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El "gobierno de guerra" de Israel |
La asunción de un gobierno ultraderechista encabezado por Netanyahu en Israel, así como la visita y las reuniones mantenidas el lunes por el jefe del Ejercito israelí con las primeras líneas de funcionarios de la Casa Blanca y el Pentágono, configuran para la prensa norteamericana señales claras de una "derechización militarista" del conflicto en Medio Oriente.
Las posibilidades de un "gobierno de guerra" en Israel se reforzaron con la noticia de que el ultraderechista sionista, Avigdor Lieberman, dirigirá la política exterior en la futura administración, función que ya acordó con Benjamín Netanyahu, el próximo jefe de Gobierno israelí.
Si no se produce algún cambio inesperado en los próximos días, la mano derecha de Netanyahu, será entonces su futuro canciller, el ultraderechista Avigdor Lieberman, quien basó su campaña electoral en la incitación al odio entre judíos y musulmanes.
El acuerdo del Likud con Lieberman, y del partido Israel Beitenu, se firmó el lunes y consigna que la agrupación ultraderechista, la tercera fuerza del país, obtendrá el ministerio de Relaciones Exteriores, al igual que los de Seguridad Interior, Infraestructura, Turismo e Integración (inmigración).
Tras el acuerdo de Netanyahu con Lieberman, el secretario general adjunto de la Liga Arabe, Mohamed Sobeih, dijo que "la formación de un gobierno de extrema derecha es un mensaje claro que significa el rechazo de todas las formas de paz".
Javier Solana, jefe de política Exterior de la Unión Europea, dijo el lunes que si el nuevo gobierno ultraderechista de Israel no apoya la solución de los dos Estados para dos pueblos, avalada por los países árabes y todo occidente, "podría haber consecuencias".
Según coinciden varios analistas del ala conservadora de la prensa norteamericana, la ultraderecha en el gobierno del Estado judío reconfigura un escenario fundamentado en la hipótesis de que Netanyahu reiniciará la invasión y ataques a Gaza.
La asunción de un nuevo gobierno controlado por la ultraderecha producirá una nueva escalada de la violencia en un escenario donde posiblemente Hezbolá atacará a Israel desde el norte, obligando al Estado judío a atacar centros de la organización armada en Damasco, Siria, estiman desde los sectores conservadores de EEUU.
Esto, según las hipótesis en boga, creará las condiciones para que Irán ataque instalaciones petroleras en Medio Oriente vitales para EEUU e Israel, al tiempo que Irán seguirá desarrollando aceleradamente su plan nuclear.
De acuerdo con un reciente informe del Pentágono, la victoria del ultra-derechista sionista Benjamin Netanyahu como primer ministro de Israel, aumenta la "probabilidad de guerra en el corto plazo en Medio Oriente al 55%".
La estimación generalizada en el mundo árabe es que el fracaso militar de la operación "Plomo Fundido" para terminar con la estructura político-militar de Hamás "derechizó" aún más al poder y a la sociedad israelí, que no concibe su existencia con un "Irán nuclear" y con Hamás y el resto de la resistencia palestina en pie.
Otros analistas afirman que, en el caso de la amenaza iraní de una tercera guerra mundial como en el de la decisión de Israel de evitar "a todo precio" que Teherán se convierta en una potencia atómica, hay elementos de guerra psicológica, pero la tensión bilateral y el miedo al futuro son reales en ambos bandos.
El lunes, el jefe de Estado Mayor israelí, teniente general Gabi Ashkenazi, quien se encuentra en una visita oficial en EEUU, señaló que la amenaza iraní podría ser manejada a través de sanciones, pero insistió en que un ataque militar israelí es una "seria" opción.
Ashkenazi reiteró que cualquier decisión definitiva en relación a un posible curso de acción de Israel contra Irán sería realizada por el Gobierno y no por él, añadiendo que como jefe de Tzáhal fue consultado para preparar diversas contingencias y que una operación militar es una posibilidad concreta.
El jefe del Ejército judío se reunió con el Asesor de Seguridad Nacional de de la Casa Blanca, James Jones, y su visita a Washington incluyó una reunión con el consejero sobre Irán del presidente Barack Obama, Dennis Ross, en lo que la prensa norteamericana interpretó como una maniobra de presión para impulsar acciones inmediatas contra Teherán.
