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Obama y la nacionalización de la banca |
El “test de tensiones” sólo tiene que aplicarse a bancos con activos superiores a los 100 mil millones de dólares, cuyo número, se supone, es de unos 14.
Félix Salmon está impresionado por la respuesta del presidente Obama a la pregunta por una possible nacionalización de los bancos. Yo, no tanto.
Sí: Obama impresiona con su discurso articulado y bien informado, y su respuesta revela que tenido en cuenta la posibilidad de la nacionalización de la banca. Está a años luz de la mediocridad a la que nos hemos acostumbrado en estos últimos años.
Pero los dos argumentos básicos de que se sirve no son realmente demasiado buenos. Es verdad: nosotros tenemos miles de bancos; pero los problemas se hallan concentrados en un pequeño puñado de gigantes. El propio plan de Geithner, tal como está ahora concebido, parte de este reconocimiento: el “test de tensiones” sólo tiene que aplicarse a bancos con activos superiores a los 100 mil millones de dólares, cuyo número, se supone, es de unos 14.
Y en lo que hace al argumento de que nuestra tradición cultural no se condice con las nacionalizaciones… bueno, tampoco es muy pronta a rescates bancarios de ningún tipo. Sin embargo, esos rescates son de todo punto necesarios; y hasta en los EEUU resultarían más digeribles, si los contribuyentes consiguieran, al menos y a cambio, librarse de gilipollas.
¡Ah! Y no pasa semana sin que la FDIC [Corporación Federal de Seguros de los Depósitos Bancarios, por sus siglas en inglés] se haga con unos cuantos bancos. La nacionalización es ahora tan norteamericana como el pastel de manzana.
Paul Krugman
Premio Nobel de economía de 2008
(continue)

Etiquetas: conocimiento, inteligencia, monopolios, multitud, politica.
”Puede que sea necesario nacionalizar temporalmente algunos bancos para facilitar una reestructuración rápida y metódica. A este tipo de decisiones se recurre una vez cada cien años”.
Los comentarios de Greenspan fueron el colofón de una jornada frenética en la que los políticos de distinta ideología parecieron mostrarse partidarios de aceptar alguna forma de nacionalización bancaria.
“Si la nacionalización es lo más conveniente, deberíamos recurrir a esta medida”, puntualizó Lindsey Graham, senador republicano por Carolina del Sur.
Antes de pronunciar un discurso ante el Club de Economía de Nueva York ayer martes, Greenspan afirmó que “en algunos casos, la solución menos negativa es que el Gobierno asuma un control temporal” de los bancos que están en peor situación a través de la Corporación Federal de Seguro de Depósitos o de cualquier otro mecanismo.
El ex presidente de la Fed admitió que un control temporal del Ejecutivo “permitiría que el Gobierno traspasara los activos tóxicos a un banco malo sin tener que pensar en cómo valorarlos”.
Greenspan también aclaró que los propietarios de deuda de primer rango deberían estar protegidos en el caso de nacionalización.
”Deberíamos intentar evitar como sea las pérdidas de los acreedores de deuda senior de los bancos que pasaran a ser controlados por el Gobierno, porque podría afectar a la deuda de primer rango de todos los demás bancos”, aseguró.
“Ésta es una crisis crediticia y es fundamental garantizar un soporte para la financiación del sistema. Ese soporte es la deuda senior”.
Los comentarios de Greenspan coincidieron con la promulgación por parte del Presidente Barack Obama del paquete de estímulos fiscales, de 787.000 millones de dólares, en Denver, Colorado.
Obama anunciará hoy en Arizona un programa de 50.000 millones de dólares para frenar las ejecuciones hipotecarias.
Mientras, la Casa Blanca estudiaba ayer la última fase del plan de rescate para dos de los tres grandes fabricantes de automóviles estadounidenses.
En el discurso pronunciado tras la firma del plan de estímulos, que calificó como “el mayor paquete de recuperación de la historia del país”, Obama estableció un riguroso calendario de de medidas para las próximas semanas que incluyen la recapitalización del sistema bancario, la presentación de los presupuestos para 2009 y una reunión en la Casa Blanca en la que se establecerá una disciplina fiscal a más largo plazo.
“Tenemos que poner fin a una cultura en la que se ignoran los problemas hasta que se convierten en una crisis a gran escala”, afirmó Obama.
