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Británicos retiran su dinero de los bancos |
En Reino Unido empieza a extenderse el miedo y la desconfianza hacia los bancos. Cada vez son más los clientes de las entidades financieras que deciden acudir a las sucursales a retirar sus ahorros. Una estampa típica del famoso “corralito” argentino. Sólo en enero los ahorradores anglosajones retiraron de sus depósitos bancarios 2.300 millones de libras (3.334 millones de dólares, 2.600 millones de euros) a consecuencia de la crisis y de los bajos tipos de interés.
Además del miedo a posibles quiebras bancarias, los británicos han visto como sus depósitos eran escasamente rentables con el precio del dinero al 1% -porcentaje más bajo desde la creación del Banco de Inglaterra hace 300 años- y muchos de ellos han tenido que recurrir al dinero que tenían “rentando” para cubrir sus gastos de dinero ante las pérdidas de sus trabajos o las reducciones de sus ingresos.
También es verdad que estas cifras se empezaron a cuantificar en 1997 y desde entonces, no se había retirado tanto dinero en tan poco tiempo, ya que el anterior récord estaba en 800 millones de libras de retirada de dinero mensual de depósitos.
El total de depósitos de ahorro asciende a 568.000 millones de libras en el Reino Unido, un país en el que el número de ahorradores supera en una proporción de 6 a 1 al de prestatarios.
El tipo de interés al que el Banco de Inglaterra presta el dinero estaba a mediados de 2008 en el 5 por ciento y la rebaja de cuatro puntos no ha logrado por ahora el efecto deseado de revivir un mercado hipotecario moribundo y reflotar el mercado crediticio.
En el caso de los ahorradores, esto supone que para un depósito medio de 100.000 libras el beneficio anual se ha visto reducido desde las 3.700 de hace un año a las 290 libras actuales.

Etiquetas: conocimiento, medios, memoria, monopolios, multitud, politica.
El IRA Real o IRA Auténtico, que ha sido designada como una organización terrorista en el Reino Unido y los Estados Unidos, es un grupo paramilitar que tiene por objeto lograr una Irlanda unificada y que surgió debido a una escisión del IRA Provisional.
La organización ha sido responsable de una serie de atentados en Irlanda del Norte e Inglaterra, entre ellos el Atentado de Omagh del 15 de agosto de 1998, en el que murieron 29 personas.
Por su parte, Brown condenó el ataque ocurrido en la víspera y destacó que el hecho no descarrilará el proceso de paz en el Ulster.
"Ningún asesino podrá hacer descarrilar un proceso de paz que cuenta con el apoyo del pueblo de Irlanda del Norte", afirmó Brown en una entrevista con la BBC.
"Todo el país está conmocionado y dolido por este ataque maligno y cobarde a soldados que servían a su país", agregó.
Según Brown, el gobierno "hará todo lo que esté en su poder" para hacer que Irlanda del Norte "sea segura" y llevar a los "asesinos" a la Justicia.
El atentado en la base Massereene de Antrim, a 25 kilómetros al norte de Belfast, provocó la muerte de dos soldados, e hirió a cuatro personas, entre ellas dos repartidores de pizza.
El ataque habría sido obra de republicanos disidentes, según informó la Policía de Irlanda del Norte, que lanzó una amplia investigación.
Los soldados son los primeros en ser asesinados en el Ulster desde 1997, cuando el cabo Stephen Restorick murió tras recibir disparos de un francotirador del ahora desarmado Ejército Republicano Irlandés (IRA).
Los heridos, uno de ellos en estado critico y los restantes tres en condición seria, pero estable, fueron trasladados al Hospital de Área Antrim, que se encuentra a un kilómetro de la base militar.
(ANSA)
Hombres armados dispararon a los soldados mientras recibían unas pizzas la noche del sábado en las puertas de una base militar cerca de Antrim. Cuatro personas, incluyendo a dos repartidores de pizza, resultaron heridas.
Un hombre que llamó al periódico Sunday Tribune se adjudicó la responsabilidad por el tiroteo en nombre de la brigada de South Antrim del IRA Auténtico.
"Dijo que él, y el IRA Auténtico, no de disculpaban por atacar a soldados británicos mientras seguían, como él llamó, ocupando el norte de Irlanda", dijo Suzanne Breen, auna periodista del periódico Sunday Tribune, a Sky News.
El ataque se produjo en el condado de Antrim. Entre los heridos, algunos de ellos muy graves, se encuentran dos miembros del ejército y dos civiles. Ningún grupo ha reivindicado la autoría del asalto pero se presupone que podría tratarse de disidentes republicanos que se oponen al proceso de paz en Irlanda del Norte.
En cualquier caso, el director de la investigación, Derek Williamson, dijo que se trató de "un intento de asesinato masivo".
De nuevo ante la puerta de casa
Según los testigos, primero se escuchó una retahíla de disparos y después las sirenas del cuartel, seguidas de inmediato por las de las ambulancias y la policía. Pronto fue cercada la zona que rodea al estacionamiento militar y los políticos se apresuraron a hacer sus declaraciones.
El primer ministro británico, Gordon Brown, envió desde Londres sus condolencias a las familias de las víctimas y aseguró que el proceso de paz en Irlanda del Norte seguirá adelante. El ministro británico para la región, Shaun Woodward, condenó el atentado calificándolo de "acto de barbarie criminal", condena a la que se unieron también los gobiernos de Irlanda e Irlanda del Norte, así como el Parlamento Europeo, cuyo presidente, Hans-Gert Pöttering, emitió un comunicado calificándolo de "ataque despreciable y criminal (...) contra las instituciones democráticas de Irlanda del Norte".
El jefe del Ejecutivo norirlandés, Peter Robinson, pospuso el viaje a Estados Unidos que tenía previsto tras conocer la tragedia, que calificó de "terrible recordatorio del pasado". Gerry Adams, el presidente del Sinn Fein, aseguró que se trata de "un ataque al proceso de paz". "Los responsables no tienen ningún apoyo ni estrategia para lograr una Irlanda unida. Su intención es que los soldados británicos vuelvan a las calles", criticó el político.
Ian Paisley Junior, miembro de la Asamblea de Irlanda del Norte e hijo del histórico líder con su mismo nombre, advirtió que "éste podría ser un momento decisivo en la historia de Irlanda del Norte". "En los últimos diez años”, continuó, “la gente se ha convencido de que estas cosas ocurren sólo en el extranjero, por ejemplo en Basora (Irak). Por desgracia, ahora vuelven a suceder ante las puertas de nuestras casas".
No del todo inesperado
Algunos analistas destacaron que el ataque no fue del todo inesperado. Disidentes republicanos intentaron recientemente en varias ocasiones matar a policías, como ocurrió hace unas semanas, cuando las fuerzas de seguridad desactivaron una bomba de casi 140 kilogramos. El jefe policial de esta región británica, Sir Hugh Orde, advirtió en los últimos días que las posibilidades de que se produjera un atentado terrorista de envergadura eran tan altas como hace diez años.
