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Más dólares para que siga la juerga |
La administración Bush, defensora a ultranza del libre mercado y de las privatizaciones, ha invertido ya mas de un billón de dólares del erario público para ''salvar'' a diversas entidades financieras y aseguradoras de la quiebra, pero ello no ha sido suficiente y están decididos a impulsar un nuevo plan estrella, con un coste inicial evaluado en otros 700 mil millones de dólares, cuyo objetivo principal sería la compra de ''productos financieros basura'' ahora en posesión de la banca privada, todo ello de nuevo a costa del erario público, es decir a costa de los contribuyentes.
Toda esta transferencia impresionante de recursos públicos a manos privadas tiene una única finalidad, que la juerga del capitalismo neoliberal pueda durar otra temporadita, no parece que ésta vaya a ser muy larga, seguramente se contará por días o a lo sumo por semanas, porque la crisis del modelo capitalista neoliberal, es tan brutal, ha creado un agujero negro de tales dimensiones y ha generado una dinámica tan fuera de control, que estas inyecciones, son como tratar con antitérmicos a una gangrena infecciosa, solo conseguirás bajar la fiebre temporalmente.
La deuda pública de los EE.UU, el endeudamiento de la administración federal es actualmente de 9,6 billones de dolares, lo que supone un 66,3% del producto interior bruto.
Las aportaciones del tesoro publico para salvar los negocios financieros privados, supondrán entre un 10 y un 12% mas del P.I.B., con lo cual el endeudamiento federal se disparará hasta cerca del 80% del P.I.B. Para evitar esta situación la administración Bush, emulando a las entidades que ahora trata de salvar, va a poner en marcha una ''contabilidad creativa'', de tal forma que ese dinero no aparezca como gasto sino como inversión.
En cualquier caso y como los milagros en la vida económica real no existen, ese dinero lo tendrán que sacar de algún sitio y solo se nos ocurren estas alternativas:
· Aumentar la emisión de billetes, sin respaldo económico real.
· Emitir más deuda pública, que teniendo en cuenta la falta de liquidez general en EE.UU., solo podrá ser adquirida por inversores externos, que ya poseen más del 50% del total de la deuda pública yanki.
· Recortes presupuestarios, especialmente en partidas de carácter social.
· Intensificación de la militarización de la crisis económica.
En síntesis repercutir sobre el pueblo trabajador los desmanes de los millonarios y especuladores, para que éstos puedan seguir siéndolo a costa de de un mayor empobrecimiento de la mayoría.
No es de extrañar que en EE.UU hayan empezado a organizarse manifestaciones en centenares de localidades para oponerse a esta salida de la crisis..
Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, ponte las tuyas a remojar.
A Zapatero le ha faltado el tiempo para invitar a Rajoy a confeccionar un plan, inspirado en el modelo norteamericano, para afrontar la crisis.
No se lo vamos a permitir, que la crisis capitalista la paguen los capitalistas que la han generado.
La actual crisis nos esta demostrando diversas cuestiones: una primera es el fracaso total del modelo neoliberal y de sus dogmas. La segunda es la total inconsistencia teórica y doctrinal de los gurús de ese sistema, entre ellos el del que el libre mercado resuelve todas las cosas por sí mismo; en cuanto se encienden las luces rojas, los ultraliberales, se convierten en los mayores defensores del intervencionismo estatal. Una tercera cuestión es la de la importancia del sistema bancario como fuente de crédito para el funcionamiento regular de la economía. Una cuarta es que los responsables del desastre no solo no tienen la intención de corregir su linea de acción, sino que con la colaboración de los gobiernos capitalistas, están dando un paso más adelante en su profundización.
Los medios de comunicación, juegan a veces con el término nacionalización de esta o aquella entidad bancaria, cuando se refieren a alguna intervención de los gobiernos en esas instituciones, especialmente en EE.UU o el Reino Unido. Esas intervenciones nada tienen que ver con una auténtico proceso de nacionalización, lo que están haciendo los bancos centrales y los gobiernos de los grandes países capitalistas es asumir las pérdidas privadas de entidades privadas a cargo del erario público, pero por supuesto sin nacionalizar esas entidades.
Nacionalizar una entidad financiera, es hacer que su propiedad pase al sector público de la economía, es decir que pase a ser propiedad del Estado correspondiente.
