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Venezuela asumió control de cementeras |
Venezuela asumió hoy el control de la industria cementera en medio de un jolgorio popular por la nacionalización, que se espera dé un impulso definitivo a la eliminación del déficit de viviendas en el país.
En un acto popular realizado en los primeros minutos del día, el ministro de Energía y Petróleo, Rafael Ramírez, aclaró que en Venezuela el sector privado tiene todas las oportunidades pero no puede estar por encima de los intereses del pueblo.
En la planta de Pertigalete, estado Anzoátegui, 300 kilómetros al sudeste de Caracas, Ramírez, explicó que es estratégica la producción de cemento y concreto para garantizar los planes de vivienda y de infraestructura para los venezolanos.
Ayer el vicepresidente del país, Ramón Carrizales informó que se lograron acuerdos con las empresas Holcim y Lafarge, mediante los cuales el estado asumió el 85 y 89 por ciento de las acciones, respectivamente. Sin embargo, no se pudo llegar a un arreglo en el plazo establecido por la ley –que venció hoy a las 00:00 horas- con Cementos Mexicanos (CEMEX) por lo cual se procedió a la expropiación.
Ramírez explicó que esa medida responde al plazo de 60 días que estableció el Decreto de Ley de Ordenación de las Empresas Productoras de Cemento, luego de sostener más de 10 reuniones con los accionistas en la búsqueda de un acuerdo.
El ministro precisó que, por tanto, se realizarán auditorias para determinar los activos y establecer el verdadero costo de la empresa en la que CEMEX –dijo- había dejado de realizar inversiones que la llevó a un gran atraso tecnológico.
Tenían un pasivo ambiental y fiscal muy importante y no hicieron las inversiones necesarias para suplir la demanda, apuntó Ramírez.
La nacionalización debe apoyar planes de construcción de viviendas para enfrentar un déficit que diversas fuentes estiman entre 1,5 y dos millones de casas, expresión de lo cual fue el júbilo con que la mayor parte de la población recibió la decisión.
Aunque aún no se ha firmado el decreto de expropiación de CEMEX, todas sus plantas, como las de las otras dos empresas, pasaron a control del Estado, cuyas autoridades garantizaron la estabilidad laboral de sus empleados.

Etiquetas: conocimiento, memoria, monopolios, multitud, politica.
Agregó que el monto que pagará por las instalaciones será determinado después de una cuantificación de los activos a cargo de un equipo de jueces.
Ramírez destacó que se ha procedido con la expropiación al concluir los sesenta días desde que el presidente Hugo Chávez promulgó la ley que faculta la nacionalización de toda la industria cementera.
El ministro hizo estas precisiones en declaraciones a los periodistas y luego en un discurso ante trabajadores de una de las filiales de Cemex en el estado oriental de Anzoátegui, quienes contaron a viva voz los últimos diez segundos del plazo.
Ramírez informó de que Chávez firmará el decreto de expropiación en las próximas horas, pero que desde ya todas las instalaciones de Cemex y de otras dos empresas pasan al control de los ahora trabajadores estatales, a quienes garantizó su estabilidad laboral.
El ministro reveló que en los dos últimos meses se efectuaron al menos una quincena de reuniones con los representantes de Cemex, sin que se llegara a un acuerdo sobre el precio de sus instalaciones, una de las cuales, situada en el occidental estado del Zulia, fue tomada por jueces y soldados seis horas antes de la medianoche.
La expropiación fue adelantada horas antes en Caracas por Ramírez y el vicepresidente venezolano, Ramón Carrizález, luego de la firma de compraventa de la mayoría de las acciones de las cementeras suiza Holcim y la francesa Lafargue.
Ambos funcionarios firmaron los respectivos acuerdos de compraventa de la mayoría de acciones de la suiza Holcim y la francesa Lafarge, por un total de 819 millones de dólares.
Estas dos empresas producen alrededor de cinco millones de toneladas anuales de cemento, la mitad de la producción nacional del producto.
En la negociación con la mexicana, que produce alrededor de las otras cinco millones de toneladas, no se pudo llegar a un acuerdo "debido a que la cifra solicitada por Cemex es muy alta, muy por encima de los 1.300 millones de dólares", detalló Carrizález.
"Cemex tiene problemas ambientales, de atraso de tecnología, lo que significa que no puede ser un valor muy por encima de lo que estamos adquiriendo" de las otras dos empresas, añadió el vicepresidente.
Al concretarse la expropiación de Cemex, y luego de la adquisición mayoritaria de Holcim y Lafarge, el Estado venezolano pasa a controlar el 98 por ciento de la industria cementera nacional.
La mexicana Cemex es una de las tres mayores cementeras del mundo y en Venezuela figura no solo como la mayor fabricante de cemento, sino también de hormigón y agregados (arena y grava).
