canadá se encuentran excluidos.
Según información del portal Vanguardia, fuentes de la compañía en México informaron que el término “bankrupcy” en Estados Unidos significa reestructuración por lo que “no es una quiebra, es sólo y una reestructura que va a llegar a una empresa más fuerte”, consignó el comunicado de prensa.
De esta forma, los salarios, el personal y la producción en nuestro país continuarán de forma normal por lo que se llevarán a cabo diferentes paros técnicos en sus respectivas plantas de ensamble de autos y motores, mismos que serán escalonados y durarán de 4 a 8 semanas. Aunque dichos paros no tienen nada que ver con la declaración de bancarrota en los Estados Unidos.
RDS
LaSorda se unió a Chrysler en el 2000 y fue el principal jefe de producción de la compañía. Antes de llegar a Chrysler trabajó en General Motors Corp.
Mientras Chrysler comparecía en el viernes en su primera audiencia de bancarrota en una corte de Manhattan, documentos judiciales revelaron que la renqueante compañía planea cerrar cinco plantas más en Michigan, Misurí, Ohio y Wisconsin, donde trabajan cerca de 4.800 personas. Chrysler dijo que estos trabajadores recibirán ofertas de empleos en otras plantas.
Dos de las otras plantas que no serán parte de la empresa modernizada fueron cerradas el año pasado, y la tercera ya estaba programada para reemplazarse por una nueva fábrica.
Las ocho plantas quedarían fuera del trato con Fiat, que compraría los bienes más valiosos de Chrysler en la bancarrota. En vez de eso, la "nueva Chrysler" rentaría las plantas y luego las cerraría para diciembre del 2010.
"Mientras algunas fábricas podrían cerrar, se ofrecerá empleo con la nueva empresa esencialmente a todos los trabajadores de Chrysler", dijo la portavoz de la manufacturadora estadounidense, Dianna Gutiérrez.
Una serie de mociones aprobadas el viernes en una audiencia breve y rápida desató una cadena de acontecimientos con la meta de asegurar que el proceso de bancarrota sea rápido y "quirúrgico", tal como Chrysler y el gobierno federal lo han prometido.
Se programó otra audiencia judicial sobre bancarrota para el lunes en Manhattan. Se prevé que Chrysler pida al juez Arthur González que le permita utilizar una nueva infusión de capital de 4,500 millones de dólares en créditos del Departamento del Tesoro para seguir funcionando bajo la bancarrota.
La abogada de Chrysler, Corinne Ball, del bufete de Jones Day, dijo que los 4.500 millones de dólares en créditos y la venta a Fiat representa "un importante salvavidas" para los concesionarios, proveedores y clientes de Chrysler.
“Debemos avanzar con celeridad en este proceso'', dijo la letrada al juez.
El magistrado no perdió un momento tras entrar a la sala, inició ágilmente diciendo: “Por favor siéntense. ¿(Diga usted), abogado de los deudores?''
Después que un abogado que representa a los distribuidores de Chrysler describió su papel en la viabilidad de la empresa, González le interrumpió en dos ocasiones y luego dijo:
“Creo que ha expresado claramente su punto".
Al finalizar la audiencia, el juez había tomado decisiones sobre seis mociones en alrededor de una hora.
Ball destacó que las gestiones de reestructuración son apoyadas por los concesionarios, abastecedores y la mayoría de sus acreedores.
Chrysler, la tercera empresa automotriz del país, se declaró en bancarrota la víspera después que un grupo de acreedores no se plegó a las presiones gubernamentales y rechazó su sugerencia de que condonaran las deudas de la firma. La empresa piensa resurgir en 30 días como una entidad más chica que, a la postre, tendría como accionista mayoritaria a Fiat.
RDS
En las dos plantas que funcionan en Canadá trabajan unos 7.000 empleados.
Chrysler presentó oficialmente el jueves la declaratoria de insolvencia en un tribunal de Nueva York y anunció una suspensión de la producción en su mayor parte. Sólo una vez que se resuelva el proceso de insolvencia se volverá al nivel normal.
El presidente de Chrysler, Bob Nardelli, informó que supervisará el proceso de insolvencia y que dejará el cargo una vez que haya sido cumplimentado. Su vice Tom LaSorda anunció el viernes su renuncia inmediata.
