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OTAN: de una alianza defensiva a una alianza para intervenciones militares |
La OTAN no va a Estrasburgo y a Baden Baden sólo para celebrar el aniversario, les interesa seguir desarrollando la alianza como un agresivo pacto de intervención.
Ya en 1991, con la Declaración de Roma, la OTAN adoptó una nueva orientación estratégica. Un ataque desde el Este ya no era probable, por lo que se formularon como “nuevos riesgos” las consecuencias de las dificultades económicas, sociales y políticas de Europa Central y del Este, ante las que la OTAN tenía que estar preparada.
En base a esta nueva definición, el “pacto de defensa” empezó a tomar parte en numerosas intervenciones militares “fuera de zona”. A partir de julio de 1992, la OTAN desplegó buques de guerra en el Adriático para vigilar el embargo de armas contra Serbia y Montenegro y, más tarde, para imponerlo. Éste fue el inicio de un proceso que llevó, en primer lugar, a la intervención militar de la OTAN en Bosnia y, finalmente, al bombardeo de Yugoslavia, contrario al derecho internacional, y a la intervención militar de la OTAN en Kosovo.
Actualmente, la OTAN actúa militarmente en numerosos países. En Afganistán desde 2003, con cerca de 60.000 soldados, en Kosovo desde 1999 con aproximadamente 16.000, en el Mediterráneo desde octubre de 2001 con hasta 2.000 soldados en la operación Active Endeavour, y en Irak desde agosto de 2004 con una misión de entrenamiento con 140 efectivos. Con esta movilización, la OTAN apoya y legitima los hechos consumados de la ocupación estadounidense-británica y el Gobierno iraquí designado.
La “operación anti-piratas” ante las costas de Somalia fue transferida el 12 de diciembre de 2008 a la Unión Europea y actúa ahora bajo el nombre de ATALANTA.
De estas movilizaciones militares, la de Afganistán es clave. La Alianza actúa en ella con cada vez mayor agresividad y falta de consideración. Así, cada día que pasa se ve más claramente lo que consiguen las ocupaciones: brutalizar a la sociedad, crear más miseria y sembrar la muerte con sus bombardeos. Entre enero de 2006 y julio de 2008, más de 1000 civiles afganos han sido víctimas directas de las acciones militares de la OTAN y de EE UU.
A través de la colaboración civil-militar que se practica en Afganistán, incluso la ayuda al desarrollo se ve envuelta en las acciones bélicas de la OTAN. Caritas Internacional criticaba en junio de 2008 que “el reparto de los fondos de ayuda no está vinculado a las verdaderas necesidades de ayuda, sino que se orienta más a la lucha contra la sublevación”. En la cumbre de la OTAN en Bucarest se decidió que la lucha civil-militar contra la sublevación pasara a ser un punto central de las actuaciones presentes y futuras de la OTAN.
Participación nuclear
Una parte de la estrategia actual de la OTAN es la participación de Estados no nuclearizados en el armamento nuclear de la OTAN. El documento estratégico de 1999 subraya la “urgencia” de una mayor “participación... de los miembros europeos de la Alianza en los cometidos nucleares, el emplazamiento de fuerzas nucleares en sus territorios en tiempos de paz y la adopción de medidas de gestión, vigilancia y consulta” y manifiesta que “la Alianza... mantendrá por ello la correspondiente fuerza nuclear en Europa”.
En consecuencia, EE UU tiene destacadas armas nucleares en Büchel, Alemania; Kleine Brogel, Bélgica; Volkel, Holanda; Aviano y Ghedi-Torre, Italia, así como en Incrilik, Turquía.
La "participación nuclear” permitiría, en caso de guerra, que pilotos de un Estado no nuclearizado, que forma parte de un tratado de no proliferación nuclear, pudieran usar armas nucleares, lo que constituiría una violación del tratado.
Una nueva estrategia de la OTAN: más intervenciones militares
Evidentemente, la OTAN no va a Estrasburgo y a Baden Baden sólo para celebrar el aniversario. Por encima de todo les interesa seguir desarrollando la OTAN como un agresivo pacto de intervención, tal y como se puso en marcha con la Declaración de Roma de 1991. Por ello se abrirá en esta cumbre la discusión sobre una nueva estrategia que sustituirá en 2010 -si todo “anda bien”- la estrategia vigente hoy en día y que se instauró en 1999 durante la guerra de Kosovo.
Los puntos clave de la nueva estrategia fueron divulgados en 2007 por cinco ex altos oficiales de la OTAN en un documento titulado Hacia una estrategia maestra. El análisis de riesgos de dicho documento se vuelve más global y ve los riesgos futuros sobre todo en el fundamentalismo religioso y político, el lado “oscuro” de la globalización (terrorismo internacional, crimen organizado y la proliferación de armas de destrucción masiva), así como en el cambio climático y la seguridad energética (control de recursos y movimientos populares resultantes del cambio climático y los conflictos asociados al mismo). Para estar armados ante estos desafíos, la OTAN, según los autores del documento, debería mantener la opción de primer uso de armas nucleares.
Con el fin de tener capacidad de actuación como alianza, los autores también recomiendan que se renuncie al principio de consenso en la toma del decisiones del club de la OTAN, a favor de las decisiones por mayoría, lo cual significa una actuación más rápida mediante la abolición del derecho a veto de los Estados miembros. De especial importancia es la abolición del derecho nacional a no participar en operaciones de la OTAN, el cual, por ejemplo, “perjudica” la intervención en Afganistán. En base a ello, en el futuro, aquellos miembros que no participen en una movilización no podrán tomar parte en las decisiones.
El derecho internacional se vería asimismo aún más socavado por el uso de la fuerza sin autorización del Consejo de Seguridad de la ONU siempre que “sea necesaria una actuación inmediata para proteger un gran número de vidas humanas”. Si bien estas propuestas no son aún, a fecha de hoy, oficiales, sí se puede suponer que tendrán un papel importante en las próximas discusiones.
Mientras EE.UU se afana a erigir una defensa a base de mísiles con bases en Polonia y en la República Checa, la OTAN aspira al desarrollo de un sistema propio de defensa con mísiles. Éste también será uno de los temas a tratar en la cumbre de abril de 2009 en Estrasburgo y Baden Baden.
Otro aspecto del desarrollo futuro de la OTAN es la continuidad de su expansión, especialmente hacia el Este. Así, es de prever que en la cumbre ya serán definitivamente aceptados los nuevos miembros Albania y Croacia. Asimismo, la OTAN sigue dedicando esfuerzos a la anexión de Ucrania, Georgia, Macedonia y Bosnia Herzegovina, con los que ya existen tratados de colaboración con vistas a una entrada definitiva en la OTAN.
(continue: Intereses geopolíticos en Asia central)
(continue: Más soldados para invasión de Afganistán)
(continue: OTAN recibe nuevas directrices de EEUU)
(continue)
El Fusil Roto / The Broker Rifle
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Andreas Speck

Etiquetas: conocimiento, inteligencia, memoria, multitud, politica, violencia.
De hecho, la mayor parte de la expansión de la OTAN se ha producido en Europa Oriental y Sudoriental. La OTAN es algo más que un asunto norteamericano y europeo.
Actualmente tiene conexiones y alianzas mundiales y algunos estrategas proponen que la OTAN evolucione hacia una “alianza mundial de democracias”.
En un ficticio “Memorando para el nuevo presidente”, Will Marshal, del “Consejo de Liderazgo Democrático” (Democratic Leadership Council) sugiere:
“Debería aprovechar la oportunidad de dirigir la transformación de la OTAN de un pacto noteamericano-europeo a una alianza mundial de naciones libres. Abriendo las puertas a Japón, Australia, la India, Chile y a otro puñado de democracias estables, la OTAN incrementaría sus recursos tanto humanos como financieros. Aún más, la OTAN debería aumentar su legitimidad política para operar a nivel mundial”. [1]
En este momento la OTAN coopera íntimamente con lo que se llama “países asociados”, actualmente Australia, Japón, Corea del Sur y Nueva Zelanda.
