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Israel: El mal absoluto |
Sería un ejercicio de simplificación creer que Israel es la encarnación del mal absoluto. Aunque no es menos cierto que el actual genocidio de Gaza trasciende la naturaleza del conflicto y se inserta en las propias raíces del Estado hebreo.
Nació y se desarrolló en el terrorismo primigenio, ahora proyecta la exclusión racista y fascista.
Antes que un problema filosófico (el derecho de Israel a la defensa frente a unos cohetes caseros) es una historia de falsificación de la memoria.
El Estado hebreo se asienta sobre la ocupación de un territorio de otros y la destrucción desalmada del fundamento de toda moral, el nulo respeto a la legalidad internacional y a los derechos humanos.
Para ello se siembran a partes iguales las mentiras y las banalidades.
Las imágenes de grupos de turistas hebreos (merendado y riendo en la nueva ruta del "turismo de guerra") mientras contemplan alborozados el estallido de las bombas de racimo, provoca una sensación de náusea, tanto como el de las imágenes de la destrucción cotidiana.
Sin duda el negocio de la muerte, siempre ajena, explotado por compañías turísticas hebreas, nos empuja a uno de los límites más bajos en la condición humana.
Esta guerra de aniquilamiento, germen de otras muchas, no podría producirse sin que una masa de la población del país lo consintiera o, en el caso de las sociedades europeas y sus gobiernos, no existiera el consentimiento de la abstención y la indiferencia.
Dice el pensador polaco Zymund Bauman que hoy "…los espectadores se exponen al peligro de hacerse cómplices del mal y convertirse en autores".
Esto es lo que permite a las instituciones políticas responsables lavar sus propias conciencias.
En esta hora aciaga, el ejercicio de hipocresía internacional alcanza niveles Chamberlianos.
El presidente de turno de la UE, se atrevió a definir la acción de Israel como "defensiva, no ofensiva".
El hiperactivismo del presidente francés ha sido tan cínico e inocuo como la incapacidad del gobierno alemán, atenazado aún por el sentimiento de culpa del holocausto, o la parálisis de los gobiernos italiano e inglés.
Mientras, la Izquierda europea del PIE (Partido de la izquierda Europea), es incapaz de ofrecer un bloque sólido frente a este Genocidio.
Este mal por acción, el genocidio de Gaza y el pueblo palestino, es el mal por antonomasia, el visible, el de fácil identificación; pero ese otro, el desapercibido, el que sólo suscita abstención, es tan funesto como el anterior porque lo ampara y no concita conciencia ni responsabilidad en los sujetos.
Señala nuevamente el autor polaco que "ser espectador ya no es la situación excepcional de unos pocos. Hoy en día todos somos espectadores, testigos de cómo se inflige dolor y del sufrimiento humano que eso causa. Hoy la excusa de no saber, lejos de disminuir, más bien agrava la culpa".
Las palabras de Edmónd Jabès o Primo Levi cuando describen el infierno de Auschwitz resuenan en las calles de Gaza.
Gaza es mucho más que el nombre de una ciudad.
Es el lugar en el que se focalizó la barbarie genocida del nuevo capitalismo.
Palestina es el itinerario maldito de un Occidente que hizo del "árabe", del "moro", el paradigma de lo abominable, el lugar de los apátridas preparados para la traición.
El "árabe" para el judío o el occidental es un otro que amenaza el dominio absoluto de la modernidad, es la figura que se resiste a ser integrada, es el indio americano o sudamericano para los colonizadores, es nadie, un ser sin derechos a quién se puede colonizar porque se sustrae a la debida gramática armonizadora.
Las elecciones en Israel son inminentes.
La democracia israelí, al pisotear Palestina como lo está haciendo desde hace seis décadas, pervierte su propia naturaleza.
Ahora cuando se prohíben los partidos políticos pro-árabes, excluyendo al 20% de la población, caminan hacia aquello que explicitaba Boaventura de Sousa Santos: "el Neoliberalismo es la democracia política y el fascismo social".
La prohibición prepara la limpieza étnica dentro de Israel.
Cuando los aviones dejan caer sus bombas con tal impunidad, el estado hebreo se convierte en el terror hecho sistema, la barbarie encarnada en un estado.
Hoy el genocidio de Gaza, no es sino el terreno de juego donde la derecha y la extrema derecha juegan las elecciones del 10 de febrero.
Aquello que los voceros mediáticos occidentales proclamaban como contraposición a los países árabes, "la única democracia del Oriente Medio y baluarte de la civilización frente a la barbarie y el terrorismo" se convierte en entelequia.
La supuesta conciencia moral progresista en el panorama intelectual israelí, se ha alineado mayoritariamente con el poder militar, "pacifistas" jaleados por la prensa occidental como Abrahan B.Yehoshá, Amos Oz o David Grossman se unen a las posturas más beligerantes del entramado militar.
