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Aumenta indignación por primas de AIG |
Ante la creciente protesta pública, la administración Obama prometió el lunes tratar de impedir al gigante de la industria aseguradora AIG que pague hasta 450 millones de dólares en primas a altos ejecutivos y otros trabajadores. AIG intenta otorgar las primas a pesar del papel central que desempeñó la empresa en la debacle de la economía mundial.
La aseguradora ya recibió 173 mil millones de dólares por concepto de rescate financiero gubernamental. En el último trimestre de 2008, perdió una cifra récord de 62 mil millones, cantidad que equivale a más de 460.000 dólares por minuto.
El domingo, Lawrence Summers, uno de los principales asesores económicos del Presidente, dijo que el gobierno no puede derogar sin más los contratos, pero ayer el Presidente Barack Obama solicitó al Secretario del Tesoro Timothy Geithner que agote todas las vías legales para bloquear las primas.
El Presidente Obama dijo:
“Esta es una empresa que se encuentra en dificultades financieras debido a la imprudencia y avaricia. En estas circunstancias, resulta difícil entender cómo los operadores de derivados de AIG pueden justificar el cobro de primas, y mucho menos de 165 mil millones en retribuciones extra. ¿Cómo justifican este escándalo ante los contribuyentes, que son quienes están manteniendo la empresa a flote?”.

Etiquetas: conocimiento, medios, memoria, monopolios, multitud, politica.
Según la corresponsal de la BBC, Caroline Hepker, a ese departamento se le considera responsable de la debacle de la compañía.
En una carta enviada al Comité de Servicios Financieros en la Cámara de Representantes de EE.UU., el fiscal explica que se habrían pagado bonos de al menos US$1 millon a 73 empleados, de los cuales 11 ya no trabajan en la compañía.
Ello pone en duda el argumento de Edward Liddy, consejero delegado de AIG nombrado por el gobierno estadounidense, quien afirmó que los bonos son necesarios para retener a los empleados con más talento.
Malestar
El malestar entre el público, la clase política y los medios de comunicación va en aumento, un día después de que el presidente de EE.UU., Barack Obama, dijera sentirse "indignado" y pidiera bloquear esos pagos.
Ahora los legisladores están buscando la manera de recuperar el dinero de los bonos.
Entre las opciones que se discuten se encuentra el aplicar un impuesto de más del 90% sobre el dinero recibido por los empleados de AIG.
El 80% de las acciones de la aseguradora pertenecen al gobierno estadounidense, después de que en septiembre pasado fuera intervenida por el entonces presidente George W. Bush para evitar que su caída dañara al resto del sistema financiero.
El gobierno otorgó ayuda a AIG por valor de US$180.000 millones, dinero proveniente de los contribuyentes.
Obama "indignado" por AIG
Interpretando la "indignación" colectiva sobre el pago de bonos a los directivos de la aseguradora American Internacional Group (AIG), recientemente rescatada con dineros públicos, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pidió bloquear esos pagos.
El presidente Obama dijo sentirse "indignado" ante el anuncio de que AIG pagaría a sus ejecutivos unos US$165 millones en bonos y se preguntó "¿cómo justifican este escándalo a los contribuyentes que mantienen a flote esta compañía?".
"Es difícil entender que los operadores de derivados en AIG se merezcan la más mínima bonificación, mucho menos pagos extras de US$165 millones de dólares", dijo Obama antes de presentar un plan de estímulo para la pequeña empresa desde la Casa Blanca.
Tras la reflexión, el presidente pidió al Secretario del Tesoro, Timothy Geithner, que use la influencia de gobierno en la compañía "y busque toda manera legal de bloquear esos bonos".
El 80% de las acciones de la empresa pertencen al gobierno estadounidense, desde que en septiembre pasado fuera intervenida por el entonces presidente George W. Bush para evitar que su caída dañara al resto del sistema financiero.
El gobierno intervino con un paquete de rescate a la aseguradora de US$180.000 millones, dinero proveniente de los contribuyentes en EE.UU.
"Obligación contractual"
Fuentes de la empresa han dicho que el pago de bonos es una "obligación contractual" contraída antes de que se presentaran los actuales problemas, por lo que no está claro cómo podría hacerse para que el gobierno impida su pago sin que AIG pueda incurrir en incumplimiento de contratos.
El corresponsal de asuntos económicos de la BBC, Rodney Smith, dice que políticos, organizaciones de consumidores y ciudadanos comunes han reaccionado con indignación que dinero público vaya a manos de ejecutivos que fueron directamente responsables del casi total colapso de la empresa.
Sin embargo, AIG dice que las consecuencias de no cubrir algunas de sus deudas con bancos extranjeros y no pagar las bonificaciones hubieran dañado más a la empresa.
En efecto, además de los bonos a sus ejecutivos, la asediada aseguradora reveló que un número de bancos extranjeros recibió grandes sumas de dinero del paquete de emergencia que el gobierno de EE.UU. puso a su disposición.
AIG reconoció haber pagado cerca de US$38.000 millones a sus acreedores extranjeros, incluyendo Société Générale de Francia, Deutsche Bank de Alemania, Baclays Bank del Reino Unido y UBS de Suiza.
La aseguradora dice que está legalmente obligada a efectuar los pagos, aunque expresa haber acordado recortar lo que tiene destinado para este año en 30%.
Entretanto, en Estados Unidos continúa el debate en torno a los vicios y las virtudes de rescatar las fallidas instituciones financieras, no importa su tamaño o importancia.
Para muchos es evidente que si no se hubiera rescatado a AIG con dinero público, la empresa no estaría desembolsando bonificaciones ni pagos a bancos extranjeros.
No obstante, Rodney Smith de la BBC dice que la decisión de apoyar a la aseguradora se tomó pensando en que el desplome hubiera destruido todo el sistema financiero.
AIG reducirá bonos a ejecutivos
La asediada compañía mundial de seguros American International Group (AIG) anunció que reducirá su esquema de bonificaciones para sus ejecutivos con el fin de satisfacer las demandas del gobierno del presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
Las gratificaciones a los principales ejecutivos de la gigante de seguros se reducirán drásticamente en 2009, indicó el presidente de AIG, Edward Liddy en una carta dirigida al secretario del Tesoro de EE.UU., Timothy Geithner.