En la cumbre de la OTAN en Riga en noviembre de 2006, la OTAN prometió aumentar la relevancia operativa de las relaciones con los países en contacto interesados y en particular reforzar la capacidad de la OTAN de trabajar con los actuales y posibles colaboradores en operaciones de la OTAN.
La OTAN ha estado colaborando con países que no son miembros formales desde la década de 1990.
Por ejemplo, se inició un diálogo político con Japón en 1990 y Argentina y Chile aportaron tropas a las misiones de la OTAN en Bosnia-Herzegovina. [2]
La OTAN también corteja a la India, un potencial miembro clave de la OTAN contra China, pero también en relación con África.
El Diálogo OTAN -Mediterráneo (desde 1995 seis países– Egipto, Israel, Jordania, Mauritania, Marruecos y Túnez, y Argelia desde el 2000) [3] y la ICI, Iniciativa de Cooperación Estambul (Istambul Cooperation Initiative) desde 2004 se orientan a la expansión de la influencia de la OTAN en la región del Golfo, con Bahrein, Qatar, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos formando parte formalmente de la ICI, y Arabia Saudí y Omán “mostrando gran interés”. [4]
Matar a la ONU
Mientras que en el lado conservador de EEUU la idea de una alianza mundial de democracias es abiertamente alabada por su “agenda oculta” para acabar con la ONU [5], los demócratas son generalmente algo más diplomaticos al respecto.
Ellos no quieren “acabar con la ONU”, sino que quieren un “conjunto de democracias” como foro alternativo que pueda autorizar el uso de la fuerza (intervención militar) en casos en que un veto en el Consejo de Seguridad de la ONU “impida a las naciones libres mantener la confianza en los objetivos de la carta de las Naciones Unidas”. [6]
Ivo Daalder, uno de los primeros asesores de política exterior en la campaña de Obama, es protagonista en esta nueva OTAN mundial.
En 2006, escribió:
“La OTAN debería ver estas asociaciones mundiales no como un objetivo final sino como el primer paso hacia la pertenencia formal […] el proyecto de nueva asociación mundial de la OTAN debería jugar un papel similar preparando a la alianza para transformarse de una entidad transatlántica en una mundial. La OTAN necesita no decidir de antemano a qué paises invitará a unirse a sus filas, necesita decidir que la pertenencia debería en principio estar abierta a países no europeos”. [7]
¿Para qué?
Más allá de la bonita charla sobre los valores democráticos, está claro que esta “alianza de democracias” no tiene que ver con la democracia.
Las estrategias de la OTAN y de los EE.UU. prevén una nueva confrontación entre China y Rusia de un lado y “Occidente” del otro en la lucha por los recursos que escaseen, especialmente petróleo y otras materias primas.
En esta situación, la OTAN y una alianza de democracias debería imponer la hegemonía mundial de Occidente y el acceso a los recursos, por la fuerza si fuera necesario.
Como la influencia de los EE.UU. en la ONU es la más baja de todos los tiempos, es necesario un foro alternativo que proporcione justificación pública.
El debate de la OTAN sobre un nuevo concepto estratégico, que también incluirá la autoridad de actuar sin la autorización de la ONU, es un paso importante en este sentido.
Es hora de meter un palo en las ruedas.
Notas:
[1] Will Marshall: Memo to the New President, 15 de enero de 2009, (mas...)
[2] OTAN: Relaciones de la OTAN con Países Asociados (NATO: NATO’s relations with Contact Countries), (mas...), acceso el 19 de febrero de 2009
[3] OTAN: Diálogo Mediterráneo (NATO: NATO Mediterranean Dialogue), (mas...), acceso el 19 de febrero de 2009
[4] OTAN: Iniciativa de Cooperación de Estambul (NATO: Istanbul Cooperation Initiative (ICI)), (mas...), accesso el 19 de febrero de 2009
[5] Charles Krauthammer: Informe especial con Brit Hume, Fox News (Special report with Brit Hume, Fox News Network), 26 de marzo de 2008, (mas...)
[6] Ikenberger, John, Slaughter, Anne-Marie: Forging a World of Liberty under Law, septiembre de 2006, p26, (mas...), acceso el 19 de febrero de 2009
[7] Ivo Daalder y James Goldgeier: Global NATO. In: Foreign Affairs, septiembre/octubre de 2006, (mas...), acceso el 19 de febrero de 2009
El Fusil Roto / The Broker Rifle
Diseñadas para la guerra fría, las armas nucleares son algo peor que irrelevantes en el contexto actual de seguridad.
Incluso entre los militares, estas armas son cada véz más percibidas como “cosa del siglo pasado”, militarmente inadecuadas y un sumidero de recursos que los militares reclaman como necesarios para las guerras convencionales.
Incluso en lo más álgido de la guerra fría, los únicos miembros de la OTAN que poseían armas nucleares eran los EEUU y el Reino Unido (cuyas armas, desde 1958, han estado más o menos bajo control de EEUU).
Mientras que en teoría tanto las armas nucleares de EEUU y RU son parte del arsenal nuclear de la OTAN, en lo referente a su despliegue, cada estado (en el RU en teoría, pero no en la práctica) asume la responsabilidad del mando.
Aunque Francia es miembro de la OTAN, sus armas nucleares son independientes de la OTAN.
Hay señales de cambios.
Aunque los EEUU, RU y Francia han comenzado a desarrollar cada uno nuevos sistemas de armas nucleares, todos fueron condenados por su continua proliferación en 2008 por la mayoría de los estados sin armas nucleares miembros del Tratado de no Proliferación de Armas Nucleares (NPT en inglés).
En Europa, tanto Alemania como Noruega han estado presionando por una revisión eshaustiva de la política de control de armas, y entre los estados europeos que poseen armas nucleares de EEUU hay una creciente oposición política y pública.
En febrero Obama anunció la prioridad de la reducción de armas nucleares, con la intención de reducir las viejas tensiones de la guerra fría, proponiendo que tanto los EEUU como Rusia reduzcan sus cabezas nucleares a 1000 en las negociaciones sobre el tratado START de 1991 que se iniciarán a finales de este año.
Los activistas pueden sacar provecho de estos movimientos.
Dado que la OTAN cumple 60 hay señales de que en abril empezará a revisar el Concepto Estratégico – su política de armas nucleares.
Hay también indicadores de que tanto los EEUU como los estados europeos que las alojan, están buscando una ocasión para eliminar las armas nucleares tácticas de Europa, sin desprestigiarse.
Las armas nucleares de EEUU están alojadas en Bélgica, Alemania, Italia, Holanda y Turquía bajo el Concepto Estratégico, con un acuerdo conocido como “participación nuclear”.
Probablemente hay un máximo de 350 armas tácticas nucleares de EEUU en Europa.
“Bombas de gravedad” B-61 están instaladas en la base aérea de Keine Brogel en Bélgica, Buchel en Alemania y Volkell en Holanda. Italia acoje entre 70 y 90 armas en Aviano y Ghedi Torre, otras 50-90 están localizadas en la base aérea de Incirlik en Turquía.
Hasta que fueron retiradas en julio de 2008, había más de 110 en Lakenheath en el RU.
A excepción de Turquía, estas bombas pueden ser lanzadas tanto por pilotos y aviones de EEUU como de cada estado anfitrión.
Según la ley internacional, la “participación nuclear” es ilícita.
El NPT prihíbe a los estados con armas nucleares (NWS en inglés) como los EEUU transferir armas nucleares –incluído el control directo o indirecto de las armas nucleares– a estados sin armas nucleares (NNWS en inglés) como Bélgica, Alemania, Italia, Holanda y Turquía.
También prohíbe a los NNWS recibir esas armas. Los EEUU argumentan que esto no viola el NTP porque establecieron los acuerdos mucho antes de que el NTP entrara en vigor.
Pero incluso en los EEUU hay poco apoyo a esta posición.
Según una encuesta reciente más de la mitad de los ciudadanos estadounidenses consideran que compartir armas nucleares puede ser una violación del NPT y que debe terminar.
