«« | »» |
Nacionalización bancaria |
Es hora de dejar de hablar sobre los precios de las acciones de los maltrechos bancos. Es cierto, existe el riesgo de que la preocupación por la nacionalización acarree su propio cumplimiento: el debilitado precio de los valores refuerza la pérdida de confianza en un banco, aumentando así la probabilidad de una intervención. Pero cuando Citigroup –supuestamente el primero en la línea de fuego– opera por debajo de los dos dólares (1,56 euros) la acción, su valor patrimonial es discutible. El debate real concierne a la estructura de capital.
La confusión sobre lo que se entiende por nacionalización ha provocado una gran confusión. La aversión de EEUU a hacerse con la propiedad y el control por la fuerza la convierte en un último recurso. En su lugar, se puede buscar un término medio, como en el caso de Royal Bank of Scotland (RBS), donde la conversión de las acciones preferentes del gobierno británico en capital ordinario le otorgó el control.
Incluso así, en un momento en el que el coste de la protección de la deuda de Citi contra impagos se aproxima a máximos históricos, los inversores en deuda afrontan una gran incertidumbre. Por ejemplo, si se eliminaran los dividendos para los accionistas ordinarios, los tenedores de valores híbridos se arriesgan a quedarse con deuda zombi: bonos no integrados que no pagan cupón. Consciente en apariencia de ello, el plan de estabilidad de la administración Obama puso como límite a los bancos el pago de 0,01 dólares de dividendos trimestrales ya que cualquier pago exige que se retribuyan las obligaciones de deuda senior. RBS ha seguido efectuando pagos sobre los valores híbridos –tal vez para evitar las repercusiones en las carteras de fondos de pensiones y empresas de seguros–.
El quid del debate es la cuestión de si los acreedores preferentes sin protección se verán afectados. Si la caída de un banco elimina el valor de las acciones y la deuda subordinada, bien los contribuyentes o los tenedores de bonos tendrán que absorber cualquier pérdida adicional. La nacionalización total resulta más barata si los acreedores sufren. Pero su castigo se calificó de forma generalizada como un error cuando Washington Mutual y Lehman quebraron. Hacerlo de nuevo podría tumbar los mercados de bonos. Las empresas tiene que recaudar capital de algún sitio. De ahí el llamamiento de Alan Greenspan a proteger la deuda senior como «sostén» de la financiación, una idea reforzada por las garantías gubernamentales sobre 260.000 millones de dólares de deuda bancaria de reciente emisión. La gestión ad hoc de la crisis el año pasado avivó el pánico en el mercado. Se supone que los ahorradores están seguros, y los accionistas en problemas.
Es hora de explicar la situación del resto.
(continue)

Etiquetas: conocimiento, medios, memoria, monopolios, multitud, politica.
El analista, James Saft, dijo que "le guste o no, Estados Unidos será forzado a nacionalizar grandes franjas de su sistema financiero" y agrega: "La tragedia es que tendremos que esperar todo ese tiempo y el costo será mayor". Dijo que se enfrentan principios contradictorios: uno ideológico de no nacionalizar, y uno político de no subsidiar y que el Gobierno no se decide porque espera que si se llega al colapso "la nacionalización sea políticamente más aceptable".
El senador Lindsey Graham afirmó el miércoles que la nacionalización es una opción para lidiar con los atribulados bancos estadounidenses y que otras opciones incluía dejarlos quebrar, o que el Gobierno siga inyectando capital, estrategia que casi "arruinó a Japón".
En Europa...
"No hay nada de malo con nacionalizar las instituciones financieras que son 'insolventes y han quebrado', dijo la ministra francesa de Economía, Christine Lagarde, mientras el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, admitió que la nacionalización bancaria es una hipótesis que se revisa a nivel internacional.
Alemania aprobó una ley temporal que permitiría nacionalizar bancos por expropiación de sus acciones, como último recurso. Esta idea es polémica por razones históricas, pues se la vincula a las apropiaciones nazis de propiedades judías en los años 30 y a la confiscación de empresas privadas en Alemania del Este, tras la Segunda Guerra Mundial.
Las negociaciones reflejan un creciente temor a que Citigroup y otros grandes bancos estadounidenses se vean superados por las pérdidas derivadas de la recesión y la crisis del sector vivienda. La semana pasada, el precio de la acción de Citigroup cayó por debajo de US$2 hasta un mínimo de 18 años. Según la situación que se está estudiando, una parte importante de los 45.000 millones de dólares en acciones preferentes que posee el Estado se convertiría en acciones ordinarias, señalaron fuentes conocedoras de la situación. El Gobierno consiguió estas acciones -que equivalen a una participación del 7,8%- a cambio de inyectar capital en Citigroup. La operación no costaría más dinero a los contribuyentes, pero otros accionistas de Citigroup verían sus participaciones diluidas.
Bank of America Corp dijo el domingo que no egocia un aumento de la participación del Gobierno. "Ahora mismo no hay negociaciones sobre el tema", indicó Robert Stickler, portavoz de Bank of America. "No vemos motivos para hacerlo. Creemos que el objetivo de la política pública mundial debería ser atraer el capital privado al banco, no alejarlo".
No hay un consenso universal sobre lo que significa nacionalizar un banco. En el Reino Unido, el Gobierno ya posee un 43% de Lloyds Banking Group PLC, y la semana pasada tomó medidas para aumenter su participación en Royal Bank of Scotland Group PLC del 58% al 70%. Estos dos bancos están clasificados como "entidades del sector público" y hasta 1,5 billones de libras (2,136 billones de dólares) de su pasivo han pasado a las cuentas del país.
Si la operación que se negocia en estos momentos con Citigroup sale adelante, supondría el tercer intento del Gobierno de Estados Unidos de ayudar al banco desde el pasado otoño. En octubre, el Departamento del Tesoro inyectó 125.000 millones de dólares en ocho gigantes financieros, incluidos 25.000 millones en Citigroup, a cambio de acciones preferentes y warrants para comprar títulos.
Después, poco antes de Acción de Gracias, el Gobierno acordó inyectar otros 20.000 millones de dólares en Citigroup tras su desplome en bolsa. Y también acordó proteger al banco de la mayor parte de las pérdidas de sus activos por valor de 301.000 millones.
"En España hasta ahora no ha habido problemas de solvencia, pero la duración y profundidad de la crisis determinará si finalmente habrá problemas de solvencia en algunas entidades, por lo que hay que estar preparado para evitar el mayor impacto", aseveró González. Para fortalecer el capital de las entidades que lo necesiten se requiere un alto grado de cooperación entre países que permita mantener un campo de juego justo, sin distorsiones graves en el mercado, consideró González, que calificó la crisis actual como "la más grave de los últimos 70 años" y auguró que será "muy fuerte y de larga duración", lo que obliga a trabajar al unísono a toda la sociedad civil.
González incidió en que en España no ha habido ayudas públicas, lo que convierte al país en el único del mundo occidental cuyo sistema financiero no ha necesitado inyecciones de capital, ya que los programas de ayudas se han centrado en apoyar la liquidez vía compra de activos y vía avales a las emisiones bancarias, que no tienen por qué provocar "ningún quebranto público" y contribuirán a paliar la desaceleración del crédito.
El presidente del BBVA explicó que el banco no ha recurrido a estos apoyos del Gobierno español dada su "responsabilidad" de buscar de financiación por sus propios medios y de "dejar más espacio" a otras entidades con menor 'rating' y, por tanto, con mayores dificultades para encontrar financiación.
