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La unión europea frente a la crisis |
Más que nunca, la UE debe tomar acciones conjuntas. Un temporal de pesimismo azota a toda Europa. Aunque ningún rincón de la Unión Europea está a salvo de la crisis económica global, los miembros que se han unido más tarde al grupo son los más vulnerables.
Los temores sobre la crítica situación del sector bancario de Europa del Este provocaron importantes caídas en los mercados de valores esta semana. El modo en el que la UE acuda al rescate de los países del Este pondrá de manifiesto si el término unión se aplica en la práctica. Por desgracia, sus líderes más influyentes parecen mostrar su indiferencia ante lo que está en juego. Su defensa cada vez más provocadora del proteccionismo podría anular los logros históricos del proyecto europeo. Los fundadores de la UE, conmocionados por las desastrosas consecuencias del proteccionismo y el nacionalismo de la década de los treinta, intentaron, en parte, erradicar las rivalidades nacionales para que prevalecieran los intereses comunes.
Su visión prevaleció y la estabilidad y la prosperidad se extendieron a medida que nuevos países optaban por compartir su soberanía con sus vecinos. Los mayores triunfos llegaron en las dos últimas décadas, con la creación de un mercado y una moneda únicos y la integración de países a los que el comunismo había aislado de Occidente. Si adoptáis nuestra filosofía, prometió la UE, juntos compartiremos libertad y prosperidad. Europa del Este respondió con entusiasmo.
Paradójicamente, ese entusiasmo ha desembocado en los problemas a los que ahora se enfrentan. Su adopción de la normativa de la UE fomentó la confianza de los principales bancos a concederles préstamos. A medida que entraba capital, la región comenzó a superar el medio siglo de atraso que le separaba del crecimiento económico de sus vecinos occidentales. Ante las expectativas de crecimiento continuado y de la cada vez mayor integración en la UE, negocios y ciudadanos se beneficiaron de los préstamos más baratos denominados en euros que los bancos ofrecían con facilidad.
Todas las partes actuaban como correspondía en una Europa libre de fronteras. Y entonces llegó la crisis financiera. Los préstamos que sostenían los déficit por cuenta corriente de Europa del Este hasta el año pasado los concedían en gran medida las filiales locales de los bancos occidentales europeos. Sin embargo, ahora se han evaporado. Los gobiernos de la región, muchos de los cuales gestionaron sus finanzas con más prudencia que la mayoría de países occidentales, son ahora incapaces de cubrir las enormes brechas financieras.
Al mismo tiempo, la extrema ralentización de la economía mundial afecta gravemente al comercio internacional y los sectores exportadores de Europa del Este están entre los más perjudicados. Trágicamente previsible resulta la depreciación acelerada de sus monedas, lo que hace más pesada la carga derivada de la deuda denominada en divisa extranjera de estos países.
Es fundamental que los estadistas de la UE hagan lo imposible por salvar la economía de Europa y de su unión. Hasta ahora, no han actuado en este sentido. Demasiados líderes de la UE recurren a la repatriación de los poderes de la Unión, principalmente en áreas fundamentales como la competencia y las ayudas estatales.
Ahora se dedican a aplicar políticas que desplazan la escasez de crédito a los países menos capaces de soportarlo. Europa del Este necesita este año 200.000 millones de dólares para refinanciar su deuda y 150.000 millones de dólares más para recapitalizar las pérdidas anticipadas de sus bancos.
Pero los planes de rescate de los bancos de los países ricos fomentaron la repatriación de fondos, dejando sin fondos a las filiales de Europa del Este. Esto debe terminar. Los mayores bancos con presencia en Europa del Este han apelado a una política europea unificada para poder ayudar a sus sucursales.
Por interesado que parezca este llamamiento, debe tenerse en cuenta. La UE debe evitar que sus miembros realicen rescates bancarios discriminatorios. Las garantías estatales deben aplicarse también a las filiales de otros países de la UE. Los miembros que no tengan recursos para salir al rescate de sus bancos deberían poder contar con la ayuda del Banco Europeo de Inversiones o del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo.
La UE debe avanzar sobre la base de los esfuerzos coordinados con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Junto con el FMI, la UE debería salir al rescate de los miembros más pobres que necesiten ayuda financiera, como ya se hizo el año pasado en Hungría.
Aunque los estados miembros más pequeños suelen ser los que más comprometidos están con la UE, poco podrán hacer si sus vecinos debilitan cínicamente las responsabilidades adquiridas. Alemania, el campeón de la integración europea, es uno de los principales responsables de esta situación. La canciller Angela Merkel debería aprovechar la reunión de los líderes europeos que se celebrará en Berlín la próxima semana para recuperar la unidad que Europa necesita desesperadamente.
(continue)

Etiquetas: conocimiento, medios, memoria, monopolios, multitud, politica.
Hungría es, sin duda, el país más expuesto. En recesión, su moneda, el forinto, se ha desplomado un 25% en medio año. En octubre pasado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Unión Europea (UE) tuvieron que dar un crédito de urgencia de 20.000 millones de euros para que no declarase una suspensión de pagos.
Más de la mitad de los préstamos a particulares concedidos en Hungría por los bancos -alrededor de 10.000 millones de euros, un 9% del PIB- están concedidos en divisas extranjera, sobre todo en francos suizos. Con el paro en ascenso y la devaluación del forinto se teme que una parte de esos créditos jamás se devuelva.
Un panorama con los mismo ingredientes se puede rastrear en toda la región: economías dependientes de una fuerte inversión extranjera, con un abultado déficit por cuenta corriente y con un crecimiento basado en unas exportaciones industriales que han caído en barrena por la crisis económica global.
Desde julio pasado, la moneda polaca, el zloty, se ha devaluado un 40%, la corona checa casi un 30% y el leu rumano un 15%. Esta situación supone un grave quebradero de cabeza para los bancos extranjeras -italianos, alemanes y austríacos, sobre todo- que poseen cerca de la mitad de los activos bancarios en una región que hasta hace poco era una especie de paraíso inversor.
Rumanía
En Rumanía las cosas también pintan mal. El presidente del Banco Nacional, Mugur Isarescu, reconoció hoy que el país podría necesitar la ayuda del FMI y de la UE para evitar el hundimiento de su economía.
"El sector gubernamental en Rumanía tiene capacidad para financiarse de manera interna, pero en el sector no gubernamental se registra un vacío de financiación", ha afirmado Isarescu sobre la situación de la banca comercial.
Rumanía tiene una alto nivel deuda externa privada del país, que al 31 de julio de 2008 alcanzaba los 29.130 millones de euros el 31 de julio de 2008, el 42,4 por ciento del PIB. Más de la mitad de los créditos está concedida en euros, con lo que aumenta el riesgo de una ola de morosidad, que afectaría a su vez a los bancos extranjeros que dominan en el sector en Rumanía.
