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La deflación que se avecina |
Cuando el pasado otoño AIG estaba a punto de quebrar, Lehman lo había hecho unos días antes, recuerdo haber tenido el sentimiento de que nos estábamos aproximando al fin del mundo. AIG era, de hecho, el re-asegurador de todo el sistema bancario occidental al haber incluido en sus carteras una gran parte de los riesgos de bancos europeos y americanos.
Así que cuando estalló la crisis financiera, no fue extraño que AIG tuviera que enfrentarse a los mayores problemas de su historia. Uno de esos días, o mejor dicho de esas noches, sí que se me pasó por la cabeza cómo sería el vivir en un mundo donde no tuviéramos acceso al dinero y si tendría que irme al pueblo de mi suegra para intentar darle de comer a mi familia del campo. Y es que, durante esos días, estuvimos muy cerca de ver el final del sistema bancario: un mundo donde los bancos no funcionan y donde las personas han perdido todos los ahorros de su vida.
Hoy, a seis meses vista, creo que se puede ser un poco más positivo. El riego de perder todos los ahorros de tu vida ha desaparecido, y el nivel de soluciones que han puesto en juego tanto los bancos centrales como los gobiernos es fantástico: bajadas agresivas de los tipos de interés (llevados cerca de cero en EEUU o en Inglaterra, el BCE todavía se resiste pero lo tendrá que hacer en breve), cantidades ingentes de dinero público (a costa de aumentar el déficit) en el sistema y el rescate de muchos bancos (con diversas soluciones, desde la pseudo-nacionalización a las fusiones auspiciadas por los Estados)
Estas soluciones no se emplearon en la crisis que derivó en la Gran Depresión de los años 30 del siglo pasado y así la depresión duró seis años. Hoy en día, sobre todo en EEUU, los bancos centrales y los gobiernos están haciendo lo que se debe hacer en una crisis financiera.
Sin embargo, la escala de los problemas económicos actuales es inmensa y todavía no se ve la luz al final del túnel: crecimiento económico por los suelos, precio de las casas todavía cayendo, el paro creciendo de modo imparable (que nos lo digan a los españoles) y las ventas minoristas disminuyendo.
Con este panorama, en el que la inflación está cayendo en todo el mundo, ya hay Bancos Centrales (como el de Inglaterra) que le dan a la deflación una probabilidad del 20%. En M&G pensamos que la deflación es un escenario más que probable para la economía global. En Europa, esperamos deflación en la segunda mitad de este año. Puede que la deflación no dure mucho, pero va a estar aquí unos meses.
Mientras las políticas económicas llevadas a cabo hasta ahora nos hacen tener un poco más de esperanza que el pasado otoño, no creemos que vayamos a ver mucho crecimiento económico en los próximos años. Para acelerar en lo posible la recuperación, una vez que a la política monetaria no le quede mucha munición con los tipos cerca del 0%, veremos soluciones alternativas para limitar el daño de la crisis de crédito. Estas pueden funcionar o no, pero mientras tanto vamos a ver los tipos de interés muy bajos durante mucho tiempo.
(continue)

Etiquetas: conocimiento, medios, memoria, monopolios, multitud, politica.
España mantiene un comportamiento absolutamente atípico en la evolución de los precios. Con un aumento del 0,7% en febrero en la comparación interanual y del 0% en la mensual se consolida como uno de los países que empujan hacia abajo los precios europeos. Parece olvidar así su comportamiento tradicionalmente inflacionista.
Algo parecido ocurre en Grecia, donde el dato de evolución mensual (febrero con enero) arroja una caída del 1,1%. España consolida una posición en precios mucho más relajada que Alemania (1%), Francia (1%), Holanda (1,9%), Austria (1,4%), Eslovenia (2,1%), Eslovaquia (2,4%) y Finlandia (2,7%). Siendo España el país donde la crisis golpea más fuerte a la economía, habrá que poner en tela de juicio las bondades de un IPC relajado en tiempos de recesión.