Emisión de 1.000 millones sin avales e ICO
Según concretó, el BBVA ha sido capaz de realizar una emisión de 1.000 millones de euros en el mercado. "No hemos hecho uso (de los apoyos del Gobierno) ni vamos a hacerlo en un tiempo", dijo González, tras recalcar que estas facilidades no son ayudas porque tienen un coste para las entidades. Asimismo, indicó que el BBVA es "el primer distribuidor" de productos del ICO
Sobre la evolución del crédito, constató que se está desacelerando y que "no puede ser de otra manera" a la luz de la evolución del PIB y el elevado endeudamiento de familias y empresas respecto a otros países, pero recalcó que los criterios de concesión de crédito "no han variado de forma significativa".
En este sentido apuntó el "enorme esfuerzo" en términos de renegociaciones de créditos que están llevando a cabo bancos y cajas de ahorros para evitar embargos de hogares y que las empresas no dejen de funcionar por falta de préstamos. "Esto es lo último que queremos, y esto no aparece en las cifras de crédito", argumentó.
Aunque recalcó que es peor no dar un crédito a alguien que lo puede devolver que dárselo a quien no puede, González afirmó que un banco no debe dar un crédito más allá de lo que la prudencia exige. "Haríamos un flaco favor al financiar un mal proyecto, porque esto sólo detrae recursos que podrían destinarse a proyectos más sólidos", alegó. "Sería inútil y contraproducente que los bancos forzaran la máquina", apostilló.
Reconversión de la banca
En este contexto, González auguró la reconversión industrial de la banca, ya que "no es posible que la banca minorista siga trabajando como hasta ahora", con una fuerte presencia física y una escasa presencia virtual. Este último pilar" avanzará de forma importante, ya que habrá pocos bancos físicos ganadores" en el nuevo escenario que se abra tras la crisis.
Por otro lado, Francisco González estimó que la prosperidad futura "depende del libre comercio", por lo que, a su parecer, habrá que dar pasos relevantes en esa dirección.
Estas declaraciones se realizan tras los rumores de nacionalización que salpicaban el viernes a Citigruop y a Bank of America, y después de que hoy 'The Wall Street Journal' haya indicado que el Gobierno americano podría hacerse con una participación de hasta el 40% en Citigroup.
El Gobierno de Estados Unidos estudia realizar otra macroinyección de capital en el que fuera el mayor banco del mundo. Esta inyección, a su vez, dejaría nada menos que un 40% del capital de Citigroup bajo control público.
Desde el propio banco estadounidense confían en una decisión sobre el futuro del grupo durante las próximas semanas, si bien reconocen que en el caso de continuar su hundimiento en bolsa, las novedades podrían ser sólo cuestión de días.
En el inicio de la jornada, Francisco González consideraba esta opción como "inevitable" en algunas entidades. En un tono algo más moderado, Pedro Solbes clausaraba las jornadas reconociendo la disposición del Gobierno a recurrir a esta posibilidad.
El ministro de Economía ha advertido en primer lugar a la banca española sobre la necesidad de sanear sus balances, para afrontar una crisis financiera recrudecida también por los efectos de la crisis inmobiliaria. Es en este proceso de saneamiento de los balances donde Solbes ha apuntado que las entidades financieras podrían contar con ayuda pública, "en caso de ser necesario".
Solbes se ha mostrado más tajante al asegurar que la pertenencia de España y del resto de países a la zona euro proporciona una protección adicional en momentos de crisis.
Lo que no evitará la pertenencia a la eurozona es que la economía española aplace hasta 2011 su recuperación. Según reconoce el ministro, "teniendo en cuenta la gran incertidumbre en torno a 2010 (...) esperamos que 2011 sea el año en el que el crecimiento vuelva a mostrar una fortaleza razonable".
"Debido a que nuestra economía funciona mejor cuando las instituciones financieras están bien administradas en el sector privado, la fuerte presunción del Programa de Asistencia de Capital es que los bancos deberían seguir en manos privadas", dijeron las agencias.
La salud de los bancos es vital para frenar la recesión. Si bien algunos economistas argumentan que estatizar a las instituciones más débiles es la manera más rápida para revivir los préstamo, muchos inversores -particularmente en Estados Unidos- temen que una intervención gubernamental tenga un impacto adverso en las empresas. "Si el Gobierno le dice a los bancos que necesitan más capital, es altamente improbable que alguna fuente 'privada' salga a ayudar debido al estigma", dijo Andrew Busch, estratega mundial de divisas de BMO Capital Markets en Chicago. "Esto significa que la designación del Gobierno apuntaría a una espiral más profunda para los accionistas ordinarios de los bancos", agregó.
Citigroup, cuyas acciones han sido golpeadas por los temores a que sea estatizado, estaba en conversaciones para darle una mayor participación al Gobierno, dijo a Reuters una persona cercana a las conersaciones. La idea que se está evaluando contemplaría convertir en acciones ordinarias una gran porción de los 45.000 millones de dólares en títulos preferentes que el Gobierno compró el año pasado, lo que dejaría hasta el 40% del grupo en manos públicas.
El Gobierno británico anunció una medida similar el mes pasado, cuando anunció que convertirá las acciones preferentes de Royal Bank of Scotland, que también revelaría esta semana más reestructuraciones. Francia también tendió su mano a los prestamistas, al comprometer hasta 5.000 millones de euros (6.300 millones de dólares) en ayuda adicional para Banque Populaire y Groupe Caisse d'Epargne.
Una fuente cercana al acuerdo dijo el domingo a Reuters que con esa inyección el Estado francés tendría una participación hasta el 20% en la entidad fusionada, que sería el segundo mayor banco minorista de Francia detrás de Credit Agricole.
Más pérdidas
Los bancos de todo el mundo ya reportaron cientos de miles de millones de dólares en pérdidas y amortizaciones, porque cada vez más personas dejan de pagar sus hipotecas y tarjetas de crédito, a lo que se suman las pérdidas en otros tipos de préstamos. American International Group, la mayor aseguradora del mundo antes de su rescate, podría recibir una tercera ronda de ayuda gubernamental, ya que reportaría una fuerte pérdida, de acuerdo a una fuente y a un informe del canal de televisión CNBC.
Economistas de Dresdner Kleinwort consideraron que las bancarrotas corporativas a nivel mundial aumentarán en al menos un 20% este año, tras el aumento del 14% del 2008. En la industria automotriz, una de las más golpeadas por la contracción crediticia y el menor gasto de los consumidores, Ford alcanzó un acuerdo tentativo con el sindicato Trabajadores Automotores Unidos para modificar un fondo de salud para los retirados.
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, dijo el lunes que la crisis financiera estaba salpicando a la economía en general y que el sistema financiero de la zona euro está bajo una "severa tensión". Asimismo, los bancos centrales de los países emergentes de la Unión Europea coordinaron sostener sus monedas el lunes, mientras que el gobernador del banco central checo, Zdenek Tuma, dijo que todos coincidieron en que las recientes depreciaciones fueron exageradas.
Solbes aseguró estar de acuerdo con el presidente de BBVA "en que hay que estar preparado para posibles intervenciones, pero la intervención puede ser de muchos tipos", y añadió que "soy más reacio a la nacionalización", algo que "no se está planteando en estos momentos". El vicepresidente insistió en que el sistema financiero español es sólido y sano, pero no quiere decir que en una crisis que lleva tiempo pueda haber unas entidades "más frágiles". En esos casos, defiende tomar medidas "clásicas" como las fusiones, la compra de activos o los avales, y en caso necesario la recapitalización con fondos públicos, que hasta ahora no ha sido necesaria.
