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¡Hola Cosmos! Soy Irán |
Por lo visto, Irán cumplió su promesa y antes de que terminara el presente año del calendario persa (el 20 de marzo) lanzó al espacio su cohete portador con el primer satélite nacional "Omid" (Esperanza).
El despegue exitoso del cohete ocurrió en la madrugada del 3 de febrero y la mayoría de las agencias de prensa (y también las iraníes) informaron que el satélite desde la órbita trasmitió a la Tierra un mensaje del presidente iraní en ocasión del histórico acontecimiento que, "oficialmente marcó la presencia de Irán en el espacio".
Aunque el lanzamiento del satélite iraní supone una noticia notable en el contexto de la historia de cosmonáutica y el desarrollo de los países en general. Las particularidades técnicas del lanzamiento y del artilugio no suponen ningún atractivo o novedad.
Es poco importante si el satélite "Omid" funcionará unos cuantos días o varios meses, ya que esos plazos están condicionados a los parámetros balísticos característicos de los vuelos suborbitales.
A nuestro juicio, lo importante es que Irán aspira a desarrollar su propio programa espacial al disponer de los recursos técnicos y humanos necesarios para conseguirlo.
El lanzamiento de su primer satélite con tecnología nacional evidencia que Teherán ha tomado en muy en serio su participación en la exploración del cosmos.
En la mayoría de los casos, el lanzamiento de satélites y aparatos realizados por países causa admiración y orgullo hacia el país protagonista y en ningún caso recelo o temor.
En este sentido, el programa espacial de Irán islamista ha tenido repercusiones muy peculiares, en parte, por opiniones preconcebidas de fuerzas influyentes en el mundo con la ayuda de medios de información.
Desafortunadamente, las aspiraciones espaciales de Irán declaradas pacíficas por las autoridades de Teherán han sido catalogadas por un amplio sector de expertos occidentales como una de las componentes para la fabricación de armas nucleares.
¿Existen motivos de preocupación a partir del éxito logrado en el último lanzamiento hecho por Irán? En principio, si los hay.
A partir de un país abstracto y la valoración de hechos concretos, se puede afirmar que los lanzamientos exitosos de cohetes balísticos de alcance intermedio, simultáneamente a lanzamientos de cohetes a vuelos suborbitales suponen la existencia de posibilidades técnicas para la ejecución de pruebas de armamento balístico estratégico.
Pero no hay ningún fundamento incluso el más mínimo para suponer que un país tras lanzar varios cohetes pueda a corto plazo poner en servicio activo sistemas de armamento nuclear eficaces.
La existencia de armas nucleares está determinada por una serie de parámetros concretos, y los principales son la inmediata capacidad operativa de esas armas y las posibilidades del sistema (portadores y ojivas) de desarrollar bajo cualquier circunstancia, todo el algoritmo de vuelo que es extremadamente complejo.
En las condiciones actuales, con la existencia de sistemas de alerta sobre lanzamiento de cohetes y recursos de intercepción la existencia de una o algunas unidades de armamento nuclear incluso exitosamente comprobadas están condenadas al fracaso.
La capacidad operativa del arsenal nuclear lo determina la rapidez de reacción ante bruscos cambios de la situación y la capacidad de adoptar y cumplir la decisión más adecuada.
En este sentido, es muy ilustrativo el ejemplo de la Unión Soviética. Así, en las etapas iniciales de su desarrollo, los preparativos para el lanzamiento del famoso cohete balísticos R-7 era de diez horas, y no obstante, las autoridades comunistas afirmaban estar en condiciones de asestar un ataque nuclear contra el territorio de Estados Unidos.
Potencialmente esa posibilidad existía, pero si se tiene en cuenta el tiempo que se necesitó para preparar el cohete, las posibilidades de éxito de ese ataque eran mínimas.
Por esta razón, no hay ningún fundamento para suponer que Irán a partir del lanzamiento de su satélite nacional ya se encuentra en la recta final, y su armamento nuclear (que entre otras cosas todavía no ha aparecido) cumpla los requisitos operativos que requiere el armamento nuclear estratégico moderno.
Además, una cosa el lanzar un satélite a una órbita cercana y otra muy diferente efectuar el lanzamiento de un cohete en vuelo de trayectoria espacial para ubicar una ojiva nuclear en su blanco a distancias intercontinentales.
Y para ilustrar mejor este aspecto, es útil recordar de nuevo las experiencias de la URSS, que tras obtener la bomba nuclear tuvo que recorrer un largo y complicado camino hasta que pudo conseguir el codiciado "garrote nuclear" para intimidar a sus adversarios.
Los científicos soviéticos tuvieron que pasar cantidades inimaginables de pruebas y experimentos para solucionar los problemas relacionados con la destrucción de las ojivas nucleares en el momento de reingreso a las capas densas de la atmósfera y el restablecimiento de los sistemas de navegación para que la carga pudiera impactar con exactitud en el blanco.
