«« | »» |
Israel expulsa al relator de la ONU |
Israel expulsó este lunes a Richard Falk, relator especial del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, con base en Ginebra, que había llegado al país con la misión de elaborar un informe oficial sobre la situación humanitaria en Cisjordania y la franja de Gaza. El informe lo debe presentar el próximo mes de marzo.
Falk arribó al aeropuerto de Tel Aviv el domingo acompañado por varios miembros de su equipo pero las autoridades israelíes le denegaron la entrada y lo metieron de madrugada en un avión con destino a Suiza.
A principios de diciembre Falk hizo un llamamiento a las Naciones Unidas para que hagan un “esfuerzo urgente” con el fin de “aplicar las normas acordadas para proteger a la población civil (palestina) de las políticas de castigo colectivo que equivalen a un crimen contra la humanidad”.
También señaló que el bloqueo contra la franja de Gaza, adonde Israel sólo permite una entrada limitada de alimentos, medicinas y combustible, constituye una “violación continuada, flagrante y masiva de la ley humanitaria internacional”.
Profesor emérito de Derecho Internacional en la Universidad de Princeton, Richard Falk, que es judío, ha enseñado en otras universidades de Estados Unidos. Ha escrito una veintena de libros sobre su especialidad, particularmente sobre la guerra de Vietnam, la invasión de Iraq y otros conflictos bélicos.
En 2007 publicó un trabajo en el que comparaba el castigo colectivo que Israel inflinge sobre la población civil palestina con el comportamiento de los nazis antes y durante la Segunda Guerra Mundial, calificando la política israelí de “tendencias genocidas”.
A raíz de las denuncias incluidas en este trabajo, Israel advirtió que no permitiría la entrada de Falk en el país, ni tampoco en los territorios ocupados. El profesor respondió que Israel ha demostrado tener una gran habilidad a la hora de eludir la “ley y la moralidad internacionales”.
El ministerio de Exteriores israelí difundió una nota explicando que se le ha denegado la entrada porque Falk no ha “coordinado” la visita con las autoridades locales, “ignora” las violaciones humanitarias de los palestinos y “saca comparaciones vergonzosas con el Holocausto”.

Etiquetas: conocimiento, medios, memoria, multitud, politica, violencia.
Aviones y helicópteros dispararon varios misiles sobre zonas civiles con el pretexto de que eran fábricas de cohetes o baterías de lanzamiento de éstos, pero en uno de sus ataques causaron el desplome de un balcón que cayó sobre un hombre, relataron testigos.
Militantes del Movimiento de la Resistencia Islámica (Hamas), que controla este territorio, y de la agrupación afín Jihad Islámica respondieron este mismo jueves a la agresión con disparos de artillería pesada, sin causar víctimas ni daños de consideración.
Los palestinos lanzaron cuatro cohetes Kassam, dos de los cuales impactaron en Sha'ar Hanegev y en el sur de Ashkelon, en la región de Sdot Negev, mientras cinco obuses de mortero cayeron en la zona meridional del territorio hebreo, según fuentes castrenses.
El creciente ambiente de beligerancia e inseguridad se produce a menos de un día de que expire la tregua pactada el 19 de junio de este año por Hamas y el gobierno de Israel con la mediación de Egipto, y que se supone debía ser prorrogada por otros seis meses.
Ismail Radwan, vocero de Hamas, declaró que la tregua concluirá el viernes como está previsto, y aseguró que “la nación palestina tiene el derecho de usar todos los medios necesarios para defenderse”.
La dirigencia islamista considera que Israel ha incumplido el pacto y que sus ataques en el último semestre dejaron al menos 20 palestinos muertos, además de que mantuvieron el férreo bloqueo a Gaza.
El asedio judío llevó este jueves a la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), que asiste aquí a 750 mil personas, a suspender la distribución de alimentos por el agotamiento de sus reservas de harina.
La UNRWA emitió un comunicado en el cual atribuyó el panorama de desabastecimiento a “la crisis actual provocada por el acceso irregular a la frontera (debido al cierre sistemático por parte de Israel) y la falta de harina de trigo en la Franja”.