De igual manera, pocos estados “anfitriones” ponen mucho entusiasmo en la participación nuclear.
Mientras que el gobierno alemán ha afirmado oficialmente que continuará acogiendo armas de EEUU en el “futuro inmediato”, según la ONG BASIC esta política puede entrar en debate pronto cuando el gobierno alemán tenga que decidir si reemplaza el avión Tornado (que actualmente porta las B-61) por el Typhoon Eurofighter.
El gobierno informó al parlamento en 2004 que no piensa certificar los Typhoon para portar armas nucleares. Según Hans M. Kristensen, más del 70% de los alemanes e italianos quieren que su país y Europa esté libre de armas nucleares, más del 63% en Bélgica y Holanda se opone a la participación nuclear.
Las cifra es más del 88% en Turquía, siguiendo a la masiva oposición pública a la presencia de fuerzas de EEUU en la guerra de Iraq.
Cualquiera de estos estados puede en cualquier momento dejar de tomar parte, como ya han hecho Grecia, Corea del Sur y Japón (mas...)
En el Reino Unido en Complejo de Armas Nucleares en Aldermaston, un enorme programa de construcción está preparando al RU para construir un sucesor del Trident.
El sistema del RU, desde los cuerpos de los misiles (arrendados a los EEUU), a las empresas estadounidenses que dirigen Aldermaston para el gobierno del Reino Unido (Lockheed Martin y Jacobs Engineering), al nivel fijar los objetivos, está sujeto al control de EEUU.
Desde el Acuerdo de Defensa Mutua de 1958 Aldermaston ha desarrollado cabezas nucleares con instalaciones colaboradoras en EEUU.
Informes recientes confirman que Aldermaston está ayudando al depauperado Programa de Reemplazamiento Confiable de Cabezas Nucleares, bajo la apariencia de desarrollar lo que el RU denomina su Cabeza Nuclear de Alta Garantía.
En Francia, aunque Sarkozy en 2008 anunció una reducción de las armas nucleares tácticas montadas en aviones, nuevos misiles M-51 equipados con cabezas nucleares estarán listos para su despliegue en 2010.
Hay también indicios de que la actual estrategia nuclear francesa puede cambiar, ya que Sarkozy insinuó un mutuo acercamiento en política nuclear con el RU, concibiendo ambos arsenales nucleares para la “defensa” de Europa.
Tiempo de actuar
Incluso la OTAN admite que no planea usar sus armas nucleares.
El actual Concepto Estratégico de la OTAN afirma:
“Las fuerzas nucleares de la OTAN continúan jugando un papel esencial en la prevención de la guerra, pero su papel es ahora fundamentalmente político y no estarán más dirigidos contra una amenaza específica”.
El debate sobre si las armas nucleares previenen la guerra se perdió hace mucho tiempo.
Mientras los EEUU y el RU aspiran a otra generación “política” de misiles balísticos Trident de largo alcance, no hay razones políticas para las armas nucleares tácticas.
Incluso bajo el mandato de Bush el Pentágono estaba considerando la posibilidad de rebajar o acabar con su despliegue en Europa.
Según un análisis reciente de BASIC, “la administración Obama... sondeará la opinión [sobre la retirada] en toda la Alianza entre los estados partícipes antes de hacer cualquier cambio significativo”.
Mediante presión política, su retirada puede convertirse en realidad, y es necesario hacerlo antes de que los EEUU publique su prometida nueva Revisión de la Postura Nuclear a finales de 2009 o principios de 2010.
Tanto el gobierno de los EEUU como los europeos tienen que recibir el mensje.
Es también el momento de evitar que la OTAN revise su política de ataque nuclear preventivo.
De momento el “primer uso” que ha sido la doctrina de los EEUU desde la Revisión de la Postura Nuclear de 2002, ha sito resistido hasta ahora por la OTAN, pero la presión por el cambio –incluída la de ex-jefes militares- se ha incrementado desde 2008.
Tenemos que asegurarnos de que la OTAN rechaza la doctrina de EEUU y abraza la postura actual.
En los 80 un enorme movimiento antinuclear en todos los estados miembros de la OTAN condujo al éxito librándose de los misiles Pershing y Cruise de EEUU.
El 2009 ofrece la oportunidad de librarse de los restos de la guerra fría y sacar las armas nucleares de EEUU fuera de Europa, como primer paso en la desmantelación del arsenal nuclear de la OTAN.
El siguiente paso será detener el despliegue de la próxima generación de armas nucleares Trident en el Reino Unido y la retirada del nuevo sistema de armas de Francia (y si se pueden creer las insinuaciones de Sarkozy sobre su entrada en el arsenal nuclear de Europa).
Tenemos la oportunidad de librar a Europa de armas de destrucción masiva.
Usémosla.
El Fusil Roto / The Broker Rifle
Sian Jones
En ella se adoptarán medidas encaminadas a aumentar los gastos militares y la participación de cada Estado en los objetivos de expolio del imperialismo euro-estadounidense en todo el mundo.
Cada vez es más evidente el papel de la OTAN como brazo armado del capitalismo en todo el mundo, con la complicidad necesaria y entusiasta de los gobiernos de sus Estados miembros -entre ellos el español- en las guerras de expolio de recursos naturales a lo largo y ancho del planeta.
En 1999, en el momento más álgido de los bombardeos sobre la ex-Yugoslavia, en su cumbre de Washington cambió su estrategia “defensiva” y su ámbito de actuación a los límites territoriales de sus Estados miembros.
Dos años antes del 11-S de 2001 se adoptó el principio de la “guerra preventiva” para intervenir militarmente en todo el planeta cuando la “seguridad nacional”, léase necesidades energéticas, posesión de armas “de destrucción masiva” por otros países, e incluso migraciones masivas, estuviera en riesgo.
Tanto los gobiernos del PSOE como los del PP han intensificado nuestra integración en todas las aventuras militares del imperialismo de la UE y de EE.UU a través de la OTAN.
Ante una crisis general del capitalismo, que arroja a millones de personas al paro y que pone en grave riesgo prestaciones sociales y servicios públicos, no es admisible que los gastos militares se disparen.
Es directamente indecente que habiendo más de un millón de personas paradas que no cobran seguro de desempleo, el Estado español sea el segundo de la OCDE con mayor gasto en investigación militar o que el gasto en defensa haya aumentado en lo últimos años en 3.000 millones de euros.
Ahora, más que nunca, debemos exigir la salida del estado español de la OTAN y su inmediata disolución, el desmantelamiento de todas las bases militares de la OTAN y de EE.UU y la retirada inmediata de todas las tropas españolas en otros países.
Asamblea contra la globalización capitalista y la guerra, Coordinadora Estatal de Solidaridad con Cuba-Madrid, Corriente Roja, Cristianos de Base, Cristianos por el Socialismo, CAES, Iniciativa Comunista, Plataforma Sierra Norte, Partido Comunista de los Pueblos de España, Vía Democrática (Marruecos)
En vísperas de la cumbre de la OTAN en Estrasburgo, ciertos políticos proponen conceder a la Alianza el derecho de velar por el orden mundial en lugar de los organismos de la ONU.
Uno de los promotores de esa idea, según los medios de prensa, es el nuevo embajador de EEUU ante la OTAN, Ivo Daalder. El diplomático propone crear una "Liga de Democracias" aprovechando las estructuras de la Alianza para llevar a cabo operaciones militares en todas las partes del mundo.
"Moscú sigue atentamente los debates que se desarrollan en la OTAN en vísperas de la cumbre y considera que son irresponsables los llamamientos a concederle a la Alianza el derecho de emplear la fuerza sin autorización de la ONU", apuntó el portavoz de la cancillería rusa.
Los arrestos son de tipo preventivo, según precisó la policía, que se prepara así para la que se le viene durante la cumbre de la OTAN, que celebrará en Baden y Estrasburgo durante el 3 y 4 de Abril su 60 aniversario.