En este sentido, apuntó a que "hay bancos que pueden estar más próximos al incumplimiento" de ratios de solvencia del Banco de España. En todo caso, el vicepresidente subraya que las recapitalizaciones sólo "tienen sentido si se sanea la entidad" y se cambian los criterios de gestión. Y lanzó un aviso a navegantes: "La mayor parte de los bancos que se han recapitalizado en Europa no han terminado en mejores condiciones y han vuelto a tener problemas importantes".
"En las fusiones, lo fundamental es la solvencia"
Por otra parte, el titular de Economía y Hacienda afirmó, en relación con las fusiones de cajas de ahorros, que es preciso que prime el criterio de solvencia a la hora de llevarlas a cabo, más allá que el concepto de territorialidad. Respecto a la fusión teóricamente en curso entre Unicaja y Caja Castilla-La Mancha, aseguró que,si de la unión de dos entidades sale una "más solvente, me parece muy bien".
Asimismo, Pedro Solbes consideró necesario despejar "toda duda" sobre la solvencia de las entidades financieras en un momento como el actual, por lo que apostó por reconocer pérdidas y sanear balances "con apoyo público si es necesario".
Así lo puso de manifiesto durante la conferencia, donde explicó que la intervención pública que se está acometiendo para hacer frente a la crisis va desde la financiación hasta la compra de activos tóxicos o la recapitalización con fondos públicos, "llegando incluso a procesos de nacionalización de entidades".
Según Solbes, este amplio abanico de medidas ha permitido evitar el colapso financiero, pero no restablecer el funcionamiento de los mercados, ya que la crisis, lejos de remitir, se ha intensificado en los últimos meses.
Las negociaciones reflejan un creciente temor a que Citigroup y otros grandes bancos estadounidenses se vean superados por las pérdidas derivadas de la recesión y la crisis del sector vivienda. La semana pasada, el precio de la acción de Citigroup cayó por debajo de US$2 hasta un mínimo de 18 años.
El pasado viernes, un comentario del titular del comité financiero del Senado, Cristopher Dodd, causó una fuerte caída en las acciones de Citigroup y otros bancos. Dijo Dodd en declaraciones a la televisión Bloomberg que algunos bancos de EE.UU. podrían ser "nacionalizados al menos por un corto plazo" para que puedan atender sus compromisos, y mencionó a instituciones tales como el Citigroup (dueño de Citibank) y Bank of America.
Los papeles de estas dos casas, más otras como Wells Fargo, se derrumbaron y arrastraron al Dow que cerró con 1,3% de pérdidas, en su nivel de hace más de seis años. En su peor momento de ayer había llegado a 7.249 puntos, un nivel que no se veía desde la crisis de octubre de 1997. En toda la semana acumuló pérdidas como no lo había hecho en los últimos tres meses para un período semanal. Ayer quedó en 7365 puntos, 16% menos que hace un año.
Citigroup y Bank of America, que ya recibieron US$ 90 mil millones del gobierno en los cuatro últimos meses, llegaron a caer ayer hasta 36% de su valor.
Según la situación que se está estudiando, una parte importante de los US$45.000 millones en acciones preferentes que posee el Estado se convertiría en acciones ordinarias, señalaron fuentes conocedoras de la situación. El Gobierno consiguió estas acciones -que equivalen a una participación del 7,8%- a cambio de inyectar capital en Citigroup. La operación no costaría más dinero a los contribuyentes, pero otros accionistas de Citigroup verían sus participaciones diluidas.
Bank of America Corp dijo el domingo que no negocia un aumento de la participación del Gobierno. "Ahora mismo no hay negociaciones sobre el tema", indicó Robert Stickler, portavoz de Bank of America. "No vemos motivos para hacerlo. Creemos que el objetivo de la política pública mundial debería ser atraer el capital privado al banco, no alejarlo".
No hay un consenso universal sobre lo que significa nacionalizar un banco. En el Reino Unido, el Gobierno ya posee un 43% de Lloyds Banking Group PLC, y la semana pasada tomó medidas para aumenter su participación en Royal Bank of Scotland Group PLC del 58% al 70%. Estos dos bancos están clasificados como "entidades del sector público" y hasta 1,5 billón de libras (US$2,136 billones) de su pasivo han pasado a las cuentas del país.
Si la operación que se negocia en estos momentos con Citigroup sale adelante, supondría el tercer intento del Gobierno de Estados Unidos de ayudar al banco desde el pasado otoño. En octubre, el Departamento del Tesoro inyectó US$125.000 millones en 8 gigantes financieros, incluidos US$25.000 millones en Citigroup, a cambio de acciones preferentes y warrants para comprar títulos.
Después, poco antes de Acción de Gracias, el Gobierno acordó inyectar otros US$20.000 millones en Citigroup tras su desplome en bolsa. Y también acordó proteger al banco de la mayor parte de las pérdidas de sus activos por valor de 301.000 millones.
Hace mucho que desapareció la fe en la fortaleza de capital de muchos bancos. Repetir constantemente que las entidades siguen estando bien capitalizadas debilita la confianza sobre la ya de por sí difícil tarea del Gobierno. ¿Por condiciones económicas más difíciles se entiende, por ejemplo, un desempleo del 9% o del 12%?
Para Citi, como mínimo, es un problema matemático. El miedo al control público gira en torno a que el Gobierno pueda mantener una participación en Citi cercana al 40%. Los contribuyentes saldrían perjudicados si, a la hora de fijar el precio, como se ha anunciado, se aplicara una “modesta rebaja” con respecto al precio de las acciones del 9 de febrero (3,95 dólares para Citi).
Con un descuento del 5%, por ejemplo, convertir 45.000 millones de dólares (35.109 millones de euros) de las actuales acciones preferentes del Gobierno en la firma supondría una participación del 68%, frente al 80% si se convirtieran al actual precio de 2,11 dólares la acción. Aunque al convertir 14.000 millones de dólares el Gobierno tendría cerca de un 40%, la ratio de capital tangible de Citi aumentaría solo del 1,5% al 2,3%.
Captar capital privado o convencer a otros accionistas de preferentes para convertir sus acciones en ordinarias facilitaría las cosas. Incluso si éstos cedieran, las autoridades necesitarían justificar el intercambio de sólo una parte de sus acciones preferentes (entre 30.000 y 35.000 millones de dólares) para mantener su participación por debajo de un nivel arbitrario. Esto es un juego malabar. Es hora de que se tome una decisión tajante, por incómoda que resulte.
A falta de otros signos de mejora, los inversores se aferran a la intervención gubernamental para poner freno a los temores que continúa generando la magnitud de la crisis del sistema financiero.
Una de las entidades más emblemáticas de este sistema financiero, Citigroup, se convierte hoy en protagonista indiscutible de la jornada. El Gobierno de Estados Unidos estudia realizar otra macroinyección de capital en el que fuera el mayor banco del mundo. Esta inyección, a su vez, dejaría nada menos que un 40% del capital de Citigroup bajo control público.
El control parcial del banco por parte del Gobierno estadounidense contrastaría con el panorama que casi se daba por hecho la pasada semana, el de una nacionalización de Citigroup, y que sirvió para agravar aún más el desplome bursátil de la compañía en Wall Street.
Desde el propio banco estadounidense confían en una decisión sobre el futuro del grupo durante las próximas semanas, si bien reconocen que en el caso de continuar su hundimiento en bolsa, las novedades podrían ser sólo cuestión de días.