La visita de Ashkenazi al Pentágono también incluyó reuniones con la Junta de Jefes de Estado Mayor estadounidense, donde -según la prensa- habrían desarrollado informes sobre el avance tecnológico de Irán en su capacidad para desarrollar la fabricación de una bomba nuclear.
Un informe de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), a fines de noviembre, alertando que Irán ya está "en capacidad de fabricar una bomba nuclear" sirvió de argumento para montar una operación internacional en gran escala encabezada por Israel y EEUU, contra el programa atómico de Teherán.
Bajo la consigna de que hay que "parar a Irán" las potencias sionistas y los "socios" árabes del eje USA-UE lanzaron desde la ONU una campaña de presión internacional que podría derivar en un endurecimiento extremo de las sanciones económicas y en un proceso de aislamiento de Irán, cuyo resultante podría desembocar en una escalada militar a corto plazo en el Golfo Pérsico.
Todas las señales indican que en el presente la "opción diplomática" (como consecuencia de la presión de EEUU e Israel) está ingresando en una "fase dura" en el Consejo de Seguridad de la ONU donde las potencias debaten acciones extremas contra Teherán, como el bloqueo económico y el cerco militar frente a las usinas iraníes en el Golfo Pérsico.
Los observadores de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) advirtieron en su último informe que Irán dispone del suficiente uranio enriquecido para fabricar una bomba nuclear, según lo publicó en noviembre el diario estadounidense The New York Times.
Tel Aviv siempre dejó en claro que un Irán en posesión de armamento nuclear es la "máxima amenaza" para su supervivencia y seguridad. Si bien el régimen de Teherán -como consigna el informe de la AIEA- todavía no tiene la bomba, ya está en capacidad de empezar a fabricarla.
En su última reunión en Washington, las grandes potencias sionistas implicadas en las discusiones sobre el programa nuclear iraní ratificaron su propósito de ejercer presión sobre Teherán para que renuncie a ese programa.
Para los expertos en EEUU, siempre estuvo claro que la delgada "línea roja" que separa a la guerra de la paz en Medio Oriente está marcada por la evolución del programa nuclear iraní.
Un documento militar difundido en la última semana de noviembre de 2008 por el influyente diario judío, Haaretz, revelaba que el Estado Mayor de las fuerzas armadas israelíes ya cuenta con un "plan de contingencia" para atacar a Irán, más allá de la decisión de EEUU y de las potencias centrales en la ONU.
Como ya venía advirtiendo la prensa norteamericana, la plana mayor militar del Estado judío (igual que los halcones conservadores USA) teme que posibles negociaciones de la administración de Obama postergue las acciones militares dándole al régimen de Teherán un tiempo valioso para avanzar en la construcción de una bomba nuclear.
Según los principales diarios y analistas estadounidenses (The New York Times y The Washington Post, entre ellos) tanto EEUU como Israel ya tienen planificado al detalle un ataque, junto o por separado, contra las usinas nucleares de Irán.
Como se sabe, Washington "contuvo" hasta ahora a los halcones israelíes argumentando que había que agotar la "opción diplomática" antes de pasar a una "opción militar" orientada a desmantelar el programa nuclear iraní.
Según The Washington Post, los halcones que gestionan Defensa y la política exterior de Obama no descartan la participación de la OTAN (el brazo armado de la alianza USA-UE) en maniobras de presión militar contra Irán en Golfo Pérsico.
En ese entramado, un "frente árabe aliado" compuesto por los socios regionales de EEUU e Israel podría jugar un papel clave, complementario de la OTAN, en una estrategia de aislamiento económico, político y militar de Irán, como clima previo para acciones militares consensuadas contra sus plantas nucleares.
Para algunos medios, como The New York Times, se huele algo así como una "operación final" para obligar a Irán al abandono de su programa nuclear sin que se llegue a la "opción militar" preparada por el Pentágono.
