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Europa sin autonomía ni dignidad |
Aumenta el precio del petróleo y de los cereales, se hunde el dólar. ¿De quién es la culpa? Al unísono, la mega-máquina mediática dictamina: es el egoísmo de los países productores de petróleo que se rehúsan a abrir las llaves de un recurso que se está agotando. La dinámica es otra: se desploma el dólar y suben los precios de los granos, maíz y arroz.
¿Por qué?
Sólo Estados Unidos puede emitir libremente la cantidad de dólares que considera oportuna. Más allá de cualquier control, no hay cobertura en oro, ni el respaldo de una economía ya viuda de crecimiento y expansión, esposa polígama del endeudamiento interior y exterior.
La especulación de los "futures" es el verdadero elemento de perversión y de explosión de los precios.
¿Por qué?
El reglamento del "Commodity Future Trading Commission" del gobierno de Estados Unidos, permite unos contratos en el Nymex anticipando sólo el 6% de una provisión petrolera. Luego está el endeudamiento, se solicita un préstamo y con éste se paga el resto de la factura.
Con el barril a 128 dólares, el especulador debe disponer sólo de 8 dólares por barril, los demás 120 los busca en otras partes y los consumidores pagan los onerosos intereses correspondientes. Este poder excepcional de casta, el llamado "16 por 1", hace gravitar inevitablemente los costos y representa cerca del 60% del precio del barril, trasladado totalmente a los consumidores.
Hasta ahora la Bolsa de Nueva York y la de Londres eran dueñas absolutas de la producción mundial de los hidrocarburos, porque pagaban con una moneda que era desvinculada de todo y que –actualmente– se devalúa al ritmo del 30% anual.
El famoso shock petrolero de 1972 fue provocado por una devaluación del 40% del dólar frente al marco alemán. Una simple influencia respecto al actual infarto de una devaluación simultánea en relación a todas las demás divisas, así como el oro, plata y materias primas y cereales.
Ahora impera una terrible ecuación: el 1% de devaluación del dólar determina automáticamente un aumento de 4 dólares por barril. Viceversa, si el dólar se reevaluara del 10%, el petróleo disminuiría de 40 dólares. Es increíble pero cierto.
¿Cuánta gasolina, nafta, aceites, lubricantes y otros derivados se recaban de un barril de petróleo?
Es un secreto muy bien protegido por las transnacionales, que los políticos se callan. Hay quien sostiene que se obtienen 135 litros de carburante, otros dicen que serían 85, pero todos concuerdan que la parte más suculenta estaría en las ganancias que se generan por los innumerables derivados.
Finalmente, la soga del 65% de impuestos que la zona-euro aplica a los consumidores de combustibles: un impuesto cobrado por las gasolineras, donde no se diferencian los ingresos y el estatus social de los consumidores.
Si dos más dos diera cuatro, los consumidores deberían actuar contra la exagerada extorsión fiscal de la Unión Europea y la avidez desmesurada de las compañías petroleras que –hasta demostrar lo contrario– son las que están haciendo los mejores negocios con el encarecimiento del petróleo.
La política del "compro petróleo de papel hoy y vendo el próximo año" es una apuesta a favor del encarecimiento continuo de los hidrocarburos. Irán dice que la Exxon y Washington están almacenando ingentes recursos financieros para poder echar mano del subsuelo de Alaska, es decir iniciar perforaciones de gran complejidad que requieren volúmenes de capitales elevados.
El tiempo acota, dentro de nueve años los Estados Unidos no tendrán ninguna producción interna. Se queda Alaska, la anexión-apropiación (o privatización) de los yacimientos mexicanos en el Golfo de México, el petróleo africano que sustraer a China o la manu militari contra Venezuela.
Está claro que todo esto se refleja en mayores costos en el sector agrícola. Sin embargo, ¿cómo es posible explicar los precios del arroz cuadruplicados en los Estados Unidos y la limitación de las cantidades adquiribles en los supermercados? El costo de los abonos no se ha multiplicado por cuatro. Además, considerando la devaluación galopante, el actual precio del petróleo equivale al valor real de cerca de 100 dólares en 2007.
