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FARC liberan a cuatro prisioneros |
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) liberaron hoy a tres policías y un soldado, tal como anunciaron el pasado 21 de diciembre
Los policías Wálter Lozano Guarnizo, Juan Galicia Uribe y Alexis Torres Zapata, y el soldado William Domínguez Castro fueron entregados a una comisión humanitaria encabezada por la senadora liberal Piedad Córdoba.
La liberación se produjo en un punto no identificado del sureño departamento de Caquetá, a donde se traladó la comisión temprano en la mañana a bordo de un helicóptero.
Se espera que en las próximas horas llegue la nave con los liberados al aeropuerto Vanguardia de la ciudad de Villavicencio, capital del departamento de Meta.
La entrega fue confirmada a la prensa por Iván Cepeda, miembro del Comité Colombianos por la Paz, tras un contacto telefónico con Piedad Córdoba.
Con esto se cumple la primera etapa de las liberaciones, que continuará mañana con la entrega del ex gobernador de Meta Alan Jara, y el miércoles será la del ex diputado de Valle del Cauca Sigifredo López.

Etiquetas: conocimiento, inteligencia, medios, memoria, multitud, politica.
Tras estas declaraciones, el Comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, desmintió las declaraciones de Botero y del comandante Jairo Martínez, afirmando que la operación se había realizado con total normalidad.
Yves Leyes, miembro de la Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), afirmó a través de un comunicado que Juan Fernando Galicia, Walter Lozano Guarnizo, Alexis Torres Zapata y el soldado William Giovanni Dominguez, fueron entregados a la misión humanitaria. Leyes no hizo referencia ni desmintió las acusaciones referidas al acoso e incluso agresión que el Ejército colombiano habría ejecutado sobre el grupo encargado de recibir y trasladar a los liberados.
Representantes de los familiares de los retenidos han mostrado su rechazo a la acción militar denunciada por Botero, justo en el momento en que éstos iban a ser liberados de manera unilateral por las FARC.
Estos acontecimientos, de confirmarse, ponen en serio peligro la liberación, anunciada por las FARC, del ex gobernador del Meta Alan Jara y del ex diputado regional Sigifredo López, que no estaban incluidos en el dispositivo de liberación de hoy pero que iban a ser puestos en libertad próximamente.
Asimismo, la acción armada del Ejército colombiano supone un duro golpe para aquellos que interpretaron que la liberación de los seis secuestrados podía implicar un paso adelante hacia un acuerdo humanitario entre el gobierno de Álvaro Uribe y las FARC.
En estos momentos, se espera la llegada de los liberados al aeropuerto de la localidad de Villavicencio, capital del Departamento del Meta, y que la senadora Piedad Córdoba dé detalles acerca de cómo se ha desarrollado el operativo de hoy.
Señal en vivo de TeleSur: aqui.
Con informaciones de TeleSur
y el Blog de Constanza Vieira
Al bajar del helicóptero del Ejército brasileño en el que venía (junto a los 4 liberados, miembros de la Cruz Roja y la ONG "Colombianos por la Paz"), Botero fue abordado en Villavicencio por la prensa, que se mantenía en expectativa debido a que horas antes, mientras estaba en el departamento del Caquetá presenciando la liberación, declaró vía telefónica a Telesur que los constantes sobrevuelos habían puesto en peligro la misión.
Un miembro de las Farc que estaba con él denunció que operaciones del Ejército colombiano en tierra habían acabado con la vida de un guerrillero y la captura de otro.
Al declarar para la prensa una vez se bajó del helicóptero, Botero explicó:
"Lo que pasó es que, sencillamente, (hubo) una serie de sobrevuelos continuos, perseverantes, durante más de dos horas; (fueron sobrevuelos) circulares, alrededor del sitio donde estábamos. Por poco dan al traste con la operación de liberación de estas personas".
La Cruz Roja había pedido la eliminación completa de los sobrevuelos en la zona de liberación, cosa que el gobierno colombiano dijo haber aceptado.
La violación del acuerdo condujo a que, por un momento, se diera prácticamente por abortada la operación, pero "finalmente, gracias a las gestiones del CICR, a la perseverancia de Piedad Córdoba y los demás miembros de los Colombianos por la Paz, a la actitud perseverante de los pilotos y miembros de la tripulación brasileña y la decisión de las Farc de mantener el compromiso de liberarlos, fue lo que hizo que finalmente, y en otro lugar, estos colombianos regresaran", dijo Botero.
Aclaró que posee pruebas fehacientes desde el punto de vista de audio y video de todo lo ocurrido en la entrega. "Esperamos que eso no coloque en peligro las liberaciones de esta semana, pero es un pésimo precedente", puntualizó Botero.
Y las pruebas podrían servir para desmentir a Luis Carlos Restrepo, Comisionado de la Paz por parte del gobierno colombiano, quien aseguró más temprano que "no ha habido ningún tipo de seguimiento por parte de aeronaves". Además, atacó a Botero: "Lamentamos que un miembro de la delegación que debería actuar como garante, el Sr. Jorge Enrique Botero, rompiendo todos los protocolos, también lance sospechas sobre las garantías que está brindando el gobierno. Creemos que eso no es lo correcto y por supuesto que esto viola también los procedimientos definidos por el CICR".
Respecto a las palabras de Restrepo, Botero indicó para Telesur, apenas se bajó del helicóptero, que "él (Restrepo) me acaba de echar una mirada bastante fulminante que, dice todo el malestar que debe tener". "Lo que le quiero decir al comisionado es que tenemos totalmente probado que los episodios que se denunciaron en su momento ocurrieron totalmente".
Aseguró que va a haber un comunicado de la comisión humanitaria, indicando que en esas condiciones "sería muy difícil emprender vuelo de nuevo mañana (lunes)", cuando se tiene previsto buscar a un ex gobernador colombiano que va a ser liberado por las Farc.
Sobre la información emitida por Jairo Mendoza, miembro de las Farc, de que hubo combates en tierra durante el traslado de los retenidos que dejó a un guerrillero muerto y otro capturado, Botero dijo para CNN que "nosotros no hemos presenciado combates" pero que esa información fue dada por los miembros de las Farc al llegar al punto de encuentro.
Indicó que contaba con autorización expresa para realizar un documental sobre todo lo acontecido en la liberación. "No creo estar contrariando ningún protocolo".
Colombianos por la Paz da completo apoyo a Botero
Mucho antes de la llegada de los helicópteros, mientras Luis Carlos Restrepo aún hablaba en vivo declarando en contra de Botero, el representante de la organización "Colombianos por la Paz", Iván Cepeda, declaró dando su apoyo a "la senadora Piedad Córdoba, (quien) ha dado repetidas pruebas de honestidad y transparencia en su trabajo, y al periodista Jorge Enrique Botero, que ha desempeñado una labor estupenda para desempeñar esta operación".
"No vamos a permitir que la credibilidad de nuestro movimiento se ponga en tela de juicio. Queremos explicaciones claras sobre lo que está sucediendo, y las exigimos por supuesto al gobierno nacional. El gobierno fue reiterativo en las reuniones que sostuvimos, comisionado, sobre que se brindarían todas las garantías para esta operación. Nosotros queremos que esas garantías se den efectivamente, y queremos explicaciones".
"No es de un punto de vista lógico ni razonable que, después de que hemos trabajado por las liberaciones de estas personas nosotros mismos seamos los encargados de frustrar esta operación. No vamos a admitir bajo ningún presupuesto que se ponga en duda nuestra credibilidad".
La organización "Colombianos por la Paz" es una iniciativa procedente de la sociedad civil colombiana, que ha organizado cartas y comunicaciones con las Farc solicitándole la liberación de personas secuestradas o retenidas por la organización.
Esta liberación es consecuescia de sus gestiones, realizadas desde mediados de 2008.
Al ser interrogado sobre el momento en que se enteró de su liberación dijo que el 18 de diciembre "pero con todo lo que ha pasado, hoy".
Sobre la jornada que vivió durante el proceso de su liberación, Jara recordó las dificultades por las que atravesó que causaron ciertas dudas en el éxito del procedimiento, hasta que finalmente arribó a Villavicencio.
"Después de las dificultades finalmene hoy hacia las 10am llegó el helicóptero con las senadora Piedad Córdoba, abordamos nuevamente y a la 1 de la tarde estábamos pisando tierra", manifestó emocionado a Telesur.
Por su parte, la senadora Piedad Córdoba manifestó en exclusiva a Telesur "sentirse muy contenta, satisfecha por un trabajo bien hecho difícil, en un momento determinado, pero se logró".
Relató que la ausencia de algún otro miembro de Colombianos por la Paz hizo "más duro" el trabajo. Relató que las coordenadas para el rescate "las tenía un gran amigo y estaban en buen resguardo".
Comentó a Telesur que al encontrarse con Jara éste le manifestó "lo logramos negra, lo logramos".
Indicó que cuando lograron identificar el sitio para la entrega, aterrizaron y vieron llegar a la guerrila de las FARC y a un grupo de campesinos "pude identificar a Jara y nos fuimos a una casita y nos pusimos a conversar".
La senadora informó que el jueves "vamos a donde Sigifredo y sigue el trabajo por la paz, las liberaciones y el intercambio humanitario".
"Le agradezco a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) por haber cumplido este proceso que le devuelve la credibilidad al país", dijo la senadora Córdoba.
Jara, quien pasó siete años en manos de las FARC, fue recibido por la senadora colombiana Piedad Córdoba, tres miembros del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y cinco de la tripulación brasileña.
A su llegada a Villaviciencio Jara se encontró con su esposa Claudia Rugeles y su hijo Alan Felipe Jara.