Durante décadas Irlanda del Norte fue escenario de luchas sangrientas entre protestantes “probritánicos” y católicos “proirlandeses”, hasta que en 1998 el acuerdo del Viernes Santo sentó las bases para que se iniciara el proceso de paz, que desembocó en el actual Gobierno de coalición. El conflicto ha causado la muerte a más de 3.000 personas desde los años 60, la mayoría víctimas del IRA. (mas...)
“Ningún asesino impedirá el proceso de paz”
Tras el atentado contra militares en Irlanda del Norte, el primer ministro británico, Gordon Brown, envió sus condolencias a las familias de las víctimas y se posicionó firme tras el proceso de paz en la región.
“Creo que todo el país está conmocionado e indignado ante el ataque vil y cobarde contra nuestros soldados, que se encontraban sirviendo a su país y a la población civil y sólo cumplían con su deber. Mis primeros pensamientos y condolencias van dirigidos a las familias de quienes han muerto y a las familias de los que han resultado heridos. Nuestra prioridad siempre ha sido la seguridad de los norirlandeses y haremos todo lo que esté en nuestras manos para garantizar que Irlanda del Norte permanezca sana y salva. Puedo asegurar que vamos a llevar a los asesinos ante la Justicia. Ningún asesino podrá impedir el proceso de paz que apoyan la mayoría de los norirlandeses. Continuaremos con nuestros esfuerzos para llevar el proceso de paz hasta el final y hacerlo duradero”. (mas...)
Esta acción ha sido interpretada por los responsables políticos y policiales como un desafío al proceso político irlandés y un intento de romper el delicado balance que mantiene el acuerdo entre Sinn Féin y DUP. Ahora es responsabilidad de los líderes políticos asegurarse de que esos objetivos no se cumplen.
Repartidores de pizzas
Según el superintendente de la Policía norirlandesa, Derek Willamson, el ataque se produjo alrededor de las 21.20 (22.20, en Euskal Herria) cuando un servicio de pizzas a domicilio envió dos repartidores al cuartel militar. Cuando llegaron los dos ocupantes de un vehículo abrieron fuego con rifles automáticos contra la entrada de los barracones.
El área alrededor de la base militar fue cerrada al público, y los coches de los repartidores, que muestran el impacto de balazos, siguen a la puerta de los barracones. La policía norirlandesa estaba examinado un coche en Randalstown, a siete kilómetros del cuartel miliar, que se sospecha podría haber sido utilizado por los agresores.
Los soldados son las primeras bajas del Ejército británico en el norte de Irlanda desde la muerte de Stephen Restorick, que falleció a consecuencias de un disparo realizado por un francotirador del IRA en 1997. Ambos soldados iban a trasladarse a su nuevo destino en Afganistán en los próximos días. El Regimiento 38 de Ingenieros del Ejército británico ha estado destinado a la base de Massereene desde agosto del 2008 y se trasladará Aldergrove, también en el condado de Antrim, a finales de 2010.
Los cuatro heridos están siendo tratados en un hospital del condado de Antrim, a poco más de un kilometro de la base militar. Dos de ellos, son civiles, que se encontraban repartiendo pizzas a la base militar, oportunidad usada para el ataque. Precisamente, uno de los repar- tidores, de origen polaco, es el herido que se encuentra en estado critico.
IRA Auténtico
Desde un principio, las fuerzas de seguridad atribuyeron la autoría de la acción a grupos disidentes republicanos. Precisamente, las oficinas de un dominical en Dublín, «The Sunday Tribune», recibieron una llamada durante el mediodía de ayer de alguien que se identificó como miembro del IRA Auténtico, y que reclamó, usando una contraseña acordada, para este grupo responsabilidad por el ataque a la base militar.
El primer ministro británico, Gordon Brown, describió el ataque como «malicioso» y aseguró que «ningún asesino» iba a descarrilar el proceso de paz. «Creo que todo el país está sorprendido y horrorizado por los ataques maliciosos y cobardes contra soldados que sirven a su país», aseveró Brown.
«Haremos todo lo posible para asegurarnos de que Irlanda del Norte es un lugar seguro y les aseguro que lleváramos a esos asesinos a la Justicia», añadió el primer ministro británico.
El delegado del gobierno británico en el norte de Irlanda, Shaun Woodward, cree que es «responsabilidad de todos el asegurar la derrota de esta gente».
El primer ministro irlandés, Brian Cowen, expresó su pesar ante la repetición de «violencia que ha sido profundamente rechazada por los habitantes de esta isla».
El viceprimer ministro irlandés, el republicano Martin McGuinness, declaró que nadie debería de palabra o hecho intentar devolver al norte de Irlanda al conflicto. «Apoyé al IRA durante el conflicto, ya que fui un miembro del IRA, pero esa guerra ha acabado», recordó McGuinness, quien añadió que «los responsables de este incidente claramente indican que quieren volver o reiniciar esa guerra».
Rechazo de Sinn Féin y DUP
Por su parte, el presidente de Sinn Féin, Gerry Adams, describió el atentado como un ataque contra el proceso político, asegurando que era «equivocado y contraproductivo».
«Los responsables no tienen apoyo ni estrategia para conseguir una Irlanda unida. Su intención es devolver a los soldados británicos a las calles. Quieren destruir el proceso más reciente y sumergir Irlanda de vuelta en el conflicto», acusó Adams.
El primer ministro norirlandés y líder del Partido Unionista Democrático (DUP), Peter Robinson, calificó el ataque de «recordatorio terrible de los sucesos del pasado», y explicó que el hecho de que el informe policial apunte a que los agresores dispararon «deliberadamente contra los civiles» después de matar a los soldados, daba una «idea de la locura de los pistoleros que han tomado parte en este ataque».
Representantes lealistas pidieron a sus comunidades que no respondieran ante el ataque del IRA Auténtico contra el Ejército británico. Frankie Gallagher, del Grupo de Investigación Política del Ulster, organización cercana al grupo paramilitar unionista UDA, recordó que «la gente que ha llevado a cabo este ataque no tiene mandato para sus acciones inútiles».
Frankie Gallagher añadió, asimismo, que «las comunidades nacionalistas y republicanas irlandesas en Irlanda del Norte deben dejarselo saber alto y claro».
Las últimas bajas de militares británicos en el norte de Irlanda por acciones armadas se remontan al año 1997, cuando un francotirador del IRA acabó con la vida del soldado Stephen Restorick.
Las oficinas del dominical «The Sunday Tribune» en Dublín recibieron ayer al mediodía una llamada, en la que se empleó la contraseña acordada, en la que el IRA Auténtica asumía la autoría del atentado de Massereene.
El presidente de Sinn Féin, Gerry Adamas, describió el atentado como un ataque contra el proceso político, asegurando que era «equivocado y contraproductivo. No tienen ni apoyo ni estrategia para una Irlanda unida».