El autor de Una mujer en Jerusalén aseguraba en una entrevista a un diario:
"La capacidad de sufrimiento de los palestinos es mucho mayor y eso les hace más fuertes. Por eso nuestra respuesta tiene que ser mucho mayor".
¿Qué hace que la capacidad de sufrimiento de los palestinos sea mayor? ¿El haber sido expulsados de sus casas, humillados, ocupados, encerrados detrás de muros y agredidos por Israel?
Solo pequeños partidos árabes y sobre todo el Partido Comunista Israelí mantienen una postura clara de defensa de los derechos del pueblo palestino, pocos, desesperadamente pocos.
Frente a la honrada voz de decenas de miles de europeos, españoles o catalanes alzada contra la barbarie, los formadores de opinión siguen patéticamente hablando de la "la única democracia del Oriente Medio".
La toma de partido directa a favor de Israel de personajes mediáticos en el ámbito catalán, huidos algunos del independentismo de ERC donde demostraron su incapacidad, han encontrado en la radiotelevisión y la prensa, un poderoso asidero, su lugar bajo el sol.
Coinciden, eso sí, con los sectores más reaccionarios del PP y sus "Nuevas Generaciones".
La tradición de apoyo del PP a los genocidios, sea el iraquí, el palestino o el Libanés es bien patente.
En el 2005 el ex presidente José María Aznar recibía el título de profesor "honoris Causa" por la universidad de Bar Ilán de Israel una de las más conservadoras del país.
El día 23 de enero del 2006 este personaje escribía un artículo en diarios italianos titulado "Perchè sto dalla parte di Israele" donde el autor apoya la política agresiva del Estado de Israel.
Se publicitó ampliamente en Italia gracias al apoyo del holding periodístico de Rupert Murdoch-australiano de madre judía-, creador de un auténtico "Lobby" mediático pro-israelí.
En el 2007 fue Esperanza Aguirre la que pretende potenciar los contactos con el estado hebreo.
Hoy en medio del Genocidio de Gaza las "Nuevas Generaciones" del PP se manifiestan en Madrid a favor de los asesinos.
Al mismo tiempo la posición del gobierno Zapatero no puede por menos de calificarse de hipócrita.
Frente al alineamiento servil a la UE y a los intereses de EEUU, bascula ahora, para recuperar el crédito político perdido frente a la presión popular del "No al Genocidio", a posiciones más compresivas con el drama palestino.
Lo cual no es óbice para que sea incapaz de exigir la retirada de embajadores y las acciones de "boicot" económico contra el estado agresor.
La posición del gobierno Zapatero se ha caracterizado por su cinismo.
Pese a la retórica "progresista" su gobierno ha seguido intensificando los contactos comerciales con el Estado Sionista.
A las reiteradas preguntas realizadas desde IU sobre el tema se ha respondido:
"El Gobierno español, en relación al recorte de los intercambios comerciales en materia de armamentos con Israel, aplicará sólo aquellas medidas que se deriven de los convenios internacionales suscritos en esta materia y, en particular, del Convenio sobre Armas y Material de Doble Uso con Israel".
Eso ha representado en la práctica que desde el 2005 al 2007 la exportación de armas a este país creció de los 488.690 € del 2005 a los 2.366.820 del 2007.
Entre el 2007 y el primer semestre del 2008 el monto económico de ventas de armamento ya ha superado los tres millones de euros: en la factura se incluyen pistolas, simuladores de aviones, visores nocturnos o munición de guerra.
El neo-término que ha acuñado el ejecutivo de Zapatero es "neutralidad activa en los conflictos".
Paralelamente el ministro de Asuntos Exteriores llegó a decir en la entrega del premio "Senador Ángel Pulido" (concedido por la Federación de Comunidades Judías de España) al ex presidente de la Generalitat de Cataluña Jordi Pujol:
"…España estará al lado de Israel, cual sea la situación… España, modestamente, sea cual sea la situación, estará al lado de Israel a pesar de que se pueda señalar a veces que nuestro país, nuestro Gobierno, no actúa en esa dirección clara en favor de la paz, en favor de Israel…".
¿Podemos pedir la paz en Gaza y al mismo tiempo vender armas a Israel?
Armar a Israel es ser cómplice del genocidio.
Es facilitarlo.
Es participar en la masacre.
España se ha subordinado a la estrategia estadounidense de la lucha contra el terrorismo al dar permanente cobertura a las acciones militares de Israel, y al apoyar y sostener un acuerdo de asociación entre la Unión Europea y el Estado hebreo.
En diciembre pasado la UE aprobó una asociación más reforzada de los intercambios comerciales con Israel.