Sin embargo, otros medios no creen que EEUU otorgue "luz verde" para un ataque militar a las usinas iraníes antes de encontrar una solución conjunta para Afganistán y Pakistán donde la creciente ofensiva de los talibanes complica cualquier salida en Medio Oriente.
No obstante, el fantasma de un ataque militar sorpresa de Israel a las usinas nucleares iraníes (unilateral o con EEUU) siempre está presente y puede precipitar el desenlace de los acontecimientos y dejar en la nada la "opción diplomática" con Irán en la ONU.
De acuerdo con The Washington Post, con la ultraderecha belicista controlando las decisiones del gobierno de Israel se incrementan de un ataque sorpresa a las usinas de Irán a modo de "hecho consumado" para obligar a EEUU a intervenir en las operaciones.
Según el Post, el estado mayor militar israelí se juega a que un posible (y lógico) contraataque iraní, a su vez, podría consolidar al frente de los "aliados árabes" y las potencias de la OTAN dentro de una operación militar abierta contra Irán y sus instalaciones nucleares.
(continue)

Etiquetas: conocimiento, medios, memoria, multitud, politica, violencia.
Pero analistas israelíes e iraníes consideran que similares declaraciones formuladas por dirigentes de Irán -y su ayuda al palestino Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) y al movimiento chiita libanés Hezbolá- no constituyen, en realidad, un llamado a poner fin al Estado judío, y mucho menos con usar la fuerza militar para destruirlo.
Según estos analistas, el hecho de que Teherán condene a Israel y abrace la causa palestina ha sido una estratagema para volcar la opinión pública árabe contra las políticas de hostilidad hacia el régimen iraní implementadas por los regímenes sunitas.
En una conferencia que impartió en noviembre de 2007 en la septentrional ciudad italiana de Bolonia, Shlomo Ben-Ami, ex ministro de Relaciones Exteriores y de Seguridad Pública de Israel (1999-2001), observó que la política iraní hacia su país era mal comprendida.
Irán ha sido "más un enemigo de la reconciliación árabe-israelí que de Israel como tal", sostuvo.
El proceso que condujo a los acuerdos de paz de Oslo (1993) entre árabes e israelíes, patrocinados por Estados Unidos, fue una "pesadilla" para Irán, dijo Ben-Ami.
"Para los iraníes, la mejor manera de proteger su régimen es congregando a las masas del mundo árabe contra los líderes que ceden a los judíos los intereses de los palestinos y los bienes más preciados de los musulmanes en Jerusalén", aseguró.
Irán comenzó a intensificar su retórica anti-israelí y a acercarse a Hamás por primera vez como respuesta al proceso de paz de Oslo. Antes, tenía apenas un contacto mínimo con las organizaciones de la resistencia palestina, según Trita Parsi, autor del libro "Treacherous Triangle - The Secret Dealings of Iran, Israel and the United States" ("Triángulo traicionero: Las relaciones secretas de Irán, Israel y Estados Unidos", Yale University Press, 2007).
Ben-Ami observó que Irán no tenía ninguna disputa política directa con Israel. Sin embargo, en los últimos años la amenaza israelí de atacar instalaciones nucleares iraníes introdujo un nuevo factor en la ecuación.
El ex profesor de la Universidad de Teherán Hossein Seifzadeh, ahora miembro del Instituto de Medio Oriente en Washington, coincidió en que Irán jugaba la carta islámica -es decir, la carta anti-Israel- en Medio Oriente para obtener una imagen más favorable entre las poblaciones de estados árabes sunitas.
La retórica anti-israelí de Irán y su apoyo a Hamás y Hezbolá ha sido un exitoso ejercicio diplomático en el mundo árabe, según Seifzadeh.
"Toda la imagen de Irán en Medio Oriente ha cambiado. Hace 10 años, Irán era visto simplemente como un Estado chiita", dijo a IPS.
Pero a causa de esta posición de alto perfil sobre Israel y los palestinos, ahora Ahmadineyad se ha convertido en "la figura más popular de Medio Oriente", sostuvo Seifzadeh.
Otro objetivo de la retórica anti-israelí del presidente de Irán parece ser reducir la oposición interna ante posibles negociaciones con Estados Unidos.