La seguridad y la política norirlandesas se resienten
La coincidencia entre el descubrimiento de que el jefe de la policía norirlandesa había pedido apoyo al ejército británico para su actuación contra grupos armados -que habían viajado al norte de Irlanda, sin previa consulta con el Consejo Policial-, la controversia asociada con esta decisión, y los acontecimientos que en la noche del sábado costaron la vida a dos soldados británicos, no ha escapado algunos, que apuntan a que la acción de los disidentes podría tratarse de una reacción ante la presencia de las tropas de élite británicas en el norte de Irlanda.
Este es un extremo negado por el responsable máximo de la policía norirlandesa, Hugh Orde, quien comentó que no tiene intención de introducir más fuerzas especiales del ejército en el norte de Irlanda a pesar de los acontecimientos del sábado, y restó importancia a este tipo de comentarios.
Orde apuntó a que era importante recordar que las víctimas de la acción de ayer no habían sido exclusivamente los soldados británicos, sino también los dos civiles presentes en el cuartel en el momento del atentado.
Responsables de la seguridad británica habían advertido durante los últimos meses que disidentes republicanos estaban empecinados en llevar a cabo acciones con víctimas mortales.
Cinco oficiales de Policía, dos de ellos fuera de servicio, han sido heridos en ataques con armas y explosivos en Derry, Dugannon y Castlederg (en el condado de Tyrone) y en Roslea, en el de Fermanagh.
Así mismo se han producido algunos ataques con explosivos, el más reciente a principios de febrero en Castlewellan, en el condado de Down, cuando una bomba de 114 kilos de explosivo fue desactivada.
Con anterioridad, los ataques de los disidentes republicanas habían sido de carácter esporádico, y dirigidos contra la Policía norirlandesa más que contra efectivos del Ejército británico.
Fuentes de las fuerzas de seguridad del norte de Irlanda consideran que el ataque fue oportunista, ya que no se había detectado la presencia de disidentes republicanos en el condado de Antrim con anterioridad al ataque que se registró el sábado por la noche.
Además, las fuerzas de seguridad consideran que los autores del atentado contra el cuartel de Massereene no disponen del armamento o recursos humanos para mantener una campaña militar similar a la que llevó a cabo el IRA durante los treinta años de conflicto y consideran que el apoyo de las comunidades nacionalistas es mínimo. A ello se une el hecho de que carecen de una voz política.
Sin embargo, el primer impacto político de la acción contra la base militar de Massereene ha sido la cancelación del viaje a Estados Unidos que los dos líderes del Ejecutivo de Belfast, Peter Robinson y Martin McGuinness, habían planeado para la próxima semana. La caza de inversiones en época de crisis deberá esperar.
Esta acción ha sido interpretada por los responsables políticos y policiales como un desafío al proceso político irlandés y un intento de romper el delicado balance que mantiene el acuerdo entre Sinn Féin y DUP. Ahora es responsabilidad de los líderes políticos asegurarse de que esos objetivos no se cumplen.
Sin embargo, esos mismos líderes no comentaron nada sobre la escandalosa presencia del ejército imperial británico en suelo norirlandés. otros analistas opinan que el verdadero intento de romper el acuerdo político está en este resurgir de la represión imperialista con sus tristemente famosas tropas de élite.
Operación precisa
Según el superintendente de la Policía norirlandesa, Derek Willamson, el ataque se produjo alrededor de las 21.20 (22.20, en Euskal Herria) cuando un servicio de pizzas a domicilio envió dos vehículos de reparto al cuartel militar. Aprovechando la distracción de los guardias por la llegada de las pizzas, dos ocupantes del vehículo operativo abrieron fuego con rifles automáticos contra la entrada de los barracones.
El área alrededor de la base militar fue cerrada al público, y los coches de los repartidores, que muestran el impacto de balazos, siguen a la puerta de los barracones. La policía norirlandesa estaba examinado un coche en Randalstown, a siete kilómetros del cuartel miliar, que se sospecha podría haber sido utilizado por los agresores.
Los soldados son las primeras bajas del Ejército imperialista británico en el norte de Irlanda desde la muerte de Stephen Restorick, que falleció a consecuencias de un disparo realizado por un francotirador del IRA en 1997.
Ambos soldados muertos iban a continuar con su periplo imperialista, se trasladaban a su nuevo destino en Afganistán en los próximos días. El Regimiento 38 de Ingenieros del Ejército británico continuará sin embargo con su presencia en tierra extranjera: ha estado destinado a la base de Massereene desde agosto del 2008 y se trasladará Aldergrove, también en el condado de Antrim, a finales de 2010.
IRA Auténtico
Desde un principio, las fuerzas represivas atribuyeron la autoría de la acción a grupos disidentes republicanos. Precisamente, las oficinas de un dominical en Dublín, «The Sunday Tribune», recibieron una llamada durante el mediodía de ayer de alguien que se identificó como miembro del IRA Auténtico, y que reclamó, usando una contraseña acordada, para este grupo responsabilidad por el ataque a la base militar.
El primer ministro del régimen británico, Gordon Brown, describió el ataque como «malicioso». «Creo que todo el país está sorprendido y horrorizado por los ataques maliciosos y cobardes contra soldados que sirven a su país», aseveró Brown. El hombre fuerte del régimen no aclaró a qué país se refería.
«Haremos todo lo posible para asegurarnos de que Irlanda del Norte es un lugar seguro y les aseguro que lleváramos a esos asesinos a la Justicia», añadió el primer ministro del régimen británico. Lugar seguro sobre todo para los cipayos, se le olvidó decir.
El viceprimer ministro irlandés, el republicano Martin McGuinness, declaró que nadie debería de palabra o hecho intentar devolver al norte de Irlanda al conflicto [por su independencia]. «Apoyé al IRA durante el conflicto, ya que fui un miembro del IRA, pero esa guerra ha acabado», recordó McGuinness, quien añadió que «los responsables de este incidente claramente indican que quieren volver o reiniciar esa guerra». Por algo será.
Rechazo de las fuerzas cipayas
Ante el ataque del IRA Auténtico contra el Ejército invasor británico, Frankie Gallagher, del Grupo de Investigación Política del Ulster, organización cercana al grupo paramilitar unionista UDA, recordó que «la gente que ha llevado a cabo este ataque no tiene mandato para sus acciones inútiles» y añadió que «las comunidades nacionalistas y republicanas irlandesas en Irlanda del Norte deben dejarselo saber alto y claro». Dan miedo las declaraciones de estos paramilitares, que siguen contando con apoyo del invasor inglés.
Las últimas bajas de militares invasores británicos en el norte de Irlanda por acciones armadas se remontan al año 1997, cuando un francotirador del IRA acabó con la vida del soldado Stephen Restorick.