Yves Heller vocero de la Cruz Roja en Colombia comentó en exclusiva a Telesur que fue "un día muy positivo, ya llegó el ex gobernador Alan Jara, todo salió muy bien y seguiremos trabajando para la próxima liberación".
Reiteró que "seguiremos trabajando en la liberación de todos los retenidos y para brindar protección y asistencia a todas las víctimas".
Señaló que el próximo paso para la liberación de Sigifredo López es que el helicóptero viaje a Cali. "Está previsto que el jueves salgan para el punto X pero eso depende de los últimos detalles logísticos y de las condiciones climáticas en la región", dijo.
Esta liberación, se da un día después de lo que estaba pautado debido al retraso causado por la decisión del presidente Álvaro Uribe de prohibir a Córdoba asistir a las entregas, a pesar de saber que en el comunicado de las FARC, donde anunciaban en diciembre la entrega de seis rehenes, entre ellos el ex gobernador, pedían explícitamente a la parlamentaria como miembro de la comitiva de rescate.
Uribe, tras recibir en su palacio de gobierno al primer grupo de retenidos el domingo pasado, cerca de la medianoche leyó un corto comunicado en el que se excluía de las operaciones a Córdoba.
La mañana siguiente Uribe revirtió su decisión y reautorizó a la política liberal a viajar.
Pero la abrupta decisión, retrasó un día la misión, y las aeronaves que debían partir el lunes, despegaron la mañana de este martes.
De la media docena de retenidos que las FARC está liberando, sólo queda entonces Sigifredo López, ex diputado del Valle del Cauca y único sobreviviente de un grupo de doce, que inicialmente fueron capturados en la sede del parlamento local.
López es el último civil del grupo de canjeables que las FARC proponen entregar al Gobierno a cambio de medio millar de guerrilleros presos capturados en combate.
Uribe no hace nada por la solución del conflicto
El ex gobernador del Meta Alan Jara señaló este martes al presidente colombiano, Álvaro Uribe, de no hacer nada por los retenidos de las FARC y agregó que por su actitud parece "que le convenga la situación de guerra que vive el país".
"Lo digo con claridad, siento de todo corazón que Uribe no hizo nada por la libertad de nosotros", manifestó el ex rehén, quien matizó que "la actitud del presidente Uribe no ha ayudado para nada a que se produzca el intercambio humanitario y por ende la liberación de los prisioneros".
"Y no lo digo con resentimiento, ni lo digo con amargura por los años que tuve que pasar allá (en la selva), sino porque ese es el análisis que se hace", acotó Jara quien fuera liberado este martes de forma unilateral por las FARC.
Al ofrecer declaraciones a la prensa, Jara dijo que "pareciera que al presidente le convenga la situación de guerra que se vive en el país, y pareciera que a las FARC les gusta que Uribe esté en el poder".
Explicó que "siempre se dan hechos que en una u otra dirección apuntan a lo mismo, a que no se avance en el intercambio humanitario, a que no avance el diálogo político".
Como anécdota explicó una conversación que mantuvo durante su cautiverio con un comandante de las FARC, el cual le dijo que lo que necesitaba la organización guerrillera era "crisis".
El guerrillero le dijo a Jara: "en una situación revolucionaria se dan una serie de factores que permiten que una revolución prospere, y una revolución prospera con un gobierno como el de Álvaro Uribe".
Jara le preguntó entonces si él quería que Uribe fuera reeligido y el guerrillero le respondió que sí, porque -dijo- "eso conduce a la crisis".
El ex presidente, quien comentó que esa no era la posición oficial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) sino un comentario aislado de un mando guerrillero, dijo además que este grupo no ésta derrotado, sino por el contrario cuenta con muchos integrantes, la mayoría jóvenes.
"Las FARC no están debilitadas para nada (...), allá hay muchos, la mayoría jóvenes", indicó sobre la experiencia que dijo haber tenido durante su convivencia con los guerrilleros en la selva.
"No veo otra salida que la negociada", insistió el ex gobernador, quien pidió con urgencia un acuerdo humanitario.
Consideró que la decisión de las FARC de liberar de forma unilateral a seis rehenes en este operativo "puede indicar un camino político".
"No puedo compartir jamás con las FARC una causa o ideal, que se recurra a la violencia, jamás puedo compartir que se recurra a privar la libertad a nadie", dijo al matizar que "no es así como se logra un cambio en este país".
Consideró que mientras no se apliquen políticas sociales que aseguren un futuro a los jóvenes y eviten la entrada de más colombianos a las guerrillas, proseguirá la guerra.
Jara censuró también a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) por las condiciones en que mantienen a los secuestrados, y sostuvo que algunos rehenes llevan dos años encadenados de sus cuellos.
Según el líder político, el canje humanitario de unos 26 militares por unos 500 rebeldes presos en cárceles se puede concretar fácilmente y sin perjudicar a la "política de seguridad democrática", programa bandera del gobierno del presidente Uribe.
"No lo digo con amargura o resentimiento, sino que ésa es la percepción que se tiene allá (en cautiverio). Pareciera que al presidente le conviniera la situación de guerra que vive el país y parecería que a las FARC les conviene que él esté en el poder", dijo.
Jara comentó que una vez recobrada su libertad, tras siete años y medio de secuestro, le gustaría hacer parte del grupo de Colombianos por la Paz, liderado por la senadora liberal Piedad Córdoba, quien mantiene una comunicación epistolar con los insurgentes.
"Siento de todo corazón que Uribe no haya hecho nada por nuestra libertad", expresó el ex rehén durante la conferencia de prensa que duró unas dos horas y en la que todos los medios le preguntaron sobre su cautiverio.
Por otro lado, Jara reveló que aún las FARC no están derrotadas y señaló que éstas aún tienen modo de abastecerse en medio de la selva, pese a que el Ejército realiza constantes operativos contra ellas.
"Las FARC no están acabadas aunque indudablemente el gobierno les ha propinado duros golpes, que ellos lo reconocen. Pero la falta de oportunidades para muchos jóvenes, que ingresan la guerrilla, hace que ese grupo no se acabe", comentó.
Jara sostuvo que de momento no tiene pensado cuál será su futuro inmeditado y se abstuvo de comentar si volvería hacer política.
El ex gobernador del Meta, de 51 años, fue secuestrado por las FARC el 15 de julio del 2001, cuando se movilizaba en un automóvil de las Naciones Unidas en esa región del país.
(Xinhua)
"Las FARC no están debilitadas para nada (...), allá hay muchos, la mayoría jóvenes", indicó Jara en una rueda de prensa, en la que habló de su convivencia con los guerrilleros en la selva y de otros detalles de su cautiverio.
"No veo otra salida que la negociada", insistió el ex gobernador, quien explicó cómo fue secuestrado el 15 de julio de 2001 cuando regresaba en un vehículo de Naciones Unidas de una aldea del Meta, donde había inaugurado un puente.
Críticas al presidente
Jara tuvo duras palabras para Álvaro Uribe, ya que, en su opinión, la actitud del presidente colombiano "no ha ayudado para nada" a lograr un intercambio humanitario que consistiría en canjear a un grupo de rehenes, que actualmente son 23, por medio millar de guerrilleros presos, como piden las FARC.
"Lo digo con claridad, siento de todo corazón que Uribe no hizo nada por la libertad de nosotros", manifestó Jara al apuntar que "pareciera que al presidente le convenga la situación de guerra que se vive en el país".
"Lo más duro son las cadenas, las cadenas de la indiferencia", comentó Jara, al relatar que durante su cautiverio tuvo innumerables problemas de salud y su único alivio fueron los "viajes astrales" que realizaba escuchando por la radio a su familia, a través del programa "Voces del Secuestro".
Para apoyar a los que, a diferencia de Jara, todavía siguen cautivos se ideó una maratón de mensajes de solidaridad que hoy cumplió 60 horas y 5.000 textos leídos públicamente en Bogotá.
Sólo falta uno
Con Jara y los liberados el pasado domingo, tres policías y un soldado, solo falta que las FARC entreguen al sexto y último de los rehenes prometidos, el ex diputado del Valle del Cauca Sigifredo López.
La encargada de recoger a los rehenes es una misión humanitaria integrada por miembros de la Cruz Roja Internacional, la senadora opositora Piedad Córdoba y un grupo de pilotos de Brasil, país que aportó los dos helicópteros usados para los traslados.
El operativo para recoger al ex diputado López, secuestrado en 2002, se pondrá en marcha este miércoles para conseguir el jueves su libertad, confirmó el portavoz de la Cruz Roja Internacional en Colombia, Yves Heller.
Mientras tanto, el presidente Uribe dijo que la entrega de rehenes por parte de la guerrilla es una esperanza para acabar con el flagelo del secuestro en el país, aunque enfatizó que la pacificación de Colombia no surgirá de "permitirles a los terroristas que hagan teatro político y circo con sangre".
Método de relajación
Alan Jara, de 51 años, es un ingeniero civil que cayó en manos de las FARC el 15 de julio de 2001. Durante el secuestro, se convirtió en profesor de ruso e inglés, como método de relajación personal, y enseñó a los policías y militares con quienes soportó los años de cautiverio, según contó a su esposa, Claudia Rugeles, en un mensaje.
El reportero estaba acompañado por el camarógrafo Leonardo Acevedo y por Camilo Raigozo, periodista del semanario comunista "Voz". El periodista fue acusado hoy por el Gobierno de participar en una "patraña" para favorecer a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que este domingo liberaron a tres policías y un soldado que tenían cautivos desde 2007 y hoy a Alan Jara, ex gobernador del departamento del Meta .
