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Funes nuevo presidente de El Salvador |
El último informe del Tribunal Supremo Electoral (TSE) de El Salvador dio como ganador de las elecciones presidenciales celebradas este domingo al candidato de izquierda, Mauricio Funes, postulado por el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN).
Los datos más recientes suministrados por el TSE salvadoreño le dan a Funes un 51,27% de los votos escrutados, mientras que el candidato Rodrigo Ávila, de Alianza Republicana Nacionalista (Arena, derecha) tiene el 48,13%.
El TSE manifestó que la tendencia de estas cifras son irreversibles, lo que garantiza la victoria definitiva de Mauricio Funes y lo catapulta como el nuevo presidente electo de la República de El Salvador.
Funes asumirá el cargo presidencial el próximo 1 de junio de 2009 y remarcó que su gobierno se dedicará a dignificar y a dar privilegios a los pobres y a los que siempre han estado excluidos.

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"Esta noche debe tener el mismo sentimiento de esperanza y reconciliación del esfuerzo que hizo posible la firma de los acuerdos de paz", dijo.
Funes invitó a las diferentes fuerzas sociales y políticas a construir juntas la unidad basada en la tolerancia, en el respeto a las diferencias y en la identificación de objetivos comunes.
"Mi gobierno estará animado por el espíritu de la unidad nacional y ello exige dejar de lado la confrontación y el revanchismo", declaró.
El presidente electo expresó su agradecimiento al FMLN, a su dirigencia y militancia, al Movimiento de Amigos de Mauricio y a todas las fuerzas políticas que optaron por el cambio.
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Histórico es el cambio, porque va mucho más allá de un cambio en la silla presidencial. La guerra civil, que ha costado por lo menos 75.000 vidas, llega a su fin. Aunque de 1992 data la firma del Acuerdo de Paz, los frentes siguieron combatiéndose políticamente. Por un lado, la derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) que nació de las filas de la dictadura y a cuyo fundador –hasta hoy muy respetado entre sus correligionarios- se le imputa el asesinato del arzobispo Óscar Romero. Por el otro lado está el partido que surgió directamente de la ex guerrilla marxista del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Mauricio Funes, un periodista de postura moderada, ha logrado un cambio en democracia que pone fin a 20 años de hegemonía de ARENA.
Palabras conciliadoras
El mismo sentimiento de esperanza y reconciliación que hizo posible el acuerdo de paz es lo que, en palabras del victorioso Funes, cabe esperarse de los salvadoreños en este momento. Con este resultado, los salvadoreños han firmado "un nuevo acuerdo de paz, de reconciliación del país consigo mismo", afirmó Funes, subrayando que este triunfo se debía a los ciudadanos que creían en la esperanza y que habían logrado superar el miedo.
El miedo como motor
La campaña por la presidencia que llevó ARENA estuvo definida por la siembra del miedo entre la población: a perder puestos de trabajo, a la implantación del comunismo, a Fidel Castro y, sobre todo, a que se implante un gobierno como el del venezolano Hugo Chávez. A esto, Mauricio Funes respondió siempre que no tiene nada en común con el socialismo de Chávez, que se orienta más bien a las posturas del presidente brasileño Luiz Inácio da Silva.
Aliado de Estados Unidos
Este triunfo de Funes hace que el panorama político de América Central sea casi en su totalidad socialdemócrata, con excepción de Nicaragua que es socialista. Junto con Colombia, Perú y México, El Salvador había sido hasta el momento de los últimos aliados de Estados Unidos en América Latina; incluso fue el único país latinoamericano en enviar soldados a Irak. Al respecto, Mauricio Funes asevera que, teniendo en cuenta los intereses nacionales salvadoreños, llevará una línea independiente en las relaciones exteriores, trabajará por la unidad de América Central y conservará las buenas relaciones con Washington.
Hay que tener en cuenta que uno de cada tres salvadoreños ha emigrado para trabajar en Estados Unidos; el año pasado, 3.700 millones de dólares enviaron a casa los salvadoreños. Esto representa la mayor fuente de divisas del pequeño país centroamericano. Desde hace ocho años, el dólar es la moneda nacional; y Mauricio Funes –pese a que se enfrenta a oposición dentro de sus mismas filas- pretende que lo siga siendo.
Unidad nacional: paso obligatorio
En entrevista concedida a la cadena alemana de radio y televisión ARD, Funes esbozó las primeras y más importantes medidas de su Gobierno. Lo primero será llamar a un diálogo para conformar un gobierno de unidad nacional; éste será un paso casi obligatorio, pues la derecha cuenta con la mayoría en el Parlamento. Lo segundo será aportar al incremento del poder de compra del ciudadano salvadoreño mediante mejoras salariales y la estabilización de los precios. Y ganarse la confianza del sector privado.
Con esto, Funes hizo alusión al miedo que se tiene en el sector empresarial latinoamericano a los gobiernos de izquierda. Sin embargo, lo que pretende el FMLN, así lo asegura Funes, no es un cambio de sistema económico sino un fortalecimiento tanto de su economía en el contexto de la economía social de mercado como de sus instituciones nacionales “que garanticen el respeto a las leyes”.
Poco tiempo para el cambio
Sólo cinco años tiene Mauricio Funes a disposición para llevar a la práctica sus planes sociales. El momento para asumir el cargo –el 1ro de junio- no podría ser peor: la crisis financiera internacional ha golpeado muy duro al país, las remesas de los salvadoreños en el extranjero disminuyen, casi nadie paga impuestos en el país, el consumo es mayor que la producción. Y un 35 por ciento de la población vive en la miseria.
"Estamos comprometidos con la celebración de elecciones libres y justas en El Salvador, y también hemos dejado muy claro que trabajaremos con quien sea que elija el pueblo salvadoreño", dijo este viernes en conferencia de prensa el secretario de Estado adjunto de Estados Unidos para Asuntos del Hemisferio Occidental, Thomas Shannon.
"Me reuní aquí en Washington con los dos candidatos" presidenciales, Mauricio Funes, del FMLN, y Rodrigo Ávila, de la gobernante y derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), recordó Shannon, y la determinación de Estados Unidos quedó "muy clara".
"Ésta es una elección del pueblo salvadoreño que respetaremos y que esperamos con ansias. Continuaremos con nuestra muy positiva relación con El Salvador y trabajaremos con el próximo gobierno electo", agregó el funcionario.
Del mismo modo se había manifestado una portavoz del Departamento de Estado pocas horas antes.
"El gobierno de Estados Unidos reitera su posición oficial de que no apoya a ningún candidato en las elecciones presidenciales del 15 de marzo en El Salvador", dijo enfáticamente esa funcionaria a IPS el jueves de noche.
"A través de nuestra Embajada en El Salvador, hemos establecido esta posición pública y repetidamente desde noviembre de 2007", agregó la vocera.
Las cartas y declaraciones de legisladores republicanos en que se prevén posibles represalias contra El Salvador si gana las elecciones el candidato del FMLN, Mauricio Funes, "no reflejan la posición oficial de Estados Unidos", aseguró.
Esta postura, divulgada también por la Embajada de Estados Unidos en El Salvador este viernes, reafirma la neutralidad de Washington en la primera campaña electoral en la que el FMLN tiene buenas posibilidades de arrebatarle la presidencia a la Arena.
Arena fue fundada por el fallecido ex líder de escuadrones de la muerte Roberto D'Aubuisson en los años más duros de la sangrienta guerra civil que estalló en 1980 y concluyó en 1992.
El presidente del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, el demócrata Howard L. Berman, emitió un comunicado para afirmar que "las elecciones del domingo pertenecen al pueblo de El Salvador".
En la campaña electoral de 2004, el gobierno del entonces presidente estadounidense George W. Bush intervino sin disimulo en favor de Arena.
"Nos preocupa el impacto de una victoria del FMLN en las relaciones comerciales, económicas y en materia migratoria entre Estados Unidos y El Salvador", dijo el entonces secretario de Estado adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, Otto Reich, en conferencia de prensa que brindó en la sede de Arena en San Salvador, horas antes de las elecciones.
El representante republicano Tom Tancredo advirtió entonces que "si el FMLN toma el control del gobierno luego de las elecciones presidenciales, significaría un cambio radical en la política estadounidense de libre flujo de remesas a El Salvador de salvadoreños que viven en Estados Unidos".
En 2006, el gobierno de Bush divulgó advertencias similares pero sobre el Frente Sandinista para la Liberación Nacional (FSLN) de Nicaragua, cuyo candidato presidencial, Daniel Ortega, ganó de todos modos las elecciones de ese año.
Desde entonces, el Partido Republicano perdió el control de las dos cámaras del Congreso legislativo. Aun así, sus congresistas han amenazado con represalias si Funes gana las elecciones.
