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La explosión mundial del desempleo |
Con poquita imaginación es muy fácil dibujarse el cuadro de un planeta atacado por el capitalismo en su peor fase.
Entre las especulaciones y fraudes financieros, la caída de la producción, la baja del consumo y el ataque despiadado al medio ambiente, el mundo está en peligro.
Si usted quiere completar el cuadro puede añadir pérdidas récord de las empresas, cierre de fábricas, quiebras de bancos... y el aspecto que más golpea a los seres humanos: el desempleo.
La recesión global ha llevado a tantos despidos que suman millones y millones los hombres y mujeres quienes han perdido el sustento en América y Eurasia. No hablo de África, el continente olvidado por las naciones ricas, al cual se le pronostican siglos enteros de hambre.
Si alguien quiere tener idea de la profundidad de la crisis en la cual está sumido el capitalismo mundial, baste señalar que la depresión económica ha detenido la emigración ilegal del Sur al Norte, porque hoy las posibles perspectivas septentrionales están muy reducidas.
La estampa más elocuente quizás la brinde el retraimiento de los cruces ilegales entre México y Estados Unidos y algo más, el regreso de muchos mexicanos y centroamericanos ilegales desde territorio norteamericano a sus lugares de origen al no encontrar trabajo.
Los africanos, eternos proveedores de mano de obra barata para aquellos trabajos que los europeos no desean hacer, piensan varias veces las cosas antes de lanzarse a la aventura peligrosa de cruzar el Mediterráneo.
En el continente, en octubre pasado, la tasa de desocupación fue del 7,7 por ciento en la zona euro y los pronósticos para 2009 son más negros aún, especialmente para España, con tres millones 200 mil parados, 14 por ciento de la población activa.
En dicho país más de 827 mil hogares cuentan con todos sus miembros desempleados, un indicador que duplica la cifra de 2007.
En números redondos, en las naciones del euro hay 12 millones de desempleados y 17 millones en la Unión Europea, y todo va empeorando significativamente hasta llegar, tal vez, a 20 millones hacia los últimos meses del 2009.
Resulta difícil en estos momentos calcular la cifra exacta de parados en Estados Unidos debido a que todos los días las grandes firmas anuncian cierres de plantas y despidos por miles. Se habla de más de diez millones de personas sin trabajo.
La drástica disminución de las demandas de computadoras hizo que la Corporación Intel descargara abiertamente sobre sus trabajadores las consecuencias de la crisis, y eliminará entre cinco y seis mil puestos de trabajo en el sector manufacturero.
La famosa Microsoft creada por Bill Gates no se queda fuera. A pesar de la filantropía del magnate, en los próximos 18 meses cinco mil de sus trabajadores tendrán que pedir seguro de empleo, según reconoció el presidente de la empresa Steve Ballmer en el portal especializado AllThingsDigital.
América Latina es parte de este mundo.
Si bien los países del MERCOSUR, Venezuela, Bolivia y algunos otros parecen en mejores condiciones para capear el temporal -no sin mojarse- los estados centroamericanos y México, por sus estrechos lazos con la economía norteamericana, llevarán la peor parte.
Perú, con su economía también muy amarrada a la de EE.UU. por el Tratado de Libre Comercio, es fuertemente golpeado por el desempleo, sobre todo en el caso de los miles de trabajadores de los sectores minero y metalúrgico, debido a que la crisis derrumbó los precios de los productos básicos y frenó inversiones. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Latinoamérica registrará a lo largo de 2009 una legión de 2,4 millones de desempleados.
Tanto desempleo provoca excitación social, y si la creciente inquietud de los sin trabajo se une a los problemas enumerados al inicio de estas líneas, la situación se hace realmente explosiva. Veremos qué ocurre al profundizarse la crisis.
(mas...)
Joaquín Rivery Tur
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDIRÁ OBLIGATORIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

Etiquetas: conocimiento, medios, memoria, monopolios, multitud, politica.
La entidad apuntó que la escasez de puestos de trabajo afectará principalmente a las regiones urbanas, y advirtió que la tasa de desempleo abierto en las ciudades latinoamericanas podrá llegar al 8,3 %, el mismo nivel del 2007.