"Rechazo que por el hecho de entrevistar actores armados, llámense políticos, narcotraficantes o guerrilleros, nos conviertan en delincuentes", manifestó Morris. Explicó que pidió la ayuda de un funcionario del despacho del Defensor del Pueblo. Agregó que más tarde el equipo volvió a ser detenido, esta vez por la Policía hasta que llegó una comisión de la Defensoría del Pueblo que recogió y escoltó a los periodistas.
No obstante, Holman Morris se negó a entregar el material periodístico, agregó la misma fuente.
El ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, criticó hoy la presencia de Morris en la región, así como las declaraciones dadas al canal internacional Telesur por el periodista Jorge Enrique Botero, uno de los testigos invitados a la misión humanitaria que liberó a los cuatro rehenes.
"Tenían acomodada toda una parafernalia de la guerrilla con entrevistas, con almuerzos. No sé qué fue lo que hubo a ahí. Pero se demoraron como seis horas", manifestó el ministro. Morris dijo que "no pretendía ser el centro de la noticia" y solo dio declaraciones cuando supo de las acusaciones del Gobierno colombiano.
"Lo único que he hecho en mi labor periodística es dar voz a las víctimas del conflicto", expresó. Añadió que hoy al llegar al aeropuerto de Bogotá fue seguido por policías. La denuncia fue corroborada por la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), que exhortó al Ministerio de Defensa a que "explique por qué razones fue retenido el equipo periodístico, y si se dio la orden de incautar el material periodístico de éste".
El domingo se desató una polémica cuando el canal Telesur, con sede en Venezuela, transmitió una conversación telefónica con el periodista Botero, quien denunció sobrevuelos del Ejército en el lugar donde fueron entregados los rehenes. Botero también fue acusado de ceder fotos de la operación en exclusiva a una agencia internacional de noticias.
Esa situación generó un disgusto de Restrepo, quien decidió regresar a Bogotá. El mandatario colombiano en ese momento delegó al director de la Policía, Óscar Naranjo, para que siguiera coordinando la logística para el recibimiento de los secuestrados.
El presidente Álvaro Uribe aún no ha recibido la notificación oficial de la decisión del Comisionado y se está coordinando un encuentro entre los dos para hablar sobre el incidente. Se espera que después de la reunión Restrepo tome una decisión definitiva.
Sus declaraciones tuvieron lugar luego que fuera liberado el ex gobernador del departamento del Meta Alan Jara.
Éste dijo minutos después de ser liberado que “pareciera que al presidente Uribe le conviene la situación de guerra que se vive en el país”.
Uribe agregó: “Donde se sepa que esté las Farc va un avión a bombardearlos, donde sepa que hay población civil no bombardeamos (...) la culebra está viva, estamos listos”.
En cuanto al clamado acuerdo humanitario, el Mandatario expresó que él “lo que no podría hacer como presidente de Colombia es sacar unos guerrilleros de la cárcel e ir a entregárselos a las Farc en el monte para que vuelvan a matar, para que vuelvan a secuestrar”.
Aprovechó para proponerle nuevamente a los que se mantienen en la selva que, a falta de un acuerdo, deserten y entreguen secuestrados para que reciban una presunta recompensa y la libertad condicional.
Sin embargo, el Jefe de Estado puso en duda la oferta al decir que una vez escapados de las Farc no recibirían amnistía o el indulto, porque “la ley no lo permite”.
Además, arremetió contra los periodistas Jorge Enrique Botero y Hollman Morris, por supuestamente ser “publicistas del terrorismo”.
Uribe argumenta que ambos, que forman parte del grupo humanitario Colombianos por la Paz, asistieron a la entrega por parte de las Farc de tres policías y un militar, “no como garantes sino como amigos del terrorismo”.
Afirma el gobierno en el comunicado que solo accedió a la petición “por solidaridad con las familias y los secuestrados”.
En el comunicado, el gobierno colombiano dice encontrarse preocupado por “la exaltación del terrorismo”, en referencia a la explosión de un carro bomba en Cali, que según el ejecutivo neogranadino es de autoría de las Farc.
Sin embargo, el grupo insurgente no se atribuyó el hecho.
Cerca de la medianoche del domingo, luego de las primeras liberaciones, Uribe había anunciado en rueda de prensa que el resto del proceso seguirá realizándose pero sin la participación del grupo Colombianos por la Paz ni la senadora Piedad Córdoba.
Luego de la liberación de cuatro personas en manos de las Farc, el integrante de Colombianos por la Paz, Alberto Cienfuegos denunció que mientras el operativo de liberación estaba en plena ejecución, el ejército colombiano hizo acto de presencia con actitudes hostiles y que no colaboraban con el proceso humanitario.
A las 14:05 (hora local), el helicóptero brasileño con los emblemas de la Cruz Roja se posó en la pista del aeropuerto Alfonso Bonilla, de la ciudad de Palmira, cercana a Cali, y descndieron el liberado y la senadora Córdoba.
De inmediato se fundió en un largo y conmovedor abrazo con sus hijos Lucas y Sergio, y luego con su esposa Patricia Nieto.
También acudieron a nombre del gobierno el ministro de Interior y Justicia, Fabio Valencia, y otras personalidades, así como integrantes del comité Colombianos por la Paz que lo recibieron con ramos de flores.
Con la llegada de Sigifredo López concluyeron las liberaciones iniciadas el 1 de febrero con la entrega de los policías Walter Lozano Guarnizo, Juan Galicia Uribe y Alexis Torres Zapata, y el soldado William Domínguez Castro, y el martes, el ex gobernador del departamento de Meta Alan Jara.
Esta última etapa comenzó a las 08:50 horas, cuando levantó vuelo el helicóptero con la comisión humanitaria hacia las selvas de Cauca.
Sigifredo López, abogado de 45 años, fue apresado junto a otros 11 diputados el 11 de abril del 2002 por el frente número 30 de las FARC en un espectacular asalto a la Asamblea departamental en el centro de la ciudad de Cali.
De ese grupo es el único sobreviviente, pues el 11 de junio del 2007 la guerrilla informó en un comunicado la muerte, 10 días antes, de los restantes 11 ex diputados, por fuego cruzado en un choque con tropas no identificadas.
En ese momento López se encontraba en otro campamento de la guerrilla, lo que le permitió salvar la vida.
El 21 de diciembre las FARC anunciaron la de los dos políticos y cuatro uniformados en un gesto unilateral de reconocimiento a las gestiones de Colombianos por la Paz a favor de un acuerdo humanitario y hacia una salida política al conflicto interno.
Aseguró que cuando se cierran todas las vías los problemas explotan y por ello la sociedad necesita espacios de diálogo constructivos.
En tal sentido celebró el esfuerzo del comité Colombianos por la Paz, encabezado por la senadora Piedad Córdoba, porque con sus gestiones permitió las recientes liberaciones, concluidas hoy, de seis retenidos de las FARC.
Asimismo recordó a los muchos que han abonado ese camino de diálogo, entre ellos al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, cuyo aporte contribuyó a otras liberaciones el pasado año.
Rechazó el secuestro como arma política, y aseguró que la única vía para lograr la libertad de todos los que están en cautiverio es mediante el intercambio de prisioneros.
En uno de los momentos más emotivos de su alocución aseveró que “la sociedad colombiana viven en las tinieblas y todos somos francotiradores que disparamos a aquellos que intentan encender una luz”.
Eso –dijo- es lo que ha pasado con la senadora Piedad Córdoba, pero si ella no hubiera perseverado a pesar de los insultos y las ofensas, él y los otros liberados no estarían ahora con sus seres queridos.
Calificó de intolerantes y mezquinos a todos aquellos que acusan a Córdoba de “montar un show político” con las liberaciones, y advirtió que ese show es un conflicto que lleva más de medio siglo, desde la muerte del líder Jorge Eliécer Gaitán.
Dijo reconocer algunos logros de la política de seguridad democrática que propugna el gobierno, aunque no comparte otros de sus principios, y advirtió que es un mal precedente legitimar la violencia desde el poder.
Finalmente, llamó a gobierno y oposición a concertar opiniones en la busqueda de soluciones para el país y no vivir en un enfrentamiento inútil.
Para más tarde está prevista una conferencia de prensa del abogado de 54 años, quien permaneció casi siete años en cautiverio.
López señaló a la senadora Piedad Córdoba como una de esos personajes que intenta darle luz al conflicto armado en esa nación y le pidió que no deje de realizar esa importante labor esperanzadora para el pueblo.
El ex retenido de la guerrilla invitó a los líderes la oposición y del gobierno a que reflexionen sobre sus actitudes y que en lugar de descalificar al adversario dialoguen entre ellos para poder aportarse mutuamente planteamientos y ayudarse a mejorar.
“Construyamos espacios de diálogo para solucionar nuestros más importantes problemas”, enfatizó.
Para el ex diputado es posible encaminarse en un proceso de consenso nacional para buscar la paz en el país, dejando de lado los intereses sectarios de determinados grupos.
“Nuestro país lleva 45 años de guerra donde los guerrilleros, paramilitares, narcotraficantes y políticos corruptos han hecho todo lo posible para acabarlo y no han podido, porque el alma de este pueblo es grande y porque somos muy optimistas y tenemos esperanza”, señaló.
En momentos en que López comenzó a cuestionar la criminalización de los opositores por parte del presidente Uribe, la cadena CNN en Español cortó la transmisión en vivo para pasar videos musicales. Pocos segundos después la venezolana Globovisión hizo lo mismo.
Este jueves las Farc realizaron la última entrega acordada con el grupo Colombianas y Colombianas por la Paz, en la que también colaboraron la parlamentaria, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), y el gobierno de Brasil, que brindó la logística para las operaciones.
El domingo pasado la insurgencia entregó a la comisión humanitaria a cuatro uniformados y este martes liberaron al ex gobernador del Meta, Alan Jara.