A pesar de que los republicanos están en minoría, esas advertencias tuvieron amplia repercusión en la campaña electoral salvadoreña, en especial en los medios de prensa de derecha.
Mientras, las encuestas muestran que Ávila, ex jefe nacional de policía, se acerca en intenciones de voto a Funes, quien tenía hasta hace no mucho una ventaja de dos dígitos.
"Si el proterrorista FMLN reemplaza al actual gobierno de El Salvador, Estados Unidos, en aras de la seguridad nacional, debería reevaluar la política" hacia ese país, dijo en la Cámara de Representantes la semana pasada el congresista republicano Trent Franks.
Entre otros elementos a reconsiderar "para compensar el hecho de que no habrá más una contraparte confiable en el gobierno salvadoreño", Franks mencionó "las remesas de dinero y las políticas migratorias". Se calcula que las remesas de salvadoreños radicados en Estados Unidos representan alrededor de 20 por ciento del producto interno bruto del país latinoamericano. El Banco Central estimó el año pasado que estos envíos totalizaron unos 4.000 millones de dólares.
Por su parte, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) informó que una de cada cuatro familias salvadoreñas recibe dinero de sus miembros en Estados Unidos.
"Confío en que esos dineros que van de aquí para allá se corten" si gana el FMLN, y que "el pueblo de El Salvador esté al tanto de esto, porque tendrá un tremendo impacto en los individuos y en la economía", advirtió el representante republicano Dan Burton, quien respalda a Arena desde los tiempos de D'Aubuisson.
Los salvadoreños deberían "entender las consecuencias" de un triunfo de Funes, dijo, por su parte, el representante Dana Rohrabacher, quien acusó al FMLN de "aliado de la red extremista Al Qaeda e Irán", basado sobre la quema de una bandera estadounidense en una manifestación en El Salvador cuatro días después de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
"La seguridad nacional de Estados Unidos exigirá ciertas restricciones migratorias y controles al flujo anual de 4.000 millones de dólares", amenazó.
Cuarenta y seis legisladores republicanos enviaron una carta a la secretaria de Estado (canciller) Hillary Rodham Clinton este mes para manifestar su preocupación por las posturas "extremistas" de Funes.
"Nos preocupa gravemente que una victoria del FMLN afiance los vínculos de El Salvador con Venezuela, Irán, Cuba y otros regímenes no democráticos y estados que promueven el terrorismo", indica la carta.
También advierte que, de ganar Arena, las posibles impugnaciones de las elecciones por parte del FMLN pondrá en riesgo la seguridad nacional.
Los legisladores del gobernante Partido Demócrata no se quedaron de brazos cruzados.
Treinta y tres representantes y un senador demócratas enviaron la semana pasada una carta a Obama para pedirle que aclare que se respetará el resultado de las elecciones sin importar quién las gane.
"La política migratoria no debería convertirse en un instrumento político para influir en las elecciones en países extranjeros", indica la misiva, redactada por el representante Raúl Grijalva. Mientras, el representante Berman, "como presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores", dijo: "Confío en que ni el estatus de protección temporal para salvadoreños que viven en Estados Unidos y ni las remesas se verán afectadas por el resultado de las elecciones, a pesar de lo que dicen algunos de mis pares".
El estallido de alegría se produjo en el momento en que el candidato del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), dio su discurso de victoria en un mensaje emitido desde un hotel capitalino, antes de dirigirse a la plaza Alberto Masferrer, lugar de cita de la fiesta del partido.
"¡Sí, se pudo!", coreaban los miles de seguidores en las calles, mientras lanzaban fuegos artificiales para celebrar esta histórica victoria frente al candidato de la derecha gobernante, Rodrigo Avila, quien todavía no ha reconocido la victoria proclamada por su rival.
TeleSUR / Aporrea
Los centros de votación en El Salvador iniciaron el proceso electoral con normalidad a las 7:00 hora local, para dar inicio a un proceso al que están convocados unos 4,2 millones de votantes. Estos elegirán al sucesor del actual presidente, Elías Antonio Saca de Alianza Republicana Nacionalista ARENA, que ya tiene 20 años gobernando la nación.
San Salvador
Las elecciones presidenciales que se realizan este domingo en El Salvador se llevan con total normalidad, el pueblo salvadoreño ha acudido masivamente a las urnas para ejercer su derecho al voto, en estos comicios considerados como trascendentales para el país centroamericano.
"La realidad es que el pueblo está motivado, están acudiendo a las urnas masivamente, aún en pueblos donde históricamente la participación siempre ha sido menor", el Director Nacional del Partido FMLN, Orestes Ortez, en entrevista exclusiva para TeleSUR.
"La situación en estos momentos es muy positiva, cerca de 10 mil unidades de transporte están desplegadas para trasladar al pueblo a los centros de votación", informó.
Asimismo, el director nacional del FMLN indicó que todo transcurre con total normalidad y sin incidentes "hasta este momento los reportes que tenemos es que no hay incidentes que lamentar".
Por su parte, el magistrado del Tribunal Supremo Electoral (TSE) de El Salvador, Eugenio Chicas, informó que los comicios presidenciales transcurrían en un ambiente de tranquilidad, pero afectados por algunas lluvias en la zona occidental del país.
"Los reportes que tenemos es que las elecciones se desarrollan en un ambiente de tranquilidad, no tenemos informes de incidentes, incluso las votaciones se han iniciado antes de las siete de la mañana", detalló Chicas.
El magistrado reconoció que el único inconveniente que se registra son "inesperadas lluvias que se han presentado en esta época de verano en poblaciones de los departamentos de San Anta, Sonsonate y la Libertad, en el oeste del país".
El representante del TSE, que observaba el desarrollo de las votaciones en el mayor centro electoral ubicado en el Centro Internacional de Convenciones, en el oeste de la capital, alabó el inicio anticipado de los comicios y confió en que se pueda superar el 67,34 por ciento de participación que hubo en las últimas elecciones presidenciales de 2004.
Por primera vez se habilitaron en esta capital centros para los casi 40 mil residentes en el exterior que cuentan con su documentación para ejercer este derecho ciudadano.
Además, existen cerca de 180 mil personas preparadas para ejercer tareas de fiscales, vigilantes y orientadores para facilitar el proceso a los ciudadanos e impedir irregularidades.
En muchos centros de votación se han registrado filas numerosas de personas horas antes de su apertura, en una jornada que concluirá a las 17:00 hora local.
El TSE tiene previsto comenzar a emitir los primeros resultados oficiales a parir de las 19:00 hora local, luego que se tenga escrutado el 40 por ciento de los votos, según indicaron fuentes oficiales de TSE.
Más de cuatro millones 200 mil ciudadanos están convocados a votar en las elecciones presidenciales, para quienes se han habilitado nueve mil 543 mesas electorales, las cuales están distribuidas en Avenidas, parques, centros escolares y complejos deportivos.
Los comicios enfrentan al candidato progresista, Mauricio Funes, del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), y al conservador Rodrigo Ávila, de la gobernante Alianza Republicana Nacionalista (ARENA).,
Se conoció que el candidato conservador Rodrigo Ávila, de la gobernante Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) ya ejerció su derecho al voto en un centro de votación de la capital salvadoreña.
Durante la campaña se mantuvo a la cabeza de los sondeos de opinión la fórmula propuesta por el partido progresista FMLN, con el candidato Mauricio Funes para ocupar la primera magistratura y Salvador Sanchez Cerén, aspirante a la vicepresidencia
Tranquilidad en inicio de elecciones presidenciales salvadoreña
En un ambiente de tranquilidad y orden transcurren hoy las primeras horas de las elecciones presidenciales de El Salvador, donde esta mañana está lloviendo en una buena parte del territorio.
Durante un recorrido por algunos de los principales centros de votación de esta capital, Prensa Latina constató que el proceso de emisión del sufragio es fluido y ordenado y todas las casillas tienen puestas su cortina para garantizar el voto secreto.
A diferencia de lo ocurrido en los comicios legislativos y municipales del 18 de enero, esta vez casi todos los colegios abrieron sus puertas a las siete de la mañana, como lo establecen las normas vigentes.
“Hay total normalidad y tranquilidad, el evento comenzó temprano, sólo hubo afectaciones por la lluvia, sobre todo en Santa Ana y Sonsonate”, declaró a esta agencia Eugenio Chicas, magistrado del Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Vigilantes del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y de la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) en las mesas de votación de la Feria de Exposiciones coincidieron en que hay buena afluencia y no se han reportado incidentes.
