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La sombra política de la crisis |
La caída de la producción industrial en un 10% -la más fuerte en décadas- confirmó lo que ya se percibía a simple vista: la crisis del capitalismo neoliberal se instaló en Chile, su principal laboratorio latinoamericano; está aquí y comienzan a sentirse los estragos. Aumenta la cesantía y se anticipa que en los próximos meses escalará a dos dígitos. En el caso de los jóvenes llegará al 20% como promedio, pero será de un dramático 30% en el sector más pobre. Se combinan problemas financieros, derivados de la dependencia del sistema bancario de EE.UU., con un proceso de recesión que se ha iniciado en forma evidente. Es el peor escenario imaginable en el marco de la crisis mundial que algunos comparan con la de 1929, que duró cuarenta meses.
Muchos esperaban que la crisis demorara en llegar a Chile o que lo hiciera paulatinamente. Hasta dirigentes sindicales hablaban de abril, mayo o incluso junio, y postergaban con frivolidad su deber de preparar a los trabajadores para las consecuencias devastadoras en el empleo y los salarios que se avecinan. Sin embargo, ya no hay excusas (ni más tiempo) para demorar la organización de las defensas que permitan a los trabajadores soportar el embate de la crisis.
Destacados economistas sostienen que Chile sólo comenzará a salir del pantano cuando tengan éxito las medidas impulsadas por el presidente Barack Obama en EE.UU. Pero nadie se atreve a pronosticar cuándo ocurrirá eso, si es que ocurre.
Un asesor del empresario y candidato presidencial Sebastián Piñera, el economista Andrés Fontaine, sostiene que el descalabro se produjo porque “Chile se acopló demasiado a la economía mundial”. Es decir, porque hizo lo que exigía la derecha y que acataron, sumisos, los sectores neoliberales de la Concertación.
Se ha hecho evidente el fracaso del modelo de economía de mercado y la incompetencia de los economistas neoliberales que lo defendían. El mercado por sí solo es incapaz de recuperar los equilibrios perdidos. Los Estados se han visto obligados a improvisar fórmulas de salvataje que, al menos en lo formal, cuestionan aspectos esenciales del capitalismo. Han debido adoptar -aunque sea temporalmente- medidas de nacionalización e intervención que apenas ayer eran proscritas como herejías socialistas.
La salida de la crisis no se ve fácil ni a corto plazo. Para la Cepal “las perspectivas de la economía mundial (…) son cada vez más desalentadoras”. La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, previno a sus compatriotas que su país vivirá la crisis más compleja de los últimos cien años. Para el primer ministro de China, Wen Jiabao, “la crisis financiera global y el escenario económico están empeorando”.
En Chile, los neoliberales de la derecha y de la Concertación no fueron los únicos que se equivocaron al no prever la magnitud y alcances de la crisis. También cometieron el mismo error sectores de nuestra fragmentada Izquierda. Desde luego, los dirigentes de la CUT anunciaron en enero que recién en marzo se reunirían para discutir movilizaciones para enfrentar la crisis. El período de vacaciones no se vio alterado por los acontecimientos que a diario se sucedían en el mundo, y que en Chile encendían luces de alarma con las primeras oleadas de despidos. En el ámbito político, el bostezo de verano sólo se vio interrumpido por una ardiente polémica sobre el pacto parlamentario que negocian la Concertación y el Partido Comunista para las elecciones de diciembre de este año.
Los hechos, sin embargo, como suele ocurrir, no esperaron el fin de las vacaciones ni los cabildeos en las cúpulas políticas. La paralización de la construcción y con ella la que debería ser la “torre más alta de América Latina”, pasó a ser un hito. Significó la cesantía de varios miles de trabajadores de esa rama que juega un rol dinamizador del conjunto de la economía. El fenómeno prosiguió con la crisis de la industria salmonera, que dejará más de diez mil desempleados en el sur del país. La cesantía nacional superó el 8% y en algunas regiones sobrepasó los temidos dos dígitos. La minería pequeña y mediana se vio fuertemente afectada en el norte. La celulosa y madera sufren el impacto de la caída de los precios internacionales. En la primera etapa de la crisis los afiliados a las AFP vieron cómo se hacían sal y agua miles de millones de dólares de sus ahorros. La caída del precio del cobre y del molibdeno puso abrupto fin al período de las “vacas gordas” de los commodities, que no fue aprovechado para diversificar la economía e impulsar el crecimiento ni tampoco para obligar a las transnacionales a compartir parte de la bonanza con el país que les ha facilitado condiciones excepcionales de explotación de una riqueza no renovable.