La entusiasta respuesta de los inversores quedaba reflejada, a la espera de la apertura de Wall Street, en la subida del 26% que se anotaban a primera hora las acciones de Citigroup en la bolsa alemana.
Tanto el presidente de BBVA como el ministro de Economía, encargados de inaugurar y cerrar la conferencia sobre Europa y América celebrada hoy en Madrid, han tenido que abordar el debate sobre las posibles ayudas públicas al sector financiero español.
En el inicio de la jornada, Francisco González consideraba esta opción como "inevitable" en algunas entidades. En un tono algo más moderado, Pedro Solbes clausaraba las jornadas reconociendo la disposición del Gobierno a recurrir a esta posibilidad.
El ministro de Economía ha advertido en primer lugar a la banca española sobre la necesidad de sanear sus balances, para afrontar una crisis financiera recrudecida también por los efectos de la crisis inmobiliaria. Es en este proceso de saneamiento de los balances donde Solbes ha apuntado que las entidades financieras podrían contar con ayuda pública, "en caso de ser necesario".
Solbes se ha mostrado más tajante al asegurar que la pertenencia de España y del resto de países a la zona euro proporciona una protección adicional en momentos de crisis.
Lo que no evitará la pertenencia a la eurozona es que la economía española aplace hasta 2011 su recuperación. Según reconoce el ministro, "teniendo en cuenta la gran incertidumbre en torno a 2010 (...) esperamos que 2011 sea el año en el que el crecimiento vuelva a mostrar una fortaleza razonable".
"Este país tiene un esquema que ha demostrado su capacidad para resolver problemas, un esquema institucional con el que no cuentan muchos países", dijo el secretario de Estado de Economía, quien advirtió de que "lo que se pueda utilizar se utilizará" si hace falta, y para eso lo ha aprobado el Parlamento.
Vegara insistió en la necesidad de que España cuente con un instrumento que permita recapitalizar las entidades financieras, a la luz de las dificultades de múltiples "monstruos financieros" en países europeos como Alemania, donde "han caído seis bancos", o como Reino Unido, donde RBS cuenta con una presencia pública del 70% en su capital.
"No es necesario en estos momentos, pero puede serlo, hay que ver lo que está pasando fuera", afirmó el número dos de Economía, que calificó la situación internacional de "extremadamente difícil", en respuesta al diputado Alvaro Nadal (PP). "Esto está muy complicado, no tenemos GPS para esto, y hemos visto lo inimaginable. Hace dos años nos lo dicen y no nos lo creemos", argumentó Vegara.
"El FGD a usted no le gusta. A mí sí me gusta, porque no usa dinero de los ciudadanos, es un sistema mutual que, si tuviera que ser utilizado, no emplearía recursos públicos", insistió Vegara, quien explicó que "el Gobierno no aprueba un decreto ley diciendo que es posible usar un mecanismo si no pensara que es bueno que esté ahí".
Emisiones con aval
El secretario de Estado de Economía, David Vegara, informó hoy de que ya hay aprobadas otras siete emisiones de deuda de entidades por importe de casi 9.000 millones de euros que cumplen los requisitos para ser avaladas por el Estado.
Durante su comparecencia en la Comisión de Economía del Congreso, Vegara señaló además que hay otras emisiones en tramitación, lo que demuestra que el sistema de avales es un mecanismo que puede ayudar a solventar la "problemática" del cierre de los mercados.
Tras su intervención, destacó además que el Gobierno considera ahora más importante darle un "buen impulso" a las emisiones con aval que llevar a cabo nuevas subastas del Fondo de Adquisición de Activos, y que de hecho todavía no se ha decidido cuándo habrá nuevas.
Hasta el momento ha habido cinco emisiones de este tipo por importe de 8.000 millones de euros con similares características: Pastor emitió 1.000 millones; Bankinter otros 1.500 millones; Banco Popular, 1.500 millones; Caja Madrid, 2.000 millones, y La Caixa, otros 2.000 millones.
El pasado octubre, el Gobierno aprobó un decreto ley para poder conceder avales sobre emisiones de deuda de la banca y poder reactivar así este mercado, cerrado como consecuencia de la crisis financiera.
Fusión de CCM y Unicaja
Sobre las dificultades que atraviesan las cajas de ahorros en el actual entorno financiero, y en cuanto al anuncio de fusión entre Caja Castilla-La Mancha y Unicaja, Vegara insistió en que "no se ha hablado en ningún momento de la utilización de recursos públicos", pero dejó entrever esta posibilidad "si fuera el caso", a través del FGD.
En cuanto a la desaceleración del crédito, reconoció que es difícil identificar qué factores proceden de la oferta y cuáles de la demanda, pero aseveró que lo fundamental no es este debate, sino asegurar que no haya "un parón brusco" de los préstamos, a lo que se dirigen las medidas articuladas por el Gobierno para facilitar la liquidez.
En este escenario, sostuvo que los apoyos del Ejecutivo el sistema financiero responden que el núcleo de la crisis internacional tiene origen financiero, y que es fundamental que bancos y cajas de ahorros funcionen bien, no sólo por tratarse del eje fundamental del sistema de pagos, sino para evitar un empeoramiento de la situación.
Vegara además replicó a Nadal que "decir que tenemos una crisis bancaria es no leer la prensa internacional", ya que se trata de un proceso general "de proporciones desconocidas" que afecta a todo sistema financiero mundial, en el que España se destaca por la solvencia de sus entidades, gracias a la prudencia exigida por el Banco de España, tal y como reconoció el Banco Central Europeo (BCE) en la cumbre del G-20. "Prefiero estar así (como España) que como otros países", insistió Vegara.
Los valores de Citigroup cayeron un 20 por ciento el viernes, llegando a 1,61 dólares en la bolsa de Nueva York, el más bajo desde 1991, después de que el presidente del comité bancario del Senado, Christopher Dodd, dijera que podría ser necesario nacionalizar algunos bancos en un corto tiempo.
El banco con sede en Nueva York ha recibido hasta el momento 45.000 millones de dólares de ayuda del gobierno estadounidese. Después de perder más del 90 por ciento de su valor, la capitalización de mercado de la firma financiera está ahora muy por debajo de la suma de la ayuda del gobierno.
Las preocupaciones sobre la nacionalización del banco han crecido mientras Alan Greenspan, ex presidente de Reserva Federal, también indicó a comienzos de esta semana que el gobierno estadounidense tendría que nacionalizar algunos bancos sobre una base temporal para reparar el sistema financiero y restaurar el flujo de créditos.
El pánico entre los inversionistas aumentó mientras el jefe de la Reserva Federal, Ben Bernanke consideró la nacionalización como una opción.
La Casa Blanca dijo el viernes que cree enérgicamente en un sistema bancario de propiedad privada, después de que los rumores de la nacionalización bancaria azotara Wall Street.
"Esta administración continúa enérgicamente creyendo que un sistema bancario de propiedad privada es la mejor opción, asegurándose que está suficientemente regulada por el gobierno", señaló el vocero de la Casa Blanca, Robert Gibbs.
El Departamento del Tesoro estadounidense entregará más detalles la próxima semana del plan de rescate bancario de la administración de Obama.
(Xinhua)
La declaración trató de reafirmar al público que las "pruebas de resistencia" a la que serán sometidos cerca de 20 bancos del país son parte de un esfuerzo para apuntalar a las compañías, contrarrestando la especulación de que, en última instancia, los bancos serán cerrados o nacionalizados. Los reguladores insistieron que el "programa de asistencia de capital" del gobierno viene acompañado de la "fuerte presunción" de que "los bancos deberían permanecer en manos privadas".
