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Obama demuestra su poder “sutil” |
El presidente norteamericano Obama anunció que se levantarán las restrucciones a los ciudadanos americanos para hacer viajes de visita a sus familiares en Cuba y a los envíos de remesas a familiares en Cuba. The New York Times calificó esta decisión como “el cambio de mayor importancia de la política norteamerican hacia Cuba en los últimos decenios”. La demostración amistosa hacia Cuba es uno de los puntos brillantes de una serie de medidas diplomáticas flexibles adoptadas por Obama desde su ascenso al poder.
Desde Asia Oriental hasta el Oriente Medio, desde América del Sur hasta Europa, Obama y sus altos funcionarios, con sonrisa en la cara y ramas de olivo en la mano, despliegan “la ofensiva diplomática de primavera”. En Turquia, Obama manifestó que nunca había pensado en una guerra con el mundo árabe, y expresó su disposición al diálogo con Irán. En Europa, formuló la iniciativa de desnuclearización global, y proferió palabras que más agradan al oído de los europeos. En Ginebra EEUU y Rusia se comprometieron “reanudar” las relaciones bilaterales. En Asia la secretaria de Estado Hillary visitó primero cuatro países de esta región después de asumir su cargo, calificando este viaje de “gira de escucha”. Con esta política diplomática la Administración de Obama comienza a demostrar a las claras su diferencia con el Gobierno anterior.
EEUU es la primera potencia mundial y también la fuerza protagonista para mantener el actual orden internacional. El cambio de su política diplomática producirá sin duda alguna repercuciones profundas en la situación internacional. A juzgar por la tendencia actual, esta diplomacia, caracterízada principalmente por el “poder sutil”, ha producido un determinado efecto postivo para mejorar la imagen de EEUU y suavizar los problemas candentes del mundo.
El reajuste de la política diplomática de Obama contribuye en primer lugar a la reparación de las relaciones de EEUU con algunos países, consolida y fortalece la cooperación con sus aliados. En segundo lugar, en el gran contexto de los cambios políticos del mundo, la influencia de la opinión púbica crece progresivamente, y constituye un punto importante en la disputa entre las potencias en la escena internacional. La política diplomática de Obama ayuda evidentemente al mejoramiento de la imagen de EEUU en la opinión de las masas mundiales. En tercer lugar, EEUU encara actualmente una seria crisis financiera. Tiene que recurrir más al poder blando y menos al poder duro. Esto le ayuda a aligerar sus cargas, favoreciendo la inversión de grandes recursos financiero, humano y material en la recuperación económica.
La política diplomática de Obama demuestra ante la opinión pública internacional estas características relevantes: mayor flexibilidad, elevada dosis de buena voluntad y gran afinidad con acento puesto en negociaciones diplomáticas. Pero la esencia de esta política diplomática es moldear una influencia moral y ocupar la altura ética por medio de flexibilidad, buena voluntad y estilo “sutil e inteligente”.
EEUU no abandonará su hegemonismo en los asuntos globales. Es posible que en el pasado recurrió más a las fuerzas armadas y fuerzas de disuación para alcanzar este objetivo estratégico. Pero en el presente y futuro, hará hincapié en la fuerza moral y convocatoria para controlar el mundo.
Desde luego, controlar los asuntos internacionales por medio de la fuerza moral no significa deshacer definitivamente el garote, sino demostrar zanahoria dulce. Sea lo que sea, envolver el garote con esponja blanda, o recurir a zanahoria primero y el garote después, EEUU no abondonará sus fuerzas militares como poderoso espaldo. Pero cuando EEUU hace uso de la fuerza blanda en forma más dinámica y más activa, se creará en los asuntos internacionales una fuerza que EEUU dirige con la opinión pública internacional como elemento de contención.
La diplomacia es una especie de lucha política. Uno de sus principios básicos es obtener la mayor beneficio con el menor costo. El reajuste de la política diplomática de Obama persigue evidentemente reducir el “costo”, pero sin cambiar su objetivo de lograr el mayor beneficio. Lo que queda por ver en el futuro es que cuando EEUU reduce el recurso al poderío duro, qué efecto producirá esto en la configuración política, económica y de seguridad en el mundo entero. Especialmente cuando se enfrentan más desafíos no tradicionales para la seguridad, podrá o no el Gobierno de Obama seguir dando respuestas más adecuadas a ellos con el menor costo.
