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Primavera del descontento |
Europa del Este se encamina a una violenta "primavera del descontento", de acuerdo con expertos de la región que temen que la crisis económica global esté generando en las calles una peligrosa reacción popular violenta.
Cada vez más afectados por la crisis, países como Bulgaria, Rumanía y los estados bálticos se enfrentan a una honda desestabilización política y conflicto social, así como a un aumento de las tensiones raciales.
La semana pasada, los manifestantes fueron disueltos con gases lacrimógenos mientras tiraban piedras contra la policía frente al parlamento de Vilnius, capital de Lituania, en protesta contra un programa de austeridad que incluye subidas de impuestos y recortes de prestaciones.
En Sofía, la capital de Bulgaria, 150 personas fueron detenidas y al menos 30 heridas como resultado de la violencia generalizada. Más de un centenar quedaron detenidas tras refriegas callejeras entre fuerzas de seguridad y manifestantes en la capital de Letonia, Riga.
Según las últimas estimaciones, la economía de varios países de Europa del Este se contraerá este año hasta un 5%, después de un crecimiento de casi dos dígitos durante casi una década, y la inflación alcanzará un pico del 13%. Muchos temen que Rumanía, que ingresó en la Unión Europea junto a Bulgaria en 2007, pueda ser la siguiente en sufrir desórdenes públicos de importancia.
"En unos cuantos meses, habrá gente en las calles, eso es seguro", ha afirmado Luca Niculescu, ejecutivo del sector mediático de Bucarest. "Todos los días oímos que ha cerrado otra fábrica o se ha deslocalizado. Tenemos un nuevo gobierno que no se ha mostrado muy eficaz. Y nos hemos acostumbrado a tasas muy altas de crecimiento. Es una mezcla explosiva".
Entre las principales empresas que amenazan con recortes de empleo masivos se cuentan el fabricante de automóviles Dacia, que podría suprimir 4.000 puestos de trabajo si no se recuperan las ventas. Una portavoz de Renault, propietario de Dacia, ha manifestado que sólo se considerarían recortes de esa magnitud en una "perspectiva catastrófica", pero ya lleva interrumpida dos meses la producción en Rumanía después de que la demanda nacional cayera en picado más de la mitad. Otras empresas importantes ya han anunciado sus planes de deslocalización: una fábrica japonesa de cable se reubicará en Marruecos.
Marius Oprea, consejero de seguridad del último gobierno rumano, ha declarado que la crisis entrañaría "problemas graves para la clase media". Añadió que "se producirá un descenso de los ingresos tributarios, lo que causará problemas considerables a los presupuestos del Estado. También se recortará enseguida el número de empleados del Estado y sus sueldos se depreciarán cada vez más".
Otro problema de Rumanía, lo mismo que del resto de la región, es que muchos propietarios de viviendas de clase media han contratado su hipoteca en euros. Con el desplome de la moneda nacional, afrontar los pagos se hace más difícil.
"Intentaremos el diálogo, pero si no funciona, defenderemos los intereses de nuestros afiliados como podamos", declaró un sindicalista rumano la semana pasada. "Queremos ser parte de la solución, no del problema, pero la situación es muy grave".
El Dr Jonathan Eyal, especialista en la zona del Royal United Services Institute de Londres, afirma que los países de Europa Oriental están mal equipados para encarar las repercusiones de la crisis global y corren el riesgo de una "implosión social".
"Son economías a menudo frágiles...con estructuras políticas quebradizas, con partidos políticos no muy sólidos e instituciones débiles. Están mal preparados para lo que se les ha venido encima", comenta Eyal. "El año pasado eran los países centrales de Europa Occidental los que se tambaleaban, ahora es la periferia más débil la que recibe de lleno el impacto de la crisis".
Las razones del malestar de la semana pasada son variadas. Los estudiantes búlgaros protestaban por la muerte de uno de los suyos en un incidente aparentemente casual de delincuencia, y culpaban al gobierno dirigido por los socialistas de no ser capaz de garantizar la seguridad. A ellos se les sumaron los campesinos enojados por los bajos precios de sus productos y los problemas con los subsidios de la UE, frecuentemente desviados por administradores corruptos.
Las tensiones se han exacerbado a causa de la crisis del gas, en la que Bulgaria ha sufrido graves restricciones de calefacción y electricidad desde que Moscú cerró el grifo tras su disputa con Ucrania.
"Estamos hartos de vivir en el país más pobre y más corrupto", afirmaban en un comunicado los organizadores de la protesta en Sofía. "Esta protesta única reúne al pueblo en su deseo de cambio y en su anhelo de vivir en un país europeo normal".
En Letonia, años de fuerte crecimiento económico han dado paso a la recesión, la inflación galopante y el desempleo en aumento. La confianza en la autoridad del Estado y sus funcionarios ha decaído de modo catastrófico, tal como afirmó el presidente Valdis Zatlers la semana pasada, amenazando con convocar elecciones de inmediato.
