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Obama y el Destino Manifiesto |
La ideología de Obama es idéntica a la de los neocon. Un hombre de paja del lobby armamentista y del lobby sionista.
Resumiendo las razones para oponerse a la política internacional
de Obama, James Petras afirmó: “Tenemos en el frente internacional
una política que supera las posturas bélicas del presidente Bush”.
Un tema recurrente en los discursos de Barack Obama es el de la visión de los EEUU como una nación excepcional con el destino de liderar el mundo. Obama ha vendido la idea de un nuevo amanecer americano y de la necesidad de renovar el liderazgo norteamericano sobre el mundo. Lo cual incluye el recurso a la fuerza militar (incluida la guerra preventiva) como principal (aunque no único) instrumento para ejercer dicho liderazgo.
Nos situamos en plena continuidad con la ideología del Destino Manifiesto, que ha dominado la política exterior americana en el último siglo. Los EEUU han justificado una y otra vez su intervencionismo en el mundo en base a la ideología según la cual Dios ha elegido al pueblo norteamericano para ser una potencia política y económica, una nación superior con la misión de exportar el american way of live al resto del mundo. Una ideología que puede calificarse como fascista.
El término fascismo ha trascendido ya hace mucho el contexto de la Italia de la primera mitad del siglo XX y se ha convertido en un término genérico. Esto es algo aceptado en la comunidad académica. El fascismo de los años treinta del siglo XX es ya solo residual. Pero las bases ideológicas del fascismo siguen dominando la política moderna. En la actualidad, el cambio más evidente afecta a la teoría racial, que ha quedado desfasada. Pero todo lo demás sigue en pie: nacionalismo populista, un mandato universal, el culto a la pureza nacional, militarismo y heroísmo violento, la idea mitológica de unos ideales fundadores de la nación, el derecho divino al uso de la fuerza… Todo ello es central en el discurso de Barak Obama.
Obama ha aprovechado de forma brillante la crisis política y económica, como hicieran Roosevelt, Mussollini y Hitler en su momento. Una de las características del nacionalismo es la regeneración de la nación en tiempos de crisis. Esa es la promesa escatológica que Obama renueva, y de ahí que su lenguaje este plagado de referencias religiosas, se mueva cómodamente entre las ideas de despertar místico del sueño americano y las políticas sociales, siempre con la bandera como símbolo supremo. El mismo ha defendido la necesidad de utilizar un lenguaje religioso para dirigirse a un país eminentemente religioso. Esta es una de las claves de su triunfo: ha sabido robarle a los republicanos el discurso religioso. Aquí hay que citar el empeño de los demócratas, ejemplificado en el trabajo de ideólogos como John Podesta y el Center for American Progress, junto con otros think thank demócratas.
Obama habla de la “guerra contra el terrorismo” en términos idénticos a Bush, presentándola como uno de los ejes de su política; no solo exterior sino también interior: la seguridad nacional en primer plano, con la justificación del control mediático y la Patriot Act. En este sentido (y no en las políticas sociales que pueda aplicar en el interior del país), Obama no se diferencia mucho de los neocon. La diferencia es estratégica, no ideológica. Obama no se opuso a la invasión de Irak por motivos humanitarios, ni consideró que la invasión era ilegal y un crimen. Se ha opuesto solo por motivos de oportunidad. Siempre se ha referido a los soldados desplegados en Irak y Afganistán como héroes, cuando en realidad no son más que mercenarios, muchos de ellos criminales, culpables de violaciones, torturas y asesinatos de civiles. Obama no ha criticado los bombardeos contra civiles. Es más: justificó el lanzamiento de bombas de racimo contra poblaciones civiles en el Líbano, como parte del “derecho de Israel a protegerse”.