(Pueblo en línea)
Etiquetas: conocimiento, inteligencia, memoria, multitud, politica.
Si la reciente reunión de los países poderosos con algunos “invitados” que se realizó en Londres hace pocos días sólo sirvió para darle oxígeno al moribundo Fondo Monetario Internacional, la de las Américas esta semana en la isla de Trinidad puede servir, en cambio, para poner sobre la mesa salidas a la crisis capitalista que no se centren en premiar a los responsables, como las medidas de salvataje a la banca de Estados Unidos dispuestas por George W. Bush y reforzadas luego por Barack Obama.
Que la cumbre sirva para visibilizar y discutir alternativas serias depende, en buena medida, de enterrar la edulcorada declaración final que los presidentes tendrán a la firma. Son 66 puntos donde, por regla general, no se pasa de una formulación de buenas intenciones para “Asegurar el futuro de nuestros ciudadanos promoviendo la prosperidad humana, la seguridad energética y la sostenibilidad ambiental”, tal el lema del encuentro.
Ante tamaña ausencia de contenido concreto (se puede consultar el documento completo en la página oficial de la cumbre: http://www.summit-americas.org) sería auspicioso que esta declaración sea apenas un punto de partida para el debate, teniendo en cuenta que otros foros internacionales de los últimos meses, en cambio, fueron mucho más allá. Se lee en la declaración de la asamblea de los movimientos sociales aprobada en el pasado Foro Social Mundial de Belem, entre otras propuestas concretas: “nacionalización de la banca sin indemnización y bajo control social; reducción del tiempo de trabajo sin reducción del salario; garantizar la soberanía alimentaria y energética”, entre otras.
Claro está que la adopción de medidas de este tipo por parte de la mayoría de las naciones de las Américas parece improbable en el corto plazo, pero sin duda la gravedad de la crisis del capitalismo es una formidable oportunidad para que en Trinidad se plantee un debate alternativo pero a nivel de Estados, sin el corset del G-20, repetido en la temeraria idea de maquillar la crisis con medidas mínimas.
Algunas bases de este debate posible surgirán de otro foro, que se desarrollará desde este martes muy cerca de Trinidad, en la localidad venezolana de Cumaná. Allí se reunirán las cinco naciones que componen la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA): Venezuela, Cuba, Bolivia, Honduras, Nicaragua y Dominica. Allí estará también como invitado especial el presidente del Paraguay, Fernando Lugo.
El presidente anfitrión, Hugo Chávez, ya adelantó que los países del ALBA retomarán la discusión sobre la creación de una moneda regional, el Sucre, y estrategias para enfrentar la crisis mundial. Los países del ALBA ya dieron suficientes pistas sobre esas estrategias. La puesta en funcionamiento del Banco del ALBA, como un instrumento para “coadyuvar al desarrollo económico y social sostenible, reducir la pobreza, fortalecer la integración, reducir las asimetrías, promover un intercambio económico justo, dinámico, armónico y equitativo” de los países miembros a través de “programas y proyectos de desarrollo en sectores sociales para reducir la pobreza y erradicar la pobreza extrema, la exclusión étnica, social, de género y mejorar la calidad de vida”. Los entrecomillados corresponden a la declaración inicial del banco, y hablan de una forma alternativa de enfrentar la crisis: enfrentar la recesión creciendo con solidez con solidez desde abajo.
Cuba en el centro
Otro tema que estará en el centro en la reunión del ALBA es el bloqueo criminal de Estados Unidos sobre Cuba. En este punto como en el anterior, la reunión en Cumaná deberá ser un aperitivo a la de Trinidad. Sucede que la Cumbre de las Américas bajo ningún punto de vista puede seguir rehuyendo una definición sobre la agresión de EE.UU. contra la más grande de las Antillas, a la vista de algunos hechos recientes, entre los que se destacan la incorporación de Cuba al Grupo Río; el pedido expreso del presidente del Brasil, Luis Inacio Lula Da Silva a Barack Obama para poner fin al bloqueo; las visitas recientes de los presidentes de Ecuador, Bolivia, Venezuela, Chile, Argentina, Haití, República Dominicana, Guatemala, Nicaragua y Honduras -entre otros- a La Habana y el reestablecimiento de relaciones diplomáticas con El Salvador y Costa Rica.