Como decíamos en esta crisis, se está demostrando entre otras cosas la importancia del sector financiero para el funcionamiento global de la economía, no parece lógico que algo de lo que al fin y al cabo dependemos tod@s, esté en las manos de unas pocas familias, es por ello que hoy se hace más evidente que nunca la necesidad de llevar a cabo una auténtica nacionalización de la banca.
El sistema financiero debe de pertenecer de una forma claramente hegemónica al sector publico de la economía, ese es un paso imprescindible para su racionalización.
En el Estado Español, las consecuencias de la autentica crisis económica autóctona no han hecho más que empezar, esta, está cociéndose y sus consecuencias se notarán en toda su intensidad y extensión a partir del 2009. De momento lo que fundamentalmente estamos notando es la combinación de la llegada de las consecuencias de la crisis económica de los EE.UU. y de los inicios de la propia crisis económica española.
No podemos permitir que el coste de la crisis recaiga sobre las trabajadoras y trabajadores. En esta ocasión tenemos una clara ventaja sobre el enemigo, conocemos lo que va a pasar y las líneas generales que el bloque dominante español pretende aplicar para salvar la situación desde la perspectiva de sus intereses.
En esta ocasión estamos en condiciones de poder construir la suficiente Unidad Popular para hacerles frente; y si somos socialmente responsables y evitamos los protagonismos estériles, podemos derrotarlos.
No perdamos una ocasión excepcional para infringirles esa derrota y conseguir una victoria para el movimiento popular.
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Etiquetas: conocimiento, inteligencia, memoria, monopolios, multitud, politica.
La aprobación no provocó la euforia que muchos anticipaban entre los inversores de Wall Street, que tras haber registrado fuertes avances en las primeras horas de negociación, moderaba sus ganancias tras conocerse el resultado de la votación y sólo subía un 1,2 por ciento.
El éxito del rescate se ha fundamentado en la incorporación –tras su paso por el Senado- de un paquete de medidas fiscales y de política de gasto público que reducirá la presión fiscal a las familias hipotecadas y empresas. El coste –en términos de menores ingresos tributarios- rondaría los 151.000 millones de dólares.
El rechazo del pasado lunes en el Congreso se debió a la falta de ayudas para las familias hipotecadas, ya que los representantes deben renovar sus puestos en las próximas elecciones y no querían aprobar un paquete de ayudas que sólo salvara a Wall Street. Así lo expresó el congresista republicano Roy Blunt: "donde yo vivo nadie habla de los activos ilíquidos de las empresas, sino de sus hipotecas y de como pagar sus facturas".
Muchos de los congresistas que votaron en contra del plan inicial, destacaron en sus intervenciones ante la cámara que "América se siente diferente en el día de hoy" y expresaron que las modificaciones realizadas en el paquete legislativo les han permitido votar a favor del plan.
De esta forma, se completa la propuesta inicial (ya había pasado por otra revisión el pasado domingo) que permite al secretario del Tesoro, Henry Paulson, disponer de 700.000 millones de dólares para adquirir –mediante estructuras financieras públicas- la deuda de mala calidad de las entidades financieras, es decir, la afectada por la crisis de las hipotecas basura (subprime).
Dos enmiendas agregadas a la iniciativa -una serie de recortes fiscales a las empresas y una legislación para prevenir que más de 20 millones de contribuyentes de clase media sientan el aliento del Fisco, así como un aumento de la seguridad de los depósitos- son los pilares con los que el secretario de Estado, Henry Paulson, ha resucitado su plan de rescate, conquistando así el apoyo de los republicanos y demócratas que rechazaron la propuesta el pasado lunes en el Congreso.
El Gobierno comprará la deuda privada de mala calidad
La iniciativa incluye una propuesta que ha recibido el mayor apoyo de las últimas modificaciones realizadas: elevar el límite del depósito federal del seguro (el equivalente al Fondo de Garantía de Depósitos español) al dinero que los clientes tienen en sus cuentas bancarias, que era de 100.000 dólares por depósito, hasta los 250.000 dólares.
Desde su respaldo en el Senado, demócratas y republicanos han trabajado para lograr los votos necesarios que superaran el rechazo inicial del Congreso. El plan otorga al Gobierno la potestad para comprar la deuda de bancos afectados por la crisis financiera, y sus impulsores dicen que si funciona, la ley permitirá el restablecimiento del crédito y evitará un hundimiento a corto plazo de la economía norteamericana.