Aún así, la empresa se verá en la obligación de pagar multimillonarias bonificaciones por el año pasado.
"Algunos de esos pagos se vencen el 15 de marzo y francamente, las manos de AIG están atadas", agrega Liddy en la misiva.
Expresó además que "bajo las presentes circunstancias, no me gustan estos arreglos y los encuentro de mal gusto y se me hace difícil recomendarle que debemos proceder con ellos".
La compañía había prometido pagar cientos de millones de dólares en bonos a parte de su personal.
Liddy afirma en su carta a Geithner que él y otros seis ejecutivos de la compañía decidieron declinar las bonificaciones y que intentará reducir el resto en 30% para 2009.
Rescates multimillonarios
AIG recibió tres rescates del gobierno de EE.UU. por un total de US$180.000 millones desde que estuvo cerca del colapso en 2008.
En círculos financieros se asegura que es el mayor rescate de un gobierno a una compañía estadounidense.
En todo el año pasado la empresa reportó un saldo negativo de US$99.300 millones.
AIG fue una vez la mayor aseguradora por valor de mercado, con operaciones en más de 100 países. Pero la empresa ofreció pólizas de seguro a las riesgosas inversiones que desataron la presente crisis en el sector financiero.
Es precisamente por su alcance global por lo que las autoridades no han permitido que la compañía quiebre, dice la corresponsal de la BBC en Nueva York, Michelle Fleury.
La empresa garantiza unos US$300.000 millones en títulos respaldados por activos y otras deudas, añade la corresponsal.
En la jornada del lunes la Fiscalía de Nueva York envió los requerimientos oficiales a AIG para exigirle toda la información relativa a las primas con las que había gratificado a los trabajadores de su división de Productos Financieros. Además, Cuomo pidió los datos e identidad de aquellos empleados que recibieron las bonificaciones en el marco de la investigación que se ha abierto sobre la aseguradora.
En una carta enviada hoy al legislador demócrata Barney Frank, que preside el Comité de Servicios Financieros en la Cámara de Representantes de EEUU, Cuomo explica que AIG pagó el viernes más de 160 millones de dólares en primas a empleados de esa filial, cuyos problemas pusieron al borde de la bancarrota a la compañía matriz.
"Mi oficina ha determinado ya que algunas de estas bonificaciones fueron asombrosas por su tamaño", relata Cuomo, que reitera que los contribuyentes merecen saber a dónde va su dinero.
Sin precisar detalles respecto de sus identidades, Cuomo constató que el más agraciado de todos obtuvo más de 6,4 millones de dólares en compensaciones y que los siete más premiados se llevaron más de 4 millones cada uno. Veintidós directivos recibieron primas de al menos 2 millones de dólares y por un importe combinado de más de 72 millones.
Entre los once millonarios que ya no trabajan para la empresa hay uno que recibió 4,6 millones de dólares en bonificaciones, según el fiscal. Cuomo subraya que esos pagos "se hicieron a individuos en la filial cuya actuación dio lugar a pérdidas aplastantes y a casi el hundimiento de AIG".
Recuerda al legislador Frank que AIG ha alegado que no tenía más remedio que pagar esas sumas debido a los términos inalterables del plan que establecía las compensaciones. Cuomo agrega también que, de no haber sido por el aporte de miles de millones de dólares de fondos públicos, AIG probablemente se habría declarado en bancarrota y no se habría efectuado ningún pago.
Resalta también que la empresa ha manifestado que la retención de empleados en Productos Financieros "era vital" para deshacer sus problemáticos negocios pero, afirma, la empresa no ha identificado por ahora a los receptores de bonificaciones y por tanto es imposible ratificar esa aseveración, incluso cuando algunos de ellos ya no forman parte de la plantilla.
"Hasta que obtengamos los nombres de esos individuos, es imposible determinar cuándo y por qué dejaron la empresa y cómo es que recibieron las bonificaciones", señala Cuomo en su carta, en la que también afirma que "no debe tolerarse la intransigencia y el deseo de ocultar quién recibió esos pagos".
El fiscal explica que ha obtenido los contratos en base a los que AIG ha hecho los pagos y ha constatado que contienen una cláusula que exige, en la mayoría de los casos, que las primas que recibirían el pasado año fueran del 100 por ciento de las previstas en 2007.
El fiscal señala por tanto que, en la primavera pasada, la empresa eligió aferrarse a unos bonos para ese ejercicio anual del nivel que tenían el año anterior, pese a existir "signos obvios de que los resultados de 2008 serían desastrosos".
Cuomo expresa a Frank su esperanza de que la información que le aporta sea útil para la audiencia que tiene previsto celebrar el miércoles ese comité legislativo acerca de la situación de la aseguradora, que ha recibido ya más de 170.000 millones de las arcas públicas y está controlada en un 80 por ciento por el Gobierno.
AIG ha recibido US$173.000 millones en ayuda estatal y el gobierno estadounidense es propietario del 80% de la firma. "Trataremos de hacer todo lo que esté a nuestro alcance para prevenir que se hagan los pagos y para recuperar el dinero que ya ha sido desembolsado", dijo el senador demócrata del estado de Nueva York, Charles Schumer.
El senador Schumer y otros parlamentarios enviaron una carta al presidente de la junta directiva de AIG, Edward Liddy, exigiendo que trate de renegociar las bonificaciones. "Para una empresa que no existiría de no ser por el rescate de US$170.000 millones financiado por los contribuyentes, es simplemente inaceptable desde el punto de vista moral gastar US$165 millones en el pago de bonificaciones", dijo la misiva.
El gobierno, por su parte, evalúa el uso de una cláusula del paquete de estímulo recientemente aprobado por el Congreso que le permitiría al secretario del Tesoro recuperar los pagos en caso de que fueran "inconsistentes con el propósito" del Programa de Alivio de Activos en Problemas (TARP) o que estuvieran reñidas "con el interés público", dicen fuentes cercanas.