Se trata de la segunda ocasión en los últimos días en que el gobierno de Obama intenta aplacar los temores sobre una posible nacionalización de bancos estadounidenses. Sin embargo, las declaraciones no han descartado la estatización de algunos bancos en el futuro.
Los anuncios no aliviaron las dudas acerca de si los bancos pasarían a ser controlados por el gobierno y, de ser así, qué forma adoptaría la nacionalización. La incertidumbre arrastró al Promedio Industrial Dow Jones a una caída de 3,4%. El índice cerró en 7.114,78 puntos, su cierre más bajo en casi 12 años.
La acción de J.P. Morgan Chase & Co. cayó 2%, la de Morgan Stanley 3% y la de Goldman Sachs Group Inc. 5%. Los informes de que el gobierno podría verse obligado a inyectar más fondos a la aseguradora American International Group Inc. (AIG) también contribuyeron al declive del Dow Jones. La acción de Citigroup Inc., no obstante, subió 1,8% para cerrar en US$2,18 a medida que creció la probabilidad de que el gobierno opte por convertir sus acciones preferentes en acciones comunes, lo que indicaría que los accionistas no lo perderían todo.
La falta de información ha desbaratado las estrategias de inversión, señala Peter Andersen, gestor de portafolio para la firma de inversión Congress Asset Management Co. Sin saber a ciencia cierta la forma que adoptará la intervención estatal, "no existe una base racional sobre la cual determinar el precio de estos valores", advirtió.
Los bonos de Citigroup se han desplomado en las últimas semanas. Un bono que vencía en 2018 se transaba a 89 centavos sobre el dólar el lunes, mientras que uno que expiraba en 2013 se negociaba a 85 centavos sobre el dólar, con un rendimiento cercano al 11%. A inicios de febrero, muchos bonos de Citigroup valían más de 95 centavos.
Ayer, asimismo, uno de los mayores inversionistas extranjeros en Citigroup informó que actualmente no planea convertir sus acciones preferentes en títulos comunes como parte de una posible medida del gobierno de EE.UU. de ayudar al atribulado banco.
De todos modos, el fondo soberano Government of Singapore Investment Corp., que ha visto cómo el valor de su inversión inicial de US$6.880 millones en Citigroup se ha derrumbado en los últimos meses, podría enfrentar un dilema si el banco alcanza un acuerdo con las autoridades estadounidenses que incluya una mayor injerencia estatal.
¿La única salida?
The Wall Street Journal informó ayer que Citigroup estaba en conversaciones con funcionarios gubernamentales para que el Estado aumente su participación en el banco convirtiendo acciones preferentes en títulos comunes, según fuentes al tanto. Aunque las negociaciones podrían fracasar, el gobierno podría terminar poseyendo hasta un 40% de las acciones comunes de Citigroup. Los ejecutivos del banco esperan que la participación esté más cerca del 25%, señalaron las fuentes.
Una portavoz de Citigroup declinó referirse al tema al igual que lo hizo el secretario de prensa de la Casa Blanca, Robert Gibbs.
Un acuerdo de este tipo le daría al gobierno una enorme influencia sobre una de las mayores instituciones financieras del mundo. Citigroup ha propuesto el plan a sus reguladores. El gobierno de Obama aún no ha indicado si lo respalda, según personas al tanto. El cambio no le costaría dinero extra a los contribuyentes, pero otros accionistas de Citigroup verían cómo sus acciones son diluidas.
Los ejecutivos del banco creen que el gobierno tiene que tomar una mayor participación para detener la caída. Sin embargo, esto podría resultar contraproducente, potencialmente provocando que los inversionistas huyan de otros bancos, incluso los más saludables, a medida que se preguntan si otras instituciones buscarán acuerdos similares.
Como parte del plan, los ejecutivos de Citigroup esperan persuadir a algunos inversionistas que poseen acciones preferentes de que sigan el ejemplo del gobierno y conviertan algunos de sus títulos en acciones comunes, según fuentes cercanas. Eso fortalecería un aspecto clave de la salud financiera del banco.
En octubre del año pasado, cuando el gobierno empezó a inyectar capital en los bancos estadounidenses, pocos expertos habrían previsto que el gobierno pronto estaría debatiendo la posibilidad de asumir el control de grandes instituciones financieras. El posible acuerdo con Citigroup le daría al Estado su mayor participación en una compañía de servicios financieros desde el rescate en septiembre de AIG, de la cual posee un 80%.
Las conversaciones entre el gobierno y Citigroup reflejan los temores de que este banco y otras grandes entidades financieras sufran una nueva ronda de pérdidas cuantiosas a raíz de la recesión y la crisis inmobiliaria.
La acción de Citigroup cayó por debajo de los US$2 la semana pasada, su nivel más bajo en los últimos 18 años.
La falta de confianza en el sector bancario continúa agobiando a las compañías financieras de EE.UU.
Los reguladores aumentarían el jueves el número de instituciones financieras aseguradas por el Estado que se encuentran en su lista de empresas en dificultades y que confrontan un mayor riesgo de caer en la bancarrota.
Bank of America Corp. indicó el domingo que no estaba negociando una mayor participación del gobierno en la entidad.
El presidente Barack Obama ha dicho que prefiere que el sistema bancario siga en manos del sector privado. Pero lo cierto es que las medidas anunciadas ayer por el Tesoro sientan las bases para que bancos como Citibank o el Bank of America, muy golpeados por la crisis global, puedan pasar a manos del Estado aún parcialmente. The Wall Street Journal, anticipó sin desmentidos inmediatos que el Estado tomará entre 25 y 40% de las acciones del Citi.
Lo central es que en un comunicado firmado por el Tesoro y todas las agencias encargadas de regular a los bancos el gobierno anunció ayer que flexibilizarán los términos de sus inversiones en más de 350 bancos.
El gobierno ya invirtió casi US$ 300.000 millones de los US$ 731.000 millones de dólares aprobados por el Congreso para rescatar el sistema bancario. Hasta ahora a cambio el Estado obtuvo acciones preferenciales que pagan un interés y están diseñadas para su repago en algunos años pero no tienen voto.
Tras el anuncio de ayer, el gobierno podrá transformar esas acciones en ordinarias. Así los bancos pagarán menos dividendos. Pero, a medida que las acciones preferenciales se transformen en acciones ordinarias, el Estado ira avanzando en el control del banco y su management. Es decir, el banco se irá nacionalizando.
"Las medidas anunciadas hoy son un paso hacia la nacionalización, pero no es la nacionalización", explicó a Clarín Alberto Bernal, un veterano de Wall Street que actualmente preside la sección Mercado Emergentes de Bultrick Capitals. "Para que un banco sea nacionalizado, el estado tiene que tener mas del 51% de sus acciones y el poder de voz y voto en su directorio. Ni siquiera las negociaciones en curso con el Citibank apuntan a eso".
Aún así la novedad causó un boom en la bolsa que dio un aumento de casi 10% a los papeles del Citi y de casi tres para el Bank of América, excepciones notables en una jornada bursátil pésima con bajas totales de 3,4 % sin precedentes desde 1997. Ello fue por el pesimismo que causa la recesión, dijeron los analistas.