El Ejército israelí confirmó que atacó la Franja para neutralizar lanzaderas de cohetes de las empleadas por las milicias palestinas para atacar el territorio de Israel.
Pero volvamos al más que seguro diputado Feiglin y su filosofía. Este individuo afirma sin tapujos que, como declaró la ONU, el sionismo es sinónimo de racismo y que los judíos son una raza superior.
Cuando en estas páginas se llama sionazi a políticas, conductas o personas merecedoras de tal calificativo siempre ha sido con plena conciencia de lo que significaba, lo mismo que cuando las hemos tachado de discriminatorias, antidemocráticas o fascistas. Estos días, por ejemplo, el gobierno judío ha violado la tregua en Gaza, ha asesinado a decenas de personas, ha expulsado a un relator de derechos humanos de la ONU que pretendía entrar en Gaza y Cisjordania para evaluar la situación de los derechos humanos de la población palestina, sigue colaborando para acabar con el resultado de las elecciones democráticas y dar un golpe de estado con el apoyo de Fatah.
De ahora en adelante ellos mismos se han retratado ante el mundo y si, finalmente alcanzan la mayoría en la Knesset, sabremos quien gobierna en la única democracia de Oriente Medio, una teocracia militarizada de carácter filonazi.
Richard Falk
The Guardian
Traducido por Carlos Sanchis
El 14 de diciembre, llegué al aeropuerto de Ben Gurion de Tel Aviv, Israel para llevar a cabo mi cometido como relator especial de la ONU en los territorios Palestinos.
Dirigía una misión que había sido destinada a visitar Cisjordania y Gaza para preparar un informe sobre el cumplimiento de Israel con los estándares de los derechos humanos y de la ley humanitaria internacional. Las reuniones se habían programado sobre una base horaria durante seis días, comenzando con Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina, al día siguiente.
Sabía que podían haber problemas en el aeropuerto. Israel se había opuesto contundentemente a mi cita unos meses antes y su ministerio de exteriores había emitido una declaración respecto a que excluiría mi entrada si venia a Israel en mi calidad de representante de la ONU.
Al mismo tiempo, no habría hecho el largo viaje desde California, donde vivo, si no hubiera sido razonablemente optimista sobre mis oportunidades de conseguir entrar. Israel fue informado de que yo dirigiría la misión y se le dio una copia de mi itinerario, y emitió los visados para las dos personas que asistían: una del personal de seguridad y un auxiliar, ambos trabajan en la oficina del alto comisionado de derechos humanos en Ginebra.
Para evitar un incidente en el aeropuerto, Israel podía haber o rechazado otorgar visados o comunicar a la ONU que a no se me permitiría entrar, pero no se dio ningún paso. Parecía que Israel quisiera enseñarme, y más significativamente a la ONU, una lección: no habrá ninguna cooperación con aquellos que hagan fuertes criticas a la política de ocupación de Israel.
Después de serme negada la entrada, me pusieron en una sala de detención con otras 20 personas que experimentaron problemas de entrada. Llegados a este punto, fui tratado no como un representante de la ONU, sino como algún tipo de amenaza a la seguridad, sometido a un registro corporal centímetro a centímetro y a la inspección de equipaje más minuciosa de la que jamás he sido testigo.
Fui separado de mis dos compañeros de la ONU a quienes les permitieron entrar en Israel y para ser llevados a las instalaciones de detención del aeropuerto a una milla o así, alejada. Me exigieron que pusiera mi teléfono móvil y equipaje en una sala y me llevaron a una sala minúscula cerrada que olía a orín e inmundicia. Contenía a otros cinco detenidos y era una invitación indeseable a la claustrofobia. Pase las siguientes 15 horas tan limitado, que equivalieron a un curso sobre las miserias de la vida en prisión, incluyendo capas de suciedad, alimentos incomestibles, luces brillantes en exceso o la oscuridad controlada desde la garita de guardia.