Desde 2004, el volumen de créditos en moneda extranjeras se multiplicó por seis en Rumanía para alcanzar un total de 22.500 millones de euros, que ahora corren peligro no ser devueltos.
Ucranía
En Ucrania, un país de casi 50 millones de habitantes, la situación es cercana a la bancarrota, según el Banco Nacional, y su economía tuvo que ser apuntalada por el FMI con un crédito de 16.400 millones de dólares para salvarla del colapso.
La difícil situación para pagar los créditos se vería empeorada si -tal como advirtió Moody's- la calificación crediticia de los bancos de la región fuese rebajada, lo que aumentaría el coste por intereses.
El país occidental más afectado es sin duda Austria, ya que la región del Este acapara una quinta parte de sus exportaciones y su sistema bancario es el más expuesto en esos países, después de haber concedido créditos por 230.000 millones de euros, el 70% del PIB del pequeño país alpino.
La situación es tal que el gobierno ya no descarta nacionalizar a la banca austríaca, y el vicecanciller federal y ministro de Finanzas austríaco, Josef Pröll, ha completado en los últimos diez días una frenética gira por todos los países de la región para promover un paquete de rescate de 150.000 millones de euros.
Pröll ha subrayado para defender la iniciativa que "no nos podemos permitir actuar cuando la situación sea verdaderamente seria", aunque sus esfuerzos han tenido escaso eco en Bruselas y en Berlín.
El euro
Esta incertidumbre y el temor de llegar a una resucitada crisis de los países del Este están provocando una estampida de los inversores en el euro que hoy ha alcanzado niveles no vistos desde noviembre de 2008. Ayer, la divisa comunitaria recibía el informe de Moody's como un jarro de agua fría y marcaba mínimos de diez semanas frente al dólar.
Pero durante la existencia de la URSS y del bloque socialista, los trabajadores en esos países tuvieron puestos de trabajo seguros y acceso garantizado a la educación, la atención sanitaria y a las prestaciones de jubilación.
Los expertos pronostican un aumento regional de 15 a 18 millones de desocupados en los próximos meses, sin alivio ya que los puestos de trabajo para inmigrantes desaparecen en Europa Occidental y EE.UU.
Neil Shearing de Capital Economics augura que el paro en los países bálticos podría llegar a más de un 15%.
La industria ha colapsado enteramente por la reducción de la demanda en Europa Occidental y EE.UU. Sigue diciendo:
“La recesión sumergirá esencialmente toda la economía de la región”.
La economía capitalista mundial se está derrumbando.
Los regímenes derechistas pro-capitalistas que han estado gobernando esos países desde principios de los años noventa están imponiendo severos recortes en los restos de programas de la red de seguridad social. Como resultado, los trabajadores se alzan en protesta.
La policía atacó a manifestantes frente al parlamento de Letonia en Riga el 13 de enero.
El 16 de enero más de 10.000 convergieron en la catedral de Riga del Siglo XIII y luego marcharon al parlamento para protestar contra el programa económico del gobierno letón.
El gobernador del banco central letón declaró 'clínicamente muerta' a la economía.
El día siguiente hubo escenas similares en Vilnius, capital de Lituania. Una furiosa multitud de miles se reunió delante del parlamento gritando:
“¡Ladrones, ladrones!”
Su cólera se dirigía contra el gobierno, que había aprobado “reformas de mercado” formuladas por el FMI.
Éstas llevaron a corrupción, drásticos recortes en los gastos del gobierno para servicios sociales, inflación, aumentos de impuestos y ahora un inmenso aumento en el desempleo.
Mientras jóvenes lanzaban adoquines a edificios del gobierno y escaparates, doctores, policías, agricultores y obreros protestaron contra los bajos ingresos y la política de austeridad del gobierno.
La semana siguiente estudiantes, maestros, doctores y funcionarios del Estado se reunieron frente al parlamento de Bulgaria exigiendo mejores derechos económicos y un fin de la corrupción.
Según Business Week del 29 de enero, Estonia y Hungría están al borde de levantamientos similares.
En Hungría, la producción industrial está al nivel más bajo en 16 años.
La moneda bajó a un nivel récord frente al euro mientras el gobierno en Budapest anunciaba más reducciones de gastos.
La economía de Ucrania también está en caída libre.
En una entrevista con la BBC del 22 de enero, Dominique Strauss-Kahn, jefe del FMI, predijo más disturbios, diciendo que podrían suceder “casi en cualquier parte. Podrían empeorar en los próximos meses”.
Las repúblicas de la antigua URSS y Europa Oriental son “mucho más vulnerables económica y políticamente que hace algunos meses”, dijo Joanna Gorska, del buró Eurasia de Exclusive Analysis.
¿Por qué enfrentan esos antiguos países socialistas –la así llamada Nueva Europa– una tal devastación económica que conllevan levantamientos de masas?
La terapia de choque mata a los ‘pacientes’
Toda Europa Oriental fue obligada, después de “la caída del comunismo”, a aceptar una doctrina económica llamada “terapia de choque”.
Elaborada por el profesor de economía entrenado en Harvard, Jeffrey Sachs, esa política se caracterizó por la frenética privatización generalizada de las industrias de propiedad estatal, la reducción de salarios, desempleo masivo y desregulaciones de precios.
La terapia de choque involucraba drásticos recortes en los gastos en salud y educación y limitaciones en las prestaciones de jubilación.
“Los hombres de negocios, no los economistas, determinarán las nuevas tecnologías, sistemas de organización y las técnicas de administración que serán la fuente de la revigorización de Europa Oriental”, dijo Sachs.
Una vez desmantelado el sector público, las corporaciones occidentales se aprovecharon de la mano de obra barata de una fuerza laboral desesperada pero bien educada.
Desde 1989, más de 70.000 empresas han sido privatizadas en Europa Central y Oriental.
El auge que siguió, alimentado por el crédito fácil, inversión de fuentes dudosas, especulación desenfrenada y sórdidos negocios inmobiliarios, se convirtió en un descalabro con el colapso del sistema bancario global y la evaporación de los mercados globales.
El sufrimiento humano resultante es tan generalizado que la revista médica británico atribuyó en un reciente artículo cerca de 1 millón de muertes tempranas en los años noventa a la doctrina de choque en el antiguo “bloque soviético”, la privatización masiva de industrias de propiedad estatal, la desregulación de precios acompañada por drásticos recortes en los gastos en salud y educación, y limitaciones en las prestaciones de jubilación.
