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Cumbre de millonarios Latinoamericanos |
Los personajes más ricos de América Latina iniciaron una cumbre en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias para analizar el impacto de la crisis financiera global en sus empresas y los principales problemas sociales que afectan a la región.
Aunque los nombres de las 15 personas que asisten a la cita, la tercera conocida que realizan los magnates en los últimos seis años, se han querido mantener en secreto, ha trascendido la identidad de algunos de ellos, como el del mexicano Calos Slim, el segundo hombre más rico del mundo.
El anfitrión es el colombiano Julio Mario Santo Domingo, a quien se unirán el empresario venezolano Gustavo Cisneros; los argentinos Paolo Rocca, Federico Braun y Alfredo Román, y los chilenos Andrónico Luksic y Álvaro Saieh. También los brasileños Joao Roberto Marinho, David Feffer y Antonio Moreira Salles, y el panameño Stanley Motta.
Otros empresarios que se espera que asistan son los colombianos Carlos Ardila; la familia Gilinski; Luis Carlos Sarmiento y sus herederos, y Gabriel Echavarría.
Aunque no ha podido ser confirmado oficialmente, la prensa colombiana publicó el fin de semana que el ex presidente del Gobierno español Felipe González también ha viajado a Cartagena para asistir a esta reunión y participar en los debates sobre la crisis económica.
En consecuencia, el aeropuerto Rafael Núñez de Cartagena de Indias se vio abarrotado por la llegada de varios aviones privados que transportaron a los millonarios, por lo que se tuvo que habilitar el de la vecina ciudad de Barranquilla, confirmaron fuentes oficiales.
El presidente colombiano, Álvaro Uribe, se desplazará este martes hasta la ciudad caribeña del norte de Colombia para reunirse con ellos y pedirles mayores inversiones en su país. El lugar donde transcurrirán la mayor parte de los encuentros es la lujosa mansión de Julio Mario Santo Domingo, en la isla Barú, frente a las costas de Cartagena.
Según la prensa de Cartagena, esta reunión servirá también como marco para la entrada en sociedad de los herederos de estos multimillonarios.
Las últimas cumbres de los hombres más ricos de Latinoamérica se celebraron en mayo de 2003 en México y en abril de 2006 en Argentina, ambas convocadas por Carlos Slim y el cubano-venezolano Gustavo Cisneros.

La reunión, que las autoridades colombianas mantuvieron en secreto, se efectuará del martes al jueves de esta semana en una isla próxima a la ciudad balneario caribeña Cartagena de Indias, bajo estrictas medidas de seguridad.
La cumbre se realizará en la mansión del magnate colombiano Julio Mario Santo Domingo, ubicada en la isla Barú, la cual será vigilada por la Fuerza Naval del Caribe de Colombia, aseguró el diario.
A la cita asistirán el mexicano Carlos Slim, el venezolano Gustavo Cisneros; los argentinos Paolo Rocca, Federico Braun y Alfredo Román; los chilenos Andrónico Luksic y Alvaro Saieh; los brasileños Joao Roberto Marinho, David Feffer y Antonio Moreira Salles.
Según el periódico, también confirmaron su asistencia el panameño Stanley Motta y los colombianos Carlos Ardila, la familia Gilinski, Luis Carlos Sarmiento Angulo y Gabriel Echavarría, entre otros.
A la reunión fue invitado el ex presidente del gobierno español Felipe González, para que intercambie experiencias con los hombres más ricos de la región, indicó la fuente.
Los magnates latinoamericanos acudirán con sus herederos y el objetivo es intercambiar sus exitosas experiencias, y discutir cómo comprometerse más con los temas sociales de la región.
El presidente Alvaro Uribe Vélez tiene previsto un encuentro privado con los magnates de América Latina, a quienes invitará a colocar sus capitales en Colombia, señaló la publicación.
(Con información de Notimex/TPC)
La reunión, según un corresponsal del diario El Tiempo, es llamada "Encuentro de Padres e Hijos", y se trata de "una iniciativa privada que congrega a empresarios, desde México hasta Chile, y a sus herederos".
Además de Slim, en la lista de asistentes que serán huéspedes del magnate colombiano Julio Mario Santo Domingo, figuran entre otros el empresario venezolano Gustavo Cisneros; los argentinos Paolo Rocca, Federico Braun y Alfredo Román y los chilenos Andrónico Luksic y Álvaro Saieh.
