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En las puertas de una rebelión |
El semanario inglés The Economist -que posee habitualmente un discurso conservador inteligente- cayó en la trampa de lo obvio en su edición de esta semana cuando concluyó que las manifestaciones en Grecia hablaban de "la necesidad de reforma" en ese país. La realidad es que no solo la sociedad griega está gritando por alguna forma de cambio -político, económico, social- sino que lo mismo podría decirse, sin temor a error, de casi cualquier otro lugar de la tierra.
Otras veces las verdades de Perogrullo son escondidas del debate público en un esfuerzo por desalentar el sentido común en la opinión pública. El reciente fracaso del Congreso estadounidense cuando intentó aprobar un plan de rescate para la industria nacional automotriz -Chrysler, General Motors y Ford- es explicado ahora por vía de la negativa de las organizaciones gremiales del sector a aceptar recortes de salarios para equipararlos a los que se pagan por la misma tarea en Japón (en promedio cuatro dólares menos por hora).
¿No es demasiado cargar sobre las espaldas de trabajadores, que en un número cercano a los tres millones pueden perder sus empleos, si las tres grandes de Detroit cierran sus puertas? ¿Fueron ellos los que llevaron a la industria a este precipicio mientras que los directivos y ejecutivos que tomaron las decisiones buscan ahora socializar las pérdidas a través de la asistencia estatal después de décadas de fabricar modelos que devoran combustible fósil y que pocos consumidores quieren ya?
Ya sea que se lo use como cortina o que se lo esconda en el debate público, lo obvio está mostrando que -en el contexto de la peor crisis de la economía global en los pasados cien años- aun no estamos leyendo de modo cabal la realidad y, por eso mismo, dejamos de ver sus peligros y oportunidades.
¿Qué hizo del conservador primer ministro griego Costas Karamanlis, una figura popular, el jefe del desaguisado griego que ahora muchos se preguntan si es el comienzo de una rebelión que terminará por envolver a buena parte de la Unión Europea? Es verdad que los griegos tienen una larga tradición levantisca que, en su versión actual, se remonta a 1973 con la revuelta del Politécnico de Atenas que inauguró el último año de una década de dictadura militar.
La última ola de violencia tuvo como detonador la muerte de un adolescente a manos de la policía de gatillo fácil, que también la hay en otras partes. En el torbellino vino también la disconformidad de los jóvenes griegos con su sistema de educación, en un futuro que se les insinúa como carente de promesa laboral y en el final de una etapa de prosperidad -mal distribuida, pero prosperidad al fin- que le permitió a su economía crecer a algo más del cuatro por ciento anual hasta el 2007.
Este parece haber sido el secreto de Karamanlis que le permitió dos mandatos consecutivos y una fortaleza a su imagen aun cuando su partido, Nueva Democracia, tiene una situación de mayoría exigua en el Parlamento que hace meses lo tiene bajo el peligro de un voto de desconfianza que lo haría perder el gobierno.
Pero las preguntas que se formulan insistentemente ahora, están relacionadas con la posibilidad de que lo de Grecia sea apenas el comienzo de algo más vasto, sobre todo después de que en Roma se insinuara un movimiento de solidaridad con la protesta griega. ¿Hay que leer lo de Atenas como otra faceta del problema que ya Francia conoció en 2005 y 2007 en las banlieues repletos de jóvenes marginados inmigrantes o hijos de inmigrantes?
Los que rechazan estos interrogantes dicen que lo de Atenas tiene como dínamo especial a unos mil militantes anarquistas que, cada tanto reciben el respaldo de la clase media acomodada. Nada tienen que ver con los habitantes de las banlieues. Pero esto huele a ejercicio para despejar las nubes de tormenta con las manos.
La lógica detrás de esta visión sostiene que lo que traerá la crisis es un temor generalizado y definido por la pérdida del empleo, una sensación que siempre aconseja no desafiar y rodea de conformismo. La consecuencia, afirma, será más disciplina social, especialmente entre los más vulnerables. Para algunos esta es la cara más simpática de la crisis.
Esta es una apuesta riesgosa. La historia no avala la idea de paz social en tiempos de escasez y privación. Y si algo enseñó más de dos décadas de cultivar la economía de mercado como teología, es el error de proyectar un orden social basado en la exclusión de grandes segmentos de población.
Sencillamente no se puede hacer -al menos no se puede hacer en armonía y paz- y sería duplicar el yerro aplicar un esquema de resolución de la crisis que mantuviese esa ortodoxia de exclusión. La resolución de esa crisis deberá incluir una recomposición más justa en la distribución de la riqueza si pretende tener éxito.
(continue)

Etiquetas: conocimiento, inteligencia, medios, multitud, politica, violencia.
Al contrario de lo que hicieron con las movilizaciones del gobierno y del "campo", los medios y sus conductores minimizaron y le quitaron relevancia informativa a la convocatoria (la mayoría solo hablaba de "una marcha" a Plaza de Mayo, sin más comentarios), escondieron sus objetivos, y aunque proyectaron imágenes se cuidaron de no recoger testimonios comprometedores de los participantes y organizadores.
Los diarios del sábado (incluido Clarín) omitieron cualquier comentario o análisis sobre los alcances y las implicancias político-sociales de la movilización en Plaza de Mayo, y solo se limitaron a informar sobre la "tarde de pesadilla" que vivieron el viernes los transeúntes y automovilistas por el caos del tránsito a raíz de la marcha del hambre.