Por todas partes ha sido señalado que los agro-combustibles no son más que alimentos sustraídos a las bocas y empleados en los motores. Brasil y Estados Unidos pasan por alto el asunto y aumentan las superficies fértiles destinadas al etanol. Bush y la Unión Europea confirman las subvenciones a la agroindustria, aun cuando ya no produce alimentos para uso comestible, pero se oponen a cualquier intervención a favor de los consumidores y al control de los precios.
No merece muchos comentarios el cinismo de quien pone en tela de juicio a los nuevos "irresponsables" consumos alimenticios de China e India.
¿Qué deberían hacer con sus nuevas ganancias?
¿Sólo comprar videojuegos y teléfonos celulares?
El aumento hiperbólico de la comida es la respuesta salvaje del sistema bancario y de las trasnacionales "occidentales" al incremento de los precios de las materias primas.
Recuperan con los cereales lo que perdieron con las nacionalizaciones de los yacimientos en Irán, Rusia, Venezuela, Bolivia, Ecuador y con la inconclusa depredación de los pozos iraquíes.
La casta financiera del mundo industrializado apunta a neutralizar el regreso de los Estados a cuestiones vitales como la regulación de la oferta, control de precios, limitaciones a las exportaciones para priorizar el consumo interno de los países productores.
Quieren recuperar el terreno estratégico perdido y acelerar la acumulación de excedentes financieros con una especulación sin límites. Y si hay que desnutrir y matar de hambre, no hay problema: el mercado es libre y soberano, todo lo demás es vulgar demagogia "populista".
En este siniestro panorama aflora una sola evidencia: el dólar ya no puede desarrollar la función reguladora de los intercambios mundiales. Se ha vuelto un factor multiplicador de volatilidad e incertidumbre. La cordura impondría que el primer paso sensato sería hacerlo a un lado y remplazarlo con una canasta de monedas.
En cambio, la Unión Europea parece olvidarse que cuenta con un instrumento denominado 'euro'.
Desde mayo de 2008 Irán empezó a firmar contratos de gas y petróleo con los precios establecidos sólo en euros. Es comprensible que este hecho no le agrade a Washington, pero consterna la conducta masoquista de la Comisión de Bruselas. Suiza, en cambio, acaba de firmar un contrato con Irán, y un gaseoducto convoyará directamente los abastecimientos de los próximos veinte años.
Parece ser que la respuesta a la dependencia energética, que es un hecho real –dado que el buen dios ha posicionado los recursos energéticos en las tierras de los infieles, de los "populistas" o de los "poco democráticos"- es la de flanquear a los extremistas del otro lado del océano, en la reconquista de la energía y de los minerales con los argumentos marciales de la OTAN.
La Europa de los "cinco indicadores macroeconómicos" como únicas tablas de la ley, confinada por los banqueros centrales al restringido perímetro de mercado y moneda, sin una política exterior coherente y creíble, sin un proyecto geopolítico autónomo y soberano, está destinada a ser subalterna. Es demográficamente vieja, sobre-poblada, sin materias primas, sin fuentes propias de energía y bastante contaminada.
Sacrificará ingentes recursos a las tecnologías militares, invertidas en un aparato bélico en el cual no ejercerá un efectivo control, ya que está bajo el control real de los Estados Unidos. Al servicio de su política internacional, que apenas puede tolerar el bloque europeo como gigante económico, pero a la condición definitiva de enano geopolítico sin tracción propia.
No basta haber sacrificado el histórico y peculiar contrato social y el equipamiento del Estado del welfare, ahora la Europa de las finanzas ha decidido endurecer aún más su estructura interna.
La criminalización de la estancia no autorizada y el aumento a 65 horas del tiempo de trabajo exigible a los asalariados, sólo son una pequeña entrada del nuevo menú de la carestía.
Explotar de inmediato hasta el tuétano los braceros extranjeros, luego los asalariados con regular documento de identidad, mientras los infortunios en el trabajo han regresado a los niveles de la posguerra. ¿Cuándo volverá el trabajo infantil y a destajo?
La impalpable "democracia representativa" está dejando carta blanca a los gobiernos que deben sufragar con el autoritarismo al declinante consenso, al crecimiento cero estable, preámbulo a la caída del modelo de desarrollo seguido hasta ahora y de los mitos globalistas.