Por supuesto, mi desilusión y el duro confinamiento fueron cosas sin importancia, no por el valor de la noticia en si misma, sino dados los tipos de graves privaciones que millones de personas de todo el mundo aguantan a diario. Su importancia es en su mayor parte simbólica. Soy un individuo que no había hecho nada malo más allá de expresar la fuerte desaprobación a las políticas de un estado soberano. Más importante, la obvia intención fue humillarme como representante de la ONU y mediante ello, enviar un mensaje de desafío a las Naciones Unidas.
Israel me había acusado, desde hacia tiempo, de predisposición y de hacer acusaciones inflamatorias relacionadas con la ocupación de territorios Palestinos. Niego haber sido parcial, sino más bien, insisto en haber tratado de ser verídico en evaluar los hechos y la ley pertinente. Es el carácter de la ocupación el que da origen al brusco enfoque critico a Israel, especialmente su duro bloqueo de Gaza, cuyo resultado es el castigo colectivo de los 1.5 millones de habitantes.. Pero atacando al observador más bien que a lo qué se observa, Israel juega un juego inteligente mental. Dirige la atención lejos de las realidades de la ocupación, practicando efectivamente una política de distracción.
El bloqueo de Gaza no sirve para legitimar la función israelí. Se impone supuestamente para represalia por los cohetes de Hamas y Jihad Islámica que se disparan desde la frontera al pueblo Israelí de Sderot. La completa equivocación de disparar tales cohetes es indiscutible, aún esto, de ninguna manera se justifica la represalia israelí indiscriminada contra toda la población civil de Gaza.
El propósito de mis informes es documentar en nombre de la ONU la urgencia de la situación en Gaza y en otras partes de la Palestina ocupada. Semejante trabajo es particularmente importante ahora puesto que hay signos de una escalada renovada de violencia, e incluso de una amenazante reocupación Israelí.
Antes de que tal catástrofe suceda, es importante hacer la situación tan transparente como sea posible, y que es lo que había esperado hacer al realizar mi misión. Aunque me hayan negado la entrada, mi esfuerzo continuará empleando todos los medios disponibles para documentar las realidades de la ocupación israelí tan verídicamente como sea posible.
Fuente: My expulsion from Israel
Richard Falk es profesor de Derecho Internacional en la Universidad de Princeton y realtor especial de la ONU en los territorios Palestinos.
Carlos Sanchis pertenece a los colectivos de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y la fuente.
La Conferencia de Revisión de Durban en Ginebra, o Durban II, ofrece el escenario para que gobiernos y comunidades étnicas, religiosas y culturales expongan sus sentimientos acerca del estado del racismo en el mundo.
Los países de Asia propusieron que la declaración final de Durban II califiquen las políticas de Israel hacia Palestina de "nueva especie de apartheid, crimen contra la humanidad y forma de genocidio".
En 2001, ni siquiera una disculpa de las naciones ricas por su pasado de explotación de la esclavitud y de colonialismo salvaron a la Conferencia en Durban de ser considerada un fracaso por muchos críticos, que también recuerdan el tumulto que asaltó al foro oficial de organizaciones no gubernamentales celebrado simultáneamente.
Varias organizaciones, al parecer con apoyo de Irán y de otros países musulmanes, presionaron por una declaración final que condenara a Israel en términos similares a los empleados ahora por los países asiáticos: "apartheid", "limpieza étnica" y "actos de genocidio".
En el foro circularon historietas y libros claramente antisemitas. Israel y Estados Unidos protestaron retirándose de la Conferencia en Durban.
A comienzos de 2007, luego de que la Asamblea General de la ONU anunció que realizaría una conferencia de seguimiento de Durban del 20 al 24 de abril próximos, Israel anunció que participaría mientras no hubiera una atmósfera contraria a sus políticas.
Pero el 19 de noviembre, cuando la región asiática emitió sus evaluaciones, Israel decidió no asistir a la conferencia en Ginebra.