Lamentablemente, frente a esta crisis colosal -que camina con botas de siete leguas- la Izquierda parece haber perdido la brújula. Su norte debe ser vincular su destino a la suerte de los trabajadores. No se trata de cuestionar el derecho que asiste a partidos y grupos de la debilitada Izquierda chilena de hacer de su eventual participación en el Parlamento el objetivo central de sus preocupaciones. Es evidente que el sistema binominal no será modificado -tanto porque la derecha lo necesita para seguir controlando el Congreso como porque la Concertación lo requiere para afianzar su cuota de poder-. En esas condiciones, la llamada “Izquierda extraparlamentaria” no tiene otra posibilidad de llegar al Congreso sino es a través de un pacto con la Concertación que incluya el apoyo recíproco -por omisión- en las elecciones parlamentarias y un acuerdo para apoyar al candidato presidencial de la Concertación, en una segunda vuelta. Sin embargo, la situación actual, producto de la crisis, es tan compleja que impone la combinación de esos requerimientos con la búsqueda de alternativas para alcanzar una presencia política determinante y no sólo marginal. La Izquierda debería sumar todas sus escasas fuerzas dispersas para ayudar al movimiento social a organizar la batalla contra la crisis. Pero esto supone un grado importante de audacia política porque, sin duda, tal estrategia pondría en riesgo la viabilidad de los pactos electorales con la Concertación. Ella necesita conservar su hegemonía política y social en cualquier convenio con la “Izquierda extraparlamentaria” para obtener su apoyo en la decisiva segunda vuelta presidencial.
Sin embargo, más allá de lo que haga o deje de hacer este sector de la Izquierda -en función de sus propias estrategias partidistas-, para aquellos ciudadanos y ciudadanas que no son sus militantes pero que se identifican con el ideario revolucionario y socialista que es el patrimonio histórico de toda la Izquierda, la crisis capitalista ha abierto un nuevo camino. La tarea es crear conciencia, organizar e impulsar formas de lucha eficaces para que el peso de la crisis no recaiga -como se pretende- sobre los sectores más desprotegidos. El camino de la movilización social, por otra parte, es hoy también el método principal de lucha que permitiría al pueblo acumular fuerza política independiente para hacer prevalecer sus derechos, tanto en el gobierno como en el Parlamento y demás ámbitos del poder político y económico.
Por otra parte, la movilización social no sólo es necesaria para defenderse de la crisis del sistema -que pretende someter al pueblo para que soporte el descalabro económico que provocó un puñado de especuladores-. Es también necesario pasar a la ofensiva porque la sombra que trae la crisis es la fascistización de la política y sus métodos. Los sectores medios e incluso populares que han sido reeducados en la cultura del derroche y el consumismo, serán atraídos -a medida que la crisis avance- por la demagogia de la derecha, heredera de la dictadura militar y del terrorismo de Estado. Van a menudear las invocaciones al “orden” y los llamados a reprimir las protestas con que se manifestará el hambre del pueblo. La derecha mantiene considerable fuerza en nuestro país -al punto que pretende volver al gobierno mediante elección popular-. Y dentro de la Concertación, que hizo suyo el modelo en crisis, también existen tendencias que en un período de máxima tensión social, como el que se avecina, podrían fácilmente ser capturadas por una corriente fascistoide como la que se estructura en la UDI y Renovación Nacional.
Contra esos peligros no existe otro antídoto que la unidad del pueblo, construida en la lucha y con metas que superen el cortoplacismo y la rutina artificiosa de disputar espacios en la televisión en que se encuentran sumidos los partidos parlamentaristas.
(Editorial de Punto Final Nº 680, 6 de marzo, 2009)

Etiquetas: conocimiento, inteligencia, memoria, monopolios, multitud, politica.
Por otro lado sabemos que la transformación del trabajador en clase obrera pasa por un proceso de confrontaciones con al capital industrial hasta alcanzar la conciencia que permite adquirir en la praxis diaria una concepción sociocultural política y económica de si mismo, de las interrelaciones desarrolladas en el proceso del cual es parte y de la sociedad en general.
Una primera aceptación limitada de capitalismo lo ubica “como un sistema económico o modo de producción históricamente especificado”.
Dentro de esta consideración se percibe la condición de un sistema político y social más generalizado.
