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Unión Europea: el mensaje se repite |
En la reunión informal que han mantenido los líderes de la UE, el mensaje se repite: es "fundamental desbloquear el crédito para que funcionen las medidas de estímulo económico y empiece a superarse la crisis", ha declarado Topolánek. Conclusión: Los líderes de la UE se reunirán con Obama en abril. El presidente de Estados Unidos ha confirmado su asistencia en Praga, según ha anunciado el primer ministro checo, Mirek Topolánek, tras la reunión informal que han mantenido los Veintisiete en Bruselas.
Es decir: ¡Obama sálvanos! pero con otras palabras.
Los líderes piden que se ayude a los bancos a deshacerse de sus activos tóxicos y sanear sus balances siguiendo las directrices de la Comisión y "respetando plenamente las normas sobre la competencia", según se recoge en el borrador de declaración de la cumbre. "Europa sólo puede hacer frente a este desafío y superar la crisis actual si continúa actuando de manera conjunta y coordinada, dentro del marco del mercado único y de la unión económica y monetaria", continua el texto.
Los Veintisiete se comprometen a "utilizar al máximo el mercado único como motor de la recuperación para respaldar el crecimiento y el empleo". Además, insisten en la necesidad de adoptar medidas para "limitar la pérdida de puestos de trabajo", utilizando instrumentos como el Fondo Social Europeo o el Fondo Europeo de Adaptación a la Globalización. En este sentido, la cumbre extraordinaria sobre empleo convocada para mayo debe servir para "aprobar orientaciones y medidas concretas que mitiguen el impacto social y laboral de la crisis".
Por lo que se refiere al sector del automóvil, los jefes de Estado y de Gobierno celebran las propuestas de la Comisión para mejorar la coordinación de los planes nacionales de renovación de los parques automovilísticos y reclaman a Bruselas que busque "el modo de garantizar una información mutua rápida y eficaz sobre las medidas nacionales previstas y hacer un seguimiento estrecho de las medidas adoptadas en terceros países", en referencia a Estados Unidos.
Los Veintisiete aprovecharán la cumbre ordinaria del 19 y 20 de marzo para revisar el impacto de los planes nacionales de estímulo y ver qué medidas son más eficaces y cuáles deben descartarse.
Los líderes europeos se comprometen a "garantizar la sostenibilidad a largo plazo de las finanzas públicas en consonancia con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento" y a "mejorar la reglamentación y la supervisión de las instituciones financieras". En este sentido acogen "favorablemente" el informe elaborado, por encargo de la Comisión, por el ex director general del Fondo Monetario Internacional, Jacques de Larosière.
A nivel internacional, los jefes de Estado y de Gobierno dicen que la cumbre del G-20 en Londres, el próximo 2 de abril, debe ayudar a "restablecer la confianza de las empresas, de los ciudadanos y del sector financiero" y destacan el papel de liderazgo de la UE. También abogan de nuevo por llegar a una "rápida conclusión" de la ronda de liberalización comercial de Doha.
Asimismo, piden que los esfuerzos de la UE para restaurar la estabilidad financiera y promover los mercados abiertos se reflejen adecuadamente a nivel internacional y que se tenga en cuenta la situación específica de los países en vías de desarrollo.

Etiquetas: conocimiento, medios, memoria, mentiras, multitud, politica.
El encuentro, convocado por el presidente de turno de la Unión, el checo Mirek Topolánek, para recomponer la unidad frente a la crisis, ha servido para que los europeos renueven su fe en el mercado sin fronteras y en la unión económica y monetaria.
Estos dos grandes logros históricos de la Europa unida se han visto sacudidos en sus cimientos por la tormenta financiera y la recesión económica que han acentuado las tensiones entre los miembros del bloque.
En su declaración, los gobernantes comunitarios reconocen que Europa "sólo puede hacer frente a este desafío y superar la crisis actual si continúa actuando de manera conjunta y coordinada, dentro del marco del mercado único y de la unión económica y monetaria".
Todos han prometido "utilizar al máximo el mercado único como motor de la recuperación para respaldar el crecimiento y el empleo" y han expresado públicamente su "confianza en las perspectivas a medio y largo plazo de todas las economías de la UE".
En el origen de la polémica están las primeras medidas que anunció el presidente francés, Nicolas Sarkozy, para salvar de la quiebra a la industria nacional del automóvil, en línea con lo aprobado al otro lado del Atlántico por Estados Unidos.