Según el informe, los gobiernos de la región deben ampliar el acceso de la población a los servicios de protección social, lo que "mejora las condiciones de trabajo y ayuda a disminuir la pobreza".
La OIT recomendó además especial atención a las mujeres y a los jóvenes, que son los grupos más afectados por las crisis en el mercado laboral.
Estas estadísticas están basadas en un sondeo realizado por el Ministerio de Agricultura en 150 aldeas de 15 provincias, antes de la semana de vacaciones por el Año Nuevo Lunar que empezó el pasado 25 de enero.
Chen dio a conocer dichas cifras un día después de que el gobierno central emitiera su primer documento de 2009, en el que advierte de que este año será "posiblemente el año más duro" desde el cambio del siglo a la hora de garantizar el desarrollo económico y mantener "el ímpetu de desarrollo favorable" de la agricultura y de las áreas rurales.
El crecimiento económico chino se ralentizó en el cuarto trimestre de 2008, quedándose en el 6,8 por ciento y llevando la tasa anual al 9 por ciento, el nivel más bajo de los últimos siete años.
El documento del gobierno insta al propio gobierno central y a las autoridades locales a adoptar medidas que faciliten la creación de nuevos puestos de trabajo, así como a incrementar los ingresos rurales.
El documento también pide a las compañías que asuman más responsabilidades sociales y que ofrezcan un trato más favorable a los trabajadores migrantes. Además, promueve las políticas de empleo flexibles y más oportunidades de formación.
Al mismo tiempo, los departamentos gubernamentales locales deberán incrementar la inversión para ofrecer políticas de impuestos y gastos favorables a aquellos que perdieron su trabajo en las ciudades y que buscan un nuevo empleo en sus pueblos de origen.
En el documento, el gobierno también insta a los departamentos a implementar medidas de seguro de pensión básica adecuadas a las condiciones rurales y los trabajadores migrantes a fin de garantizar sus derechos.
(Xinhua)
Las compañías más grandes cortaron 92 mil trabajos, las de medio tamaño 255 mil y las pequeñas empresas perdieron 175 mil empleos, indica la ADP.
Además, la oficina de análisis revisó a la baja la cantidad de no contratados en diciembre pasado, respecto a noviembre de 2008. Fueron 659 mil, no 693 mil como se informó inicialmente.
No obstante, la estimación de ADP fue menor que los 530 mil despidos pronosticados por analistas en tiempos cuando el mercado laboral doméstico es sacudido por la recesión que arreció hace un año.
Este reporte es considerado un adelanto del esperado informe sobre nóminas no agrícolas que mensualmente emite Washington.
Antes trascendió que los gastos de consumo de los hogares estadounidenses descendieron en diciembre de 2008 por sexto mes consecutivo, al retroceder en 1,0 por ciento en relación con noviembre.
En un intento de mejorar la imagen administrativa de la Casa Blanca en medio de la crisis nacional, el presidente Barack Obama anunció este miércoles que impondrá límites salariales a directivos de empresas que reciban nuevas ayudas económicas.
Según Obama, Washington no respaldará premios al fracaso de las empresas, especialmente cuando esas recompensas son financiadas por los contribuyentes norteamericanos.
La estrategia del mandatario pretende vincular las retribuciones corporativas con la gestión de riesgos de las entidades y su crecimiento a largo plazo.
En días recientes el gobernante calificó como irresponsables y escandalosos los grandes bonos que varias compañías entregaron a sus ejecutivos el año anterior, pese al crítico momento de la economía.
Empresas del país otorgaron más de 18 mil millones de dólares en regalías durante 2008, en una etapa que -dijo Obama- se encontraban a punto de colapsar y buscaban socorro federal.
Otro de los datos que refleja el informe semanal, que ha finalizado el pasado 31 de enero, ha sido la revisión al alza del dato avanzado hace siete días hasta las 591.000 peticiones, desde las 588.000 anunciados el pasado jueves.
La publicación del dato ha sorprendido negativamente a los inversores, que ayer recibieron una noticia mejor de la esperada con la publicación del dato de paro en el sector privado en enero. En el primer mes del año el sector privado destruyó 522.000 puestos de trabajo, frente a un aumento esperado por los analistas de hasta los 535.000 nuevos parados.