El gran objetivo es la integración económica de Israel a Europa.
Ahora el señor Moratinos, quiere promover un acuerdo de alto el fuego basándose en el plan Egipcio, su función: desarmar a Hamás, reeditando la intervención internacional en el Líbano tras la guerra del 2006.
Hamás ganó las elecciones en la franja con más del 65% de los votos en las elecciones auspiciadas y verificadas por Occidente.
Israel, por el contrario, ha convertido el territorio en una nuevo "gueto" para un millón y medio de personas.
La violencia es la ocupación.
Ante los asesinatos en masa que ocurren desde el 26 de diciembre, el doble discurso del gobierno es indigno.
PSOE–PSC pretenden controlar y sacar beneficio electoral de las movilizaciones populares en apoyo al pueblo palestino vaciándolas de contenido.
Prueba del cinismo del gobierno es que el 13 de enero, 19 días después del inicio del ataque hebreo a Gaza, la Ministra de Asuntos Exteriores israelí, reunida con Moratinos, le expresó su comprensión y satisfacción por la posición del Ejecutivo español.
El gobierno catalán ha basculado entre el silencio del presidente Montilla, coincidente con una política antigua de amplio apoyo a Israel, la denuncia del Genocidio de IC-v y el silencio cobarde y cómplice de ERC.
Los anteriores gobiernos de CiU mantuvieron y desarrollaron lazos económicos con el estado hebreo, lazos que desde que el "tripartito" accede al poder, no sólo no se han restringido, sino que han aumentado.
Desde el Departamento de Vicepresidencia y de Innovación, Universidad y empresa controlada por ERC se lleva a cabo una intensa política de contactos comerciales con el Estado Hebreo en multitud de campos.
Es una política iniciada por el anterior "tripartito" cuando entre el 19 y el 22 de mayo del 2005, el ex presidente Pascual Maragall (PSC) acompañado por Josep LLuis Carod Rovira de ERC y otros miembros del gobierno visitaron Israel.
En aquel momento se firmaron acuerdos de transferencia tecnológica; el gobierno catalán dotó de sensores de movimiento y cámaras de televisión a escuelas y institutos catalanes con tecnología empleada en el control de la Intifada palestina.
La formación de los "mossos de escuadra" (policía autonómica) recayó en oficiales del ejército hebreo, seguramente con técnicas puestas en acción en la represión. Los contactos volvieron a intensificarse con el actual "tripartito", durante el viaje realizada a Israel entre el 9 y 13 de julio del 2008.
En esta ocasión fue el consejero Huguet.
Catalunya se ofrece como mediadora para la internacionalización de la economía Israelita en Europa a través del Departamento de innovación, Universidad y empresa.
Según el diario Expansión del 14 de julio, la visita tenía como objetivo potenciar campos como la investigación y el turismo.
Según este mismo diario los objetivos eran: la transferencia tecnológica, las TIC y el agua.
El 13 de julio el diario Avui mencionaba un preacuerdo a desarrollar posteriormente con la universidad de Haifa para la internacionalización de la economía hebrea.
En el comunicado de prensa de ERC del 10 de julio 5 se anuncia la visita de expertos israelitas para estudiar los aprovechamientos hídricos en Catalunya, así como dar apoyo a empresas Israelíes en el Programa Marco Europeo de R+D 2007-2013 (instrumento para financiar la investigación europea)
Durante el año 2008 de nuevo, el vicepresidente del gobierno el señor Josep-Luis Carod Rovira acompañado de la mesa del Parlamento, giraron una nueva visita a Israel, según el comunicado de prensa difundido por ERC, la reunión entre el vicepresidente del gobierno catalán y el presidente del Estado de Israel sirvió para mejorar la cooperación entre los dos países en ámbitos como las comunicaciones y el agua.
Un comunicado posterior del Ministerio de asuntos Exteriores de Israel calificaba a Carod, como un "buen amigo de Israel" detallando que había visitado en numerosas ocasiones el estado hebreo como miembro de la Asociación de relaciones culturales Catalunya-Israel.
Por su parte el presidente del Parlamento catalán en la misma visita subrayó que:
"Catalunya está dispuesta a colaborar y trabajar con Israel porque hay muchos campos para compartir conocimientos como el científico, cultural o el económico…"
Pero no solo ERC impulsa los acuerdos económicos con Israel, el 13 de desembre de 2008 el diputado por CiU Josep Antoni Duran i Lleida presentó una proposición no de ley en la cual se pedía al gobierno español que diera apoyo a la declaración firmada por los "Amigos europeos de Israel", en la cual se insta a reforzar las relaciones a todos los niveles con aquel país, la proposición no de ley señala que es un país "plenamente democrático, en el marco de una sociedad plural, comprometida en el respeto de la libertad de expresión asociación y religión con el amparo de la ley y el respeto a las diversas minorías religiosas existentes…" sin comentarios…
Hoy cuando la "tregua" más ficticia que real, encubre las acciones del horror diario.