El objetivo de la acción antimilitarista, bautizada igual que la del pasado año «NATO Game Over» (OTAN, juego terminado), era lograr entrar en el recinto de seguridad, protegido por altas vallas y alambradas.
Los manifestantes se oponen al escudo antimisiles que se proyecta para Europa y reclaman el cierre de las bases militares de EEUU en suelo europeo, la salida de los soldados de la OTAN de Afganistán y la retirada de armas nucleares de Europa.
Declaraciones de una activista
"El primer objetivo de la OTAN no es la defensa. Los factores económicos, tales como oleoductos en Irak y Afganistán, son a menudo la verdadera razón para la guerra", dijo a Indymedia Bélgica una de las activistas presentes.
"Aparecimos como a 800 metros de las alambradas", continuó diciendo. "Pero la policía nos reconoció inmediatamente por la ropa, las cuerdas y esterillas que llevábamos. Tuvimos que dar un rodeo. Después de dar varias vueltas, conseguimos llegar al punto de observación A201, protegido por una patrulla de policía".
"Tras algunas vacilaciones, el grupo decidió que era el momento de actuar. Nos subimos a los muros que rodean una empresa privada, junto a la carretera. Dado que esta empresa casi se junta con las alambradas de la OTAN, de acuerdo con los activistas estos edificios eran ideales para iniciar la escalada. Además a la policía le resultaba difícil observar nuestros movimientos, y en muchos casos directamente no nos veía".
"Fue una buena decisión, ya que 4 activistas consiguieron atravesar la alambrada supuestamente inexpugnable. Los vimos bailar del otro lado, frente a la impotencia de los policías. Por desgracia, dos de ellos fueron detenidos inmediatamente, aunque los otros dos pudieron escapar".
Preparación para más protestas
La protesta coincide con el 60 aniversario de la OTAN que se festejará los días 3 y 4 de abril en Estrasburgo (Francia) y Kehl (Alemania), una cita a la que las organizaciones convocantes de la manifestación de hoy, 'Bomspotting' y el 'Foro de Acción por la Paz' tienen también previsto acudir.
En su web estas dos asociaciones llaman en concreto al Gobierno belga a oponerse al escudo antimisiles que EE.UU. proyecta para Europa, y a exigir el cierre de las bases militares estadounidenses en suelo europeo. Además, los manifestantes reclaman la salida de los soldados de la OTAN de Afganistán y la retirada de armas nucleares estadounidenses, francesas y británicas de Europa.
(Ver Especial con información completa en La Haine)
Según la policía, algunos manifestantes consiguieron cruzar una primera valla de protección del bunker, lo que desencadenó la reacción policial, que en algunos momentos llegó a ser violenta, y las detenciones para evitar que cruzaran la segunda valla.
Una persona resultó herida en una mano al intentar saltar una de las vallas.
Todos los arrestos son de tipo administrativo, según precisó la policía, que hace un año detuvo por este mismo procedimiento en una protesta similar a más de 400 personas, que fueron puestas en libertad sin cargos unas horas después.
Los detenidos no opusieron ninguna resistencia y fueron conducidos a un edificio cercano al Palacio de Justicia de Bruselas.
Los primeros arrestados ya comenzaron a ser liberados esta tarde.
El objetivo de la acción antimilitarista, bautizada igual que la del pasado año "Nato Game Over" (OTAN, juego terminado), era lograr entrar en el recinto de seguridad de la sede de la OTAN, protegido por altas vallas y alambradas.
Los agentes de policía, muchos de ellos montados a caballo, redujeron en los campos cercanos al cuartel general aliado a la mayor parte de los manifestantes, a los que esposaron con las manos a la espalda, según se puede ver en las imágenes difundidas por las televisiones belgas.
En el dispositivo policial alrededor del recinto participaron más de 300 efectivos y unos 40 caballos, mientras que un pelotón de policías permaneció apostado en el interior.
En paralelo, unas cien personas participaron en una marcha contra la OTAN en la que simularon el "funeral" de la organización, vestidos de luto y acompañados de música fúnebre.
Celebración y protestas 3 - 4 de abril
La protestas coinciden con el 60 aniversario de la OTAN que se festejará los días 3 y 4 de abril en Estrasburgo (Francia) y Kehl (Alemania), una cita a la que las organizaciones convocantes de la manifestación de hoy, "Bomspotting" y el "Foro de Acción por la Paz" tienen también previsto acudir.
En su web, estas dos asociaciones llaman en concreto al Gobierno belga a oponerse al escudo antimisiles que se proyecta para Europa y a defender el cierre de las bases militares estadounidenses en suelo europeo.
Además, los manifestantes reclaman la salida de los soldados de la OTAN de Afganistán y la retirada de armas nucleares de Europa.
Según informó el Gobierno de Belgrado, el primer ministro serbio, Mirko Cvetkovic, se dirigirá el próximo martes al Parlamento con motivo del "décimo aniversario de los trágicos acontecimientos" de 1999. Asimismo, los miembros del Gobierno recorrerán las localidades que sufrieron mayor número de víctimas durante los ataques y las autoridades pedirán un minuto de silencio a la población.
Los hechos comenzaron en las primeras horas de la noche del 24 de marzo de 1999. Aquel día, y hasta la madrugada del día siguiente, los aviones y buques de crucero de la Alianza bombardearon a las fuerzas serbias desplegadas en Pristina, capital de Kosovo, y extendieron posteriormente sus ataques a Belgrado, Podgorica, Novi Sad y otras localidades serbias y montenegrinas. Durante la campaña, que duró 78 semanas -hasta el 10 de junio-, se efectuaron casi 40.000 incursiones y se registraron, según informes del propio Gobierno yugoslavo, entre 400 y 600 muertos civiles. Ningún soldado de la Alianza pereció durante la ofensiva.
Oficialmente, la ofensiva de Yugoslavia era la respuesta de las potencias occidentales al fracaso de las negociaciones de Rambouillet para poner fin al conflicto entre Belgrado y el grupo armado Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), que se había alzado en armas el año anterior tras el fracaso de la estrategia de desobediencia civil de los independentistas albanokovares. Las negociaciones fracasaron después de que Estados Unidos introdujera a última hora una cláusula que permitía a los Ejércitos de la OTAN entrar y circular libremente por territorio de Yugoslavia.
Con los bombardeos de Yugoslavia, la OTAN -cuyo secretario general era, por entonces, Javier Solana- se implicaba en una espectacular ofensiva militar por primera vez en su historia. De hecho, numerosos analistas consideran que la campaña de Yugoslavia supuso la introducción en la Alianza de una estrategia más ofensiva frente a los llamados "Estados delincuentes", contra los cuales había la "obligación moral" de emprender "intervenciones humanitarias" a fin de crear un nuevo marco de "seguridad" en el llamado "espacio euroatlántico". Esta doctrina, cuyo primer eslabón fue Yugoslavia, fue aplicada posteriormente en Afganistán.
Durante la campaña hubo varios incidentes particularmente polémicos, como los bombardeos contra la sede de la radiotelevisión estatal serbia, que causó la muerte de 16 civiles (y que Amnistía Internacional calificó de "crimen de guerra"), o contra otros objetivos civiles, como el puente ferroviario de Grdelica, así como el ataque aéreo contra la Embajada china en Belgrado. Aún en la actualidad, al menos 2.500 bombas de racimo de la Alianza continúan desperdigadas sin estallar en territorio serbio.
Protectorado e independencia de Kosovo
El 10 de junio, Slobodan Milosevic -por entonces presidente de la República Federal de Yugoslavia (RFY)- accedió a retirar sus tropas de Kosovo. Fue el final de los bombardeos y el inicio del despliegue de 45.000 soldados de la OTAN. Junto a los militares yugoslavos abandonaron el país cerca de 200.000 civiles serbios por temor a venganzas.
Ese mismo mes de junio, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la Resolución 1244, que establecía que Kosovo debía seguir siendo parte integrante de la RFY, disponía una administración civil provisional a cargo de la ONU (la MINUK), con la presencia de fuerzas de mantenimiento de la paz dirigidas por la OTAN (KFOR), y aludía a la necesidad de una "solución definitiva" para Kosovo.
