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La gran crisis de la banca privada |
Cuentan en Barcelona que un industrial que ha cobrado -lo cual ya es noticia- varios millones de euros, llamó a una de las grandes cajas catalanas para que un comercial le visitara para ofrecerle productos donde colocar ese dinero. "Pero que venga uno de la oficina normal, no me mandéis a nadie de banca privada", advirtió. Esta anécdota ilustra a las claras la gravísima crisis de confianza que sufre el sector de la gestión de patrimonios en España, provocada por los escándalos de Lehman y Madoff -que han puesto en evidencia prácticas comerciales muy cuestionables-, así como las grandes pérdidas sufridas de forma generalizada por las carteras. Y eso, en un negocio basado en la confianza, es dramático.
Hasta hace año y medio, la banca privada vivía su edad de oro en España al calor de la fortísima creación de riqueza en nuestro país, proveniente del boom del ladrillo y de la venta de empresas familiares. Hasta la caja de ahorros más pequeña creaba una división de banca privada, las entidades con más abolengo del mundo -sobre todo las suizas- abrían oficina aquí, se cerraban compraventas de entidades a precios estratosféricos como las de Morgan Stanley o Banco Urquijo, se vivía una vorágine de fichajes de profesionales en el sector y los sueldos subían como la espuma. Además, la necesidad de invertir todo ese patrimonio provocaba una entrada masiva de dinero en productos como capital riesgo, hedge funds, productos estructurados, energía renovable, proyectos inmobiliarios exóticos, etc.
Cuando se preguntaba a cualquier profesional del sector por el cambio de ciclo que era evidente que se avecinaba, la respuesta siempre era: "No importa, la crisis pasará, y el potencial a largo plazo para la banca privada en España es enorme", sobre todo porque la mayoría de los grandes patrimonios siguen en manos de las sucursales e invertidos en depósitos a plazo fijo. Sin embargo, la catástrofe de los últimos meses ha derrumbado cualquier previsión a corto plazo y ha puesto en cuarentena ese potencial a largo. Es más, si éste se materializa alguna vez, muchos de los jugadores actuales en este mercado ya no estarán aquí para aprovecharlo.
Porque el sector está hecho unos zorros. El patrimonio de todas las entidades se ha desplomado y, como ya no se crea riqueza nueva, la única forma de recuperar algo es quitarle clientes descontentos a la competencia. Lo que gana uno lo pierde otro. En todo caso, el escenario actual ya no justifica las estructuras creadas durante el boom, con lo que ya estamos asistiendo a los primeros despidos y ceses de directivos, dentro de procesos de "reestructuración", "adecuación" o "cambio de focus" -o como cada uno quiera llamarlo- generalizados. Y esto no ha hecho más que empezar: la opinión generalizada en el sector es que vamos a asistir a numerosas fusiones, ventas forzadas, cierres de oficinas e incluso abandonos de actividad. La sobrecapacidad es enorme y la crisis, muy grave.
Hace falta un cambio de modelo
"Los clientes han perdido completamente la confianza en el prescriptor, porque han sufrido pérdidas no sólo en los activos de riesgo como la bolsa, sino también en los que teóricamente eran seguros, como la renta fija, los monetarios dinámicos, los hedge funds o los estructurados, y eso sin entrar en los escándalos de Lehman y Madoff", asegura Jorge Sanz, presidente de Atlas Capital.
Dichos escándalos han sido la puntilla para la industria porque han puesto al descubierto las vergüenzas de un modelo de negocio basado en el producto y no en el cliente, y plagado de conflictos de interés porque se basa en la retrocesión de comisiones y no en la remuneración del asesoramiento. Un modelo en el que la persecución de elevados márgenes y comisiones, la presión competitiva, los incentivos variables (bonus) y la falta de formación (o de escrúpulos) de muchos asesores les llevó a colocar productos extraordinariamente complejos, opacos, arriesgados e incomprensibles para la inmensa mayoría de los clientes. Este modelo perverso es el que explica que España sea el tercer país del mundo más afectado por una estafa global como la del broker-dealer norteamericano.