Es necesario reflexionar, sobre las diferentes justificaciones de la agresión, la de los sujetos que actúan por omisión o consentimiento neutral frente a la realidad.
Los medios levantarán inmediatamente una gran cortina de mentiras cómplices.
Es preciso seguir señalando quienes son los agresores, quienes los verdugos y las víctimas.
Este es el gran dilema moral de nuestro tiempo.
(mas...)
Eduardo Luque Guerrero

Se han presentado objeciones a la afirmación de que se trata de autodefensa sobre la base de la falta de proporcionalidad y de necesidad.
Matar a más de 1.000 palestinos en tres semanas, cientos de ellos niños, y herir a miles más, a fin de impedir una amenaza de cohetes que no mataron o hirieron a nadie en Israel durante los seis meses en los que la tregua fue declarada por ambos lados, o incluso antes de que Israel lanzara su ataque del 27 de diciembre, es tan desproporcionado como para ser intolerable según cualquier sistema ético que sostenga que las vidas palestinas sean iguales en valor a las vidas israelíes.
También es tan desproporcionado como para ser un reto a la idea de que la defensa contra esos cohetes haya sido el verdadero motivo para la guerra.
El que se hayan ignorado los numerosos caminos diplomáticos para evitar i esa amenaza, como ser el levantamiento del sofocante sitio de 18 meses, sugiere lo mismo.
Una objeción más fundamental, sin embargo, es el obvio principio legal y moral de que un agresor no se puede basar en la autodefensa para justificar la resistencia contra su propia agresión.
Este principio se encuentra en el derecho nacional y en los dictámenes de los tribunales de Nuremberg.
Para citar a un juez de Nuremberg:
“Uno de los fenómenos más sorprendentes de este caso, que no carece de características asombrosas, es la manera cómo la guerra agresiva realizada por Alemania contra Rusia ha sido tratada por la defensa como si fuera todo lo contrario… Si se supone que algunas de las unidades de resistencia en Rusia o miembros de la población cometieron actos que en sí eran ilegales bajo las leyes de la guerra, todavía habría que demostrar que esos actos no fueron en legítima defensa contra atropellos perpetrados contra ellos por el invasor. Bajo el Derecho Internacional, como bajo el Derecho Nacional, no puede haber represalias contra represalias. El asesino que es rechazado por su víctima prevista no puede matarla y luego, por su parte, alegar autodefensa. (Juicio de Otto Ohlendorf y otros, Tribunal Militar II-A, 8 de abril de 1948)
De modo que ¿quién fue el agresor en este caso?
No cabría duda alguna sobre quién fue el agresor si este ataque hubiera tenido lugar antes de la retirada de la Franja de Gaza por Israel en 2005.
En ese momento, Israel había estado cometiendo una agresión continua contra Gaza durante 38 años, en su ilegal y violenta ocupación, junto con el resto del territorio palestino, incluyendo Jerusalén Este, después de su conquista en 1967.
En 2005, la ocupación había sido condenada como ilegal por los principales órganos con jurisdicción sobre el derecho internacional, en especial la Corte Internacional de Justicia en su opinión de 2004 sobre la barrera de separación.
Una ilegalidad central de la ocupación, según la Corte Internacional, residía en los asentamientos de Israel, que violan la ley contra la colonización, y que son centrales en la ocupación.
Los quince jueces de la Corte Internacional tuvieron unánimemente la opinión de que los asentamientos eran ilegales y el muro en sí fue considerado como ilegal por una mayoría de 13 contra 2, en parte porque estaba allí para defender los asentamientos, y no al propio Israel, y por lo tanto no podía cualificar como autodefensa.
Los ataques con cohetes desde Gaza comenzaron en 2001 y cobraron su primera víctima israelí en 2004. Desde entonces, ha habido 14 víctimas israelíes antes de la actual guerra.
Trágico, por cierto, pero obviamente palidece en comparación con los 1.700 palestinos matados en Gaza durante el mismo período.
Una muerte es ciertamente una tragedia, pero muchas muertes no son sólo “una estadística,” como decía Stalin; son una tragedia multiplicada muchas veces.
Considerando la ocupación ilegal, agresiva y violenta por Israel, antes de la retirada, los cohetes de Gaza sólo pueden ser considerados como una autodefensa necesaria y proporcionada, o como represalias contra la agresión israelí.
¿Cambió la situación con la retirada de Gaza de Israel en 2005?