Los pagos han desatado una tormenta política para la Casa Blanca. El presidente Barack Obama sabía que tenía pocas facultades para impedir que los empleados de AIG recibieran los US$165 millones, a pesar de que prometió antes las cámaras de televisión el lunes "bloquear estas bonificaciones", señalan funcionarios del gobierno.
Al final del día, la Casa Blanca reconoció que sus opciones eran limitadas. Su respuesta amenaza la agenda económica del gobierno estadounidense, en especial su capacidad para obtener nuevos fondos del Congreso para financiar paquetes de rescate.
AIG se ha transformado en un potente símbolo de los rescates que han pasado a definir la política estadounidense. El lunes, los legisladores recibieron miles de llamadas y correos electrónicos acerca de las bonificaciones otorgadas a ejecutivos de la división que provocó el cuasi colapso de la aseguradora.
En una serie de acusaciones, un funcionario de la Casa Blanca esencialmente culpó al Banco de la Reserva Federal de Nueva York, que ha tenido un papel preponderante en el rescate de AIG, por no haber informado al gobierno antes sobre los pagos. Agregó que el Tesoro desde hace mucho había pedido una lista de los pagos que se les debía a ejecutivos de AIG y otras firmas que recibieron fondos estatales, pero recibió la información recién el martes de la semana pasada. Ya era demasiado tarde para tomar una medida efectiva, aseveró.
Los planes para hacer los pagos fueron ampliamente divulgados en enero y algunas personas al interior de la Reserva Federal y el Departamento del Tesoro estaban al tanto, manifestaron fuentes cercanas. El Secretario del Tesoro, Timothy Geithner, quien previamente dirigió la Fed de Nueva York, se abstuvo de participar en los asuntos de AIG a finales de noviembre luego de saber que sería nominado como secretario del Tesoro de Obama.
Aunque el gobierno controla AIG a través de una participación de 80% y en su calidad de prestamista principal, no tiene autoridad legal para frenar los pagos por su cuenta. Estados Unidos ha inyectado US$173.300 millones en AIG, incluyendo US$70.000 millones del fondo de rescate del Departamento del Tesoro.
La división de productos financieros de AIG, creada en 1987, vendía contratos que aseguraban a los inversionistas contra una serie de riesgos, aprovechando que la deuda de la empresa tenía una calificación de triple A, la más alta. En 2007, la filial incurrió en una pérdida operativa de US$10.600 millones.
Los paquetes de retención estaban ligados a los niveles de salariales de 2007, según documentos de la empresa.Una portavoz de AIG se limitó a señalar que en la carta que Liddy le envió a Geithner el sábado, el ejecutivo expresó que encuentra que los pagos son "de mal gusto".
Andrew Cuomo reveló detalles de una investigación que lleva a cabo la fiscalía sobre los pagos de la aseguradora.
Cuomo dijo en una carta al congresista Barney Frank, presidente de la Comisión de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes, que su oficina descubrió que el mayor bono pagado en AIG el año pasado superó los 6.4 millones de dólares y los 10 mayores recibieron un total de 42 millones de dólares.
"Todos estos pagos fueron hechos a individuos en la subsidiaria cuyo desempeño llevó a profundas pérdidas y a AIG cerca de la quiebra", señaló Cuomo, quien entregó los detalles a Frank antes de una audiencia de la comisión en Washington el miércoles.
"Por lo tanto, la semana pasada, AIG hizo más de 73 millonarios en una unidad que perdió tanto dinero que puso a la firma de rodillas y obligó a un rescate de los contribuyentes", escribió Cuomo.
Afirmó el lunes que iba a emitir citaciones a la compañía, cuyos planes de pagos a ejecutivos han indignado al presidente estadunidense, Barack Obama.
Cuomo investiga si los bonos fueron pagados en forma fraudulenta bajo las leyes de Nueva York y ha pedido los nombres y los montos. El fiscal aseguró que su oficina había obtenido los contratos bajo los cuales AIG realizó los pagos.
"Los contratos sorprendentemente contienen una provisión que requería que la mayoría de los bonos individuales fueran 100 por ciento de sus bonos de 2007", dijo la carta hoy.
"AIG eligió fijar los bonos de 2008 en los niveles de 2007, pese a las señales obvias de que el desempeño de 2008 sería desastroso", añadió.
El fiscal ha estado presionando desde octubre para que varias firmas que recibieron dinero de los contribuyentes revelen detalles de los pagos de bonos.
"Va en contra de nuestro sentido básico de lo que es justo y lo que es correcto", afirmó Obama. "Ofende nuestros valores".
El encuentro en ese ayuntamiento fue la primera parada de la visita de dos días de Obama a California, durante la cual espera hacer hincapié en su plan de estimulación económica, que incluye un paquete de 787.000 millones de dólares USA aprobado por el Congreso, en los esfuerzos de su administración para ayudar a encarar las ejecuciones hipotecarias a quienes han comprado una vivienda y a los pequeños empresarios que necesitan préstamos.
En su discurso, Obama asumió la total responsabilidad por los millones de dólares en pagas de retención que percibieron ejecutivos de la compañía de seguros poco después de que la empresa recibiese miles de millones de dólares de los contribuyentes a través del plan de rescate económico federal.
"Escuchad, asumiré la responsabilidad. Soy el presidente. Nosotros no preparamos esos contratos. Estamos muy ocupados, pero es apropiado cuando se está al cargo de asegurar que cosas como ésta no ocurran".
Obama también trató de dar palabras de esperanza para un estado que se enfrenta a una alta tasa de desempleo, despidos de profesores y otros problemas financieros.
"Uno de cada diez californianos no tiene trabajo en estos momentos", apuntó. "Tenéis una de las tasas de ejecuciones hipotecarias más elevadas de la nación. Los recortes presupuestarios están amenazando el trabajo de miles de profesores en todo el estado. Pero lo que quiero que sepáis es que nosotros no sólo vamos a superar la crisis, sino que vamos a salir como una nación más fuerte y próspera".
