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El Salvador: el pueblo optó por el cambio |
La elección como presidente de El Salvador del candidato del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), Mauricio Funes, abre hoy el camino para un proceso de cambios hacia un país con desarrollo y equidad.
"Estamos iniciando una nueva etapa de nuestra historia. Por primera vez llegan a la presidencia y vicepresidencia de la República los nominados por un partido de izquierda", dijo Funes en su primer mensaje a la nación.
El mandatario electo prometió conducir a El Salvador hacia la reconciliación, el progreso y la justicia social y favorecer a los sectores históricamente excluidos.
Funes, quien tomará posesión el 1 de junio, tiene ante sí enormes desafíos, pero los principales son la reducción de la pobreza y la violencia.
En 20 años de políticas neoliberales aplicadas por la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) se privatizaron la electricidad, la banca y las telecomunicaciones y se acentuó la pobreza, que hoy alcanza a casi 40 por ciento de la población.
El país también sufre las consecuencias del abandono de la moneda nacional, el Colón, que fue sustituido por el dólar, lo cual causó un encarecimiento generalizado del costo de la vida.
Esta nación, de apenas seis millones 800 mil habitantes, es una de las más violentas del mundo con una tasa de 12 muertos diarios.
La delincuencia y la miseria la han convertido en una expulsora neta de migrantes, al grado de que casi tres millones de salvadoreños residen en el exterior, en su mayoría en Estados Unidos.
Esta situación motivó a la ciudadanía a votar por el cambio, a pesar de la campaña propagandística de miedo y terror desarrollada por ARENA con el apoyo, incluso, de los recursos del Estado.
De acuerdo con los resultados del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Funes logró el triunfo con 51,26 por ciento de los votos, frente a 48,74 obtenido por su rival, Rodrigo Ávila.
"Apoyamos al candidato del FMLN porque consideramos que es quien recoge la expresión del pueblo", declaró a esta agencia Marco Antonio Cativo, del "Movimiento de amigos de Mauricio" en Ilopango.
Mientras, el veterano luchador Roberto Cañas, firmante de los acuerdos de paz, consideró que con la victoria del Frente se abre el camino de la justicia social y de la dignidad.
Dentro del programa de gobierno del FMLN se prevé generar empleos, reducir el costo de la vida y mejorar la salud y la educación, así como implementar planes de corto, mediano y largo plazos para erradicar las causas de la violencia.
También se contempla el fortalecimiento de la institucionalidad del Estado, la lucha contra la corrupción, el desarrollo rural, la creación de una red de seguridad alimentaria para proteger a grupos vulnerables y una economía comprometida con el bienestar social.
Figuran, además, medidas para enfrentar las consecuencias de las actuales turbulencias globales, las cuales tendrán un gran impacto aquí por la dependencia de Estados Unidos debido a la dolarización, el Tratado de Libre Comercio y las remesas.
El plan para un nuevo El Salvador tiene como principales objetivos sacar al país de la crisis, tomar la ruta hacia el desarrollo y construir y consolidar la democracia y el Estado de derecho.
Carmen Esquivel Sarría
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDIRÁ OBLIGATORIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
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Etiquetas: conocimiento, inteligencia, medios, memoria, multitud, politica.
A pesar de la feroz campaña en contra del Frente, Mauricio Funes logró poner fin a dos décadas de gobiernos entreguistas y neoliberales salidos de las filas de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), al alzarse con el 51,27% de los sufragios frente al 48,73% de su adversario Rodrigo Ávila, quien no tuvo otra alternativa que aceptar la derrota en unos comicios en los que votó más del 60% del electorado.
A diferencia del Partido contrincante y de los del mismo corte que se le sumaron en un "todo contra uno" para evitar el triunfo de la izquierda, el electo Presidente reiteró al ser proclamado oficialmente como el vencedor de la justa que su Gobierno "estará animado por el espíritu de la unidad nacional y ello exige dejar de lado la confrontación y el revanchismo".
Dejó claro, eso sí que "nadie puede tomar la patria como bien propio, nos pertenece a todos", al tiempo que subrayó que será "el Presidente de la justicia social y del cambio seguro. Quiero ser el verdadero Presidente de la verdadera reconstrucción del país que comienza con la reconstrucción de las personas".
No dejó pasar por alto el hecho de que, según dijo, El Salvador haya "vencido al miedo" en una clara alusión a las campañas realizadas por la derecha nacional e internacional para impedir un triunfo de la izquierda y del FMLN, particularmente.
Tanto es así que mientras Rodrigo Avila reconocía su derrota, —flanqueado por el presidente saliente, Antonio Saca, y sus predecesores en el cargo, Alfredo Cristiani (1989-1994), Armando Calderón (1994-1999) y Francisco Flores (1999-2004) en la tribuna ubicada frente a la sede del partido—, la militancia de Arena coreaba su himno con frases como "patria sí, comunismo no" y "El Salvador será la tumba donde los rojos terminarán".
Situación que adelanta la postura que adoptará la derecha política y económica salvadoreña a partir de su nueva condición de oposición en la que, sin duda, contarán con el apoyo de intereses estadounidenses que se resistirán a haber perdido al más fiel y servil lacayo con el que contaban en Centroamérica.
La victoria del FMLN adquiere mayor trascendencia por haberla conquistado en un momento de profundas transformaciones en una región en la que de la mano de otros gobiernos de corte nacionalista, progresistas y revolucionarios se construye sobre la base de la cooperación sin condicionamientos políticos, un nuevo tipo de integración y solidaridad para poder hacer frente a la crisis económica mundial que tiene entre sus principales víctimas a las naciones donde el neoliberalismo clavó sus garras y, hay que recordarlo constituye el epílogo de décadas de resistencia y de lucha de un pueblo que aportó miles de vidas humanas para hacer realidad este momento con el que deberá iniciarse la transformación del país en beneficio de todos.