En el interior del país la jornada también transcurre en calma y las mesas se instalaron sin mayores inconvenientes, aunque la afluencia de electores aún no es masiva en varios municipios debido al mal tiempo. De acuerdo con los pronósticos meteorológicos el clima mejorará a medida que transcurra el día y se espera intenso calor por la tarde.
Unos cuatro millones 200 mil salvadoreños están convocados a las urnas en unas elecciones consideradas históricas en la nación centroamericana.
Por primera vez se habilitaron mesas en esta capital para los casi 39 mil residentes en el exterior y que cuentan con la documentación necesaria para ejercer el sufragio.
El magistrado del TSE aseguró que dos horas y medias después del cierre de las urnas se publicarán los primeros resultados.
El anuncio de los resultados tuvo lugar después de una jornada de votaciones, que según los observadores y las autoridades, transcurrió sin mayores incidentes. "Hemos tenido un proceso electoral transparente, un proceso electoral tranquilo, pacífico y masivo", declaró el presidente del TSE, Walter Araujo, en un mensaje al país al cierre de los colegios.
En tanto, el rotativo La Prensa Gráfica, aseguró que un 60% de los 4,2 millones de electores inscritos en el padrón se presentaron a votar, un 6% más que en los comicios legislativos y municipales del 18 de enero.
"De forma humilde y emocionada deseo agradecer a todos los que votaron por mí, a todos los que escogieron el camino del cambio", dijo Funes al proclamar su victoria.
Ávila reconoce la victoria de Funes
Por su parte, el candidato de la derrotada Alianza Republicana Nacionalista (Arena), reconoció la victoria de su contrincante Mauricio Funes, quien se convirtió en el nuevo mandatario de la nación centroamericana y acabó con 20 años de poder en manos de la derecha.
"Quiero reconocerle a Mauricio Funes, del FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional), que en esta lucha cerrada el margen de diferencia le ha dado la ventaja y le pido a Dios y que así como le dio sabiduría al pueblo salvadoreño se la dé a su partido", dijo Avila tras reconocer que esta elección ha sido la "más dura" que ha enfrentado Arena.
"Hoy en este momento es cuando los areneros de todos los tiempos, los areneros de todas las épocas, los areneros de todos los rincones del país hemos dado el ejemplo de lo que es aceptar la voluntad del pueblo en una elección muy reñida", declaró Avila.
Avila estuvo flanqueado por el presidente saliente, Antonio Saca, y sus predecesores en el cargo, Alfredo Cristiani (1989-1994), Armando Calderón (1994-1999) y Francisco Flores (1999-2004) en la tribuna ubicada frente a la sede del partido, en el centro-oeste de la capital, donde abundaban las caras largas de la decepción.
Mientras Avila hablaba, la militancia de Arena coreaba su himno con frases como "patria sí, comunismo no" y "El Salvador será la tumba donde los rojos terminarán".
El FMLN, quien sacó en estas elecciones del poder al partido de derecha, después de 20 años consecutivos, abre un nuevo capítulo, ya que durante la mayor parte del siglo pasado el país se caracterizó por regímenes militares de derecha.
Con casi la totalidad de las actas escrutadas por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), Mauricio Funes ha sido declarado como el nuevo presidente electo por una abrumadora cantidad de salvadoreños y salvadoreñas que acudieron a las urnas el pasado 15 de marzo.
Según estimaciones no oficiales, el número de votantes estaría alcanzando un 70% de más de 4 millones de habitantes registrados en el padrón electoral, porcentaje mayor que el registrado cuando se eligió al último presidente de la derecha salvadoreña.
Casi al filo de la media noche del día de las elecciones, la cúpula del partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) reconoció el triunfo del partido de izquierda FMLN.
“Seremos una oposición constructiva pero vigilante de las libertades del pueblo salvadoreño”, declaró reiteradamente Rodrigo Ávila, candidato por ARENA a decenas de seguidores que se encontraban cariacontecidos en el local principal del partido.
En su discurso, refiriéndose a su instituto político, señaló que “es un partido fuerte, un partido unido, en estos momentos es cuando más nos tenemos que unir”, quizás adelantándose a la tormenta interna que se le avecina al partido, pues figuras históricas de ARENA ya habían exigido públicamente reformas profundas en la dirección y en la forma de hacer política del partido de derecha.
Paralelamente al saludo diplomático que hacían muchos mandatarios latinoamericanos al presidente electo, el actual presidente de El Salvador, reconoció y saludo telefónicamente el triunfo del efemelenista Mauricio Funes.
Por su parte, el gobierno de los Estados Unidos, por medio del portavoz del Departamento de Estado, Robert Wood, declaro que esperaban “trabajar con el nuevo gobierno de El Salvador en nuestra agenda bilateral… El pueblo de El Salvador tomó una decisión, y la voluntad del pueblo necesita respetarse”.
En su primera aparición, en la que se declaró vencedor, Funes, acompañado de su esposa y de su compañero de fórmula, rodeado por la dirección de su partido, dio a conocer por medio de un breve discurso ya como presidente electo las principales líneas de su gobierno.
Prometió respetar la Constitución y el régimen de libertades, convirtiendo al país en la economía más dinámica de Centroamérica y fortaleciendo las relaciones con Estados Unidos.
Funes inició su primer discurso agradeciendo a sus votantes, a su partido, a su familia, a su equipo, y a sus amigos.
En este momento, el país entero se paralizó, pues todos los canales de televisión y las radios formaban una sola cadena, comunicando las primeras palabras del presidente electo.
“Lo he dicho y lo repito, mi gobierno estará animado por el espíritu de la unidad nacional. La construcción de la unidad nacional exige dejar de lado ya, en este mismo instante, la confrontación y el revanchismo”, dijo.
Luego proclamó:
“Gracias al mandato que me ha otorgado el pueblo salvadoreño me convierto, sin lugar a dudas, con los datos escrutados hasta el momento y dados a conocer por el Tribunal Supremo Electoral, en el presidente electo de todos los salvadoreños”.
En su discurso, que para muchos analistas estuvo bien estructurado, ofreció la mano a sus ahora opositores, antes contrincantes de elección:
“Como presidente electo de todos los salvadoreños y salvadoreñas, buscaré beneficiar a la mayoría de la población, independientemente de sus preferencias políticas. Saludo a mis adversarios con respeto, reconozco su empeño y les expreso mi disposición al intercambio libre de ideas, en función de los intereses nacionales y el fortalecimiento de la democracia. Ahora desde este momento el partido Arena pasa a la oposición”.
Palabras acompañadas por gritos de alegría y olas de aplausos por los cientos de simpatizantes que rodeaban al nuevo presidente.
Un eje clave de sus promesas está radicado en intentar levantar una economía en crisis.
“Construiré una economía dinámica eficiente y competitiva y promoveré la creación de una amplia base empresarial. Nuestro propósito es convertir a El Salvador en la economía más dinámica de Centroamérica. A ese esfuerzo, invito a todos los empresarios medianos, grandes y pequeños, a que contribuyan a la construcción de un nuevo país”.
Antes de que los empresarios entren en pánico por este cambio de gobierno, pues no tienen experiencia de trabajar con un gobierno de izquierda, subrayó:
“El régimen económico establecido por la Constitución de la República es la propiedad privada, ésta y la seguridad jurídica tendrán el mayor respeto y serán objeto de atención especial. La estabilidad macroeconómica y el ejercicio fiscal responsable serán objetivos que se realizarán con transparencia y fieles a las instituciones democráticas”.
Buscando definir lo que será su política exterior dijo:
“Fortaleceré las relaciones internacionales e implementaré una política exterior independiente, basada en la protección y fomento de los intereses nacionales. La integración centroamericana y el fortalecimiento de las relaciones con Estados Unidos serán aspectos prioritarios en nuestra agenda de política exterior”.
Es de resaltar que en varias ocasiones, Funes reiteró su deseo de apegarse a la Constitución:
“Mi gobierno tendrá un compromiso incondicional con la Constitución, la democracia y la vigencia plena del estado de derecho, trabajaré incansablemente por el régimen de libertades y el respeto escrupuloso a la crítica y a la libertad de expresión y a todos los cultos religiosos”.
Durante su discurso de proclamación como presidente electo, Mauricio Funes también destacó el mensaje "profético" de Monseñor Oscar Arnulfo Romero e indicó que la "opción preferencial por los pobres" del arzobispo mártir será "la ruta" de su gobierno.
Dijo:
"Trabajaré por el bienestar general, buscando favorecer en el ejercicio público principalmente a los sectores populares empobrecidos y excluidos".
Quizás por ello, el obispo auxiliar de San Salvador, Gregorio Rosa Chávez, elogio al presidente electo, al declarar "Tener un presidente que invoca a Monseñor Romero para que le guíe el camino, y que promete vivir lo que le enseñó, es un cambio radical".
