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El mundo "al borde del abismo" |
El general Juan Domingo Perón, tres veces presidente de la Argentina, acostumbraba decir que los Imperios, como los peces, se "pudren por la cabeza". El general hablaba del "efecto psicológico" como desenlace primario de los procesos políticos-sociales que marcan saltos cualitativos históricos.
Si se mira con atención, las crisis contemporáneas del capitalismo "globalizado" no se salen de esta lógica: Los "mercados financieros" estallan en "burbujas" gananciales o se "derrumban" en crisis impulsados por rumores antes que por datos de la realidad concreta.
La acción psicológica (el rumor) antecede al análisis (el razonamiento lógico).
En consecuencia: No obstante que el mercado del crudo está "sobre-abastecido" y la producción bajo control, si un barco petrolero es capturado por piratas somalíes inmediatamente impacta negativamente en los mercados bursátiles de la energía.
A diario, los mercados financieros bajan o suben atentos a "factores psicológicos" (rumores y versiones catastróficas) antes que a información y datos lógicos.
De esta manera -y como decía el general Perón- los procesos nacen y se pudren por la cabeza: La crisis global del capitalismo trasnacionalizado comienza a hacerse realidad no ha partir del análisis lógico sino a partir de los titulares catástrofe de los grandes medios y cadenas.
Un reciente título en la CNN: "Mercados al borde del colapso" produce más pánico que un análisis pormenorizado (y con números) de la crisis global que afecta al capitalismo. Las mayorías no leen, ni escuchan ni ven otra cosa que no sean eslóganes (titularizados) o imágenes.
Por lo tanto, la "crisis" solo impacta masivamente si viene en ese formato.
El "Pánico" (a la crisis), "titularizado" en los grandes medios y en las declaraciones oficiales, no solamente se expande como un virus por los mercados financieros globales sino que ya se ha instalado en la psicología colectiva.
Hay "cobertura especial" televisiva nivelada mundialmente (con imágenes y títulos catástrofes) sobre la crisis las 24 horas, y, en consecuencia, hay "crisis" instalada en la cabeza del televidente manipulado por las grandes cadenas a escala planetaria.
Y surgió la palabra clave: "Recesión".
No se sabe muy bien que es, pero (masivamente) presagia lo peor: Devaluación del sueldo y suba de precios = Crisis de la economía familiar. En resumen: La crisis se salió de los "mercados" y se instaló en la cabeza del sujeto social.
Comenzó la era de la "Psico-recesión": De ahora en más, todo lo que digan los funcionarios y los medios (sobre la crisis) obrará en contra de la estabilidad del Sistema. Ya lo decía el general: Los Imperios, como los peces,"se pudren por la cabeza".
Comenzó la psico-recesión
El primer ministro francés, François Fillon, dijo el viernes que el mundo estaba "al borde del abismo", atrapado en una crisis financiera internacional que ahora amenaza a la industria, el comercio y el empleo de forma global.
Poco antes, el máximo banquero de Europa se hizo eco del mismo sentimiento de alarma que recorre las capitales de la UE cuando instó al Congreso de Estados Unidos a aprobar el plan de 700.000 millones de dólares (unos 495.600 millones de euros) para hacer frente a la crisis.
Está previsto que la Cámara de Representantes vote el plan de rescate este viernes. Pero el resultado está lejos de ser seguro.
Los congresistas, conscientes de la impopularidad del plan para rescatar a los bancos cuyas actividades de alto riesgo han causado adversidades a los más pobres, conmocionaron a los mercados mundiales el lunes al rechazar un borrador anterior.
El primer ministro Fillon, cuyo país acoge una cumbre de emergencia de los líderes de Italia, Reino Unido y Alemania el sábado, dijo que sólo una acción colectiva podría resolver la crisis financiera. También señaló que no descartaría ninguna solución para impedir la caída de cualquier banco.
"El mundo está al borde del abismo por un sistema irresponsable", dijo Fillon.