El texto explica que el general Freddy Padilla, Comandante de las Fuerzas Militares, "decidió que por razones de seguridad para la operación de liberación y para controlar pistas clandestinas, era necesario realizar sobrevuelos de control por encima de 20 mil pies", a pesar de que Bogotá se había comprometido a suprimir toda actividad militar en la zona.
De hecho, el lunes pasado, Santos había dicho que los sobrevuelos habían sido acordados con el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
Al respecto fuentes humanitarias advirtieron este viernes que en la reunión entre el jefe de la delegación del CICR, Cristophe Beney, el ministro Santos y la cúpula militar, se aclaró que sólo podrían sobrevolar aviones comerciales a gran altura.
Cuando se detectó el problema, uno de los delegados que se encontraba en el lugar llamó al jefe del CICR en Bogotá, quien a su vez se comunicó con el ministro de Defensa, y sólo después de esas gestiones detuvieron los vuelos.
Pero la polémica recobró fuerza este miércoles cuando el periodista Daniel Samper desmintió públicamente al ministro Santos.
Samper, quien junto a Botero formó parte de la comisión que acudió a recibir a los liberados, aseguró que los integrantes del grupo, incluidos los representantes del CICR, nunca fueron informados de que el gobierno haría esos vuelos el pasado domingo.
"Si hubiéramos sabido que el gobierno quería poner vuelos, a cualquier altura, nos habríamos negado, porque habría pasado lo que ocurrió, y hubiéramos quedado nosotros como cómplices de esto que los guerrilleros entendieron como una trampa", afirmó.
Pese a que Botero aseguró que tenía pruebas fílmicas de los hechos, el presidente Álvaro Uribe, lo calificó el martes pasado a él y a Samper como "publicistas del terrorismo".
Uribe arribó a la capital alemana después de su participación en el Foro Económico Mundial de Davos. El primer día de su vista se reunión con la canciller socialdemócrata.
También formaron parte del programa un encuentro con el ministro de economía Michael Glos (democratacristiano) y con la ministra de educación Annette Schavan (democratacristiana).
Uribe habló además con representantes de la comisión de la economía alemana para América Latina.
Alemania es el socio comercial más importante de Colombia en la Unión Europea. El volumen de negocios en el 2007 ascendió a alrededor de 1,8 millardos de euros.
La jefa del gobierno alemán, Anegla Merkel ya había vistado a Colombia en mayo del año pasado, como parte de su gira por América Latina. A finales de año, el político democratacristiano Ole von Beust se reunió con Uribe en Bogotá.
Mientras que el gobierno alemán reporta un balance positivo de la vista del mandatario colombiano, organizaciones no gubernamentales y grupos de derechos humanos la criticaron.
“Antes de hablar de un acuerdo de libre comercio, el presidente Uribe debería preocuparse de que se mejore ostensiblemente la situación de los derechos humanos en su país”, dijo Alexandra Huck de la Asociación Coordinación Colombia (kolko) con sede en Berlín.
Huck declaró que un mejoramiento de la situación de los derechos humanos solamente se reconoce en las estadísticas oficiales.
La activista señaló que en los dos últimos decenios habrían sido asesinadas 70.000 personas en Colombia y cuatro millones resultaron desplazadas.
La canciller alemana Angela Merkel debería tomar como ejemplo la política del congreso de los Estados Unidos de América, exigió Huck.
El congreso de Washington ha bloqueado el acuerdo de libre comercio entre ese país y Colombia debido a la mala situación de los derechos humanos existente bajo el mandato de Uribe.
El sábado habían protestado frente a la Cancillería Federal alrededor de 100 miembros de movimientos sociales contra la política del gobierno colombiano.
Alrededor de una docena de organizaciones apoyó al piquete por las víctimas de la violencia política, entre ellas, Amnistía Internacional y numerosas organizaciones religiosas y de desarrollo.
“Si la canciller federal y los líderes partidistas se reúnen con el presidente Uribe, los derechos humanos tienen que ser un tema central”, dijo la responsable para Colombia de la institución benéfica MISEREOR, Susanne Breuer.
El ejército también sería responsable de “masivas violaciones a los derechos humanos” en Colombia. “Desde hace años estamos oyendo que militares están asesinando a civiles”, según dijo Breuer.
En cuanto a las conversaciones planeadas con representantes de la economía de Berlín, las organizaciones benéficas subrayaron que las violaciones a los derechos humanos y los desplazamientos en Colombia representarían un desafío para la economía.
En muchos casos, la violencia estaría relacionada con intereses económicos por la tierra.
Un ejemplo sería la creciente producción de aceite de palma en la región del pacífico, la cual es apoyada por Alemania.
Además de encontrarse con políticos conservadores del gobierno alemán, Uribe también se reunió en Berlín con el presidente del partido La Izquierda (Die Linke) Gregor Gysi.
Gysi le preguntó al invitado colombiano sobre la persecución política de opositores de izquierda.
El domingo, la portavoz para la política de desarrollo del partido La Izquierda, Heike Hänsel, reafirmó esa posición. “Angela Merkel debe retirar el apoyo al gobierno de Uribe”, expresó ella.
Hänsel se refirió a las alrededor de 1400 ejecuciones extrajudiciales que ha cometido el ejército colombiano en el año 2007.
Esto lo habría debatido hace poco el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
La diputada del partido La Izquierda apoyó la más reciente liberación de varios prisioneros políticos que hizo la FARC.
“Esperamos que el gobierno aproveche esta iniciativa para iniciar finalmente negociaciones para un intercambio humanitarios de prisioneros”, dijo Hänsel.
El ex funcionario, quien está recluido en una cárcel para investigación, reconoció que mantuvo reuniones con Raúl Reyes, un líder guerrillero que murió en marzo durante un ataque del Ejército colombiano a una base de las FARC asentada en la selva ecuatoriana, lo que desató preocupación en el país respectos a las consecuencias de esos encuentros.
"Hasta ahora lo que sabemos del señor Chauvín (....) es que era amigo de Raúl Reyes y tampoco es delito. Tampoco es delito en este país simpatizar con las FARC", dijo Correa en su informe semanal de labores.
"Otra cosa es asociarse ilícitamente con las FARC para desestabilizar un gobierno vecino como Colombia o el propio Gobierno ecuatoriano", agregó el mandatario al señalar que espera un juicio justo para el ex funcionario gubernamental.
Las reuniones de Chauvín con el guerrillero Reyes habrían sido para razones humanitarias. El Gobierno ecuatoriano respaldaba estas operaciones conjuntamente con Venezuela y organizaciones internacionales.
El ex funcionario acusado no ha especificado si los encuentros con Reyes fueron en territorio ecuatoriano, si se produjeron mientras era empleado gubernamental y si Correa sabía de sus gestiones en la frontera con Colombia.
"Si lo hizo como funcionario del Gobierno nos habría traicionado. Si se reunió en Angostura (lugar del ataque) sabiendo que era territorio ecuatoriano, lo consideraré como una traición, porque no podía permitir que haya fuerzas extranjeras regulares o irregulares en suelo patrio", añadió.
Tras la incursión militar, Quito rompió relaciones diplomáticas con Bogotá, que no han podido reanudarse debido a una seguidilla de acusaciones de ambos Gobiernos sobre los mecanismos utilizados para controlar la frontera común de unos 600 kilómetros de extensión.
En la base guerrillera destruida se encontró computadoras con documentos que fueron denunciados por Colombia y que vincularían a algunos funcionarios ecuatorianos con las FARC.
Como integrante de la comisión que viajó al lugar en donde se produjeron el 31 de enero las primeras cuatro liberaciones, fue testigo del hostigamiento al que ésta se vio sometida durante todo el proceso por parte de fuerzas militares colombianas. Las denuncias de lo sucedido por parte del periodista Jorge Enrique Botero, también integrante de la comisión, llevaron a Álvaro Uribe a vetar la presencia de integrantes de Colombianos y Colombianas por la Paz en las siguientes liberaciones. Sólo la insistencia de la Comisión Internacional de la Cruz Roja (CICR) permitió la participación de la senadora Piedad Córdoba en las liberaciones del ex – Gobernador del Meta, Alan Jara, y el ex – diputado, Sigifredo López, en los días siguientes.
Recientemente, Uribe se ha referido a los impulsores de la iniciativa como el “bloque intelectual de las FARC”, cuya intención, según el mandatario, sería defender al grupo guerrillero con “su cuentico de la paz”.
Iván Cepeda es coautor, junto a Jorge Rojas, del recientemente publicado A las puertas de El Ubérrimo, éxito editorial en Colombia que relata el proceso de surgimiento de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) alrededor de la hacienda que Álvaro Uribe posee en el Departamento de Córdoba, así como los nexos de la organización paramilitar con un buen número los políticos pertenecientes a la órbita del presidente colombiano.
- ¿Cómo valora el proceso y el resultado que ha llevado a la puesta en libertad de seis retenidos por las FARC?
Creo que sin duda es un hecho político de la mayor trascendencia. Primero, porque se trata de la primera acción humanitaria emprendida por una iniciativa ciudadana. Regularmente, estas liberaciones se habían producido a través de mediaciones internacionales o del concurso de otras instancias estatales. Es la primera vez que un grupo de colombianos, tal y como representa Colombianos y Colombianas por la Paz, logra abrir un diálogo, en este caso epistolar, que tiene un resultado concreto: la libertad de seis personas. Se trata de un hecho de paz que estimula la creación de condiciones para un diálogo político que busque resolver el conflicto y que abre las puertas a otro tipo de acciones.
