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¿Qué advertencia nos da Wall Street?

La tormenta monetaria de Wall Street es en esencia una crisis crediticia, y está estrechamente ligada con un modelo de consumo basado en sobregiros frenéticos. Cuando la cadena de créditos está rota, desciende drásticamente el entusiasmo por consumo. En la actualidad, los eruditos occidentales comienzan a discutir cómo la presente crisis monetaria cambiará el modelo de consumo de los norteamericanos. Esta crisis nos advierte al mismo tiempo que recibiremos cada vez menos pedidos, enfrentamos una creciente presión de precios, y tendrémos mayores dificultades para impulsar la economía por medio de las exportaciones.

Los datos aportados por The Financial Times de Inglaterra demuestran que en el lapso entre 2001 y 2007 el consumo global se incrementó drásticamente en un 63% bajo el impulso de un mercado holgado de créditos y bolsa y gracias a la gran subida de los precios de viviendas. Una de sus consecuencias es que impulsó grandemente las exportaciones de los países emergentes, y les permite establecer un gran número de empresas dependientes de los pedidos extranjeros. En lo va del año, la depresión económica global ha ejercido un fuerte impacto negativo en estas empresas, y el estallido de la presente crisis monetaria constituye sin duda alguna una escarcha después de la nevada.

EEUU, sumergido en una profunda depresión, dejará de ser un EEUU que consumía como antes con audacia por medio de créditos, sino otro que no gusta tanto los artículos hechos en China. La Unión Europea, otro socio comercial de China, sufre una desaceleración en su desarrollo económico y el impacto de la tormenta monetaria de EEUU, y por añadidura, ha visto incrementar incesantemente su defícit comercial con China. Por lo tanto en su seno está al alza la tendencia al proteccionismo.

Esto está lejos de ser un problema originado en los países desarrollados. Cuando los países desarrollados carecen de fuerza para el consumo, y elevan su proteccionismo, la competición entre los países emergentes se tornará más tensa. El economista norteamericano Dani Rodrick sostiene:

"Cuando EEUU y otras economías desarrolladas se tornan cada vez menos amistosos hacia los exportaciones de los países en vías de desarrollo, es poco pobable que los países emergentes puedan arreglar el asunto o impulsar el crecimiento de su economía por medio de las exportaciones ... Como los países en vías de desarrollo compiten en la venta de artículos similares, o sea, en los artículos de consumo de diferentes grados de procesamiento, al parecer es más dificil ampliar el comercio sur-sur que el comercio sur-norte desde el punto de vista político"

Nadie puede prever con precisión cuánto tiempo durará la dificultad económica en el ambiente exterior. ¿Dónde están los nuevos sectores y los nuevos motores de crecimiento económico del globo? Por ahora no es muy claro. Está a la vista la tendencia de reajuste económico en el mundo. En este contexto general, la economía china se halla abocada a un reajuste duro.

A juzgar por la situación económica de China en general, como es limitado el grado de apertura de su sistema monetario, el país tiene una determinada inmunidad frente al "virus" de Wall Street. Pero el grave desafío futuro no es posiblemente un contagio directio, sino una presión para cambiar el modelo de crecimiento. Lo que ahora enfrentamos ya no es cómo asimilar leccione y hacer preparativos para dar respuestas en la etapa siguiente, sino prestar más activamente atención al reajuste estructural y elevar la demanda interna.

En la situación actual en que los precios de las materias primas están al alza a escala global, las inversiones en las industrias y en el sector inmobiliario pueden estimular aún más la inflación. Como consecuencia de la flojedad del mercado internacional, el incremento de inversiones en la producción interna puede inducir a una capacidad excesiva de producción. Por lo tanto, el incremento de la demanda interna debe alcanzar los efectos previstos, y centrarse en las inversiones en el seguro social, la salud púbica y la educación. Es decir, el objeto principal de las inversiones no es producir más artículos o construir más altos edificios, sino preparar a más consumidores capaces, para que un mayor número de los habitantes tengan capacidad para hacer frente a los riesgos. Estas inversiones, llegarán finalmente a impulsar el desarrollo benígno de la economía china a largo plazo y hacer mayores contribuciones de China al desarrollo global.

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  Anónimo

lunes, 06 octubre, 2008  

  Anónimo

lunes, 06 octubre, 2008  

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  Anónimo

jueves, 09 octubre, 2008  

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