El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, hizo sonar una alarma sobre la votación prevista para el viernes en el Congreso estadounidense.
"El plan del secretario (del Tesoro de EEUU Henry) Paulson debe ser aprobado obviamente", dijo a la radio Europe. "Debe serlo. Es necesario",añadió.
Las malas noticias se acumularon en el sector financiero europeo.
En Suiza, UBS, el más afectado entre los bancos europeos por su exposición a los títulos relacionados con las 'subprime', dijo que reduciría 2.000 empleos en banca de inversión, además de los 4.100 puestos de trabajo eliminados el año pasado.
Crecieron los temores a que incluso aunque Washington dé luz verde al paquete, esto no sea suficiente para resolver una debilidad con raíces más profundas. Nuevos datos mostraron que se acerca una recesión en Estados Unidos y la economía de Europa está empeorando.
"Los inversores esperan que la Cámara de Representantes apruebe el plan de rescate, pero incluso aunque eso suceda, tendría un impacto neutral sobre el mercado ya que su efectividad sigue siendo cuestionable", dijo Takahito Murai, director general de equities en Nozomi Securities en Tokio.
Un hundimiento en el mercado inmobiliario estadounidense y como consecuencia de las "malas hipotecas" han minado la confianza en el sector financiero, prácticamente paralizando el préstamo interbancario y el crédito a las empresas y particulares.
Los bancos centrales han inyectado miles de millones de dólares para mantener parte del flujo de fondos.

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El Estado USA, por medio del Tesoro, "garantiza" la operación, y los bancos privados del Sistema de la Reserva Federal hacen el negocio. Y se cumple el axioma central: El sistema capitalista hace negocios tanto con las "burbujas" como con las "crisis".
El miércoles, el Tesoro de EEUU adelantó que comenzará a emitir títulos de deuda por US$ 30.000 millones que serán negociados por el Sistema de bancos (privados) de la Reserva Federal.
Antes de la aprobación del plan de rescate, la Corporación Federal de Seguro de Depósitos, (FDIC), tomó el control de Washington Mutual e inmediatamente le vendió las operaciones bancarias a JPMorgan Chase por 1.900 millones de dólares, convirtiendo una operación estatal en privada.
En términos simples y reales, el Tesoro y el Sistema de la Reserva Federal toman el "salvataje" de las entidades y se lo "derivan" a las red de bancos privados que hacen negocio con los intereses y el proceso de compras y fusiones.
Se trata de una "nacionalización" de la deuda privada con dinero de los impuestos pagados por el conjunto de la sociedad norteamericana, cuyo sector afectado por las hipotecas "tóxicas" no mereció el mismo trato de "salvataje" por parte de la Casa Blanca y el Congreso.
Los demócratas (falsos opositores y recambio imperial de los republicanos) presionados por el lobby sionista de los grandes bancos neoyorquinos debieron resignar sus intereses en la guerra electoral votando un plan que la sociedad estadounidense repudia en su conjunto.
Se trata (los US$ 700.000), de la primera fase, un módulo experimental cuyo "costo final" especialistas de Wall Street estiman en más de US$ 5 billones, cifra que costaría el salvataje global y la reestructuración del sistema financiero imperial estadounidense.
El plan se combina con US$152.000 millones en exenciones tributarias y en "herramientas más amplias" (compensaciones de todo tipo) para que los reguladores federales auxilien a las entidades en problemas por la crisis financiera que ya se proyectó a la economía real norteamericana.
El primer tramo del macro-negocio de "crisis" comenzó con la aprobación (el miércoles) por parte del Senado del plan de rescate por US$ 700.000 millones.
Se trata de la mayor "inversión" estatal (dinero público) para rescatar empresas del sector desde el 11-S.
En septiembre de 2001, el Congreso de EEUU aprobó una inversión estatal en la industria militar (Boeing, Northrop Grumman, General Dynamics, Raytheon...) de US$ 500.000 millones, para favorecer e inyectar dinamismo a los grandes consorcios armamentistas del Complejo Militar Industrial.