Con la mayoría de las bolsas operando al alza (en España el Ibex-35 subió 3,78 por ciento) un antes de la votación, todos los mercados miraban al Congreso en Washington, a pesar de los analistas y congresistas que advirtieron de que la ley podría no ser suficiente para reavivar los mercados globales.
Trichet respalda el acuerdo
"En Estados Unidos, como en Europa y el resto del mundo, tenemos que afrontar la gran corrección de los mercados que está en marcha", dijo el presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet, en declaraciones a Radio France. "Así que no podemos decir que luego de tal o cual acción, se terminó", agregó, aunque aclaró que era absolutamente necesario que se aprobara el rescate en Washington.
El presidente estadounidense, George W. Bush, lanzó ya el jueves una nueva llamada a los representantes para que siguieran el ejemplo del Senado y sancionaran definitivamente el crucial paquete legislativo. "Los trabajos de la gente están en peligro", dijo Bush en su aparición pública.
Además, los líderes de las cuatro principales economías de Europa -Francia, el Reino Unido, Alemania e Italia- se reunirán este sábado en París para discutir medidas conjuntas para afrontar la crisis. La crisis financiera ya provocó diferencias entre los países de la Unión Europea (UE), tras el rechazo de Alemania a un fondo europeo común para salvar a bancos con dificultades de liquidez.
Cualquier subvención que se dé a los grandes bancos de Wall Street será tan Americano como una tarta de manzana y la obesidad. Las sumas que se piden puede que no tengan precedentes, pero no hay nada nuevo sobre el principio: el bienestar de las corporaciones es una marca consistente del capitalismo avanzado.
Solo una cosa ha cambiado: Han forzado al Congreso a enfrentarse a sus contradicciones.
Uno de los mejores estudios del bienestar corporativo en los EEUU fue publicado por mis viejos enemigos del Cato Institute. Su informe, escrito por Stephen Slivinsky, estima que en 2006 el gobierno federal gasto 92.000 millones de $ subvencionando a empresas.
Gran parte fue a parar a Boeing, IBM y General Electric.
El mayor bocado -21.000 millones de dólares fue para Big Farmer. Slivinski- muestra que el 10% de los granjeros más ricos se llevaron el 66% del dinero. Cada pocos años, el Congreso o la Administración promete parar estas prácticas, después le da incluso más dinero a los negocios agrarios. La factura de los granjeros aprobada por el Congreso en mayo garantiza a los granjeros un mínimo del 90% de lo que han ingresado en los últimos dos años, que además son de los años que más han ganado en su historia. Los intermediarios todavía salen mejor parados, especialmente las compañías que extienden el hambre al convertir el maíz en etanol, llevándose millones de dólares en reducción de impuestos.
Slivinski muestra como el Programa Federal del Gobierno de Tecnología Avanzada, que se suponía apoyaría el desarrollo de tecnologías que son “todavía no competitivas o con riesgo alto” ha pasado a las manos de los grandes negocios que utilizan productos ya probados. Desde 1991, compañías como IBM, General Electric, Dow Chemical, Caterpillar, Ford, DuPont, General Motors, Chevron y Monsanto se han llevado cientos de millones de este programa.
Los grandes negocios también cuentan con el apoyo del Banco de exportaciones-importaciones: por ejemplo en 2006 Boeing recibió 4.500 millones de $ en garantías de préstamo.
El gobierno tiene un programa llamado The Foreign Military Financing programme (programa financiero exterior militar) que da dinero a otros países para que compren armamento a las corporaciones estadounidenses.
Le regala dinero a los aeropuertos para que construyan pistas y a compañías pesqueras para ayudarlas a terminar con especies amenazadas.
Pero el informe del Cato Institute solo muestra una parte del escándalo del bienestar corporativo. Un nuevo informe del Institute for Policy Studies de EEUU muestra que por medio de una serie de impuestos curiosos y de agujeros en las cuentas, los EEUU gastan 20.000 millones de $ al año subvencionando las pagas de los ejecutivos. Disfrazando sus honorarios profesionales como ganancias de capital en lugar de ingresos, por ejemplo los encargados de fundaciones sospechosas y compañías privadas pagan menos porcentaje de impuestos que los trabajadores que limpian sus oficinas. Hace un año la Cámara de Representantes trato de cerrar este agujero, pero la proposición fue bloqueada por el Senado después de una campaña de lobby llevada acabo por algunas de las personas más ricas del país.