En este marco, es Estados Unidos, en crisis y a contramano de la historia en la región, el que debería dar señales de acercamiento con Cuba. Pero los indicios desde Washington no son auspiciosos. El levantamiento de las restricciones de viajes y del envío de remesas de cubanos residentes en Miami a sus familiares en la isla anunciadas este lunes por la Casa Blanca no parecen poner realmente en el centro el fondo de la cuestión del bloqueo y sus consecuencias económicas, aunque si desnudan el temor de Washington a un planteo formal en Trinidad sobre el tema.
La forma confusa en la que se presentaron las medidas desde la sala de prensa de la Casa Blanca muestra que, en este tema como en otros, Estados Unidos está a la defensiva. Buena oportunidad entonces para profundizar el reclamo.
¿Que surgirá de Trinidad? Muchos recuerdan por estas horas el debate sorpresivo y medular en Mar del Plata, en la cumbre anterior hace cuatro años, cuando los países del Mercosur detuvieron el intento de reinstalar el debate sobre el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) propugnada por Estados Unidos. Un debate similar, a la luz de los acontecimientos mundiales, sería más que auspicioso.
Ya hay quienes trabajan en contra. El primer ministro de Trinidad y Tobago, Patrick Manning, (como anfitrión es quien debe dirigir la reunión) visitó Brasil, Paraguay, México, Ecuador, Nicaragua y Venezuela que los procedimientos de discusión “no sean conflictivos”, reseñaron las agencias internacionales de noticias.
Como sea, una cosa está clara: la Cumbre de las Américas ya no es el cónclave anticubano y seguidista de las políticas dictadas por Washington del primer encuentro, nada menos que en Miami en 1994. Desde Mar del Plata en 2005, un interrogante sobre su desarrollo y resultado la hace atractiva como foro de discusión de ideas. Ojalá así sea.
Marcos Salgado
deci.me
Williams era el primer ministro de Trinidad-Tobago, líder de la independencia nacional (1962) y autor de Capitalismo y esclavitud (1944), estudio pionero acerca de un tema que la modernidad occidental subestima, sistemáticamente: el papel jugado por Gran Bretaña y Europa en la esclavitud y la trata de esclavos negros en el Caribe, motores de la revolución industrial.
Capitalismo y esclavitud. En vísperas de la cumbre de presidentes en Trinidad-Tobago, no estaría mal que los anfitriones distribuyesen el libro de Williams entre los invitados. Difícil: la versión en inglés y la única en español están agotadas (Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 1975).
Aunque pensándolo bien, no es descabellada la posición de Washington en estos aquelarres quinquenales que le permiten auscultar el nivel de zalamería y de servilismo político sin más de los gobiernos latinoamericanos. Es claro que soplan nuevos vientos. Pero si Cuba estuviese allí, el imperio se vería obligado a oír que, para nuestros pueblos, la esclavitud es inherente al capitalismo.
Enajenadas con el fin de la historia, el libre comercio, la globalización y otros cuentos, las cumbres tuvieron su génesis a finales del decenio de 1980, con el llamado Consenso de Washington y el clímax neoliberal de las democracias viables dependientes del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
La primera reunión tuvo lugar en Miami, capital de la corrupción, el terrorismo y el crimen organizado (1994). Entonces, el presidente William Clinton impulsó el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Y la segunda, sesionó en un país de políticos agradecidos con Pinochet y adalides de la democracia moderna que forjó la sociedad más desigual del continente (Santiago, 1998).
El triunfalismo del gran capital empezó a cambiar de semblante en el lustro final del siglo pasado, cuando un par de acontecimientos rayaron la cancha de las tiranías financieras, cimbrando el escenario internacional: la irrupción del zapatismo insurgente el día en que México ingresó al Tratado de Libre Comercio por la puerta de la cocina (Chiapas, 1994) y el triunfo de Hugo Chávez en Venezuela (1998).
El criollaje blanquito y maquillado de blanco lanzó gritos de histeria: ¡ahí vienen los indios!, ¡ahí el populismo radical! Reacios a entender la realidad, los ingenieros del consenso persistieron en su autismo social. Y en tanto, pobladas enardecidas daban cuenta de un florido ramillete de gobernantes entreguistas, serviles y corruptos.