La 1244 marcó el inicio del protectorado internacional sobre Kosovo. Durante este periodo, la falta de un sistema de justicia penal adecuado, la violencia contra las minorías étnicas, las dificultades para el regreso de los refugiados y los desplazados y la falta de control sobre las instituciones internacionales presentes en el territorio han sido los principales problemas detectados por las organizaciones internacionales de Derechos Humanos.
La búsqueda de la "solución definitiva" para Kosovo comenzó en marzo de 2007, con el inicio de las negociaciones sobre el futuro de la provincia. En el curso de las conversaciones, y a pesar de lo estipulado por la 1244, el enviado especial de la ONU para Kosovo, Martti Ahtisaari, propuso un plan de independencia "supervisada" que fue inmediatamente rechazado por Serbia y que sirvió de base para que las autoridades albanokosovares pusieran en marcha el proceso de independencia unilateral.
La proclamación de la independencia fue aprobada unilateralmente el 17 de febrero de 2008 por el Parlamento kosovar, después de que las conversaciones concluyeran sin ningún resultado efectivo a causa del enrocamiento de las dos partes y de que los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU fuesen incapaces de adoptar una postura común.
Lo cierto es que, a diferencia de los otros seis países egresados de Yugoslavia -Serbia, Montenegro, Croacia, Bosnia y Herzegovina, Macedonia y Eslovenia-, Kosovo sigue siendo, legalmente, una provincia serbia. El Gobierno serbio ha denunciado la independencia unilateral ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de la ONU, cuyo fallo está previsto para dentro de un año.
Esta circunstancia ha contribuido a que, hasta la fecha, y pese a las euforias iniciales, Kosovo sólo haya sido reconocido por medio centenar de Estados del total de 192 que conforman la ONU y a que Rusia siga vetando cualquier resolución en favor de la independencia. La inmensa mayoría de los 27 miembros de la UE han reconocido al nuevo Estado, pero España se mantiene firme en no aceptar una independencia del país que "no respeta la legalidad internacional". Precisamente, el décimo aniversario de los bombardeos coincide con el anuncio de la retirada de las tropas españolas desplegadas en el marco de la KFOR.
La muerte de Yugoslavia
El conflicto de Kosovo fue el detonante de la muerte de la vieja Yugoslavia. El principio del desastre comenzó en junio de 1989, cuando el entonces presidente de Serbia, Slobodan Milosevic, aprovechó el 600 aniversario de la 'Batalla de Kosovo' (fecha emblemática para el nacionalismo serbio) para advertir de que los serbios nunca renunciarían al control de la provincia, cuya población en su inmensa mayoría es de origen albanés.
Ese mismo año, Milosevic estableció la ley marcial en Kosovo y abolió la autonomía. Estas decisiones sirvieron de fulminante para el terrible conflicto de Yugoslavia, cuyas más trágicas expresiones fueron las guerras civiles de Croacia y Bosnia-Herzegovina y los propios bombardeos de la OTAN sobre Serbia en 1999.
En febrero de 2003, la ya muy menguada RFY fue disuelta y sustituida por una confederación de Serbia y Montenegro que se vino definitivamente abajo el 17 de febrero de 2006, con la independencia de Montenegro. En Serbia, los ultranacionalistas no obtuvieron los réditos que esperaban de la separación de Kosovo en las elecciones legislativas de mayo de 2008 y el país cuenta actualmente con el Gobierno más europeísta de su historia.
Precisamente gracias al conocimiento de las doctrinas geopolíticas de los Estados aliados y al análisis de las posturas relativas, manifestadas en el arco de largos periodos, es posible, de hecho, verificar si un tratado de alianza, en concreto de alianza militar, es realmente un acuerdo entre iguales, o un dispositivo en función del socio hegemónico (o de una coalición de socios hegemónicos) que lo impone, diplomáticamente o de otra forma, a los otros signatarios.
Un ejemplo eficaz de la función geopolítica de las alianzas nos lo proporciona, en la era moderna, entre otros, el Tratado de la Haya, o de la Triple Alianza, de 1668.
En aquella ocasión, Inglaterra, Suecia y Holanda se aliaron con la finalidad de contener la expansión del Rey Sol en el Flandes español y en el Franco Condado.
La coalición asumió un preciso carácter de dispositivo geopolítico en apoyo de la política de dominio que buscaba Inglaterra.
Antonio Zischka, en su singular historia de las alianzas de Inglaterra, considerando que el ascenso de Inglaterra a protagonista europeo y mundial comenzó después de la Guerra de los Cien Años (1337-1453), cuando “su naturaleza insular se afirmó netamente” (3), y recordando que todas las “grandes guerras de Inglaterra han sido combatidas […] en los Países Bajos, ya que es más fácil poner en peligro el dominio británico sobre el Canal de la Mancha” (4), identifica en la Triple Alianza el instrumento diplomático y militar a través del cual Holanda asume la función de “cabeza de puente” inglés en el Continente.
El Tratado de la Haya fue, por tanto, una alianza hegemónica. Esta, de hecho, constituyó la primera pieza de una amplia estrategia diplomático-militar tendente a debilitar a Holanda y, sobre todo, a instaurar un equilibrio sobre todo el continente europeo favorable a las miras inglesas. Esto resultará evidente algunos años después, al concluir la Guerra de los nueve años (1688-1697) que la Gran Alianza, constituida por Inglaterra, España, Austria y Holanda, había iniciado contra Luís XIV.
La lucha contra Francia, potencia continental en expansión, nos recuerda Zischka, tuvo para Inglaterra, de hecho, “la gran ventaja de que se desarrolló en suelo holandés y determinó tal debilitamiento de Holanda que las naves de esta salían a los mares cada vez en menor número; el comercio y la potencia financiera holandesa estaban en fuerte declive, mientras que Inglaterra, en cambio, reflorecía” (5).
Para Zischka, precisamente gracias a su posición insular Inglaterra logró desplazar el “predominio” a su favor.
Llegando a tiempos que nos resultan relativamente más cercanos, siempre tratando las alianzas de Inglaterra en el marco de su secular política de poder, dirigida a contener y hacer vanos los acuerdos de amistad y/o de integración entre las naciones del continente europeo, vale la pena citar, como otro ejemplo clarificador, el Acuerdo de ayuda recíproca entre el Reino Unido y Polonia, firmado en Londres el 25 de agosto de 1939.
Como se sabe, el Acuerdo de amistad anglo-polaca firmado por Lord Halifax y por el conde Rczynski constituyó una evidente violación del Acuerdo que Alemania y Polonia habían estipulado el 26 de enero de 1934, así como una explícita intromisión en las delicadas relaciones entre el Reich nacionalsocialista y la URSS; Berlín y Moscú, de hecho, apenas dos días antes, el 23 de agosto, habían suscrito un tratado de no agresión, que ha pasado a la historia como el Pacto Molotov-Ribbentrop, por el nombre de los respectivos ministros de asuntos exteriores.
En tal circunstancia, el Reino Unido pretendía utilizar, en el ámbito de un dispositivo diplomático-militar teóricamente paritario, la posición de Polonia como “cuña” entre dos potencias continentales, con el fin de invalidar, simultáneamente, tanto la creación de un potencial eje Moscú-Berlín como los acuerdos germano-polacos, y alejar de tal modo toda perspectiva de acoplamiento entre la península europea y la masa asiática.
La acción de perturbación diseñada por Londres, mediante una actividad de fino tejido diplomático, a la que no eran extraños los EEUU (6), era perfectamente coherente con la doctrina geopolítica británica, que había hecho de la valoración de las tensiones entre las naciones continentales un elemento sustentante de la política de equilibrio (balance of power).
Los caracteres de la Alianza noratlántica
Los ejemplos más arriba citados nos permiten analizar, por comparación, otro caso de alianza hegemónica: el caso, muy particular, del Pacto atlántico.
También aquí, el mayor beneficiario de la alianza en cuestión es una potencia marítima, los Estados Unidos.