En el nuevo escenario del multipolarismo, la renuncia a un papel geopolítico autónomo, proporcionado a la jerarquía de su economía, condena Europa a permanecer como tercera costa de Estados Unidos, aun cuando está francamente en declive.
Mientras que el centro de gravedad se disloca entre el Pacífico y el Sur, el G8 insiste en auto-representarse con un estatus ficticio. Ignoran lo nuevo que ya ha salido a flote: la jerarquía real de India, China, Brasil y Rusia.
No se trata sólo de economías crecientes, de PIB, son en todos los sentidos los nuevos actores globales sentados alrededor de la mesa del multipolarismo, en la que la Unión Europea se rehúsa a sentarse con una identidad definida, y así no contribuye al nuevo equilibrio internacional, ni a alejar el espectro de la guerra.
La UE es rehén del permanente boicot británico y del ultranacionalismo de Polonia. Por el atávico sueño de dominar desde el Mar Báltico hasta el Mar Negro, Varsovia complace a Washington como vasallo perfecto: militariza, desestabiliza, concede bases y se presta para construir una barrera con Eurasia. Es decir, el horizonte del nuevo eje de poder emergente.
¿Acaso alguien recuerda a Jacques Delors? Perdió el partido contra los adeptos autoritarios de los "cinco indicadores macroeconómicos" como única brújula. Su propuesta de Europa "a dos velocidades" ha cedido el paso a la Europa-matrioska.
Hoy es un contenedor que encierra a su interior diversas cosas: la OTAN, luego los vasallos bálticos que aspiran a un papel de "OTAN en la OTAN", y finalmente la oposición permanente guiada por Londres, que amenaza una "Unión europea en la UE".
Los fundamentalistas de Bush han fracasado en todo –al interior e internacionalmente- pero el único balance positivo pueden presumirlo con Europa, donde han dado continuidad a las políticas de Kissinger y Brzezinski.
¿Después del histórico, desastroso balance de "Estados Unidos contra todos", de "o conmigo o contra de mí", asistiremos al relanzamiento de su versión corregida y actualizada en "OTAN contra todos?

Etiquetas: conocimiento, medios, memoria, mentiras, monopolios, politica.
Por lo pronto ya vemos que la recesión económica se esta batiendo con fuerza en el mundo, lo aceptan así el FMI, el Banco Mundial, las Naciones Unidas e incluso la Reserva Federal Norteamericana. Las razones son: primero, el debilitamiento de las estructuras productivas mundiales (o, en todo caso, un crecimiento deficitario) y, segundo, la excesiva expansión de los mercados financieros especulativos.
Esto esta expresada de forma más nítida, en la caída abrupta del dólar, el alza desmesurado del precio del barril de petróleo que hoy se va acercando peligrosamente a los 150 dólares por barril y que para fines de año (2008) podría estar llegando incluso a los 200 dólares, el alza del precio del oro que ya sobrepasa los 1000 dólares por onza, también el alza del precio del arroz que en un año se ha triplicado de 327 a 894 dólares la tonelada métrica y el desplome de poderosas entidades bancarias como son: Bear Stearns (EEUU), Northern Rock (Inglaterra), UBS (Suiza), IKB (Alemania), Societe Generale (Francia) y, con ella, el terremoto financiero, cuyo epicentro ahora esta ubicado en el mismo corazón del sistema financiero mundial: Wall Street (EEUU). Su inicio, repetido hasta el cansancio, fue la crisis inmobiliaria ocurrida en este mismo país.
De lo cual resulta que el tema es realmente muy importante para el conjunto de la humanidad y que a partir de ahora se convierte en el centro de sus preocupaciones.
Pero entonces: ¿Cómo es que ha devenido esta situación? ¿Por quélos mercados financieros han empezado a contraerse así tan abruptamente? ¿Por qué la estrepitosa caída de la moneda norteamericana? ¿Qué tienen que ver en esto las poderosas transnacionales del petróleo? ¿Cómo influye en esta situación el carácter rapaz, corrupto y depredador de la burguesía financiera? Y, finalmente: ¿Qué lecciones podemos extraer del Crack de 1929 para situaciones como las que hoy vivimos en el mundo?
