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La crisis mundial impacta en Brasil |
En una primera señal de que la crisis global ya impactó en el gigante económico del Cono Sur, la banca brasileña advirtió este martes sobre la posibilidad de una "recesión técnica" en 2009, a través de un informe de la Federación Brasileña de Bancos (Febraban) publicado el martes. El proceso recesivo impacta negativamente en la imagen de Lula y complica las chances de reelección del oficialismo.
Según el economista jefe de la Febraban, Rubens Sardenberg, Brasil podría entrar en una "recesión técnica", si se dan dos trimestres seguidos de retracción económica, tras la contracción del 3,6 por ciento, en el período octubre-diciembre de 2008.
La Febraban presentó el martes a periodistas el informe que apuesta por un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) brasileño del 3,2 por ciento en 2010.
La elaboración del informe se realizó sobre base de una encuesta con economistas de 33 bancos entre los días 19 y 20 de marzo.
En un informe publicado el miércoles pasado, el FMI pronosticó que los bancos en América Latina sufrirán pérdidas "significativas", al tiempo que la crisis se agravará con una contracción mundial de entre un 0,5 y un 1% este año, manteniéndose la restricción del crédito.
La entidad redujo sus previsiones de crecimiento por la interacción explosiva entre un sector financiero envuelto en la incertidumbre y una economía real en la que la confianza, el comercio y la producción se han derrumbado.
La semana pasada, las autoridades brasileñas revisaron a la baja su proyección de crecimiento de 3,5% para este año, pero siguen esperando una expansión de 2%, una cifra muy diferente a las estimaciones del sector privado. Los economistas encuestados por el banco central prevén una expansión apenas por encima de cero.
"Hay una política intencional de fijar expectativas positivas. No pienso que el propio gobierno crea en sus cifras", dice Ilan Goldfajn, profesor de economía de la Pontifícia Universidade Católica, de Rio de Janeiro.
En octubre del año pasado, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó que cuando la crisis económica llegara a su país, no sería más que "una olita". La olita, no obstante, se convirtió en un enorme descenso en el cuarto trimestre en la mayor economía de América Latina.
Ahora, el comentario de Lula se está transformando en un potente símbolo de lo que los detractores, y algunos economistas, consideran el "exceso de optimismo del gobierno".
Brasil sufrió en febrero una caída de 24 por ciento en las importaciones respecto de enero, por una fuerte retracción de la actividad industrial que ya se proyecta como causal recesión económica.
Según José Augusto de Castro, vicepresidente de la Asociación Brasileña de Comercio Exterior, se redujeron sobre todo las importaciones de materias primas y bienes intermedios en sectores cuya producción depende de componentes extranjeros, tanto para el mercado interno como para las exportaciones, observó el vicepresidente de la Asociación Brasileña de Comercio Exterior.
De hecho, las exportaciones brasileñas de febrero fueron 25 por ciento menores que las de febrero del año pasado. El superávit de comercial de 1.767 millones de dólares se debió a una caída mayor de las importaciones, de 34,5 por ciento, respecto del mismo período.
Esa tendencia se debe en parte a la depreciación de la moneda nacional frente al dólar desde agosto, pero especialmente a la "caída del nivel de actividad del mercado interno", señaló De Castro a la agencia IPS.
La crisis financiera mundial golpeó a este país sudamericano a partir de octubre, primero por una brusca escasez de crédito y luego por el impacto en las exportaciones. Cayeron los precios de las materias primas que Brasil exporta, y poderosos sectores industriales, como la metalurgia, sufrieron a la vez baja de precios y de cantidades vendidas.
El producto interno bruto (PIB) cayó 3,6 por ciento entre el tercer y el cuarto trimestre de 2008, lo que representa una reducción de 15,2 por ciento en el índice anualizado que se usa en EEUU.
El derrumbe es similar al de algunos países asiáticos "emergentes", como Corea del Sur, Tailandia y Taiwán, cuyas economías, mucho más internacionalizadas, se preveían muy vulnerables a la crisis financiera global. En Brasil se esperaba un impacto moderado, por la menor dependencia relativa de las exportaciones y del crédito externo.