Oscar Pérez
"Esta es la noche más feliz de mi vida, y quiero que también sea la noche de la más grande esperanza para El Salvador", dijo Funes el domingo por la noche al proclamarse triunfador ante una multitud, acompañado de Salvador Sánchez Cerén, vicepresidente electo, otros dirigentes del FMLN y su esposa, la brasileña Vanda Pignato.
Funes, un periodista de televisión de 49 años y ex corresponsal de la cadena estadounidense de noticias CNN, aseguró que construirá un gobierno en el que reinará el "espíritu de unidad nacional", haciendo de lado la confrontación y el revanchismo.
"Es la hora de avanzar hacia el futuro. Esta patria nos pertenece a todos los salvadoreños", dijo.
El presidente Antonio Saca y Ávila llamaron a Funes para felicitarlo.
Unos 4,2 millones de personas estaban convocadas a las urnas, pero sufragaron algo más de 2,4 millones, casi 61 por ciento del electorado.
El Salvador, de unos 5,7 millones de habitantes y 20.000 kilómetros cuadrados, puso fin en 1992 a una guerra civil que estalló en 1980 entre fuerzas del Estado y la guerrilla del FMLN.
Ese conflicto dejó unas 75.000 personas muertas, 6.000 desaparecidas y unas 40.000 lisiadas.
Hoy, este país vive una ola de violencia que se manifiesta en una tasa de 61 asesinatos por cada 100.000 habitantes, una de las más altas de América Latina y del mundo.
Cifras oficiales de 2006 indicaban un desempleo de 6,6 por ciento. Pero 43 de cada 100 personas de la población económicamente activa sobreviven subempleadas o con actividades como ventas ambulantes y trabajos temporales.
Para el analista Ernesto Rivas Gallont, Funes triunfó porque, además de ser un buen candidato, su mensaje penetró en la población, venciendo la intensa propaganda de miedo que se lanzó contra él.
"El pueblo ya estaba cansado de 20 años de gobiernos de Arena, el votante ha madurado", dijo Rivas Gallont a IPS. El principal reto de Funes es forjar un "país más justo", combatiendo la pobreza y restaurando el "Estado de derecho", opinó.
Más de 40 por ciento de la población es pobre.
Tras su legalización como partido político en 1993, el FMLN perdió tres elecciones presidenciales entre 1994 y 2004.
"Estoy encantada, por fin nos hemos liberado; vamos a tener una sociedad más justa", dijo a IPS una simpatizante del FMLN, María Artiga, durante la celebración que se prolongó hasta la madrugada, con una inmensa marea roja, el color del Frente Farabundo Martí, sobre el Paseo General Escalón y la Alameda Roosevelt, dos avenidas principales de esta capital.
La gente "habló" a favor del cambio, dijo a IPS el legislador del FMLN, Jorge Jiménez.
"Estoy feliz después de tantos años de lucha", dijo muy conmovido Jiménez, quien en sus años de guerrillero combatió en el cerro Guazapa, uno de los bastiones de la insurgencia en el norte de este país.
En su primera reacción por la victoria de Funes, el ex presidente Armando Calderón (1994-1999), de la Arena, consideró que había "ganado la democracia y El Salvador".
Mientras, el portavoz del presidente electo, David Rivas, confirmó a IPS que el mandatario de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, llamó a Funes para felicitarlo y reiterarle la colaboración que le había ofrecido en las cuatro oportunidades en que se reunieron, tanto en El Salvador como en territorio brasileño.
Funes instalará el primer gobierno de izquierda en la historia de este país, controlado desde la creación de la república, a mediados del siglo XIX, por conservadores, liberales y dictaduras militares.
La firma de la paz, en 1992, dejó a las fuerzas de izquierda entre la amargura y el desconcierto. La derecha (cúpula militar, oligarquía, empresarios), agrupada en Arena, el partido creado por DAbuisson, autor intelectual de decenas de crímenes, se convirtió en una máquina de ganar elecciones.
El trauma de la desmovilización y el desarme después de resistir con heroicidad sin límites diez años de guerra pasó factura al FMLN. Creado casi con fórceps a principio de los ochenta, bajo el impulso de la triunfante revolución sandinista, los grupos que formaron el Frente Farabundo Martí vivieron un proceso difícil de unión.
Con la paz, muchas fisuras revivieron, agravadas por rupturas, deserciones y luchas internas. Ganaban alcaldías, algunas tan importantes como la de San Salvador, pero Arena les derrotaba una y otra vez en legislativas y presidenciales.
De fondo, las terribles campañas de miedo, advirtiendo de las represalias que tomaría Washington si ganaba el FMLN, en un país con dos millones de emigrantes en EEUU. Similares eran las campañas en Guatemala y Nicaragua. El triunfo del FMLN significa el fracaso de la política del miedo, que durante decenios ha paralizado a los pueblos.
La victoria de la izquierda salvadoreña llega en un momento especial, pues halla en el Gobierno a sus dos organizaciones hermanas: FSLN, en Nicaragua, y URNG, en Guatemala. Por eso el triunfo del FMLN se celebra como propio en esos países, que ven cómo por vez primera las naciones con mayor tradición guerrillera son gobernados por coaliciones nacidas de las organizaciones que protagonizaron la lucha contra las tiranías.
Aherrojados en su debilidad, los países centroamericanos necesitan unos de otros para sacar adelante proyectos políticos progresistas. Desde la afinidad y la hermandad fraguada en la guerra y en la paz, la suma de gobiernos de izquierda hará más fácil la aplicación de estrategias que combatan la desigualdad y la violencia, dos de las mayores lacras de la región.
Ha costado sangre, dolor y una perseverancia infinita, pero con el triunfo del FMLN, Centroamérica, traspatio del patio trasero, tierra de gamonales y tiranos, bautizada despectivamente banana republic, tiene ahora la oportunidad de avanzar en dos sueños históricos: su reunificación y la construcción de sociedades menos injustas. Los pueblos han votado. Toca ahora que los gobiernos de izquierda cumplan su parte.
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Funes: un rebelde con causa justa
(mas...)
Funes afirmó que Obama le deseó "éxito" en su Gobierno y que hablaron sobre "los grandes desafíos de la agenda hemisférica", de la cual forman parte asuntos de El Salvador. Agregó que el mandatario estadounidense enfatizó su "respaldo al pueblo salvadoreño y, por lo tanto, al Gobierno que ha resultado electo democráticamente".
Para Funes, del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), el respaldo de Obama despeja "las interrogantes, pre-conceptos y hasta fantasmas" que surgieron acerca de que su triunfo podría afectar las relaciones bilaterales y el envío de remesas de inmigrantes salvadoreños desde Estados Unidos.
Días antes de las elecciones, según la prensa local, los congresistas republicanos estadounidenses Dana Rohrabacher y Connie Mack pidieron a Obama que si el FMLN ascendía al poder, se revisaran ciertas políticas que posiblemente afectarían temas de la relación bilateral.
Estos temas serían el envío de remesas y el Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés), que beneficia a miles de salvadoreños en Estados Unidos. Inmediatamente, Washington respondió por medio de Shannon, quien afirmó que su país "respetará" la decisión de los salvadoreños y que está comprometido "con unas elecciones libres y justas".
Funes expresó que Obama está "en la disposición de estrechar relaciones de respeto mutuo, de acercamiento, de entendimiento", puesto que existen problemas comunes que ambos países deben "enfrentar".
Afirmó que Estados Unidos tiene especial interés en continuar la lucha contra el narcotráfico y la seguridad hemisférica, y que él, por su parte, está "muy preocupado" por alcanzar un acuerdo para garantizar la estabilidad de los salvadoreños que han emigrado a esa nación norteamericana.
El presidente electo informó que se reunirá "frente a frente" con Obama en el marco de la Cumbre de las Américas que tendrá lugar en Trinidad y Tobago entre el 17 y 19 de abril próximo. También anunció que no asistirá a la cumbre del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), el 25 de marzo en Managua, a la que fue invitado por el presidente salvadoreño, Elías Antonio Saca, por motivos de "agenda".
Funes viaja mañana a Brasil para, entre otras actividades, reunirse durante la tarde del lunes con el mandatario de ese país, Luiz Inácio Lula da Silva, por lo que, según dijo, le es difícil viajar a Managua.
La victoria del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) en las elecciones presidenciales de El Salvador, además de un cambio histórico para el país, por ser la primera vez que un partido de izquierdas gana el poder ejecutivo nacional, va a incidir también en la partida de ajedrez que en términos geopolíticos se está jugando a nivel continental.