(Xinhua)
Los 165 millones de dólares de primas que han comenzado a transferirse estos últimos días a sus altos ejecutivos, pese a haber recibido más de 170.000 millones de dólares del contribuyente estadounidense, no son más que una parte más de los 450 millones que AIG se comprometió a pagarles en 2008, antes de ser reflotada por el Estado. El mensaje de Obama del pasado lunes sobre las medidas para ayudar a las pequeñas empresas ante la crisis se difuminó ante las protestas de indignación por esas bonificaciones.
El escándalo siguió creciendo ayer, cuando el fiscal del Estado de Nueva York, Andrew Cuomo, constató que AIG ha pagado bonos millonarios a 73 empleados y precisó que once directivos habían dejado la empresa a pesar de haber recibido enormes bonificaciones de más de un millón de dólares para permanecer en ella. Uno de ellos llegó a recibir 4,6 millones, según explicó Cuomo en una carta dirigida al presidente de la comisión de finanzas de la Cámara de Representantes, Barney Frank.
Otros siete recibieron más de cuatro millones cada uno. «Los diez que más primas han recibido acumularon 42 millones de dólares», añadió.
No sabe los nombres
«Todos esos pagos fueron realizados a individuos cuyo desempeño condujo a pérdidas catastróficas y llevaron a AIG al borde de la quiebra», criticó el fiscal. Sin embargo, todavía no sabe los nombres de estas personas y cuándo y por qué dejaron la empresa.
El lunes Cuomo reclamó de manera oficial a AIG información sobre estos individuos, mediante una carta al presidente y consejero delegado, Edward Liddy. Cuomo recordó a Liddy que la filial Productos Financieros fue la que «dio lugar a su colapso y a una gran infusión de fondos públicos para salvar la firma». «Encubrir los detalles de esos pagos genera más cinismo y desconfianza en nuestro ya convulso sistema financiero», señaló Cuomo.
El Congreso de EEUU intenta ahora buscar medios para recuperar ese dinero, pero poco pueden hacer al no haberse incluido esas condiciones en el momento de acordar el pago de los fondos públicos. El presidente de la Comisión de Hacienda del Senado, Max Baucus, sugirió imponer un impuesto especial a las bonificaciones. Pero el Congreso tiene también ataduras por la financiación que sus miembros han recibido en campañas electorales. Las compañías que recibieron ayuda del plan de rescate el año pasado gastaron 114,2 millones de dólares en campañas de presión y en donaciones políticas en 2008, según un informe del Centro para Políticas Responsables (CRP).
En esa lista figuran Bank of America y Merrill Lynch que adquirió el banco el año pasado; la automovilística General Motors; AIG y Citigroup. Según el CRP, que se dedica a rastrear las donaciones políticas, algunos de los líderes del Congreso que han recibido donaciones políticas de las empresas beneficiadas por el plan de rescate «son los mismos que presiden comités a cargo de regular al sector financiero y de supervisar la eficacia de este programa gubernamental sin precedente».
El presidente de EEUU, Barack Obama, calificó el lunes de «indignante» el pago de bonificaciones en AIG y afirmó que «subrayan la necesidad de una reforma exhaustiva del sistema regulador financiero». AIG, añadió, es «una empresa que se encuentra inmersa en problemas económicos debido a su avaricia y su temeridad».
«Es difícil entender que los operadores de derivados en AIG se merezcan la más mínima bonificación, mucho menos pagas extras de 165 millones de dólares. ¿Cómo justifican este escándalo a los contribuyentes que mantienen a flote esta compañía?». Indicó que su Gobierno explorará «todas las vías legales» para impedir que se desembolsen esas bonificaciones e indicó que el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, ya busca modos para bloquearlos.
Sin embargo, no le resultará sencillo, ya que esas pagas extra están estipuladas en los contratos de los ejecutivos de AIG firmados antes del rescate.
Crece entre los estadounidenses el temor a otra Gran Depresión
El número de estadounidenses que piensan que la recesión podría convertiste en otra Gran Depresión los próximos años ha aumentado en los últimos meses, según una encuesta elaborada por CNN. «¿Podría la `gran recesión' convertirse en otra gran depresión?», un creciente número de estadounidenses cree que sí, señaló el director de la encuesta Keating Holland.
El 45% de los consultados aseguran que es probable que Estados Unidos viva otra Gran Depresión en los próximos años, siete puntos porcentuales más que en diciembre del pasado año cuando a la misma pregunta el 38% consideró que el país podría vivir otra crisis como la de 1930. Para nueve de cada diez personas las actuales condiciones económicas en el país ya son pobres.
La encuesta, elaborada por CNN / Opinion Research Corporation, se llevó a cabo vía telefónica la semana pasada con una muestra de población de 1.019 adultos.
Sólo unos días después de realizarse ese sondeo, en un entrevista en un magazin de actualidad de la cadena CBS, el presidente de la Reserva Federal estadounidense (Fed), Ben Bernanke, quiso lanzar un mensaje de tranquilidad y dijo que ha pasado el peligro de una depresión y que la recesión «probablemente» termine a finales de este año.
En la primera entrevista de un presidente del banco central estadounidense en dos décadas, según indicó CBS, Bernanke predijo que «la recuperación comenzará el próximo año y ganará fuerza con el tiempo».
"Para poder hacer eso, debemos continuar manejando nuestro negocio como un negocio, tomando en cuenta la fría realidad de la competencia por clientes, por ingresos y por empleados", afirmó.
"Como consecuencia de ello, y como consecuencia de algunas obligaciones legales, AIG realizó recientemente una serie de pagos compensatorios, algunos de los cuales encuentro desagradables", agregó.
"Se cometieron errores"
Previamente, Edward Liddy reconoció errores cometidos en un artículo de opinión publicado este miércoles.
La cólera sobre el rescate de AIG por parte del gobierno, así como el creciente aumento de pedidos de responsabilidad "es comprensible, y lo comparto", escribió Liddy en su nota difundida en "The Washington Post".
"Se cometieron errores en AIG, y en una escala que pocos hubieran imaginado como posible", admitió el ejecutivo.
"Estoy consciente de la ofensa del público estadounidense y del llamado del presidente por un sistema de compensaciones más moderado. También soy consciente de que cada decisión que tomamos en AIG tiene consecuencias para el contribuyente estadounidense", señaló.