La industria sufrió el más duro golpe, retrocediendo 7,4 por ciento entre octubre y diciembre, en comparación con el trimestre anterior, mientras las inversiones cayeron 9,8 por ciento y, por primera vez en seis años, el consumo familiar se redujo en dos por ciento, indicando que el mercado interno tampoco sostiene la economía.
A los efectos de la depresión, que llegan a través del comercio y del crédito, aunque menos fuertes que en otros países, se sumaron una notable retracción del crédito interno y la "pasividad" del Banco Central brasileño, opinó Julio de Almeida, consultor del Instituto de Estudios para el Desarrollo Industrial, un organismo vinculado a las empresas del sector.
No solo el Banco Central, con su política monetaria que mantiene tasas de interés en los niveles más elevados del mundo, sino todo el sistema bancario nacional mostró su "conservadurismo", frenando bruscamente el crédito que venía expandiéndose 30 por ciento al año, observó Almeida, profesor de la Universidad de Campinas.
En los últimos años, Brasil ha sido uno de los mayores beneficiarios del dinámico crecimiento mundial del actual modelo capitalista globalizado (sin distribución social de la riqueza) exportando minerales, carne de res y soja a Europa y Asia. La popularidad de Lula también subió a medida que el país "creaba multimillonarios" y, al mismo tiempo, expandía los programas de "asistencia social" para los pobres.
Brasil se convirtió en el símbolo más emblemático del modelo de capitalismo "asistencialista" en América Latina, con bancos centrales atestados de dólares y sin distribución social de la riqueza, con pobreza y desocupación estructural, con contratos laborales basura, con subsidios al capitalismo para contener la inflación y los conflictos sindicales.
Como efecto del derrumbe globalizado, los países de América Latina se están acoplando al tsunami financiero-recesivo, mientras la baja del petróleo y las materias primas, agregada a la suba imparable del dólar, preanuncia una mayor agudización del proceso recesivo con baja del consumo y aumento de despidos en las empresas transnacionales.
Las tres primeras economías del continente, Brasil, México y Argentina ya presentan -según los números oficiales- señales inequívocas de un contagio de la crisis financiera global en sus principales índices y variables económicas.
Brasil, la primera economía de América Latina aún cuenta con US$200.000 millones en reservas y posee los recursos financieros para lanzar planes de estímulo "contracíclicos" como los de Estados Unidos y Europa, incluyendo préstamos baratos para las empresas.
No obstante su capacidad económica, el bajón económico golpeó inesperadamente a Brasil a fines del año pasado y causó una contracción anualizada de 13,6% del PIB, un descenso de la producción industrial de 18,6% en diciembre frente a igual mes del año anterior y la pérdida de más de 700.000 puestos de trabajo entre diciembre y febrero.
La economía brasileña vuelve así a presentar gran inestabilidad, extremando las oscilaciones, pero esta vez por motivos distintos de los de los años 90. Ahora es la "economía real" la más afectada, mientras las cuentas externas, el sector público y los bancos no fueron contaminados, al contrario de la recesión de la década pasada, comparó el economista Julio de Almeida.
El gobierno de Lula tardó en reconocer que el "asombroso crecimiento económico" podría haber llegado a su fin, o que al menos estaba comprometido la continuidad del ciclo de crecimiento.
Gran parte de los analistas ya prevén recesión para 2009, contradiciendo el optimismo del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que ha negado esa posibilidad, si bien admitió un crecimiento "cercano a cero por ciento".
Alberto Ramos, economista de Goldman Sachs, cree que el gobierno ha mantenido un tono positivo para evitar que el sector privado recorte empleos e inversiones, una estrategia que, según él, es improbable que funcione. "Pareciera que estamos observando dos realidades muy diferentes", aseveró.
Como efecto político inmediato, la desaceleración económica achica las chances electorales del Partido de los Trabajadores de Lula, que enfrenta una reelección el próximo año y ha apostado sus fichas a un gran gasto público y a las altas tasas de aprobación conseguidos durante seis años de buenas condiciones económicas.
La oposición ha detectado una oportunidad poco común para atacar al popular mandatario. "El presidente trató de contener la crisis con su boca, pero no funcionó", señaló el senador Sergio Guerra, presidente del partido opositor PSDB.