El presidente venezolano se ha quejado reiteradamente de que los planes oficiales de construcción de viviendas se ven retrasados debido al déficit de cemento en el país.
Con la adquisición de la industria cementera se da un paso más en el multimillonario proceso de adquisiciones por parte del Gobierno venezolano que, según estimaciones de prensa, ha gastado más de 10.000 millones de dólares.
Las nacionalizaciones se han cumplido, además, en los sectores eléctrico, alimentario, energético y telefónico, entre otros.
Ramírez informó de que Chávez firmará el decreto de expropiación en las próximas horas, pero que desde ya todas las instalaciones de Cemex y de otras dos empresas pasan al control de los ahora trabajadores estatales, a quienes garantizó su estabilidad laboral.
El ministro reveló que en los dos últimos meses se efectuaron al menos una quincena de reuniones con los representantes de Cemex, sin que se llegara a un acuerdo sobre el precio de sus instalaciones, una de las cuales, situada en el occidental estado del Zulia, fue tomada por jueces y soldados seis horas antes de la medianoche.
Compraventa de Holcim y Lafargue
La expropiación fue adelantada horas antes en Caracas por Ramírez y el vicepresidente venezolano, Ramón Carrizález, tras la firma de compraventa de la mayoría de las acciones de las cementeras suiza Holcim y la francesa Lafargue. Ambos funcionarios firmaron los respectivos acuerdos de compraventa de la mayoría de acciones de la suiza Holcim y la francesa Lafarge, por un total de 819 millones de dólares. Estas dos empresas producen alrededor de cinco millones de toneladas anuales de cemento, la mitad de la producción nacional del producto.
En la negociación con la mexicana, que fabrica alrededor de las otras cinco millones de toneladas, no se pudo llegar a un acuerdo "debido a que la cifra solicitada por Cemex es muy alta, muy por encima de los 1.300 millones de dólares", detalló Carrizález. "Cemex tiene problemas ambientales, de atraso de tecnología, lo que significa que no puede ser un valor muy por encima de lo que estamos adquiriendo" de las otras dos empresas, añadió el vicepresidente.
Al concretarse la expropiación de Cemex, y tras la adquisición mayoritaria de Holcim y Lafarge, el Estado venezolano pasa a controlar el 98 por ciento de la industria cementera nacional.
La mexicana Cemex es una de las tres mayores cementeras del mundo y en Venezuela figura no sólo como la mayor fabricante de cemento, sino también de hormigón y agregados (arena y grava).
El presidente venezolano se ha quejado reiteradamente de que los planes oficiales de construcción de viviendas se ven retrasados debido al déficit de cemento en el país.
El déficit de viviendas en Venezuela es de 1,8 millones de unidades, según datos oficiales, y el "fracaso" de las políticas oficiales en el sector es uno de los principales argumentos de la oposición para señalar la "ineficacia" del Gobierno "bolivariano".
Con la adquisición de la industria cementera se da un paso más en el multimillonario proceso de adquisiciones por parte del Gobierno venezolano que, según la prensa, ha gastado más de 10.000 millones de dólares. Esa cifra representa alrededor de un tercio de las reservas monetarias internacionales del país.
Las nacionalizaciones se han cumplido, además, en los sectores eléctrico, alimentario, energético y telefónico, entre otros.
Chávez anunció recientemente la compra del Banco de Venezuela, perteneciente al grupo financiero español Santander, cuyo valor, según los analistas, es de entre 1.200 y 1.800 millones de dólares.
Al respecto, el ministro de Finanzas, Alí Rodríguez, explicó que con Holcim se negoció la compra de 85 por ciento de las acciones por 552 millones de dólares y con Lafarge 89 por ciento por 267 millones de dólares.
Ambas empresas, precisó, retuvieron el control del resto de las acciones, pero con Cemex no fue posible un arreglo, pues pedían mil 200 millones de dólares, muy por encima de su cotización en la bolsa de valores que es inferior a 400 millones de dólares.
Explicó que por ello se decretó la expropiación y se abrió un proceso de acuerdo en correspondencia con las regulaciones legales para la empresa cuyo atraso tecnológico, dijo, requiere inversiones para colocarla al nivel de las otras dos.
El gobierno venezolano incluyó la nacionalización de las cementeras en el contexto de un proceso que, indicó Rodríguez, obedece a una estrategia muy coherente y se suma a acciones similares en la siderurgia y el Banco de Venezuela.
Con las cementeras se busca dinamizar la construcción de viviendas y enfrentar el déficit del sector heredado por el gobierno del presidente Hugo Chávez.
Rodríguez también descartó que el control estatal total o parcial incida en el comportamiento financiero del país, pese a campañas en ese sentido como se intento en el caso del Banco de Venezuela, para provocar una “corrida” financiera, la cual no sucedió.
El Banco de Venezuela –aseguró- cuenta con una importante solidez, un excelente equipo humano y una plataforma tecnológica de las mejores en el país.
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