Los canales, encabezados por Todo Noticias del Grupo Clarín (hoy nuevamente "defensor" de los Kirchner), exacerbaron a sus televidentes con el "caos vehicular" y el corte de accesos a la capital producido por la "marcha", a la que despojaban de todas sus connotaciones y significados.
La actitud de los controladores y manipuladores de la información y opinión pública en la Argentina, reveló y actuó como primera señal del miedo a la crisis social que acosa tanto al gobierno de los Kirchner como a las corporaciones del poder capitalista que controlan el sistema económico productivo y el comercio exterior de la Argentina.
La masiva demostración de la CTA y las organizaciones de izquierda dejó, en cambio, tres señales contundentes ocultadas por el aparato mediático y por sus empleados:
1- La movilización del viernes se anticipa y es reveladora del carácter masivo que van a tener de ahora en más las marchas como respuesta a la crisis social que se avecina (como emergente de la crisis recesiva mundial proyectada en la Argentina), y cuya columna vertebral va estar conformada por las organizaciones y sindicatos de izquierda que el viernes colmaron Plaza de Mayo.
2- La masiva concentración dejó en claro que se quebró definitivamente la alianza del matrimonio Kirchner con sectores sindicales y sociales de izquierda, y que, de ahora en más, al desgaste y decadencia de su imagen pública se va a sumar su giro inevitable hacia el aparato del PJ y las corporaciones económicas y políticas del poder imperial en la Argentina.
3- Los gremios y organizaciones de izquierda presentes el viernes en Plaza de Mayo van a tener un protagonismo central en las huelgas y movimientos de resistencia callejera que se avecinan como respuesta a la "crisis social" generada por los despidos en masa y recortes salariales que ya comienzan a cobrar forma cada vez más definida en la Argentina.
Los especialistas estiman que la Argentina, con más del 60% de su población laboral empleada en "negro" y con "contratos precarios", va a ser uno de los primeros países de la región en ser impactados a pleno por la crisis recesiva importada desde los países capitalistas centrales.
El quiebre de la "paz social", que podría llegar a desarrollarse a escala planetaria (con el consecuente quiebre de la "estabilidad económica" y la "gobernabilidad política") coloca al sistema capitalista ante la disyuntiva de reprimir los conflictos y las protestas sociales que comienzan a extenderse desde Europa a todo el planeta.
Estos son los puntos centrales que explican porqué en la Argentina la corporación mediática (el nuevo ejército de represión y control social) ocultó sistemáticamente y/o manipuló la información sobre la masiva convocatoria de la izquierda en Plaza de Mayo.
La movilización del viernes, pacifica (por ahora) y prolijamente organizada, vertebró junto a la CTA a organizaciones combativas callejeras como "Quebracho", el Movimiento Teresa Rodríguez o el Frente Darío Santillán con organizaciones piqueteras como Libres del Sur y Barrios de Pie que se abrieron del kirchnerismo.
Alrededor de la 19.30 del viernes (hora Argentina) la histórica Plaza de Mayo se encontraba completamente colmada. Su superficie, que se extiende entre las calles Hipólito Irigoyen, Bolívar y Rivadavia estaba atestada de manifestantes que en forma compacta cubrían todos los espacios, mientras largas columnas (de hasta tres cuadras) seguían avanzando por la Avenida de Mayo y la calle Hipólito Irigoyen.
La visión (matemática) de los presentes sobre el terreno (verificada y confirmada por IAR Noticias en base a consultas a expertos) no dejaba dudas: En la Plaza de Mayo se encontraban entre 60.000 y 70.000 personas, entre militantes gremiales, piqueteros y activistas de izquierda, cuyas organizaciones se movilizaron con familias enteras, incluidos chicos, de los barrios más pobres y marginales de la capital y el conurbano.
Por lejos, la movilización superó a todas las marchas con participación de la izquierda en muchos años, y sólo fue "ligeramente inferior" a las protagonizadas por el aparato rentado sindical-piquetero kirchnerista (solventado con dinero de los impuestos) durante el conflicto con la patronal agropecuaria.
La consigna de la marcha no dejaba dudas: "El hambre es un crimen" rezaba la consigna central. "Se nos mueren, acabaditos de nacer, más de 25 niños antes del nacimiento de las palabras". Testimonios diarios del hambre, su terrible efecto devastador, su indignidad", dijo a la agencia IPS Alberto Morlachetti, director de la Fundación y coordinador del Movimiento de Chicos del Pueblo, que integró la marcha.
En cuanto a los objetivos, las organizaciones convocantes coincidían en repudiar los despidos (los que ya están y los que se avecinan con la crisis), el chantaje de la baja salarial para conservar el empleo, y la suba constante de los alimentos, pese a que baja el precio internacional de las materias primas.
Para la CTA, en el marco de la actual crisis recesiva-financiera internacional que está provocando una desaceleración de la economía nacional, el Estado debería ordenar una suspensión de los despidos por 180 días y otorgar un subsidio universal de 300 pesos -casi 90 dólares- a cada persona menor de 18 años.
Toda la información y el análisis sobre este complejo y novedoso "nuevo escenario social de crisis" con participación activa de la izquierda en la calle, los medios de comunicación del sistema lo "resumieron" en un titular: "Una marcha a Plaza de Mayo colapsa el tránsito en la Capital Federal".
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