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El viejo Tíbet no era “Shangri-La”

Cuando el acontecimiento histórico de la Reforma Democrática del Tíbet retorna a la vista de la gente a través del “Día Conmemorativo de la Liberación del Millón de Siervos del Tíbet”, creemos que la gente comprenderá más profundamente el viejo Tíbet antes de la Reforma Democrática y tendrá una comprensión más profunda sobre la descripción del viejo Tíbet como “Shangri-La”.

Desde hace largo tiempo, ciertas personas han planteado continuamente el supuesto “problema del Tíbet” en la arena internacional. Esas personas denigran la liberación del pueblo tibetano y el gran desarrollo socioeconómico del Tíbet como si no tuvieran nada bueno y, al mismo tiempo, describen al viejo Tíbet tenebroso y atrasado como un “Shangri-La” tipo oasis de paz “completamente romántico” y que “gozaba de plena libertad”.

Hasta ciertas personalidades internacionales creen que el viejo Tíbet era “tranquilo y maravilloso” y “no necesitaba ser liberado”.

No obstante, los materiales históricos conservados en el Archivo del Tíbet registran claramente que el “Código XIII” y el “Código XVI” del Tíbet de antes de la Reforma Democrática clasificaban a las personas en tres categorías y nueve niveles y establecían claramente la desigualdad legal de las personas; los siervos, que representaban más del 90% de la población, no tenían ningún derecho y libertad y eran considerados por los propietarios de siervos como “inferiores desde su nacimiento” y “animales domésticos parlantes”, quienes no tenían ni el derecho elemental a la supervivencia, y mucho menos los derechos democráticos.

Edwudn Candler dice en su libro “La Auténtica Fisonomía de Lhasa”:

“Los lamas eran supersoberanos; los campesinos eran sus esclavos… Sin duda alguna, los lamas recurrían al medio de terror espiritual para mantener su influencia y el Poder bajo su control”.

Tsuibikov señala en su libro “Los Peregrinos Budistas en la Tierra Sagrada del Tíbet”:

“Las poderosas fuerzas de monjes mantenían todo bajo su control, pero los monjes también se clasificaban en superiores e inferiores, los unos vivían en el cielo en tanto que los, en la tierra. Aún cuando en los monasterios, los monjes comunes enfrentaban en cualquier momento castigos, y hasta la pena capital…”

¿Acaso la gente podría ver en el viejo Tíbet cuadros de Shangri-La?

Hoy día cuando caminan por las calles de Lhasa, los desconocidos se saludan y preguntan:

“¿Cómo se llama usted?”

Pero en el viejo Tíbet bajo el sistema feudal de siervos, éstos se saludaban y preguntaban:

“¿A qué familia pertenece usted?”

Si se dice que hubo libertad en el viejo Tíbet, era la “libertad” de los pocos propietarios de siervos que hacían y deshacían a su antojo ante los siervos, la “libertad” de comprar y vender o cambiar a voluntad sus siervos; si se dice que hubo derechos humanos en el viejo Tíbet, eran privilegios de los propietarios de siervos sobre la vida o propiedad de éstos últimos, eran derechos de las amplias masas de siervos a ser explotados y esclavizados; si se dice que el viejo Tíbet fue alguna vez “Shangri-La”, no era más que el paraíso para los pocos propietarios de siervos y el infierno para las amplias masas de siervos.

Por lo tanto, cuando a criterio del señor Thomas Man, jefe del Grupo Coordinador del Problema del Tíbet subordinado al Parlamento Europeo, el establecimiento del “Día Conmemorativo de la Liberación del Millón de Siervos del Tíbet” fue “una gran ofensa a los tibetanos”, la gente no puede sino preguntar:

¿Quiénes son, en fin de cuentas, los tibetanos a ojos de este señor?

Lo que se puede afirmar es que en estos “tibetanos” no están incluidos el millón de siervos y esclavos que representaban más del 90% de la población tibetana.

Al contrario, las palabras de ese señor fueron una ofensa a las amplias masas del pueblo tibetano que habían experimentado muchísimos sufrimientos.

Esos gobernantes que estaban por encima de todo consideran al viejo Tíbet como “Shangri-La” en su sueño, expresan su constante preocupación por la “libertad” y los “derechos humanos” en el Tíbet y más aún, se pronuncian por una “autonomía auténtica” a través de la receta de “camino intermedio”.

Su objetivo es obvio.

Precisamente como se indica en un artículo titulado “Esto no tiene que ver con los derechos humanos” y publicado en el semanario alemán “Nuestra Época”:

“Estas personas, que durante su gobernación pisoteaban desenfrenadamente la dignidad y los derechos humanos del pueblo tibetano, hoy se fingen como defensores de los derechos humanos”.

Ahora, una realidad fundamental es que la Europa de hoy no podrá retornar a la Europa de la Edad Media de hace más de 500 años; los Estados Unidos de hoy no tendrá posibilidad de retornar a los Estados Unidos antes de la Guerra del Norte y del Sur; del mismo modo, el Tíbet de hoy tampoco podrá retornar al viejo Tíbet con unificación del Estado y la religión bajo el sistema feudal de siervos.

La verdad histórica no admite tergiversación; la corriente de la época no podrá ser detenida.

(Pueblo en Línea)

Publicado por Pause Editar entrada contiene 1 comentarios.
  Anónimo

sábado, 24 enero, 2009  

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