En realidad, el histórico "bip-bip" emitido por el primer satélite artificial lanzado por el hombre en 1957, no fue más que un episodio de la grave crisis que vivió el programa militar nuclear soviético.
En otras palabras, los responsables del programa nuclear soviético promovieron el proyecto del satélite "Sputnik" para por cierto tiempo, desviar la atención de la élite comunista que para ese momento, sólo estaba interesada en el desarrollo del armamento nuclear.
Es verdad que el efecto obtenido por el "Sputnik" y la resonancia mundial que tuvo el primer satélite artificial de la historia sobrepasó todas las expectativas, pero esa ya es otra historia....
Andrei Kisliákov
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDIRÁ OBLIGATORIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
(continue)

Etiquetas: conocimiento, inteligencia, medios, memoria, multitud, politica.
Fernández, que ha hecho estas declaraciones en un discurso el jueves por la noche pronunciado en el seminario “Una mirada al Irán contemporáneo”, que se ha celebrado en el marco de la Semana Cultural con ocasión del trigésimo aniversario de la Revolución iraní, ha agregado que “estos éxitos son fruto de la Revolución islámica, que es la que ha dado lugar para que Irán se distancie pronto del tercer mundo y se coloque hoy entre los países adelantados”.
El lunes por la noche fue lanzado al espacio y puesto en órbita terrestre al satélite iraní Omid (Esperanza).
Tanto el satélite como el cohete lanzadera Safir 2 con el que ha sido colocado en el espacio han sido diseñados y fabricados por ingenieros de la industria aeronáutica de Irán.
En el proyecto espacial han participado sectores nacionales como SA IRAN, el Ministerio de Defensa, empresas privadas y universidades.
Entre las misiones de este satélite que inicia la carrera espacial de Irán, cabe destacar el establecimiento de contacto recíproco con otros satélites y estaciones terrestres las cuales determinan la órbita tras su separación del cohete que los transporta, y telemetría para la transmisión de datos internos a estaciones terrestres con el fin de determinar su situación interna.
El Omid es un satélite de comunicaciones con unas dimensiones de 40 x 40 x 40 cms, 27 kgs de peso en posición de cerrado, con un control de temperatura pasivo y que emite en la banda de frecuencia UHF. Su seguimiento se realiza mediante 8 estaciones en tierra.
El Omid gira 15 veces alrededor de la tierra cada 24 horas.
El Omid, en el que se comenzó a trabajar en marzo de 2006, fue presentado oficialmente hace un año en una ceremonia a la que asistió el presidente de la nación.
Meses más tarde, en agosto, fue lanzado al espacio de manera experimental y con éxito el Safir 1, iniciándose así la carrera espacial de Irán.
El pasado 2 de febrero, el cohete iraní Safir-2 llevó al espacio extraterrestre el satélite Omid ("Esperanza"), el primero que había sido fabricado en Irán. El artefacto pesa casi 27 kilos y va a permanecer más de dos meses en una órbita cuyo perigeo (el punto más cercano a la Tierra) alcanza 250 Km, y el apogeo (punto más lejano) ronda 450 Km.
El cohete Safir-2 consta de dos etapas, pesa 26 toneladas, tiene una longitud de 22 metros y 1,25 metros de diámetro.
Occidente manifestó preocupación por este lanzamiento sospechando que Irán busca desarrollar misiles balísticos capaces de portar armas nucleares. Teherán, entretanto, sostiene que sus programas espaciales y de energía nuclear persiguen fines estrictamente civiles.
La Organización Aeroespacial trazó un amplio plan para el proyecto y varias instituciones académicas y de investigación deben intervenir para llevar a cabo una misión espacial exitosa para 2021, dijo.
El 3 de febrero, el satélite de telecomunicaciones ligero Omid (Esperanza) de Irán fue lanzado al espacio por el cohete portador de satélites Safir 2 de fabricación iraní.
Equipado con dos bandas de frecuencia y ocho antenas, Omid transmitirá información hacia y desde la Tierra mientras gira alrededor del planeta 15 veces al día.
Después de estar en órbita entre uno y tres meses, Omid regresará a la Tierra con datos que ayudarán a los expertos iraníes a enviar un satélite de operaciones al espacio.
(Xinhua)
Ahmadineyad tenía razón, con ayuda de un cohete portador Safir-2 (emisario) el 2 de febrero en la órbita terrestre fue ubicado exitosamente el primer satélite nacional de Irán Omid (esperanza). Con ese lanzamiento, Irán se convirtió en el octavo país del mundo (después de Rusia, Estados Unidos, Francia, China, India, Japón e Israel) en capacidad de realizar lanzamientos espaciales por sus propios medios.