Según un especialista iraní que participó en una reunión privada con Ahamdineyad durante su visita de octubre de 2007 a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el mandatario explicó su retórica anti-Israel como necesaria para hacer que una apertura hacia Washington sea políticamente aceptable en su país..
El analista, que pidió no ser identificado porque la reunión no era oficial, citó a Ahmadineyad diciendo:
"No puedo abrirme a Estados Unidos a menos que cree un enemigo que sea aún peor que Estados Unidos".
Al preguntársele si no podía haber elegido convertir a Rusia en el enemigo en vez de a Israel, Ahmadineyad replicó:
"No, eso no funcionaría", dijo el analista.
Ese comentario privado es consistente con el hecho paradójico de que el ultranacionalista Ahmadineyad ha ido más lejos que cualquier líder iraní anterior en expresar públicamente su voluntad de negociar con Estados Unidos, siempre que la potencia norteamericana ponga fin a su hostilidad hacia la República Islámica.
Pero su propio electorado conservador y ultranacionalista en el pasado se ha opuesto fuertemente a un acuerdo político con el "Gran Satán".
Intensificar la retórica contra el Estado judío fue una manera de que Ahmadineyad redujera el riesgo político de tales negociaciones.
Hooshang Amirahmadi, profesor de la estadounidense Universidad de Rutgers y presidente del Consejo Estadounidense Iraní, que reunió informalmente a funcionarios de los dos países, dijo en una entrevista que no le sorprendería oír una declaración semejante de parte de Ahmadineyad.
El presidente iraní ha estado ansioso de iniciar negociaciones con Estados Unidos, dijo.
"Su preocupación por la política interna lo ha hecho parecer más radical de lo que realmente es en relación a Israel", agregó.
El editor y estratega político conservador Amir Mohebbian, otrora partidario de Ahmadineyad, se refirió a la política de dos niveles de Irán hacia Israel en una entrevista concedida en diciembre en Teherán.
"Como eslogan, Irán dice que no podemos aceptar la realidad de Israel. Pero tenemos los eslóganes y tenemos la acción. Hay una diferencia entre ambos", señaló.
Mohebbian, quien ya no apoya a Ahmadineyad como candidato conservador para las próximas elecciones, dijo que un acuerdo con Irán puede "ayudar a Estados Unidos a solucionar la cuestión palestino-israelí".
Sugería así que Irán está listo para sacrificar su retórica respecto de acabar con el Estado judío como parte de un acuerdo con Washington que retire la presión impuesta sobre la República Islámica.
Israel y Estados Unidos retratan el apoyo financiero y militar de Irán a Hezbolá y Hamás como evidencia del deseo de eliminar al Estado hebreo.
Aproximadamente desde 1999, Teherán ha entregado a Hezbolá miles de cohetes que podría disparar contra Israel en caso de que éste atacara a Irán o a Líbano, pero no con fines ofensivos del movimiento chiita.
Israel consideró que los cohetes eran un elemento disuasivo clave ante un eventual ataque estadounidense o israelí contra plantas nucleares de Irán.
Pero en mayo de 2003, una iniciativa secreta de Irán para negociar con Estados Unidos sugería relegar el apoyo a Hezbolá y Hamás como parte de un acuerdo negociado más amplio.
Proponía como punto de negociación la "acción sobre Hezbolá para convertirla en una organización meramente política dentro de Líbano", y la "aceptación de la declaración de Beirut de la Liga Árabe", refiriéndose a la propuesta saudita de una solución que implique el reconocimiento de dos estados, Israel y Palestina.
También ofreció una interrupción "de cualquier apoyo material a grupos de la oposición palestina" (Hamás, Jihad, etcétera) que salga de territorio iraní y "presionar a estas organizaciones para que frenen las acciones violentas contra civiles dentro de las fronteras de 1967".
Así, el trato propuesto convirtió la política anti-israelí de Irán en una carta de negociación.
Todos los presidentes iraníes desde la muerte del ayatolá Ruhollah Jomeini en 1989, incluido Ahmadineyad, mostraron esa flexibilidad negociadora, diciendo que Irán apoyaría cualquier solución al conflicto palestino-israelí que fuera aceptable para los palestinos.