A lo anterior hay que añadir la indignación causada por la actitud de las entidades hacia los afectados por la quiebra de Lehman o la estafa de Madoff: la mayoría se han desentendido del problema aduciendo que no tienen responsabilidad y que ellas también son víctimas; y las que han ofrecido alguna solución -Santander y Urquijo- han sido duramente criticadas por no hacerse cargo de toda la pérdida, por no indemnizar en efectivo o por imponer condiciones draconianas a cambio de recibir esa compensación (la solución de Fibanc ha sido mejor acogida). Esta indignación se ha traducido ya en las primeras demandas contra los bancos privados, y se esperan muchas más.
Prosper Lamothe, catedrático de finanzas de la Universidad Autónoma de Madrid, considera que "deberían imponerse sanciones a bancos y cajas por sus malas prácticas". En unas jornadas sobre el sector organizadas por Invercalia, propuso "volver a las cosas simples que se han hecho en los últimos 40 años, una banca privada basada en el conocimiento del cliente y no en colocar el producto que toca en cada momento, donde no hay que innovar por innovar, sino sólo cuando tenga sentido".
Para rematar la faena, además de la pérdida de confianza ahora tenemos el problema de la falta de crédito. "El problema no es tanto es que haya un Madoff, sino la falta de liquidez. Los bancos no se lo ponen fácil ni a las familias con alto patrimonio, así que están cancelando sus inversiones en inmuebles, private equity, hedge funds, etc. para destinar ese dinero a financiar sus empresas", explica Juan Verdaguer, presidente de Edmond de Rothschild en España. Y señala que falta de crédito impide que muchos inversores entren en una enorme cantidad de activos atractivos que se venden actualmente a precios de saldo. "La gente no quiere ni oír hablar de determinados productos y sólo pide depósitos, que tienen un sex-appeal bajísimo", añade Lamothe.
A río revuelto...
Como dicen los chinos, toda crisis es una oportunidad. El descontento generalizado con la banca privada, aparte de provocar la fuerte reestructuración actual del sector, ha supuesto que muchos ex profesionales de grandes firmas hayan decidido volar por libre y montar una boutique independiente para ofrecer -en teoría- un trato más cercano al cliente, un asesoramiento más personalizado y una relación más estrecha, y sin conflictos de interés, de la que ofrecen los bancos privados actuales.
Hay quien piensa que, en los tiempos que corren, este modelo es el único viable por su reducida estructura de costes. "Muchos grandes bancos no tienen casi producto propio, bien porque han ido muy mal, bien porque sus clientes no se fían de los conflictos de interés, bien por decisión corporativa. Entonces se han convertido en intermediarios, pero un intermediario sólo puede competir en precio y no puede tener los costes de un principal (banco originador de productos). De lo contrario, estás abocado a la quiebra", explica uno de estos ex banqueros de una gran firma.
El entorno actual parece ideal para el desarrollo en España de la figura del asesor independiente, de tanta tradición en los países anglosajones pero que aquí no se ha desarrollado por el control absoluto del mercado que ejercen bancos y cajas. De hecho, la CNMV ha aprobado por fin la normativa que permite la creación de las empresas de asesoramiento financiero (Eafi). Pero el gozo de los que abogan por un cambio de modelo ha quedado en un pozo, porque nuestro supervisor ha limitado mucho las posibilidades de estas entidades, y eso que ha consultado a la FSA británica sobre si desarrollo. Pero es que la banca española, por mucha crisis y mucha desconfianza que haya, sigue siendo demasiado poderosa.

Etiquetas: conocimiento, medios, memoria, monopolios, multitud, politica.
Por primera vez en nuestra historia se ayuda directamente al sector bancario dándole la liquidez que no consigue por la desconfianza mutua entre los bancos.