La intención de París de condicionar esa financiación urgente al mantenimiento de la actividad y el empleo de las multinacionales sólo en Francia provocó las protestas de otros socios, como la República Checa, que albergan también fábricas.
Según ha recalcado el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, todos los líderes, incluido Sarkozy, han respaldado hoy las directrices de Bruselas para las ayudas al automóvil.
La CE no está en contra del apoyo al sector automovilístico europeo, pero exige, ha explicado Barroso, que las ayudas públicas nacionales sean temporales y, sobre todo, que no vayan en detrimento de la producción o del empleo en otros estados de la Unión.
Ayer la Comisión anunció finalmente su visto bueno al plan francés, después de asegurarse que los préstamos previstos para los constructores de aquel país no irán acompañados de condiciones discriminatorias.
Los Veintisiete han añadido a su declaración una frase en la que expresan su "confianza en la función de la Comisión como guardián de los tratados", es decir, en su capacidad para examinar con neutralidad las ayudas de todos.
Cinco países, entre ellos España, esperan todavía recibir la luz verde de la Comisión a sus respectivos planes de ayuda para el sector automovilístico.
A petición de los países del centro y este de Europa, los Veintisiete también han incluido una referencia a la delicada situación de su sector bancario.
Según la declaración leída por Barroso, "la ayuda a los bancos matrices no deberá suponer ningún tipo de restricciones para las actividades de las filiales en los países de la UE que las acogen".
Los líderes de nueve países de Europa central y oriental celebraron antes del encuentro plenario una minicumbre con el objetivo de llamar la atención sobre sus especiales necesidades financieras.
Dos de los nuevos socios, Hungría y Letonia, han tenido que recurrir a la ayuda directa internacional para sostener su balanza de pagos, y la mayoría teme que los bancos occidentales, muy presentes en la zona desde la caída del comunismo, se retiren de ella u olviden las necesidades de su filiales.
Los Veintisiete han rechazado, no obstante, cualquier sugerencia de un plan financiero global para toda Europa del Este.
Han prometido "revisar la asistencia ya facilitada", aunque "reconociendo que existen claras diferencias entre los Estados miembros de la Europa central y oriental".
A este respecto, Barroso ha refutado la sensación que están dando, a su juicio, algunos medios de comunicación de que "Europa occidental no hace lo suficiente por ayudar a sus socios orientales".
El presidente de la Comisión ha recordado que la Unión ha establecido un fondo de 25.000 millones de euros para la asistencia directa a la balanza de pagos, de los que ya se están beneficiando dos de esos estados (Letonia y Hungría).
La Comisión también está adelantando 11.000 millones de euros de los fondos estructurales que tenía previsto desembolsar de aquí a 2013.
De esa cantidad, 7.000 millones van a parar a los nuevos estados miembros, y de esos, en 2009, 2.500 millones a Polonia, en particular.
Otro dato proporcionado por Barroso se refiere a los préstamos del Banco Europeo de Inversiones: a finales de abril el BEI habrá proporcionado 8.500 millones de euros a los bancos presentes en Europa del Este, y en algunos países balcánicos también, con el fin de que puedan prestar a pequeñas y medianas empresas.
"Vamos a hacer más, por supuesto, pero analizando la situación caso por caso, y no para una categoría de países", ha subrayado.
Los valores estructurales de la UE -como el compromiso con el mercado abierto y la solidaridad con los miembros más pobres- corren el riesgo de perderse por la presión sobre los Gobiernos para que protejan sus propias industrias.
"Un sistema de subsidios y de préstamos ilegítimos no dará la fruta deseada, sino las uvas de la ira", escribió el primer ministro checo, Mirek Topolanek, cuyo país detenta actualmente la presidencia rotativa de la UE, en el Financial Times.
Afirmó que la ayuda estatal a las empresas nacionales hacía que los competidores extranjeros o las firmas más pequeñas "se desangren" y causen un daño permanente al mercado interno de la UE.
"Será importante construir confianza entre los ciudadanos y la comunidad empresarial de que medidas serias y bien coordinadas están siendo adoptadas", dijo el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, en una carta a los líderes de la UE.
Tomando el ejemplo del presidente estadounidense Barack Obama, apuntalando el presupuesto con más gasto para detener la crisis, líderes como el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, advierten de que Europa debe estar lista para apoyar a firmas en problemas.
"Si Estados Unidos defiende a su industria, como lo hace, tienen razón. Quizás en Europa podamos hacer lo mismo", dijo esta semana. Pero su tono generó temores de proteccionismo -por ejemplo cuando sugirió que los fabricantes franceses de automóviles deberían mudar a Francia las plantas que tienen en República Checa.