Los papeles de los bancos se entonaron después de que el gobierno confirmó que funcionarios de la Reserva Federal y de otra autoridad de regulación, la Oficina de la Divisa, ya están negociando con el Citi la conversión de gran parte de las acciones preferenciales que detentan por 45.000 millones de dólares, en acciones ordinarias.
De acuerdo al artículo del Wall Street Journal, Obama apunta a quedarse con hasta 40% de las acciones ordinarias del Citi; es decir, no tendría el control de la mayoría de las acciones ni del poder de voto en su directorio, pero sería el accionista mayoritario.
Mas allá de lo que pase con el Citi, según el plan anunciado por el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, para rescatar al sistema bancario el 10 de febrero pasado, todos los bancos estadounidenses serán sometidos a partir del próximo miércoles a un "test de stress" o de "sobrevivencia". Es decir, los reguladores bancarios evaluarán los balances de cada uno de los bancos más importantes de Estados Unidos. Si como resultado de esta evaluación queda determinado que un banco necesita más capital, el gobierno le dará el dinero necesario pero podrá exigir a cambio acciones ordinarias y derecho a voto en su directorio.
De esta manera, el Estado podrá aumentar su capacidad para promover cambios no sólo en el management del banco sino en su estrategia.
La reacción de Wall Street frente a los anuncios de ayer fue positiva, además, porque en ningún momento se mencionó la palabra nacionalización, aunque estaba implícita como lo plantearon los diarios. "Si hay algo que los operadores no quieren oír es esa palabra", dijo Bernal.
De hecho, funcionarios del Tesoro dijeron ayer que sus pronostico indican que la banca "debería permanecer en manos privadas" y por eso también la mayoría de las acciones de los bancos subieron.
"El gobierno debe evitar la trampa de la nacionalización", dijo David Trone, un analista de Fox-Pitt Kelton. "Si nacionalizan el Citi, las acciones de todos los bancos se derrumbarían", comentó.
Es una posición directamente a la inversa de lo que señalan economistas laureados como Paul Krugman o Joseph Stiglitz. Estos sostienen, en cambio, que la nacionalización sería una medida valiente que sostendría el sistema. Y, cuando los bancos se saneen, podrán ser vendidos perfectamente.
Pero el problema del sistema bancario estadounidense no es tanto si van a nacionalizar sino qué se hará con los activos basuras. "Ese es el gran problema y el gran desafio", dijo a Clarín, un consultor de Wall Street que pidió no ser identificado.
El pedido de Citigroup también podría intensificar la presión política para escindir el conglomerado financiero. Una mayor participación del gobierno en Citi también acarrea riesgos para los contribuyentes, puesto que los accionistas comunes son los últimos en tener derecho a reclamar una compensación si se produce una liquidación de la entidad.
En los últimos meses, funcionarios federales han apodado a Citigroup "la estrella de la muerte", comparando la amenaza que representa el banco para el sistema financiero al arma de destrucción masiva en la serie de películas La guerra de las galaxias. En privado, un funcionario gubernamental calificó al gigante bancario de "inmanejable".
Esta semana, los banqueros de Citigroup han intentado calmar a clientes nerviosos y están preocupados ante la posibilidad de perder clientes en medio de la incertidumbre. El martes, Pandit acudió a Washington, donde sostuvo reuniones con reguladores y funcionarios del Tesoro.
Ejecutivos de Citigroup tratan de encontrar un balance aparentemente imposible: manejar la empresa de forma tal que deje satisfecho al gobierno y, al mismo tiempo, ayudar al banco a recuperarse tras registrar pérdidas de US$28.000 millones en los últimos cinco trimestres.
Por si esto fuera poco, el gobierno alterna entre períodos en los que se inmiscuye hasta en los más mínimos detalles y períodos en que lo ignora. Al intentar ser un inversionista ni activo ni pasivo, EE.UU. está dirigiendo la empresa de forma improvisada, sin una estrategia firme ni un conocimiento específico. Una parte central de la confusión es que no hay un individuo ni una entidad a cargo de supervisar Citigroup. Eso ocurre porque bancos como Citigroup están regulados por un grupo de agencias, incluidas la Reserva Federal, la Oficina del Contralor de la Moneda y la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC). El Departamento del Tesoro también tiene control ya que aporta todo el dinero. Y los miembros del Congreso, que inicialmente aprobaron las inyecciones de capital, también tienen un rol. Todas estas partes interesadas le han estado dando a Citi órdenes, consejos y críticas a veces contradictorias.
Funcionarios de la Fed, por ejemplo, informaron a Citigroup que tienen "derechos de observador" que le permiten participar en las juntas directivas. Aunque el gobierno aún no lo ha hecho, algunos ejecutivos de Citigroup se han quejado en privado de que EE.UU. ahora tiene un "poder ilimitado" sobre el banco. Un directivo comparó el rol del gobierno con la espada de Damocles.
En los últimos seis meses, EE.UU. ha inyectado casi US$200.000 millones en 419 instituciones bancarias; ha garantizado al menos US$420.000 millones en pérdidas potenciales de varios bancos; ha ordenado la fusión de varias firmas financieras y ha bosquejado planes para comprar cientos de millones de dólares en créditos hipotecarios y otros activos incobrables a los bancos, entre otras medidas.
Además de Citigroup, la lista de tareas pendientes del gobierno incluye una revisión del rescate de US$150.000 millones de American International Group (AIG) y orquestar la reestructuración de la industria automotriz del país, tras prestarle US$17.400 millones a General Motors Corp. y Chrysler LLC.La solicitud de Citi para obtener más ayuda complicará una sociedad que ya está dañada por problemas de comunicación y pasos en falso. Desde que el gobierno apuntaló a Citi con capital fresco, ha emitido algunas directrices generales como pedirle que venda activos para levantar capital y abstenerse de hacer inversiones riesgosas; instar a una reorganización de la junta directiva y advertir de que nuevos pedidos de fondos podrían desembocar en la salida del actual equipo de gestión.
A pesar de que el gobierno ha asegurado la supervivencia de Citigroup por ahora, los ejecutivos del banco se lamentan de que tienen que acudir a una adivina para descifrar cómo implementar las directrices federales.
El gobierno dice que los problemas de Citigroup son amplios y abarcan a varias entidades reguladoras, todas las cuales también están involucradas en los casos de otros bancos. Agregan que la postura del gobierno no es darle a Citigroup instrucciones específicas sobre cómo poner en práctica las directrices generales que ya le ha entregado.
En las últimas semanas, Citigroup se ha contactado con varios funcionarios del gobierno en busca de dirección, pero los esfuerzos no han rendido los frutos esperados.
La semana pasada, sin ir más lejos, Pandit se reunió con Lawrence Summers, el principal asesor económico de Barack Obama. Summers dejó claro que no iba a hablar de Citigroup en particular y Pandit salió del encuentro sin una idea más acabada de lo que el gobierno haría con el banco.
En tanto, Citigroup debe detener la hemorragia. El mes pasado, Pandit les dijo a altos ejecutivos que el primer trimestre es de vida o muerte: Citigroup necesita obtener ganancias para convencer al gobierno y a los inversionistas de que es una empresa viable.
Esta semana, algunos ejecutivos de Citigroup, manifestaron medio en broma, medio en serio que trabajar para el banco, caracterizado por su gigantesca burocracia y la competencia entre sus diferentes departamentos, era como trabajar para el gobierno.
Citigroup ofrecerá cambiar hasta 27.500 millones de las acciones preferentes en manos de inversores privados a un precio de 3,25 dólares por acción, una prima del 32 por ciento sobre el precio de cierre del jueves de 2,46 dólares.