La mayoría de los detenidos en los disturbios de la semana pasada en Riga ya han sido puestos en libertad. Según el jefe de policía Janis Reiniks, entre los detenidos había "parados, trabajadores, estudiantes y escolares", además de una persona ligada al Partido Democrático de Letonia y un "skinhead".
El año pasado Letonia se vio obligada a solicitar un paquete de rescate de 6.250 millones de libras al Fondo Monetario Internacional, lo que provocó una reacción patriotera ante lo que se percibía como "una humillación nacional".
Con todo, algunos estados de Europa Oriental parecen estar resistiendo mejor. El gobierno de Estonia acumuló ingentes reservas monetarias durante los años de rápido crecimiento. "Todo el mundo sabe que este año va a ser muy duro. Pero en Riga y Vilnius están agotados e iracundos y han perdido la fe en sus dirigentes; eso no ha sucedido aquí", ha declarado Raimo Poom, jefe de la sección política del diario Esti Paevaleht, de Tallinn.
Otro temor es que aumenten los ataques contra las minorías étnicas. La República Checa, también gravemente afectada por la crisis, fue testigo de la peor violencia callejera en años cuando 700 miembros del Partido de los Trabajadores, ultraderechista, chocó con un millar de agentes antidisturbios en la ciudad de Litvinov que les impedían entrar en una zona predominantemente "roma" (gitana). "El clima político nacionalista, populista [de Europa del Este] resulta muy propicio para el sentimiento hostil a las minorías", ha manifestado Larry Olomoofe, del Centro Europeo de Derechos Roma de Budapest.
La historia reciente de la región agrava la crisis, dicen los expertos. "Estamos hablando de gente que se mantuvo a flote durante un periodo bastante nefasto tras el derrumbe de la URSS, cuando sus economías se redujeron a un tercio, en la creencia de que ingresar en la UE les traería prosperidad y estabilidad", ha afirmado Eyal.
"Esta aspiración es la que ha se ha demostrado decepcionante y eso resulta muy desestabilizador".
Los puntos inflamables de Europa
Bulgaria
Población: 7 millones. Acosada por la corrupción e inestabilidad política. Docenas de personas, incluyendo 14 policías, resultaron heridas durante los disturbios de la semana pasada en Sofía.
Letonia
Población: 2,2 millones. El gobierno de centro derecha puede convocar elecciones tras los disturbios causados por las duras condiciones resultado del rescate del FMI.
Lituania
Población: 3,5 millones. Choques callejeros y 86 detenciones después de que 7.000 personas asistieran a un acto convocado por los sindicatos para protestar por los recortes salariales del sector público, la reducción de las pensiones de la seguridad social, el aumento del IVA y la eliminación de las exenciones fiscales para medicinas y calefacción doméstica.
Estonia
Población: 1.4 millones. Hasta ahora en calma, el gobierno posee mayores reservas monetarias y confianza pública que en los demás países, pero la contracción de un 3,5% de la economía en el tercer cuatrimestre del pasado año es probable que cause problemas. Se desmorona rápidamente el apoyo al primer ministro, Andrus Ansip, y su gobierno.
(continue)

Etiquetas: conocimiento, medios, memoria, monopolios, multitud, politica.
Pero durante la existencia de la URSS y del bloque socialista, los trabajadores en esos países tuvieron puestos de trabajo seguros y acceso garantizado a la educación, la atención sanitaria y a las prestaciones de jubilación.
La policía atacó a manifestantes frente al parlamento de Letonia en Riga el 13 de enero.
Los expertos pronostican un aumento regional de 15 a 18 millones de desocupados en los próximos meses, sin alivio ya que los puestos de trabajo para inmigrantes desaparecen en Europa Occidental y EE.UU.
Neil Shearing de Capital Economics en los países bálticos podría llegar a más de un 15%. La industria ha colapsado enteramente por la reducción de la demanda” en Europa Occidental y EE.UU. Sigue diciendo:
“La recesión sumergirá esencialmente toda la economía de la región”. (Radio Free Europe/Radio Liberty, 29 de enero)
La economía capitalista mundial se está derrumbando.
Los regímenes derechistas pro-capitalistas que han estado gobernando esos países desde principios de los años noventa están imponiendo severos recortes en los restos de programas de la red de seguridad social.
Como resultado, los trabajadores se alzan en protesta.
El 16 de enero más de 10.000 convergieron en la catedral de Riga del Siglo XIII y luego marcharon al parlamento para protestar contra el programa económico del gobierno letón.