Obama ha hablado de la necesidad de actuar respecto a Sudán. ¿En qué sentido? Por lo que nosotros sabemos, no lo ha concretado. Pero es interesante saber que su principal asesora de política exterior, Susan E. Rice, pidió el año 2007 a la administración Bush una nueva ley que autorizase al presidente a bombardear aeropuertos, cuarteles y otros centros neurálgicos del régimen sudanés, imponiendo una zona de exclusión aérea controlada por los EEUU. Teniendo en cuenta que el ministro de exteriores francés (también sionista) es conocido por su deseo de intervención militar en Sudán, y teniendo en cuenta el buen entendimiento Obama-Sarkozy, no sería extraño que los tiros fueran por allí.
No es cierto que Obama defienda la retirada del ejército de Irak, pues se trata solo de una retirada parcial. Durante la campaña electoral, ha anunciado oficialmente su plan de retirada de las tropas en 16 meses, en el verano del 2010. Según anunció en su discurso ante el Chicago Council on Global Affaire, en abril del 2007, después de la retirada permanecerán en Irak algunas tropas, para llevar a cabo operaciones de contraterrorismo en el país y la región.
¿Es Obama un “mal menor” respecto a McCain? Sin duda en lo que respecta a las políticas sociales a desarrollar en los EEUU, pero en absoluto en lo relativo a su política exterior. En realidad la política exterior de Obama es prácticamente idéntica a las de los neocon, pero aún más radical en lo que se refiere a su apoyo a Israel. En este punto hay que recordar el apoyo incondicional de Obama a Israel y el nombramiento de Rahm Emmanuel como jefe de su gabinete. No se trata del único sionista radical en su equipo más cercano. También están Dennis Ross (miembro del Jewish People Policy Planning Institute, con sede en Jerusalén y fondos de la Agencia Judía), Anthony Lake (converso al judaísmo el año 2005), David Axelrod… y muchos otros. Las reuniones de gabinete de Obama se parecen más a un reunión del AIPAC (American Israel Public Affairs Committee) que del gabinete de un “presidente negro”. Se recomienda encarecidamente la lectura de su ‘Israel Fact Sheet’, en el cual se afirma que “el principal e incontrovertible cometido en Oriente Medio debe ser la seguridad de Israel”, y apoya el derecho de defensa de Israel, “desde Gaza hasta Teherán”. Los derechos (ni la propia humanidad) de los palestinos ni tan solo son considerados.
En su intervención en el Senado, durante los bombardeos israelíes de civiles en el Líbano, Obama apoyó a Israel, se manifestó en contra de un alto el fuego mientras Hezbollah siguiese teniendo misiles, e hizo un llamamiento a actuar contra Irán y Siria. Obama fue el promotor de la ‘Palestinian Anti-Terrorist Act’, tras la victoria electoral de Hamas. Se declara que Hamas es un grupo terrorista, se prohíbe toda ayuda a lugares controlados por Hamas, y se opone a incluirlo en las negociaciones. Posteriormente firmó una carta dirigida a la Unión Europea en el cual pidió se considerase a Hezbollah como un grupo terrorista.
Obama ha anunciado que aumentará la (ya multimillonaria) ayuda militar a Israel. Ha amenazado una y otra vez con un ataque contra Iran. Claro que solo después de “agotar las vías diplomáticas”. Un eufemismo que incluye todo tipo de coacciones, como las sanciones económicas, ya en marcha. En el caso de que los iraníes “no cooperen”, Obama ha hablado claramente de atacar Iran. Dennis Ross (también firmante del Manifiesto por un Nuevo Siglo Americano) ha acusado a la administración Bush de haber permitido en rearme de Iran y Hezbollah, y ha manifestado que su apoyo a Obama se basaba en que iba a acabar con este problema, pasando a la acción. Pocos analistas dudan de que Obama ataque Iran durante su mandato.
Obama no solo es sionista, sino un sionista radical. Ningún presidente de la historia de los EEUU ha ido tan lejos en su apoyo a Israel. (Un aparte: el padre de Rahm Emmanuel fue miembro del Irgun, el mismo grupo terrorista del cual fue jefe de operaciones el padre de Tzipi Livni, quien se postula como primera ministra de Israel. Eitan Livni estuvo en la cárcel por su implicación en el atentado terrorista contra el Hotel Rey David en Jerusalén, en el cual murieron 91 personas. Su madre también fue terrorista. Podemos imaginarnos a dos hijos de miembros de un grupo terrorista sionista que defiende la idea del Gran Israel negociando “la paz” con los palestinos).