Rasgos de la nueva época. Sin duda, este triunfo de la ex guerrilla hay que situarlo en una nueva época con unas coordenadas geopolíticas continentales e internacionales sustancialmente diferentes a las de la década de los 80. No estamos en el marco del fin de la Guerra Fría, con la expansión del pensamiento neoliberal, las políticas de ajuste y la guerra abierta de la Administración Reagan contra el Gobierno sandinista y la insurgencia centroamericana en Guatemala y El Salvador.
Nos encontramos en los inicios de una crisis profunda y estructural del sistema mundo -parafraseando a Wallerstein-; con un inquilino en la Casa Blanca que, a pesar de sus limitaciones, podría rememorar en ciertos aspectos el legado de Roose- velt y de Kennedy; con un segundo Gobierno sandinista en Nicaragua, más moderado y pragmático que el de los 80; y con un proceso de integración latinoamericano creciente e inédito en la historia moderna.
Es en este contexto en el que se produce la victoria de la ecuación Funes-FMLN. La combinación de estos dos factores ha posibilitado que por primera vez la derecha salga derrotada en unos comicios nacionales, es decir, la sinergia entre la potente maquinaria política del Frente y el notable carisma de un periodista crítico, ha permitido la victoria electoral de la izquierda. El FMLN, con una inevitable dosis de pragmatismo, ha optado por una figura externa a la militancia histórica y guerrillera para acceder al poder ejecutivo. No es un viejo combatiente, sino un civil de perfil moderado quien se convierte en el gancho electoral para que la ex guerrilla acceda la máxima instancia de gobierno.
Esto no debe sorprender, ya que está en sintonía con esta «nueva época», donde antiguas guerrillas y ex guerrilleros hoy forman parte de gobiernos progresistas y de izquierdas: Pepe Mújica y sectores de los Tupamaros uruguayos, el vicepresidente Álvaro García Linera en Bolivia, y figuras clave en el Ejecutivo de Chávez como Alí Rodríguez Araque, actual ministro de Finanzas.
Un país devastado. El legado que asume Funes y el FMLN es una nación profundamente devastada en el plano social y económico. Según la CEPAL, un 47% del total de la población es pobre, y casi un 20% está en situación de extrema pobreza. La salud y la educación pública están notablemente deterioradas, y todo esto viene acompañado de una de las tasas de inseguridad más altas de América Latina. Junto al drama social, nos encontramos una realidad económica deplorable, donde las recetas neoliberales han sido aplica- das por el partido ARENA con suma obediencia.
No es extraño que el país fuese calificado como uno de los mejores alumnos latinoamericanos, junto a México y Chile, por las instituciones internacionales defensoras de la globalización capitalista. A día de hoy, gran parte de la propiedad pública está privatizada (telecomunicaciones, electricidad, pensiones...), el dólar ha sustituido a la moneda nacional (el colón) desde 2001, y el «sistema de maquilas» de explotación intensiva de trabajadores tiene un gran peso económico. A esto hay que añadir una dependencia económica preocupante respecto a Estados Unidos, a través del Tratado de Libre Comercio Centroamericano y de los envíos de remesas de los ciudadanos salvadoreños residentes en EEUU.
En su primer discurso tras la victoria electoral, Funes anunció que su Gobierno seguiría una «política exterior independiente». Esto lo materializaría por dos vías: «impulso a la integración centroamericana» y «buenas relaciones con EEUU».
EEUU. Inevitablemente, la relación con la potencia del Norte va a seguir siendo estrecha, por razones económicas incontestables. Por un lado, un 90% del total de los dos millones y medio de salvadoreños que viven en el exterior reside en EEUU (recordemos que El Salvador tiene hoy día alrededor de 5.800.000 habitantes). Las remesas que envían estos inmigrantes suponen un 17% del PIB nacional, y por tanto se han convertido en un pilar fundamental de la estructura económica de El Salvador. Días antes de las elecciones, congresistas estadounidenses amenazaron con bloquear las remesas si ganaba el FMLN. Es improbable que esto vaya a suceder, pero de cualquier manera, el nuevo Gobierno es consciente de la importancia de mantener estable este importante flujo monetario.
Por otro lado, El Salvador fue el primer país que firmó el CAFTA (Tratado de Libre Comercio entre EEUU y Centroamérica) en 2004. Además, alrededor del 58% de sus exportaciones se dirigen a EEUU, mientras que más del 37% de sus importaciones provienen de ese país. Revertir esta dependencia va a ser sumamente complicado, aunque se prevé que el nuevo Ejecutivo haga una apuesta seria por reducirla.
Patria Grande. Sin embargo, El Salvador difícilmente va a desaprovechar la oportunidad de subirse al tren soberano que desde el Sur del continente viene recorriendo América Latina. En primera instancia, posiblemente tocará más pronto que tarde la puerta de Petrocaribe, organismo donde casi todo Centroamérica y el Caribe se reúnen. Las facilidades energéticas que Vene- zuela ofrece a sus integrantes, y de las que ya algunas alcaldías del FMLN habían disfrutado, obligarán al Ejecutivo de Funes a formar parte del grupo.
Asimismo, la invitación a integrarse en la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), liderada también por el Gobierno bolivariano, no se hará esperar. Si un país como Honduras, donde formalmente no gobierna la izquierda, terminó incorporándose al ALBA, gracias a los buenos oficios del presidente nicaragüense Daniel Ortega, por qué no habría de hacer lo mismo El Salvador, ahora bajo el mando del Frente, consciente de los beneficios que le reportará formar parte del bloque.
Mauricio Funes afirmó que su referente político es el presidente brasileño Lula, lo cual le retrata en términos ideológicos, con sus potencialidades y limitaciones. De cualquier forma, parece innegable que otro peón ha caído del lado de la Patria Grande.
(mas...)
Al igual que sus hermanas centroamericanas, la nación salvadoreña ha sido dominada por las consabidas oligarquías, heredadas de la etapa colonial española, que en El Salvador se destacó entre 1913 y 1927, por el predominio de las familias de los Meléndez y los Quiñones, a las que pertenecieron sucesivos presidentes, y como ellas ha compartido una cruenta y común historia.
En efecto, la independencia de América Central desde sus primeros intentos se manifestó como una aspiración común a todos los pueblos mesoamericanos, incluido en parte, México.
En este contexto histórico, la ciudad de San Salvador, el 5 de noviembre de 1811, encabezó la primera tentativa independentista, que fracasó.
Luego de varios intentos a favor de la causa, el 15 de septiembre de 1821, se proclamó la independencia en el Palacio Nacional de Ciudad de Guatemala, y el 22 del mismo mes, San Salvador la ratificó.
Un año más tarde, Guatemala decidió incorporarse a la nueva República Mexicana, a lo cual El Salvador se opuso, siendo sometido por la fuerza. Finalmente, en 1824, se constituyó la República Federal de América Central, con los cinco Estados federados de Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y El Salvador, designándose capital a San Salvador.
Los antagonismos surgidos entre unos y otros, encendieron la llama de la guerra civil, que durante el transcurrir del siglo XIX caracterizó la vida política centroamericana y condujo a la atomización actual
En 1921 y 1922, el país formó parte, sobre el papel, de un nuevo intento de unión, conocido como la República Tripartita, que englobaba El Salvador, Guatemala y Honduras.
Ya para ese entonces, se pronunciaban las primeras organizaciones sindicales salvadoreñas y en 1931, cuando el corazón del capitalismo norteamericano sufría la famosa depresión, hoy tan comentada, con motivo de la crisis actual, en EL Salvador, accedió a la presidencia el reformista Arturo Araujo, quien en su campaña electoral hizo un sinnúmero de promesas después incumplidas, que provocaron el estallido de incidentes que culminaron en la dantesca matanza de mas de 25 mil personas (revuelta de Izalco), hecho en el cual aparece en el papel de dirigente revolucionario, el colaborador de Sandino en Nicaragua y fundador del Partido Socialista Centroamericano, en Guatemala, en el año de 1925, Farabundo Martí, quien fuera apresado, juzgado por un tribunal militar y finalmente fusilado en 1932, bajo la tiranía del vesánico dictador Maximiliano Hernández Martínez.
Los pueblos tienen infinidad de maneras de recuperar la memoria histórica, es el caso del bravo pueblo salvadoreño, quien supo rendir honores a uno de sus más preclaros hijos, al denominar su heroico destacamento revolucionario, en sus inicios, Ejercito Armado del Pueblo, y ahora, eficaz movimiento político del Pueblo organizado, capaz de ganar en condiciones tremendamente adversas, las elecciones presidenciales, con el nombre glorioso de Farabundo Martí.