También los brasileños Joao Roberto Marinho, David Feffer y Antonio Moreira Salles, y el centroamericano Stanley Motta. Otros empresarios que se espera que asistan son los colombianos Carlos Ardila; la familia Gilinski; Luis Carlos Sarmiento Angulo y sus herederos, y Gabriel Echavarría.
Según la fuente, el encuentro era mantenido "como un secreto" que estaba "más guardado que la visita de un rey o la de un presidente estadounidense" y desde ya está dispuesta la seguridad por parte de hombres de la Armada y la Policía colombiana.
El corresponsal señaló que en la reunión los multimillonarios van a compartir "las recetas del éxito en los negocios" y además, hablarán, "de los temas sociales que preocupan al mundo".
Anoche está prevista una reunión con el presidente colombiano, Álvaro Uribe, señaló la misma fuente.
En el caso de Colombia, en la confrontación con las guerrillas del Ejército de Liberación Nacional y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, las estructuras del poder del gobierno de Álvaro Uribe han creado, con el pretexto de combatirlos, un escenario donde desarrollar y ejecutar con total legalidad un entramado narcoparamilitar para la persecución y el aniquilamiento de líderes sindicales, campesinos, estudiantiles y de adversarios políticos.
Ambos presidentes latinoamericanos, firmantes del Tratado de Libre Comercio con EE.UU., se erigen como abanderados del neoliberalismo económico, poniendo sus países en manos de las empresas transnacionales y los grandes monopolios financieros del imperialismo estadounidense y español.
Las condecoraciones universitarias y de instituciones de esos dos Estados no son más que el reconocimiento a nuestro ex – presidente de gobierno español por todo el apoyo prestado y el respaldo otorgado a las políticas económicas y de seguridad democrática que se dieron y dan en Perú y Colombia y, sobre todo, al impulso, desarrollo y cristalización que desde distintos foros y organizaciones brinda a la ideología fascista de ambos lados del mar.
Pero ahora les cuesta ocultar sus prendas.
Requieren de un aeropuerto exclusivo para apacentar sus aviones privados, una seguridad marítima de miles de millas náuticas para sus yates y todo un territorio para los desplazamientos entre comidas y espacio de siesta para la parentela.
Es decir, se requiere de todo un país con presidente, ministros y fuerzas armadas incluidos que les brinden seguridad y buen cobijo.
Por eso hay que declarar el Estado de Sitio en la zona y enclaustrar la miseria por tres días.
Porque además de vigilancia se requiere de ahuyentar el mal aspecto a objeto de privilegiar las buenas condiciones que garanticen el éxito del cónclave.
Eran apenas unas decenas de magnates dueños de América Latina que se dieron cita por estos días en Cartagena, que ahora trastean a sus familias (unas 250 personas) y para pasar inadvertidos son presentados en las revistas del corazón (que hoy día lo son todas) como un certamen de “Padres e hijos”.
Es la familia modelo del continente.
Mientras tanto, “el chino” no entiende porque no puede trabajar esos días en la zona amurallada de la ciudad como lo hace buena parte del año. Rodeado por cinco agentes de la policía y un oficial dirige sus ojos rasgados en todas las direcciones tratando de entender lo que le gritan de manera simultánea los representantes de la autoridad.
“Son unos señores muy importantes que reservaron con 15 días de anticipación casi todos los hoteles y que no quieren ser molestados”, dice el teniente.
El subalterno lo secunda: “La alcaldesa ha hecho un gran esfuerzo para traer a esa gente que le da lustre e importancia a la ciudad”.
“El chino”, que atiende en simultánea las imprecaciones vuelve sus tiritas de ojos hacia su aspecto cuando un tercero le dice: “Y tu no te vas a tirar el operativo, solo por que tienes que revender esas pendejadas para irte luego a meter bazuco”.
“El chino” en realidad es un indígena, que bajó de la sierra nevada de Santa Marta a buscar mejor vida y terminó de vendedor ambulante en la zona turística de Cartagena. Es de baja estatura, y aunque no es de piel amarilla, pues su epidermis es cobriza, sus ojos achinados le proporcionaron el seudónimo con el cual se ha hecho estimar de los celadores, vendedores de lotería, conductores de carruajes, reducidores de artesanías y de centenares de trabajadores que con su labor no remunerada hacen del “corralito de piedra” un paraíso para el descanso y el boato.
