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Lucha de clases y limpieza étnica |
Si queremos entendernos, tendremos que desparasitarnos intelectualmente y llamar a las cosas por su nombre. Así, lo que está sucediendo en el reino de España, la batería de tropelías cometidas por sus gestores desde sus puestos privilegiados en los cuatro poderes (legislativo, judicial, ejecutivo y mediático), obedece a dos objetivos táctico-estratégicos: la lucha de clases y la limpieza étnica.
Mientras nos inculcan la idea de que la lucha de clases es un concepto obsoleto, rancio y trasnochado, ellos la llevan a cabo mañana, tarde, noche y madrugada. Tienen pánico a una resurrección del espíritu combativo de los trabajadores, a la unión de hombres y mujeres en guerra declarada contra quienes les arrebatan su dignidad y les niegan sus derechos. Por eso se ensañan desproporcionadamente contra cualquier atisbo de organización ciudadana al margen del redil estatal. Por eso matan mosquitos a cañonazos. Ellos no tienen complejos en combatirnos a cualquier precio.
Por otro lado, la mera posibilidad de que una parte de la geografía española, unida a sangre y fuego a lo largo de quinientos años, recupere la libertad arrebatada, les causa aún más pavor, si cabe. Por eso, están desarrollando un plan perfectamente diseñado de limpieza étnica. Han empezado por el pueblo vasco, pero ningún otro está a salvo. La represión caerá, indefectible, sobre cualquier colectivo humano que estimen peligroso para su establishment.
Por todo ello, conculcan su propias reglas de juego. Por eso mienten, criminalizan, ilegalizan, detienen, torturan y, si lo juzgan necesario, no dudan en matar, en eliminar definitivamente al adversario.
El Diccionario de la Real Academia Española define la palabra “tiranía” como “abuso o imposición en grado extraordinario de cualquier poder, fuerza o superioridad”, y en ese preciso punto es en el que nos encontramos. Si no nos dejan otra opción, tendremos que defendernos de la manera, o combinación de maneras, que consideremos más oportuna y eficaz. Cada cual sabrá cómo. Estamos legitimados para ello.
Jesús Prieto

Etiquetas: conocimiento, medios, monopolios, multitud, politica, violencia.
Este fascismo español es el que ha vuelto a mostrar sus garras, pero ya no sólo, como lo viene haciendo desde hace años, contra los luchadores independentistas vascos, sino ahora tratando de conculcar los derechos de todos los ciudadanos y ciudadanas de ese territorio fragmentado que pretende tutelar.
De un plumazo, el organismo de excepción fascista denominado Tribunal Supremo se ha atrevido a proscribir a una plataforma legal que aspira a participar en las elecciones al Parlamento Europeo. Se trata de "Iniciativa Internacionalista-La Solidaridad entre los Pueblos", que, encabezada por uno de los más grandes dramaturgos contemporáneos del Estado Español y de Europa, Alfonso Sastre, reúne a numerosas personalidades de la lucha y la solidaridad social de los pueblos que conforman la península.
La excusa para este nuevo atropello, es la de siempre: "Todo es ETA" para quienes gobiernan en Madrid. Cada expresión política o social que respire dignidad, solidaridad, lucha por los de abajo, autodeterminación, internacionalismo y rebeldía, debe ser ilegalizado, perseguido, y si se puede, aniquilado.
No alcanzan los ejemplos diarios que ofrece el accionar del fascismo del PSOE-PP contra Euskal Herria, sus cientos de presos y presas, las torturas como método cotidiano, el aislamiento inhumano, la dispersión de los detenidos, el cierre de diarios, radios e instituciones culturales, la persecusión hasta el hartazgo de cualquier expresión de rebeldía, y todo lo que significa vivir en un territorio militarizado, para que ahora, este autoritarismo fríamente planificado intente también hacer desaparecer (como lo hicieron las dictaduras en el Tercer Mundo) a ciudadanos y ciudadanas cuyo único "defecto" es no querer arrodillarse ante un poder tan despótico como impune.
¿Qué hacer entonces frente a esta nueva ofensiva despótica? ¿Qué papel cabe a quienes en Latinoamérica defienden el derecho a la libertad política y de expresión?. Sin duda, lo primero es gritar la solidaridad con Alfonso Sastre y sus compañeros de fórmula, reclamar en todos los ámbitos (institucionales y populares) que se revea esta vergonzosa proscripción. Movilizarnos de la manera que sea (con cartas, petitorios, concentraciones frente a las embajadas españolas, etc) para hacer sentir el rechazo ante esta nueva vuelta de tuerca represiva.
Sintamos este acto de barbarie fascista como propio, y vivámoslo así porque muchos de nuestros pueblos han sufrido escarnios parecidos. Por ello, no podemos mirar a un costado cuando un Fujimori español pretende atropellar los derechos de la porción más digna y combativa de su pueblo.
No actuar en consonancia con la magnitud de lo que ocurre, nos convertiría en cómplices de quienes, como herederos de los genocidas Reyes Católicos, siguen defendiendo la idea de la conquista y la evangelización como fórmula de dominio. Esta vez, bajo la tutela del Borbón impuesto por Franco, y de sus virreyes "socialistas" y del PP.
Carlos Aznárez
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