En este sentido, el economista advierte de que, aunque el actual descenso de la inflación observado en las economías desarrolladas impulsa el poder de compra, los consumidores prefieren ahorrar por lo que han apartado las esperanzas de una recuperación de la demanda doméstica en el corto plazo.
De este modo, la agencia señala que las perspectivas de una recuperación "tan débil" elevan las dudas sobre si la actual "desinflación" podría transformarse en deflación, lo que llevaría a los consumidores a posponer sus decisiones de compra provocando una espiral que agravaría la recesión, al mismo tiempo que se incrementarían los costes del endeudamiento.
No obstante, el informe señala que existen una serie de factores en la zona euro como el bajo nivel de endeudamiento, la relativa rigidez de los salarios nominales y las expectativas positivas de inflación que aún se mantienen en el bloque, que apuntan contra el riesgo de deflación.
"Sin embargo, la gravedad de la actual recesión en la zona euro hace mucho más difícil la labor del BCE ya que los países miembros no parecen estar igualmente equipados para resistir las presiones deflacionistas", afirma Six, quien considera que Alemania, Francia e incluso Italia, parecen "inmunes" a un espiral deflacionaria, mientras que "no puede decirse lo mismo de Irlanda y España, donde la recesión probablemente afectará por un periodo mayor de tiempo".
En este sentido, el economista apunta que si se concreta el riesgo de deflación en determinados países de la eurozona, el BCE tendrá más complicado que su homólogo inglés la puesta en marcha de medidas de alivio cuantitativo al no contar con un mercado único de bonos en la zona euro, sino un conjunto de mercados de bonos nacionales denominados en euros.
El Banco Central Europeo hace esfuerzos por tratar de minimizar la situación e indica que todavía no se puede hablar de deflación, puesto que la caída de precios no es prolongada y los consumidores no renuncian a comprar al menos las cosas básicas, aunque compren menos y regateen más por los precios.
Se espera no obstante que el BCE proceda a recortar un cuarto de punto los tipos de interés el siete de mayo, o que la medida incluso tenga que adelantarse, ello debido a la anarquía con que esta funcionando el sistema económico financiero europeo, y que continua siendo de incertidumbre y desconcierto.
Ya en la última edición del boletín mensual de la institución presidida por Jean Claude Trichet se afirma que la demanda a nivel global, tanto en la economía mundial como en la eurozona, se mantendrá muy débil en el transcurso presente año.
"Los datos disponibles sugieren que la actividad económica de la zona euro se ha mantenido muy débil a principios de 2009 y que probablemente seguirá así por el resto del año, expresa el documento. Ahora los gurúes, expertos, magos y Mesías del sistema capitalista mundial, señalan que el fenómeno de la deflación es muy dañino para el desenvolvimiento normal de la economía real. Sin embargo los responsables del FMI como del BCE, permanentemente están reflejando contradicciones con respecto al desenvolvimiento del manejo económico y financiero mundial.
Gonzalo Garland, profesor de Economía de IE Business School, en entrevista concedida para la prensa española, refiriendo a este fenómeno señalaba que “la deflación es inversa a la inflación -es decir, caída de precios- y se produce por la falta de demanda. En España, por su dependencia energética, era impensable hace un tiempo que esto pudiera llegar a producirse jamás. Pero ahora por la caída en picada del precio del crudo y de la recesión con exceso de cesantía y destrucción de empleo neto, se pueden tocar tasas negativas nunca conocidas. A veces se confunde con desinflación, que es cuando el crecimiento de los precios se reduce pero no llega a ser cero.
Luego agregaba que la actual crisis económica y financiera “puede desencadenar un círculo vicioso y perverso sobre todo para el comercio. Con los precios bajando, la demanda cae porque el consumidor no compra ante las expectativas de que todavía bajen más los precios. Y si los comerciantes no venden, además de aumentar el despido, se verán obligados a bajar más los precios siempre y cuando cubran costos. Esto acaba con la actividad cerrada y sin empleo”.