La tarea no será fácil.
El Frente hereda un país que tiene a más de la mitad de su población sumida en la pobreza y de ella la mayoría en condiciones de pobreza extrema. Tiene a su favor el saldo favorable de haber alcanzado importantes cuotas de poder a nivel regional, municipal y legislativo como consecuencia de las elecciones que en ese aspecto tuvieron lugar en enero último y que lo convirtieron en la primera fuerza política del país.
En el empeño de hacer de El Salvador la Patria de todos y avanzar hacia el logro de una economía próspera y dinámica con la justicia social como pilar fundamental, el FMLN en el poder tendrá que lidiar con un enemigo que no le dará tregua. No es ocioso recordar que ARENA, fundada en 1981 a la sombra del mandato yanqui de Ronald Reagan, tuvo como creador reconocido al fallecido Roberto D´Aubuisson, entonces oficial del ejército salvadoreño y considerado inspirador del asesinato del obispo de San Salvador, Oscar Arnulfo Romero, recordado defensor de los derechos humanos y figura emblemática de la teología de la liberación. Este grupo mostró desde sus inicios la vocación inalterable de extrema derecha en los países latinoamericanos, pero en esta ocasión con mayor grado de ferocidad y crueldad: escuadrones de la muerte, vínculos empresariales, estrecha relación con el Partido Republicano y el llamado Instituto Republicano Internacional de Estados Unidos y relaciones carnales de cooperación y apoyo con la mafia terrorista cubano-americana de Miami, que convirtieron a El Salvador en una de sus toleradas y privilegiadas base de operaciones contra Cuba y madriguera del criminal Luis Posada Carriles.
Los salvadoreños han votado mayoritariamente por el cambio y la esperanza. Esa y no otra será la carta de triunfo del nuevo presidente Mauricio Funes. En la medida que avance en la puesta en marcha de su programa de campaña sobre la base de las particularidades y necesidades de su pueblo, encontrará sin duda el apoyo de otros gobiernos que como el que proclama, han hecho de la soberanía nacional, la inclusión social y la integración regional las bases inconmovibles de un nuevo modelo de sociedad en el que definitivamente se salde la deuda social que por siglos fue impuesta a nuestros pueblos.
Esta vez, el FMLN no estará solo.
Nidia Díaz
Y así, los salvadoreños viven una experiencia inusitada, al fin la izquierda llega al gobierno luego de casi doscientos años de vida republicana.
Al momento de redactar esta nota, con el 99.38 % de las actas escrutadas, el candidato del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) logró 1,349.142 votos, correspondientes al 51,3 %, frente a 1,280.995 votos, que corresponden al 48,7% de los sufragios conseguido por Rodrigo Ávila de la gobernante ARENA.
Al anunciarse los primeros resultados a eso de las 7 y 30 minutos de la noche, San Salvador se cubrió con el rojo del FMLN y se convirtió en una fiesta ante un hecho histórico que ha puesto fin a 20 años de gobiernos de la derecha.
El candidato de ARENA, Rodrigo Ávila, ha admitido su derrota en los comicios de este domingo, mencionando que en una democracia se tiene que reconocer cuando no se logran los objetivos, en medio de sus simpatizantes que vieron frustrados los preparativos de una fiesta que siempre consideraron segura.
Por su lado el nuevo presidente de El Salvador, Mauricio Funes, al proclamarse triunfador en una conferencia de prensa realizada en un hotel capitalino, ha pronunciado un discurso de reconciliación, tendiendo la mano a al partido opositor para llevar a cabo una transición tranquila, y la formación de un gobierno de unidad; indispensable ante un País que recibe inmerso en una crisis procedente de veinte años de políticas neoliberales, y ahora sumada las afectaciones de la debacle financiera y económica mundial.
Además, Mauricio ha agradecido el apoyo de los que vencieron el miedo y apostaron por el cambio y la esperanza; por un nuevo El Salvador. Luego afirmó que dicho respaldo ha demostrado al mundo entero que El Salvador está preparado para la alternancia.
Mientras este evento se realizaba, ya eran miles de alegres salvadoreños que se congregaban a la celebración convocada por el partido, sólo que en esta ocasión no iba a ser en los lugares acostumbrados cerca del centro histórico de la capital, sino en la cúspide de la exclusiva colonia Escalón, en las cercanías del redondel Masferrer, un sitio muy cercano a la residencia presidencial.
La plenitud de esa inusitada concentración popular se evidenció cuando se hizo presente la fórmula presidencial del FMLN, el vicepresidente electo Salvador Sánchez Cerén, y el mismo Mauricio Funes.
Previamente habían hablado a la multitud representantes de los diferentes sectores sociales y políticos que acompañaron la candidatura del pueblo, entre ellos el ex candidato del Partido de Conciliación Nacional, Tomás Chévez, y José Napoleón Duarte, hijo del ya fallecido líder y fundador de la Democracia Cristiana salvadoreña.
Este acto tan memorable no fue cubierto por las cadenas de radio y televisión nacional, pero pudo ser seguido por emisoras de radio alternativa y señales de video por internet; pero sin duda quedará muy grabado en la memoria de los salvadoreños, y por supuesto, de los demás pueblos del mundo, que han presenciado también esta epopeya realizada por este aguerrido y estoico pueblo, que ha honrado a sus caídos en la lucha, y evocado a sus héroes y santos, siendo Schafik Hándal y monseñor Oscar Arnulfo Romero los representantes de una lista que hubiera sido interminable mencionar. A todos ellos el pueblo ha dedicado esta merecida victoria.
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José Mario Zavaleta
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDIRÁ OBLIGATORIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
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