SINN FÉIN
El presidente de Sinn Féin, Gerry Adamas, describió el atentado como un ataque contra el proceso político, asegurando que era «equivocado y contraproductivo»
«Los responsables no tienen apoyo ni estrategia para conseguir una Irlanda unida. Su intención es devolver a los soldados británicos a las calles. Quieren destruir el proceso más reciente y sumergir Irlanda de vuelta en el conflicto», acusó Adams.
Adams no mencionó el aspecto central del nuevo conflicto: el descubrimiento de que el jefe de la policía norirlandesa había pedido ilegalmente "apoyo" al ejército británico para su actuación contra grupos armados -ejército invasor que había viajado al norte de Irlanda, sin previa consulta con el Consejo Policial.
Según los analistas, esto es lo que justifica la acción de los disidentes, como reacción ante la presencia de las tropas de élite británicas -qué tantas muertes nacionalistas tienen en su haber- en el norte de Irlanda.
Proceso de paz tutelado
Ante la permanente presencia de la "seguridad británica" en Irlanda del Norte, y la perspectiva de que el proceso nacionalista termine como los fallidos "acuerdos de paz" centroamericanos, durante los últimos meses disidentes republicanos comenzaron a llevar a cabo acciones contra los invasores.
Cinco oficiales de Policía, dos de ellos fuera de servicio, han sido heridos en ataques con armas y explosivos en Derry, Dugannon y Castlederg (en el condado de Tyrone) y en Roslea, en el de Fermanagh.
Así mismo se han producido algunos ataques con explosivos, el más reciente a principios de febrero en Castlewellan, en el condado de Down, cuando una bomba de 114 kilos de explosivo fue desactivada.
Fuentes de las fuerzas de seguridad cipayas del norte de Irlanda consideran que la operación fue impecable, ya que no se había detectado la presencia de disidentes republicanos en el condado de Antrim con anterioridad al ataque que se registró el sábado por la noche.
El superintendente David Hatshorn, responsable del cuerpo policial metropolitano encargado del orden público, y uno de los oficiales de policía de mayor alto rango del país, en una entrevista publicada por The Guardian habló de la posibilidad de disturbios como los que estallaron en el país durante los años ochenta, y que podrían producirse este año después de que la gente pierda sus empleos, casas o ahorros y se podrían convertir en "soldados de infantería" en una oleada de violentas protestas de masas.
El número de personas que en 2008 perdieron sus viviendas aumentó más de un 50%, alcanzando el nivel más alto en 12 años.
El desempleo entre septiembre y noviembre del año pasado aumentó en 131.000, ahora hay 1,92 millones de parados.
En diciembre, según los datos de la OIT, el número había llegado a 1.971.000 y ahora supera los dos millones.
Cada día los titulares de los periódicos y telediarios enumeran la lista de nuevos empleos perdidos.
Mientras esto sucede, el gobierno continúa entregando miles de millones a los bancos, sin ningún efecto real sobre la economía en términos de defensa de los empleos, estímulo del crédito, alivio en el pago de las hipotecas, etc.
Los trabajadores afectados por esta crisis pueden ver la manifiesta contradicción entre lo fácil y rápido que el gobierno se mueve cuando un banco entra en crisis, y la terca negativa a intervenir cuando las empresas se enfrentan a la bancarrota, el último ejemplo el fabricante de camionetas LVD.
El superintendente David Hartshorn hace referencia a "individuos de clase media que nunca habrían pensado en participar en manifestaciones y que este año podrían buscar desahogar su rabia a través de las protestas".
Debemos tener cuidado al utilizar este término de "clase media".
¿Qué significa? ¿Quiere decir los pequeños empresarios, pequeños "propietarios de los medios de producción" o pequeña burguesía, por utilizar un término marxista?
En parte sí, muchos pequeños empresarios se enfrentan a la bancarrota.
También, a lo largo del último período muchas personas que normalmente habrían trabajado para un empresario se han visto obligadas a convertirse en trabajadores "por cuenta propia", cuando en realidad su trabajado dependía del mismo empresario, excepto que el empresario no les tiene que despedir ni formalmente les empleaba.
Sin embargo, el término "clase media" aquí realmente significa un sector del "trabajo asalariado" (otro término marxista), es decir, personas que para vivir deben trabajar para otra persona, el propietario de los medios de producción que les paga un salario.
En este sentido, la aplastante mayoría de la fuerza laboral es "trabajo asalariado" y, por lo tanto, "clase obera".
Cuando el capitalismo está en auge y un sector significativo de este "trabajo asalariado" puede obtener un ingreso relativamente elevado, pueden sentir que son "clase media", especialmente si su empleo implica trabajar en una oficina, llevar un traje y otras cosas por el estilo.
Pero como marxistas comprendemos que esta capa es, y será, "clase obrera". Ahora la crisis del capitalismo está afectando duramente a esas personas que tenían ilusiones en que eran "clase media", de repente, han descubierto que en realidad son "clase obrera".
Así que nuestra superintendente lo que realmente dice es que este año nos enfrentaremos a una revuelta de la clase obrera, a la que se unirán sectores de la "pequeña burguesía" porque se han "proletarizado", como habría señalado Marx, es decir, han descendido a la clase obrera.
La policía británica ha llevado a cabo estudios detallados sobre el comportamiento de los manifestantes en las recientes protestas.
Han observado que el ambiente ha cambiado y es más furioso de lo que previamente habían observado.
Los manifestantes cada vez más "intentan salir a las calles para crear desorden público".
La policía está preocupada porque los "objetivos viables" son los bancos, las oficinas de las empresas multinacionales y las financieras, todos considerados por la opinión pública principales responsables de la crisis actual.
La cúpula de la policía también aprende de lo que sucede en otros países.
El estallido de protestas juveniles de masas en Grecia el pasado mes de diciembre no ha pasado desapercibido.
Son conscientes de que detrás del movimiento en Grecia estaban las condiciones sociales que se habían creado durante décadas, extrema flexibilización laboral, temporalidad, bajos salarios para los jóvenes y un sentimiento de general de estar en un callejón sin salida, las mismas condiciones que afectan a la juventud en este país.
Han observado el giro brusco de los acontecimientos en un país como Islandia, que sólo un año antes era descrito por el mismo The Guardian como el mejor lugar del mundo para vivir.
Aquí la crisis financiera provocó movilizaciones de masas y enfrentamientos violentos en las calles.
También han visto las grandes protestas en Francia, las huelgas en Italia, la reciente gran manifestación en Irlanda y la creciente oleada de combatividad obrera. Y, por supuesto, más recientemente hemos tenido la lucha en Lindsey y un torrente de huelgas similares, huelgas que han revelado el enorme nivel de combatividad de los trabajadores británicos.
Lo que ocurrió en Lindsey ha enviado una clara señal a los trabajadores en otras industrias:
¡La combatividad sirve!
En algunos casos lo que vemos no es una actitud pasiva o derrotista por parte de los trabajadores frente a los despidos.
Todo lo contrario, vemos a los trabajadores votando a favor de la huelga, como en el caso de los ferrocarriles, en correos, en fábricas de automóviles como BMW en Cowley.