Otro informe de un grupo llamado Good Jobs First, revela que Wal-Mart ha recibido al menos 1.000 millones de dinero público. Más del 90% de sus centros de distribución y muchos de sus centros han sido subvencionados por los gobiernos tanto estatales como locales. Le dan a la cadena terrenos gratis, les pagan las carreteras y las infraestructuras necesarias, agua, alcantarillado etc. Y les hacen descuentos en los impuestos de la propiedad y subvenciones (llamado tax increment financing) que en un principio estaba destinado a regenerar comunidades. Algunas veces los gobiernos de los estados les dan dinero en metálico: en Virginia los centros de distribución de Wal-Mart reciben dinero procedente del Governor's Opportunity Fund.
El bienestar corporativo es el negocio más importante de algunos departamentos gubernamentales. Muchos de los programas del Pentágono solo benefician a sus contratistas. Por ejemplo, el programa para la defensa balística de misiles (ballistic missile defence) que no tiene un objetivo obvio estratégico y que no es probable que vaya a funcionar, ha costado al país entre 120.000 y 150.000 millones de dólares. El departamento de Defensa quiere otros 62.000 millones para los próximos 5 años. Los EEUU son los únicos entre los mayores donantes de alimentos que insisten en que estos sean producidos en su territorio, en lugar de que sean producidos en la región que se supone quieren ayudar. USAid se jactaba en su web que “el principal beneficiario de los programas de asistencia exterior siempre han sido los Estados Unidos. Casi el 80% de los contratos y contribuciones van directamente a compañías estadounidenses”.
No hay ni nunca ha habido mercado libre en los EEUU.
¿Por qué no? Porque los congresistas que ahora están en contra del socialismo financiero dependen para su reelección de las compañías que subvencionan. Los chantajes pagados por esas compañías les proporcionan dos beneficios a corto plazo. El primero es evitar una regulación seria, permitiéndoles conseguir beneficios espectaculares y generar desastres del tipo al que se enfrenta el Congreso. El segundo es que el dinero público que debería ser utilizado para ayudar a los más pobres va a los bolsillos de los ricos.
Un informe publicado la semana pasada por el grupo de apoyo Common Cause muestra como los banqueros y los brokers paran a los legisladores que prohíben préstamos insostenibles. Durante el pasado año fiscal, los grandes bancos gastaron 49 millones de dólares en lobby y 7 millones de dólares en contribuciones para campañas directas. Fannie Mae y Freddie Mac gastaron 180m$ en lobby y financiando campañas durante los últimos ocho años. Gran parte fue a parar a miembros del comité de servicios financieros de la Cámara de Representantes y al comité de la banca del Senado.
Cada vez que los congresistas trataron de regular a los bancos y a los prestamistas fueron bloqueados por el dinero de los bancos. La enmienda de Dick Durban en 2005 que buscaba detener los préstamos hipotecarios abusivos fue derrotada en el Senado por 58 a 40. El que fuera representante, Jim Leach propuso volver a regular Fannie Mae y Freddie Mac. Los grupos de lobby consiguieron en “menos de 48 horas convencer a las dos partes implicadas” para derrotar sus enmiendas.
El dinero que ambas compañías gastaron compró la socialización del riesgo financiero. Los 700.000 millones que pedía el gobierno eran solo una parte del gasto público de su fallo repetido para poner en marcha una regulación. Incluso ahora el poder del lobby de los bancos se ha hecho notar: el sábado los Demócratas rebajaron sus demandas diciendo que el dinero ganado por los ejecutivos de las compañías rescatadas por el gobierno tuviese un tope. El dinero invertido en campañas es la mejor inversión que las corporaciones pueden hacer. Dale 1 millón de dólares a la persona indicada y consigue 1.000 millones en protección estatal, reducciones de impuestos y subvenciones. Cuando esto ocurre en África lo llamamos corrupción.
Los gobiernos europeos no son mucho mejores. Las políticas económicas que proclaman de libre mercado son un fraude: intervienen repetidamente a favor de los ricos, mientras que dejan que los demás se las arreglen como puedan. Igual que en los EEUU, los jefes de las compañías agrícolas, perforadoras de petróleo, supermercados y bancos se llevan los fondos extraídos por el gobierno de los bolsillos de personas mucho más pobres que ellos. Los que pagamos impuestos deberíamos hacer la misma pregunta:
¿por qué demonios deberíamos apoyarles?
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