El gobernador del banco central letón declaró “clínicamente muerta” a la economía”. (The Age, Australia, 1 de febrero)
El día siguiente hubo escenas similares en Vilnius, capital de Lituania. Una furiosa multitud de miles se reunió delante del parlamento gritando:
“¡Ladrones, ladrones!” (World Press, 30 de enero)
Su cólera se dirigía contra el gobierno, que había aprobado “reformas de mercado” formuladas por el FMI.
Éstas llevaron a corrupción, drásticos recortes en los gastos del gobierno para servicios sociales, inflación, aumentos de impuestos y ahora un inmenso aumento en el desempleo.
Mientras jóvenes lanzaban adoquines a edificios del gobierno y escaparates, doctores, policías, agricultores y obreros protestaron contra los bajos ingresos y la política de austeridad del gobierno.
La semana siguiente estudiantes, maestros, doctores y funcionarios del Estado se reunieron frente al parlamento de Bulgaria exigiendo mejores derechos económicos y un fin de la corrupción.
Según Business Week del 29 de enero, Estonia y Hungría están al borde de levantamientos similares. En Hungría, la producción industrial está al nivel más bajo en 16 años. La moneda bajó a un nivel récord frente al euro mientras el gobierno en Budapest anunciaba más reducciones de gastos. (The Age, 1 de febrero) La economía de Ucrania también está en caída libre.
En una entrevista con la BBC del 22 de enero, Dominique Strauss-Kahn, jefe del FMI, predijo más disturbios, diciendo que podrían suceder “casi en cualquier parte. Podrían empeorar en los próximos meses.”
Las repúblicas de la antigua URSS y Europa Oriental son “mucho más vulnerables económica y políticamente que hace algunos meses,” dijo Joanna Gorska, jefa adjunta del buró Eurasia de Exclusive Analysis. (Reuters, 30 de enero)
¿Por qué enfrentan esos antiguos países socialistas – la así llamada Nueva Europa – una tal devastación económica que conllevan levantamientos de masas?
La terapia de choque mata a los ‘pacientes’
Toda Europa Oriental fue obligada, después de “la caída del comunismo,” a aceptar una doctrina económica llamada “terapia de choque”.
Elaborada por el profesor de economía entrenado en Harvard, Jeffrey Sachs, esa política se caracterizó por la frenética privatización generalizada de las industrias de propiedad estatal, la reducción de salarios, desempleo masivo y desregulaciones de precios.
La terapia de choque involucraba drásticos recortes en los gastos en salud y educación y limitaciones en las prestaciones de jubilación.
“Los hombres de negocios, no los economistas, determinarán las nuevas tecnologías, sistemas de organización y las técnicas de administración que serán la fuente de la revigorización de Europa Oriental”, dijo Sachs. (Economist, 13 de enero de 1990)
Una vez desmantelado el sector público, las corporaciones occidentales se aprovecharon de la mano de obra barata de una fuerza laboral desesperada pero bien educada.
Desde 1989, más de 70.000 empresas han sido privatizadas en Europa Central y Oriental.
El auge que siguió, alimentado por el crédito fácil, inversión de fuentes dudosas, especulación desenfrenada y sórdidos negocios inmobiliarios, se convirtió en un descalabro con el colapso del sistema bancario global y la evaporación de los mercados globales.
El sufrimiento humano resultante es tan generalizado que la revista médica británico atribuyó en un reciente artículo cerca de 1 millón de muertes tempranas en los años noventa a la doctrina de choque en el antiguo “bloque soviético”, la privatización masiva de industrias de propiedad estatal, la desregulación de precios acompañada por drásticos recortes en los gastos en salud y educación, y limitaciones en las prestaciones de jubilación.
El informe señaló que las expectativas de vida han disminuido en cinco a siete años en algunos de los nuevos países capitalistas de Europa Oriental, y que:
“Desde los comienzos a mediados de los años noventa hubo más de 3 millones de muertes prematuras en países sometidos a la transformación post-soviética, y la región perdió a por lo menos 10 millones varones adultos”. (International Herald Tribune, 15 de enero)
La organización Internacional del Trabajo ha declarado que la terapia de choque causó un aumento de un 42% en las muertes de varones en Rusia, Kazajstán, Letonia, Lituania y Estonia entre 1991 y 1994, coincidiendo con un aumento de un 305% en el desempleo. (Agence France Presse, 14 de enero)
Las monedas checa, húngara, polaca y rumana han caído entre un 3,8 y un 11,6 por ciento desde comienzos de enero, y se espera más disminución.
Hay, sin embargo, una alternativa a la aceptación del desempleo y la muerte: un renacimiento de la lucha de los trabajadores, desde su propio punto de vista de la clase gobernante, el estratega del Royal Bank of Canada, Nigel Rendell advirtió de “colapsos de gobiernos y repentinos giros a la izquierda” en toda Europa Oriental y en la antigua URSS. (Reuters, 30 de enero)
(mas...)
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