“Aunque hoy no sea el fin de los problemas económicos, sí supone el principio del fin”.
El jefe de la Fed ha destacado que restablecer los mercados de crédito y recuperar la economía es el "único trabajo" en estos momentos del banco central, con lo que todo lo referente a peligros de inflación tendrá que esperar.
Sin duda, Bernanke ha vuelto a demostrar que su máxima preocupación en estos momentos es el fantasma de la deflación, con el que está dispuesto a luchar inundando la economía de dólares como ha repetido en más de una ocasión.
De este modo, Bernanke ha afirmado que "llegados a este momento, con el debilitamiento de la actividad económica global, los precios de las materias primas en niveles bajos, la Fed ve un pequeño riesgo de inflación alta inaceptable en los próximos tiempos". No obstante, el organismo espera que "la inflación permanezca en niveles bajos durante algún tiempo".
El máximo responsable de la política económica estadounidense ha sentenciado que "la situación extraordinaria por la que atraviesa la economía requiere adoptar medidas extraordinarias".
Actas de la Fed
Por otra parte, en el día de hoy la Fed ha publicado las actas de su última reunión en las que ha recortado sus previsiones de crecimiento por "la continua fuerte contracción registrada en la actividad económica". El banco espera un descenso en el PIB de hasta -1,3%, desde el -0,5 estimado anteriormente.
Según el organismo, existe riesgo de que la recuperación "se retrase y que cuando comience lo haga de forma débil". Respecto a la inflación, la mayoría de los miembros del comité del banco central estima que "el riesgo de inflación es excesivamente bajo" y no dudaron en señalar que hay más riesgo de "deflación" en estos momentos.
Previsiones a largo plazo
La novedad más destacada del informe presentado por la institución que preside Bernanke ha sido la publicación por primera vez en su historia de previsiones a largo plazo. Los pronóstivos esbozados por el banco indican que en los próximos cino o seis años prevén un crecimiento del PIB estadounidense de entre el 2,5% al 2,7%, con una tasa de paro que oscilaría entre el 4,8% y el 5%.
Mientras tanto, los objetivos de la Fed es que la inflación se sitúe durante este tiempo en un rango cercano al 2%, algo que estaría relacionado con la responsabilidad marcada por el organismo de "mantener la estabilidad de precios y sostener los niveles máximos de empleo".
Pero Obama prefiere no oír hablar del tema, y parece que su equipo tiene prohibido pronunciar las sílabas malditas: na-cio-na-li-za-ción.
Sin embargo, en materia de bancos es posible que ese sea el único camino, porque hasta el momento nada parece estar funcionando.
Ayer los mercados se desplomaron por el temor de que nada de lo que planea hacer Obama dará resultado: es probable que su paquete de estímulo fiscal (de 787 mil millones de dólares) no sea suficiente para darle a la economía estadunidense los electrochoques que necesita.
Lo cierto es que el crédito sigue sin fluir: es claro que el primer paquete de rescate bancario no tuvo el resultado esperado.
Era de esperarse porque la ayuda no llevaba condiciones: los banqueros podían hacer lo que quisieran con esos recursos. Y como en plena crisis las operaciones de crédito son arriesgadas, no es sorprendente que los dichosos banqueros se hayan dedicado a todo menos a prestar.
Pero la explicación más importante es que los estados financieros de los bancos están contaminados hasta la médula por activos tóxicos.
El significado es portentoso: hoy los principales bancos estadunidenses están en la insolvencia.
Estimaciones confiables indican que las pérdidas del sector bancario alcanzan 1.8 billones de dólares.
Si esos números son correctos, la espina dorsal del sistema bancario estadunidense está fracturada.
Para restaurar este cuadro clínico se requieren cantidades astronómicas de capital debido al fuerte apalancamiento de estas actividades.
El 9 de febrero el secretario del Tesoro presentó su plan para rescatar a los bancos y poner nuevamente en marcha a la economía.
El punto importante es que Geithner sigue el mismo camino de su predecesor Paulson al proponer un plan muy amistoso para el sector bancario, con una pesada carga para el fisco.
Geithner propuso la creación de entidades público-privadas encargadas de promover la compra de los activos tóxicos (cartera vencida y sus derivados) en poder de los bancos para sacarlos de las hojas de balance.
Pero hay varios problemas con este plan.