Por entonces, la administración de George W. Bush presentó ante el Congreso estadounidense un plan para "proteger América" del terrorismo, en los mismos términos que utilizó siete años después el secretario del Tesoro, Henry Paulson, para rescatar al sistema financiero imperial estadounidense de las garras de la crisis subprime.
Se trataba de los albores de la "guerra contraterrorista" que (tras la desaparición de la URSS y de la Guerra Fría) rediseñaría un nuevo orden mundial con las invasiones "preventivas" a los Estados del "eje del mal", cuyas primeras víctimas fueron Irak y Afganistán.
Por entonces la economía estadounidense caminaba por la senda de la recesión, con números en rojo, desempleo galopante y desaceleración manifiesta. El plan Bush de "inversión pública", en combinación con acciones monetarias agresivas, disparó el crecimiento del PIB en el último cuarto de 2001 por encima del 6% frente a la recesión de los seis meses precedentes.
Siete años después, en septiembre de 2008,el Congreso de EEUU acaba de aprobar un plan de inversión de US$ 700.000 millones que irá directamente a los bolsillos de los grandes bancos y consorcios financieros privados de Wall Street, quienes se van a hacer un "festín ganancial" con las deudas generadas por la crisis subprime.
Pero, nada indica según los analistas y medios especializados de Wall Street que el plan va funcionar a pedir de boca de la Casa Blanca y del sistema privado de la Reserva Federal.
No obstante los sube y bajas de las bolsas (producto de euforias y depresiones coyunturales), los mercados "dudan" del plan, por dos razones centrales:
1) No creen que la cifra de US$ 700.000 millones sea "suficiente" (los expertos en Wall Street hablan de una cifra final de más de US$ 5 billones que demandaría el rescate de las instituciones quebradas por la crisis) , y 2) por temor a la recesión en puerta que anticipan los índices "en rojo" de la economía real de EEUU.
A esto se le suma la crisis estructural y los "números en rojo" de la economía de la Unión Europea, que junto con la de EEUU y China (también en proceso inflacionario), suman más del 50% del PBI mundial.
En resumen, hasta este viernes (y pese a la aprobación del plan) , todas las estimaciones "especializadas" en Wall Street (medios y analistas) no le daban mucha chance al plan de Bush para rescatar a EEUU de la recesión y los números en rojo de su economía real.
Recesión mortal
El jueves el Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió que EEUU se encamina hacia una "profunda y prolongada" recesión económica como consecuencia de la actual crisis financiera.
Las conclusiones que el FMI incluye en su último informe semestral sobre 'Perspectivas Económicas Mundiales' se basan en comparaciones con pasados episodios de crisis económicas.
"Algunos aspectos de la actual situación en Estados Unidos se parecen a los anteriores episodios de tensión en el sector financiero que estuvieron seguidos por recesiones", explica el FMI, que añade que "persiste una probabilidad importante de que se produzca una fuerte desaceleración en Estados Unidos".
"Ahora está bastante claro que presenciamos el 'shock' más peligroso para los mercados financieros desarrollados desde los años 30, representando una amenaza destacada para el crecimiento global", dijo Charles Collyns, vicedirector de departamento de investigación del FMI.
El primer ministro francés, François Fillon, dijo el viernes que el mundo estaba "al borde del abismo", atrapado en una crisis financiera internacional que ahora amenaza a la industria, el comercio y el empleo de forma global.
Poco antes, Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo (BCE), se había echo eco del mismo sentimiento de alarma que recorre las capitales de la UE cuando instó al Congreso de Estados Unidos a aprobar el plan de 700.000 millones de dólares (unos 495.600 millones de euros) para hacer frente a la crisis.
Los especialistas temen que el costo final del plan de rescate (que va ser imitado por la Unión Europea), además de socializar la deuda privada, profundice la contracción del crédito y termine de asfixiar ambas economías centrales proyectando (vía dólar y sistema financiero) una recesión a escala global.