Garland enfatiza finalmente que “la deflación tiene peor terapia que la inflación. Perdida la política monetaria (la posibilidad de devaluar) en manos del BCE, sólo quedaría incrementar la inversión y gasto público y bajar todos los impuestos (sobre todo IRPF e IVA) para generar consumo y actividad en el sector privado. Sin olvidarse de unos tipos de interés prácticamente a cero. Sólo se sale de una deflación incrementando el consumo y esto es posible cuando hay empleo porque es quien aumenta el parque de consumidores”.
Sin embargo a pesar del seudo optimismo de los responsables del manejó económico internacional del sistema capitalista, la realidad de cada día y cada semana es cada vez más negra. Ello debido a que el otro indicador de la crisis, la producción industrial retrocedió en febrero por sexto mes consecutivo. En ritmo anual las fábricas producen un 18% menos que hace un año.
Por ejemplo al momento de escribir esta nota, durante los primeros tres meses del año, los concesionarios europeos registraron un descenso en sus ganancias de un 17%, según la Asociación de Constructores de Automóviles. La estadística muestra que desde abril del año pasado el sector automotriz vive una seria crisis, que esta todavía lejos de poder recuperarse.
La empresa finlandesa Nokia da cuenta de un pésimo primer trimestre, con pérdidas de 12 millones de euros, tras sufrir una caída de ventas de un 27%. El grupo finlandés, primer fabricante mundial de teléfonos móviles, trata de calmar los ánimos ante lo volátil del sector tecnológico, al asegurar que el descenso en la demanda de celulares tiende a estabilizarse.
La mayor aerolínea europea Air France-KLM se ha propuesto reducir drásticamente su plantilla, ante unos resultados decepcionantes. En el primer trimestre, la compañía franco-holandesa sufrió una caída del tráfico de pasajeros de casi un 10%. Según Air France-KLM, la reducción de personal se realizará mediante prejubilaciones, tratando de evitar los despidos forzosos.
Las consecuencias de la crisis económica financiera del sistema capitalista europeo y estadounidense, siguen siendo catastrófica, todas las semanas estamos conociendo de cómo esta siendo afectada la economía real. Otra muestra de la crisis y de la presunta deflación que esta siendo su entrada en Europa, se refleja en que por ejemplo la cadena de grandes almacenes alemana, filial del centenario grupo inglés Woolworth, decide cerrar, ante la caída de las ventas y un modelo de negocio que ha fracasado. Woolworth Alemania fue fundada en 1926, operaba 323 locales y daba trabajo a 11.000 personas. El año pasado facturó 900 millones de euros de ganancias, pero aún así ha resuelto tomar medidas drásticas.
Ahora mientras más y más trabajadores se vean enfrentados a los despidos, ello va a tener una incidencia en la reducción de poder adquisitivo, en una baja del consumo y en un resentimiento cada vez mayor de la economía real, además del crecimiento gradual de la pobreza en Europa. Pero la actual crisis económica y financiera también esta comenzando a golpear duramente a las capas medias del viejo continente. Una muestra de ello es como el Royal Bank of Scotland, controlada en un 70 por ciento por el Estado británico, podría reducir hasta 9.000 puestos de trabajo en los próximos dos años, como parte de su programa de reducción presupuestaria.
Finalmente la “guinda de la torta” la ha puesto en estos días el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, quien tal cual Nostradamus, ha expresado que 2009 será "un año horrible", con una recesión mundial "profunda". Ahora los cambios que se están operando en el manejo y comportamiento de la situación económica y financiera mundial, son cada vez menos previsibles, pues la situación sigue siendo de anarquía total.
Lo único que esta claro es que los especuladores internacionales y las mafias que operan el sistema económico y financiero de la economía virtual o de papel, siguen amasando fortunas a manos llenas y mantienen su hegemonía ante la economía real.
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