El informe señaló que las expectativas de vida han disminuido en cinco a siete años en algunos de los nuevos países capitalistas de Europa Oriental, y que “Desde los comienzos a mediados de los años noventa hubo más de 3 millones de muertes prematuras en países sometidos a la transformación post-soviética, y la región perdió a por lo menos 10 millones varones adultos”.
La organización Internacional del Trabajo ha declarado que la terapia de choque causó un aumento de un 42% en las muertes de varones en Rusia, Kazajstán, Letonia, Lituania y Estonia entre 1991 y 1994, coincidiendo con un aumento de un 305% en el desempleo.
Las monedas checa, húngara, polaca y rumana han caído entre un 3,8 y un 11,6 por ciento desde comienzos de enero, y se espera más disminución.
Hay, sin embargo, una alternativa a la aceptación del desempleo y la muerte: un renacimiento de la lucha de los trabajadores. Desde su propio punto de vista de la clase gobernante, el estratega del Royal Bank of Canada, Nigel Rendell advirtió de “colapsos de gobiernos y repentinos giros a la izquierda” en toda Europa Oriental y en la antigua URSS.
Global Research.
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens.
Si lo hace, podría llevarse consigo a gran parte de la UE. Es una situación de emergencia, pero no hay soluciones fáciles.
El FMI no tiene los recursos para un rescate de ese tamaño y la recesión se propaga más rápido de lo que se pueden organizar los esfuerzos de ayuda.
Los ministros de finanzas y los banqueros centrales no llegan a ninguna parte en el intento de apagar un incendio tras otro.
Es sólo cosa de tiempo antes de que sean sobrepasados por los eventos.
Si se permite que un país suspenda pagos, las piezas de dominó podrían comenzar a caer en toda la región.
Eso podría provocar cambios dramáticos en el paisaje político.
El ascenso del fascismo ya no es totalmente imposible.
El editor de economía del Telegraph británico, Edmund Conway lo resume como sigue:
“Una ‘segunda ola’ de países será víctima de la crisis económica y enfrentará el rescate por el Fondo Monetario Internacional, advirtió su jefe en la cumbre del G7 en Roma… Pero como las economías de algunos países están efectivamente eclipsadas por el tamaño de su sector bancario y sus obligaciones financieras, existen temores que podrían ser víctimas de crisis de balanza de pagos y monetarias, como le pasó a Islandia antes de recibir ayuda de emergencia del FMI el año pasado”. (Telegraph, Londres)
El capital extranjero escapa a un ritmo alarmante, casi dos tercios se han ido en asunto de meses.
La deflación hace bajar los precios de los activos, aumenta el desempleo, y complica el lastre de deudas de las instituciones financieras.
Es lo mismo por doquier.
Las economías están siendo vaciadas y despojadas de capital.
Ucrania se tambalea al borde de la bancarrota, Polonia, Letonia, Lituania, Hungría han caído todas en una depresión de baja intensidad.
Los países que siguieron el régimen económico de Washington son los que han sufrido más.
Apostaron a que el crecimiento alimentado por la deuda y las exportaciones llevaría a la prosperidad.
Ese sueño ha sido desbaratado.
No han desarrollado sus mercados de consumo, de modo que la demanda es débil.
El capital es escaso y los negocios están siendo forzados a desapalancar para evitar la suspensión de pagos.
Toda Europa Oriental ha recibido llamados a reponer la garantía.
Necesitan fondos adicionales para cubrir el valor declinante de su patrimonio. Necesitan un salvavidas del FMI o sus economías seguirán derrumbándose.
El corresponsal de economía del Telegraph británico, Ambrose Evans-Pritchard, ha escrito una serie de artículos sobre Europa Oriental. En “Failure to save East Europe will lead to Worldwide meltdown" ["Si no se salva a Europa Oriental se llevará a la catástrofe mundial”] dice:
“El ministro de finanzas de Austria, Josef Pröll, hizo esfuerzos frenéticos la semana pasada para reunir un rescate de 150.000 millones de euros para el ex bloque soviético. ¡Era lo menos que podía hacer! Sus bancos han prestado 230.000 millones de euros a la región, el equivalente de un 70% del PIB de Austria.
“Una tasa de incumplimiento de un 10% llevaría al colapso del sector financiero austríaco,” informó Der Standard en Viena. Por desgracia, está a punto de ocurrir.
El Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (EBRD, por sus siglas en británico) dice que las deudas perdidas superarán un 10% y podrían llegar a un 20%...
Stephen Jen, jefe de divisas en Morgan Stanley, dijo que Europa Oriental ha emprestado 1,7 billones de dólares en el extranjero, en gran parte en vencimientos a corto plazo. Debe reembolsar –o refinanciar– 400.000 millones de dólares este año, equivalente a un tercio del PIB de la región. ¡Buena suerte! La ventanilla del crédito se cerró de un golpe.
Casi todas las deudas del bloque oriental son con Europa Occidental, especialmente con bancos austríacos, suecos, griegos, italianos y belgas. Además, los europeos representan un sorprendente 74% de toda la cartera de 4,9 billones de dólares de préstamos a mercados emergentes. Están cinco veces más expuestos a esta última ruina económica que los bancos estadounidenses o japoneses, y están 50% más apalancados (datos del FMI). (Ambrose Evans-Pritchard Telegraph británico)
Una crisis económica se convierte rápidamente en una crisis política.
Han estallado disturbios en capitales en toda Europa Oriental.
Más vale que el señor Geithner preste atención.
Las perspectivas de agitación política aumentan.
La ansiedad pública puede derramarse repentinamente por las calles.
Los gobiernos deben actuar rápidamente y con decisión.
Esos países necesitan dinero y garantías de apoyo. Si no consiguen ayuda, la ira reprimida puede convertirse en algo mucho más letal.
El corresponsal de economía del Telegraph británico, Ambrose Evans-Pritchard, escribe:
“Los bancos globales hasta ahora han pasado a deudas incobrables la mitad de los 2.200.000 millones de dólares de pérdidas estimadas por el FMI. Además, los bancos de la UE tienen 1.600.000 millones de dólares de riesgo en Europa Oriental – vista cada vez más como la debacle de alto riesgo de Europa, y las deudas corporativas de la UE son un 95% del PIB en comparación con un 50% en EE.UU., una preocupación creciente a medida que aumentan las cotas de suspensión de pagos.
“Es esencial que el apoyo gubernamental a través del programa de alivio de activos no sea de una escala que provoque preocupación respecto al sobre-endeudamiento o a problemas financieros. Esas consideraciones son particularmente importantes en el actual contexto de crecimiento de los déficits presupuestarios, aumento de niveles de la deuda pública y desafíos en la emisión de bonos soberanos.” (Telegraph británico)
Es lo mismo en todos los casos en los que los bancos fusionaron sus filiales comerciales y de inversión.