Los tecnócratas se sacaron de la manga desafíos que debían sonar bien a fin de que los negocios marchasen mejor: preservación y fortalecimiento de la democracia, justicia y derechos humanos, erradicación de la pobreza y la discriminación, desarrollo incluyente y sostenible, igualdad de género, seguridad, crecimiento con equidad, trabajo decente para entender la pobreza, alianza para la educación… ¡que no imaginaron!
Y en comedida sintonía con la época impulsaron cumbres de los pueblos indígenas “… para abordar los desafíos políticos desde su propia perspectiva” (sic). La Organización de Estados Americanos (OEA), el Departamento de Estado y Felipe González (oidor del rey de todas las Españas) quedaron a cargo de las nuevas encomiendas.
En la cumbre de Quebec (2001), los sabios pusieron las barbas en remojo. Washington les dictó un brulote llamado Carta democrática, que sirvió a la OEA para alentar la aventura golpista contra el gobierno de Chávez (2002), y luego justificar el derrocamiento de Jean Bertrand Aristide, presidente constitucional de Haití (2004).
Toda cumbre tiene algo de desmesura. En la de Monterrey, dado su carácter de extraordinaria (2002), México invitó a Cuba. Pero un canciller diseñado a medida, so pretexto del inminente arribo de George W. Bush, consiguió que el presidente Vicente Fox aconsejase a Fidel Castro, vía telefónica: comes y te vas. Finalmente, en Mar del Plata (2005), las cumbres recibieron el tiro de gracia: no al ALCA.
El único punto real, existente y soterrado de las cumbres (en favor, neutral o en contra) ha sido el bloqueo criminal de Cuba, país que desde 1959 defiende su soberanía, junto con la dignidad y capacidad de vergüenza de los pueblos americanos. Incluyendo, naturalmente, las del propio pueblo de Estados Unidos.
(mas...)
José Steinsleger
La Jornada
Las cumbres son convocadas por la OEA y participan los presidentes de los países miembros, menos Cuba que fuera expulsada de la Organización en la década del 60 del siglo pasado al poco tiempo del triunfo de la Revolución.
Se puede seguir el proceso de transformación que viene sucediendo en América Latina y el Caribe, repasando los presidentes participantes y las resoluciones adoptadas en sus respectivos documentos finales.
La Primera Cumbre tuvo lugar en Miami, Florida, Estados Unidos, en diciembre de 1994 a iniciativa de este país en ese entonces presidido por William Jefferson Clinton. El objeto principal de la misma, a instancias del país anfitrión, fue establecer las bases para el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) junto con toda una serie de principios para afrontar los problemas hemisféricos en materia de fortalecimiento de la democracia, promoción de los derechos humanos, salud, educación, seguridad, terrorismo y otros, enmarcados en las propuestas del Consenso de Washington.
En el resumen de actividades de la Primera Cumbre, que puede consultarse en la página web oficial de las Cumbres (1), en el capítulo "El libre comercio en las Américas" se puede leer:
"La integración económica del hemisferio fue el tema más discutido de la Primera Cumbre de las Américas en Miami, y, de hecho, fue durante la Cumbre que los gobiernos establecieron la base para el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA)".
Discutir es un término un poco fuerte.
En realidad todos los países se alinearon dócilmente, para entender lo cual basta repasar los presidentes de los principales países de Latinoamérica que los representaron: Menem de Argentina, Frei de Chile, Itamar Franco de Brasil, Caldera de Venezuela, Fujimori de Perú, Zedillo de México, Samper de Colombia, Balaguer de República Dominicana, Sánchez de Losada de Bolivia. Todos acérrimos partidarios del neoliberalismo con nuestro mejor alumno del FMI a la cabeza.
Sobre el resto de los temas, la declaración final es un conjunto de letanías de buenos propósitos y consiguientes "esfuerzos" para el mejoramiento de la situación de nuestros pueblos.
La Segunda Cumbre tuvo lugar en Santiago de Chile en abril de l998.
Los participantes fueron en su mayoría los presidentes que concurrieron a la primera, salvo algunos cambios como Cardoso por Itamar Franco en Brasil, Banzer por Sánchez de Losada en Bolivia, y Fernández por Balaguer en República Dominicana.