Se ha argumentado vigorosamente que el sitio de 18 meses de Gaza, una razón importante para la negativa de Hamas de extender la tregua, fue en sí un acto de agresión, dando origen al derecho de autodefensa.
Pero aún más importante, aunque sea ignorado usualmente, es la ocupación continua ilegal y agresiva por Israel de Cisjordania y Jerusalén Este después de la retirada de Gaza en 2005.
Por cierto, la retirada de Gaza tenía el propósito de reforzar el dominio sobre los otros territorios y fue acompañada por un aumento de la cantidad de colonos en ellos, superior a la de los sacados de Gaza.
La ocupación de Cisjordania y Jerusalén Este figuraba igualmente junto con Gaza en las condenas de la Corte Internacional y del Consejo de Seguridad.
Además, en los Acuerdos de Oslo, Israel y los palestinos acordaron que “Las dos partes ven a Cisjordania y la Franja de Gaza como una sola unidad territorial, cuya integridad y estatus serán preservados en el período de transición”.
Por cierto, cuando Hamás ganó las elecciones en 2006, elecciones declaradas impecablemente justas y civiles por todos los observadores internacionales, las ganó en el conjunto de la Autoridad Palestina, incluida Cisjordania (Israel no permitió que hiciera campaña en Jerusalén Este).
Muchos legisladores cisjordanos de Hamás permanecen en cárceles israelíes.
Y el hecho básico es que los palestinos de Cisjordania y Gaza son un pueblo, por separado que esté por muros y cercas y puntos de control.
La retirada por Israel de una parte de la tierra de ese pueblo no puede convertir a ese pueblo en agresor si resiste contra la ocupación ilegal del resto.
De modo que la autodefensa no puede justificar este ataque, o el cerco que lo precedió.
¿Qué puede?
¿Que Hamás sea una “organización terrorista”?
Pero el terrorismo tiene que ver con el asesinado deliberado de civiles con fines políticos ilegales, y en esa tarea, Israel ha superado a Hamás por muchos múltiplos.
¿Qué Hamás no reconozca el “derecho a existir” de Israel?
Pero Hamás ha ofrecido muchas veces una tregua a largo plazo con Israel sobre la base de fronteras legales internacionales, algo en lo que claramente tiene derecho a insistir.
Israel dice que no basta, que Hamás primero tiene que reconocer la legitimidad de Israel, en otras palabras, tiene que conceder la legitimidad del Estado judío y todo lo que ha significado para los palestinos.
En otras palabras, como ironizó un periodista israelí, Israel insiste en que Hamás apoye el sionismo como condición previa para llegar a hablar de paz.
No hay justificaciones para la violencia en ésta o cualquier escala.
Por cierto, apuntan al motivo más plausible por el cual Israel combate a Hamás (y a la OLP antes): la autodefensa, si se quiere, no contra cohetes y obuses de mortero, sino autodefensa contra la paz con los palestinos sobre la base de las fronteras previas a 1967 tal como lo requiere el derecho internacional.
(mas...)
Michael Mandel es profesor de derecho en la Escuela de Derecho Osgoode Hall de la Universidad York en Toronto, donde enseña Derecho de la Guerra.
Es autor de “How America Gets Away with Murder.”
Las gestiones regionales e internacionales para consolidarlo se estancaron y aumenta el riesgo de escalada.
Tampoco ayuda que para las elecciones generales del próximo martes en Israel, Benjamín Netanyahu, ex primer ministro del derechista Partido Likud, y sus aliados tengan grandes posibilidades de triunfar.
Israel prohibió, incluso, el ingreso de materiales de construcción a Gaza. El ataque militar que lanzó el 27 de diciembre contra ese territorio palestino dejó miles de viviendas e infraestructura básica destruidas y a sus 1,5 millones de habitantes sumidos en una grave crisis humanitaria.
Desde el 18 de enero, Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámica) y el primer ministro israelí Ehud Olmert han enviado representantes a Egipto.
El jefe de la inteligencia egipcia Omar Suleiman, intermediario de la tregua que duró seis meses y se rompió en diciembre, canaliza otra vez la negociación indirecta entre los bandos en pugna.
Pero las hostilidades no se terminaron del todo.
Los cohetes lanzados desde Gaza por Hamás u otras facciones, que siguen cayendo de vez en cuando en el sur de Israel, aumentaron la popularidad de Netanyahu.
Recrudecen las duras críticas del ex primer ministro conservador al gobierno de Olmert por no haber "terminado el trabajo" en ese territorio palestino.
Presionado por el Likud y sus aliados, Olmert se niega a acceder a las condiciones de Hamás, quien exige que el acuerdo obligue a Israel a levantar las sanciones que mantiene contra Gaza desde que ese partido islamista ganó las elecciones parlamentarias palestinas en enero de 2006.