La deuda ha aumentado vertiginosamente a niveles insostenibles, desestabilizando toda la economía.
Los bancos han estado operando como hedge funds, ocultando sus actividades en operaciones fuera de balance y maximizando su apalancamiento mediante instrumentos de deuda intransparentes.
Ahora la economía global está atrapada en la corriente descendiente de una burbuja especulativa que colapsa.
Europa Oriental ha sido afectada fuertemente, pero es sólo el primero de muchos bolos que van a caer.
Toda Europa ha sido infectada por el mismo virus originado en Wall Street.
El New York Times del lunes resume los acontecimientos en la UE:
“Europa cayó aún más bajo en la recesión que EE.UU. en los últimos meses del año pasado, según cifras publicadas el viernes… La economía de los 16 países que comparten el euro disminuyó un 1,5% por ciento en el cuarto trimestre, (una caída anualizada de aproximadamente un 6%) según la oficina estadística de la Unión Europea. Es aún peor que la disminución de 1% en la economía de EE.UU. durante ese período, en comparación con el trimestre anterior.
“Los datos de hoy borran toda ilusión de que la zona del euro se libre a la ligera en esta depresión global,” dijo Jörg Radeke, economista en el Centro de Investigación de Economía y Negocios en Londres. ("Europe Slump Deeper than Expected" New York Times)
Los “liquidacionistas” quisieran ver que los gobiernos cortaran el flujo de fondos a instituciones financieras con dificultades de liquidez y las dejaran caer por sí solas.
Es una locura darwiniana, como esperar un ataque al corazón en el piso de la cocina en lugar de apresurarse a ir al hospital a la unidad intensiva.
La economía global se desacelera al ritmo más rápido jamás visto.
Un 40% de la riqueza global ha sido eliminada.
El sistema bancario es insolvente, el desempleo se acelera, los ingresos por impuestos caen, los mercados están en un estado de choque, la construcción se derrumba, los déficits aumentan vertiginosamente y la confianza de los consumidores sufre una masiva contracción en todo el sistema que podría salirse de control y hacernos caer en otra guerra mundial.
Los dirigentes políticos tienen que comprender la urgencia del momento y evitar que el vehículo se precipite al pozo.
(mas...)
Mike Whitney
En el caso concreto de Europa, los bancos y corporaciones trasnacionales de las potencias centrales del euro son auxiliados con subsidios y proteccionismo estatal, en tanto que sus filiales situadas en Europa del Este no reciben esos beneficios y en consecuencia alimentan la crisis recesiva de la región despidiendo trabajadores y deteriorando las condiciones laborales y el poder de consumo de las mayorías.
Este es el punto central de discusión entre la UE y los Estados de Europa del Este que enfrentan un colapso generalizado de sus sistemas económico-financieros y un creciente proceso de huelgas y protestas sociales extendidas por toda la región como consecuencia de la crisis financiera y de una aguda recesión económica exportadas desde las metrópolis centrales europeas y estadounidenses.
Toda Europa del Este fue infectada por el mismo virus financiero recesivo exportador de crisis con desocupación laboral originado en Wall Street y expandido por toda la eurozona.
Los grandes bancos de la UE tienen US$ 1.600.000 millones de riesgo en Europa del Este y las deudas corporativas de la UE son un 95% del PIB en comparación con un 50% en EEUU, una preocupación creciente a medida que aumentan las cuotas de suspensión de pagos.
Según The New York Times, “Europa cayó aún más bajo en la recesión que EEUU en los últimos meses del año pasado". Para el diario neoyorquino, "El sistema bancario es insolvente, el desempleo se acelera, los ingresos por impuestos caen, los mercados están en un estado de choque, la construcción se derrumba, los déficits aumentan vertiginosamente y la confianza de los consumidores sufre una masiva contracción en todo el sistema que podría salirse de control".
En resumen, la crisis recesiva con desempleo masivo que ya azota con dureza extrema a las primeras potencias del euro, también comienza a proyectarse con fuerza en las economías de Europa del Este donde se registran huelgas y protestas sociales que barren con la estabilidad de los gobiernos.
Ante el derrumbe del modelo económico financiero los bancos y trasnacionales de las metrópolis centrales europeas (que hegemonizan el control sobre el comercio y los sistemas productivos de Europa del Este) descargan la crisis sobre las espaldas de los obreros y empleados que pasan a la categoría de "desocupados".
Las turbulencias económico financieras, sociales y sindicales ya se han llevado por delante a los Gobiernos de Bélgica e Islandia, y comienzan a generar inestabilidad y principios de caos social en las primeras potencias del euro, como Francia y Reino Unido, y se proyectan con fuerza destructiva al ex bloque comunista de Europa del Este, donde se han registrado algunas de las mayores movilizaciones y huelgas de los últimos 20 años.
La desocupación es la matriz, el detonante central, de la crisis que se extiende rápidamente por toda la geografía de los ex países comunistas (algunos de los cuales integran la UE) que sufren los cimbronazos de una crisis social que amenaza con hacer estallar a la Unión Europea.
En este escenario, el proteccionismo económico y la xenofobia nacionalista que se expande por Europa a medida que la crisis se hace más dura, está abriendo una nueva brecha en las relaciones entre la vieja Unión Europea y la nueva, la que nació hace menos de cinco años con la entrada del bloque de países del Este.
El panorama de inestabilidad se incrementa con la cadena de anuncios de cierres de empresas que ya han elevado el número de desocupados en la UE hasta los 17,4 millones, 1,6 millones más que hace un año.
Dentro de este contexto, la crisis social con protestas y huelgas de las metropolis de la UE (consecuencia de la caída del consumo y los despidos laborales) se proyectan y extienden por toda la geografía de Europa oriental.
Los conflictos sindicales y las revueltas sociales ya se extienden por Bulgaria, Polonia, República Checa, Hungría y Letonia.
El presidente de turno de la UE y primer ministro checo, Mirek Topolanek, afirmó que se llevarán a cabo reuniones, las que se sumarán a las del Consejo Europeo prevista para el 19 y 20 de marzo, en las que se buscará frenar las protestas y las huelgas, además de los focos de caos político mediante una mejor coordinación de las medidas nacionales de cada país.
"Es una de las razones por las que creemos que hay que discutir y acabar con todas las tensiones", afirmó Topolanek en una conferencia de prensa junto con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso.
Topolanek admitió que la crisis "ha traído problemas que la UE creyó que eran del siglo pasado", entre los que citó "reacciones xenófobas", y aceptó que la Unión se encuentra "en una situación critica, sin precedentes en varias décadas".