Nada que pudiera generar algún tipo de resistencia al avance en la implementación del ALCA.
En el capítulo dedicado al Área de Libre Comercio de los "Mandatos de la Segunda Cumbre de Las Américas" puede leerse:
"Los Ministros competentes en materia de Comercio llevarán adelante las negociaciones del ALCA, conforme al Plan de Acción de la Cumbre de Santiago y conforme a la Declaración Ministerial de San José. El Plan de Acción de Santiago especifica también que los ministros deben lograr un progreso concreto en las negociaciones a más tardar en el año 2000..."
Se estaba en plena "fiesta" neoliberal y nadie sospechaba lo que se empezó a gestar con la elección de Chávez como presidente de Venezuela en 1999.
Se llega a abril de 2001 en que se realiza la Tercera Cumbre en Québec, Canadá.
Los cambios en los gobiernos delinearon un nivel superior de enfrentamiento.
En Estados Unidos Bush era el ocupante de la Casa Blanca y Fox representaba a México, Chávez a Venezuela, Lagos a Chile y De la Rúa a nuestro país.
En el norte se afianzaba el neoconservadurismo y en el sur aparecían las primeras objeciones oficiales al ALCA aunque los pueblos ya manifestaban abiertamente su oposición.
Los textos seguían teniendo los mismos contenidos pero aparecen las primeras reservas de Venezuela explicitadas en la declaración.
Fueron dos.
La primera referida al fortalecimiento de la democracia:
"La delegación de Venezuela desea reservar su posición acerca de los párrafos 1 y 6 de la Declaración de Québec, por cuanto a juicio de nuestro Gobierno la democracia debe ser entendida en su sentido más amplio y no únicamente en su carácter representativo. Entendemos que el ejercicio democrático abarca además la participación de los ciudadanos en la toma de decisiones y en la gestión de gobierno, con miras a la construcción diaria de un proceso dirigido al desarrollo integral de la sociedad. Por ello, el Gobierno de Venezuela hubiese preferido, y así se solicitó en esta Cumbre, que en el texto de la Declaración quedase reflejado expresamente el carácter participativo de la democracia".
Eran los tiempos del "presupuesto participativo" del gobierno del PT brasileño en la ciudad de Porto Alegre.
La segunda estaba dirigida específicamente al ALCA. El párrafo de la declaración dice:
"Instruimos a nuestros Ministros que aseguren que las negociaciones del Acuerdo ALCA concluyan, a más tardar, en enero de 2005, para tratar de lograr su entrada en vigencia lo antes posible, y no más allá de diciembre de 2005.** Esto será un elemento clave para generar el crecimiento económico y la prosperidad en el Hemisferio, y contribuirá al logro de los amplios objetivos de la Cumbre." Y la objeción venezolana: "**La delegación de Venezuela reserva su posición sobre el párrafo 15 de la Declaración de Québec y el párrafo 6-A del Plan de Acción, en virtud de las consultas que se llevan a cabo entre los diversos sectores del Gobierno nacional en función de nuestra legislación interna, para dar cumplimiento a los compromisos que se derivarían de la entrada en vigor del ALCA en el año 2005".
El lenguaje es diplomático, el rechazo claro.
La Cuarta Cumbre de las Américas se realizó en nuestro país, en Mar del Plata, en noviembre de 2005. Para esa fecha ya Lula gobernaba Brasil, Tabaré Vázquez Uruguay, Duarte Frutos Paraguay y Kirchner en Argentina, todos países integrantes del Mercosur que junto a Venezuela jugarían un rol determinante en el resultado de la Cumbre. Acompañando la posición de Bush favorable al ALCA estaban, entre otros, Fox de México, Uribe de Colombia, Toledo de Perú y Bolaños de Nicaragua.
Palacio de Ecuador y Rodríguez Veltze de Bolivia habían sucedido hace poco a Gutiérrez y a Mesa, presidentes que tuvieron que renunciar corridos por sus pueblos, lo que preanunciaba los cambios que al poco tiempo se producirían en esas naciones.
Se fueron conformando así dos bloques, quienes se oponían y quienes apoyaban la creación del ALCA.