Vayamos por partes. En primer lugar no debemos olvidar que el modo de producción capitalista estuvo lacrado desde un inicio por la sobreproducción de mercancías y, luego, en su fase monopolista esta situación se complicó aún más, por la sobreacumulacion de capitales, por lo demás, la historia nos enseña que el capitalismo ha venido avanzando en medio de una serie de ondas cíclicas (de prosperidad y contracción) y por eso justamente se dice que su realización fue cíclica. Sin embargo no debemos olvidar, bajo ningún punto de vista, que la crisis ha sido constante a lo largo de toda su existencia.
En ese sentido, la actual recesión económica sólo ha podido emerger de la tendencia decreciente de las tasas de ganancia al que finalmente habían llegado las burguesías como consecuencia del aumento grandioso de los capitales constantes en la actividad productiva, particularmente, por el uso de nuevas tecnologías, los que en efecto derivaron en la reducción de la fuerza de trabajo (masa trabajadora) y consecuentemente en la disminución de las ganancias capitalistas, es decir, un desarrollo inmerso en su propias leyes, pues, debemos entender que estas sólo provenían de la explotación de esa fuerza de trabajo del cual extraían lo que científicamente se llama la plusvalía, lo cual hoy se comprueba, a plenitud, en la preponderancia de las economías asiáticas, todas desarrolladas sobre la base de la cruel sobre-explotación de las masas trabajadoras de esa región. Por lo tanto esto nos demuestra que esta crisis, es en primer lugar, una crisis emanada de las leyes de desarrollo del sistema capitalista. Eso ante todo.
Por otra parte, si trasladamos nuestra mirada a las actuales estructuras productivas internacionales, observaremos en ella, que la economía norteamericana sigue siendo, por lo menos hasta ahora, la locomotora de la economía mundial, y lo es así, aún teniendo en cuenta el auge y preponderancia de las economías asiáticas, particularmente, las de China e India. Esto mismo explica la profunda crisis económica en que hoy se debate. ¡No es por gusto, entonces, el centro de la economía mundial! Es ahí, en primer lugar, donde las contradicciones imperialistas han madurado plenamente. Y así es. ¡Cuánto esfuerzo hizo la burguesía financiera norteamericana porque esta crisis no llegara hasta su territorio! Se creía una Diosa, pensaba que era inmaculada y que su territorio estaba exento de dificultades. Sin embargo todo fue inútil. Ahora el monstruo esta en sus entrañas. Esto demuestra, entre otras cosas, que la realización económica esta fuera de la voluntad de los hombres.
Pero continuemos con nuestro análisis: hoy la producción industrial norteamericana, simplemente, es deficitaria. Si en los años 50 del siglo pasado era aproximadamente el 50% de la producción industrial mundial, ahora lo es, sólo, el 20%. Esto, a no dudarlo, es gravísimo. No se puede negar esta situación con trivialidades como hacen las agencias imperialistas de la información. Esta es la razón fundamental de la actual crisis económica-financiera imperialista.
En consecuencia, desde hace un buen tiempo (década del 70 del siglo pasado) hay constreñimiento de fuerzas productivas (hay un debilitamiento del capital industrial en las principales economías imperialistas), sobreacumulación de capitales (desregulación financiera), sobresaturación de mercados y un proceso muy severo de empobrecimiento de las masas trabajadoras en el mundo. De muy poco le sirvieron sus imposiciones entremezclados de latrocinio de su llamada política neoliberalista iniciada a partir de los años 80 del siglo pasado y que, entre otras, exigían apertura de mercados y privatizaciones fraudulentas. La fase depresiva iniciada en los años 70 nunca fue disipada. La crisis ha venido arrastrándose desde esa época, maquillando sus síntomas y disimulando sus consecuencias. Por lo tanto, el desenlace de esta situación va ser durísima para el conjunto de la humanidad, por ser ésta, no una crisis cualquiera, sino, una crisis estructural, una crisis que demuele las bases mismas del sistema imperialista.