Los gobiernos de Europa del Este acusan al centralismo de la UE de "exportar" la crisis de sus empresas y bancos a las economías de la región y de practicar un cerrado proteccionismo.
Así, por ejemplo, Francia está concediendo préstamos y subsidios a sus fabricantes de automóviles (6.000 millones de euros), pero con la condición de que las empresas mantengan el empleo en Francia y bajo ningún pretexto lleven parte de su producción a República Checa, Eslovaquia y Rumania, países donde Peugeot-Citroën y Renault tienen plantas de ensamblaje.
La medida francesa ha irritado a los Gobiernos del Este, que sostienen que estas estas plantas subsidiarias en sus países las que se lleven la peor parte de la crisis recesiva con un incremento de la desocupación como efecto más inmediato.
Aparte de Francia, Suecia también estudia medidas similares, es decir, auxilios y subsidios a sus fabricantes a cambio de que esos recursos se reinviertan sólo en el país.
Italia, que tiene a Fiat operando en Polonia, también ha dado incentivos al sector, mientras que Alemania -con producción en Eslovaquia, República Checa, Hungría y Polonia- puso en marcha un plan similar al italiano.
Como respuesta al centralismo "proteccionista" de la UE, los países del Este han reaccionado con firmeza frente a lo que consideran una descarga de la crisis de las potencias centrales de euro sobre sus espaldas utilizando el nacionalismo proteccionista y la xenofobia.
En las últimas semanas, el fantasma del "nacionalismo económico" fue resucitado en la UE con las huelgas y protestas en el sector energético británico contra la competencia de trabajadores de otros países europeos.
El propio primer ministro checo reaccionó la pasada semana con dureza cuando Nicolás Sarkozy dijo que su Gobierno no dará ayudas públicas a los fabricantes franceses de vehículos para que luego se instalen en la República Checa.
Una de las cosas que más molestaron al Gobierno de Francia es que Topolanek aludió a "reacciones xenófobas" y advirtió que "algunos problemas que estaban latentes ahora son visibles". Barroso coincidió con el primer ministro checo sobre los peligros del auge del nacionalismo económico y se comprometió a examinar a fondo las medidas adoptadas por París.
Para abordar este tema, la presidencia checa de la UE ha convocado una cumbre extraordinaria para el 1 de marzo en Bruselas. Se celebrará "a puerta cerrada". Los checos, firmes defensores del libre mercado, quieren saber qué países de entre los Veintisiete apoyan el proteccionismo y cuales no.
La presidencia checa de turno de la UE ha convocado, con el apoyo de la Comisión, dos cumbres extraordinarias dedicadas a debatir medidas contra la recesión y el desempleo que azotan al continente.
La primera se celebrará el día 1 de marzo. La reunión ordinaria del Consejo Europeo está prevista para el 19 y 20 de marzo. La segunda cumbre extraordinaria convocada por los checos se celebrará en mayo, en una fecha aún por determinar.
El presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durao Barroso, participará en la reunión que tendrá lugar el 1 de marzo en Bruselas, convocada por Polonia para fijar la postura común de los jefes de Estado y de Gobierno de nueve Estados miembros del Este de Europa, de cara al Consejo Europeo extraordinario de los líderes europeos que tendrá lugar el mismo día para abordar la crisis económica y financiera y las medidas que los Estados miembros están impulsando para superarla.
Según los especialistas, la polémica sobre los subsidios y el proteccionismo centralista, y su inmediata repercusión sobre la crisis económica recesiva que padecen los países de Europa del Este, puede fracturar la Unión Europea y agravar las divisiones abiertas por la desaceleración económica que ya ha derivado en una peligrosa crisis política y social que amenaza la gobernabilidad de toda la región.
Según la agencia de calificación norteamericana Moody's, este es el grupo regional más vulnerable ante la crisis y puede arrastrar a la parte europea occidental por los préstamos e inversiones realizados en ellos (sobre todo Austria) por unos 1,5 billones de euros.
El primer ministro húngaro, Ferenc Gyurcsány, clamó por la necesidad de un paquete de rescate para las naciones afectadas y, según EFE, la Unión Europea (UE) también se mostró más receptiva en ese sentido.
Hungría es, sin duda, el país en peores condiciones pues en recesión franca su moneda, el forinto, se ha desplomado 25 por ciento en seis meses. En octubre pasado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la UE tuvieron que dar un crédito de urgencia de 20 mil millones de euros para que no declarase la suspensión de pagos de su abultada deuda externa.
Con el paro forzoso en ascenso y la devaluación de la moneda, se teme que una parte de esos créditos jamás se devuelva.
El zloty polaco, la corona checa, el forinto húngaro y el lei rumano se han devaluado por el del derrumbe económico.
Se puede argüir que la devaluación facilita las exportaciones del oriente europeo, pero tiene como contrapeso el hecho de que se trata de naciones con ventas al exterior, las cuales incluyen muchos productos agrícolas y de poca elaboración, mientras mantienen alto nivel de importaciones de elevada tecnología, cuyos precios aumentan notablemente.
El peligro que los préstamos e inversiones de Europa occidental en sus vecinos del este, aprovechando los precios de ganga de las privatizaciones y los altos intereses de las operaciones especulativas, radica en que irremisiblemente los reveses se van a reflejar en aquellos bancos que aportaron los créditos (italianos, alemanes y austriacos, sobre todo los últimos).
Rumanía está con la soga al cuello y Ucrania, nación de casi 50 millones de habitantes, no se salva de las amenazas y tuvo que ser apuntalada por el FMI con un crédito de 16 mil 400 millones de dólares para evitar el colapso.
En Austria, los bancos tiemblan.
Hacia el este va una quinta parte de sus exportaciones y su sistema bancario ha concedido créditos a la zona amenazada por 230 mil millones de euros. Cantidad desmesurada.
La preocupación crece en Europa ante las turbulencias monetarias en los estados de marras, aunque la idea de un gran plan de ayuda aún no logra imponerse, en consideración de AFP.
Según Europa Press, Joaquín Almunia, comisario de Asuntos Económicos de la Unión Europea, está preocupado por el "deterioro de la situación económica en los países del este, en especial por la excesiva volatilidad de los tipos de cambio de algunos Estados miembros que tienen regímenes flotantes".
A fin de cuentas, la preocupación de la Unión Europea está condicionada no tanto por la situación de la población de las naciones de Europa del Este, sino por el daño que un desplome económico podría causar a Europa occidental.
(mas...)
Joaquín Rivery
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDIRÁ OBLIGATORIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
Según sus palabras, el "análisis de la situación en la economía revela que el personal de más de mil empresas está dispuesto a emprender acciones radicales".