Una tasa de paro sin freno
En ambos casos, la economía estadounidense da muestras de su mal estado de salud y sigue destruyendo empleo. De hecho, los analistas no esperan que mañana la tasa de paro pueda contraerse, invirtiendo la tendencia de los últimos meses. La pérdida de empleo sigue manteniéndose como uno de los principales efectos negativos de la actual recesión económica por la que atraviesa la economía estadounidense.
Por eso, según los expertos consultados por Bloomberg, se espera que la tasa de desempleo crezca en el mes de enero hasta el 7,5%, desde el 7,2% actual. Esto supondría que la economía estadounidense ha destruido un total de 524.000 puestos de trabajo, al mismo ritmo que el mes anterior.
No obstante, para el conjunto del año las previsiones no indican que la situación vaya a mejorar y hay algunos que no descartan que pueda alcanzar una tasa de doble dígito. La última institución en manifestarse ha sido el instituto Conference Board, que cree que la situación empeorará en los próximos meses y que ha asegurado que a finales de 2009 la tasa se situará "al menos en el 9%".
Las cifras de paro han alcanzado las máximas previstas por los expertos. Los 74 analistas de Bloomberg habían estimado una tasa de paro para enero del 7,5% y el resto de previsiones apuntaban a porcentajes de entre el 7,3 y el 7,6%, y las predicciones previas dadas a conocer hoy por Washington auguraban entre 400.000 y 750.000 puestos de trabajo perdidos.
Supervivencia
"La estrategia principal está focalizada en la mera supervivencia", señalaba hoy a Bloomberg Christopher Low, economista jefe del FTN Financial en Nueva York. El desempleo afecta a toda la cadena de de mercado, desde fabricantes a minoristas emblemáticos como Macy's, lo que ha dejado hecha añicos la confianza del consumidor y el consumo mutilado, afirma este experto. "Con las economías domésticas pasando apuros, cada mes que se recorta el empleo la situación empeora más y más", asegura. "No es algo exagerado afirmar que si el Plan de Estímulo Económico de Obama no se aprueba, será una catástrofe".
Con los nuevos datos de enero dados a conocer por la Current Population Survey (CPS, equivalente a la Encuesta de Población Activa Española), el país que exportó el sueño americano se enfrenta a unas cifras de paro sin precedentes en los últimos años.
Desde que comenzó la crisis financiera en el último trimestre de 2007, año en el que se creó más un millón de empleos, Estados Unidos ha perdido más puestos de trabajo que en cualquier otro periodo desde que finalizó la la segunda Gran Guerra, sin signos de que la crisis se apacigüe por decimotercer mes consecutivo y con más de medio millón de personas en paro durante tres meses.
El ritmo de destrucción de empleo no tiene precedentes desde el fin de la II Guerra Mundial y de momento no hay visos de recuperación. Estas últimas cifras superan las peores conocidas en el mercado de trabajo estadounidense desde 1945, cuando se destruyeron 2,75 millones de empleos.
Asimismo, el Departamento de Trabajo indicó que la economía estadounidense destruyó 3,6 millones de puestos de trabajo desde diciembre de 2007, fecha en la que la Agencia Nacional de Investigaciones Económicas (NBER) fija el inicio de la recesión de la economía de EEUU y que supone la destrucción de empleo más importante de la economía del país desde la posguerra.
De hecho, después del dato de destrucción de empleo de enero, que superó las expectativas de unos 540.000 puestos de trabajo menos, EEUU registra por primera vez, desde que comenzó a elaborar los registros en 1939, tres meses consecutivos en los que ha destruido al menos medio millón de empleos.
La Cámara de Representantes de EEUU aprobó la semana pasada un paquete de estímulo económico diseñado por la Administración Obama cercano a los 820.000 millones de dólares (637.884 millones de euros), que deberá ser votado en el Senado, donde podría ver elevado su montante hasta cerca de 900.000 millones de dólares (unos 700.000 millones de euros), y que pretende apoyar la creación de unos 2,5 millones de puestos de trabajo.
Sin embargo, los expedientes de regulación no son la única herramienta utilizada por las compañías para reducir su plantilla, ya que, pese a las grandes cifras que barajan, ni siquiera suponen la mitad de los 100.000 puestos de trabajo destruidos durante el último año en España.