El Gobierno estadounidense convertirá hasta un total de 25.000 millones de dólares en acciones preferentes que tiene en el banco al mismo precio.
Entre los inversores que han dicho que participarán en la transacción están el príncipe de Arabia Saudí Alwaleed bin Talal, Capital Research Global Investors e Investment Corp de Singapur.
El Departamento del Tesoro estadounidense confirmó en un comunicado que convertirá parte de las acciones preferentes que tiene en el banco en comunes.
El Tesoro señaló que convertirá sus acciones siempre y cuando otros inversores privados hagan lo mismo.
El Gobierno estadounidense tiene en la actualidad alrededor de 45.000 millones de dólares en acciones preferentes de Citigroup que adquirió a través de dos inyecciones de capital separadas durante el pasado ejercicio.
Según The Wall Street Journal, este acuerdo incluye letra pequeña para Citigroup ya que Estados Unidos exigiría a la mayor entidad financiera del mundo que amplíe capital, que busque fondos privados así como la renovación de su cúpula directiva. Esta última condición afectaría a 15 directivos aunque, , el CEO del grupo, Vikram Pandit, mantendrá su cargo.
La decisión se produce después de que Citigroup haya obtenido un salvavidas de 45.000 millones de dólares y pondría de manifiesto que Estados Unidos no tiene intención de dejar que caiga otro banco como sucedió con Lehman Brothers. Ayer el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dio a conocer su borrador presupuestario para 2009 y sus propuestas presupuestarias para el año fiscal 2010en el que figuran 250.000 millones de dólares reservados para posibles inyecciones de capital para el sector financiero si la situación empeorase.
El primer presupuesto del mandato de Obama impulsará el déficit federal este año por encima de los 1,75 billones de dólares, lo que representaría el 12,3% del Producto Interior Bruto (PIB) estadounidense, el porcentaje más alto desde el final de la II Guerra Mundial, cuando el déficit superó el 21% del PIB. El récord tras el final de la II Guerra Mundial se registró en 1983 cuando con Ronald Reagan como presidente el déficit alcanzó el 6%. Por otro lado, se espera que el déficit siga entorno al billón de dólares durante los dos próximos años antes de comenzar a disminuir para situarse en los 533.000 millones de dólares en el 2013.
La primera reacción de los mercados al nuevo acuerdo entre el Tesoro y Citigroup pone de manifiesto el profunda desencanto de los inversores. Las acciones del banco, en apenas diez minutos, han pasado de cotizar en tablas a desplomarse otro 26% en la preapertura de Wall Street. Este porcentaje se eleva al 37% a medida que se acerca la apertura.
El nuevo rescate no incluye ninguna inyección adicional de capital público en Citigroup, después de los 45.000 millones de dólares concedidos a finales del pasado ejercicio. Además, diluirá la participación de los actuales accionistas del banco, y elevará al 36% el capital en manos públicas. El propio banco ha reconocido en este sentido que la decisión de diluir la participación de los accionistas fue difícil.
El Tesoro se limitará a convertir sus acciones preferentes, por importe de hasta 25.000 millones de dólares, en acciones ordinarias, con el objetivo, en principio, de mejorar el balance del banco, a través de su base de capital, y la protección a los accionistas contra posibles pérdidas.
Más pérdidas y cancelación del dividendo
El banco no sólo ha anunciado hoy novedades específicas sobre el tercer plan de rescate. Para mayor inquietud del mercado, ha adelantado otros 9.600 millones de provisiones durante el cuarto trimestre del pasado año, de forma que el resultado conjunto de 2008 arrojaría unas pérdidas de 27.700 millones, frente a los 18.700 millones anunciados con anterioridad. La sangría en sus cuentas provocará la supresión del dividendo tanto en sus acciones ordinarias como en las preferentes.
Los ajustes se extenderán, además, al consejo de administración del banco, que será sometido un completo proceso de remodelación. Además, la dirección del banco ha aceptado restringir sus retribuciones y el uso de 'lujos' como el avion privado.
El gobierno se quedará con una participación del 36%, los actuales accionistas se diluirán hasta el 26% y el resto de las acciones preferentes quedarán en manos de los tenedores no gubernamentales. Los títulos de Citi, después de haber repuntado inexplicablemente esta semana, se desplomaron ayer un 37%.
Es posible que esto no baste. Es cierto, el capital adicional elevará las acciones ordinarias al 8,1% de los activos ponderados por el riesgo. Pero el escepticismo sobre los modelos de riesgo de los bancos sugiere que es probable que los inversores se centren en el ratio del total de activos tangibles, que se sitúa en el 4,3%. Parece bastante sano, si se tiene en cuenta que el de JPMorgan asciende al 3,8%.
Pero, de producirse nuevas pérdidas sobre activos respaldados por propiedades, este colchón se desinflaría. Y el último plan no hace nada para abordar la cuestión de cómo se valoran esos activos en la contabilidad de Citi. Los futuros análisis de la tensión por parte de las autoridades aún podrían llevar a Citi a operar de nuevo con más acciones preferentes gubernamentales.
La ira ante el hecho de que Vikram Pandit siga en su cargo es previsible. Pero no tiene mucho sentido reemplazar al jefe ahora. Una nueva cara difícilmente denotaría un nuevo comienzo o reduciría la probabilidad de que Citi termine por ser nacionalizado por completo. La remodelación del consejo es positiva, aunque atraer a consejeros de peso supondrá un reto.
El acuerdo está estructurado de forma que convertir las acciones preferentes suponga un importante incentivo para sus tenedores. Los contribuyentes salen perdiendo, pero eso era algo previsible. Las medidas tintas no aportan soluciones definitivas.
La nacionalización parcial del otrora banco más grande de Estados Unidos ya es una realidad. La compañía financiera adelantó a primera hora que el gobierno se quedará con el 36 por ciento del paquete accionario, convirtiéndose en el principal accionista del Citi. Inversores privados y otros organismos públicos contribuirán del mismo modo a fortalecer su capital. La Corporación de Inversiones del gobierno de Singapur anunció por su parte que tomará posesión de un 11,1 por ciento en el grupo bancario estadounidense.
“El Citigroup está planeando fortalecer su estructura de capital a través de la conversión de una porción significativa de sus acciones preferidas en papeles comunes dentro de una serie de cambios ofrecidos”, comunicó además el Tesoro. Sobre este ofrecimiento, el Tesoro aceptó canjear 25.000 millones de dólares en activos preferenciales “dólar por dólar”. El gobierno exige también recibir “los términos y precios más favorables” que cualquier otro tenedor en la transacción. Las acciones preferentes que no sean convertidas, el Tesoro las mantendrá en un fondo a una tasa de interés del 8 por ciento anual.
Si bien se evitó en todo momento hablar de una nacionalización parcial de la entidad, la operación cambiará considerablemente la composición accionaria del grupo. El Tesoro, que ya tenía 7,8 por ciento de participación luego de dos intervenciones previas de rescate, pasará a contar con el 36 por ciento del capital del banco neoyorquino. Las acciones preferenciales las había obtenido el gobierno a fines del año pasado contra la entrega de 45.000 millones de dólares, y una garantía de 300.000 millones en activos “tóxicos” del Citi que aún siguen en el balance de sus cuentas.