El presidente de FNSU aseveró de que los sindicatos "seguirán defendiendo los intereses de los trabajadores, siendo instrumento de su diálogo con las autoridades".
Al propio tiempo, Yakibchuk reconoció que los sindicatos "podrían verse impotentes ante la agresividad masiva de las personas desilusionadas, miles de las cuales se quedan a diario sin empleo y medios de subsistencia".
En 2007, los mercados emergentes del este de Europa atrajeron la mayor cantidad de inversión extranjera, adelantando a Asia en este aspecto. Durante ese año, 365.000 millones de dólares del total de 780.000 millones de dólares de inversión global extranjera fueron a parar a los países del este de Europa, con la mayor parte de los fondos utilizados para adquirir productos financieros como bonos bancarios.
Sin embargo, las fuertes inversiones de Europa occidental se han convertido ahora en una maldición para las economías de los países del este de Europa debido a la actual crisis financiera.
Para intentar poner fin a las crisis económicas y financieras nacionales, muchos países de Europa occidental han retirado sus inversiones de Europa del este, causando una seria huida de capitales, y provocando así un riesgo sistemático para los mercados del este de Europa.
Además de la fuerte dependencia de los fondos extranjeros, la dependencia de las exportaciones también está pasando factura a las economías de Europa del este. Debido a la brusca caída de la demanda externa, especialmente la demanda de Europa occidental, las exportaciones, que fueron una vez el motor de las economías del este de Europa, se han hundido.
Lo que es más, la gran deuda externa acumulada durante la época de bonanza se ha convertido en un motivo más de preocupación.
Durante la buena época, los países del este de Europa elevaron los tipos de interés, pero no supieron evitar que las empresas y los individuales nacionales pidieran préstamos en monedas más baratas durante esos momentos, como el franco suizo o el euro, lo que dio como resultado unas enormes deudas externas.
Se estima que el año pasado, la deuda externa de todos los países del este de Europa superaba el 50 por ciento de su producto interior bruto (PIB) total, al contrario que muchos otros mercados emergentes.
Los altos déficits comerciales y las pobres reservas de moneda extranjera son otros motivos de preocupación. Según las estadísticas, la tasa media de déficit comercial en ciertos países del este de Europa ascendió hasta el 9 por ciento de sus PIB en 2007 desde el 2 por ciento registrado en el año 2000, mientras que la tasa se disparaba hasta el 18,5 por ciento en varios países del Báltico.
Debido a la retirada de capitales extranjeros y a las pesimistas perspectivas sobre la economía, todas las principales monedas del este de Europa se han devaluado. Desde el verano pasado, el valor del zloty polaco cayó cerca del 33 por ciento frente al euro, mientras que el forint húngaro se hundió un 23 por ciento, y la corona checa un 17 por ciento.
Esto ha situado a los países del este de Europa en una situación aún más complicada. Por una parte, para evitar la huida de capitales extranjeros y aliviar la presión de la depreciación, los gobiernos tienen que elevar los tipos de interés de las monedas de sus países, pero por otra parte, para impulsar las economías nacionales, también son necesarios ciertos recortes de los tipos de interés.
Otra de las repercusiones de la devaluación de sus monedas es la aparición de préstamos en monedas extranjeras, lo que conlleva unos mayores riesgos crediticios. Y por ello, los analistas advierten que los países del este de Europa se podrían convertir en un mercado de préstamos de alto riesgo para Europa y en una de las mayores amenazas para la estabilidad financiera de la eurozona.
Agencias de calificación de riesgos como Moody's Investors Service emitieron recientemente una advertencia de que el sistema bancario del este de Europa se está volviendo cada vez más vulnerable a la crisis económica, debido a un entorno operacional cada vez más hostil en la región, lo que se debe a su vez a la larga y brusca recesión económica unida a la vulnerabilidad de las macroeconomías.
Como los bancos de Europa occidental han invertido sólidamente en los países del este de Europa y poseen una gran cantidad de bonos, cuando el sistema financiero del este de Europa se hunda en la crisis no habrá modo de que los bancos occidentales puedan escapar sanos y salvos.
Por ello, hay motivos para temer que si no se toman medidas efectivas, los países del este de Europa se pueden convertir en el segundo ojo del huracán económico, lo que podría tener graves repercusiones en toda Europa.
De cualquier manera, en el mercado se ha convertido en seudo-axioma la teoría de que EEUU será el primer país en salir de la delicada situación económica internacional. Una situación que ya está 'enseñando las orejas' en Europa del Este, donde los bancos occidentales -que ayudaron con sus préstamos al desarrollo de esta región- están retirando sus capitales. O que, muy particularmente, las inversiones no tengan retorno para honrar las deudas. Eso hace que las divisas de esos países caigan, que ciudadanos y empresas no puedan devolver los préstamos que pidieron en euros y francos suizos y que la divisa comunitaria se vea arrastrada por estos impagos.
Al euro también le castigaban los decepcionantes datos macroeconómicos que llegaban de la eurozona. La economía germana se ha contraído un 2,1% en el cuarto trimestre, en línea con lo estimado. A su vez, un informe preparado por la Comisión Europea y sus respectivos ministros de finanzas ha revelado que la actual debilidad de la esterlina, podría causar una “desestabilización económica” en el Reino Unido. Como consecuencia, el cruce entre el euro y la libra ha avanzado por segundo día consecutivo, a medida que se observa un desprendimiento generalizado de libras.
De todas formas, la divisa única se ha visto beneficiada por el apetito generalizado de monedas de altos tipos de interés de las jornadas previas y no porque haya hecho méritos. Sin embargo, la resurrección de la aversión al riesgo también implica las bajadas en estas monedas y el euro volvía a teñirse de rojo frente al dólar.
Así, cuando quedaban apenas unos minutos para el cierre de los mercados del Viejo Continente, el euro se depreciaba alrededor de un 1,2% frente al billete verde y se cambiaba en 1,2715 dólares. El Banco Central Europeo (BCE) fijaba el cambio oficial en 1,2795 dólares.
Para Polonia y Hungría, la vía para revalorizar sus divisas pasa por el acceso rápido al sistema de cambio europeo (ERM-2), paso previo para la adopción del euro. Austria ha pedido un paquete de apoyo a los países del este, temiendo que un colapso económico en la región devaste su sector bancario, también expuesto por otro lado a perder competencia con los de Suiza y Liechestein al estar fuera de la mano europea. Las instituciones financieras austríacas han recibido 220.000 millones de euros en préstamos, lo que equivale a tres cuartas partes de su PIB.