Hamás se tomó por las armas el control de Gaza en junio de 2007, tras enterarse, según alegó, de una conspiración coordinada por el general estadounidense Keith Dayton y el hombre fuerte del secular partido Fatah Mohamed Dahlan, conocida como Plan Dayton, y expulsó de forma preventiva a sus adversarios.
George Mitchell, enviado especial del presidente estadounidense Barack Obama, terminó su gira por Israel, los territorios palestinos y otros tres países árabes aliados de Estados Unidos, y comunicó a Washington sus conclusiones el miércoles.
El enviado prevé regresar a la región a fines de este mes. Mientras, ninguna figura del gobierno de Estados Unidos hizo ninguna referencia de peso sobre el conflicto.
La secretaria de Estado (canciller), Hillary Rodham Clinton, se limitó a declarar que Hamás debía cumplir las tres condiciones formuladas por el gobierno del ex presidente George W. Bush en 2002, antes de participar en cualquier tipo de intercambio diplomático formal.
Washington exige al movimiento islamista que reconozca en sus estatutos el derecho a existir del estado judío, que renuncie al terrorismo y que adhiera a todos los acuerdos firmados entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), controlada por Fatah, en representación del pueblo palestino.
El impulso con el que la presidencia de Obama, iniciada el 20 de enero, se zambulló en el proceso de paz palestino-israelí en su primera semana parece haberse disipado.
Las grandes potencias regionales e internacionales deben resolver tres asuntos importantes.
En primer lugar, estabilizar el cese del fuego.
Segundo, encontrar la forma de que Hamás participe en las negociaciones formales, aun si es de forma indirecta.
Por último, dar impulso a las deliberaciones de paz entre Israel y los líderes palestinos.
La participación de Hamás en las negociaciones es reconocida como una necesidad imperante cada vez por más figuras de peso internacional, incluidos estadounidenses como el ex secretario de Estado James Baker (1989-1992), del opositor Partido Republicano.
El ex presidente Jimmy Carter (1977-1981) realizó varias misiones de paz en Medio Oriente en los últimos años, en estrecha colaboración con Robert Pastor, incluidas dos rondas de negociaciones con el líder de Hamás en Damasco, Khaled Meshaal, el año pasado.
Carter y Pastor también mantuvieron intensas conversaciones con líderes israelíes y visitaron las comunidades del sur de Israel afectadas por misiles lanzados desde Gaza.
En una alocución en el Centro Palestino de Washington, Pastor subrayó la necesidad de que el acuerdo de cese del fuego sea "firmado, público y oficial. Es preciso un texto único reconocido. La tregua debe reducirse a sus elementos básicos y no debe sucumbir ante cuestiones externas como el reclamo israelí de incluir la liberación del soldado Gilad Shalit".
Este cabo del ejército israelí fue capturado en junio de 2006 por insurgentes de Gaza y desde junio del año siguiente permanece bajo control de Hamás como prisionero de guerra.
Por su parte, Israel tiene 12.000 presos políticos palestinos, incluidos una veintena de legisladores cisjordanos de Hamás.
Desde 2006 hay negociaciones intermitentes por un intercambio de prisioneros.
Pastor sostuvo que un acuerdo de cese del fuego debe especificar el fin de toda agresión militar, la apertura de los cruces fronterizos de ese territorio palestino por Israel y la creación de un mecanismo de control que incluya al Cuarteto, instancia de mediación integrada por Estados Unidos, Unión Europea, Rusia y la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La falta de un acuerdo escrito y público para el último cese del fuego de seis meses impidió que Hamás insistiera en que Israel cumpliera un compromiso que, según el movimiento islámico, Olmert había prometido, explicó el experto del Centro Carter.
Se trata del restablecimiento del paso de mercancías en los cruces fronterizos tal y como era antes de las sanciones dispuestas en 2006.
Pastor y otros analistas consideran que Hamás y Fatah, al frente de la Autoridad Nacional Palestina desde Cisjordania, deben superar con urgencia las diferencias que mantienen desde junio de 2007 a fin de acelerar la reconstrucción de Gaza y avanzar a paso seguro hacia un acuerdo de paz definitivo.
Es un hecho objetivo que Hamás y Fatah necesitan su ayuda mutua, remarcó el politólogo Mouin Rabbani, desde Ammán.
Fatah, para recuperar algo de la legitimidad política que le arrebató Hamás con el valor y la capacidad desplegada en el último enfrentamiento armado con Israel. Hamás, para acceder a foros internacionales y a asistencia, lo que ahora le está vedado.
Pero, según Rabbani y numerosos analistas, no será fácil restablecer la relación entre ambas facciones, principales movimientos políticos palestinos.