La canciller alemana, Angela Merkel, insistió el jueves que las naciones de la zona euro deben mantener la solidaridad -la señal más firme hasta ahora de que Alemania podría ayudar a los miembros más débiles- pero recalcó que la disciplina en el presupuesto no debería escaparse.
"Hemos mostrado solidaridad y las cosas seguirán así, pero esto debe ser en base a los compromisos que forman los cimientos de nuestra moneda común", dijo en Berlín. Aún así, Alemania y otros rechazan la idea de un bono de la zona euro para recaudar fondos para los miembros perjudicados por la crisis.
Austria y Hungría impulsan un plan para las economías europeas emergentes, pero la mayoría de los bancos que tienen sede en Europa Occidental ha encontrado resistencia de los mismos estados del Este.
"Debemos evitar que se cree la impresión de que el Centro y el Este de Europa es un gran agujero negro (...) Debemos ser capaces de diferenciar", dijo el viceprimer ministro de la República Checa, Alexander Vondra, a la prensa en Praga esta semana.
"Está claro que la Unión Europea no dejará a nadie al borde de la ruta", indicó Topolanek, explicando que los jefes de Estad y de gobierno europeos dijeron que "todos los países miembros recibirán la asistencia necesaria en los casos apropiados".
En una minicumbre previa de nueve países ex comunistas que ingresaron al bloque desde 2004 (Polonia, República Checa, Eslovaquia, Hungría, Rumania, Bulgaria, Lituania, Letonia y Estonia), el primer ministro húngaro Ferenc Gyurcsany pidió un plan de 160.000 a 190.000 millones de euros (entre 200.000 y 240.000 millones de dólares) para evitar una nueva "Cortina de Hierro".
"No debemos permitir que una nueva Cortina de Hierro divida a Europa en dos", dijo Gyurcsany cuyo país es uno de los más afectados por la crisis económica junto con Letonia, que se encuentra al borde de la quiebra.
Sin embargo, esta iniciativa no encontró eco en sus socios, que prefirieron no ahondar en la idea de una división entre Este y Oeste.
"Esta idea de dividir Europa entre viejo países miembros y nuevos países miembros, entre Este y Oeste, es un enfoque que rechazamos claramente", dijo en ese sentido Topolanek.
De su lado, el presidente del Eurogrupo (foro de ministros de Finanzas de la zona euro), el primer ministro luxemburgués Jean-Claude Juncker, afirmó que Europa del Este no forma "un bloque", aunque reconoció que tenía "problemas específicos".
En la misma sintonía, Angela Merkel destacó la "situación muy diferente" de países como Eslovenia, Eslovaquia y Hungría.
"Hemos mostrado hasta aquí, en particular a través del ejemplo de Hungría, que ayudamos a los Estados que lo necesitan", argumentó Merkel.
Durante la cumbre, los líderes europeos buscaron por otra parte poner fin a la polémica creada por un posible regreso del proteccionismo, condenando toda medida en ese sentido en un texto adoptado por los 27 países de la UE.
"El proteccionismo no es la respuesta a la crisis actual", indica esa declaración conjunta que tiene lugar luego de que República Checa acusase a Francia de tomar medidas en ese sentido en su plan de ayuda al sector automotor.
Más aún, los líderes europeos afirman su voluntad de hacer "una utilización máxima del mercado único" europeo, que garantiza la libre circulación de mercaderías, servicios, personas y capitales, "para apoyar el crecimiento y el empleo".
Esta muestra de unidad y firmeza fue saludada por el presidente de gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, para quien la "coordinación de esfuerzos" entre los países de la Unión Europea es la clave para salir de la crisis "cuanto antes".
"Los ciudadanos españoles deben saber que el gobierno de España está plenamente convencido que la coordinación y el alcance europeo de la respuesta es imprescindible para la recuperación económica cuanto antes", señaló Zapatero.
La recesión se agrava en la UE, afectando toda la actividad económica y al sector laboral, ya que el desempleo volvió a subir en enero en la Eurozona y se situó en 8,2%, un récord desde septiembre de 2006, con la pérdida de 256.000 puestos de trabajo en un mes.
En la reunión informal que han mantenido los líderes de la UE, el mensaje se repite: es "fundamental desbloquear el crédito para que funcionen las medidas de estímulo económico y empiece a superarse la crisis", ha declarado Topolánek.