Una segunda aceptación lo considera “como una formación socio política determinada en la historia por su modo de producción”
Observemos cuales son los rasgos atribuidos al capitalismo.
o Propiedad privada de los medios de producción.
o Un sistema de mercado centrado en la iniciativa y la empresa privada.
o Procesos de racionalización de los procedimientos directos o indirectos para la valorización del capital y la explotación de las oportunidades de mercado con fines de ganancia.
o La racionalización o modernización política culmina en la formación del sistema político liberal que ha coexistido con el capitalismo a lo largo del período histórico contemporáneo, hasta su transformación en Neoliberalismo expuesto a manera de una concepción ideológica.
En las condiciones actuales, dentro del entorno de mundialización, visto a manera de un proceso de carácter no reversible, la presencia del Estado nación se observó en primer momento como un foco de conflicto, toda vez que la construcción de identidades plurales supranacionales definidas por sujetos autónomos socava su soberanía e introduce una perdida relativa de poder sin afectar su influencia.
La primera observación de importancia se refiere al debilitamiento producido por la mundialización de las principales actividades económicas, por la globalización de los medios y la comunicación electrónica y por la globalización de la delincuencia.
Apreciemos, en base a lo señalado por G.Soros referido a la interdependencia de los mercados financieros y de divisa del mercado mundial, la cual opera como una unidad de tiempo real, ellos hacen vinculantes a las divisas nacionales, razón por la cual el tipo de cambio es sistemáticamente interdependiente y con ello también lo son las políticas monetarias, de esto se deduce que los Estados nacionales tienden a disminuir el control sobre elementos fundamentales de sus políticas económicas.
Esta dificultad creciente del gobierno nacional, celebrada por los neoliberales, se incrementa por el aumento de las transnacionales organizadas en redes financieras, de producción y comercio en las cuales sus centros de mercado bursátil y circulación de monedas y empresas de producción de bienes y servicios están todos integrados.
La mundialización del capital no acarrea la organización combatiente de la clase obrera a nivel mundial, por el contrario la observación inmediata se refiere a su desorganización y la necesidad de intervención de los Estados nacionales en su reconstrucción directa o en el combate contra él planteado.
Dentro del encuadre de mundialización del modo social de producción capitalista entendemos que los rasgos de una crisis financiera desarrollada en los EEUU se expanden a los países subordinados por el neoliberalismo a los centros mundiales de manejo del dinero, no solo en forma de crisis bursátil o financiera sino bajo el abrigo de una crisis de la economía cuya fase duradera de recesión económica nos puede conducir a una crisis de civilización.
Apreciemos según la “Voz de los EEUU”
ALGUNAS CONSIDERACIONES
SOBRE EL ESTADO ACTUAL DE LA CRISIS
“La maltrecha economía de Estados Unidos vuelve a recibir otro golpe.
Esta vez el nuevo dato del paro ha vuelto a superar las peores previsiones.
La economía de EE UU perdió en febrero 651.000 empleos y el índice de desempleo subió cinco décimas hasta el 8,1% de la fuerza laboral, según ha informado hoy el Departamento de Trabajo.
Es la peor tasa en 25 años. Entre los sectores más perjudicados, la industria manufacturera destruyó 168.000 trabajos, la de la construcción 104.000 y los comercios 39.500.
Los analistas habían calculado una cifra máxima de destrucción de empleo de 650.000 puestos, según la encuesta realizada por la agencia Bloomberg entre 80 expertos.
La primera economía del mundo lleva tres meses acumulando pérdidas en torno a 600.000 puestos de trabajo.
En un principio, el pasado mes de enero EE UU perdió 598.000 empleos y en diciembre hubo una pérdida neta de 577.000 empleos.
Las revisiones de las cifras de estos meses empeoran el panorama.
Una vez corregida, la cifra de enero es de 655.000 y la de diciembre de 681.000 puestos de trabajo destruidos, según los datos del Departamento de Trabajo.
Desde que comenzó la recesión en EE UU en diciembre de 2007 el país ha perdido más de 4,4 millones puestos de trabajo, el ritmo más rápido desde 1945.
La mitad de ellos desaparecieron en los cuatro meses que siguieron al colapso, en septiembre, de la firma financiera Lehman Brothers.
Con este repunte, en total hay más de 11 millones de estadounidenses sin empleo.
Las previsiones no son nada halagüeñas e inversores y analistas temen que otras grandes empresas se sumen a la ola de despidos de los últimos meses en Macy's o Caterpillar y otras como Kodak, Starbuck's o Ford.
En el punto de mira, la automovilística General Motors, se encuentra al borde de la quiebra y donde peligran decenas de miles de puestos de trabajo.
Un grupo de auditores encargado de estudiar la viabilidad de la compañía alertaron del riesgo de quiebra del gigante del automóvil.