"No tengan dudas: si hubiera sido jefe ejecutivo en ese entonces, yo nunca hubiera aprobado esos contratos de retenciones que fueron puestos en marcha hace un año. Fue desagradable tener que hacer esos pagos", escribió Liddy.
"Pero concluimos que el riesgo para la compañía, y por ende al sistema financiero y a la economía, sería inaceptablemente alto" como para dejar ir a los ejecutivos y cerrar esa división de AIG, destacó.
Los contribuyentes "también deberían saber que AIG tiene un plan para devolver el dinero al gobierno, y estamos haciendo progresos", concluyó Liddy, quien este miércoles deberá presentarse en el Congreso ante los legisladores.
Escala el conflicto
El Gobierno del presidente Barack Obama aumentó la presión sobre AIG por los bonos que dio a sus empleados, diciendo que la firma sería obligada a devolver el dinero a los contribuyentes antes de que reciba el rescate adicional de 30,000 millones de dólares.
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, explicó las condiciones de la maniobra en una carta a los líderes del Congreso, mientras legisladores enfurecidos se movían rápidamente para redactar una legislación que impondría un fuerte impuesto a los 165 millones de dólares en bonificaciones que pagó American International Group Inc.
El caso de AIG ha agravado la molestia pública por los rescates a las grandes empresas mientras el Gobierno del presidente Obama se esfuerza por estabilizar al sistema financiero y por sacar a la economía de la recesión.
"Impondremos a AIG un compromiso contractual para que pague al Tesoro, con el dinero de las operaciones de la compañía, la cantidad de los premios de retención que entregó", expresó Geithner en la carta.
El secretario también dijo que el Tesoro deduciría 165 millones de dólares del ya planificado incremento de 30,000 millones de dólares en ayuda para la aseguradora American International Group anunciado el 2 de marzo.
"Continuaremos nuestros esfuerzos agresivos para resolver el estatus futuro de AIG de una manera que reduzca los riesgos sistémicos a nuestro sistema financiero, mientras minimicen las pérdidas a los contribuyentes", escribió Geithner.
"Y exploraremos todas las vías responsables para acelerar este proceso". agregó el secretario.
Participación gubernamental del 80%
El Gobierno, que ahora tiene una participación de un 80 por ciento en AIG, ha debido rescatar en tres ocasiones a la compañía, con montos que suman 180,000 millones de dólares.
Edward Liddy, presidente ejecutivo de AIG, posiblemente enfrentará un duro interrogatorio cuando testifique el miércoles ante la comisión de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes.
El representante Barney Frank, presidente de la poderosa comisión, dijo que AIG debería ser demandada "para recuperar esos bonos".
La Cámara de Representantes y el Senado están haciendo sus propios esfuerzos por recuperar el dinero de los bonos de AIG.
La presidenta de la Cámara baja, Nancy Pelosi, dijo a periodistas que varias comisiones han estado trabajando en proyectos de ley que la Cámara de Representantes podría revisar en pocos días.
Otras opciones podrían incluir que el fiscal general de Estados Unidos asuma la tarea de recuperar el pago excesivo de las firmas que recibieron la ayuda de rescate y para reducir el volumen de los bonos que entregan tales firmas.
"Creo que es tiempo de ejercer nuestros derechos de propiedad bajo este arreglo", dijo el congresista demócrata, aludiendo al control actual que el gobierno ejerce sobre la compañía.
Frank hizo sus comentarios al inicio de la audiencia de este miércoles en la que está prevista la comparecencia de Edward Liddy, quien fue instalado por el gobierno hace seis meses como Presidente Ejecutivo de AIG.
La audiencia fue convocada tras revelarse el domingo pasado que la aseguradora pagó 165 millones de dólares en bonos, lo que generó una ola de protestas a las que se sumó el propio presidente Barack Obama.
Obama instruyó el lunes al secretario del Tesoro, Tim Geithner, a bloquear el desembolso, amparados por contratos firmados por los directivos anteriores.
Frank demandó que Liddy dé a conocer los nombres de quienes recibieron los bonos y amenaza con tomar acción legal para lograr este objetivo.
"Si el señor Liddy se rehúsa a darnos los nombres, voy a pedir al Comité a requerirlos mediante citatorio", advirtió.
Lidi por su parte reconoció que los bonos eran "desagradables", pero que bajo las obligaciones contractuales, su pago resultaba necesario.
"Tenemos que seguir manejando nuestro negocio como un negocio, y por ello y debido a ciertas obligaciones legales AIG ha hecho recientemente una serie de pagos compensatorios, algunos de los cuales son desagradables", dijo.
En su testimonio, divulgado con anticipación a su comparecencia, Liddy reconoció que la empresa enfrenta un elevado estado de malestar público "y yo comparto ese malestar".
Los republicanos señalaron que la administración del presidente Barack Obama debió de haber hecho más para impedir los bonos.
"Quienes recibieron estos bonos no podrán conservar todo su dinero", declaró el líder de la mayoría del Senado, Harry Reid.
AIG, empresa con fuertes problemas financieros que hasta ahora ha recibido más de 170.000 millones de dólares de rescate federal, pagó 165 millones de dólares en bonos a sus ejecutivos. En el cuarto trimestre del año pasado, el gigante del área de los seguros perdió 61.700 millones de dólares, la pérdida corporativa más grande de la historia.
Obama prometió el lunes que su administración impedirá que AIG pague "sumas sustanciales" en bonos a sus ejecutivos.
Pero los bonos de los ejecutivos de AIG fueron pagados de manera legal y son parte de un programa revelado con anticipación en documentos que la aseguradora presentó ante el gobierno, informaron los medios estadounidenses. Han surgido agudas interrogantes sobre lo que la administración sabía sobre los bonos y sobre cuándo lo supo.
(Xinhua)
Obama agregó, en respuesta a la pregunta de un reportero, que tiene "completa confianza" en el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, y sus asesores económicos para que se hagan cargo de la crisis.
Goldman ha insistido en que no necesitó el dinero del rescate porque estaba "siempre completamente garantizada y cubierta."