La potencia del otro lado del Atlántico siempre ha exaltado, en relación a la masa eurasiática (7), su carácter insular, precisamente como Inglaterra hizo en relación al continente europeo, y análogamente a Inglaterra, en el ámbito de las relaciones de fuerza entre naciones, ha activado el criterio de la política de equilibrio.
Los caracteres que distinguen el Pacto atlántico son al menos tres: su larga duración, la limitación de la soberanía de la mayor parte de los aliados, en beneficio de los EEUU, y la agresividad de su organización (la OTAN).
En referencia a la primera característica, el Pacto atlántico seguramente ha superado con mucho el límite temporal que parecía subyacer, generalmente, a las coaliciones militares y que Tucídides había fijado en torno a los treinta años (8).
A menudo, a propósito de la duración de la Alianza atlántica, que precisamente este año cumple ya sesenta años, se considera su anomalía respecto al principio que habría guiado siempre la política exterior de los EEUU, el de confiar sólo en alianzas temporales y en casos de extraordinaria emergencia.
En realidad, cuando se trata esta cuestión, no se tienen en cuenta al menos dos factores importantes: el primero, específico, contenido precisamente en la formulación del principio guía que Washington planteó en su Farewell Address (9).
Washington habló de alianzas temporales destinadas a mantener a los Estados Unidos “on a respectably defensive posture”, refiriéndose con esto claramente a acuerdos que debían durar todo el tiempo necesario para mantener a la Nación precisamente en una posición defensiva (10); el segundo, de orden más general, hay que ponerlo en relación con la pulsión mesiánica que, además de animar el patriotismo estadounidense e impregnar el carácter nacional de los norteamericanos, condiciona y regula las elecciones expansionistas e imperialistas de Washington (11).
El excepcionalismo mesiánico siempre ha sido para los gobernantes estadounidenses una categoría a la que recurrir para construir y justificar las estrategias más convenientes para los intereses nacionales.
La “extraordinaria emergencia”, en la perspectiva religiosa vetero testamentaria propia de la tradición estadounidense, tendrá, por tanto, una duración que se dilatará con la expansión de estos mismos intereses a escala mundial.
De hecho, la limitación de la soberanía de muchos miembros de la Alianza Atlántica se debe no sólo a su génesis, acaecida en un periodo en el que las naciones europeas, que habían salido destruidas de la guerra, tenían escasa capacidad de negociación con la potencia del otro lado del Océano; sino, principalmente, a la serie de “medidas vinculantes de acompañamiento” que, constituida por Acuerdos, Tratados y Cláusulas secretas entre los Países europeos específicos y los EEUU, ha supuesto ( y sigue suponiendo) la difusión de instalaciones logísticas y bases militares estadounidenses y de la OTAN en toda Europa.
Aunque sólo sea por poner un ejemplo, consideremos, a tal respecto, el caso emblemático de Italia, donde se cuentan, entre bases e instalaciones militares de distinto género, directa o indirectamente ligadas a los EEUU y a la OTAN, hasta un centenar (12).
Las “medidas de acompañamiento” que sustancialmente limitan la soberanía nacional de Italia, vinculándola fuertemente, en el plano militar, al sistema geopolítico occidentalista guiado por los EEUU, son al menos cuatro:
1) el Bilateral Infrastructure Agreement (BIA) o Acuerdo secreto USA-Italia del 20 de octubre de 1954.
El acuerdo, firmado por el ministro Scelba y por la embajadora estadounidense Clare Booth Luce, no ha sido sometido nunca a la verificación ni a la ratificación del Parlamento italiano;
2) el Acuerdo bilateral Italia-USA del 16 de septiembre de 1972;
3) el Memorandum de entendimiento USA-Italia (Shell Agreement) del 2 de febrero de 1995;
4) el Acuerdo secreto ‘Stone Ax’ , estipulado en los años ‘50/’60 y renovado después del 11 de septiembre de 2001.
A estos acuerdos, obviamente, hay que añadir también:
a) las cláusulas secretas contenidas en la Convención de Armisticio del 3 de septiembre de 1943;
b) las cláusulas secretas del Tratado de paz impuesto a Italia el 10 de febrero de 1947,
c) el Tratado OTAN, firmado en Washington el 4 de abril de 1949, y que entró en vigor el 1 de agosto de 1949.
En referencia al tercer carácter mencionado, el referente a la agresividad de la Organización de la Alianza Noratlántica, observamos que este resulta claro y manifiesto si se considera la articulada estrategia puesta sobre el terreno por los EEUU al término de la segunda Guerra Mundial con el fin de una auténtica hegemonía (13) a nivel mundial.
Tal estrategia se compone de dos dispositivos geopolíticos diferentes (14).
El primero, basado fundamentalmente en mecanismos económicos, se refiere esencialmente a:
- El ERP, l’European Recovery Program, más conocido como Plan Marshall (1947), debido al nombre del entonces secretario de Estado, George Marshall. Mediante el Plan de reconstrucción de Europa occidental, Washington condicionó, tal y como observan los geopolíticos franceses Chauprade y Thual, la integración económica europea en un espacio económico controlado por ellos;
- El GATT, Acuerdo General sobre las Tarifas y el Comercio (1947) para favorecer la liberalización del comercio mundial erosionado las prerrogativas nacionales;
- El Banco mundial (1945).
El otro dispositivo, diplomático y militar, comprendía más allá de la OTAN (1949):
- El Pacto de Bagdad, que luego se convirtió en el Pacto CENTO (Central Treaty Organisation) (1959), después de la salida de Irak en 1958;
- El Pacto de Manila o SEATO (South East Asia Treaty Organization) de 1954;
- El Pacto tripartito de seguridad entre Australia, Nueva Zelanda y EEUU, conocido con el acrónimo ANZUS, de 1951.
En tal estrategia es evidente la función de la OTAN como elemento de tutela militar en Europa occidental y mediterránea (15) y de presión hacia las fronteras occidental y meridional de la Unión Soviética.
La voluntad estadounidense de una guarnición militar en Europa surge también de la conocida afirmación del presidente Roosevelt, según la cual el Rin tenía que ser considerado como la frontera oriental de los EEUU (16).
La OTAN constituye, desde su creación, una malla específica de la red estadounidense para cercar toda la masa eurasiática.
La aplicación de la teoría del containment (un eufemismo retórico que ha enmascarado, en el periodo de la Guerra Fría, el cerco geoestratégico de Eurasia) en realidad era un claro acto de prepotencia militar y diplomática dirigido por los EEUU contra la URSS y, además, una advertencia amenazante a las otras naciones asiáticas y mediterráneas.
El carácter agresivo del Pacto atlántico se ha manifestado, en los últimos años, con la ampliación (otro eufemismo que pretendería ocultar el carácter expansionista de los EEUU) de su organización hacia Europa oriental y las Repúblicas centroasiáticas.
El Pacto antieuropeo y antieurasiático en el nuevo sistema multipolar
El Pacto atlántico se configura, por tanto, como una alianza típicamente hegemónica, antieuropea y anti-rusa en el periodo del bipolarismo; antieurasiática después del hundimiento de la Unión Soviética.
Antieuropea, porque con su presencia ha impedido la constitución de un ejército europeo y ha contribuido a la larga ocupación estadounidense del Viejo Continente; antieurasiática, porque ha impuesto a Europa occidental el bien conocido papel de “cabeza de puente” construida en el continente eurasiático en función de las miras estadounidenses para el dominio mundial.
En los albores del nuevo sistema multipolar, sin embargo, el dispositivo estadounidense parece que está ya obsoleto: una malla de una red (por otra parte, cada vez más deshilachada) que no logra “contener” eficazmente (17) la fuerza de las Naciones asiáticas emergentes y su derecho, durante mucho tiempo conculcado, de determinar su propio destino.
Con la presencia, en la política mundial, de naciones cada vez más determinadas y de dimensiones continentales como Rusia, China, India y Brasil, los intereses nacionales específicos de los pueblos europeos muestran, una vez más, su falta de influencia en el plano geopolítico y, sobre todo, la innatural posición de Europa en el campo occidentalista.