La Casa Blanca había recalcado que durante el proceso de insolvencia no se producirán cierres de fábricas ni despidos.
El principal sindicato, la Unión de Trabajadores Automotrices (UAW) será el accionista mayoritario de la nueva automotriz Chrysler, a través de su fondo de salud, VEBA, que estará a cargo del 55% luego del proceso de insolvencia. El gobierno norteamericano asumirá el 8% de la participación en la compañía, mientras que Canadá lo hará con el 2 por ciento. Por su parte, Fiat tendrá una participación del 20% en la empresa norteamericana y sólo participará en forma mayoritaria cuando los créditos estatales hayan sido saldados.
Chrysler recibió créditos multimillonarios de Washington y pretendía obtener más ayudas estatales. El fabricante automotor tiene deudas por más de 6.900 millones de dólares.
Fuente: DPA
El jueves de esta semana, Chrysler –junto con Ford y General Motors son considerados los Tres Grandes de Detroit– fue forzada a declararse en quiebra por un reducido grupo de acreedores. Algunos proveedores de la automotriz decidieron dejar de suministrar componentes, lo que obligó al cierre inmediato de varias plantas de la terminal y la suspensión de forma temporal de centenares de trabajadores. Obama responsabilizó a ese reducido grupo de acreedores de Chrysler de provocar la quiebra al negarse a aceptar la oferta realizada por el gobierno para canjear la deuda. “Nadie debería confundirse sobre lo que el proceso de quiebra significa. Esto no es una muestra de debilidad sino un paso más en el camino, claramente marcado, de recuperación de Chrysler”, agregó Obama.
La Casa Blanca identificó a 46 bancos y fondos de inversión a los que la automotriz debe 6900 millones de dólares. Estos rechazaron la oferta del Departamento del Tesoro de canjear esa deuda por unos 2250 millones de dólares en efectivo. Eso desencadenó la declaración de quiebra.
La alianza con Fiat no impidió la bancarrota, pero le permitirá salir de la suspensión de pagos en los próximos dos meses. El mandatario estadounidense aseguró que el proceso “será rápido”. Chrysler presentó la solicitud ante el Tribunal de Quiebras del distrito meridional de Nueva York y una moción ante el juez para solicitar la rápida aprobación de la alianza con Fiat y la venta de sus activos principales a la nueva compañía. La firma aseguró que en 30 o 60 días debería surgir una nueva empresa “más concentrada”, que probablemente mantendrá el mismo nombre. El acuerdo con Fiat permitirá a Chrysler el uso “de toda su propiedad intelectual” a cambio del 20 por ciento del capital de la nueva compañía.
Por su parte, el mensaje de la Casa Blanca de comprar vehículos estadounidenses repetido anteayer por Obama parece estar surtiendo efecto. En abril las pérdidas de ventas de General Motors y Ford fueron considerablemente inferiores a las de Toyota, en contraste con la tendencia de los últimos años. Mientras que la demanda de vehículos de GM retrocedió un 33,7 por ciento y la de Ford un 31,6 por ciento, la compañía japonesa Toyota, el primer fabricante a nivel mundial de automóviles, perdió casi un 42 por ciento.
Sin embargo, lo más alentador para el sector fue que los dos fabricantes estadounidenses mostraran un incremento en la comercialización en comparación con los números de marzo. General Motors, que vendió 173.007 unidades el mes pasado frente a los 260.922 del mismo período del año anterior, dijo que en comparación con las ventas de marzo la demanda de sus vehículos aumentó un 11 por ciento. Ford, el único de los Tres Grandes de Detroit que no ha tenido que solicitar ayudas públicas para seguir operando y que vendió 134.401 vehículos en abril, aseguró que por sexta vez en los pasados siete meses su cuota de ventas a particulares creció.
Las ventas de la alemana Daimler, separada de Chrysler, cayeron 30,7 por ciento respecto del mismo período de 2008 hasta 15.910 vehículos. Los despachos de su modelo Smart se desplomaron a casi la mitad, en un 49,9 por ciento a 1345 unidades. En tanto, la comercialización de Mercedes-Benz retrocedió 28,1 por ciento, a 14.565 unidades.
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