Antes lo hicieron los nicaragüenses al enarbolar la figura del General de Hombres Libres, conductor del pequeño ejército loco, luchador antiimperialista, Augusto César Sandino. Hace algunos años, nació al unísono del ascenso a la presidencia del Estado mexicano de un reconocido representante de la política neo-liberal, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que exalta la figura heroica de Emiliano Zapata, y acá en Venezuela, en los años de mayor implantación de la camarilla puntofijista y cuando mencionar el vocablo revolución era motivo de burla, surgió de las entrañas mismas de la Fuerza Armada el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200, que evoca el nombre del mas grande entre los grandes de América, Simón Bolívar, el que “despierta cada cien años, cuando despierta el pueblo”, según lo escuchó Neruda, allá en Madrid, en las faldas del Cuartel de La Montaña, paradero del Quinto Regimiento, y quien pertenece a toda Nuestra América porque a toda ella consagró su vida.
Todos esos movimientos, con la excepción mexicana, El Salvador lo asumirá en meses, se encuentran encarando la gran responsabilidad de adelantar los cambios revolucionarios que sus pueblos demandan, tarea que no tiene alternativa reformista, so pena de ser responsables de hacer realidad, la celebre sentencia del viejo sabio de Tréveris, quien señalaba que “la Historia suele repetirse, una vez como drama, otra, como tragedia”, de allí que es el momento de gobernar bajo las premisas que encierran uno de los muchos grandes poemas del malogrado poeta salvadoreño, Roque Dalton, sacrificado por quienes entonces presumían de ser revolucionarios impolutos, y cuyo cabecilla, Joaquín Villalobos, se pasea cual improvisado “Schoolar”, por las academias y universidades, aquí lo ha traído la oposición apátrida, despotricando contra sus antiguos compañeros y contra las ideas liberadoras que otrora asumiera o aparentara hacerlo.
Dice el poeta Dalton, que la obligación de los revolucionarios es actuar “En nombre de quienes cuidan hijos ajenos; en nombre de quienes habitan en viviendas ajenas: en nombre de quienes comen mendrugos ajenos; en nombre de quienes viven en país ajeno; en nombre de quien lo único que tienen es hambre y sed de justicia…”
En la década de los años sesentas, América Latina vivió el auge del movimiento revolucionario armado o de la “lucha armada” como se le denominaba corrientemente.
Colombia, cuya data se remonta a finales de la década de los cuarentas y la cual se vincula directamente con los acontecimientos conocidos como “El Bogotazo”, durante los cuales, se truncó la vida del insigne conductor y orador político, Jorge Eliécer Gaitán, ¡otro nombre que espera su reivindicación! y que todavía persiste, es un caso que dada su complejidad exige un análisis aparte; Venezuela, que entre alzas y bajas combatió durante una década aproximadamente, para terminar pactando un acuerdo que le permitió la incorporación a la lucha legal y cuyos resultados son harto conocidos; Guatemala, donde se combatió por mas de dos décadas y cuyo saldo en bajas mortales tanto de combatientes como de la población civil superó las doscientas mil personas; México, con escasa repercusión tuvo algunos brotes al igual que Perú y Ecuador, así como la guerrilla predominantemente urbana del Movimiento de Liberación Tupamaro, Uruguay, que se caracterizó por su carácter primordialmente urbano. Así mismo, hubo movimientos armados insurrecciónales en República Dominicana, Panamá y Granada, sofocados por la intervención directa de las tropas estadounidenses.
Por último, la guerrilla del Che en Bolivia, cuyo desarrollo trágico canceló el camino de la “lucha armada”, aunque no en todos los casos como veremos más adelante.
Todos los movimientos, con la excepción parcial de Colombia, quien la precede en el tiempo, estuvieron fuertemente influenciados por la Revolución Cubana, hecho que para la época cambió la manera de enfocar el problema del poder político, al demostrar la viabilidad para los movimientos revolucionarios de acceder al mismo, mediante la recurrencia a la vía armada y la instalación de un destacamento revolucionario preferiblemente en zona rural que actuaría como el motor que arrastraría el resto de la maquinaria.
Fue lo que se dio en llamar la teoría del foco, atribuida al Che y desarrollada por el intelectual francés Regis Debray.
Afirmamos en párrafos precedentes, que los intentos guerrilleros bajo la influencia del hecho revolucionario cubano, desde el venezolano hasta el boliviano que cubrieron los años sesentas, con la excepción del colombiano, que presenta características diferentes, fracasaron en la consecución del objetivo primordial, a saber, la toma del poder político que permitiera adelantar los cambios que exigen las sociedades, y que la tragedia de Ñancahuazu en Bolivia, canceló el camino de la “lucha armada” aunque no en todos los casos.
¿Cuáles son esos casos?
Esos casos son dos, uno, la guerrilla del Frente Sandinista de Liberación Nacional, (FSLN), en Nicaragua, y dos, la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), en El Salvador, ambos son movimientos armados que podríamos calificar de tardíos, aunque en el caso nicaragüense no lo es tanto, pero el caso es que ambos movimientos se desarrollan y toman fuerza, cuando el resto de sus émulos venían de regreso y se habían insertado en la lucha pacifica en casi todos por no decir en todos los casos, con poco o ningún éxito.
Otros casos serían el guatemalteco y el argentino los cuales no abordamos por falta de espacio.
Los Sandinistas demostraron con su lucha, la pertinencia de la vía armada cuando de enfrentar una tiranía se trataba, como era el caso de la dinastía Somoza que usufructuó el poder en connivencia con los intereses trasnacionales norteamericanos y con el apoyo de todas las administraciones, inclusión hecha de los “bondadosos” presidentes F.D. Roosevelt y J.F. Kennedy, el primero le gustaba bromear con la frase que aludía a Somoza García, fundador de la dinastía y asesino de Sandino, como “un hijo de puta pero al fin y al cabo nuestro hijo de puta”, y el segundo recurrió a sus buenos oficios en ocasión de los preparativos de la invasión de Playa Girón o Bahía de Cochinos, en Cuba.
Constituyó el segundo caso en que unos combatientes irregulares derrotaban un ejército profesional, (el primero fue Cuba), provisto de un armamento infinitamente superior, lo que les permitió sustituir las tropas regulares por sus propios combatientes y formar, como habían hecho los cubanos su propio ejército.
No obstante, los revolucionarios nicaragüenses, respetaron o mejor crearon un sistema pluripartidista y permitieron la libre circulación de la prensa y las emisiones radiales y televisivas privadas, realizaron elecciones a los seis años que ganaron con holgura y luego tuvieron que destinar todos sus recursos a combatir la contrarrevolución o simplemente “contra” apoyada por EEUU, lo que imposibilitó la aplicación de las políticas a favor de las grandes mayorías para las cuales gobernaban. Finalmente perdieron las elecciones contra una “ama de casa”, que garantizaba la paz al pueblo al tener el apoyo de las fuerzas antisandinistas, quienes cesarían sus acciones de sabotaje y terrorismo si los Sandinistas eran desplazados del poder, cosa que a la postre ocurrió.
Los nuevos gobiernos que controlaron el país durante casi dos décadas, actuaron como aplicados alumnos del Fondo Monetario Internacional (F.M.I.) y el Banco Mundial (B.M.), durante diecisiete años, lograron desmontar el programa de alfabetización que había reducido sensiblemente el índice de analfabetismo, igual ocurrió con la ingesta de proteínas y calorías, con la salud pública, hasta hacer de la patria de Rubén Darío, un país devastado, sólo superado en pobreza por el sufrido pueblo de Haití.
Ahora, los Sandinistas están de nuevo en el poder, su país integra la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA) y otros organismos ideados por los gobiernos de Venezuela y Cuba, concebidos bajo la óptica de la cooperación y solidaridad entre los pueblos de Nuestra América.
Los antecedentes de la lucha guerrillera en El Salvador hay que situarlos durante el gobierno del coronel Arturo Armando Molina, entre los años 1972-1973, cuando se da un acrecentamiento de la actividad armada y el país entra en un período de inestabilidad e ingobernabilidad con frecuentes intentonas golpistas, con incremento de las acciones de la guerrilla y de grupos de ultraderecha, de los conflictos sociales, protestas campesinas y estudiantiles que eran objeto de la represión gubernamental.
En 1979, ya las fuerzas guerrilleras habían logrado un grado de desarrollo importante, tanto que la Junta Militar dirigida por el coronel Majano las invitó a dialogar.
En 1980, el arzobispo Oscar Arnulfo Romero, defensor de los derechos humanos cae asesinado por elementos afines a la oligarquía.