Bulgaria y Rumania se arriesgan a que la UE recorte aún más sus fondos
La comisión de control presupuestario del Parlamento Europeo propone revisar el presupuesto que la Unión inyecta a Bulgaria y Rumanía a través de sus fondos. Su presidente Herbert Bösch, cree que no se ha informado debidamente sobre los fondos de adhesión otorgados a ambos países. Estos dos estados, recién llegados a la Unión en 2007, presentan los índices más altos de irregularidades financieras de toda la Unión.
Desde 2008, la Comisión mantiene congelados parte de los fondos de estos dos países. En el caso de Bulgaria, congeló 500 millones de euros de la ayuda de preadhesión, y 142 millones de euros a Rumanía de su fondo agrícola debido a irregularidades en el sistema de pago. Algunos parlamentarios reclaman mano dura hacia estos países si no avanzan en su lucha contra la corrupción y el crimen organizado.
Bruselas recela de las ayudas a los Balcanes
Los eurodiputados también apuntaron que la situación es similar al oeste de los Balcanes, tanto en el caso de los países candidatos (Croacia y la Antigua República Yugoslava de Macedonia) como para los candidatos potenciales (Albania, Bosnia y Herzegovina, Montenegro, Serbia y Kosovo). Herbert Bösch apuntó que en en este caso se debería cortar la inyección de liquidez a estos países, porque se detectan las mismas “debilidades” que en el caso de la última ampliación y “no se debe permitir que suceda otra vez”.
Montenegro no logró este lunes que los ministros de Relaciones Exteriores de la Unión dieran luz verde a su solicitud de asociación. Croacia sigue estancada por la disputa fronteriza que mantiene con Eslovenia. La Antigua República Yugoslava de Macedonia sigue discutiendo con Grecia y Serbia tiene pendiente su Acuerdo de Asociación y Estabilización de las condiciones del Tribunal Penal Internacional.
En el caso de Albania, que ya aplica el Acuerdo de Asociación y Estabilización, sus representantes destacaron ayer en Bruselas los progresos que ha realizado el país a nivel macroeconómico como resultado de su lucha contra la corrupción y los lastres de su etapa comunista. Aunque el país aún no ha completado su solicitud de adhesión, también pugna como segunda prioridad por una liberalización en materia de visados. Albania cuenta con un tercio de su población en la Unión, debido a la emigración originada en los noventa y más en concreto, tras la crisis política y financiera de 1997 por el timo de las pirámides.
El Banco Mundial (BM) y los europeos Banco Europeo de Inversiones (BEI) y Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD) concederán un préstamo de emergencia de 24.500 millones de euros, avalado por el Fondo Monetario Internacional. El BEI será el que aporte una mayor cantidad, 11.000 millones, frente a los 7.500 millones del BM y los 6.000 millones del BERD.
La decisión ha sido comunicada hoy mediante un comunicado conjunto emitido por las tres instituciones. En él, el presidente del BERD, Thomas Mirow, justifica la ayuda en el hecho de que "tenemos una especial responsabilidad sobre la región", y "porque nos hace económicamente sensibles".
Los analistas se han encargado de advertir en las últimas semanas sobre el efecto contagio que tendría en Europa occidental un mayor deterioro de la situación en los mercados emergentes del continente. Moody's fue uno de los primeros en activar todas las alertas, al amenazar a bancos de media Europa (los españoles se quedaron prácticamente al margen) con rebajas de ráting por su exposición a estos mercados. La suma total de esta exposición de los bancos occidentales europeos superaría los 1,2 billones de dólares.
Desde entonces, se han sucedido los recortes de ráting a países de Europa del Este. Letonia se convirtió en el segundo miembro de la UE, tras Rumanía, en tener una calificación crediticia por debajo del 'grado de inversión'. Y el pasado miércoles, S&P dejaba a Ucrania como el país europeo con peor ráting, CCC+, ampliando a escala estatal el fantasma de la suspensión de pagos.
La UE, a la espera
La concesión de estos 24.500 millones de euros está lejos todavía de solventar los problemas financieros de los países de Europa del Este. Buena prueba de ello es la petición realizada por el Gobierno de Hungría. Acude a la Unión Europea en busca de 180.000 millones de euros para las economías, bancos y empresas de Europa del Este.
Los países de Europa del Este atraviesan por una delicada situación económica con serias dificultades para refinanciar sus deudas, contraídas durante los años de prosperidad económica. El Fondo Monetario Internacional (FMI), que ha tenido que acudir ya al rescate de Letonia, Hungría, Serbia, Ucrania y Bielorrusia, ya advirtió el pasado 28 de enero que las pérdidas del sector bancario podrían ampliarse.
La crisis financiera mundial ha dejado tras de sí más de 2 billones de dólares en pérdidas y provisiones al tiempo que la Eurozona, Japón y Estados Unidos se enfrentan a la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, lo que está pasando factura a las economías del Este.
La región entrará en recesión este año ante el colapso de las exportaciones, según previsiones del FMI, que espera una contracción del 0,4%. Este deterioro económico, junto al aumento del desempleo y la fuerte caída de las divisas, aumenta el riesgo a mayores impagos por parte de los prestatarios.
El Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo fue creado en 1991 con el objetivo de invertir en las antiguas economías comunistas, desde los Balcanes hasta Asia, con el objetivo de ayudar a transformar sus economías.
"Reconociendo que existen claras diferencias entre los Estados miembros de la Europa central y oriental", los líderes de la Unión se declaran dispuestos a "revisar la asistencia ya facilitada" y a estudiar "medidas que ayuden a los países a hacer frente a los desequilibrios temporales", según la nota conjunta emitida por los líderes comunitarios.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, afirmó que no se permitirá que la crisis genere dos niveles de países comunitarios, al subrayar que "la Unión Europea no es dos uniones ni tres, sino una".
La cumbre confirmó que la ayuda a los bancos matrices en países del Oeste de la UE "no debe suponer ningún tipo de restricciones para las actividades de las filiales" en otros estados de Europa central y del este.
Actualmente, Hungría y Letonia reciben ya ayuda de la UE, dentro de paquetes financieros puestos en marcha en colaboración con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), para contribuir a equilibrar su balanza de pagos.
La abanderada del rechazo a un plan de rescate para las economías del conjunto de la región central y oriental fue la canciller alemana, Angela Merkel, quien dejó claro que las medidas deben ser caso por caso y en función de dónde surjan las necesidades.
Merkel recordó que "la situación es bastante diferente de país a país", y puso el ejemplo de que algunos como Bulgaria y Eslovaquia disfrutan aún de cifras económicas positivas, por lo que "debemos tener mucho cuidado en no crear problemas que no existen".
La jefa del Gobierno alemán también dio otra ducha de agua fría a las aspiraciones de algunos países de Europa central y del este de que se flexibilicen los criterios para la entrada en el euro, a fin de que algunos puedan acelerar la adopción de la moneda única como refugio ante la tormenta económica y financiera.