La gente los mira de lejos y compite por identificarlos. El público sabe más de ellos que de los libertadores de la República. Los periodistas gráficos y de la televisión se dan un manjar tratando de lograr las mejores placas e imágenes para las portadas y adornar los noticieros. De ellos se seguirá hablando por la moda que impusieron a su paso, el restaurante visitado, el plato pedido, la mesa ocupada, la marca de agua escogida, el papel higiénico utilizado.
Sus nombres son mencionados por orden de chequera y resuenan con más respeto que los héroes de la independencia que expulsaron de esas mismas murallas a los invasores colonialistas.
Carlos Slim, Gustavo Cisneros, Paolo Rocca, Federico Braun, Alfredo Román, Andrónico Luksic, Álvaro Saieh, Joao Roberto Marinho, David Feffer, Antonio Moreira Salles, y Stanley Motta, son algunos de los convidados a expensas del anfitrión Julio Mario Santodomingo.
En realidad a expensas de todos, porque ellos son tan ricos en razón a que nosotros somos tan pobres. Suman más de 150 mil millones de dólares en sus activos, lo que explica, por qué los negritos de Cartagena, puestos a buen recaudo durante esos días, son tan menesterosos.
Cartagena de Indias, como dijera Héctor Abad Faciolince “en donde el centro se parece a Andalucía y la periferia a Bangladesh”, es una metrópoli a orillas del mar Caribe que mejor representa el modelo de “convivencia” creado por estos filibusteros modernos que son recibidos como glorias continentales.
Unos metros cuadrados de modernidad amurallada rodeados de kilómetros de hambre y miradas lastimeras.
Se convocaron para estudiar como enfrentar la crisis, dice la prensa. En realidad lo hicieron para dolerse de perder algunos puestos en la lista de Forbes, que, como gran suceso, presenta el escalafón de los dueños del planeta.
Por cierto, que la revista no hace distinción entre estos “hombres de empresa” y los jefes del narcotráfico.
En la más reciente edición aparece ranqueado el “Chapo” Guzmán; entreverado con los más pudientes.
En el pasado también dieron brillo a esa nómina los capos del cartel de Medellín, Pablo Escobar y el clan de los Ochoa.
Y es natural, si se revisa con atención como estos “industriales” hicieron su fortuna nada tienen que envidiarle a los métodos criminales de los “narcos”.
Se me dirá que es una exageración, sólo les recomiendo darle una mirada al libro “Don Julio Mario”que firmara Gerardo Reyes sobre la vida del anfitrión del “magno evento”.
El mismo autor rastreó la vida económica de algunos de los asistentes al convite y puede leerse en “Los dueños de América Latina”. Hay un común denominador en el amasijo de esas fortunas.
El pillaje, la trampa, el latrocinio, el desfalco, el cohecho, la depredación, el pago de comisiones, la extorsión, el chantaje, etc.
En realidad estos personajes meritorios han agotado todas las figuras del código penal de sus países (nunca ha sido más exacto utilizar la expresión: sus países).
El aprovechamiento del Estado en beneficio propio, con todo y que ahora lo desprecien y conspiren contra él.
Poniendo y tumbando gobiernos como fichas de ajedrez.
Engañando incautos, arruinando a pequeños empresarios, avasallando accionistas minoritarios, lavando activos, contemporizando con las mafias del bajo mundo.
En fin, tienen un pecho muy reducido para lucir todas las medallas que han merecido en sus batallas.
Por eso nada más fría y precisa para estos líderes ejemplares lo que dijera Bertolt Brecht:
"¿Qué es robar un banco comparado con fundarlo?".
Al final “el chino” no pudo entender por qué lo retuvieron 72 horas. “Yo solo quiero hablar con ellos”, les gritaba a sus carceleros, tras los barrotes.
Un policía de piel aceituna como la de su presa se le acercó al momento de liberarlo y lo amonestó: “¿Y para que querías saludarlos?”. “Pues es que me dicen que ellos son los dueños de esto que yo vendo”. En ese momento el agente fijó su atención en el cartelito de venta de minutos de celular, el termo del café y las latas de cerveza que colgaban de su cuello.
Mario López
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