Ahora, nuestro grupo está trabajando en una tercera carta en la que vamos a profundizar la vía del intercambio humanitario, es decir, la posibilidad de que los soldados y policías que quedan en manos de las FARC puedan ser liberados a cambio de la liberación de algunos de los presos que pertenecen a las FARC. El intercambio humanitario podría ser una puerta abierta a una negociación de paz en Colombia y por eso creo que esta primera etapa que hemos cumplido ha sido exitosa a pesar de muchas dificultades y escollos colocados por el gobierno colombiano y de intentos de hacer fracasar la misión. A pesar de todo eso, tenemos hoy un resultado concreto y exitoso.
- ¿Por qué razón han decidido las FARC liberar unilateralmente a seis retenidos justo en este momento?
Yo creo que estamos ante un cambio tanto del contexto como de las realidades dentro de la guerrilla. Lo primero es que ha habido un relevo político en las FARC. Ahora hay un nuevo Comandante en Jefe, Alfonso Cano, del que se dice que es un hombre más político, y creo que eso incide en una apertura a buscar una negociación política.
En segundo lugar, creo que también hay un cambio en el contexto internacional. Ha habido un relevo en la presidencia de EE. UU. y con un moderado optimismo podemos decir que el nuevo gobierno de Barack Obama puede generar un cambio en la política exterior de los EE. UU., y creo que eso también lo interpretan y lo analizan las FARC.
En tercer lugar, también hay una serie de golpes militares que ha sufrido la guerrilla en este último año especialmente. Creo que eso también ha tenido una incidencia.
Y por último, creo que la aparición de un sujeto como Colombianas y Colombianos por la Paz, con una iniciativa de paz desde los ciudadanos y con una propuesta muy concreta y muy clara, incide en esa decisión de las FARC.
- ¿Cuál ha sido el comportamiento de Uribe antes, durante y después de las liberaciones?
Básicamente ha tratado de descalificar esta iniciativa desde un comienzo. El Presidente, antes de que se anunciaran las liberaciones, señaló que lo que nosotros estábamos haciendo era una trampa para debilitar su política de Seguridad Democrática, que es una política esencialmente militarista que pone el peso en el reforzamiento en la capacidad de inteligencia y militar de las Fuerzas Armadas. Y después de eso, toda una serie de acciones del Gobierno para torpedear estas liberaciones. Al punto que en la primera de las entregas, el domingo 31 de enero, se desplegó un operativo militar en la zona en donde se estaban produciendo las liberaciones, en donde había una misión humanitaria en la que estaban varias personas de Colombianas y Colombianos por la Paz, los miembros del Comité Internacional de la Cruz Roja y los tripulantes de la Fuerza Aérea del Brasil. Esa acción militar trató de frustrar las entregas y puso en grave riesgo a los miembros de esta misión humanitaria. Esto se ha conocido públicamente y se ha convertido en un hecho probado. Y ahora, después de las liberaciones, el gobierno ha salido con una declaración del Presidente Uribe señalándonos como si fuéramos miembros de las FARC, como si fuéramos un brazo intelectual de las FARC.
Pero todo esto muestra que el camino que hemos emprendido es un camino correcto que hay que profundizar a pesar de la oposición de un Gobierno que solamente quiere la guerra y reforzar estrategias militares como el Plan Colombia.
- ¿Ha habido confirmación al respecto de la denuncia que hizo el comandante de las FARC Jairo Martínez a través TeleSur, según la cual hubo enfrentamientos directos entre el Ejército y la guerrilla durante las liberaciones con la consecuencia de un guerrillero muerto y otro desaparecido?
El Gobierno ha reconocido públicamente que hubo sobrevuelos de la fuerza aérea en la zona, lo cual ya es un hecho muy grave. Pero también hay testimonios, como el que Vd. menciona, que efectivamente dan a entender que en los días previos a la misión humanitaria se presentaron una serie de operativos militares. E incluso una de las personas liberadas, el ex-Gobernador del Departamento del Meta Alan Jara, dijo tras su liberación que efectivamente a él le tocó vivir este tipo de hostigamientos pocos días antes de que se produjera la liberación.
- ¿En qué dirección va a continuar el diálogo epistolar con las FARC? ¿Tienen perspectivas de que pueda incluso llegar a ser el comienzo de un proceso que lleve a un diálogo de paz?
El diálogo epistolar es un método que nosotros hemos concebido sobre varios presupuestos. El primero es que es un diálogo sobre hechos puntuales y que produce resultados. No es una disquisición con las FARC sobre distintos puntos de vista sobre temas generales del conflicto armado, sino que se basa en la búsqueda de que se produzcan hechos de carácter humanitario. Por esa vía nosotros consideramos que es muy importante el intercambio humanitario. También consideramos un punto importante que las FARC renuncien definitivamente al secuestro como método de guerra. Y pensamos que esos dos elementos podrían generar efectivamente una situación propicia para un diálogo serio de paz en Colombia.
- ¿Hasta qué punto es posible abrir ese diálogo cuando el presidente Uribe está criminalizando a quienes están tratando de abrir ese espacio en la sociedad colombiana?
Está claro que es un proceso muy difícil. Pero también pensamos que en la medida en que se van generando los hechos, también se generan dinámicas políticas distintas. Y yo creo que estas liberaciones han colocado al Gobierno en una situación difícil en la que se ha demostrado que no tiene voluntad de paz. Pero estando implicado un país como Brasil y otras instancias de la comunidad internacional, se van generando una serie de situaciones en las que el Gobierno tiene que hacer una serie de concesiones a su postura, lo que a su vez va generando realidades distintas.
- ¿Cómo ha acogido la sociedad colombiana esta iniciativa de Colombianas y Colombianos por la Paz?
Yo creo que hay una opinión favorable, que hay mucha simpatía en grandes sectores de la población colombiana. Ahora, por supuesto, también hay un ambiente muy polarizado que viene de la política que ha desarrollado el Gobierno y de la forma en que se maneja a la opinión pública. Pero creo que en mucho tiempo no se había presentado en Colombiaun contexto más favorable a este tipo de acciones como el que tenemos hoy después de las liberaciones.
- ¿No oyen ruidos de avión? - preguntó muy serio uno de los guerrilleros que acababan de dar la bienvenida a la comisión encargada de recuperar a cuatro miembros de las Fuerzas Armadas en poder de las Farc. "Rehenes", los llama la Cruz Roja; "prisioneros", los denomina la guerrilla.
Iban a ser los primeros de seis que la guerrilla estaba dispuesta a liberar como "gesto humanitario" gracias a las gestiones de Colombianos y Colombianas por la Paz (CPP), un grupo de miles de ciudadanos encabezados por la senadora Piedad Córdoba que propone un camino negociado para finalizar la guerra.
No. No habíamos oído ruidos de avión porque lo impedía el estrépito de las aspas del helicóptero de la Fuerza Aérea Brasileña que nos trasladó allí a los dos delegados de la Cruz Roja (CICR), el médico de la institución, Pierre Hoffer, y los cuatro garantes de CPP, con Piedad Córdoba al frente. Pero, silenciadas las aspas, el zumbido alto, constante y lejano de los aviones se escuchaba a la perfección. Solo lo interrumpían los cantos de un pájaro mochilero en un árbol vecino.
- Son aviones del Ejército -explicó el jefe del pequeño grupo de once guerrilleros-. Están rondando desde ayer y hoy no han parado.
Alguien preguntó, esperanzado, si no correspondería a vuelos comerciales. Pero ya sabíamos que solo se realizan cuatro al día desde Florencia, nuestro punto de despegue antes de que Piedad revelara las coordenadas del sitio donde pensábamos hallar a los guerrilleros.
- Los aviones comerciales vuelan más bajito y no dan vueltas sobre nosotros -explicaron los de las Farc, que han aprendido en la selva a aguzar al oído frente al peligro-. Son aviones espías de la Fuerza Aérea, aviones plataforma de los gringos.
Existía un acuerdo con el Gobierno Nacional en el sentido de que, durante el día de la liberación y parte de la víspera, se suspendería todo vuelo militar. El acuerdo no se estaba cumpliendo.
- En estas condiciones -añadió el jefe guerrillero con serenidad pero con firmeza-, la entrega de prisioneros está suspendida.
Enseguida entregaron unas flores a Piedad y nos repartieron gaseosas a todos. Hablamos con los delegados de la Cruz Roja. Estaban tan sorprendidos como nosotros por esos ominosos vuelos que no cesaban de rugir desde el cielo nuboso.
¿Qué hago yo aquí?
Yo había aceptado ser garante del proceso de rescate de seis rehenes en tres sitios distintos del país durante casi una semana porque me lo pidieron los directivos de Colombianos por la Paz. Respaldado por El TIEMPO, me quité la camiseta de periodista para cumplir esta misión y vestí la de observador imparcial. Con la aprobación del Gobierno, la Cruz Roja y las Farc (como todos los demás participantes), me había subido el viernes 30 de enero al avión que nos llevó a la base de São Gabriel de Cachoeira, en Brasil; un día después había regresado a Colombia en un helicóptero Cougar de los brasileños para recuperar los secuestrados. Formaban así mismo parte del equipo de CPP, junto con Piedad, el periodista Jorge Enrique Botero y la discreta e inteligente directora de la Casa de la Mujer, Olga Amparo Sánchez.
Sabía, por abogados a quienes consulté, que ser garante no es un honor, sino una responsabilidad que goza de estatus jurídico en los convenios internacionales. El garante vigila que se cumplan las reglas de juego. Si todo sale bien, es un paseo. Si algo falla, su tarea puede convertirse en una pesadilla.