Reactivar el crédito y evitar el proteccionismo
Los líderes piden que se ayude a los bancos a deshacerse de sus activos tóxicos y sanear sus balances siguiendo las directrices de la Comisión y "respetando plenamente las normas sobre la competencia", según se recoge en el borrador de declaración de la cumbre. "Europa sólo puede hacer frente a este desafío y superar la crisis actual si continúa actuando de manera conjunta y coordinada, dentro del marco del mercado único y de la unión económica y monetaria", continua el texto.
Los Veintisiete se comprometen a "utilizar al máximo el mercado único como motor de la recuperación para respaldar el crecimiento y el empleo". Además, insisten en la necesidad de adoptar medidas para "limitar la pérdida de puestos de trabajo", utilizando instrumentos como el Fondo Social Europeo o el Fondo Europeo de Adaptación a la Globalización. En este sentido, la cumbre extraordinaria sobre empleo convocada para mayo debe servir para "aprobar orientaciones y medidas concretas que mitiguen el impacto social y laboral de la crisis".
Por lo que se refiere al sector del automóvil, los jefes de Estado y de Gobierno celebran las propuestas de la Comisión para mejorar la coordinación de los planes nacionales de renovación de los parques automovilísticos y reclaman a Bruselas que busque "el modo de garantizar una información mutua rápida y eficaz sobre las medidas nacionales previstas y hacer un seguimiento estrecho de las medidas adoptadas en terceros países", en referencia a Estados Unidos.
Los Veintisiete aprovecharán la cumbre ordinaria del 19 y 20 de marzo para revisar el impacto de los planes nacionales de estímulo y ver qué medidas son más eficaces y cuáles deben descartarse.
Los líderes europeos se comprometen a "garantizar la sostenibilidad a largo plazo de las finanzas públicas en consonancia con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento" y a "mejorar la reglamentación y la supervisión de las instituciones financieras". En este sentido acogen "favorablemente" el informe elaborado, por encargo de la Comisión, por el ex director general del Fondo Monetario Internacional, Jacques de Larosière.
A nivel internacional, los jefes de Estado y de Gobierno dicen que la cumbre del G-20 en Londres, el próximo 2 de abril, debe ayudar a "restablecer la confianza de las empresas, de los ciudadanos y del sector financiero" y destacan el papel de liderazgo de la UE. También abogan de nuevo por llegar a una "rápida conclusión" de la ronda de liberalización comercial de Doha.
Asimismo, piden que los esfuerzos de la UE para restaurar la estabilidad financiera y promover los mercados abiertos se reflejen adecuadamente a nivel internacional y que se tenga en cuenta la situación específica de los países en vías de desarrollo.
"Acordamos que Europa puede enfrentar este desafío y superarlo con solo actuar juntos en una forma coordinada", dijo a reporteros el primer ministro checo Mirek Topolanek, cuyo país ejerce actualmente la presidencia rotatoria de la UE, después de la cumbre de medio día.
Topolanek dijo que los gobiernos de la UE tendrán que actuar dentro de las reglas del mercado simple y la Unión Económica y Monetaria cuando gasten una cantidad de dinero masiva en rescates financieros y paquetes de estímulo económico.
Los líderes subrayaron la importancia de desarrollar confianza y promover estabilidad financiera, poniendo la economía real de regreso en su camino y trabajando juntos con otros actores internacionales.
En el desarrollo de confianza, los líderes reconocieron la importancia de desbloquear el canal del crédito y de ocuparse de los activos tóxicos de los bancos, dijo Topolanek.
También reiteraron la necesidad de mejorar la regulación y supervisión de las instituciones financieras, asegurar la sostenibilidad a largo plazo de las finanzas públicas y fortalecer la estabilidad macro-financiera a través de la UE.
Con respecto a medidas sobre la economía real, los líderes se comprometieron a hacer uso máximo del mercado simple como el motor para la recuperación con el fin de apoyar el crecimiento y los empleos. Subrayaron que el proteccionismo no es la respuesta para la crisis actual.
Reconocieron la importancia de la cumbre económica del Grupo de los 20 (G20) que se celebrará en Londres el 2 de abril para reconstruir la confianza entre negocios, ciudadanos y el sector financiero. Los líderes utilizarán su cumbre del 19-20 de marzo para preparar la posición de la UE en la cumbre del G20.
Acordaron "invertir todo esfuerzo" para desarrollar un consenso sobre modalidades conducentes a una rápida conclusión de la ronda Doha de pláticas de comercio bajo el auspicio de la Organización Mundial de Comercio.
