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LA DESOBEDIENCIA COMO NECESIDAD |
El Diario digital Insurgente ha pedido a varias personas que expongamos nuestras ideas acerca del derecho a la desobediencia. Pienso yo que la verdadera cuestión no es la del simple derecho sino la de la necesidad de la desobediencia. Me explico. Sí pienso que existe el derecho a la rebelión y a la insurgencia, el derecho extremo al recurso a la violencia defensiva ante la opresión y la explotación, ante la injusticia que no decrece sino que aumenta. Pero pienso que antes de este derecho humano elemental existe la necesidad de la desobediencia al poder establecido, la desobediencia a la ley injusta, a las órdenes que refuerzan la dominación en cualquiera de sus formas. Más aún, como luego explicaré, defiendo que puede llegar el momento en el que el derecho a la rebelión puede transmutarse en necesidad de la rebelión, y que incluso en muchos momentos de la historia humana las masas explotadas han comprendido que era llegado el instante del salto cualitativo del simple “derecho” que se ejerce si se quiere o no, a la “necesidad” conscientemente asumida de ejercer la autodefensa colectiva y/o individual frente a la violencia opresora estructural, fundante y previa ejercida contra una persona o contra un colectivo.
El texto que se presenta tiene tres grandes partes divididas en los apartados enunciados. La primera parte expone muy brevemente algunas de las cuestiones de fondo estudiadas por las varias corrientes que pueden incluirse en eso que de forma genérica y laxa se define como “freudo-marxismo” o “izquierda psicoanalítica”, etc., con sus conexiones más o menos tensas con la psiquiatría crítica y la psicología social y materialista. En la segunda parte se pasa a aplicar algunas de las consideraciones anteriores a las formas de acción de la industria político-mediática de la manipulación de la estructura psíquica de masas, con especial atención a las interacciones entre el consumismo y la tendencia ascendente al neofascismo, al autoritarismo y a la política punitaria del capitalismo actual. En la tercera y última parte, ya sin citas ni bibliografía, se hace un rápido análisis de las relaciones de la desobediencia con la dialéctica del contrapoder, del doble-poder y del poder revolucionario, tanto en las luchas individuales y falsamente “privadas” como en las grandes confrontaciones sociales.
Hay que advertí a la lectora y al lector que muchas afirmaciones se dan por sentadas porque ya están expuestas más en detalle en muchos textos anteriores, que no vamos a citar aquí y que se pueden encontrar en Internet.
Iñaki Gil de San Vicente
Nadie es neutral en un tren en marcha
Howard Zinn
Os escribimos al calor de las reflexiones personales pero transferibles que surgieron, un mes atrás, en el encuentro Transformación Social y Noviolencia celebrado en Donosti y organizado por diversos organismos.
Allí, una de las mesas de debate trató la cuestión de la criminalización de la desobediencia civil en el macroproceso 18/98. Muchos ya conocéis los detalles del proceso judicial. Personas que conocemos muy bien, activas en la no-violencia y con las que compartimos los mismos anhelos y proyectos, han sido condenadas a penas de 9 y 10 años de cárcel (1) por promover la desobediencia civil. La acusación, kafkiana y absurda, es el oximoron de “colaboración con banda armada”. “Sin saberlo tal vez” como llegó a sugerir el fiscal. Hasta ahí la enloquecida y cruda realidad.
Entonces y ahora, han sido muchas voces las que, desde el ámbito antimilitarista, jurídico y de defensa de los derechos humanos de todo el Estado, se han posicionado abiertamente contra una sentencia insólita e injusta en casi todos sus aspectos. Las valoraciones de los abogados europeos son, en este sentido, elocuentes: “íbamos a un juicio sin pruebas y nos encontramos con un juicio sin delitos” (2). Aun así, hemos pensado en ir un poco más allá en la denuncia de la criminalización de la desobediencia civil y aunar nuestros esfuerzos colectivos para amplificar la denuncia. Creemos que esta sentencia marca un antes y un después para las prácticas de desobediencia civil, una línea roja de trazo gordo y soez que hay que reconstruir.