Pero hay preguntas en el aire sin contestar.
A estas subastas pueden presentar ofertas de venta “todas las entidades de crédito domiciliadas e España y las sucursales en España de entidades extranjeras”, pero en los resultados de la subasta publicados no se incluyen las entidades que han concurrido ni tampoco los valores que han sido adquiridos por el Fondo (arts. 4 y 7 de la OM 3118/2008 de 31 Octubre).
Gracias a la prensa, sabemos que no han acudido a esta primera subasta los dos grandes bancos que inspiraron la gestación de tales medidas en las reuniones con el Presidente del Gobierno a primeros de octubre. Y asimismo sabemos que el Banco de Sabadell recibió 150 millones de euros por la venta al gobierno de un buen lote de sus activos financieros a precio inferior al euribor, que habría tenido que pagar en el mercado interbancario europeo, donde se supone que no conseguía crédito (El País y Público, 21 y 22/11/2008)
Sin embargo, la parquedad y las lagunas de las normas legales que rigen el Fondo plantea preguntas importantes que alguien tendría que responder:
¿Por qué los contribuyentes no pueden saber oficialmente quienes se benefician de unas ayudas financiadas con impuestos?
¿Qué garantías se exigen para que los beneficiarios cumplan de verdad la legislación fiscal?
¿Ha comprado el gobierno activos financieros de filiales bancarias en paraísos fiscales?
Porque cuando el vendedor de los activos es un grupo bancario complejo como el Banco Sabadell, se acentúa la necesidad de respuestas a esas preguntas.
“El Banco Sabadell, lidera el cuarto grupo bancario español integrado por diferentes bancos, marcas, sociedades filiales y sociedades participadas que abarcan todos los ámbitos del negocio financiero”, reza la documentación oficial del Grupo.
Según la información legal disponible en Internet, avalada por el conocido abogado Sr. Miquel Roca i Junyent como Secretario del Consejo de Administración, a 31 diciembre de 2007 el Banco Sabadell comprendía 56 bancos, aseguradoras, sociedades financieras e inmobiliarias y algunas pequeñas eléctricas. Y entre todas esas sociedades “consolidadas por integración global”, es decir, financieramente integradas en Banco Sabadell, aparecen 11 bancos y sociedades que estaban domiciliadas en paraísos fiscales de la lista de la OCDE como Andorra (4), las Bahamas (1), Mónaco (1), Las Caimán (2) y también en Luxemburgo (3)
El más popular dentro de este Grupo quizás sea el BancSabadell de Andorra que ofrece a sus clientes servicios para la gestión de grandes fortunas, además de una selección de fondos de inversión de las mejores gestoras internacionales ligados al Grupo, como vemos en la web oficial. Entre estos, encontramos sociedades de inversión de capital variable de Luxemburgo como la Schroder Investment Management que a su vez dispone de una filial en Suiza, la Schroder & Co Bank AG, en Zurich.
Asimismo, ligado al Banco Sabadell tenemos un fondo de inversiones neoyorquino con sede en las Islas Caimán, el Mellon Offshore Global Oportunity Fund, Ltd., una sociedad exenta de cualquier tributación. Y también están los internacionalmente famosos Fidelity funds con sede en las Islas Bermudas y en Luxemburgo, con una amplia red mundial desde donde emitir títulos para las inversiones que buscan rentabilidad con impago de impuestos en origen. Hasta el año pasado Fidelity pagaba páginas enteras en la prensa española para atraer inversiones.
Por tanto, como la mayoría de estas entidades financieras del complejo grupo bancario emiten valores bajo la marca Banco Sabadell y, conocido el reparto de los 2.115 millones de euros de dinero público en la subasta referida, surgen un par de preguntas que alguien debería responder:
¿Habrá comprado el gobierno activos financieros del Banco Sabadell de Andorra, Sabadell d´Andorra Borsa, Sabadell d´Andorra Inversiones Sociedad Gestora, S.A, Banco Atlántico Bahamas Bank & Trust Ltd, Sabadell International Capital de las Caimán u otros registrados en notorios paraísos fiscales?