La conciencia de la propia falta de influencia geopolítica llevará a los europeos, tarde o temprano, a comprender que la participación en la Alianza atlántica es un vínculo que podría alejarlos de sus propios intereses mediterráneos y asiáticos.
Si Europa quiere participar como protagonista en el nuevo sistema multipolar debe, lo más pronto posible, salir de las sofocantes y limitativas lógicas nacionales que la dividen y reconocer que constituye el componente oriental del espacio geopolítico eurasiático. Moscú, Nueva Delhi y Pekín no esperan otra cosa.
La asunción de una clara visión geopolítica impone a los europeos, para salvaguardar sus propios intereses económicos, militares, políticos y culturales, la reivindicación de una inédita soberanía continental que puede ser alcanzada sólo a partir de la denuncia de la OTAN como instrumento de dominio de los EEUU y de la contextual creación de una fuerza armada europea.
Notas:
1. Para un tratamiento de la teoría contemporánea de las alianzas nos remitimos a Marco Cesa, Teorie delle alleanze, in “Quaderni di scienza politica”, II, 2, 1995, pp. 201-283.
2. Alessandro Colombo, La lunga alleanza. La Nato tra consolidamento, supremazia e crisi, Franco Angeli- Ispi, Milano 2001. A. Colombo, muy agudamente, identifica en tres razones la desconsolante ambigüedad histórica y semántica del término alianza.
La primera residiría en la “enorme variedad de las formas históricas de alianza: variedad en el tipo de compromisos, en su formalización, en su duración y en sus objetivos” (p.25);
La segunda, que refleja parcialmente la primera, consiste en la “extrema variedad de los términos y de las metáforas con las cuales, en el curso de la historia, estos acuerdos se han expresado” (p.26);
La tercera, finalmente está ligada, según el estudioso, al “deslizamiento semántico” por el cual “la entonación eufemística de la cultura política del último siglo no podía evitar (…) el fenómeno de las alianzas” (p.26). La ambigüedad a la que se refiere Colombo, a nuestro juicio, permanece también en el ámbito, ciertamente más riguroso por lo menos en el plano formal, del derecho internacional, por el cual el acuerdo de alianza considera un compromiso exclusivamente recíproco entre dos o más estados.
3. Antonio Zischka, Le alleanze dell’Inghilterra, Casa editrice mediterranea, Roma 1941-XIX, p. 41.
Para Johann von Leers, que está de acuerdo con Zischka acerca de la valoración de la insularidad en función de la política de poder llevada a cabo por los Ingleses, en cambio, Inglaterra se habría emancipado de la masa continental europea en la época de la invasión normanda.
Escribe, de hecho, el autor alemán, “Desde el momento en que los Normandos tomaron posesión de las islas británicas, la política exterior que partía de allí cambió completamente.
Los Anglosajones sólo se habían defendido contra los ataques que partían del Continente.
Los Normandos, en cambio, se sirvieron de Inglaterra como base para reprimir a las potencias continentales.
Fueron los primeros en valorar la insularidad inglesa, la ventaja de estar en una tierra sin vecinos e inatacable, como política de poder”, L’Inghilterra, l’avversario del continente europeo, Edizioni all’insegna del Veltro, Parma 2005.
4. Antonio Zischka, op. cit., p. 50.
5. Antonio Zischka, op. cit., p. 53.
6. Se hace referencia a los encuentros que tuvieron lugar en Francia en noviembre de 1938 y febrero de 1939 entre el embajador estadounidense William Christian Bullitt Jr. y los embajadores polacos Potocki e Lukasiewicz; relatado en Giselher Wirsing, Roosevelt et l’Europe (Der Masslose Kontinent), Grasset, Paris s.d., ma 1942, p. 266.
7. “Geopolíticamente América es una isla distante del gran continente eurasiático”, así se expresa Henry Kissinger, L’arte della diplomazia, Sperling & Kupfer Editori, Milano 2006, pp.634-635
8. Bernard Guillerez, L’Otan, instrument de la puissance américaine, en “Revue Française de Géopolitique”, 1, 2003, p. 215.
9. El principio de las temporary alliances es formulado por George Washington en su Farewell address, el 19 de septiembre de 1796.
En aquella ocasión el primer presidente de los Estados Unidos afirmó: “Taking care always to keep ourselves, by suitable establishments, on a respectably defensive posture, we may safely trust to temporary alliances for extraordinary emergencies”.
(Teniendo cuidado siempre de mantenernos, mediante los acuerdos pertinentes, en una postura razonablemente defensiva, podemos confiar con seguridad en alianzas temporales para emergencias extraordinarias)
10. La interpretación de la “posturas defensiva” está directamente ligada al carácter insular de los EEUU.
11. Para un tratamiento de las fuentes religiosas relativas a la formación de la identidad nacional de los EEUU, remitimos, entre otros, a: Chosen Peoples: Sacred Sources of National Identità, Oxford University Press, New York 2002 y a Romolo Gobbi, America contro Europa, MB Publishing, Milano 2002.
Sobre las relaciones entre excepcionalismo e imperialismo estadounidenses remitimos a Anders Stephanson, Destino manifesto. L’espansionismo americano e l’Impero del Bene, Feltrinelli, Milano 2004.
12. Alberto B. Mariantoni, Dal “Mare Nostrum” al “Gallinarium Americanum”. Basi USA in Europa, Mediterraneo e Vicino Oriente, en “Eurasia. Rivista di Studi Geopolitici, 3, 2005, pp. 81-94.
13. Sobre el término hegemonía aplicado a la potencia estadounidense, Chalmers Jonson, denunciando su retórica, escribe: “Algunos autores han empleado el concepto “hegemonía” para indicar un imperialismo sin colonias; en la era de las “superpotencias” después de la Segunda Guerra Mundial la hegemonía se convirtió en sinónimo de los “campos” occidental y oriental. En este caso, el uso de conceptos adecuados se complica por la tendencia de los Estados Unidos a acuñar eufemismos para la noción de imperialismo, que hiciesen que su versión americana pareciese un poco más inocua e inocente, al menos, a ojos de los ciudadanos de aquel país”, en The Sorrows of Empire, London, Verso 2004, p. 30, citado por Herfried Münkler, Imperi. Il dominio del mondo dall’antica Roma agli Stati Uniti, Il Mulino, Bologna 2008, p.66.
14. Aymeric Chauprade, Francois Thual, Dictionnaire de Géopolitique, Ellipses, Paris 1999, pp. 148-149.
15. Hastings Lionel Ismay, primer secretario de la OTAN, a propósito de las finalidades del Pacto, se expresó así: “to keep the Germans down, the Russians out and the Americans in”.
El objetivo principal de la OTAN, en referencia a Europa, por tanto, era el de mantener la presencia americana en el territorio europeo, no el de “defenderlo”.
16. Giselher Wirsing, op.cit., p. 266.
17. Zbigniew Brzezinski, considerando que las nuevas realidades políticas globales parecen indicar el declive de “Occidente”, considera que la “Comunidad atlántica (tiene que) mostrarse abierta a una mayor participación por parte de los países no europeos”.
El politólogo y geoestratega estadounidense prevé una función de Japón (y también de Corea del Sur) en el ámbito de la OTAN, con el fin de que Tokio esté aún más ligado a los intereses nacionales de los EEUU. Zbigniew Brzezinski, L’ultima chance, Salerno editrice, Roma 2008, p. 150.
Tiberio Graziani
Director de la revista italiana de estudios geopolíticos Eurasia.
www.eurasia-rivista.org
Traducido por Javier Estrada
Siendo bastantes las innovaciones de la nueva política exterior que parece apuntar el Gobierno Obama, como se ha podido comprobar en las últimas semanas, están lejos, sin embargo, de significar una sustancial reforma de algunos viejos usos, muy arraigados al paso del tiempo.