Encuestas de opinión pública divulgadas la semana pasada mostraron el primer descenso importante en dos años en las tasas de aprobación de Lula.
Los analistas atribuyeron los resultados -incluyendo la caída de 9 puntos porcentuales en la tasa de aprobación del gobierno brasileño, que bajó a 64% - al deterioro de la economía y la pérdida de empleos.
(continue: Lo que viene en América Latina)
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Etiquetas: conocimiento, medios, memoria, monopolios, multitud, politica.
Como consecuencia de la crisis global, la actividad económica en Brasil se retrajo desde el cuarto trimestre de 2008, lo cual redujo las previsiones de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 3, 5 a 0 por ciento este año, según un estudio divulgado este lunes por el Banco Central.
El presidente brasileño exhortó a los gobernadores y a los empresarios a continuar invirtiendo para la generación de proyectos y empleos.
"Este país no tiene que tener miedo de la crisis. Es como una gripe en un hombre, él va a trabajar y no pierde un día de trabajo por causa de la gripe. Existe una crisis, ella es grave, Obama (presidente estadouniense Barack Obama) y los alemanes tienen más problemas que Brasil, pero nosotros vamos a enfrentar esa crisis trabajando", enfatizó.
El mandatario brasileño criticó también la manera en que la crisis es presentada por la prensa, que muestra las dificultades de la situación sin presentar alternativas.
"Si yo tomo los diarios de mañana y los leo me meto debajo de la cama, no tengo más voluntad de salir. Hay horas en que pienso que el país acabó", enfatizó.
(Xinhua)
Pero la dirección empresarial no dio respuesta a las reivindicaciones y eso deflagró el primer gran conflicto gremial que enfrenta el gobierno de Lula da Silva. El último gran paro de este sindicato ocurrió en 1995, primer año de gobierno del ex presidente Fernando Henrique Cardoso. En aquel momento produjo desabastecimiento tanto de combustibles como de gas domiciliario. Entonces se convirtió en una escena cotidiana las largas colas frente a las estaciones de servicio y el rodar de los automóviles en busca de algún surtidor sin mangueras cruzadas.
Esta primera huelga de la petrolera de la era Lula se extenderá hasta el próximo viernes. Los dirigentes y las bases reivindican cuestiones de seguridad laboral, garantía de los puestos de trabajo en las empresas tercerizadas por Petrobrás y el pago de los francos trabajados, no como horas normales sino como horas extras. La empresa respondió el lunes de la semana pasada que era "inaceptable" el Plan de Participación en las Ganancias y Resultados elaborado por los sindicatos. Tampoco reaccionó frente a las otras demandas. Según los líderes gremiales, la estatal no dio señales de querer negociar. Dijo que el plan de contingencia montado por Petrobrás para enfrentar el movimiento es un "plan de negligencia", ya que prevé retener profesionales en las distintas bases por un tiempo superior al permitido.
Según la compañía, la producción y seguridad de las operaciones no resultaron afectadas por el paro. En un comunicado subrayó que "continua abierta a las negociaciones y evalúa que la mesa de discusiones es el mejor camino para solucionar el impasse". Enfatiza no obstante que tomará todas las medidas necesarias para "asegurar la normalidad de los procesos".
De acuerdo con los gremios, ayer quedaron inactivas las principales unidades de producción. Entre ellas, varias plataformas de exploración submarina donde los trabajadores cortaron los teléfonos, las comunicaciones vía radio y hasta los celulares. Entre las plantas que sufren el impacto de la huelga se cuentan refinerías.
En entrevista con IPS, el sindicalista considero que con 30.000 de los 60.000 empleados de la firma en huelga, el balance parcial es que hubo "un muy buen grado de adhesión", en particular en los estados de Río de Janeiro, Sao Paulo, Bahia y Paraná.
Moraes destacó que esta medida inaugura asimismo "una nueva forma de huelgas", la de ser la "primera en pre-sal". Se refirió así a la paralización de la plataforma marítima de explotación de petróleo P-34, ubicada en alta mar, en el campo de Jubarte, de Campos, en Río de Janeiro.