Para comenzar, no se sabe quién va a comprar esos activos porque el plan también promete reducir los pagos de las hipotecas.
Es decir, el valor de activos respaldados por la hipotecas de segunda categoría bajaría todavía más.
Por supuesto, la raíz del problema es que el precio real de esos activos tóxicos está por el piso.
Venderlos a ese importe implicaría que muchos de los grandes bancos tendrían capital social negativo y desaparecerían.
Los bancos, evidentemente, no están de acuerdo con vender estos activos a un precio de mercado tan castigado.
Pero comprarlos a precios nominales sería un regalo desmedido a los bancos y un escándalo político.
Geithner prefirió quedarse donde dejó las cosas Bush.
El mercado bursátil no se dejó impresionar y al día siguiente se derrumbó.
Pero el plan Geithner sí deja ver que la nacionalización no es la prioridad de Obama.
Ese podría ser su error histórico porque hoy parece que sólo una nacionalización podría romper el nudo gordiano de los activos tóxicos, limpiar la contabilidad de esos establecimientos y reanudar la actividad bancaria convencional (tanto en la captación como en el otorgamiento de préstamos).
Obama podría incluso ofrecer una nacionalización temporal.
Dentro de unos años, cuando ya se tenga un nuevo sistema regulatorio, los bancos serían reprivatizados. Y se podría recurrir a esquemas redistributivos muy interesantes para recolocar a los bancos en el sector privado.
Uno consistiría en distribuir el valor de las acciones de estos bancos entre los causantes: después de todo, es con su dinero que se pudieron recapitalizar y sanear esos establecimientos.
Pero Obama se opone diciendo que el costo de una nacionalización sería muy elevado.
Eso es discutible.
De hecho, si a costos vamos, hay que notar que de septiembre a enero la Reserva Federal aumentó su hoja de balance en 1.2 billones de dólares y ahora se niega a revelar los nombres de las instituciones beneficiarias.
Es claro que el costo del rescate ya supera lo autorizado por el Congreso y la transparencia es nula.
Varios circuitos de la economía estadunidense han recibido una fuerte inyección de liquidez en estos meses.
En algún momento, todo esto va a revertirse, con presiones inflacionarias difíciles de controlar.
Obama podría lamentarse de no haber nacionalizado los bancos cuando podía.
¿Por qué sabe tan amarga la píldora de la nacionalización de los bancos en Estados Unidos?
Marx diría que en Estados Unidos solamente ha imperado el modo de producción capitalista.
Ni esclavismo (la economía sureña no cae en esta categoría) ni feudalismo: sólo el mundo del capital.
Eso conduce a una visión ahistórica del mundo. Sólo existe el capital, eterno y natural.
¿Nacionalizar? Uy, no, ¡qué horror!
(mas...)
Alejandro Nadal
Gibbs ha asegurado que “esto es lo que creemos desde hace tiempo y seguimos pensando así”. Además, cree que “hay que asegurarse de que están correctamente regulados por el Gobierno”.
Mientras tanto, el presidente de EEUU, Barack Obama ha vuelto a mostrar la preocupación del Gobierno por evitar que se malgaste el dinero de los contribuyentes después de la aprobación del paquete de estímulo económico de 787.000 millones de dólares (613.400 millones de euros).
En este sentido, Obama ha anunciado que designará un equipo de especialistas encargados de asegurarse que el dinero de este plan se emplea de manera eficaz.
"Los ciudadanos estadounidense están vigilando y esperan ver que el dinero que tanto les ha costado ganar se gasta en los propósitos adecuados sin malgastarlo y sin fraudes", ha asegurado el jefe de Estado norteamericano.
Previamente, según informa Bloomberg, el presidente del Comité Bancario del senado, Cristpher Dodd, había asegurado que algunos bancos podrían nacionalizarse por un “corto periodo de tiempo”, incluidos Citigroup y Bank of America, para ayudarles a sobrevivir en el peor desplome económico en 75 años.
Dodd ha señalado que “lo veo como una posibilidad que podría ocurrir” y que “podría tener que hacerse al final al menos por un corto periodo de tiempo”.
En el día de hoy, los indicadores bursátiles globales han sufrido una fuerte corrección debido a los temores de que alguno de los grandes bancos estadounidenses tengan que ser nacionalizados por el Gobierno estadounidense para evitar su colapso.
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