El distanciamiento se exacerbó de forma significativa por la fuerte campaña contra Hamás desarrollada por el gobierno de Bush, que involucró a importantes dirigentes de Fatah, según el analista y ex negociador palestino Amjad Atallah, radicado en Washington.
"Si Estados Unidos pone fin a esta campaña, la reconciliación será mucho más fácil", sostuvo.
Respecto de la posibilidad de reanudar y fortalecer el proceso de paz definitivo, todo plan queda supeditado al resultado de las elecciones generales de Israel de este martes y al largo proceso de conformación de la coalición gobernante, casi siempre necesario en ese país.
Esta vez no sería la excepción.
Varios analistas a favor de la paz, como el periodista israelí Gideon Levy, sostienen que con un gobierno del Likud y su clara oposición a la creación de un Estado palestino, la situación es más clara de lo que fue con la centroizquierdista coalición de Olmert.
El actual primer ministro mantuvo interminables negociaciones acerca de la creación de un Estado palestino, mientras seguía construyendo asentamientos ilegales y dificultó a los palestinos la consolidación institucional en Cisjordania y Gaza, según Levy.
La posible victoria del Likud y las consecuencias que pueda tener sobre las negociaciones de paz están por verse.
Lo que sí queda claro es que la última guerra influyó profundamente en la política interna de Israel y de Palestina y fortaleció a los partidarios de línea dura de ambas naciones.
Los riesgos siguen siendo grandes para la estabilidad del orden regional, ampliamente dominado por Estados Unidos, y para la desesperada situación de la población de Gaza.
Se refirió a la “política desastrosa y suicida de Israel, y de cierto sionismo”.
Israel ya no representa el judaísmo, ni la diáspora, ni al pueblo de la Shoah, del holocausto.
Como judío-francés que se negaba a renunciar a su “judeidad”, defendió la idea de reagruparse a la vez contra la política hegemónica de Estados Unidos (Wolfowitz, Cheney, Rumsfeld) y contra un teocratismo árabo-islámico, carente de Ilustración y de porvenir político.
Todas las políticas de Israel se han vuelto en su contra.
Han sido desmesuradas, desquiciadas, demenciales.
Antes de Hamás, fue Al-Fatah, el partido de Arafat. Y antes de Al-Fatah, la OLP. Y antes de la OLP, la resistencia civil mal organizada.
El culpable es siempre el otro, el enemigo.
Cuando atacó y quebró la Autoridad Palestina, Israel destruyó las bases de una opción moderada, secular y laica.
Así, el “spoiled baby” de los gobiernos estadounidenses hizo posible que la causa se radicalizara y el conflicto se islamizara.
Su ceguera política ayudó a engendrar monstruos que hoy le acosan.
De la invasión israelí al Líbano, en 1982, surgió Hezbolá, islamista y radical; de la primera Intifada, en 1987, surgió Hamás, también islamista y radical.
Ahora prefiere de nuevo al otrora combatido Al-Fatah, el antiguo culpable, un interlocutor maleable que se suele doblegar ante el ocupante.
Edward Said, citando al erudito palestino Nur Masalha, habla del elemento común a todos los gobernantes israelíes frente a la cuestión palestina:
“Desde Ben-Gurion a Sharon, pasando por Rabin, Begin, Shamir, Netanyahu y Barak, hay una continuidad ideológica ininterrumpida en la que el pueblo palestino es visto como una ausencia deseada por la que se combate”.
En lo profundo de la psiquis israelí, deformada y enajenada, Palestina es esa presencia intolerable y esa ausencia vivamente deseada.
Por eso, aunque lo niegue con hipocresía, íntimamente añora el exterminio palestino.
Quiere que desaparezca de una vez por todas, arrinconarla, echarla al mar, vivir sin el recuerdo incómodo de esa espina clavada en su alma.
Esos refugiados, esos salvajes y violentos, esos seres inferiores y despreciables que reclaman nuestras tierras, la tierra prometida.
No sólo sueña con el exterminio: también lo lleva a cabo.
El genocidio de Gaza forma parte de esa exterminación anhelada.
En los días del Septiembre Negro, Golda Meir expresó:
“¿Quiénes son esos palestinos? ¿Quién los conoce en el mundo?”.
Su frase, tristemente célebre, resume la ceguera israelí, su desprecio por el otro.
La tragedia de Israel es la imposibilidad de salir de sí mismo y de abrirse al otro, la imposibilidad de salvarse solo.
En la guerra de exterminio no hay lugar para el reconocimiento de la otredad.
Se empieza por negar al otro, por negar no sólo su causa, su lucha, sino sobre todo su identidad, su existencia, su derecho a la vida.
Se acaba exterminándolo.
El otro no es.
El otro no existe.