"Creo que los criterios tienen que ser respetados", afirmó la jefa del Gobierno alemán, para quien esos criterios "fueron bien pensados" en su momento.
Antes de la reunión, el primer ministro húngaro, Ferenc Gyurcsany, había reclamado un plan de ayuda para los países del centro y este de Europa, con una dotación de entre 160.000 y 190.000 millones de euros, que les permitiera superar la grave crisis financiera.
Polonia, el país más importante del centro y del este de la UE, también rechazó un plan general para la región:
"Hay que reconocer esas particularidades y solucionar casos específicos, pero no es necesario un plan para apoyar a Europa del este", recalcó, el ministro de Asuntos Europeos de Polonia, Mikolaj Dowgielewicz.
Polonia organizó y acogió un encuentro previo de los nueve países de Europa central y del este, tras el que insistieron en que, "en tiempos de crisis, es importante mantener la solidaridad paneuropea", según dijo el primer ministro polaco, Donald Tusk.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, resaltó por su parte que la solidaridad de la UE con los países más afectados por la crisis "ya es una realidad", y puso como prueba a Hungría y Letonia.
El pasado viernes, tres instituciones financieras internacionales: el Banco Europeo de Inversiones (BEI), el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD) y el Banco Mundial, anunciaron una ayuda a esa región, especialmente para el sector bancario, por 24.500 millones de euros para los próximos dos años.
La cumbre insistió hoy en ese camino, al señalar la importancia del BEI para facilitar financiación a esa región.
Grecia: a la vanguardia de la crisis europea
Recorre Europa del Este un descontento primario contra la fantasía neoliberal. El Gobierno de Letonia ha descarrilado, a imagen y semejanza del ejecutivo islandés; las otras repúblicas bálticas, Bulgaria, Rumanía, y también los gobiernos más poderosos de la región, aquellos que conforman el grupo de Visegrad, ven cómo avanza hacia ellos el descontento de las clases populares. Los ciudadanos hacen ruido y de una semana a otra constatan que no ha disminuido la efectividad de las protestas a pie de calle. Por su parte, las élites reclaman ayuda inmediata a la UE, no tanto para salvar su patrimonio –embalado y dispuesto para una apresurada salida hacia cualquier paraíso fiscal– como para calmar el exaltado ánimo de las miles de personas que reclaman un cambio. ¿Qué clase de cambio? En un artículo reciente, Mike Whitney, periodista de Counter Punch, expresaba aquello que flota en el inconsciente colectivo ante las confusas noticias que llegan desde países que llevan semanas instalados en la incertidumbre política, la rabia social y la debacle económica. Asegura Whitney que “el auge del fascismo ya no es descartable”.
Diferencias territoriales
Ramón Fernández Durán, de Ecologistas en Acción, explica a DIAGONAL que a pesar de que hay puntos comunes, la situación de los países bálticos es peor, dado que, descompuesta la URSS, la transición al capitalismo de Letonia, Lituania y Estonia se produjo sin ningún colchón social. Explica Fernández Durán que el capital extranjero “promovió un crecimiento al tipo chino, de un 7%, un 8%, y hasta un 9% por año”. Por el contrario, señala, “se produjo un casi total desmantelamiento de la política social estatal, del sistema de pensiones, etc”.
Consultado por este periódico, Jaime Pastor, profesor de Ciencia Política de la UNED, emplea un término de psicología para explicar lo que ha sucedido. Sobrevenido el desmoronamiento financiero, el paso desde el “despotismo burocrático” de la URSS al capitalismo neoliberal a través del neocolonialismo de Occidente ha generado, explica Pastor, una “disonancia cognitiva”.
Este término hace referencia a una tensión en el sistema de creencias provocada por el conflicto de ideas opuestas: “En esos países se ha producido una nueva clase rica muy minoritaria, pero muy opulenta. Hay un contraste enorme entre la exhibición de riqueza, con coches, nuevas casas..., y por otro lado unas condiciones de sobreexplotación de la población, cuando no de inmigración enorme, y una corrupción política y económica escandalosa”.
La enorme deuda (que en Hungría supera el 100% del producto interior bruto) es, como declara Josep Bel, del sindicato de Comisiones de Base (Co.Bas), el resultado de 15 años de capitalismo: “Lo mismo que ocurrió en México en 1994, en Asia en el ‘97 o en Argentina en 2001, pasará en 2009 en los países del este. Son países que se ven ahora en la pobreza más absoluta, con un brutal descenso de la calidad de vida”.
Para Durán, la trampa en que cayeron los gobiernos del este “es que tenían un déficit por cuenta corriente, es decir, que importaban más de lo que exportaban, sobre todo productos de consumo. Y ese déficit lo equilibraban porque seguía entrando con fuerza capital, sobre todo en el sector inmobiliario, que fue el último en acoger inversiones de una manera intensa”. La devaluación de la moneda, combinada con el hecho de que en estos países las hipotecas se miden en divisas (principalmente en euros, aunque también en dólares) ha llevado a que la ratonera se cierre también sobre aquellos Estados cuyos bancos financiaron las operaciones inmobiliarias. Es el caso de Austria y Alemania, y también el de Grecia, cuyas financieras concedieron créditos a Bulgaria y Rumanía.
Estos días, el empeño de las potencias centroeuropeas es que la UE apruebe el rescate de los países bálticos, ya que su caída podría provocar el temido “efecto dominó”.
Movimiento, ¿hacia dónde?
Las noticias que llegan de países del este están muy mediatizadas, opina Bel, que relaciona las reuniones de Zapatero con los medios con el escaso seguimiento de los procesos de cambio en Islandia, Letonia o Grecia. A esto se une que una de las características de los países que pertenecían al bloque soviético es que, hasta ahora, no ha vuelto a producirse una articulación social. En palabras de Durán: “No hay ni sindicatos ni movimientos sociales fuertes sino que todo es bastante débil. Por eso las protestas adoptan un carácter espontáneo”. Pastor apunta al riesgo de que crezcan movimientos de tipo fascista populista: “Vemos cómo en distintos países resurge el racismo con el pueblo gitano”. En su opinión, las protestas “pueden provocar dimisiones de gobiernos, pero no parece que tengan una alternativa creíble en función de lo que demandan”.
Estos días llegan desde el este los ecos de una explosión de hastío contra el sistema. No obstante, matiza Pastor, “esa digna rabia tiene que organizarse, tiene que racionalizarse y tiene que expresarse con iniciativas comunes, porque, si las resistencias son parciales, dado el estado actual de los sindicatos y de la izquierda en general, van ser mucho más fáciles de dominar y de reprimir por parte de los poderes establecidos”.
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