Formalmente, el primer satélite artificial de la Tierra (SAT) iraní que voló en torno a la orbita terrestre se considera el satélite Sinah-1 construido en Rusia y puesto en órbita por un cohete ruso Kosmos-3M lanzado desde cosmódromo de Plesetsk, en 2005.
Pero con ese lanzamiento la cooperación espacial ruso-iraní se interrumpió porque Teherán optó por cooperar en asuntos espaciales con China con el objetivo de desarrollar su propia industria espacial y en consecuencia, su propio programa espacial.
A consecuencia de esa cooperación con China y Tailandia, los iraníes construyeron el satélite "Environment-1" que fue puesto en órbita con ayuda de un cohete chino en septiembre de 2008.
La primera vez que Teherán informó de que había puesto en órbita un SAT con su propio cohete portador fue el 26 de enero de 2007, pero esa información no pudo ser comprobada fuentes independientes. Los expertos consideran que en esa ocasión los iraníes lograron el lanzamiento de una denominada "sonda", que no alcanzó una altura determinada pero no pudo describir una vuelta completa en torno de la Tierra (órbita) y en consecuencia el artefacto lanzado no pudo considerarse SAT.
Tras ese fracaso, Irán se dedicó a los vuelos suborbitales el primero de ellos un mes más tarde al lanzamiento fallido y en esta ocasión, en calidad de cohete portador utilizaron un cohete Shehab-3 A.
Teherán continuó los trabajos científicos de investigación construcción experimentación en este campo y en 2008 las agencias de prensa internacionales informaron de que cohetes iraníes realizaron vuelos suborbitales exitosos, aunque también hubo fracasos, como el ocurrido el 16 de agosto con un cohete Safir-1.
El 4 de febrero de 2008, Irán experimentó el cohete de una fase Kaweshgyar-1 (Investigador) creado en base al misil de alcance medio Shehab-3B. Simultáneamente a este acontecimiento tuvo lugar la revisión final del recién creado Centro Nacional Espacial, localizado a 60 kilómetros al suroeste de la ciudad de Semnan.
El 26 de noviembre del mismo año, Irán realizo los lanzamientos de al menos dos cohetes Kaweshgyar-2. Según la prensa, ambos artilugios alcanzaron alturas de 200 y 250 kilómetros sobre la superficie de la tierra, y trascurridos 40 minutos, las fases finales de los cohetes descendieron a la Tierra con ayuda de paracaídas.
Los expertos consideran que es muy probable que en esta ocasión, los iraníes instalaron en la fase final de los cohetes maquetas de satélites.
Para Teherán el éxito rotundo ocurrió el 2 de febrero de 2009, cuando el cohete de dos fases Safir-2 (emisario) construido por especialistas iraníes, ubicó al primer SAT iraní Omid (esperanza) en una órbita baja con un apogeo (altura máxima) de 450 kilómetros y un perigeo (altura mínima) de 250 kilómetros.
Omid fue un satélite de experimentación acondicionado únicamente con los instrumentos de control, medios de comunicación y una fuente propulsora propia.
Esta última particularidad de diseño se debió a que los propulsores de los cohetes iraníes todavía no pueden ubicar un SAT de peso completo incluso en órbitas bajas, y por esa razón, el Omid tuvo que utilizar propulsores propios.
En la mayoría de los casos en calidad de portadores se utilizan cohetes de tres fases. Irán está investigando activamente en este campo en la fabricación de los cohetes Shehab-5 y Shehab-6 fabricados en base a los cohetes norcoreanos Taepodong-2. Según supones expertos, los cohetes análogos iraníes tendrán una primera y segunda fase con propulsores que consumen combustible líquido y una tercera fase con propulsores de combustible sólido.
En el campo de la investigación espacial Irán tiene amplios planes, así en a corto plazo se espera el lanzamiento de los cohetes Kawehgyar-3 y Kaweshgyar- 4 con animales a bordo, y en los próximos diez años está previsto el vuelo del primer cosmonauta iraní.
La noticia sobre el lanzamiento exitoso del primer satélite iraní en torno a la órbita terrestre tuvo reacciones dispares en todo el mundo. La OTAN vio enseguida una amenaza para Israel y algunos países europeos compartieron la misma opinión al valorar el alcance de los cohetes iraníes en 2.000 y 2.300 kilómetros.
En cuanto a las perspectivas del programa espacial iraní, vale la pena resaltar que para Teherán será muy difícil asignar los recursos necesarios para continuar el programa en condiciones de bajos precios en el petróleo y la crisis económica mundial. Es muy probable que Irán no pueda sostener el desarrollo de su cosmonáutica como otros países, por ejemplo, China.
La rentabilidad del programa espacial iraní incluso si se trata de una flotilla pequeña de satélites es muy limitada ante otros países con más experiencia en el mercado de servicios espaciales como Rusia, EEUU, y Francia.
Vladimir Yevseiev colaborador del Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales (Academia de Ciencias de Rusia).
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDIRÁ OBLIGATORIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
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