El pueblo del holocausto (Shoah) es incapaz de reconocer la limpieza étnica contra los palestinos (Nakba).
Este nuevo genocidio obedece a propósitos múltiples: primero, a sórdidos motivos electorales, dada la crisis política interna de Israel y la proximidad de las elecciones legislativa de febrero; segundo, a la necesidad del ejército israelí de mostrar capacidad de disuasión luego del fracaso de la ofensiva militar en Líbano; tercero, a un plan de exterminio lento y sistemático.
El pretexto son los cohetes de fabricación casera Qassam que los militantes de Hamás lanzan contra el Sur de Israel, aterrorizando a sus pobladores, que han asesinado a diez personas en ocho años.
Una provocación y un crimen abominable, pero también una excusa vil y burda para justificar una masacre.
Porque Israel lleva décadas aterrorizando de mil maneras a los palestinos.
Ya hacía rato se había cobrado con creces las víctimas de esos cohetes.
A cada ataque de cohete o atentado suicida responde siempre con una represalia cruenta y feroz.
En 2006, buscando a un soldado secuestrado en Gaza, el ejército israelí asesinó a más de cien personas, entre ellas cuarenta niños.
Durante la guerra del Líbano, en 2006, un ministro israelí amenazó:
“Mataremos a diez enemigos por cada israelí muerto”.
Astutos, fríos y “técnicos”, los israelíes siempre cumplen su palabra.
Esa cifra hoy palidece.
En el demoledor ataque a la Franja de Gaza por aire, mar y tierra durante veintitrés días ininterrumpidos, Israel se ha cobrado cien muertos palestinos por cada una de las trece víctimas israelíes.
Mucho peor que los nazis, que ejecutaban veinte o treinta polacos, checos o húngaros por cada nazi asesinado por la resistencia.
La desproporción es horripilante: 1,300 palestinos frente a 13 israelíes.
Entre los muertos, hay más de 450 niños, 150 mujeres y 700 hombres, civiles y milicianos.
Y más de cinco mil heridos, algunos de gravedad, muchos amputados o bajo muerte clínica.
Estas son las cifras frías del horror y la vergüenza.
No me cabe duda: los israelíes se han convertido en los nuevos nazis.
Lo propio de los gobernantes israelíes, aquello que les condena inapelablemente ante los ojos de la humanidad, no es sólo su crueldad y su respuesta militar desproporcionada, o sus vergonzosas atrocidades, o sus crímenes abominables como la matanza de niños, o su menosprecio de la comunidad internacional, o sus viles mentiras divulgadas por sus embajadores y propagandistas por todo el mundo, o su falsa victimización, o su política sistemática de humillación y opresión, de saqueo y despojo, de exterminio lento y planificado de la población civil palestina, o incluso los monstruos que en su política demencial ha creado entre sus enemigos como reacción en contra (mírese como se mire, Hezbolá y Hamás son engendros suyos por vía negativa).
Lo peor de todo es su aberrante inhumanidad: su falta absoluta de escrúpulos, de compasión, de moral y sabiduría, su insensibilidad frente al sufrimiento y dolor que inflige al prójimo, su incapacidad de aceptar al otro como igual en su diversidad y su dignidad.
Said tiene razón: de Ben Gurion a Olmert, Palestina es sólo para Israel una ausencia deseada.
Los judíos más lúcidos y honestos, y los israelíes más serios y morales, a quienes leo y escucho con atención, lo saben y lo reconocen.
Noam Chomsky, Norman Finkelstein, Jacques Derrida, Daniel Barenboim, Gerald Kaufman, Uri Avnery, Gideon Levy, Gilad Atzmon, todas voces disidentes, acalladas o denostadas por el Poder, lo denuncian al mundo.
Los dirigentes israelíes aplican contra los palestinos una política criminal, desastrosa y suicida.
Con cada bombardeo, con cada masacre, con cada agresión al pueblo palestino, Israel se descalifica, se deslegitima ante la humanidad.
No hace sino fortalecer la resistencia y la persistencia palestinas.
Salvo la militar, está perdiendo todas las otras batallas: la política, la ideológica, la moral, la mediática, la de opinión pública.
Israel ha perdido la razón.
Perpetra impunemente el genocidio y el terror de Estado en nombre de la seguridad y la autodefensa.
Pero no escucha a nadie, no convence a nadie, salvo a sí mismo.
La historia no cuenta.
El suyo es el acto sangriento de un demente, vociferado con gran ruido y furor.
Hoy no puede dar a nadie lecciones de moral, ni de sabiduría, ni de humanidad porque se ha descalificado y deslegitimado.
Sin sospecharlo, sin quererlo, pero sin poder hacer nada por evitarlo, corre hacia su propia ruina y perdición.
Fidel Munnigh
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