"Podemos decir que nuestra exposición nocional a AIG es una fracción de la que era en el momento del rescate en septiembre", dijo a Reuters el portavoz de Goldman, Michael DuVally.
A la pregunta de por qué Goldman Sachs recibió 12.900 millones de dólares del dinero de los contribuyentes si tenía garantías y coberturas para sus posiciones con AIG, Duvally dijo que fue porque a AIG no le estaba permitido caer, así que Goldman no obtuvo el dinero de coberturas que deberían haberse pagado si la aseguradora colapsaba.
El portavoz dijo además que, bajo los términos de los contratos con AIG, Goldman tenía derecho a las garantías.
Los pagos de AIG a sus contrapartes incluyeron provisiones de garantías para respaldar swaps de créditos, una forma de seguros financieros que ofrecía la oficina de Londres de AIG. Además, incluyeron la compra de obligaciones de deuda colateralizada y pagos por préstamos de valores.
Cuánto recibieron Goldamn y otras contrapartes de AIG es sólo uno de los puntos en la diana por el rescate de la aseguradora, que fue la más grande del mundo.
AIG ha enfurecido a políticos, incluyendo al presidente estadounidense Barack Obama, por sus planes para pagar 165 millones de dólares en bonos a empleados de una unidad que es la raíz de los problemas.
Aún así, los pagos a contrapartes como Goldman Sachs empequeñecen a los bonos, y algunos expertos dicen que esas empresas debieron haber compartido parte de las pérdidas por el casi colapso de la aseguradora.
"La gente ve a como a esta gente que arruinó a AIG se le paga más dinero y eso crea rabia", dijo Porter Stansberry, director gerente de Stansberry & Associates Investment Research. "Si se quiere rabia, hay que tenerla contra las contrapartes que recibieron pagos por todo el valor", añadió.
Goldman no fue el único banco con exposición a AIG.
La lista de contrapartes que AIG reveló el domingo incluye otros grandes pagos. A Goldman le sigue el banco francés Societe Generale con 11.900 millones de dólares, el alemán Deutsche Bank con 11.800 millones de dólares y el británico Barclays PLC con 8.500 millones de dólares.
Además, las publicaciones de AIG sobre los pagos aún están incompletas y no incluyen los pagos a bancos desde el 31 de diciembre.
"Estamos viendo una pequeña pieza de todo esto. Por lo que, ¿cuál es la exposición total? Esa es la pregunta. Y luego el tema es, bien, si eso desapareció, qué hizo por el capital de Goldman?", dijo Campbell Harvey, profesor de finanzas de la Universidad Duke.
"Es obvio que las firmas subestimaron el riesgo de las contrapartes. Ese fue su error", dijo Harvey. "Aún están recibiendo rescates con el dinero de los contribuyentes estadounidenses. ¿Por qué éstos deben pagar su error?", añadió.
En una editorial del martes, el diario Wall Street Journal destacó los comentarios de Goldman acerca de que "todas sus apuestas en AIG estaban adecuadamente cubiertas y que no necesitaba un 'rescate'."
"Por qué tomó entonces 13.000 millones de dólares? Esta ausencia de cobertura es una de las razones por las que los estadounidenses se están enojando más, debido a que creen que Washington les está mintiendo sobre esos rescates", añadió.
Los rescates han generado resentimiento no solo en el Congreso estadounidense, sino en Wall Street, donde los inversionistas han especulado que Goldman y sus conexiones lo ayudaron a obtener un mejor acuerdo.
En los últimos años, muchos ex ejecutivos de Goldman han pasado a formar parte del Gobierno. Paulson dejó la presidencia ejecutiva de Goldman en el 2006. El presidente directorio de la Reserva Federal de Nueva York es el ex presidente del directorio de Goldman, Steve Friedman.
"La persona que debería dar explicaciones es Paulson. ¿Cómo se hace para llevar adelante a Goldman Sachs entre el 2005 y el 2006, y realizar todas esas apuestas con la unidad de productos financieros de AIG, y luego terminar en el gobierno garantizando esas apuestas sin tener un conflicto de intereses?", se preguntó Stansberry.
Para American International Group, el dinero del contribuyente debe llegar primero a entidades financieras, no al público afectado por malos negocios de la aseguradora. Así se desprende de una nutrida lista difundida por la empresa.
Docenas de bancos y firmas fueron beneficiadas indirectamente por una decisión de la Reserva Federal en octubre. Se trataba de evitar el colapso del mayor grupo mundial en su tipo y ese rescate acabó costando US$ 170.000 millones.
Entre quienes recibieron miles de millones en pago por acreencias sobre AIG figuran Goldman Sachs, hoy banco comercial (US$ 12.900 millones), Merrill Lynch, ahora propiedad de Bank of America (6.800 millones), BofA mismo (5.200 millones), Citigroup (2.300 millones) y el desaparecido Wachovia (1.500 millones).
También instituciones extranjeras ingresaron al reparto. Por ejemplo, el francés Société Générale (US$ 12.000 millones), el germano Deutsche Bank (igual monto), Barclay’s (8.500 millones) y Union des Banques Suisses (5.000 millones). Este grupo representa 30% de la nómina.
La lista –contiene casi ochenta nombres- alcanza además a los veinte mayores estados de la Unión. Empezando por California, que perdió ingentes sumas, debido a que AIG retenía en caución fondos originados en ventas de bonos públicos.
Poling, de 48 años, es un vicepresidente ejecutivo con responsabilidad en las inversiones en energía e infraestructuras, y está entre los 419 empleados de la división de Productos Financieros de AIG que habían obtenido bonificación.
El escándalo surgió la semana pasada al conocerse que esta unidad de negocio, que ha provocado el descalabro de la compañía, había recibido 165 millones de dólares en primas.
Además de Poling, AIG ha confirmado al periódico estadounidense que James Haas, de 47 años, y Jon Liebergall, de 43, directores de márketing para Norteamérica de los productos financieros de la compañía, también devolverán sus bonus.
El comienzo de las devoluciones se produce tras la petición realizada ayer por el presidente de AIG, Edward Liddy.
