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El regreso del dilema iraní

El 12 de junio se enfrentan en elecciones el actual presidente, Mahmud Ahmadinejad, con el reformista Mohammed Jatami. Quien gane va a determinar no sólo el futuro de 50 millones de jóvenes iraníes sino el equilibrio de fuerzas en Medio Oriente y hasta la política exterior de la administración Obama para esa región.

Treinta años después de la revolución de los ayatollahs, Irán vuelve a estar en una encrucijada: continuar con su retórica aislacionista y el desarrollo de un plan nuclear bélico en un Estado shiíta cerrado o abrir el régimen, promover una sociedad más laicista e inciar un diálogo con Occidente.

El 12 de junio se enfrentan en unas elecciones dramáticas el actual presidente, el duro Mahmud Ahmadinejad, con el reformista Mohammed Jatami. Quien gane va a determinar no sólo el futuro de 50 millones de jóvenes iraníes sino el equilibrio de fuerzas en Medio Oriente y hasta la política exterior de la administración Obama para esa región.

Ahmadinejad tiene el apoyo de las clases más desposeídas. Pero este clamor está basado en gran medida en el reparto directo de dinero proveniente de la exportación de petróleo. La caída de los precios del crudo dejan al régimen en una difícil posición para los próximos dos años.

Su mejor bandera es el fervor nacionalista persa. Los logros en materia nuclear, el lanzamiento de misiles y la retórica antiisraelí le han cosechado una enorme simpatía.

La inflación oficial del 30% -podría ser del doble- aparece como el contrabalance.

Jatami ya gobernó entre 1997 y el 2005. Su gobierno reformista trajo aire fresco a la revolución y los jóvenes (el 70% de los iraníes tiene menos de 30 años) disfrutaron de una "primavera" política y cultural.

El problema es que se olvidó de los más pobres. Las grandes mayorías se sintieron desprotegidas y se volcaron hacia la estructura religiosa o se unieron a la organización juvenil de los basishis, cinco millones de milicianos dispuestos a defender con su vida a los ayatollahs.

Ahora, resurge como el único reformista capaz de frenar a Ahmadinejad.

El juez de todo esto no es imparcial. El líder supremo Alí Jamenei apoya a Ahmadinejad sin disimulo.

Pero si las elecciones le son favorables a los reformistas, Jamenei terminará dándole el respaldo. Claro que siempre reservándose el derecho de ser quien tiene la última palabra para todo en la república islámica.

La puja pondrá a prueba ésta revolución "tan dinámica como un adolescente de 15 años y tan constante como una persona de 60".

(continue)

Publicado por Pause Editar entrada contiene 2 comentarios.
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  Anónimo

lunes, 02 marzo, 2009  

  Anónimo

martes, 10 marzo, 2009  

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