A partir de entonces se observa un reagrupamiento de la oposición izquierdista en torno al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), que para entonces fungía de brazo armado del Frente Democrático Revolucionario (FDR), mientras la ultraderecha se agrupaba en el Ejército Secreto Anticomunista (ESA), germen de la Alianza Renovadora Nacionalista (ARENA), apoyada por diversas organizaciones paramilitares y por los EEUU.
Al tiempo que se sucedían los gobiernos, a veces producto de elecciones casi siempre fraudulentas y otras producto de golpes militares, en cuyos acontecimientos descollaron los nombres del Social Cristiano Napoleón Duarte, apoyado resueltamente por el gobierno de su correligionario Luis Herrera Campíns, representante de la derecha y de Roberto D´ Abuison, fundador de la ultra derechista Alianza Renovadora Nacionalista (ARENA), la guerrilla aumentaba su poder de fuego y penetraba exitosamente en el estamento campesino.
En 1992, tras once años de guerra, se firma en México, bajo la supervisión de la ONU el Acuerdo de Chapultepec, que implicaba el desarme de la guerrilla, el cese formal del fuego, la disolución de los cuerpos de seguridad pública y la creación de una Policía Nacional Civil, además de la legalización del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) como partido político.
Por último, en marzo de 1993, la Asamblea Nacional aprobó una amnistía general.
El resto hasta el día de hoy, es historia más o menos conocida.
El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), vanguardia organizada, requirió de una lucha armada de más de once años, con saldo de alrededor de 85.000 muertos, mas veinte años de lucha cívica en condiciones adversas, para que la oligarquía compuesta por no mas de catorce familias y sus amos extranjeros que durante toda la etapa republicana han expoliado, humillado y asesinado a los pobladores del pintoresco territorio de Cuzcatlán, reconociera a regañadientes la limpia victoria del pueblo.
Como siempre, los sesudos analistas ya comenzaron a regar la especie del distanciamiento del Presidente electo del Presidente Chávez.
Ellos no quieren entender que en las decisiones sobre política internacional y sobre todo cuando se trata de Nuestra América, no la de ellos, no existe ni existirá interés alguno como no sea aquel que fortalezca nuestra unidad.
Todos nuestros actos serán actos solidarios, desprovistos del interés mercantilista, a El Salvador lo recibimos revolucionaria y respetuosamente.
En este cuadro ocurre el triunfo electoral revolucionario en El Salvador, se suma ese pequeño (su superficie es similar a nuestros tres estados andinos juntos) país, al conjunto de naciones en las cuales organizaciones populares han accedido al poder político mediante la recurrencia a elecciones, en medio de condiciones sumamente difíciles, en lucha contra intereses trasnacionales norteamericanos y europeos, con un inmenso poder mediático que ha logrado disociar a grandes mayorías de las capas medias, paradójicamente beneficiarias de muchas de las medidas gubernamentales que perciben potencialmente peligrosas para su plácida existencia.
Ocurre también, en momentos en que la llamada “crisis perfecta” estremece el corazón mismo del Imperio, lo afirman varios laureados Nobel de Economía, algunos de ellos exfuncionarios de los entes rectores del sistema, ocurre cuando las remesas de los casi dos millones de compatriotas salvadoreños que laboran en el exterior, fundamentalmente en los EEUU, mermarán y la economía familiar será duramente golpeada, bajo esas condiciones optó el pueblo por el programa de cambios, no hay alternativa, el gobierno que dentro de meses se inicia está obligado a gobernar para sus electores, no puede ceder ante el chantaje de los poderosos de adentro y de fuera, el camino a elegir es duro pero es el único posible.
Los pueblos se crecen ante las adversidades.
Cuba, en su período especial es un ejemplo.
Venezuela, ante el criminal sabotaje petrolero es otro.
El Salvador, también saldrá adelante.
Por ahora, bienvenido al ALBA y a los otros tratados solidarios que en materia energética y alimentaria se han creado, en ellos será tratado como un hermano más, no importa el tamaño de su geografía.
Gilberto Madrid
El Salvador rompió los vínculos diplomáticos con La Habana en 1959, tras el triunfo de la revolución encabezada por Fidel Castro.
El restablecimiento de las relaciones con Cuba formaba parte del programa político del presidente electo Funes, que asumirá como jefe de Estado de El Salvador el próximo 1º de junio.
Con un 99,4 por ciento de los sufragios escrutados, Funes tenía el 51,3 por ciento de los votos, mientras que el candidato de la hasta ahora gobernante Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), Rodrigo Ávila, sumaba 48,7 por ciento.
Elías señaló que al FMLN le interesa acercar su Gobierno a los países de la Alternativa Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA), que impulsa Venezuela y a la que pertenecen, además, Cuba, Nicaragua, Bolivia, Honduras y Dominica.
"Agradecemos al pueblo cubano que nos haya abierto sus hospitales y nos haya curado los lisiados de guerra, los enfermos de la vista en la 'Misión Milagro', que nos hayan abierto su universidad para que nuestros estudiantes puedan formarse aquí", dijo.
"Debemos de hacer relaciones con los países amigos, con todos los países del mundo, nos consideramos amigos de ellos, respetamos sus Gobiernos", agregó.
Cuba, la Meca de la revolución latinoamericana se queda sin aliados, sin mercados, sin ningún tipo de apoyo que había tenido durante 25 años ininterrumpidos por la URSS y el CAME, y se ve obligada, por la presión de aquellos terribles sucesos, a prestarle una atención prioritaria a la situación interna y a preparar al heroico pueblo cubano para el terrible y duro período especial, la etapa más dura por la que ha tenido que atravesar pueblo alguno en América Latina cuando, de la noche a la mañana, se le derrumba su economía y estandarte de vida alcanzado.
El imperio, dirigido por el sicópata Ronald Reagan y lo más reaccionario y retardatario de aquel gobierno republicano de halcones criminales, llevando su política de guerra fría a extremos demenciales, ya tiene atenazado al sandinismo en una guerra interna de desgaste con la organización, entrenamiento y mantenimiento de un ejército guerrillero contrarrevolucionario, mercenario, infiltrado desde Costa Rica, y Nicaragua, prácticamente sola, resiste a duras penas una guerra de desgaste, cruel, perversa, donde la oligarquía nicaragüense y el imperialismo norteamericano se juegan el todo por el todo para destruir el proceso revolucionario que venció, con las armas en la mano, la criminal dinastía de los Somoza, hechura yanqui, de la United Fruit Company, dueña de las mejores tierras de Nicaragua.
No destruido ni desmontado por el gobierno sandinista el aparato burgués erigido por la burguesía nicaragüense y el imperialismo durante décadas; agobiado el poder popular por los errores cometidos por la dirigencia sandinista, más sus contradicciones internas y públicos enfrentamientos; con una guerra interna que asesinaba a mansalva a campesinos y soldados revolucionarios; paralizado el aparato productivo, el sandinismo participa en un proceso electoral donde la mayoría popular se inclina a favor de una insignificante líder derechista como lo era Violeta Chamorro, representante de la burguesía nicaragüense y carta del imperialismo para contener la permanencia sandinista en el poder, pero con un brutal apoyo mediático, una atroz campaña sucia contra el sandinismo. No pudo el sandinismo, con todo el peso de su prestigio y el tremendo aporte que le había hecho a Nicaragua con su victoria sobre el aparato militar somocista, en una guerra popular de impecable concepción y de indiscutible apoyo popular, derrotar aquella guerra mediática y el aparato electoral fraudulento y manipulado montado por la oligarquía y el imperialismo. La derrota del sandinismo, en el marco de aquella hecatombe revolucionaria mundial, afectaba de manera directa al movimiento revolucionario armado salvadoreño.
El movimiento revolucionario salvadoreño también se queda solo como consecuencia de aquella debacle, y con la victoria a las puertas de las próximas batallas que ya anunciaban la victoria definitiva, se ve obligado, forzado, a negociar en los Acuerdos de Esquipula, el cese de la lucha armada y deponer las armas. Pero no fue una entrega humillante, como ocurrió en Venezuela en los 60, cuando la dirigencia revolucionaria entregó la lucha a la derecha y dejó a su suerte a miles de combatientes y militantes revolucionarios, para, como ocurrió durante el gobierno del comandante Chávez, ver a aquellos que traicionaron la lucha, se rajaron, destruyeron al PCV, los Pompeyo Márquez, Teodoro Pettkof, Américo Martín y muchos más, elaborando y participando en estrategias golpistas y terroristas contra la revolución bolivariana, enemigos de la revolución cubana.