Los primeros representaban países donde habían triunfado líderes críticos del modelo neoliberal y dispuestos a defender la soberanía de sus países, independientemente de la profundidad y velocidad de los cambios que estaban dispuestos a hacer, y habían logrado una masa crítica de apoyo de manera que representaban por población y por la suma de los productos brutos internos, la mayoría dentro de las naciones Latinoamericanas y del Caribe.
En esas condiciones se llegó a un enfrentamiento de subido tono que en un momento presagió la posibilidad que la Cumbre finalizara sin una declaración final.
Esto se pudo superar mediante un arreglo de último momento proponiéndose, de manera insólita, que se incorporaran las dos posiciones mostrando el desacuerdo:
La texto de apoyo dice:
"A. Instruimos a nuestros responsables de las negociaciones comerciales a reanudar sus reuniones en el curso del año 2006, para examinar las dificultades del proceso ALCA, a fin de superarlas y avanzar en las negociaciones, de acuerdo con el marco adoptado en Miami, en noviembre de 2003. Asimismo, instruimos a nuestros representantes en las instituciones del Comité Tripartito a que continúen asignando los recursos necesarios para apoyar la operación de la Secretaría Administrativa del ALCA.
Y el de rechazo:
"B. Otros miembros sostienen que todavía no están dadas las condiciones necesarias para lograr un acuerdo de libre comercio equilibrado y equitativo, con acceso efectivo de los mercados, libre de subsidios y practicas de comercio distorsivas y que tome en cuenta las necesidades y sensibilidades de todos los socios, así como las diferencias en los niveles de desarrollo y tamaño de las economías".
Las Cumbres fueron acompañadas por contra cumbres denominadas Cumbre de los Pueblos donde los sectores populares reunieron multitudes en deliberaciones, marchas y actos de repudio al Área de Libre Comercio y contaron con la presencia de mandatarios, renombradas personalidades de la política académica y de la cultura. La realizada en Mar del Plata se destacó por lo multitudinaria y en el acto de cierre Chávez anunció la muerte del ALCA.
Ahora estamos a menos de un mes de la reunión de la Quinta Cumbre en Puerto España que se realizará bajo la consigna de:
"Asegurar el futuro de nuestros ciudadanos promoviendo la prosperidad humana, la seguridad energética y la sostenibilidad".
En la página web oficial de la Cumbre, la lectura de la propuesta de Declaración de Compromiso donde se abordan estos temas, está plagada de lugares comunes que parecen calcadas de las anteriores, llamando poderosamente la atención la falta de referencia a la crisis global y las medidas que pudieran implementarse para superar las terribles consecuencias de desocupación y pobreza que se cierne sobre los pueblos del continente.
Pero seguramente aparecerán en el debate y en los documentos finales.
Otro tema que ocupará un lugar relevante será el bloqueo a Cuba, ya que varios países han manifestado su intención de incluirlo y, más aun, reclamar su reincorporación a la OEA.
Costa Rica acaba de restablecer relaciones diplomáticas con la isla quedando únicamente El Salvador por hacerlo, lo que se concretará cuando asuma el nuevo gobierno como ya fuera anunciado.
Todo esto augura una Cumbre movida.
No puede ser de otra manera si tenemos en cuenta la profundización de los cambios que han tenido lugar en el continente americano.
Comencemos por mencionar que Obama es el nuevo ocupante de la Sala Oval.
Si bien los intereses del imperio no cambian, las expectativas por la "nueva" política estarán presentes.
Pero el tono distinto será el resultado de la suma de nuevos protagonistas surgidos de las elecciones que han tenido lugar en Centro, Sudamérica y el Caribe desde la Cuarta Cumbre.
Así tenemos que en enero de 2006 asumieron Morales en Bolivia y Zelaya en Honduras.
Este último, si bien es de origen liberal, ha adoptado posturas de independencia políticas y de integración como la adhesión a la Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe, ALBA, que lanzara Chávez como respuesta al ALCA y que integran además Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia y Dominica.
En marzo de 2006 asumió Bachelet en Chile, en julio Alan García en Perú y en diciembre Calderón en México.
En Enero de 2007 asumieron Ortega en Nicaragua y Correa en Ecuador, y en diciembre Cristina Fernández sucedió a Kirchner en nuestro país.
En 2008, Colom asumió en Guatemala, después de un primer intento fracasado en los comicios anteriores como candidato independiente por el partido que representaba a los ex guerrilleros.