Es indudable que la entrada en el primer plano de la escena política internacional de nuevos actores (sobre todo Rusia, pero también otros, como China y algunos Estados iberoamericanos) ha introducido una modificación importante en la fórmula utilizada por Bush. Ésta, básicamente, consistía en: "primero nosotros y luego los demás". El "nosotros" estaba formado por EEUU y algunos países de la Unión Europea, lo suficientemente dóciles como para no discutir las imposiciones de la Casa Blanca; el "trío de las Azores" fue un claro paradigma de esto. En "los demás" se encontraba el resto del mundo, que habría de plegarse forzosamente, por convicción o mediante la fuerza militar, a los designios de Washington.
Obama ya no lo percibe así, y el avance producido por este cambio de percepción es muy positivo para el mundo. Pero, no obstante, están apareciendo algunos factores que pueden lastrar esta sensación de innovación. El principal de ellos tiene su corazón en Europa y su mente en EEUU: es la OTAN.
Tiene muy poco de innovación el seguir considerando a la OTAN como el elemento esencial para la seguridad conjunta de Norteamérica y de la Unión Europea, añadiéndole, como suplemento operativo, la misión de estabilizar el mundo, llegando hasta Afganistán si es preciso. El resultado es que se sigue utilizando una vieja herramienta, procedente de la Guerra Fría, para actividades y operaciones que eran inimaginables cuando se firmó el Tratado del Atlántico Norte. Es como pretender atender a un moderno automóvil de última generación con la caja de herramientas que se incluía en el Seat 600.
Ése es el meollo de la cuestión. La OTAN no es sólo una superestructura burocrática, política y militar, sino que lleva consigo, todavía y a pesar de los años transcurridos, una notable inercia ideológica. Si ésta puede pasar algo inadvertida para los miembros veteranos de la Alianza, curados ya de espanto y escépticos respecto a la realidad de la amenaza que la creó y la hizo crecer, influye todavía con vigor sobre los nuevos aliados, los que se liberaron de la sombra del Pacto de Varsovia y del Moscú soviético que los controló durante largos años.
Una estructura militar no sobrevive sin un enemigo. La extinta URSS fue el enemigo que mantuvo a la OTAN con vida, activa, desarrollada y crecientemente expansiva. Los viejos militares españoles sabemos algo de esto. De tener como principal amenaza para la seguridad nacional al "enemigo interior" del anterior régimen, pasamos a organizar nuestros ejércitos con vistas a frenar en seco a las divisiones acorazadas soviéticas que en su fulgurante carrera ofensiva alcanzaran los Pirineos.
Más que la fidelidad a los llamados "valores democráticos de Occidente", la OTAN estaba sostenida por la fórmula de los mosqueteros: "Todos para uno y uno para todos". Por eso no tuvo inconveniente en admitir en su seno a la dictadura portuguesa o a la Turquía de los militares golpistas. Y entre sus aliados de la Guerra Fría no vaciló en contar con represivas dictaduras y regímenes muy poco recomendables.
La situación ha cambiado notablemente y Rusia ha dejado de ser la URSS, reclamando el puesto en Europa que históricamente le pertenece. De ahí las dificultades que experimenta la idea de una defensa conjunta del continente europeo, y las propuestas rusas, harto razonables, de establecer un sistema defensivo que englobe a la Europa histórica. Engarzar esto con el sistema noratlántico de defensa conjunta parece un problema de muy complicada resolución.
Están en juego varias tendencias muy poco coincidentes: 1) EEUU desea seguir utilizando la OTAN como elemento esencial de la defensa conjunta de Occidente; 2) La Unión Europea desearía no depender tanto de EEUU para los asuntos de su defensa militar y disponer de organizaciones autónomas puramente europeas; 3) Motivos económicos, sociales y políticos obligan a no aceptar que la Europa histórica siga dividida por una frontera militar que mantenga a Rusia fuera de su núcleo esencial.
¿Cómo se pueden articular elementos tan dispares? Las reuniones que en breve van a tener lugar en diversos foros internacionales nos darán una idea de lo que el futuro reserva a los europeos. Ni siquiera éstos coinciden en una postura unánime. No es anecdótico que el presidente del Estado que ostenta la presidencia de la UE durante el presente semestre sea un "euroescéptico" como Vaklav Klaus. La congénita debilidad europea en política exterior y de defensa, agravada desde la ampliación del 2004, no es un factor positivo a la hora de sentarse a negociar en la misma mesa con Rusia y EEUU. Habrá que observar y esperar.
Alberto Piris
General de Artillería.
Este es siempre un dolor de cabeza para sus dirigentes. Han venido buscando siempre la ubicación de la OTAN para darle la razón de su continua existencia.
Desde el término de la Guerra Fría hasta antes del incidente del 11 de septiembre, la OTAN atravesó el primer período de transformación, cuyo núcleo fue ampliar “la responsabilidad y misión” de la OTAN.
Tras el incidente del 11 de septiembre, la OTAN entró en el segundo período de transformación, es decir, salir de la zona de defensa de Europa para dirigirse al mundo entero y desempeñar su papel en la “lucha antiterrorista” y el “terreno de la seguridad internacional”.
En la actualidad, la OTAN está preparándose para la tercera transformación: Además de las tareas de defensa tradicional, ampliará sus funciones en la energía global, el cambio climático y otros dominios, para convertir la OTAN en una “organización internacional omnipotente”.
Para hacer realidad este objetivo, los dirigentes de la OTAN se proponían en un principio firmar una nueva “Carta del Atlántico” o formular una “edición actualizada” para el “Concepto Estratégico de la Alianza” aprobado por la Cumbre de Washington en 1999. No obstante, debido a la baja tasa de apoyo dentro de la OTAN, se ha bajado la categoría para emitir una “Declaración sobre la Seguridad de la Alianza”. A criterio de los altos dirigentes de la OTAN, esta declaración anunciará la declaración de la OTAN de poner en práctica una serie de tareas desde el núcleo de defensa colectiva hasta la garantía de la seguridad y aclarará la razón por la cual la OTAN seguirá existiendo y, además, ofrecerá una orientación política para el nuevo concepto estratégico de la OTAN y definirá su rumbo de desarrollo.
Esta es una razón que las personas dentro y fuera de la OTAN tendrán que pensar concienzudamente. Lo que más preocupa a la gente es dónde y en qué forma será puesta en práctica.
(Pueblo en Línea)
Los países miembros son:
Alemania, Albania, Bélgica, Bulgaria, Canadá, Croacia, República Checa, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estados Unidos, Estonia, Francia, Gracia, Hungría, Islandia, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Noruega, Países bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, Rumania y Turquía.
Sin embargo, y a pesar de que son 29 los países que conforman esta coalición militar, sólo Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido (5) países de naturaleza imperialista históricamente tienen derecho a veto, es decir, pueden prohibir o no, cualquier decisión que esté en disputa aún y cuando el resto de los 24 países restantes estén en desacuerdo.
Este derecho de veto ha tenido la capacidad de dividir a los países en dos grupos, los que disponen y los que no disponen, parece injusto el privilegio que ha hecho capaz a los países que lo disfrutan de influir en decisiones en pro de sus propios intereses.
La OTAN comenzó a fungir como policía del mundo, o por lo menos del norte, bajo la batuta del imperio norteamericano, quien utilizando esta estructura la mayoría de las veces al margen de la ONU, quiere comportarse como el "solucionador" de problemas externos a su territorio, siempre y cuando estos ocurran en países indefensos o por lo menos "fáciles" de vencer en una guerra.
Estados Unidos utiliza a la OTAN y a los países sumisos que la integran como un instrumento para destruir o subordinar a los países del mundo que lo desafían, bien sea mediante la utilización de todo su poderío bélico, el cual va desde misiles teledirigidos, pasando por aviones “invisibles”, hasta el uso de armas radiactivas.
La OTAN ha sido un éxito imperial y ha sobrevivido desde el fin de la guerra fría, hasta su paso hace 10 años por Kosovo, no obstante, el gran problema ulterior es redefinir sus objetivos en un mundo en el que ya no existe la amenaza que le hizo nacer.
¿Para qué sirve la OTAN?
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