Esa plataforma P-34 es la primera en extraer petróleo de las llamadas camadas de "pre-sal", un yacimiento en el subsuelo oceánico cercano a la costa sudeste de Brasil, que podría convertir al país en el futuro en uno de los grandes productores mundiales de crudo. Ese pozo ya produce alrededor de 60.000 barriles diarios de petróleo.
Precisamente esa instalación, donde a comienzos de año murió un operario a causa de una falla técnica, es uno de los focos de reivindicaciones de mayor seguridad laboral.
Desde 2000 han muerto 165 trabajadores de Petrobras por accidentes de trabajo. La mayoría de ellos eran contratados por empresas tercerizadas que funcionan en las plataformas marítimas donde Petrobras concentra más de 90 por ciento de su producción de crudo.
En un comunicado de prensa, Petrobras aseguró que "todas sus unidades funcionan normalmente" y que "la producción y seguridad de operaciones de los empleados no fueron afectadas por el movimiento".
Para mantener lo que llamó "la continuidad operacional y el abastecimiento de mercado", la firma informó que "donde sea necesario se operará con equipos de contingencia.
Una decisión que los sindicalistas califican "de negligente", porque entienden que los empleados que Petrobras esta contratando para "romper la huelga" no tienen experiencia suficiente en áreas de producción como las plataformas, aumentado el riesgo de accidentes.
Además, "ese procedimiento de Petrobras es un atentado al derecho democrático y legal de huelga, repudió la FUP a través de un comunicado.
Los huelguistas reivindican también la garantía de los puestos de trabajo en las empresas contratadas por Petrobras. Asimismo reclaman para los trabajadores una "justa participación en las ganancias y resultados" favorables de la empresa.
Carlos Espinheira, director de prensa del Sindicato de Petroleros (Sindipetro) de Río de Janeiro, explicó a IPS que del "lucro informado a los accionistas, que llega a unos 4.000 millones de dólares, exigen el 25 por ciento que marca la ley.
"Petrobras habla de crisis, pero la crisis dentro de la empresa no se ve, sino por el contrario, las ganancias aumentaron", subrayó Espinheira.
"Petrobras usa la crisis para explotar aún más a los trabajadores", acotó Moraes. Según datos oficiales publicados en su sitio en Internet, la firma alcanzó en 2008 una ganancia líquida récord de 33.000 millones de reales, equivalente a unos 15.000 millones de dólares.
La producción de petróleo y de gas en el exterior creció 4,3 por ciento, mientras que la explotación local de crudo y derivados creció 9.4 por ciento respecto de 2007.
En febrero la tendencia favorable se mantuvo. La producción promedio de petróleo y de gas alcanzó a más de 2,2 millones de barriles, lo cual equivale a un aumento de 5,6 por ciento sobre el volumen producido en el mismo mes del año pasado y de 1,3 por ciento en relación a enero.
Cifras récord tanto en campos nacionales como en los países donde actúa la firma, que el presidente de Petrobras Distribuidora, José Eduardo Dutra, atribuyó en su oportunidad a lo que llamó "un antídoto contra los efectos de la crisis" económica mundial.
Eso quiere decir que la petrolera estatal brasileña tuvo como foco" la "eficiencia de la atención al cliente y de la estructura administrativo-financiera".
(continue)
Más en general, Rodero ha explicado que es difícil que vayan a surgir ocasiones para comprar en América Latina, porque la mayoría de los bancos de la región están muy sólidos y no tienen intenciones de vender. Si surgieran ocasiones, como por ejemplo si finalmente Citi decidiera desprenderse de sus operaciones en la región, BBVA analizaría la oportunidad, ha dicho Rodero.
Rodero ha descartado tajantemente que la filial de BBVA en Venezuela, Banco Provincial, pueda ser nacionalizada, como está ocurriendo con la filial del otro gran banco español, Santander.
El director general ha dejado entender que la nacionalización de la filial de Santander se puso en marcha porque la entidad ya estaba en venta y ha asegurado que, en cambio, las autoridades venezolanas están encantadas con la presencia de BBVA en el país.
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