En testimonio prestado la semana pasada ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, el ex embajador estadounidense Frank Wisner relató una conversación que mantuvo hace unos años con el entonces presidente Mohammad Jatami (1997-2005).
Le preguntó si se daba cuenta de los peligros que implicaba que Irán armara a Hezbolá, incitando a una guerra con Israel y, posiblemente, con Estados Unidos.
Jatami le respondió:
"Usted tiene que recordar que nosotros planeamos nuestras defensas según criterios externos. Estamos intentando evitar que ustedes pongan su mano en nuestra garganta", recordó Wisner.
Gareth Porter
La última crisis diplomática se produjo luego de que Ali Akbar Nateg Nori, ex presidente de los Majils, dio un discurso en el que se refería a Bahrein como ex provincia de Irán. Sus declaraciones causaron una ola de furiosas protestas de parte de numerosas naciones árabes, particularmente de Arabia Saudita y de Egipto, y motivó que Marruecos se distanciara de Irán, aunque el propio Bahrein se mantuvo amistoso.
Rabat también acusó de Irán de querer propagar el Islam chiita en su reino sunita, una acusación que Teherán niega rotundamente.
IPS entrevistó telefónicamente a Jalali sobre las raíces de las tensiones árabe-persas y sobre cómo los vecinos de Irán ven la perspectiva de que ese país mejore sus relaciones con Estados Unidos, así como sobre la creación de un frente anti-iraní en el Golfo y el equilibrio de poder en la región.
IPS: ¿Usted considera significativo que la decisión de Marruecos de distanciarse diplomáticamente de Irán haya ocurrido luego de la ofensiva israelí contra Gaza a comienzos de este año?
KJ: Algunos países árabes estaban avergonzados por su reacción frente al conflicto de Gaza y fueron duramente criticados por el público general. El tema Irán-Bahrein ayudó a esos países a distraer la atención del verdadero tema importante de Medio Oriente (el conflicto palestino-israelí).
Algunos países árabes han intentado reemplazar a Gaza, un tema árabe, por un tema árabe-iraní. Incluso han procurado presentar un nuevo tema: el chiita-sunita. La cancillería marroquí señaló en una declaración que la República Islámica de Irán estaba propagando la fe chiita en su país. Esto no es verdad. La propaganda religiosa en otros países no está dentro de la política exterior de Irán.
IPS: En los últimos dos años, Teherán ha visto el desarrollo de un frente anti-iraní en la región. ¿Por qué?
KJ: La principal política de Irán es desarrollar sus relaciones con sus vecinos. Nuestros esfuerzos han estado concentrados en la evolución de las relaciones entre Irán y Estados Unidos. (Los líderes iraníes) pronostican un avance, y no están contentos con esta situación (el frente anti-iraní). Están haciendo lo mejor de sí para evitarlo.
También creen que hay acontecimientos en el mundo islámico que podrían presentar serios desafíos. Los sionistas también tienen un papel en esto, pues hacen énfasis en los conflictos dentro del mundo islámico y árabe.
IPS: ¿Qué puede hacer Irán para cambiar el equilibrio de poder en la región?
KJ: No es prudente correr. Este tema debe desarrollarse con sabiduría. La cooperación con la parte del mundo árabe que es más cercana a Irán debe ser intensificada, pidiéndole ayuda para resolver otros temas. No está en los mejores intereses del mundo árabe e islámico integrar un feudo familiar con Irán. Debemos unirnos con otros países islámicos para que podamos concentrarnos en los mayores desafíos que afronta el mundo islámico.
IPS: Pero parece que algunos de esos países no ven esto como un tema entre naciones islámicas. En realidad, lo ven como un asunto árabe-iraní, y no dejan a Irán entrar como un serio actor.
KJ: Hay visiones extremistas en el mundo árabe, que consideran a Irán como un oponente. Vemos esta idea en los medios árabes y entre algunos gobiernos. No es realista. El mundo árabe debería saber esto también.
IPS: ¿Cómo considera que los vecinos árabes de Irán ven las relaciones entre Washington y Teherán?