Cuando decimos que hay sobreacumulación de capitales estamos diciendo que el mundo esta inundada de dólares sin respaldo, que la burguesía financiera norteamericana esta febrilmente abocada, no a la producción, sino, a la fabricación de este billete, es decir, a la especulación sobre la especulación. Hoy este proceso es sencillamente irreparable para el conjunto de la economía mundial, pues, los grupos monopólicos en vez de observar las estadísticas productivas y orientar sus esfuerzos a reanimar la producción, lo que hacen es introducir mayores cantidades de masas monetarias (dólares) en los circuitos financieros, que en el fondo, a no dudarlo, empeoran su situación.
Esto, esta graficada de mejor forma, en los actuales enredos de la Reserva Federal Norteamericana que en su insana intención por contener la recesión mundial, por supuesto, en detrimento de las necesidades más apremiantes de la población mundial (crisis de alimentos), sólo se orienta a la inyección de increíbles sumas de dólares en los circuitos financieros (si entre los años 90 destinaba a los "tigres asiáticos" entre 30 a 50 mil millones de dólares, hoy esas cifras están en el orden de los 500 y los 700 mil millones de dólares) y, luego, rebajando los intereses financieros (tasas de interés que en Julio del 2007 estuvieron en los 5.25 % hoy están en los 2%).
De lo cual resulta, que ésta economía virtual que se ha creado, a partir de esta situación, esta imbricada, definitivamente, sobre la economía real. ¿Qué porcentaje de capitales financieros circulan por los circuitos financieros mundiales? Ciertamente el asunto debe ser impresionante. Por lo menos se conoce que del total de los billetes verdes que circulan en el mundo, sólo el 40% tendrían respaldo, el resto estaría sobredimensionada, es decir, serían capitales ficticios, capitales sin fondo, capitales creados sobre una feroz especulación.
Además, si hasta hace algunos años, la economía norteamericana, necesitaba unos 3000 millones de dólares diarios de inyección para cubrir su déficit (comercial y fiscal) y echar a andar su economía, hoy esa urgencia debe ser, realmente, astronómica. Y, eso, justamente, hace que su menguado crecimiento esté basado en el acaparamiento de los capitales de otros países ya sea a través de préstamos o hipotecas de sus bonos y valores que ella misma va creando en su loca carrera por salir de este grave atolladero.
Asimismo, la Reserva Federal Norteamericana en un claro intento por oponerse a la exigencia de algunos sectores de la propia burguesía financiera de poner control a la excesiva expansión de los mercados financieros especulativos dejó de publicar desde finales de Marzo del 2006 el índice M3 que mostraba la cantidad de dólares que circulaban en el mundo. En esto esta comprometida la misma elite gobernante (periodos de Reagan y Clinton) que dio órdenes de desregulación de los mercados financieros para facilitar toda esta inicua situación (sobre todo los artículos 48 y 56 del "Tratado de Lisboa") y en beneficio de las grandes transnacionales norteamericanas. Y, a raíz de esto, hoy no sabemos a ciencia cierta el monto exacto de dólares que circulan en el mundo, mucho menos, el valor real de las mercancías (sobre todo, en el petróleo, que hoy a causa de las desregulaciones efectuadas en los mercados de futuro esta sobreestimada de precios). Así, el capitalismo ha quebrantado todos los índices económicos, ha manipulado las estadísticas y ha entrado, definitivamente, en un mundo virtual y fantasioso que hoy empieza a diluirse como un castillo de naipes.
El asunto es que los mercados ya no pueden aguantar más y por supuesto tienen que explosionar. La economía norteamericana supervive sobre la base de la industria militar, que dicho sea de paso, esta comprometida en un sinnúmero de agresiones y genocidios. Pero, lo más detestable en todo esto ha sido, la propensión de acusar a los pueblos que reaccionan ante esta situación, de "terrorismo" y "rebeliones étnicas". Los conflictos armados en casi todas las regiones del mundo están a la orden del día. El asunto no es terrorismo menos rebeliones étnicas, sino, verdaderas oleadas de protesta de grandes contingentes de masas, pobres y desposeídas, que se agolpan por la defensa de sus vidas (alimentos, salud, vivienda, educación, por libertades políticas, en defensa de los inmigrantes y, en general, por mejores condiciones de vida).