"Era de prever… y se pudo prevenir", dijo a IPS Hillel Newer, director ejecutivo de UN Watch, organización no gubernamental asociada con el Comité Judío Estadounidense que vigila desde Ginebra actividades antisemitas.
"No hay país en el mundo que quiera someterse a un tribunal donde es demonizado y deslegitimado", agregó.
De todos modos, la secretaria general de la conferencia en Ginebra y Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navanethem Pillay, informó: "El embajador de Israel (en la ONU) vino a verme para decirme que su país participará si se corrige el lenguaje objetable."
"Falta mucho para tener un proyecto de documento final" para Durban II, agregó Pillay, quien urgió a los países a participar. "¿Cómo podría un país influir en el resultado si no está allí?", se preguntó.
Noventa y cuatro organizaciones no gubernamentales, entre ellas Human Rights First y la Asociación Estadounidense de la ONU, pidieron a los países "rechazar toda forma de odio y de su incitación, incluido el antisemitismo, para aprender" de la lección de 2001.
Human Rights Watch (HRW) también pidió a los participantes evitar "una repetición de la conducta que desbarató la conferencia de 2001", refiriéndose a la hostilidad hacia Israel.
HRW "no quiere que Israel escape a las críticas", pero rechaza "las acusaciones hiperbólicas que no pueden ser apoyadas en hechos o que se concentren en un solo gobierno excluyendo a otros que cometen actos comparables".
En ese sentido, la organización consideró que se perpetran violaciones de derechos humanos similares a las de Israel en muchos países, incluidas naciones islámicas como Libia e Irán, que ocupan, respectivamente, la presidencia y vicepresidencia del comité preparatorio de Durban II.
El jefe de la División de Investigación y Derecho al Desarrollo de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Ibrahim Wani, consideró "importante distinguir el foro del proceso intergubernamental".
"Nadie duda sobre las declaraciones y manifestaciones insensibles pronunciadas en el foro de organizaciones no gubernamentales" de 2001, dijo Wani a IPS. Pero "nadie acusa a la reunión intergubernamental de promover el antisemitismo", añadió.
En ese sentido, recordó que en 2001 hubo acuerdos sobre el conflicto palestino-israelí, sobre la disculpa por la esclavitud y el colonialismo y respecto del problema de las migraciones sin que se encontraran términos ofensivos en la declaración final.
La Declaración y el Programa de Acción de Durban fue "un paso significativo e histórico", dijo Wani.
Luego de la conferencia en el puerto sudafricano se registraron acontecimientos que originan nuevos disensos en el proceso rumbo a la reunión en Ginebra, como los atentados que causaron 3.000 muertes en Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001 y la consecuente "guerra contra el terrorismo".
Los países musulmanes procuran que la declaración final de Durban tome en cuenta el fenómeno de "difamación de las religiones", patente en la ola de islamofobia desatada luego de los atentados.
Pero países occidentales se oponen a esa pretensión, pues estiman que algunas naciones musulmanas quieren así avalar sus argumentos para sus propias violaciones contra los derechos humanos, especialmente contra la libertad de expresión.
No se trata en absoluto de ningún error por parte de las autoridades israelíes. Richard Falk no está en los papelitos del gobierno por una buena razón: poco antes de su desplazamiento a Oriente Próximo pidió, a propósito de la situación de Gaza, una acción urgente de las Naciones Unidas para proteger a una población civil «sometida a un castigo colectivo equivalente a un crimen contra la humanidad».
También consideró que el Tribunal penal internacional debería investigar sobre esta situación con el fin de determinar si los dirigentes civiles y militares israelíes responsables del asedio a Gaza deberían ser acusados y procesados por violaciones del derecho penal internacional.
Ahora esperamos las reacciones de los defensores de los derechos humanos, tan rápidos para castigar a los palestinos como silenciosos cuando se trata de la ocupación israelí.
Israel no puede saltarse eternamente las leyes internacionales.
Esta complacencia, esta cobardía y esta complicidad criminal matan palestinos todos los días.
No podremos decir que no lo sabíamos.
(Original en francés)
«« | Inicio | »» |