Allí, en las selvas del Caquetá, mi paseo como garante estaba a punto de convertirse en pesadilla. Abrí bien los ojos y preparé la libreta de apuntes, pues, a las 10 a.m., como los vuelos no paraban, la misión era un fracaso. La guerrilla, inquieta por la sombra de esos animales metálicos que vigilaban desde lo alto, ya no iba a entregar a los agentes de Policía antisecuestros Wálter Lozano, Juan Fernando Galicia y Alexis Torres, ni al soldado William Giovanni Domínguez. Temiendo una trampa, las Farc se habían replegado.
Sobrevuelos ominosos
A través de un poderoso teléfono satelital, Thierry Grobet, adjunto al jefe de la Cruz Roja en Colombia, buscó al Comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo. El celular estaba desconectado. A las 10 y 47 los vuelos seguían y Grobet -suizo casado con colombiana- se comunicó con sus superiores en Bogotá y pidió enterar de la crítica situación a Juan Manuel Santos, ministro de Defensa. Grobet era el responsable inmediato de nuestra misión. Christophe Beney, su jefe, intentaría hablar con Santos y nos contaría el resultado de la gestión.
Quedamos a la espera. Los vuelos continuaban. Todos los oíamos. Ya completaban por lo menos hora y media. ¿Un avión? ¿Dos? Difícil saberlo. Pero hasta los más bisoños nos dábamos cuenta de que no eran viajecitos de Satena.
Un rato después, Christophe llamó e informó. Había hablado con el Ministro y este, sin atribuirles mucha importancia, reconoció que se trataba de aviones militares de la Base de Tres Esquinas. Pero que inmediatamente ordenaría suspenderlos. Quince minutos después, el ruido había desaparecido.
Esa noche, al llegar con los cuatro ex rehenes a Villavicencio, nos enteramos de la confusa situación: el Comisionado negaba que hubiera habido vuelos, pero Santos reconocía que sí y hablaba de un acuerdo para operaciones militares aéreas por encima de los 20.000 pies. A su turno, el general Freddy Padilla, comandante de las Fuerzas Armadas, hizo chistes en el sentido de que nosotros estábamos en "un pic nic con las Farc" y aducía que se trataba de "vuelos humanitarios" para proteger a los comisionados de la Cruz Roja en caso de emergencia.
(Respetuoso mensaje al general Padilla: no son chistes lo que un ciudadano espera en tan dramáticos momentos de una autoridad como de su categoría. Hicimos cuanto pudimos para rebajar el ambiente de inseguridad creado por los aviones militares. Y lo logramos. En cuanto a los "sobrevuelos humanitarios", el General sabía bien que el segundo helicóptero brasileño estaba listo en Florencia para acudir ante cualquier eventualidad. Para eso no se necesitaban sobrevuelos).
Los compañeros de la Cruz Roja, hoy puedo decirlo, estaban tan estupefactos como nosotros. ¿Hubo acuerdo para que volaran aviones militares por encima de determinado punto? Patricia Danzi, jefe de operaciones latinoamericanas de la CICR y presente en el escenario selvático, me dijo: "He asistido a muchas misiones parecidas a esta en varios países del mundo. Jamás, por ningún motivo, la Cruz Roja permitiría aviones militares en una operación tan delicada".
El ruido de los motores se había silenciado, pero sus efectos eran devastadores. La guerrilla, oliendo una celada, se hallaba replegada y escondida. Pese a su coraza diplomática, los miembros de la Cruz Roja no podían ocultar su disgusto e inquietud. Los miembros de CPP estábamos convencidos de que se trataba, en el mejor de los casos, de un aprovechamiento indebido que hacía el Gobierno de las circunstancias y, en el peor, de una tarea de hostigamiento que buscaba el fracaso de la entrega para inculpar de ello a las Farc y hacernos quedar en ridículo a los demás.
Ni siquiera ahora podría decir qué se proponían los vuelos. Si fue un error de buena fe, es tan burdo que merece establecer culpas por omisión. Si fue un acto deliberado, alguien tiene que responsabilizarse. De todos modos, considero mi deber que el país sepa lo que pasó.
La misión se restablece
En ese momento la liberación estaba embolatada y habíamos perdido tres valiosas horas. La consigna de todos fue optar por el sosiego, seguir adelante y convencer a las Farc de que había garantías suficientes para culminar con éxito la operación.
Nos tranquilizaba saber que estaban allí los militares brasileños con su helicóptero en medio de la manigua. Su presencia tranquila y profesional era un aval para continuar.
La guerrilla atendió las razones de quienes insistíamos en no presentarnos en Villavo con las manos vacías y algún jefe, por un radio especial, comunicó al grupo de recepción que nos condujera hasta donde se hallaba el destacamento grande. Cuatro guerrilleros desarmados subieron al helicóptero y a las 12 y 36 partimos con el rumbo que uno de ellos indicó al piloto. Fue un viaje corto hacia un sitio desconocido. Empezamos a aterrizar en un paraje de colinas rodeadas de matas de monte. Con gran sorpresa vi que alguien filmaba nuestro arribo: en medio del huracán que desataban los rotores, reconocí a mi colega Hollman Morris al lado de un camarógrafo.
Nos recibieron en forma amable los comandantes Jairo Martínez y Luis Emiro Mosquera. Estábamos rodeados por dos cordones de guerrilleros bien uniformados, jóvenes y armados poderosamente. Eran quizás cien o más de cien. Abundaban las mujeres. Un cordón cercano rodeaba la zona de aterrizaje y veíamos la silueta más lejana de los del cerro como ven los vaqueros solitarios el perfil de las formaciones abrumadoras de sioux en las películas del Oeste.
Bajo un tenderete de lona, y sentados en sillas de plástico que aún tenían marcas de propaganda electoral, conversamos con Martínez y Mosquera. De manera enfática protestaron por los sobrevuelos y expresaron su temor de que el Gobierno los estuviera engañando. Hablaron de un enfrentamiento reciente en la vereda Doce de Octubre que dejó un guerrillero muerto y otro desaparecido. "Aún estamos aquí -nos dijeron a Piedad y compañía- por ustedes, los representantes del grupo de ciudadanos por la paz." Nosotros entendimos que ese voto de confianza conllevaba una seria responsabilidad pero podía ser, al mismo tiempo, el instrumento para liberar a los muchachos de la Policía y el Ejército, a pesar de la anómala situación que vivíamos.
No creo necesario revelar detalles de la charla entre los jefes guerrilleros y la Cruz Roja, que conocí como garante, pero es importante decir, para entender la situación, que las Farc manifestaron haber perdido la confianza en esa institución internacional.
Enseguida nos hicieron oír una grabación que, según explicaron, había captado horas antes uno de sus radios. En ella, la base (¿Tres Esquinas?) se comunicaba con un piloto, enmendaba unas coordenadas, insistía en fotografiar cuatro puntos y planteaba adelantar "una búsqueda sobre tierra". La palabra "tierra" implica infantería, y los jefes de las Farc temían que el Ejército ya estuviera tratando de localizar al grupo que iba a entregar a los rehenes.
Fue en ese momento cuando Botero consideró que la situación era crítica y cometió el error, sin consultar a nadie, ni siquiera a sus compañeros de grupo, de emitir un flash noticioso que alertara sobre el estado de cosas.
La batalla contra el reloj
La Cruz Roja relató el episodio con el ministro Santos y nos dispusimos a conversar y esperar. Los miembros de CPP les expusimos los ideales de justicia social que compartimos con ellos, pero condenamos con toda claridad sus métodos: el secuestro, la lucha armada, la muerte de inocentes. Así lo hemos hecho en nuestras cartas a las Farc a favor de un acuerdo humanitario, llave que abrió la entrega de estos rehenes. Nos oyeron con respeto y presentaron también sus puntos de vista. Contaron historias escalofriantes, como la de la familia del propio Jairo Martínez, asesinada en su presencia cuando niño por los chulativas en Planadas (Tolima).
Las horas pasaban. Nos ofrecieron sancocho y gaseosas. Pienso que la guerrilla había enviado algunos grupos de avanzada para verificar si se registraba movimiento de tropas y, de todos modos, quería alargar la tarde lo más posible en compañía de nosotros, los brasileños y la Cruz Roja. Nuestra presencia los amparaba. La noche es aliada de quienes se esconden en la selva. Por eso casi nunca caminan de día.
Esta aspiración estratégica, totalmente comprensible dado el ambiente de sospecha e incertidumbre creado por los sobrevuelos, conspiraba contra nuestros relojes. Para realizar un vuelo seguro de dos horas -distancia calculada hasta Villavicencio- necesitábamos volar con luz de día, aunque fuera crepuscular. Salir después de las 4 p.m. implicaba un riesgo.
Lo peor es que aún estaba en alerta el grupo guerrillero y en suspenso la liberación. Nos dedicamos entonces a reconstruir un ambiente que rebajara las tensiones. Mosquera, un antiguo dirigente sindical comunista que se refugió en las Farc porque estaban asesinando a sus colegas, quiso que le oyéramos sus composiciones: nos cantó una ranchera, una guasca y un pasaje llanero. (Más tarde oímos también al soldado Domínguez, que interpretó una canción compuesta bajo las cadenas de su atroz cautiverio de dos años. Era distinta a la que cantó por televisión esa misma noche).
Por petición de Martínez, Piedad saludó de mano a muchos guerrilleros. Ya eran las tres y media. Nos estábamos pasando del límite, porque la guerrilla exige dos horas de espera después de su salida; necesita tiempo para dispersarse y esconderse. Piedad explicó la situación a los dos jefes y les propuso que aceleraran la entrega de los rehenes y nos rebajaran el plazo de espera a solo una hora. De lo contrario, un vuelo nocturno por los farallones orientales nos exponía a todos. Martínez y Mosquera aceptaron.