¡Incluso los funcionarios de prisión se preparan para la huelga!
Es obvio para todos que este resurgimiento de la lucha sindical en un contexto de profunda crisis económica está afectado a todas las capas de la clase obrera y creando una situación potencialmente muy explosiva.
Según el mismo artículo de The Guardian, algunos informes de inteligencia indican que "conocidos activistas" están preparando un "fomento del malestar".
Como explicaba Hartshorn: "Estas personas puede que sean buenas motivando a las personas, pero no han tenido los ‘soldados de infantería' para llevarlas a cabo [las protestas]".
¡Ahora la economía está en una crisis profunda y teme que los "soldados de infantería" aumenten!
En el futuro inmediato, la policía está preocupada por lo que puede ocurrir con la cumbre del G20 en marzo y están preparando muchas fuerzas para intervenir contra las protestas.
Pero no sólo es la cumbre del G20, también les preocupa la cada vez más extensa oleada de protestas que desde hace un tiempo implican a trabajadores corrientes.
De acuerdo con eta idea está la posición más agresiva que ha demostrado la policía en las últimas protestas.
Como ha señalado un activista sindical:
"Cada vez son más antipáticos".
La policía se prepara para utilizar los mismos métodos que utilizaron contra los mineros británicos hace veinte años. Y existe una lógica en ello.
Los empresarios, los capitalistas, la clase dominante, la burguesía, no pueden proporcionar empleos a los trabajadores, tampoco un salario decente, una vivienda, porque su sistema atraviesa una crisis profunda.
Por lo tanto, se preparan para un enfrentamiento violento con la población de este país.
El comportamiento de la policía durante las recientes manifestaciones que se celebraron en Londres en solidaridad con Grecia, en las protestas contra la invasión de Gaza o incluso la que se convocó contra la central energética de Kingsnorth en Kent el pasado mes de agosto, son una prueba de eso.
En el caso de Kingshorth desplegaron a 1.000 policías, ayudados por helicópteros y caballos, la operación costó 5,9 millones de libras y detuvieron a 100 activistas.
Es importante ver las prioridades que tienen.
Se gastaron casi 6 millones de libras en la policía para hacer frente a una protesta, pero cuando los trabajadores en la industria exigen que el gobierno gaste dinero en salvar sus empleos ¡no hay un penique!
Todo eso está teniendo un efecto profundo en la comprensión de la gente corriente sobre la naturaleza del sistema en el que vivimos.
Una reciente encuesta publicada por YouGov revelaba que el 73% de la población temía el regreso del desempleo de masas. La misma encuesta decía que el 37% pensaba que en el próximo período era probable en las ciudades británicas un "malestar social serio".
Una cifra similar cree que se tendrá que utilizar el ejército para hacer frente a al revuelta según se profundice la recesión.
Los jefes de policía, los servicios de inteligencia, los grupos de estudios ministeriales y similares, estudian cuidadosamente lo que está ocurriendo en las profundidades de la sociedad, particularmente entre los trabajadores y los jóvenes.
Pueden ver lo que vemos los marxistas: la sociedad se está polarizando en líneas de clase.
Las dos principales clases, por un lado la burguesía, una minoría numéricamente, pero que tiene a su servicio el Estado, con todos sus adornos, y por el otro la clase obrera, la gran mayoría de la sociedad, las dos alineadas para la batalla.
Será una batalla que nunca hemos visto en la historia de la sociedad capitalista.
El resultado de esta batalla dependerá de la dirección de la clase obrera.
La que tenemos ahora desea paz y tranquilidad.
Quiere un compromiso con la burguesía.
Vive en el pasado.
Lo que hace falta es una dirección que emprenda seriamente la tarea de organizar a los trabajadores.
In Defence of Marxism
"Si alguien está desanimado tras perder su trabajo, la mejor solución es un nuevo empleo y ayudamos a la gente a encontrarlo donde sea posible. Pero en ciertos casos, la depresión y la ansiedad pueden ser una barrera para lograr otro trabajo", dijo Johnson.
Para asistir a esas personas, unos 3.600 terapeutas y cientos de enfermeras recibirán formación para crear, antes de finales de 2010, una red de unidades de auxilio psicológico en oficinas de empleos y ambulatorios de médicos de cabecera.
Asimismo, el Servicio Nacional de Salud (NHS) habilitará una línea especial de teléfono para atender a quienes se hayan sumido en la depresión debido a problemas económicos.
Según datos oficiales, unos seis millones de personas padecen en este país problemas de ansiedad o depresión y, muchos de ellos, siguen cobrando un subsidio por discapacidad porque son incapaces de buscar trabajo.
En general, la iniciativa del Gobierno fue bien recibida por organizaciones benéficas dedicadas a la salud mental en el Reino Unido.
Así, Paul Corry, director de asuntos públicos del grupo "Rethink", indicó que el plan es un paso positivo, si bien hace falta más ayuda, pues su asociación ha constatado un notable incremento de "personas angustiadas" por los efectos de la recesión.
Desde "Relate", una organización especializada en relaciones familiares y de pareja, la directora, Claire Tyler, informó también de un "aumento sustancial" de la demanda de sus "servicios de apoyo emocional" como resultado de la crisis.
El profesor Richard Layard, ex asesor del Gobierno y coautor de un informe de la London School of Economics sobre depresión, declaró que el plan del Ejecutivo es "el más importante acontecimiento en el tratamiento de la salud mental" en este país desde hace décadas.
El oficial murió a tiros cuando se encontraba en una operación de patrullaje en Craigavon, unos 40 kilómetros al suroeste de la capital de Irlanda del Norte, Belfast, informó una portavoz de la policía.
No hubo información inmediata sobre si el policía pereció a manos de disidentes republicanos, luego del tiroteo del sábado que causó la muerte de dos soldados británicos perpetrado por hombres armados que se oponen al proceso de paz en la provincia.
Pero una alta funcionaria dijo que el oficial de la policía probablemente murió por un asalto de separatistas republicanos.
"Hoy estamos contemplando el abismo y yo le pediría a la gente que retroceda", dijo Dolores Kelly, miembro de la directiva policial de Irlanda del Norte y del partido nacionalista SDLP, refiriéndose al incidente del lunes.
Brown, quien visitó el lunes la base militar de Antrim donde murieron los dos soldados, dijo que "el proceso de paz no será y no puede nunca ser estremecido".
Las tropas británicas no volverán a las calles de Irlanda del Norte, declaró un oficial militar de alto rango, mientras los líderes intentaron asegurar que el peor ataque en una década no revertirá los avances logrados desde el acuerdo de paz de 1998.
TEMOR A OLA DE VIOLENCIA
Los soldados murieron a manos de hombres armados del grupo separatista Ejército Republicano Irlandés Auténtico (IRA Auténtico), horas antes de que fueran desplegados a Afganistán.