Obama es sionista, pero también un neocon. Un hombre de paja del lobby armamentista y del lobby sionista. Ha anunciado que incrementará el ejército en 65.000 soldados y en 27.000 marines, con el consiguiente aumento del presupuesto militar. Defiende el aumento de tropas en Afganistán. Ha anunciado que extenderá la guerra dentro de Pakistán, incluso si el gobierno pakistaní se opone. Durante su campaña electoral, Obama dijo que revisaría el proyecto del escudo anti-misiles en Polonia. Pero no para frenarlo, sino para asegurarse de que será efectivo y no tendrá como objetivo a Rusia.
No es extraño que algunos de los ideólogos neocon más destacados hayan apoyado a Obama. Entre ellos, Francis Fukuyama y Kenneth Adelman. No sorprenden los elogios recibidos de Robert Kagan, uno de los fundadores del Project for the New American Century, uno de los iconos de la política neocon:
"Obama no ha dicho ni una sola vez que la fuerza militar debe utilizarse sólo como último recurso. Por el contrario, insiste en que “el presidente no debe nunca dudar en usar la fuerza – unilateralmente si fuera necesario”, y no sólo “para protegernos… cuando seamos atacados”, sino también para proteger “nuestros intereses vitales” cuando exista un “inminente peligro”. Esto es conocido como acción militar preventiva. Hay cuatro palabras ausentes de los discursos de Obama sobre el uso de la fuerza: Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Obama habla de “naciones renegadas”, “dictadores hostiles”, “alianza muscular” y de mantener una “fuerte disuasión nuclear”. Habla acerca de cómo tenemos que “aprovechar” el “momento de América”. Hay que “empezar de nuevo el mundo”. ¿Es esto realismo? ¿Se trata de una política exterior propia de la izquierda liberal?".
La respuesta es evidente: la política exterior anunciada por Obama es la propia de los neocon, puro continuismo con algunas variantes de cara a la galería. En su discurso, los EEUU siguen siendo la policía del mundo, los valedores de la democracia, los defensores de la justicia, los líderes del mundo libre, con un derecho (divino) de intervención armada ilimitado… Obama ha criticado a aquellos que hablan del cese del intervencionismo usamericano, y ha hecho suyas una y otra vez las palabras de Roosevelt: “We lead the world in battling immediate evils and promoting the ultimate good”. Este es su Destino Manifiesto.
(continue)
Ahmed Lahori

Etiquetas: conocimiento, memoria, monopolios, multitud, politica, sabiduria.
Por otro lado, Clinton, se comprometió este martes a un "esfuerzo muy agresivo" para intentar detener las supuestas actividades de proliferación nuclear de Corea del Norte.
"Tenemos que poner fin a la proliferación de Corea del Norte (...) Por tanto emprenderemos un esfuerzo muy agresivo para intentar determinar la mejor forma de avanzar para conseguir nuestros objetivos", dijo ante el Senado en la sesión dedicada a su confirmación.
"Vamos a hacer todo lo posible para evitar que Irán obtenga armas nucleares y no quitamos ninguna opción de la mesa", afirmó Clinton.
La ex primera dama reconoció, sin embargo, que la administración que comenzará el 20 de enero buscará caminos alternativos a las relaciones con Teherán, a través de canales diplomáticos.
De todas maneras, "no nos hacemos ilusiones" sobre esos contactos, indicó la futura canciller estadounidense.
En cuanto a la actual crisis en la Franja de Gaza, Clinton aseguró que el gobierno de Obama hará "todos los esfuerzos posible para alcanzar la paz en Medio Oriente".
"Seguiremos apoyando las exigencias de seguridad de Israel y las legítimas aspiraciones de los palestinos como parte de una nueva política externa impregnada de pragmatismo", dijo Clinton.