Poco después aparecieron con los cuatro muchachos, que abrazaron emocionados a Piedad y luego a cada uno de nosotros. Parecía increíble, pero habíamos logrado liberarlos. En ese momento llegaron noticias de que había "movimientos raros" en veredas cercanas (finalmente no fue así, pero era imposible saberlo entonces). Con rapidez, los hombres de las Farc formaron, cantaron su himno y se despidieron. Cinco minutos después no quedaba un solo guerrillero. Cincuenta y cinco más tarde salimos con los antiguos cautivos hacia Villavicencio. Hollman Morris pidió a la Cruz Roja que lo subiera al helicóptero con su camarógrafo, pero el delegado consideró que violaría los protocolos del viaje.
Llegamos a las 6 y 53, con la alegría de entregar los muchachos a sus familias tras una jornada de nervios y tensiones. Pero el día aún no había terminado para nosotros.
Noche de vetos
Nos esperaba una reunión con el Comisionado de Paz en una oficina del aeropuerto. Quería reclamar por la noticia que había emitido Botero, algo de lo que nos enteramos en ese momento. La ocasión era oportuna, porque nosotros también teníamos reclamos que hacer, como garantes, por la insólita interferencia de los sobrevuelos militares. Acudimos a entrevistarnos con Luis Carlos Restrepo y sus tres asistentes. Estábamos presentes, además, los dos delegados de Cruz Roja y los cuatro de CPP. Restrepo pidió que habláramos con franqueza y cedió la palabra a Piedad.
Esta explicó la indignación que nos produjo la situación creada a despecho de todos los acuerdos y dejó claro que, si se había podido entregar minutos antes los cuatro cautivos a oficiales del Ejército y la Policía, era debido a la labor de convencimiento realizada por nosotros, a la garantía que ofrecía la presencia de los brasileños y al trabajo de la Cruz Roja. Luego me pidió que hablara yo.
Le anuncié a Restrepo que iba a ser tan claro como la situación exigía. Protesté por la irresponsabilidad de los sobrevuelos y dudé de que fueran una acción inconsulta del general Padilla.
- Sus palabras son muy duras - me reprochó Restrepo.
- Lo que ustedes hicieron es más duro -le repliqué, más o menos-. Yo no vine aquí de florero, sino a cumplir un deber. Este deber es denunciar y contar lo ocurrido y exigir garantías para las próximas operaciones de liberación.
La Cruz Roja también expuso sus opiniones y luego habló Restrepo. Dijo que, por instrucciones del Presidente, quitaba el respaldo a la presencia de Botero en la comisión y mencionó lo del avance noticioso y el efecto de zozobra que había producido. Piedad, Olga Amparo y yo pedimos unos minutos para reunirnos con Jorge Enrique. Oímos su explicación y consideramos que las circunstancias de zozobra atenuaban su responsabilidad, pero le reprochamos haber violado la promesa de solo emitir información tres semanas después y le pedimos que ofreciera disculpas públicas y se abstuviera de nuevas trasgresiones de los protocolos acordados. Botero aceptó su error ante todos los de la misión y se comprometió a consultar cualquier duda con Grobet. Así las cosas, lo respaldamos y pedí la palabra para que el Comisionado intercediera a fin de que el Presidente le levantase el veto.
Botero nunca escondió su condición de periodista; siempre anduvo con la cámara en la mano; pidió permiso para grabar un documental y todos se lo dieron: el Gobierno, la Cruz Roja y las Farc. Cometió un error, ciertamente, pero fue producto de la situación de tensión que crearon los sobrevuelos.
- Estas misiones deben tener un registro histórico -añadí-, y al bajar Botero, se perderá el registro. Sería aconsejable que el Presidente reconsiderara su veto a quien ya reconoció su error.
Mientras el Comisionado se alejaba a consultar con el Presidente en otra oficina, supimos por Botero que algunos de sus colegas lo estaban criticando tanto como el Gobierno, y nos preguntábamos qué suerte estaría corriendo Morris. De todos modos, había que prepararse, porque al día siguiente saldríamos a recibir a Alan Jara, un político llanero secuestrado por las Farc en el 2001 que goza de enorme simpatía.
Pero la ilusión de recuperar a Jara se vino a pique en pocas horas. El Comisionado señaló que el Presidente no solo no levantaba a Botero el veto (no usó esta palabra: era muy fuerte) sino que lo extendía a mí. Yo también había perdido la confianza del Gobierno. No podíamos creer que a una argumentación mía, Uribe respondiera con un nuevo veto. ¿La explicación?
- El Presidente dice que esto se está volviendo un espectáculo periodístico.
La consigna fue: continuar
La disculpa era indignante. Le dije con vehemencia a Restrepo que si tenía alguna queja contra mí como garante, que la expusiera de inmediato, porque yo consideraba haber cumplido mi misión con absoluto rigor. Lamentaba mucho si mi deber de denunciar violaciones a lo acordado, como los sobrevuelos, le molestaban o no. Al no haber reproche alguno por mi trabajo como garante, y ya que Uribe hablaba de "espectáculo periodístico", parecía claro que me vetaba por ser periodista. Agregué, más o menos: "Como periodista, me tiene sin cuidado el veto de este o cualquier gobierno". (Para un periodista que se respete, el veto oficial de un gobierno es un diploma de independencia). "Pero nuestra meta es sacar a los rehenes, así que me haré a un lado desde este momento y colaboraré con mi silencio hasta que logremos nuestro propósito."
Le pedí que enviara al Presidente el mensaje personal de que había cometido una "profunda injusticia". Quise decir atropello o infamia, pero me moderé.
Restrepo ratificó que solo estaba en pie la credencial de Piedad y en un limbo la de Olga Amparo, a quien no había cómo descalificar. Eran más de las nueve cuando se levantó la reunión.
Unas horas más tarde, al ver desde el hotel el "espectáculo periodístico" del Presidente con los muchachos que acababan de salir de su cautiverio, nos enteramos de que Piedad también había sido vetada por el Gobierno.
El lunes supe que el Presidente había comentado que nunca habló con Restrepo de vetos personales ni recibió entre las 7 y las 10 p.m. ninguna llamada del Comisionado. ¿A quién creerle?
A pesar de todo, acordamos insistir -decisión que apoyaron los miembros de CPP llegados a Villavicencio-, terminar la misión aunque tuviera que ir sola Piedad, abstenernos de todo comentario hasta recuperar al último secuestrado, y mantener abierto el camino de un acuerdo humanitario.
Así ocurrió dichosamente el jueves y, de nuevo con la camiseta de periodista, puedo ahora contar lo que pasó durante aquellas difíciles horas.
Daniel Samper es miembro de Colombianos por la paz.
Es el grupo de Colombianos y colombianas por la paz que inició un intercambio epistolar con las Farc que culminó en la liberación de cuatro militares, un ex gobernador y el diputado del Valle.
Es necesario recordar que la primera carta que fue firmada inicialmente por cerca de cien personas y que posteriormente recibió el apoyo de más de 25.000 firmas se denominaba “Carta de los intelectuales a la Farc”. Al iniciarse el intercambio los firmantes acordaron denominarse como colombianos y colombianas por la paz.
La actitud del presidente Uribe es rastrera, ladina y muy peligrosa.
Reacciona con odio hacia quienes enarbolan las banderas de lo que él más desprecia y rechaza.
La paz, y en su derrotero, el intercambio humanitario.
Es la actitud de quienes han estimulado la guerra sucia y el terrorismo de estado.
De la misma manera y dentro de la misma lógica durante décadas miles de campesinos, estudiantes, indígenas, sindicalistas y militantes de la oposición fueron señalados como auxiliadores de la guerrilla o guerrilleros camuflados y fueron asesinados. Y estamos hablando de más de 30.000 personas víctimas de esta política, de estos señalamientos y acusaciones.
Con su acusación contra los intelectuales Uribe vuelve a mostrar lo que es. Y lo que es en el fondo la esencia militarista del régimen político colombiano.
Integrantes de colombianos y colombianas por la paz han dicho que no se sienten aludidos por las acusaciones presidenciales. Y con lógica normal y civilizada así debería ser.
Pero ojo.
En Colombia opera es la lógica de la barbarie.
Del crimen y de las amenazas directas o solapadas.
Juan Cendales
El periodista es Hollman Morris, quien dirige Contravía, un programa de televisión que se retransmite en la cadena Telesur, y quien presta servicios para Radio Francia Internacional y al-Jazeera.
Morris ha recibido amenazas desde hace varios años y en la actualidad tiene medidas de protección como otro centenar de periodistas en Colombia amenazados por los diferentes actores del conflicto.
Sorpresivamente, el periodista estaba en el sitio montañoso del sur de Colombia donde el pasado primero de febrero una comisión humanitaria recogió a tres policías y un soldado que estaban en manos de las FARC.
La liberación estuvo a punto de frustrarse debido a sobrevuelos de aviones de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) y posteriormente Morris fue interceptado por soldados y policías que lo retuvieron y le exigieron la entrega de su material audiovisual.
A raíz de ese episodio, el gobierno colombiano acusó a Morris de ser "afín" a las FARC.
El presidente Uribe sostuvo que Morris, al igual que su colega Jorge Enrique Botero -quien hizo parte de la misión humanitaria que recogió a los cuatro rehenes e hizo la denuncia de los sobrevuelos de la FAC por Telesur- "se escudan en su condición de periodistas para ser permisivos cómplices del terrorismo".
¿Amigos del terrorismo?
"Una cosa son aquellos amigos del terrorismo que fungen como periodistas, y otra cosa son los periodistas", agregó Uribe.
Pero en su defensa salieron gremios periodísticos y los relatores para la libertad de expresión de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y de la Organización de Estados Americanos (OEA).