¿Estarán dentro del lote de activos que el Banco Sabadell ha vendido al gobierno por 150 millones de euros, los 11 millones de euros en bonos emitidos por el Banco Sabadell de Andorra que están entre los “débitos representados por valores negociales” de la Nota 19 de la información legal?
Son preguntas parlamentarias serias que algún diputado de los muchos que leerán este articulo podrían trasladar al Ministro de Economía como Presidente del Consejo Rector del Fondo, ya que en el último Congreso del PSOE se aprobó una resolución sobre la supresión de los paraísos fiscales.
Juan H. Vigueras
Hay que tener presente que estamos hablando de prejubilaciones en tiempos de bonanza, utilizadas simplemente para "optimizar" todavía más unas cuentas de resultados que crecían vertiginosamente y superar así por algunos puntos básicos a la competencia.
La misma competencia que forzaba a bancos y cajas a conceder créditos a manos llenas sin mirar demasiado la solvencia del cliente, la valoración de los pisos o el porcentaje del valor de tasación (loan to value).
Y ahora, igual que ya no se da crédito ni siquiera a los clientes solventes -o se les piden todo tipo de garantías y se les cobran grandes diferenciales-, tampoco se puede echar mano de las prejubilaciones.
En 2008, los dos grandes bancos todavía tiraron de prejubilaciones, pero es que todavía contaban con extraordinarios para cubrirlas.
Francisco González anunció 602 millones de euros en el caso de BBVA, que fueron parcialmente anuladas por los 509 millones obtenidos por la venta de Bradesco (como además consideró extraordinarios los 302 millones perdidos en la estafa de Madoff, las pérdidas atípicas netas fueron de 395 millones).
En cuando a Santander, Emilio Botín destinó 282 millones a prejubilaciones que, junto a una serie de amortizaciones y los saneamientos de Fortis y Royal Bank, se comen las plusvalías de la ciudad financiera, los pasivos de ABN Amro y Antonveneta (3.572 millones en total).
Sin extraordinarios no hay prejubilaciones
Sin embargo, la ausencia de extraordinarios a la vista en el ejercicio 2009 deja a las entidades sin una fuente de dinero para acometer las prejubilaciones.
En estas circunstancias, la única vía para esta reducción de costes es cargarlas contra los resultados y, al final, consumir fondos propios. Y eso es inimaginable en estas circunstancias: "Prácticamente todas las entidades han tenido que empezar a gastarse la provisión genérica en 2008, y la cobertura ya está por debajo del 100% de la morosidad actual, así que tienen que atesorar todo el capital posible por lo que pueda venir", según un analista del sector.
Eso explica, por ejemplo, la actual carrera por colocar instrumentos híbridos -títulos de deuda pero que computan como capital- a los clientes minoristas.
Otros son más agresivos todavía: "Esto no ha hecho más que empezar, y la morosidad va a crecer muchísimo más en los próximos meses, lo que va a consumir toda la genérica y va a forzar a los bancos a buscar más capital, incluso estatal", opina otro experto.
De hecho, numerosos analistas han pronosticado en los últimos meses que toda la banca española tendrá que ampliar capital en 2009, siguiendo el ejemplo de Santander (y hay quien dice que éste tendrá que hacerlo otra vez), y cada vez más directivos de entidades consideran inevitables las inyecciones de capital público.
Así las cosas, hay que olvidarse de las prejubilaciones como arma ofensiva.
Ahora bien, seguramente asistamos a este tipo de reducciones de personal, junto a las bajas incentivadas o, directamente, despidos ante el exceso de capacidad en un sector donde el crédito se está derrumbando.
De hecho, numerosas entidades tienen ya planes de cerrar oficinas, y todo su personal no podrá recolocarse en el resto de la red.
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