"El presidente electo y yo comprendemos y somos favorables a la necesidad de Israel de defenderse de los cohetes de (el grupo radical islámico) Hamas, pero también reconocemos el precio humanitario del conflicto en Medio Oriente y el sufrimiento de los civiles israelíes y palestinos", añadió.
"Debemos cooperar con Rusia y China en áreas tan importantes como el terrorismo, no proliferación, cambio climático y reforma de los mercados financieros", comunicó la senadora.
No obstante, el presidente de la Fed mostró sus dudas respecto a la efectividad a largo plazo del programa e indicó que "es improbable que las medidas fiscales promuevan una recuperación duradera, a no ser que estén acompañadas por fuertes medidas encaminadas a la estabilización y el fortalecimiento del sistema financiero"
De este modo, Bernanke indicó que las decisiones adoptadas tanto por EEUU como por otros países para fortalecer el sistema financiero el pasado otoño permitieron evitar un "desplome financiero global".
No obstante, el máximo responsable de política monetaria de EEUU señaló que el empeoramiento de las condiciones pueden hacer necesarias nuevas inyecciones de capital, así como nuevas garantías que aseguren la estabilidad y la normalización de los mercados de créditos.
Asimismo, el presidente de la Fed reconoció el grave problema que representan los activos 'tóxicos' en el balance de las difeentes instituciones, puesto que incrementan la incertidumbre respecto a la situación de estas y frenan el interés de los inversores privados.
A este respecto, Bernanke volvió a poner sobre la mesa la posibilidad de que el Tesoro pudiera incorporar a las actuales inyecciones de capital un plan para adquirir los activos 'toxicos' que éstas cuentan en sus balances, lo que supondría un nuevo cambio en el enfoque del plan de rescate aprobado el pasado mes de octubre.
"Pueden tomarse en cuenta muchas aproximaciones", apuntó Bernanke al referirse a la idoneidad de que el Tesoro retome ahora el enfoque inicial del plan de rescate. "Las compras públicas de activos problemáticos son una posibilidad; otra es proporcionar garantías de activos", afirmó.
La Fed marca distancias con la crisis japonesa
Por otro lado, Bernanke aprovechó su intervención en la LSE para diferenciar la respuesta adoptada por el banco central de EEUU, que definió como "alivio crediticio", frente a la puesta en práctica por su homógo japones entre 2001 y 2006, conocida como "alivio cuantitativo", para hacer frente a la crisis que asoló la economía nipona.
"La aproximación de la Fed para respaldar los mercados de crédito es conceptualmente distinta al 'alivio cuantitativo' del Banco de Japón", dijo Bernake, quien, sin embargo, reconoció que ambas políticas se asemejan en el aspecto de que suponen una expansión del balance del banco central.
Asimismo, el presidente de la Fed descartó que la respuesta de la institución ante la crisis, que numerosos analistas han calificado como 'imprimir dinero', pueda provocar una reacción inflacionista, puesto que por el momento la ralentización y la debilidad de la economía global reduce los riesgos inflacionarios a corto plazo y apunta a una mayor moderación en los próximos meses.
"En algún momento, cuando los mercados de crédito y la economía hayan empezado la recuperación, la Fed deberá dar marcha atrás en varios de sus programas de préstamo", dijo Bernanke, quien señaló que este proceso debería producirse "automáticamente", puesto que la mejoría de los mercados haría que las entidades redujeran sus necesidades de recurrir a la financiación de la Fed, puesto que las condiciones de estas líneas de financiación resultarán "cada vez menos atractivas" a medida que las condiciones se normalicen.
De este modo, el presidente prevé que la institución podrá reducir su balance progresivamente a medida que los mercados financieros recuperen la normalidad y ésto permitirá al banco central retomar el significado tradicional de su política monetaria a través de los tipos de interés. A este respecto, Bernake afirmó que "aunque los tipos federales estén próximos a cero la Fed mantiene varias herramientas para combatir la crisis".
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