Y los Acuerdos de Esquipulas, con la presencia internacional, pudieron lo que no logró el imperialismo yanqui en su guerra contra el FMLN, acallar las armas, arrebatarle momentáneamente la victoria a las guerrillas salvadoreñas, pero conservando ésta su estructura política, actuando dentro de la legalidad burguesa, participando en los procesos electorales, acumulando fuerzas, haciendo un intenso trabajo social, organizando las bases populares, preparándose para alcanzar el poder político y, desde éste, impulsar un programa de profundas transformaciones para la nación salvadoreña y sacar a su pueblo de aquella terrible pobreza en la que está sumido por la voracidad de una oligarquía cruel, fascista, asesina, insensible, doblegada en términos absolutos a los dictados de sus amos, los gobernantes norteamericanos.
¿CONTRA QUIENES GANARON LOS REVOLUCIONARIOS DEL FMLN?
Si algún proceso liberador fue extremadamente cruel y duro esa fue la lucha del pueblo salvadoreño y su vanguardia revolucionaria, el FMLN. En los anales de las luchas populares y revolucionarias de América en la segunda mitad del siglo XX hay que ver con admiración y asombro la capacidad política, la visión estratégica y la aplicación de las teorías de la guerra popular revolucionaria a una extensión de tierra tan pequeña como lo es la geografía salvadoreña. Allí se rompieron todos los esquemas y se demostraron verdades que sorprendieron a los amigos y aliados y al enemigo imperialista que asumió para sí, con tenacidad digna de mejor causa, la defensa de una de las burguesías más torpes y corruptas del continente, latifundistas, agiotistas, militares asesinos, comerciantes y contrabandistas.
Todo el aparato militar del Pentágono, de la CIA y demás organismos paramilitares y de inteligencia yanquis, no sólo se instalaron en El Salvador, lo tomaron por asalto, lo convirtieron en una inmensa base militar donde operaba la canalla terrorista cubano-mayamera dirigida por el archi criminal y genocida Luis Posada Carriles. Contra Nicaragua, Cuba, el movimiento popular armado de Guatemala y del Salvador mismo. Un ejército de asesinos, de bandas terroristas paramilitares dirigidas por un monstruoso personaje de nombre Roberto D’Aubuisson, al que erigieron en líder de los escuadrones de la muerte; los mismos que asesinaron el aguerrido y noble monseñor Arnulfo Romero, a monjas, curas, grupos seglares por su labor a favor del pueblo pobre de los barrios y campos salvadoreños con la prédica de la iglesia de los pobres que pregonaba la Teología de la Liberación.
El Salvador fue el laboratorio de experimentación de armas recién fabricadas, de técnicas de terrorismo, de torturas y crueldades inimaginables, campo de entrenamiento de militares de los ejércitos latinoamericanos en tácticas de contra insurgencia y guerras de baja intensidad. Manuales de tortura, espionaje, trasiego de armas producto del intercambio de drogas, actividades clandestinas de todo género. Todo, absolutamente todo se experimentó o hizo en suelo salvadoreño. Gobiernos venezolanos como el del socialcristiano Luis Herrera Campins tuvieron activa ingerencia y participación en contra de aquella lucha del pueblo salvadoreño por su dignidad y derecho a una vida y a un mundo mejor. Personajes como el conocido director del infame y golpista programa ‘Aló Ciudadano’, conocido con el remoquete de “El matacuras”, es de triste recordación, porque cuando asesinaron al monseñor Romero, siendo él funcionario diplomático de la Embajada de Venezuela en El Salvador, se lo señala como facilitador de información y recursos a los grupos paramilitares que llevaron a cabo aquel abominable asesinato y el de un grupo de sacerdotes. El fallecido dirigente copeyano Arístides Calvani armó en El Salvador una red de espionaje y de tráfico de armas y otros recursos para los grupos paramilitares y miembros de la policía política venezolana participaban en el entrenamiento de aquellos grupos de asesinos, incluso desde el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez.
Contra todo ese descomunal andamiaje se enfrentó el aguerrido FMLN , y si no llegó al poder por la vía de las armas, siéndole como fue arrebatada la victoria conquistada por la vía de la lucha armada guerrillera, se preparó pacientemente durante 20 años, utilizando otras formas de lucha, las legales y pacíficas, pero sin abandonar el objetivo estratégico de la toma del poder político para, desde allí iniciar, la paulatina obra de transformar la destruida sociedad salvadoreña y abrirle a ese sufrido pueblo los cauces de la liberación y alcanzar estándares de vida que siempre le negó la oligarquía. Porque ese pueblo al votar por Mauricio Funes con la tarjeta del FMLN lo hizo por el cambio de una situación insostenible y por la esperanza de una vida mejor. Por eso Funes alcanza el triunfo en las urnas, utilizando las mismas armas y las mismas herramientas de la derecha.
La derecha fascista, heredera de la tradiciones terroristas de D’Aubuisson, de Posada Carriles, de Oliver Nort y la legión de criminales que asesinaron 75 mil salvadoreños, a duras penas aceptó su derrota en las urnas, pese a que el pueblo salvadoreño derrotó el miedo, el candidato de la extrema derecha y agente conocido de la CIA, Rodrigo Ávila, junto a él, el gris presidente Antonio Saca, y un grupo desmoralizado de sus seguidores, entonaban con voces lánguidas, estrofas del lóbrego himno de la muerte del partido ARENA, y, volviendo al pasado, a lo que atrás quedó, decían consignas como: “El Salvador será la tumba donde los rojos terminarán”, y “Patria si, comunismo, no”.
Al lado de la extrema derecha fascista estuvo, como era de esperar, la basura terrorista cubano-mayamera, el aparato bushista que sigue dirigiendo buena parte de los servicios de inteligencia norteamericanos, el Pentágono, la resaca mediática yanqui; contaron igualmente con el apoyo militante de la mercenaria venezolana María Corina Machado y todo el grupo SUMATE, agencia al servicio de la CIA de quien recibe financiamiento a través de mamparas legales norteamericanas. Igualmente un torvo y oscuro personaje se instaló en San Salvador, asesorando al candidato fascista de ARENA, Alejandro Peña Exclusa, subversivo derechista venezolano, organizador de complots y planes terroristas contra Chávez.
Parafraseando a la amiga y camarada, la comandante Nidia Díaz, valerosa y digna revolucionaria salvadoreña, ni El Salvador, ni el presiente Mauricio Funes, ni el FMLN estarán solos en esta nueva etapa que comienza con el clamoroso triunfo electoral del 15 de marzo del 2009, el pueblo venezolano en revolución, el gobierno revolucionario que encabeza el camarada comandante y presidente Hugo Chávez, no sólo estarán pendientes y prestos a apoyar a ese aguerrido y bravo pueblo. Otros son los tiempos de América, otras las realidades históricas, ahora el actor principal son los pueblos de América Latina y el Caribe. El ALBA recibirá gustoso a la querida nación cuando así lo solicite el nuevo gobierno. El mapa político centroamericano de tiñó de izquierda, un viejo sueño de revolucionarios como Sandino, Fonseca Amador, Farabundo Martí, Carlos Luis Fallas y muchos que quedaron en el heroico camino de las luchas liberadoras de América, comienza a materializarse, un avance de los pueblos centroamericano y suramericanos en momentos en que el imperialismo se debilita y sufre su peor crisis económica y social, una crisis que puede ser terminal, para fortuna de los pueblos.
Sin embargo todo el aparato estatal, policial, militar, la administración conspirará para torpedear la gestión de Funes. Trampas, sabotajes, intrigas se pondrán a la orden del día. Los medios de comunicación oligarcas pasarán a la ofensiva, ya se deben estar armando conspiraciones, reagrupar a grupos terroristas para ponerlos a actuar cuando se comience a ejecutar el programa de gobierno y se toquen intereses creados de las clases dominantes. Hay que aprestarse a gobernar con dignidad y decoro, junto al pueblo y con el pueblo, pero hay que aprestarse, igualmente, a desmontar el Estado terrorista, sacar a los asesinos enquistados en los aparatos policiales y militares, crear nuevas unidades militares con los antiguos combatientes del FMLN para que las fuerzas se equilibren.
Van a gobernar con enemigos acérrimos, sin escrúpulos, asesinos, metidos desde hace 20 años dentro de la estructura gubernamental; si no se depura el aparato estatal, van a tener muchas dificultades para gobernar. Véanse en el ejemplo de Venezuela, de Bolivia, de Ecuador, de Nicaragua, cómo la derecha y las oligarquías se tornaron fascistas para defender sus privilegios.
Los alcances de la victoria del pueblo y la izquierda salvadoreña se pierden de vista. No fue derrotado un insignificante agente de la CIA con aspiraciones presidenciales, el gran derrotado es el imperio norteamericano, sus gobiernos, su maquinaria de muerte.
¡Gloria al pueblo salvadoreño y a su victoria! ¡Gloria al invencible FMLN y al presidente Funes!
Humberto Gómez García
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