(Xinhua)
"El proteccionismo no es la respuesta a la crisis actual", han afirmado los Veintisiete en un comunicado conjunto al término de una breve cumbre extraordinaria celebrada en Bruselas.
El encuentro, convocado por el presidente de turno de la Unión, el checo Mirek Topolánek, para recomponer la unidad frente a la crisis, ha servido para que los europeos renueven su fe en el mercado sin fronteras y en la unión económica y monetaria.
Estos dos grandes logros históricos de la Europa unida se han visto sacudidos en sus cimientos por la tormenta financiera y la recesión económica que han acentuado las tensiones entre los miembros del bloque.
En su declaración, los gobernantes comunitarios reconocen que Europa "sólo puede hacer frente a este desafío y superar la crisis actual si continúa actuando de manera conjunta y coordinada, dentro del marco del mercado único y de la unión económica y monetaria".
Todos han prometido "utilizar al máximo el mercado único como motor de la recuperación para respaldar el crecimiento y el empleo" y han expresado públicamente su "confianza en las perspectivas a medio y largo plazo de todas las economías de la UE".
En el origen de la polémica están las primeras medidas que anunció el presidente francés, Nicolas Sarkozy, para salvar de la quiebra a la industria nacional del automóvil, en línea con lo aprobado al otro lado del Atlántico por Estados Unidos.
La intención de París de condicionar esa financiación urgente al mantenimiento de la actividad y el empleo de las multinacionales sólo en Francia provocó las protestas de otros socios, como la República Checa, que albergan también fábricas.
Según ha recalcado el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, todos los líderes, incluido Sarkozy, han respaldado hoy las directrices de Bruselas para las ayudas al automóvil.
La CE no está en contra del apoyo al sector automovilístico europeo, pero exige, ha explicado Barroso, que las ayudas públicas nacionales sean temporales y, sobre todo, que no vayan en detrimento de la producción o del empleo en otros estados de la Unión.
Ayer la Comisión anunció finalmente su visto bueno al plan francés, después de asegurarse que los préstamos previstos para los constructores de aquel país no irán acompañados de condiciones discriminatorias.
Los Veintisiete han añadido a su declaración una frase en la que expresan su "confianza en la función de la Comisión como guardián de los tratados", es decir, en su capacidad para examinar con neutralidad las ayudas de todos.
Cinco países, entre ellos España, esperan todavía recibir la luz verde de la Comisión a sus respectivos planes de ayuda para el sector automovilístico.
A petición de los países del centro y este de Europa, los Veintisiete también han incluido una referencia a la delicada situación de su sector bancario.
Según la declaración leída por Barroso, "la ayuda a los bancos matrices no deberá suponer ningún tipo de restricciones para las actividades de las filiales en los países de la UE que las acogen".
Los líderes de nueve países de Europa central y oriental celebraron antes del encuentro plenario una minicumbre con el objetivo de llamar la atención sobre sus especiales necesidades financieras.
Dos de los nuevos socios, Hungría y Letonia, han tenido que recurrir a la ayuda directa internacional para sostener su balanza de pagos, y la mayoría teme que los bancos occidentales, muy presentes en la zona desde la caída del comunismo, se retiren de ella u olviden las necesidades de su filiales.
Los Veintisiete han rechazado, no obstante, cualquier sugerencia de un plan financiero global para toda Europa del Este.
Han prometido "revisar la asistencia ya facilitada", aunque "reconociendo que existen claras diferencias entre los Estados miembros de la Europa central y oriental".
A este respecto, Barroso ha refutado la sensación que están dando, a su juicio, algunos medios de comunicación de que "Europa occidental no hace lo suficiente por ayudar a sus socios orientales".
El presidente de la Comisión ha recordado que la Unión ha establecido un fondo de 25.000 millones de euros para la asistencia directa a la balanza de pagos, de los que ya se están beneficiando dos de esos estados (Letonia y Hungría).
La Comisión también está adelantando 11.000 millones de euros de los fondos estructurales que tenía previsto desembolsar de aquí a 2013.
De esa cantidad, 7.000 millones van a parar a los nuevos estados miembros, y de esos, en 2009, 2.500 millones a Polonia, en particular.
Otro dato proporcionado por Barroso se refiere a los préstamos del Banco Europeo de Inversiones: a finales de abril el BEI habrá proporcionado 8.500 millones de euros a los bancos presentes en Europa del Este, y en algunos países balcánicos también, con el fin de que puedan prestar a pequeñas y medianas empresas.
"Vamos a hacer más, por supuesto, pero analizando la situación caso por caso, y no para una categoría de países", ha subrayado.
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