Aun así, 40.436 personas han perdido su empleo como consecuencia de un ERE. Las cifras más altas corresponden a multinacionales extranjeras con presencia doméstica, como Orange; y a grandes empresas nacionales, como Telefónica y Spanair, que acaba de ser vendida por su matriz escandinava SAS a un consorcio catalán.
Los otros 107.000 trabajadores afectados por algún ERE durante 2008 no han perdido su puesto de trabajo, pero sí han visto cómo eran suspendidos temporalmente o se les aplicaba una reducción de jornada obligatoria. Ahora, sólo queda ver cuántos recuperarán su empleo una vez superadas las turbulencias o seguirán en una especie de limbo, entre el paro y la empresa, durante tiempo indefinido.
Ya sea para dar menos publicidad a los recortes, por la cifra sobre la plantilla total (un ERE se presenta cuando afecta a más del 10% de la plantilla) o porque la situación de la compañía no es tan delicada como para justificar económicamente el expediente, la mayoría de los más de 100.000 despidos durante el último año en España corresponden a un continuo goteo de extinciones de contratos generado por multitud de empresas, en muchos casos pymes.
Pero no siempre, porque la filial española del gigante siderúrgico ArcelorMittal ha reducido la plantilla en 1.000 personas a través de la no renovación de contratos temporales y de subcontratas, y con planes de bajas voluntarias.
Internacional
En el plano internacional, las cifras de despidos son astronómicas. Aunque resulta imposible obtener una cifra aproximada, un dato revelador es que el número de personas que han perdido el empleo en empresas no financieras ronda los 500.000, según el cómputo elaborado por la agencia Reuters.
Sin embargo, esta cifra debería multiplicarse por varios dígitos, ya que el estudio sólo incluye los planes de reestructuración que afectan a 2.000 empleados o más por empresa y no incluye al sector financiero, que ha sido muy castigado en el empleo en todo el mundo al ser el epicentro de la crisis financiera y económica mundial.
Si, además de estas dos precisiones, tenemos en cuenta que el informe de Reuters no incluye un país superpoblado como China, en el que prácticamente es imposible obtener cifras oficiales, o áreas geográficas como Latinoamérica, la cifra de despidos en todo el mundo en los últimos cinco meses sumaría varios millones de damnificados.
Sectores diversos
En todo caso, la pérdida de empleo se está cebando especialmente en las zonas más industrializadas, como Estados Unidos, Europa y Japón, y en prácticamente todos los sectores, desde los más cualificados como las altas tecnologías (Hewlett-Packard, NEC e Intel, entre otros) a otros con mano de obra más barata e intensiva como las cementeras (Cemex) o los fabricantes de materias primas (Alcoa).
La gran velocidad a la que se está deteriorando la economía mundial, especialmente desde el pasado mes de septiembre, cuando quebró Lehman Brothers, ha provocado auténticos días negros, no sólo para la bolsa, sino para el empleo. Una jornada aciaga fue la del pasado 26 de enero, cuando un reducido grupo de ocho empresas (Caterpillar, Pfizer, Sprint Nextel, ING, Home Depot, Philips, Corus y General Motors) anunciaron recortes de plantilla o planes de reestructuración que supondrán el despido de más de 70.000 personas.
Además, este lunes negro para el empleo demostró que la amenaza es más global que nunca, ya que las empresas afectadas están radicadas tanto en EEUU como en Europa y en segmentos de negocio tan dispares como la máquina herramienta y los equipos para la construcción (Caterpillar, 21.610 despidos), farmacia (Pfizer, recorte previsto de 19.500 empleos), telecomunicaciones (Sprint Nextel, 8.000 despidos) y banca (ING, 7.000 trabajadores afectados).
La crisis financiera y de liquidez que originaron las hipotecas subprime en EEUU, en verano de 2007, se ha ido trasladando progresivamente a la economía real de todo el mundo. El agravamiento de la crisis en los últimos meses, provocado por el estrangulamiento de los mercados de crédito, la caída del consumo y el desplome de las ventas han impulsado a muchas compañías a acelerar los despidos.
Ya no hay sitio en los bancos de madera y algunos se tumban directamente en el césped a descansar.
Acaban de perder su trabajo, que además de un salario les ofrecía alojamiento gratis y tres comidas al día.