El IRA, que combatió durante décadas contra el control británico y era apoyado por la minoría católica, y grupos armados protestantes pro británicos acordaron hace ya una década un cese al fuego.
El acuerdo de Viernes Santo de 1998 ayudó en gran medida a reducir la violencia sectaria, que cobró más de 3.600 vidas en Irlanda del Norte desde fines de la década de 1960.
El IRA Auténtico quiere terminar con el control británico y unificar Irlanda, pero es rechazado por los políticos de la provincia que han puesto en el pasado años de enemistad e intentan trabajar juntos en una asamblea nacional.
La organización realizó en 1998 el ataque con bomba más mortífero del conflicto religioso de Irlanda del Norte en el pueblo de Omagh. Veintinueve personas murieron.
El secretario de Irlanda del Norte, Shaun Woodward, describió el asalto del sábado como un "intento premeditado de asesinato masivo", señalando que los dos hombres enmascarados dispararon 60 veces.
Aunque expertos en seguridad cuestionan la capacidad del IRA Auténtico de lanzar una campaña de violencia, existen temores de que las muertes puedan desatar una represalia por parte de las guerrillas a favor de Gran Bretaña.
"Esto podría iniciar todo nuevamente", dijo John Stevenson, un padre de familia protestante que trabaja para una compañía de taxis en la ciudad de Lisburn.
El presidente de Sinn Fein, Gerry Adams, que por años ha enfrentado la oposición republicana al control británico en Irlanda del Norte, hizo un llamado a la calma y comprometió su apoyo a la fuerza policial.
"No puede haber de una parte ningún apoyo para quienes llevaron a cabo esta acción ni tampoco puede haber ningún tipo de respuesta de seguridad de los británicos", indicó.
La muerte del policía se produjo dos días después de un ataque del IRA Auténtico contra un cuartel británico a 25 kilómetros de Belfast en el que murieron dos soldados.
El agente, identificado como Stephen Paul Carroll, de 48 años, recibió al menos un disparo en la cabeza cuando patrullaba en un conocido bastión de los nacionalistas republicanos en Craigavon, a unos 30 kilómetros al suroeste de Belfast, según la policía.
Si los del sábado fueron los primeros asesinatos de soldados en la provincia desde hace 12 años, el del lunes por la noche es el primero de un policía que el Servicio de Policía de Irlanda del Norte tomó el relevo en 2001 del Royal Ulster Constabularly, la agencia de policía británica.
Una parlamentaria avisó que la provincia está "al borde del precipicio", pero el primer ministro británico, Gordon Brown, aseguró este martes que la región no volverá a "los viejos tiempos", aludiendo a las tres décadas de violencia política que se saldaron con la muerte de más de 3.500 personas.
"No habrá vuelta a los viejos tiempos", dijo en Londres el primer ministro. "Se trata de asesinos que están tratando de chantajear, obstaculizar y destruir un proceso político que está funcionando en Irlanda del Norte".
A los autores de los crímenes de los últimos días, dijo Brown, "no se les permitirá destruir o socavar el proceso".
La gente de la provincia "no quiere que las armas vuelvan a las calles", sentenció el primer ministro.
Las autoridades provinciales se manifestaron en la misma línea. El primer ministro de la provincia británica de Irlanda del Norte se dijo "asqueado" por el asesinato del lunes.
"Me siento asqueado por las tentativas de desestabilizar Irlanda del Norte", dijo Robinson, del Partido Demócratico Unionista (DUP, protestante). "No permitiremos que los responsables de estos actos criminales devuelvan a nuestra provincia al pasado", agregó, describiendo el atentado como un "acto diabólico".
Más pesimista fue la diputada provincial nacionalista Dolores Kelly, según declaraciones difundidas por Sky Television: "estamos al borde del precipicio y le pedimos a la gente que dé un paso atrás".
El IRA de la Continuidad y el IRA Auténtico son escisiones del IRA, el Ejército Republicano Irlandés (IRA), que entregó las armas y era el brazo armado del partido político Sinn Fein (católicos), que comparte el poder en el Ulster con sus antiguos enemigos del Partido Demócratico Unionista (DUP, protestante).
El IRA Auténtico cometió el peor atentado nunca visto en Irlanda del Norte, el de Omagh, en el que murieron 29 personas, dos de ellas españolas.
Uno de ellos, un inmigrante polaco, está en estado crítico.
El atentado, reivindicado el domingo por los disidentes republicanos del IRA-Auténtico, ha sido condenado por los líderes de todos los partidos del Ulster y por los primeros ministros de Reino Unido y de Irlanda con un mensaje común: nada parará la paz.
El atentado ocurrió a las 21.40 (22.40 en la península española), cuando cuatro soldados cruzaron la entrada de la base del 38 Regimiento de Ingenieros en Antrim para recoger unas pizzas que habían encargado 20 minutos antes.
En ese momento, dos pistoleros salieron de un coche que estaba aparcado unos metros más adelante y lanzaron una ráfaga de disparos con fusiles ametralladores, alcanzando a los cuatro soldados y a los dos civiles que traían las pizzas.
Luego se acercaron a ellos y lanzaron una segunda ráfaga antes de salir huyendo en el coche.
Es el primer atentado mortal contra soldados británicos en Irlanda del Norte desde que Stephen Restorick, de 23 años, fue alcanzado por el disparo de un francotirador del IRA en un control en Bessbrook (Condado de Armagh) en febrero de 1997.
Algo más de un año después, en abril de 1998, se firmaron los Acuerdos de Paz de Viernes Santo.
Unos meses después, en agosto, disidentes republicanos mataron a 29 personas con un coche bomba en Omagh. Fue la peor carnicería en toda la historia de los disturbios.
La bomba de Omagh, que quería acabar con el proceso de paz, no hizo más que reforzarlo.
El atentado del sábado, de escala mucho menor pero de gran simbolismo por ser un ataque directo al Ejército, se produce en un momento muy diferente.
Aunque la reconciliación entre católicos y protestantes sigue estando lejos, los norirlandeses se han acostumbrado a la paz.
Ahora, los unionistas de línea dura comparten el Gobierno del Ulster con los republicanos del Sinn Fein, brazo político del IRA, la policía es aceptada por todos y Londres está a punto de traspasar al Gobierno autónomo las competencias sobre interior y justicia.
El IRA ha enterrado las armas y la lucha armada, y el Ejército británico ha dado por concluida la Operación Banner, nombre clave de la campaña de 38 años contra el terrorismo republicano.
El atentado ha sido condenado por el ministro principal y líder del unionismo, Peter Robinson.
"Estos asesinatos son un acto fútil de quienes no tienen apoyo popular ni posibilidades de tener éxito. No nos van a desviar de la dirección que ha tomado Irlanda del Norte", dijo.
También por el líder republicano, Gerry Adams:
"Ha sido un ataque al proceso de paz. Es contraproducente. Los que lo han hecho no tienen apoyo ni estrategia para alcanzar una Irlanda unida".