Mientras Europa y EEUU discuten el "salvataje financiero", la crisis del crédito y el achicamiento del consumo ya se perfilan como un impacto mortal sobre sus economías estructurales en rojo.
Desde EEUU, Francia y Alemania, pasado por Italia o España, los últimos datos macroeconómicos (inflación, crecimiento económico, productividad) son contundentes: la eurozona ya traspuso la línea y se encuentra en los límites de la recesión, a la que alcanzaría plenamente al cerrar con dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo, tal como pronostica el BCE.
Además, y como efecto inmediato de la crisis USA-UE, la crisis crediticia también empieza a afectar a Asia. La creciente renuencia de los bancos de Hong Kong a prestarse entre sí motivó a las autoridades a anunciar medidas para aumentar la liquidez.
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, también advirtió el jueves que la reactivación económica del área del euro se debilita, con una caída de la demanda y un endurecimiento de las condiciones de financiación.
Mientras tanto, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, invitó a los líderes de la Unión Europea a una reunión de emergencia sobre la crisis, para la semana próxima.
La crisis -señala Reuters- se ha propagado fuera de las costas estadounidenses y ha pasado la frontera del sector financiero. Grandes automotrices como General Motors y Ford Motor advirtieron de duros tiempos en medio de temores a que una menor demanda provoque recortes de producción y de empleos.
Nuevos datos mostraron que se acerca una recesión en Estados Unidos y la economía de Europa está empeorando.
Las cifras en Estados Unidos revelaron un declive en la producción manufacturera y una caída en las ventas de coches, un signo de la creciente resistencia de los bancos a dar créditos a negocios o individuos.
En general, la prensa norteamericana coincide en que el costo billonario del super-rescate (que pagará la población a través de los impuestos) potencia el proceso de crisis estructural por el que atraviesan las economías centrales de EEUU y la Unión Europea.
La mayoría de los analistas proyectan un agravamiento de la presión fiscal (suba de impuestos) y un recorte de planes y beneficios sociales como el emergente más inmediato del mega-salvataje estatal a la banca imperial en quiebra que incian EEUU y la UE.
Lo que incidirá en una mayor suba de precios y recorte del consumo (ya desatados), que se sumarán a los estragos de la crisis crediticia para potenciar el proceso inflacionario-recesivo en que se encuentran las economías de Europa y de EEUU.
La experiencia del Fondo -argumentó- es que en este tipo de situaciones "la respuesta tiene que ser global", y por eso, la de Sarkozy, "que quiere una coordinación de los europeos, que quiere una respuesta colectiva, que quiere evitar que haya una ausencia de solidaridad entre los europeos, es una respuesta adecuada". Strauss-Kahn dijo esperar que de la reunión de esta tarde en París salga "un mensaje de concertación en dirección de los europeos, de acción colectiva, que es más necesaria porque Europa es una construcción más compleja que Estados Unidos"
Preguntado sobre si Europa necesita un plan similar al estadounidense, Strauss-Khan respondió: "la situación en Europa es diferente". "En Europa -añadió- hace falta una coordinación (...) Lo que cuenta es que no actúe cada uno por su cuenta, como han hecho ya un poco algunos Estados. Toda acción se debe tomar de forma coordinada. Se debe indicar al mercado y a la opinión europea que los Gobiernos y la UE toman las riendas".
El director ejecutivo del FMI, que reiteró su apoyo a la iniciativa estadounidense de rescate financiero, aprobada ayer, "por ser un plan global", afirmó que "hay que reformar el funcionamiento, la arquitectura del sistema financiero mundial. La iniciativa de ese cambio corresponde a las grandes potencias del G8 junto con otros países para "poner en marcha los elementos de la supervisión que hace falta", indicó, al tiempo que garantizaba que en ese proceso "el FMI cumplirá con su papel".
A la mini cumbre de los cuatro países europeos del G8 también han sido invitados los presidentes de la Comisión Europea, José Durao Barroso, del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, y del Eurogrupo, Jean Claude-Juncker.
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