Además, la crisis global ha reducido drásticamente el consumo de productos estadounidenses en el resto del mundo, lo que no hace sino empeorar la situación y las perspectivas laborales”.
Observemos ahora países de Europa.
“El Banco de España augura un aumento significativo del paro de larga duración
La institución adelanta que el paró inmobiliario puede estar tocando fondo y da por hecho que la contracción del crédito continuará durante este trimestre
AGENCIAS - Madrid - 06/03/2009
El Banco de España ha alertado hoy del riesgo de que la aceleración del desempleo observada en los últimos trimestres hasta alcanzar a 3,5 millones de personas en febrero se acabe traduciendo en un "aumento significativo" del paro de larga duración con una subida del "componente estructural del desempleo", lo que dificultaría la recuperación.
Y eso a pesar de que la institución destaca que, según los últimos indicadores, podríamos estar en un punto de inflexión en el deterioro inmobiliario, un sector que está en el origen de la crisis de la economía española.
Aunque en cualquier caso sólo habla de "interrupción", con lo que el deterioro continuará a lo largo de 2009.
Así lo pone de manifiesto en el boletín económico correspondiente al mes de febrero, en el que recuerda que durante el año pasado, el paro aumentó en 1.280.300 personas, un 66,4% en relación al año anterior, con lo que el número total de desempleados se situó en 3.207.900 y la tasa de paro aumentó 5,3 puntos respecto al cierre de 2007 hasta alcanzar el 13,91%, su nivel más alto desde principios del año 2000.
Asimismo, el Banco de España recuerda que esta tasa es la más alta de la serie histórica comparable, que arranca en 2001, pero remontándose más atrás, no alcanzaba un porcentaje de esta naturaleza desde el primer trimestre de 2000, cuando llegó a situarse en el 14,79%. En términos absolutos, la superación de la barrera de los tres millones constituye la cifra más elevada de los últimos 13 años, concretamente desde el primer trimestre de 1996 (3.279.600 desempleados)”
Fuera de España, el Tesoro británico y el Lloyds Banking Group podrían el acuerdo por el cual el Estado garantizaría 258.000 millones de libras (281.000 millones de euros) de activos tóxicos del banco y con el que aumentaría su participación al 70%, según informa hoy el Financial Times.
El Tesoro británico asegura 365.000 millones en activos 'tóxicos' del RBS
El HSBC anuncia una ampliación de capital de más de 14.000 millones de euros
Estos son ejemplos claros de lo que es un proceso de estatización de los centros del capital financiero en igualdad de condiciones de aquellos realizados a partir de la de depresión del año 1929, bajo la bandera conceptual de KEYNES.
Hubo una vez, como en los cuentos de hada, en el que los tipos de interés eran una varita mágica en manos de los Bancos Centrales convertidos en Houdinis de las finanzas.
Cuando llegaba una crisis o explotaba una burbuja, la receta era una buena rebaja del precio del dinero.
Las Bolsas se disparaban al instante y la economía acababa recuperando el aliento (casi siempre metiéndose en otra burbuja).
Eso se acabó.
En una época normal, las rebajas de tipos acaban facilitando el crédito, pero ésta no es una época normal: en su último informe, la CIA declaró que la crisis financiera es más peligrosa que el terrorismo global.
Ni la economía ni el sector financiero se reaniman pese al impulso monetario
Los efectos de la que ya parece la madre de todas las crisis son devastadores para el BCE, la Reserva Federal (Fed) y demás banqueros centrales: a medida que el huracán financiero va arrollando, tienen más problemas para influir en los mercados y el conjunto de la economía.
La crisis muta como un virus, a toda velocidad, y los bancos centrales van por detrás de los acontecimientos.
Como dice el Nobel Paul Krugman, ni siquiera "esos chicos listos que trabajan en la Fed saben qué sucederá a continuación".
Pero al menos algunos se atreven con nuevas recetas.
El Banco de Inglaterra se une ahora a la nómina de bancos centrales que han traspasado las líneas rojas de la tradicional ortodoxia en la política monetaria: la de los tipos rondando el 0% y la del alivio cuantitativo, el eufemismo preferido por los expertos para darle a la máquina de imprimir billetes, comprar bonos del Estado y activos del sector privado. El Banco Central Europeo (BCE) sigue lejos de esas dos medidas.
El asombro ingenuo por la magnitud de la crisis nos lleva a preguntarnos ¿Quiénes son los que bailan al son del desempleo global? Sabemos que Venezuela no ha entrado a esa fiesta.
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