KJ: Los países árabes no están satisfechos con la perspectiva de unas relaciones estadounidenses-iraníes mejoradas, y cada vez que piensan que esas relaciones serán establecidas, reaccionan en forma negativa.
Estas reacciones se manifiestan en sus conversaciones con Estados Unidos o al crear un "factor de miedo" en la región, subrayando las disputas regionales para crear una imagen distorsionada de Irán. Consideran entre sus intereses mantener el actual estado de conflicto continuo entre Occidente, Estados Unidos e Irán.
IPS: ¿Qué soluciones procura Irán para fortalecer sus lazos con las naciones árabes en la región? ¿Podrían unas relaciones mejoradas con Estados Unidos cambiar la situación?
KJ: Sería simplista pensar que unas relaciones mejoradas con Washington resolverían los conflictos de Irán con los árabes. Y los conflictos entre Estados Unidos e Irán son tan profundos y complejos que no pueden ser resueltos en forma fácil. Los líderes iraníes no deben caer presa del mismo enfoque simplista de los árabes.
IPS: Muchos analistas señalan que el nuevo gabinete estadounidense le ofreció una rama de oliva a Irán, pero que Teherán no ha decidido todavía cambiar sus relaciones con Washington. ¿Usted qué cree?
KJ: No creo que Estados Unidos haya mostrado ninguna rama de oliva. ¿Haber designado a Dennis Ross asesor especial sobre Irán puede ser considerado una rama de oliva? Algunos miembros del gobierno estadounidense señalan algunas cosas positivas, pero ¿estas palabras se han convertido en políticas? ¿Han alcanzado un acuerdo para implementar las sugerencias que hizo Lee Hamilton en The Washington Post, incluyendo pedir disculpas al pueblo iraní por lo que ocurrió entre 1953 y 1979 (cuando un golpe respaldado por la CIA derrocó al gobierno electo del primer ministro Mohammad Mosaddeq e instaló al shá)?
IPS: ¿Para usted cuál es el primer paso de Estados Unidos?
KJ: Los estadounidenses deberán disculparse por su comportamiento pasado. También tendrán que observar las resoluciones de la Convención de Argelia, en la que se comprometieron a no interferir en los asuntos internos iraníes. También deben respetar el derecho internacional.
Por ejemplo, en cuanto al a tema nuclear, todos saben que la República de Irán no ha violado ninguna regulación, y que los informes del señor (Mohammad) ElBaradei (director de la Agencia Internacional de Energía Atómica, AIEA) testifican esto. Tendrán que admitir esto. Y dejar que la República de Irán continúe con sus actividades atómicas pacíficas bajo la supervisión de la AIEA.
Creo que Obama y Hillary Clinton tendrán que dar pasos prácticos. Estos pasos pueden lentamente remover la falta de confianza para que así se pueda concretar otra cooperación.
IPS: Algunos frentes radicales en Irán dicen que hay conflictos irreconciliables con Estados Unidos y es por eso que nunca se sentarán en una mesa de negociaciones. Como miembro conservador del parlamento, ¿está de acuerdo con éste análisis?
KJ: Nuestros conflictos no son irreconciliables, sino que se pueden solucionar. No estamos de acuerdo con una política unilateral. Obama dijo en su discurso inaugural que, hace 60 años, como hombre afro-estadounidense, su padre no podía comer en un restaurante en Estados Unidos, pero ahora su hijo es presidente.
Él debe saber que las política contra otros países e Irán son como las políticas contra los afro-estadounidenses.
Wu, quien también ha sido el primer embajador chino ante la Liga de Estados Árabes, es miembro del XI Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (máximo órgano asesor del país).
Qin afirmó que Wu implementará las políticas del gobierno chino sobre los asuntos de Oriente Medio, continuará manteniendo estrechos contactos con las partes pertinentes e impulsará las negociaciones y la reconciliación para conseguir avances en el proceso de paz en esta región.
El portavoz agregó que el anterior enviado especial, Sun Bigan, se ha esforzado en los tres últimos años por promover el proceso de paz y el desarrollo de Oriente Medio y ha jugado un papel positivo en el fomento de las relaciones entre China y los países de la zona.
(Xinhua)
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