A pesar de su reticencia inicial y ante la presión popular, gubernamental y del Congreso de EEUU, Liddy anunció que pediría a los ejecutivos de la aseguradora que devuelvan "al menos la mitad" de las primas que recibieron la semana pasada.
En su comparecencia en el Congreso, Liddy desveló que había solicitado a los empleados “que den un paso al frente y hagan lo correcto".
En concreto, los ejecutivos a los que se dirigía principalmente son aquellos "que recibieron más de cien mil dólares como parte de las cláusulas de retención que devuelvan al menos la mitad".
Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama volvió a cargar de nuevo contra las bonificaciones de AIG.
Obama recordó que nadie en la Casa Blanca era responsable de supervisar a AIG, pero subrayó que “acepta la responsabilidad” de evitar que algo así vuelva a suceder.
Será el siguiente ángel caído en esta dura crisis, después de la bancarrota de Lehman.
Justo lo que menos necesita ahora el mercado: otro cadáver.
Ahora que se empezaba a ver la botella medio llena, una noticia de este calado puede volver a sumir el mercado en otra espiral bajista, impulsada por nuevos ataques bajistas a los bancos.
Es lógico que el Tesoro quiera liquidar un gigante que necesitará nuevas partidas de ayudas, además de los 30.000 millones que ya están en marcha y que se sumarán a los 150.000 millones que ya se ha tragado.
Parte se ha ido en bonos, pero la mayoría se ha gastado en pagar a la banca europea.
Algo que no podrá frenar el fiscal.
Cuando el Tesoro salvó AIG, allá por septiembre, en los principales despachos de los grandes bancos europeos, sobre todos franceses y suizos, se brindó con champán por los males que se acaban de evitar.
Ahora la sombra de impago por bancarrota vuelve a planear sobre la banca.
La caída de AIG puede coincidir con lo que Morgan Stanley ha anunciado hoy como la segunda etapa de la crisis.
Enorme conmoción causó en los Estados Unidos el pago de bonos a ejecutivos de AIG, más aún porque el Estado concedió unos 180 mil millones dólares para apoyar económicamente a la aseguradora.
El lunes el presidente Barack Obama, expresó su furia por la decisión de la empresa de pagar bonificaciones. En la Cámara de Representantes se encuentra un anteproyecto que prevé una tarifa impositiva de prácticamente el 100 por ciento para los bonos de AIG.
El senador republicano Charles Grassley causó cierto revuelo al decir que la dirección de AIG debería seguir el ejemplo japonés, en otras palabras: pedir primero disculpas y luego suicidarse. Grassley aclaró más tarde que no se refería literalmente.
Así lo aseguró Liddy durante su comparecencia ante el Subcomité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes, en medio de la ira de los contribuyentes y el malestar del Congreso y la Casa Blanca, incluido el presidente, Barack Obama, que a través del secretario del Tesoro, Tim Geithner, ha asegurado que AIG deberá devolver el dinero de los 'bonus'.
"Debemos seguir operando como una empresa", afirmó Liddy ante los congresistas, tras lo cual reconoció que debido a "ciertas obligaciones legales" AIG tuvo que pagar la semana pasada a sus ejecutivos de la división de productos financieros primas por importe de 165 millones de dólares.
COMPARECENCIA DE GEITHNER Y BERNANKE
Mientras el presidente de la aseguradora comparecía ante los congresistas, un legislador anunciaba en el Capitolio que el secretario del Tesoro y el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, acudirán la próxima semana al Congreso para declarar sobre las bonificaciones a los ejecutivos de AIG.
Los 73 ejecutivos, once de los cuales ya no trabajan para la compañía, se embolsaron primas por importe de al menos un millón de dólares, después de que la empresa tuviera que ser rescatada en septiembre por el Gobierno, que desembolsó 170.000 millones de dólares de fondos públicos para evitar su quiebra y en la actualidad posee casi el 80% de la compañía.
Uno de ellos recibió un jugoso 'bonus' de 6,4 millones de dólares, los siete mayores perceptores se hicieron con primas de más de cuatro millones, mientras que entre los diez máximos beneficiarios se repartieron 42 millones de dólares. Asimismo, 22 ejecutivos percibieron más de dos millones de dólares por cabeza. En total 165 millones de dólares.
"INDIGNACION"
"Comparto la indignación entre la gente. Esos pagos de retención son de mal gusto (...) pero cuando debes dinero a alguien tienes que pagárselo", añadió el titular de AIG, quien aclaró que él no va a recibir ese tipo de bonificaciones y recordó que se hizo cargo de la compañía hace seis meses a petición del entonces secretario del Tesoro, Henry Paulson.
El mismo mensaje intentó trasladar el ejecutivo en un artículo de opinión publicado hoy en el Washington Post, en el que dice ser consciente de la "indignación" de los contribuyentes por las primas y se compromete a devolver todo el dinero al Gobierno haciendo transferencias de valores y cerrando algunas unidades de productos financieros.
"Se cometieron errores que pocos hubieran imaginado", admite Liddy, quien aclara que si él hubiera estado al frente de la compañía en el momento en que se firmaron esos contratos no habría permitido que se incluyeran las polémicas cláusulas de retención.
"Pero tenernos un plan para devolver el dinero y estamos haciendo progresos", añade.
"INSULTO" A LOS CONTRIBUYENTES
Legisladores de ambos partidos criticaron la actuación de una compañía convertida en símbolo de "arrogancia e incompetencia".
"Queremos el dinero de vuelta", aseguraba una legisladora demócrata.
"La gente entiende que son tiempos difíciles y hay que hacer sacrificios pero no acepta el uso irresponsable de sus impuestos", añadía otro republicano.
Shelley Moore Capito, representante del estado de Virginia Occidental, abogaba por una mayor transparencia en el uso que se da a los planes de rescate de las empresas y pedía a las grandes empresas más "prudencia" porque el reparto de bonificaciones, según dijo, son un "insulto" para la gente.
El presidente del comité, el demócrata Barney Frank, advirtió a Liddy que si no hace públicas las identidades de los 73 ejecutivos que recibieron las bonificaciones hará todo lo que esté a su alcance para obligar a la compañía a revelarlos.
