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Petroleras atómicas |
Esta semana, los grupos franceses GDF Suez y Total sellaron un acuerdo que va mucho más allá de lo puramente corporativo. Supone un cambio de paradigma en el sector energético. GDF Suez cederá al gigante petroquímico Total un 25% de su participación en la construcción del reactor de tercera generación (EPR) de la central nuclear de Penly, en el noroeste de Francia.
GDF Suez y Total formarán una sociedad común, que poseerá un tercio (33,33%) más una acción en la compañía creada para construir y operar el nuevo reactor. El 75% de esa sociedad común pertenecerá a GDF Suez y el 25%, a Total. Con esta iniciativa, Total (primer accionista del grupo español Cepsa), entra en el mundo atómico.
La participación de Total en ese proyecto, en el que también está el gigante energético francés EDF, supondrá su primera incursión en el sector nuclear, un mercado que está configurando una nueva relación de fuerzas energéticas en Europa. Como parte de esos movimientos está también la alianza que GDF Suez tiene para Reino Unido con Iberdrola, la primera compañía de energía en España por capitalización bursátil. A falta de que España abra su propio mercado a esta tecnología, Iberdrola se ve abocada a buscar alternativas fuera.
Mapa energético
La presencia de Total en el escenario (una petrolera a la que aparentemente el mundo del átomo le podría resultar muy lejano), pone de relieve hasta qué punto la apuesta nuclear va a condicionar el mapa energético del futuro, por mucho que, políticamente, España, bajo el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (antinuclear recalcitrante), mire para otro lado.
Quizás ayude a cambiar la extremista visión antinuclear española el hecho de que el vecino, Francia, puede driblarnos enfrente de nuestra propia portería. Tal como aseguraba el primer mandatario galo, Nicolas Sarkozy, Francia quiere convertirse “en país exportador de energía”. Para ello, tiene “todo un mundo que conquistar”.
Para muchos, puede resultar un farol que Francia, un país que no tiene ni gas, ni petróleo, diga eso. Para otros, se trata de una apuesta decidida que podría lograr por la vía de la energía nuclear.
La dependencia energética que en mayor o menor medida sufren los países europeos occidentales (y que ha quedado en evidencia con acontecimientos recientes como el corte de suministro de gas por parte de Rusia por sus conflictos con Ucrania), está haciendo reflexionar a muchos Gobiernos y está provocando que grandes grupos energéticos como Total tomen posiciones difíciles de entender a corto plazo, pero con una clara visión estratégica a futuro.
Visión
“Nuestro negocio fundamental es, y seguirá siéndolo, el petróleo y el gas”, decía Christophe de Margerie, máximo responsable ejecutivo de Total en una entrevista con EXPANSIÓN hace justo un año. “Por ahora, lo nuclear es más bien una reflexión y una visión estratégica a largo plazo”, añadía. “La mejor forma de saberlo es sellando alianzas con compañías que tienen mejor conocimiento del tema que nosotros, como Suez y Areva”.
“Necesitamos aún aprender ese negocio y decidir si podremos añadirlo a nuestros actuales negocios fundamentales en el futuro”, comentaba. Era toda una premonición del acuerdo anunciado esta semana.

Etiquetas: conocimiento, medios, memoria, monopolios, multitud, politica.
El analista de Veles Kapital, Dmitri Lutiaguin, opinó que el consorcio ruso Gazprom podría chocar en tal caso con la caída de los precios de sus productos en Europa. Pero al mismo tiempo señaló que si la central actúa como una bolsa en que estén presentes numerosos proveedores y consumidores, los precios de gas dejarían de depender de los de petróleo.
El experto Dmitri Alexándrov, de Financial Bridge, dijo que "Europa intenta evitar la repetición de la situación de comienzos del año en curso, cuando por el conflicto de gas ruso-ucraniano varios países de Europa quedaron sin gas durante casi dos semanas".
En la iniciativa del presidente francés hay un aspecto más. Una bolsa de gas centralizada sería precisamente el instrumento que ha faltado hasta ahora para crear una "OPEP de gas". "El surgimiento de un centro único de adquisición de gas eliminaría de hecho todas las trabas para que los proveedores formen un cartel. Pero es sabido que la mera mención de la "OPEP de gas" provoca el aumento del nerviosismo en los funcionarios europeos", comentó Stock.
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