Después de vagabundear un par de semanas por los parques y calles de la capital, la mayoría regresan a sus provincias de origen, donde lo peor está por llegar: explicarles a sus familias lo que ocurrió.
El goteo va en aumento.
El Gobierno estima que a lo largo de 2009 podrían perder su empleo en torno a un millón de personas.
La mayoría de los nuevos parados salen de empresas con capital extranjero (japonés, taiwanés, estadounidense, singapurense, china…) que están echando el cierre o reduciendo drásticamente sus plantillas.
Por ejemplo Nikon, que desde noviembre del año pasado ha prescindido de casi 3.000 trabajadores.
La población está asustada y los más humildes ni siquiera consiguen explicarse qué demonios está ocurriendo.
Para muchos es un fenómeno nuevo.
Tailandia, una nación que lleva décadas presumiendo de pleno empleo, podría acabar el año acumulando un 10% de parados.
En los templos se incrementan las ofrendas, se queman toneladas de incienso, se consultan monjes y adivinos; y se colman de flores los altares.
Todos piden lo mismo: recobrar la prosperidad.
El caso tailandés es el ejemplo paradigmático de los problemas que atraviesan las economías asiáticas: la crisis financiera no ha impactado directamente, pero la caída en picado de la demanda occidental arruina las exportaciones.
Un pinchazo doloroso para países como éste, donde el comercio exterior supone un 70% del PIB.
A mayor escala, por las dimensiones demográficas, se vive el fenómeno en China.
A principios de semana se hizo público un informe desalentador: al menos 20 millones de obreros han abandonado ya las costas industrializadas y regresado a sus aldeas de origen, ante la imposibilidad de encontrar un nuevo trabajo en la ciudad.
El mayor éxodo rural de la historia fluye ahora en dirección contraria.
Nadie lo hubiera dicho hace tan sólo un año.
Es cierto que en Extremo Oriente las cifras del paro siguen siendo discretas comparadas con las de España.
Japón, por ejemplo, cerró el 2008 con una más que razonable tasa de desempleo del 4,4%.
Y en China, donde las estadísticas maquilladas del Gobierno retratan un 4,5% de parados, los estudios más alarmistas lo sitúan por debajo del 10.
Y sin embargo, la imposibilidad de encontrar un trabajo manual se vive en estos países como un verdadero trauma, por lo inédito que resulta y por la falta de un colchón, de una red asistencial que amortigüe el golpe.
El modelo social estaba pensado para momentos de bonanza, para cuando encontrar un trabajo era cuestión de días.
Ahora se lamentan de indemnizaciones son ridículas y seguros de desempleo mínimos o inexistentes.
Muchos pierden trabajo y casa al mismo tiempo, ya que muchas fábricas ofrecen pensión completa a sus empleados.
En definitiva, los obreros tailandeses, vietnamitas, chinos y en menor medida japoneses, están más que acostumbrados a salarios de subsistencia, a contratos inestables, nóminas que llegan con retraso y empleos arriesgados, pero hasta la fecha se cumplía una máxima: un hombre sano sólo tenía que proponérselo para encontrar un trabajo.
Hoy ya no es así.
La economía sumergida amortigua el choque, pero no basta.
En los mercadillos improvisados de Bangkok, donde se venden desde juguetes chinos hasta arroz frito, pasando por ropa, adornos o flores, acuden diariamente nuevos vendedores, con mantas o carritos alquilados y un puñado de mercancías adquiridas con prisa a un mayorista del barrio.
La competencia, se quejan quienes se dedicaban a la venta ambulante antes de la crisis, se ha hecho feroz.
Ocurre incluso en la segunda economía del mundo, en Japón.
La prensa nipona lleva varias semanas ilustrando los efectos de la crisis con historias de trabajadores manuales que de un día para otro han perdido el trabajo, la casa ofrecida por la empresa y el seguro médico.
Narran como ahora, a contrarreloj, buscan desesperadamente una nueva ocupación mientras ven disminuir sus magros ahorros.
Hablan de desesperación, de suicidio y de impotencia.
Tras una década de euforia, millones de asiáticos sufren una nueva paranoia colectiva que quizá les sea familiar: temen no ser capaces de poder ganarse la vida a pesar de tener voluntad y energía suficiente para trabajar.
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