Ahora triunfa al frente del nuevo partido socialdemócrata moderado Unión Nacional de la Esperanza, UNE, por él fundado.
Una experiencia parecida ha sido el triunfo este año en El Salvador de Mauricio Funes, un independiente de centro izquierda que fue como candidato del Farabundo Martí de Liberación Nacional, FMLN, partido de la ex guerrilla salvadoreña, que desaloja a la derecha del poder después de 20 años a partir de la firma del tratado de paz.
Como asumirá después de la realización de la Cumbre no participará de la misma pero la influencia de su triunfo seguramente se dejará sentir.
Entre la placidez de la Primera Cumbre en 1994 y los intensos debates que promete la Quinta Cumbre este año, mucho agua ha corrido bajo el puente.
El tono de los distintos documentos, los increscendo de los enfrentamientos, el fracaso del ALCA y la consolidación del bloque de naciones que han condenado las políticas del Consenso de Washington como la causante de los problemas que viene arrastrando la región, todo esto se ve reflejado cuando se sigue la historia de estas Cumbres.
Esto es lo intentamos hacer en apretada síntesis.
1) www.summit-americas.org/defaults.htm Las otras citas se pueden consultar también en este sitio.
(mas...)
Dardo Esterovich
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDIRÁ OBLIGATORIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
El hecho de excluir a Cuba por imposición de Washington con el argumento de la carta democrática de la moribunda OEA hace de la cumbre un relicto monroísta, ajeno a la voluntad de los pueblos, a la moral y la legalidad internacional. Cabe recordar su embrión histórico en el último cuarto del siglo XIX, contra cuyos fines de dominación económica y política por Estados Unidos alertara José Martí, reciclado a partir de 1994 en la cumbre de Miami con el canto de sirena del libre comercio.
La Declaración Final, ya cocinada pese a la digna oposición de varios gobiernos latinoamericanos, no menciona nada que incomode a Washington, servilmente atemperada por la secretaría de la OEA. Obviamente, no puede emplear el lenguaje neoliberal triunfalista de las primeras cumbres puesto que el neoliberalismo empujó a la catástrofe económica y social y América Latina y el Caribe mostraron su capacidad de rechazarlo y derrotarlo desde el entierro del ALCA en la cumbre de Mar del Plata. El resultado es un documento insulso y sin fondo, como lo calificó el ecuatoriano Correa, que recibirá múltiples cuestionamientos, sobre todo por no condenar el bloqueo a Cuba e insistir en recetas inaceptable como reflotar al FMI.
Sin embargo, el eco de las luchas populares de América Latina y el Caribe que contribuyeron a debilitar la hegemonía imperial y al quiebre de la unipolaridad e hicieron surgir nuevos gobiernos independientes, una vocación de unidad e integración regional y el unánime llamado a Estados Unidos a poner fin al bloqueo contra Cuba seguramente se escuchará en la cumbre. Barack Obama se verá enfrentado a esta realidad, ignorada en el discurso de sus asesores, que tal vez lo lleve a meditar sobre la necesaria búsqueda de una relación más respetuosa con sus vecinos del sur.
El bloqueo es un acto genocida, la mayor y más prolongada violación masiva de los derechos humanos de un pueblo en la época contemporánea, sobradamente un crimen de lesa humanidad. Obama no tomó parte en su establecimiento pero a menos que cambie su postura, no tiene como justificar la idea que ha expresado de mantenerlo mientras Cuba no cumpla con los requisitos de Washington. Insistir en esa arbitraria condicionante en la cumbre, además de encarnar la política del garrote, arrojará graves dudas sobre su voluntad de cambio, lo colocará en contra de la opinión de todos los gobiernos presentes, incluso Canadá, y de la inmensa mayoría de los representados en la ONU.
Sus recientes medidas sobre Cuba rompen ciertamente con la obsesiva hostilidad de Bush aunque el lenguaje que las justifica, más moderado, sigue en la tónica del “cambio de régimen”, pero son objetivamente un paso hacia la distensión. Sin embargo, quedan muy lejos del clamor latinoamericano e internacional, de las propuestas de un viraje en la política hacia Cuba de importantes grupos empresariales y numerosos legisladores de su país y hasta de la opinión de una gran mayoría de estadounidenses, que según encuestas recientes abogan por la normalización de relaciones con Cuba.