Con el mismo énfasis se pronunciaron los primeros ministros británico, Gordon Brown, e irlandés, Brian Cowen.
Pero el atentado puede tener consecuencias políticas, porque ha llegado horas después de un rifirrafe de los republicanos con el jefe del Servicio de la Policía de Irlanda del Norte (PSNI), Hugh Orde.
Desde hace meses, tanto Orde como los observadores independientes venían alertando sobre el peligro creciente que suponen los disidentes republicanos.
El jueves de la semana pasada, Orde informó de ese peligro al consejo civil del PSNI pero descartó la posibilidad de pedir ayuda al Ejército, que desde que acabó la Operación Banner no sólo ha reducido su presencia en el Ulster, sino que está acantonado en sus cuarteles.
Pero el viernes, el jefe policial se vio forzado a confirmar las informaciones de la BBC de que han sido desplegados expertos militares.
"Estamos hablando de un número muy reducido de personas que incrementan mi capacidad técnica. No tienen un papel operativo", precisó.
Pero el número dos del Sinn Fein y del Gobierno autónomo, Martin McGuinness, declaró de inmediato que su confianza en Orde se estaba "tambaleando".
Ahora, el atentado confirma que el policía no se equivocaba sobre el creciente peligro de los disidentes republicanos.
Pero echar mano del Ejército para luchar contra ellos evoca viejos fantasmas y puede dividir a la clase política del Ulster.
En esta ocasión los medios de comunicación se han hecho eco de la declaración de condena del doble asesinato que realizó Gerry Adams, Presidente del Sinn Féin y parlamentario por Belfast Oeste.
Sin embargo, no es la primera vez que el líder republicano se expresa con dureza contra estos grupos, a los que niega su condición de republicanos, llegando a pedir la cooperación ciudadana con la policía para erradicar la criminalidad en la comunidad nacionalista (católica).
Sin duda, el discurso de Gerry Adams más potente encaminado a deslegitimar a los grupos autodenominados ‘disidentes republicanos’ lo pronunció el pasado 16 de enero [1], dos semanas antes de que apareciera un coche-bomba desactivado junto a un colegio en Castlewellan, que se consideró un punto de inflexión en la creciente amenaza de los ‘disidentes’ contra el proceso de paz.
La intervención de Gerry Adams el 16 de enero de 2009 se produjo en los siguientes términos:
“Ha habido un incremento de las acciones criminales por parte de un número de bandas criminales organizadas que se reclaman republicanas.
Las bandas implicadas están amenazando a familias inocentes, a empresarios, y algunos otros actos criminales, en particular tráfico de drogas y petición de dinero por protección.
El miércoles el CIRA [IRA de Continuidad] destruyó un JBC [un soldador] de un contratista que trabajaba en el Casement Park [estadio de deportes gaélicos en Belfast Oeste].
El ataque tuvo lugar después de varias amenazas telefónicas al contratista y la actitud intimidatoria de varios individuos que le pedían dinero.
Es la última de una larga letanía de acciones por personas que se reclaman representantes de este grupo.
Pero no es exclusivo.
Otros están usando los nombres Óglaigh na hÉireann [Voluntarios Irlandeses, nombre histórico del IRA], el IRA Auténtico [Real IRA] o el INLA [Ejército Irlandés de Liberación Nacional].
Sus acciones no están promoviendo los objetivos republicanos.
Al contrario, ellos ensucian el nombre del republicanismo irlandés y sólo persiguen su propio interés.
Esta conducta es intolerable y debe acabar.
Están protegiendo a los traficantes de drogas a cambio de dinero obtenido de esa práctica censurable; están amenazando a emprendedores y familias de esta comunidad.
Apelo a cualquiera que genuinamente esté comprometido con las metas y objetivos republicanos y que valore el legado de todos aquellos que dieron sus vidas durante muchos años de lucha, a rechazar a estos grupos.
Todo aquel que esté preocupado por el bienestar, la calidad de vida y el futuro de nuestro pueblo debería pedir a estos grupos que pararan.
Yo sostengo el derecho de otros a disentir de la posición republicana principal y a oponerse a la estrategia del Sinn Féin, si ése es su punto de vista, pero creo que no puede haber tolerancia política para las acciones que yo he subrayado hoy.
Desafío a aquellos que se consideran partidarios de estos grupos a repudiar esas acciones y cooperar con la PSNI [policía norirlandesa] para acabar con la criminalidad en nuestra comunidad”.
Notas:
[1] Adams accuses so-called dissident republican groups of criminal actions.
[2] Gerry Adams acusa a los disidentes republicanos.
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El proceso de cambio político en el norte de Irlanda seguirá adelante «inquebrantable» a pesar de la muerte de dos soldados británicos a consecuencia de disparos realizados por disidentes republicanos en la noche del sábado. Ésa ha sido la clave del mensaje del primer ministro británico, Gordon Brown, durante su visita al norte de Irlanda en la mañana de ayer. Según trascendía pasada la medianoche, un agente de la Policía resultó muerto ayer en un tiroteo registrado en la localidad de Craigavon, en el Norte de Irlanda, mientras se encontraba de patrulla. La noticia fue confirmada por fuentes policiales, aunque al cierre de esta edición se desconocían los detalles del suceso.
Durante su estancia en Irlanda, el premier británico, Gordon Brown, se reunió con el primer ministro y el viceprimer ministro norirlandeses, el unionista Peter Robinson y el republicano Martin McGuinness, respectivamente. Y Brown quiso hacer especial hincapié en el mantenimiento de la unidad en el seno del Ejecutivo y de la Asamblea de Belfast, que considera una muestra de que el proceso político es, en estos momentos, «inquebrantable».
Evidentemente, la primera parada en el recorrido de Brown por el norte de Irlanda fue el acuartelamiento de Massereene, en el Condado de Antrim, escenario de la muerte el sábado de los soldados Mark Quinsey, de 23 años de edad y vecino de Birmingham, y Patrick Azimkar, de 21 años y residente en el norte de Londres. En esta visita le acompañó el máximo responsable de la Policía norirlandesa, Hugh Orde.
Los dos militares murieron a consecuencia de los disparos realizados desde un Vauxhall Cavallier aparcado en el exterior del acuartelamiento cuando, junto a dos colegas, acudieron a recoger unas pizzas. Sus dos compañeros y los dos repartidores resultaron heridos en el incidente. El estado de salud del repartidor de origen polaco que había resultado malherido ha mejorado y se encuentra en situación grave, pero estable. Los otros tres heridos continúan su recuperación en el hospital. El resto del regimiento ha abandonado la base y se encuentra camino de Afganistán.
Como cabía esperar, la sesión de la Asamblea de Belfast también se centró en los acontecimientos del sábado. En su intervención, el primer ministro norirlandés, Peter Robinson, del DUP, reiteró que la acción de los disidentes republicanos representa un «desafío». «Hoy en esta cámara y fuera de ella, respondamos alto y claro: No hay marcha atrás», concluyó Robinson.