La humilde propuesta de base que estamos marrullando es sencilla y ágil. Iniciar en septiembre una campaña social de denuncia de la criminalización de la desobediencia civil. Protagonizada, en principio, por las personas que fueron juzgadas, condenadas o absueltas en los procesos judiciales contra la insumisión. La insumisión retomando su voz una vez más.
La idea es un texto sencillo donde los protagonistas de una experiencia de desobediencia civil tan fértil y socializada como la insumisión, hagan oír y valer su voz solidaria. Es decir, desde el mismo corazón de la desobediencia civil denunciar su criminalización. Creemos que aquí nace la fuerza y virtualidad de esta iniciativa. Que sea la propia insumisión quien tome la palabra. Que seamos centenares y centenares de ex insumisos (aunque el término ex no lo damos por bueno en ningún caso) quienes alcemos la voz. Hasta donde podamos llegar, como siempre.
· Con un manifiesto, donde los (ex)insumisos denuncien una sentencia y un proceso injusto, centrado en la criminalización de la desobediencia civil como práctica no violenta de compromiso colectivo y transformación social.
· Que vaya acompañada de una autoinculpación que se remitirá a la administración judicial (en estos momentos la sentencia está recurrida ante el Tribunal Supremo).
· Que, finalmente, este posicionamiento colectivo se visualice social y mediáticamente. Por supuesto que la iniciativa no es excluyente y “sólo para insumisos e insumisas”. Todas las personas, colectivos, redes y movimientos podrán adherirse al manifiesto. Pero creemos que la voz de los que fueron perseguidos, juzgados y encarcelados tiene un valor nada despreciable.
Por nuestra modesta parte, el 1 de septiembre iniciaremos el Grupo Impulsor en Catalunya (nacido de personas del movimiento antimilitarista y pacifista) con los útiles mínimos necesarios de difusión (blog, correo, adhesiones y algún material) y un calendario de trabajo entre septiembre y enero-febrero (coincidiendo tal vez con el 15 de febrero, fecha histórica reciente de las movilizaciones mundiales contra la guerra). Nos comprometemos también a elaborar, difundir y colaborar con cuantos materiales sean necesarios. A partir de aquí, lanzamos esta propuesta, para saber cómo os llega, qué música le pondríais y cómo la mejoraríais. Agosto puede ser un mes para pensar y repensar la iniciativa. Después la propuesta de trabajo es, como siempre, en red horizontal, donde cada espacio y territorio haga suya la campaña y la dinamice. Creemos que además de posible y factible, es urgentemente necesario dar una respuesta colectiva ante lo injusto de una sentencia que pretende abortar, precisamente, opciones y alternativas no-violentas de cambio social. Eso es lo que nos jugamos. Que no es poco.
Un enorme abrazo insumiso y desobediente,
Pepe Beunza, Gabriela Serra, David Fernández, Adolfo Montoliu Barcelona, finales de julio de 2008
Notas:
1. Condenados en la pieza “Desobediencia Civil” referente a las actividades sociales de la Fundación Joxemi Zumalabe del sumario 18/98, instruido por Baltasar Garzón: Olatz Altuna, Sabino Ormazabal, Mikel Aznar, Alberto Frías y Mario Zubiaga, a 9 años de cárcel y multa de 23 meses a razón de 30 euros al día, mientras que Fernando Olalde, Mikel Zuloaga e Iñaki O’Shea lo han sido a 10 años de prisión y multa de 24 meses. La condena sube a 17 años, multa y 17 fines de semana de arresto en el caso de Carlos Trénor, al encontrarse encausado en dos de las piezas, Egin y Zumalabe. Permanecen en prisión Aznar (A Coruña), O’shea (Palencia) y Trénor (Puerto de Santa María). Se encuentra en paradero desconocido Zuloaga, y están en libertad provisional bajo fianza, en espera de la resolución del recurso interpuesto ante el Tribunal Supremo, Altuna, Ormazabal, Frías, Zubiaga y Olalde.
2. Informe final y conclusiones de la Iniciativa de Observación Internacional sobre el proceso 18/98, Barcelona, 6 de febrero de 2008 (a vuestra disposición).
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