Es esquizofrénica la exclusión de Cuba cuando el consenso latinocaribeño ha sido normalizar las relaciones diplomáticas con La Habana y su integración a todos los organismos regionales existentes. América Latina y el Caribe pidieron unánimemente a Washington el levantamiento del bloqueo hace cuatro meses y este será exigido por los mandatarios más independientes y decididos. Ese fantasma planeará todo el tiempo en la reunión a puertas cerradas, pero no tardaremos en enterarnos de las sorpresas que deparará a Obama.
Ángel Guerra Cabrera
"Queremos corregir la percepción que llega del Sur de que en los últimos años EE.UU. ha volcado su atención a otras partes", señaló Jeffrey Davidow, el asesor especial de Obama para la cumbre de 34 países, que tendrá lugar este viernes y sábado.
Esta semana, por ejemplo, el gobierno de Obama dio muestras de una nueva postura hacia Cuba al relajar las restricciones para viajar a la isla para los ciudadanos estadounidenses de origen cubano y permitir que las empresas de telecomunicaciones de EE.UU. operen en el país. No obstante, Obama podría sentir presión para que logre resultados concretos durante el viaje. Probablemente haga hincapié, por ejemplo, en la necesidad de proteger a los más pobres de la región de la crisis económica mundial, pero puede que no tenga mucho para ofrecer más allá de la asistencia multinacional que ya se ha acordado en la reciente reunión del Grupo de los 20 en Londres.
El simbolismo podría también prevalecer sobre la sustancia durante la visita de Obama este jueves a México, donde busca respaldar al presidente Felipe Calderón, quien está luchando contra los narcotraficantes para frenar una ola de violencia que azota al país. La ofensiva del gobierno quizás haya intensificado la violencia en el corto plazo, poniendo más presión sobre Calderón y proyectando una imagen negativa de México en el exterior.
La decisión de visitar México es "un mensaje de admiración por las valientes medidas que ha tomado el presidente Calderón", afirmó Denis McDonough, director de comunicación estratégica del Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU. También se espera que Obama diga que su país tiene algo de responsabilidad por la violencia del narcotráfico en México, tanto porque la demanda de drogas viene del norte de la frontera como porque muchas armas compradas en EE.UU. terminan en manos de los carteles mexicanos. México está ejerciendo presión para que EE.UU. restituya una prohibición sobre las armas de asalto que venció durante el gobierno de George W. Bush, pero los funcionarios estadounidenses sugieren que tal medida es poco probable y, en su lugar, enfatizan la necesidad de hacer cumplir las leyes existentes.
Otra de las cuestiones será la disputa sobre los derechos de los camiones mexicanos a usar las carreteras de EE.UU. En marzo, México impuso aranceles sobre productos estadounidenses por un valor de US$2.400 millones luego de que Obama firmara una ley que dio fin a un programa piloto que permitía a algunos camiones mexicanos transportar cargas más allá de una zona comercial de 40 kilómetros pasando la frontera estadounidense. Obama llevará consigo una serie de principios que podrían guiar una propuesta legislativa de EE.UU. para hablar con Calderón, informó un funcionario de Washington.
Los analistas sostienen que es poco probable que Obama plantee el tema del Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), el cual prometió revisar cuando era candidato. En cambio, podría prometerle a Calderón progreso en los esfuerzos para lograr una reforma de inmigración que allanaría el camino a la ciudadanía para algunos inmigrantes ilegales en EE.UU.
"Todos los asuntos en la agenda son difíciles debido a los electores locales que están en contra el cambio", dijo Ted Piccone, subdirector del Programa de Política Exterior de la Institución Brookings y ex director de Relaciones Interamericanas del Consejo Seguridad de Nacional durante la presidencia de Bill Clinton.
Los funcionarios estadounidenses dicen que el tema más importante en la Cumbre de las Américas será la crisis económica global y sus efectos sobre la región. Se espera que Obama solicite más respaldo para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y para programas de microfinanciacion y educación. Los asesores indicaron que Obama también les pedirá a los países que aprovechen los créditos que ofrece el Fondo Monetario Internacional.
David Luhnow y Laura Meckler
The Wall Street Journal
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