El líder de Sinn Féin, Gerry Adams, explicó que «la lógica de nuestra situación es que apoyamos a la Policía en la detención de los responsables», a la vez que reiteraba sus críticas contra la decisión del jefe policial, Hugh Orde, de invitar a soldados de la Inteligencia británica para que vuelvan al norte de Irlanda con el fin de monitorear las actividades de los disidentes republicanos.
Desde la oposición al Gobierno, el líder de UUP, el unionista Reg Empey -cuyo partido ha establecido un pacto electoral con los conservadores en el norte de Irlanda- atacaba a Sinn Féin por lo que consideraba «ambigua» reacción a la muerte de los soldados, y cuestionaba que las instituciones norirlandeses estén preparadas para la transferencia de los poderes judicial y de control policial.
Críticas republicanas
Precisamente, el Ejecutivo británico había iniciado la tramitación de la legislación necesaria para la transferencia de ambos poderes al Gobierno de Belfast el pasado 4 de marzo. El portavoz de Sinn Féin en temas policiales, Alex Maskey, viajó hasta el Parlamento de Westmister, en Londres, para asistir al debate de la propuesta de ley, que está diseñada para facilitar la transferencia de poderes a corto plazo, aunque la transferencia se prolongaría hasta mayo del 2012. Desde Londres, la pasada semana, Maskey criticó las declaraciones de Robinson de que los unionistas se asegurarían de tener la decisión final sobre la elección del ministro de Justicia.
Sinn Féin ha criticado que las contradicciones del unionismo en lo que se refiere a los avances del proceso de paz es una de las causas de inestabilidad social en el norte de Irlanda y, en particular, en la confianza de las comunidades hacia las instituciones. Y la falta de confianza en las instituciones y, por extensión, en el proceso, refuerza a los grupos disidentes.
La cuestión de la desmilitarización sigue el cauce marcado por el Acuerdo de San Andrés y el posterior plan del Gobierno británico, que redujo los efectivos militares en el norte de Irlanda a cinco mil soldados en catorce bases. La única controversia en los últimos meses, hasta el descubrimiento de la invitación por parte de Orde a las fuerzas especiales, es quién se beneficiará por la venta de los terrenos militares: Londres o Belfast.
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Los avisos de los responsables de la seguridad en la zona llevaban desde hace varias semanas indicando la posibilidad de que este tipo de acciones tuvieran lugar, aunque la mayoría de los informes apuntaban a que el objetivo sería un policía, con grandes posibilidades además que éste fuera católico.
Desde hace ya tiempo que los “micro grupos” disidentes tienen como objetivos a las fuerzas de seguridad y al movimiento republicano encabezado por el Sinn Féin y que apuesta claramente por el proceso de paz. En este contexto podemos ver cómo desde hace tiempo los ataques y la estrategia de los disidentes pasa por entorpecer la labor del Sinn Féin.
Más allá de la coyuntura del actual ataque, es evidente que sus autores persiguen varias cosas. Por un lado estarían buscando la fotografía de algún dirigente del movimiento republicano en el funeral de un policía o soldado, y por otro lado pretenden que desde Londres se vuelva a impulsar la presencia militar en las calles, dando más argumentos a los que reclaman que ésta todavía no ha concluido.
Si bien es cierto que la presencia británica no ha finalizado, también es verdad que la estrategia republicana en trono al proceso de paz ha logrado que ésta sea la más pequeña en muchos años (De cerca de 30.000 se ha pasado a menos de 5.000).
El intento de crear mayores contradicciones dentro de las bases del republicanismo, mayoritariamente situadas en el SF, es uno de los motores de las acciones disidentes. Por eso hay que ubicar la respuesta del partido republicano en ese contexto. La respuesta de los dirigentes del Sinn Féin, ha sido interpretada como “una declaración calculada políticamente”.
Tras presentar el ataque como una acción contra el proceso de paz, el SF se reafirma en su objetivo de acabar con la “ley británica” en Irlanda por medios pacíficos y democráticos. En el comunicado, los republicanos también resaltan otros aspecto clave, que pasa desapercibido intencionadamente para algunos medios, y es la existencia 2de elementos dentro del unionismo y del propio sistema británico” que no desean que el proceso de paz cumpla sus objetivos, en una clara alusión a los llamados “segurócratas”.
En los últimos meses han aparecido por doquier nuevos grupos disidentes que se han escindido del RIRA, CIRA o INLA, lo que ha hecho que algunos portavoces políticos cercanos a éstos grupos, como 32CSM, denuncien que algunos de estos nuevos grupos estarían actuando “bajo las ordenes de la inteligencia británica”. Algunas fuentes señalan asimismo ese abanico de nuevos grupos (Óglaigh na hÉireann- OHN, Irish Republican Liberation Army-IRLA, Saor Uladh- Ulster Libre o Irish Republican Brotherhood-IRB) como foco de reunión de individuos relacionados con el tráfico de drogas y con bandas de ladrones. De ahí que muchas de sus acciones estén ligadas al dinero del narcotráfico, a robos o a extorsiones, y que intenten barnizar las mismas bajo el manto de los principios republicanos, algo que han rechazado de plano los portavoces de las comunidades afectadas.
La presencia de estos “micro grupos” es una constante en la escena política del norte de Irlanda, aunque la mayoría de ellos apenas cuentan con apoyo entre la comunidad, y tienen serias deficiencias de militantes, y armamento. Pero a pesar de todo ello han demostrado que pueden realizar ataques de distinto tipo. Sólo desde el pasado mes de noviembre, se han contabilizado más de quince ataques (disparos, bombas, palizas…).
Otros aspectos del ataque contra la base de Massereene también deben tenerse en cuenta. Por un lado la elección del lugar, en el condado de Antrim, considerado como el corazón de la comunidad protestante, y por otro lado la repercusión mediática y junto a ello la anulación del viaje a EEUU de Robinson y McGuiness, donde se escenificaría una cierta unión de cara al mundo. Además, atentando contra la base se lanza un serio aviso a todos aquellos que colaboran de una u otra forma con las fuerzas británicas (estaciones de servicio, alimentación o construcción).
La marcha del proceso de paz no parece peligrar de momento, pero es evidente que su cumplimiento es una condición para que el mismo no acabe atascado y cree desilusión entre la sociedad. Aspectos como la investigación sobre la colaboración de las fuerzas británicas y los grupos armados lealistas, la transferencia de poderes en materia judicial y policial, el desarme lealista, y la profundización de las relaciones norte-sur de la isla, tendrán su peso en la buena marcha o no del proceso de paz irlandés. Sin olvidar tampoco que el próximo mes de junio, las elecciones europeas se convertirán en un espacio de batalla entre las diferentes sensibilidades de la isla, tanto en el norte como en el sur.
TXENTE REKONDO
Gabinete Vasco de Análisis Internacional (GAIN)
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