De igual modo, es bueno observar, en este conglomerado de hechos, la importancia del asunto energético. Es bueno recordar que toda la época de oro de la economía norteamericana en el siglo pasado estuvo basada en la abundancia y baratura del petróleo. Fue cuando era un gran productor del petróleo en el mundo. Pero, como nada es eterno en esta vida, desde los años 50 del siglo pasado el petróleo empezó a enviar mensajes de su declinación. Nadie le hizo caso. Las burguesías financieras siguieron sumidas en la depredación de las materias primas. Hoy ya no existe más ese periodo, el petróleo empezó a escasear y ahora EEUU esta obligado a importar el 65% de sus necesidades para consumo interno, poniendo en grave peligro no sólo su condición de superpotencia sino su misma estabilidad política. Pero aún tiene, como quien dice, una tabla de salvavidas, son las cuatro bolsas petroleras que operan en el mundo a base del dólar norteamericano. Esas cuatro bolsas del petróleo son, en primer lugar, la Bolsa Mercantil de Nueva York (NYMEX) y la Bolsa Internacional del Petróleo de Londres (IPE), pero, secundadas por las bolsas de Singapur y Tokio. En si, son grandes centros financieros monopólicos del petróleo, que sin ser sus productoras se dan el lujo de imponer su precio y, que explican, en cierta forma, el por qué, ésta rapaz economía imperialista, aún esta vivita y coleando. Sin embargo el asunto iraní sigue trastocando muy seriamente la política imperialista norteamericana, representa el punto del iceberg más claro de la presente situación mundial. La creación de la bolsa petrolera iraní (que sería la quinta bolsa petrolera) ya no a base del dólar, sino, del Euro, en la isla Kish el 17 de febrero del 2008 revienta el alma de la burguesía financiera norteamericana. A no dudarlo este es un asunto muy importante que dilucida algunos embrollos entretejidos por esta burguesía respecto a la estructuración y procesamiento de la economía mundial.
En fin, aunque algunos estudiosos observen la presente crisis financiera imperialista, tan solo como si fuera, un asunto de orden coyuntural y de motivaciones monetarias, e incluso, filtren la idea de que a partir de los años 70 del siglo pasado la economía norteamericana habría tenido un fuerte proceso de fortalecimiento, simplemente, no tiene sentido. ¿Acaso la excesiva expansión de los mercados financieros especulativos ocurridos con mayor fuerza justamente en ese mismo periodo era un índice de sano crecimiento? ¿Entonces, cómo explicamos toda esta maraña de hechos que hoy agobian el sistema, su grave crisis, la recesión económica, la debacle del dólar, el alza exorbitante del precio de los alimentos, etc., etc.? En el fondo, el asunto es bien claro, el capitalismo ha ingresado a una etapa muy difícil de su historia. Definitivamente. Por mi parte, aunque no quisiera ingresar a los predios de la ideología, me atrevo a mencionar que la opción capitalista en el mundo esta irreversiblemente agotada.
Y, eso es justamente lo que me hace decir, que en los próximos años habrá en el mundo, de todas maneras, una nueva situación. La experiencia del Crack de 1929 con su secuela la Segunda Guerra Mundial me hace pensar en una próxima conflagración mundial. Hoy los conflictos por mercados y materias primas, simplemente, arrecian en el mundo. El eje EEUU-Inglaterra-OTAN esta envalentonado. En tanto el Eje Rusia-China con su "Conglomerado de Shangai" parece estar a la espera de una mejor situación. Pero en sí, ambos están en una dura carrera armamentista. Lo demuestran, entre otras, la proliferación de una serie de armamentos de última generación (nuevos cazas, aviones supersónicos, proliferación de armas en el espacio, navíos propulsados a reacción nuclear, todas venciendo radares y equipos sofisticados de ubicación, explosivos cada vez más poderosos, etc.). Toda una industria militar trabajando las 24 horas del día y los 365 días del año.