La intervención de Washington impone una reestructuración del consejo de administración. “El presidente del Citi nos informó que la compañía realizará cambios en su directorio hasta incorporar una mayoría de directores independientes tan pronto como sea posible”, dice el comunicado del Tesoro. No obstante, el director general del holding, Vikram Pandit, que conservará su puesto a pesar de la toma de control estatal, señaló que su directorio es el que “continúa tomando las decisiones cotidianas”. Pandit admitió, por otra parte, que no está en condiciones “de asegurar si se necesitarán otros aportes de capital”.
Pandit comunicó el compromiso con sus accionistas de darles “excepcional rentabilidad” una vez que salgan de “este ciclo”. De todos modos, los papeles del Citi se derrumbaron a precios irrisorios, ya que pasaron a cotizar a menos de dos dólares por acción contra los 50 dólares que se pagaban hace dos años. El desempeño del Citi arrastró a todo Wall Street y al cierre su principal índice de referencia, el Dow Jones, perdió un 1,7 por ciento.
Los inversores neoyorquinos recibieron también malas noticias sobre la economía estadounidense y la evolución en la confianza de los consumidores. La actividad se contrajo un 6,2 por ciento en los últimos tres meses del año pasado contra igual lapso de 2007. El retroceso fue incluso más pronunciado del que auguraban los peores pronósticos privados, según datos preliminares del Departamento de Comercio.
El gobierno había pronosticado hace un mes que la actividad económica iba a contraerse un 3,8 por ciento en dicho período, luego de una caída de 0,5 por ciento entre julio y septiembre. En tanto, el índice de confianza que elabora la Universidad de Michigan se situó este mes en 56,3 puntos, debajo de los 61,2 puntos de enero último. Esto encendió luces de alerta sobre un efecto deflacionario. La FED advirtió sobre el riesgo de que los consumidores se abstengan de comprar con la esperanza de conseguir precios más bajos en el futuro.
Citi indicó que ofrecerá convertir en acciones comunes hasta 27.500 millones de dólares de las acciones preferentes actuales a un precio de 3,25 dólares por acción. El Gobierno de EEUU igualará este intercambio en una cantidad máxima de 25.000 millones de dólares de las acciones preferentes con las que cuenta actualmente.
De acuerdo con el máximo volumen de conversión elegible, "el Gobierno de EEUU podría llegar a contar aproximadamente con un 36% del accionariado de Citi".
El consejero delegado de Citigroup, Vikram Pandit, explicó que este intercambio de títulos tiene el objetivo de incrementar el patrimonio común tangible del banco. "Esta transacción, que no requerirá una inversión adicional por parte de los contribuyentes, no representa un cambio en la estrategia o gobierno de Citi".
El banco estadounidense indicó que algunos de sus inversores privados como la Corporación de Inversiones del Gobierno de Singapur, el príncipe Alwaleed Bin Talal Bin Abdulaziz Alsaud, Capital Research Global Investors y Capital World Investors han mostrado su disposición a participar en el intercambio de acciones.
Suspende el dividendo y remodelará su Consejo
Además, el Gobierno de EEUU intercambiará por nuevos valores preferentes la parte de acciones preferentes que no sea convertida en acciones comunes. Estos nuevos valores contarán con un cupón anual del 8%. A raiz de estas transacciones, Citi suspenderá el dividendo de sus acciones preferentes y comunes.
Por su parte, el Departamento del Tesoro indicó que acudirá a esta conversión de acciones en una cantidad que igualará "dólar por dólar" las inversiones realizadas por inversores privados, hasta un máximo de 25.000 millones de dólares y destacó que "el Tesoro recibirá en este intercambio las condiciones y precio más favorables entre los tenedores de acciones preferentes".
Asimismo, la agencia dirigida por Tim Geithner señaló que el presidente del consejo de Citigroup informó al Tesoro de que la entidad reestructurará su consejo de administración, de modo que la mayoría del órgano de gobierno será compuesto por consejeros independientes tan pronto como sea posible.
A este respecto, el presidente del consejo, Richard Parsons indicó que el consejo decidió "unánimemente" contar con una mayoría de nuevos consejeros independientes "tan pronto como sea posible". Actualmente el consejo de la entidad cuenta con 15 miembros, de los que tres ya han anunciado que no se presentarán a la reelección en la junta general de accionistas de abril, así como otros dos que cumplirán la edad de jubilación en estas fechas.
Pérdidas adicionales de 6.869 millones en cuarto trimestre de 2008
Por otro lado, Citi anunció que asumirá una carga de 8.700 millones de dólares (6.869 millones de euros) en el cuarto trimestre de 2008 como consecuencia de la revisión de su fondo de comercio.
La entidad precisó que estas pérdidas fueron registradas en sus unidades de banca de consumo en Norteamérica, Latinoamérica y Europa, Oriente Medio y Africa.
Asimismo, Citi incurrió en una carga extraordinaria adicional de 242 millones de dólares (191 millones de euros) por impagos relacionados con Nikko Asset Management.
"La causa principal de estos ajustes fue el rápido deterioro de los mercados financieros, así como de las perspectivas económicas, lo que debilitó aún más las perspectivas a corto plazo de la industria de sevicios financieros", señaló la entidad.
Dados los efectos de estas cargas, Citigroup indicó que sus pérdidas en 2008 alcanzaron los 27.700 millones de dólares (21.878 millones de euros9, un 48% por encima de los 'números rojos' de 18.715 millones de dólares (14.095 millones de euros) que publicó el pasado mes de enero en la presentación de sus cuentas anuales, en contraste con el beneficio neto de 3.617 millones de dólares (2.724 millones de euros) de 2007.
De hecho, Citigroup perdió 18.715 millones de dólares frente al beneficio neto de 3.617 millones que registró el año anterior, por lo que se vio obligado a dividirse en dos negocios separados, Citicorp y Citi Holdings, para optimizar el global. Además, la semana pasada convirtió 25.000 millones de dólares de acciones preferentes en ordinarias para permitir al Gobierno de Barack Obama controlar hasta un 36% del capital. Una decisión que se produjo después de que la entidad ya recibiera un salvavidas de 45.000 millones de dólares por parte de la administración que fue insuficiente.
Los inversores continúan muy preocupados porque el constante deterioro económico y los activos tóxicos de las hojas de balances, que siguen saliendo a la luz, desemboquen en una nacionalización de los mayores bancos del país. Una posibilidad, por otro lado, que Obama ha descartado ya que espera que las entidades "continúen en manos de capital privado", al menos de momento.
La policía informó en un comunicado que la explosión ocurrió a las 3am (horario griego) del lunes, en el distrito de Nueva Jonia, de la capital griega. La explosión no causó víctimas, pero sí considerables daños en la fachada del edificio.
Dos automóviles aparcados en las inmediaciones quedaron destrozados.
Hasta el momento, nadie se adjudicó el ataque.
Ya el pasado miércoles, varios desconocidos aparcaron de madrugada un coche cargado con una potente bomba frente a una sede de Citibank. Un guardia de seguridad alertó a la Policía, que pudo desactivar el artefacto. Tampoco en aquella oportunidad organización alguna se atribuyó el hecho.
El ataque de este lunes se suma al que el pasado viernes sufrió un empresario griego de 62 años, que resultó gravemente herido en Atenas al estallar una bomba-trampa colocada en su automóvil.
Sumado a esto, desconocidos habían atacado en las últimas semanas con metralletas y granadas una comisaría de policía cerca de El Pireo y una emisora televisiva, entre otros objetivos.
Aquellos atentados fueron reivindicados por las organizaciones clandestinas "Lucha Revolucionaria" y "Secta Revolucionaria", que habían anunciado una "guerrilla urbana" en Grecia.
«« | Inicio | »» |