"Usaremos el poder que tenemos para conseguir sus nombres", subrayó.
Desde el jardín de la Casa Blanca, momentos antes de viajar a California, Obama calificó las bonificaciones para los directivos de AIG de "indignantes". Pero dijo que el problema es más profundo.
"Es igualmente indignante la cultura de la cual esas bonificaciones son un síntoma, que ha existido por demasiado tiempo: exceso de codicia, exceso de remuneración, exceso de temeridad", dijo el presidente.
"A medida que trabajamos para salir de la recesión, espero que Wall Street y el mercado no piensen que podemos volver a hacer las cosas como se hacían hasta ahora".
"La responsabilidad es exclusivamente mía", dijo Obama a la prensa.
Dijo que con su Consejo Económico de la Casa Blanca ha iniciado discusiones con congresistas influyentes sobre la posibilidad de elaborar leyes para crear una nueva entidad reguladora parecida a la Corporación Federal Aseguradora de Depósitos (FDIC por sus siglas en inglés) para darle al gobierno mayor autoridad sobre las instituciones como AIG.
Obama también expresó su "confianza total" en el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, cuyo manejo del caso AIG ha sido blanco de fuertes críticas en el Congreso.
Geithner ha hecho "todas las jugadas correctas con cartas malas", dijo Obama.
Obama dijo que las leyes que pide son de necesidad vital para asegurar que "no nos encontremos en situaciones terribles como éstas".
“No es justo para con los trabajadores que luchan diariamente por la atención médica, los ingresos, el pago del alquiler y las cuentas".
Joan Nemeth agregó:
“Ganar 15 mil dólares por hora, en comparación con los 8 o 10 o incluso 15 dólares por hora que gana un trabajador, ¿dónde está la justicia en eso? Cuando alguien gana tanto dinero más, no hay justicia".
Francisco Cuison dijo:
“Este dinero del rescate financiero proviene del gobierno, es dinero de los contribuyentes, y debería ser distribuido entre la gente que lo necesita”.
Los documentos que ha recibido, agregó, ponen de relieve que un total de 73 personas recibieron al menos un millón de dólares por cabeza, y de ellos cinco cobraron más de cuatro millones.
Obama ha descrito a lo largo de esta semana en varias ocasiones el pago de esas bonificaciones como "indignante" y ha asegurado que su Gobierno estudia todas las vías posibles para recuperar ese dinero. La Cámara de Representantes aprobó el jueves un proyecto de ley para gravar al 90% esas pagas extra.
La medida, de ser aprobada también en el Senado, se aplicará a empleados de empresas que reciban más de 5.000 millones de dólares del plan de rescate financiero del Gobierno federal.
Durante una audiencia el miércoles en un subcomité de asuntos financieros de la Cámara de Representantes, el presidente y principal ejecutivo de AIG, Edward Liddy, dijo que algunos de los ejecutivos ya han comenzado a devolver las bonificaciones que recibieron.
Comienzan las devoluciones de los bonus de AIG
Algunos de los altos ejecutivos de la división de Productos Financieros de American International Group (AIG) ya han acordado la devolución de su bonus, después de que el presidente de la compañía, Edward Liddy, pidiera ayer a los empleados que devolvieran “al menos la mitad” de las bonificaciones.
Entre los empleados con mayor bonus y que ya ha mostrado su intención de devolverlo está Douglas Poling, que se había embolsado 6,4 millones de dólares, según informa ‘The Wall Street Journal’. Poling, de 48 años, es un vicepresidente ejecutivo con responsabilidad en las inversiones en energía e infraestructuras, y está entre los 419 empleados de la división de Productos Financieros de AIG que habían obtenido bonificación. El escándalo surgió la semana pasada al conocerse que esta unidad de negocio, que ha provocado el descalabro de la compañía, había recibido 165 millones de dólares en primas. Además de Poling, AIG ha confirmado al periódico estadounidense que James Haas, de 47 años, y Jon Liebergall, de 43, directores de márketing para Norteamérica de los productos financieros de la compañía, también devolverán sus bonus.
El comienzo de las devoluciones se produce tras la petición realizada ayer por el presidente de AIG, Edward Liddy. A pesar de su reticencia inicial y ante la presión popular, gubernamental y del Congreso de EEUU, Liddy anunció que pediría a los ejecutivos de la aseguradora que devuelvan "al menos la mitad" de las primas que recibieron la semana pasada.
En su comparecencia en el Congreso, Liddy desveló que había solicitado a los empleados “que den un paso al frente y hagan lo correcto". En concreto, los ejecutivos a los que se dirigía principalmente son aquellos "que recibieron más de cien mil dólares como parte de las cláusulas de retención que devuelvan al menos la mitad".
Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama volvió a cargar de nuevo contra las bonificaciones de AIG. Obama recordó que nadie en la Casa Blanca era responsable de supervisar a AIG, pero subrayó que “acepta la responsabilidad” de evitar que algo así vuelva a suceder.
Esta indemnización corresponde a dos años de su salario y él se justifica asegurando que “es lo que corresponde según su contrato de trabajo”. Por su parte, el Estado francés ha anunciado que se opondrá a esta indemnización millonaria.
La noticia salta a la palestra en un momento delicado en cuanto a indemnizaciones millonarias se refiere y sólo un día después de conocerse que Elíseo está preparando una ley para limitar el pago de primas a los ejecutivos en forma de acciones u opciones de valores, que no ha sido especialmente bien recibido por los empresarios del país galo.
Las críticas en torno a los desorbitados salarios de los directivos y las bonificaciones e indemnizaciones recibidas pese a los malos resultados empresariales se suceden a lo largo y ancho del planeta.
En Francia, los principales directivos del banco francés Société Générale han terminado por ceder a las presiones políticas y han decidido renunciar totalmente a sus 'stock options', mientras que en Estados Unidos, los empleados de la aseguradora AIG han decidido devolver parte de las bonificaciones recibidas -alrededor de 50 millones de dólares- ante la fuerte presión social y política. Y no es para menos, ya que AIG ha recibido ya más de 170.000 millones de dólares de las arcas públicas y está controlada en un 80% por el Gobierno.
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