A esto debe agregarse, el particular periodo en que hoy esta sumido el mundo, graficada, en lo fundamental, por la agresividad imperialista, que asemeja, más o menos, a la situación internacional vivida en los meses precedentes a la Segunda Guerra Mundial (desarrollo de economías de guerra). Por eso el asunto de la conflagración mundial no esta descartada. Es un asunto absolutamente vivo y latente. Cualquier pretexto puede servir para desencadenarla. Por el momento hay fuertes tensiones en el golfo pérsico (estacionamiento de nuevos portaviones frente a las costas del Líbano, descalabro militar norteamericano en Irak), esto, particularmente, con mayor agresividad dirigidas contra Irán (los últimos acontecimientos avanzan a una escalada terrorista por parte de EEUU contra este país, así lo demuestran, entre otras, el posicionamiento de numerosos navíos de guerra justo frente a sus costas y ubicación de 4 bases militares más, muy cerca a sus fronteras, en Irak), también, duras tensiones en la península coreana (amenazas de "ataque preventivo" y movimiento de tropas, aéreas, terrestres y navales), reajuste de dominio en los Balcanes teniendo como centro de mando la base Camp Bondsteel de Kosovo, una OTAN envalentonada filtrando la idea de usar armamento nuclear en sus próximas confrontaciones armadas (reunión a inicios de abril de este año en Bucarest) y por último, provocaciones de guerra en la zona andina (reactivación de su IV flota dirigida para el control de América Latina y el Caribe).
Si bien es cierto que por el momento el asunto es el Próximo Oriente donde están almacenadas grandes cantidades de reservas petrolíferas, lo real es que la meta final es el desmembramiento de Rusia y China, mortales enemigos de occidente, a esa dirección apuntan las ofensivas desatadas por las potencias imperialistas occidentales.
Pero, en esencia, la burguesía financiera norteamericana quiere seguir manteniendo el orden unipolar, se aferra a su condición de país hegemónico, sometiendo a todos los pueblos, engulléndose capitales, agolpándose como fiera sobre las materias primas, sin aceptar para nada la preponderancia de los países emergentes (China e India). En si, el asunto es el poder, el poder de ser siempre hegemónicas e imbatibles.
Tienen en común estas medidas dos hechos que escapan por ahora a la opinión pública. Lo primero es que, al contrario de lo que aconteció en la legislación europea anterior (que procuró armonizar con los estándares de los países con protección más elevada), la actual legislación se propone armonizar por lo bajo, transformando a los países más represivos en ejemplos a seguir.
El segundo hecho es el objetivo de hacer converger el modelo capitalista europeo con el norteamericano. El espejismo de las elites tecno-políticas europeas –muchas de ellas formadas en universidades norte-americanas– es que Europa sólo podrá competir globalmente con Estados Unidos en la medida en que se aproxime al modelo de capitalismo que garantizó la hegemonía mundial de este país durante el siglo XX.
Se trata de un espejismo porque concibe como las causas de la hegemonía norteamericana lo que los mejores economistas y científicos sociales de Estados Unidos conciben hoy como las causas del declive de la hegemonía norteamericana, fuertemente acentuado en las dos últimas décadas.
La transformación del trabajador en un mero factor de producción y la transformación del inmigrante en criminal o ciudadano-fachada, vaciado de toda su identidad cultural son las dos fracturas tectónicas donde se producirá el terremoto social y político que va a asolar a Europa en las próximas décadas.
Van a surgir nuevas formas de protesta social, muchas de ellas desconocidas en el siglo XX. La vulnerabilidad del Estado será visible en muchas de ellas, tal como aconteció con la huelga de camioneros, vulnerabilidad reconocida por un primer ministro cuya eventual ignorancia de la historia contemporánea fue compensada por la intuición política: fue la huelga de camioneros la que precipitó la caída del gobierno de Salvador Allende.
¿A quién beneficiará el fin de un sindicalismo independiente y el agravamiento caótico de la protesta social? Exclusivamente al Club de los Billonarios, los 1125 individuos cuya riqueza es igual al producto interno bruto de los países donde vive el 59% de la población mundial.
Como era de temer, la crisis financiera sigue agudizándose. A los descalabros de prestigiosos bancos estadounidenses, como Bear Stearns, Merrill Lynch y el gigante Citigroup, se ha sumado el desastre reciente de Lehman Brothers, cuarta banca de negocios que ha anunciado, el pasado 9 de junio, una pérdida de 1.700 millones de euros. Por ser su primer déficit desde su salida en Bolsa en 1994, esto ha causado el efecto de un terremoto en una América financiera ya violentamente traumatizada.
