Ni el Nobel Paul Krugman “se atreve” a hacer predicciones sobre la economía china. “Krugman ha rechazado a hacer comentarios sobre las acciones tomadas por el gobierno chino para hacer frente a la crisis económica, lo que ha despertado la sospecha de su sinceridad”.
Paul Krugman, Premio Nobel de Economía de 2008 y profesor de la Universidad de Princeton, arribó el 10 de mayo a Beijing, la capital de China, país que ha citado con términos de elogios en sus escritos por la audacia y firme decisión del gobierno chino destinadas a encarar la crisis financiera.
Krugman, objeto mediático en China
Hace un mes, Paul Krugman prometió visitar China en su oficina lipia y bien arreglada en la Universidad de Princeton, y desde entonces comenzó “la tormenta Krugman” en China.
Financieros, empresarios, economistas, estudiantes y medios chinos esperaban la visita de “la superestrella”. Durante su recorrido por el país asiático iniciado el 10 de mayo, ha sido el objeto de una acogida multitudinaria y ha sido preguntado en la mayoría de las ocasiones porqué pudó pronosticar con precisión el brote de la actual crisis financiera global.
De acuerdo con el programa, en los dos días siguientes a su llegada a Beijing el 10 de mayo, impartió cuatro conferencias, en Beijing y Shanghai respectivamente, sobre los temas de “la recuperación económica global y las oportunidades para China” y “las perspectivas económicas de EEUU y China en la nueva configuración”.
“Estoy afortunado por conseguir una entrada para asistir a la conferencia en el salón principal, pero el asiento se ubica muy atrás. No había traducción simultánea. Muchos asistentes escuchaban de pie, en presencia de numerosos medios y con numerosos flashes deslumbrando”, dijo Su Li, estudiante de la falcultad de economía del Instituto Guanghua de la Universidad de Beijing al recordar la conferencia celebrada por Krugman el 11 de mayo por la tarde en este centro universitario.
Los demás alumnos sin entradas se veían obligados a escuchar el discurso por vídeo transmitido directamente en otros salones, que quedaron llenos de oyentes antes de más de una hora del inicio de la conferencia.
Eludir temas delicados
Ante los oyentes multitudinarios y numerosas máquinas y cámaras fotográficas, Krugman impartía la conferencia sentado en postura lo más cómoda posible, con las piernas cruzadas y con la pinta de un pie levantada que por poco toca el vaso en la mesa. Respondía las preguntas con mucha cuatela pero con una reflexión rápida. Estaba bien consciente de la importancia de su visita a China, razón por la cual “se mantenía suficientemente racional y sin hacer predicciones”. Quizá la pronóstica sea un tema muy difícil de abordar.
La conferencia giraba al rededor de dos temas clave: uno sobre la actual crisis económica global y el otro sobre el comercio sino-estadounidense. A pesar de que no hizo predcción alguna, Krugman expresó su preocupación por que la economía no muestre suficiente fuerza motriz para su recuperación aunque parece estar tocando el fondo de la crisis. “Quizá, actualmente nos encontremos en el fondo del valle, en forma L pero ondulante”, comentó.
Parece que el Nobel ha descubierto las contradicciones en el comercio bilateral, diciendo que “China y EEUU deben prestar más atención en el origen de las contradicciones y buscar una resolución”. Al comentar la situación económica decadente no ocultaba su pesimismo. “Todavía no se ve la salida a excepción de que encontremos otro planeta como salida. Quizá la economía quede en una recesión de diez años tal como ocurre con el Japón”.
Krugman tomó una actitud muy cautelosa para eludir los problemas bien delicadas, tal como “pasó por alto” el problema de la tasa de cambio de la moneda china en las contradicciones comerciales entre ambos países. Al diálogar con los oyentes habló con mucha ambigüedad sobre las relaciones personales con el gobierno de Obama.
“Incluso, se negó a hacer comentarios sobre las acciones tomadas por el gobierno chino para hacer frente a la actual crisis económica, y rehusó a poner una nota al gobierno chino, lo que ha provocado la sospecha de su sinceridad”, comentó un medio.
No critica al gobierno estadounidense
“Mantengo contactos frecuentes con el gobierno de Obama y no falta la comunicación. En algunas ocasiones creen que mi opinión es errónea, y en otras tantas, la consideran correcta. El problema no consiste en esto. Se puede decir que esto constituye un enorme cambio. El gobierno de Bush no se comunicó con migo tampoco aceptó mi opinión,” dijo. Se trata de un comentario inesperado sobre el gobierno de Obama.
Este cambio parece inaceptable para las personas ya acostumbradas a los comentarios francos de The New York Times. El que Krugman pusiera una nota muy alta al gobierno de Obama al responder las preguntas de los internautas despertó mucho interés de la gente. “Según mi opión, el actual gobierno estadounidense es muy competente, de buen capacidad organizativa y de trabajo metódico y está dotado de una mentalidad de principio. Estoy contento con él. Desde luego, deseo que funcione mejor en el futuro. En consideración de la actual situación, tenemos un gobierno bastante bueno y con un presitigio nunca logrado”, dijo. Algunos analistas locales han afirmado que de súbito, Krugman se ha convertido en un patriota.
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