Cada día se difunden noticias sobre nuevos quebrantos en los bancos. Hasta ahora, las entidades más afectadas han reconocido pérdidas de casi 250.000 millones de euros. Y el Fondo Monetario Internacional estima que, para salir del desastre, el sistema necesitará unos 610.000 millones de euros (o sea, el equivalente de ¡dos veces el presupuesto de Francia!).
La crisis comenzó en Estados Unidos, en agosto de 2007, con la morosidad de las hipotecas de mala calidad (subprime) y se ha extendido por todo el mundo. Su capacidad de transformarse y de extenderse mediante la proliferación de complejos mecanismos financieros hace que esta crisis se asemeje a una epidemia fulminante imposible de atajar.
Las entidades bancarias ya no se prestan dinero. Todas desconfían de la salud financiera de sus rivales. A pesar de las inyecciones masivas de liquidez efectuadas por los grandes bancos centrales, nunca se había visto una sequía tan severa de dinero en los mercados. Y lo que más temen algunos ahora es una crisis sistémica, o sea que el conjunto del sistema económico mundial se colapse.
De la esfera financiera la crisis se ha trasladado al conjunto de la actividad económica. De golpe, las economías de los países desarrollados se han enfriado. Europa (y en particular España) se halla en franca desaceleración, y Estados Unidos se encuentra al borde de la recesión.
Donde más se está notando la dureza de este ajuste es en el sector inmobiliario. Durante el primer trimestre de 2008, el número de ventas de viviendas en España cayó el ¡29%! Cerca de dos millones de pisos y de chalets no encuentran comprador. El precio del suelo sigue desmoronándose. Y el alza de los intereses hipotecarios y los temores de recesión hunden el sector en una espiral infernal. Con feroces efectos en todos los frentes de la enorme industria de la construcción. Todas las empresas de estas ramas se ubican ahora en el ojo del huracán. Y asisten impotentes a la destrucción de decenas de miles de empleos.
De la crisis financiera hemos pasado a la crisis social. Y vuelven a surgir políticas autoritarias. El Parlamento Europeo ha aprobado, el pasado 18 de junio, la infame "directiva retorno". Y las autoridades españolas ya han proclamado su voluntad de favorecer la salida de España de un millón de trabajadores extranjeros...
En medio de esta situación de espanto se produce el tercer choque petrolero. Con un precio del barril en torno a los 140 dólares. Un aumento irracional (hace diez años, en 1998, el barril costaba menos de 10 dólares...) debido no sólo a una demanda disparatada sino, sobre todo, a la acción de muchos especuladores que apuestan por el alza continua de un carburante en vías de extinción. Los inversores huyen de la burbuja inmobiliaria y desplazan masas colosales de dinero porque apuestan ahora por un petróleo a 200 dólares el barril. Se está así produciendo una financiarización del petróleo.
Con las consecuencias que vemos: formidable subida de los precios en las gasolineras, y estallidos de ira por parte de pescadores, camioneros, agricultores, taxistas y todos los profesionales más afectados. En muchos países, mediante manifestaciones y enfrentamientos, estas profesiones reclaman a sus Gobiernos ayudas, subvenciones o reducciones de la fiscalidad.
Por si todo este contexto no fuese lo bastante sombrío, la crisis alimentaria se ha agravado repentinamente y ha venido a recordarnos que el espectro del hambre sigue amenazando a casi mil millones de personas. En unos cuarenta países, la carestía actual de los alimentos ha provocado levantamientos y revueltas populares. La Cumbre de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) del pasado 5 de junio en Roma sobre la seguridad alimentaria fue incapaz de alcanzar un acuerdo para relanzar la producción alimentaria mundial. También aquí, los especuladores en fuga del desastre financiero tienen una parte de responsabilidad porque apuestan por un precio elevado de las futuras cosechas. De modo que hasta la agricultura se está financiarizando.
Éste es el saldo deplorable que deja un cuarto de siglo de neoliberalismo: tres venenosas crisis entrelazadas. Va siendo hora de que los ciudadanos digan: "¡Basta!"
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