"Los relatores de la ONU y de la OEA no han tomado conocimiento de prueba alguna que vincule al periodista (Morris) con actividades criminales", dijeron en un comunicado expedido esta semana Frank La Rue y Catalina Botero.
Los dos relatores relataron que "luego de las declaraciones de las autoridades, Morris habría recibido varias llamadas amenazantes.
En anteriores oportunidades, el periodista tuvo que salir del país por la existencia de graves amenazas contra su vida.
Morris es beneficiario de medidas cautelares ante la Comisión Internacional de Derechos Humanos (CIDH) desde 2000".
Botero y La Rue le recordaron al Estado colombiano "que los altos funcionarios del gobierno deben abstenerse de emitir declaraciones públicas que estigmaticen a los periodistas críticos y generen un ambiente de intimidación que afecte la libertad de expresión en el país.
Esta obligación es particularmente importante en un contexto de polarización y conflicto armado interno como el colombiano".
A Uribe no le gustó la declaración y este miércoles increpó públicamente a los dos relatores.
"Sorprende la rapidez con la cual se expide un comunicado rechazando las declaraciones del gobierno, sin hacer referencia a elementos objetivos que generan serias dudas sobre el proceder profesional del periodista Hollman Morris", señaló un comunicado de la Presidencia de Colombia.
Presunción de inocencia
Consultada por BBC Mundo, Catalina Botero, la relatora de la OEA para la libertad de expresión, respondió que "nunca es demasiado rápido decir que una persona se presume inocente y pedirle a un gobierno que espere la decisión de la justicia".
"Los estados son garantes de los derechos humanos y no deben estigmatizar con sus acusaciones", insistió Botero.
Carlos Cortés, director de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) consideró que las acusaciones del gobierno "aumentan los riesgos contra los periodistas, sobre todo de los que son críticos".
En diálogo con BBC Mundo, Cortés señaló que "el gobierno no tuvo ningún problema en disfrazar a militares de periodistas en la Operación Jaque, pero no admite que los periodistas estén en los sitios donde ocurren las liberaciones".
Por su parte, la experta en ética periodística María Teresa Herrán le dijo a BBC Mundo que a ella lo que la sorprende "es la rapidez con que la Presidencia de la República puso en duda, con adjetivos insultantes, las calidades profesionales de Hollman Morris, que ha ganado varios premios internacionales y cuya independencia respetamos profundamente".
El gobierno insiste en rechazar las críticas y dice que "no le está exigiendo a la prensa que tome partido" y agrega que una de sus banderas "es la defensa de la libertad de expresión".
Así se lo aseguró a BBC Mundo César Mauricio Velásquez, secretario de prensa de la Presidencia.
"La independencia de la prensa debe ser total y los periodistas sólo deben defender el bien común", señaló Velásquez, quien antes de trabajar para Uribe era presidente del Círculo de Periodistas de Bogotá.
Velásquez añade que "el sano debate es necesario para la democracia, pero los episodios de las liberaciones demostraron que los periodistas no deben confundir sus roles".
Según el funcionario, el gobierno colombiano no solo defiende a la prensa con discursos, sino con hechos. "Las cifras demuestran que han bajado los crímenes, los exilios y las amenazas contra los periodistas", anota.
La polémica deja en evidencia las dificultades que deben enfrentar diariamente los periodistas en un país que sufre un conflicto armado y donde, además, crece la polarización política.
También coincidieron en que las acusaciones del Gobierno de Colombia "ponen en mayor riesgo la vida y la integridad personal de los periodistas y defensores de derechos humanos".
Sin embargo, el presidente colombiano, rechazó las críticas de los relatores e insitió en sus sospechas sobre el periodista.
En un comunicado expresó que "sorprende la rapidez con la cual se expide un comunicado rechazando las declaraciones del Gobierno, sin hacer referencia a elementos objetivos que generan serias dudas sobre el proceder profesional del periodista Hollman Morris".
El ejecutivo, también anunció que pedirá a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos la regulación de las medidas de protección que provee a Morris, para ajustarlas.
"Las autoridades de Awá han pedido que todos los desplazados sean alejados de la zona lo antes posible y trasladados a un lugar más seguro, donde la comunidad pueda organizarse", aseguró el portavoz de la ACNUR, Ron Redmond.
En rueda de prensa desde Ginebra, Redmond destacó que a pesar del esfuerzo de las autoridades por llegar a la zona de la masacre, hasta el momento ninguna institución estatal ha conseguido entrar en el área, por lo que los cuerpos de los 17 indígenas muertos todavía no han sido encontrados.
En ese sentido, recordó que ACNUR quiere que se inicie una investigación judicial para esclarecer los hechos.
Ambos presentaron estadísticas que demostrarían un aumento del 25 por ciento en el número de muertes de sindicalistas a lo largo del último año. De 39 en el 2007 a 47 en el 2008.
Así mismo cuestionaron los altos niveles de impunidad que persisten -el 96 por ciento- e incluso el aumento del número de condenas que se registraron en el último año y que, según el gobierno, demostraría que los cambios que se han adoptado comienzan a arrojar resultados.
De acuerdo con McFarland, tiene evidencia de que muchas de esas sentencias estarían amarradas a confesiones de "paras" en el marco de la ley de Justicia y Paz y no al resultado de investigaciones.
"Los factores estructurales que hacen posible la violencia contra los grupos sindicales siguen en pie y las estadísticas así lo demuestran", observó Sanín.
Los congresistas también escucharon el conmovedor testimonio de Yessika Hoyos, hija de una sindicalista asesinado en el 2001. Hoyos dio a entender que la muerte de su padre había sido ordenada u orquestada por agentes del estado y que, al lo largo de la investigación, las autoridades trataron de desviar su curso para hacerlo parecer como un crimen pasional.
También testificó el ex juez José Sánchez que tuvo duras observaciones contra la Fiscalía. Para Sánchez, la Fiscalía ordena investigaciones pero no las realiza, nunca persigue a los autores intelectuales de los crímenes y, "por una u otra razón desvían las investigaciones.
Varios congresistas demócratas tomaron la palabra para arremeter contra el desempeño del estado. "Con esas cifras y hasta que este desastre no se arregle el acuerdo de Libre Comercio no debe ser considerado. Estamos ante un estado que, en el mejor de los casos es ineficiente, y en el peor es cómplice", dijo Robert Andrews, demócrata de Nueva Jersey.
George Miller, presidente del Comité y quien citó a la audiencia dijo que sería la primera de varias sobre el tema y le pidió a las autoridades colombianas proteger a los testigos y abstenerse de hacer declaraciones que los pusieran en peligro. Miller incluso mencionó que este pasado fin de semana funcionarios del gobierno criticaron "a personas que salen del país para oponerse al TLC".
Pero los republicanos también tuvieron su turno.
En general, la tesis de los republicanos fue que el Tratado beneficiaría a los trabajadores colombianos y su situación sindical pues elevaría los estándares. "Lo que no me explicó es como oponerse al tratado va a mejorar la situación de violencia cuando lo que sucede es todo lo contrario", sostuvo Bill Cassidy de Louisiana.
Mark Souder, de Indiana, fue más específico y acusó al mismo Comité de hacer una audiencia en donde solo se estaba escuchando un solo lado de la historia, en alusión a que de 5 testigos, cuatro eran críticos abiertos del gobierno colombiano. "Es terrible solo criticar y criticar y no reconocer los progresos que se han alcanzado" dijo Souder, que acusó a HRW de ser una organización "parcializada" que había perdido credibilidad.
Al final de la audiencia la embajadora Barco reitero que le preocupaba la presentación de cifras y estadísticas sin que se diera todo el contexto de la situación y como ha evolucionado a lo largo de los últimos años. "Lo que queremos es que se entienda un tema que es complejo en toda su integridad", dijo la embajadora que se había ofrecido como testigo pero fue rechazada por un supuesto reglamento interno de la Cámara.
"Tenemos el tema del narcotráfico, el terrorismo, pero también tenemos temas de cooperación importantes", dijo Bermúdez.
Asimismo, indicó que la visita también tendrá como objetivo presentar algunos proyectos para ver qué nuevas ayudas puede recibir.
"Estados Unidos aprobó un espacio que se llama el 'Millenium Package', una ayuda económica a un grupo de países donde está Colombia. Nuestro país tiene que presentar proyectos para ver qué ayuda puede recibir", añadió el funcionario.
Además, Bermúdez dijo que la Cumbre de las Américas, que se realizará del 17 al 19 de abril en Trinidad y Tobago, será una excelente oportunidad para ver cómo se puede mejorar en una relación más profunda entre Estados Unidos y la región.
Otro de los temas que analizarán es la posible ayuda que Colombia puede hacer en el desminado de algunas zonas de Afganistán.
Colombia ha recibido más de 5.000 millones de dólares en asistencia militar y cooperación de Estados Unidos dentro del "Plan Colombia" de lucha contra el terrorismo y el narcotráfico.
(Xinhua)
Solo Manuela Sáez la Libertadora del Libertador y Don Simón Rodríguez el maestro de la Libertad, intentaron sin mucho éxito romper la campaña de desprestigio y aniquilamiento moral del Libertador, cosa que les costo su expulsión de Colombia y la persecución hasta sus últimos días de vida; alguien acoto que la oligarquía colombiana “ni olvida ni perdona”.
Cuando el Departamento de Estado Norteamericano contrato a The Rendom Group el manejo mediático del plan Colombia, ya la oligarquía colombiana tenia adelantado y consolidado el control y monopolio mediático de la sociedad del hermano país.
Mediante lucrativo contrato el grupo Rendom desarrolla una estrategia comunicacional local e internacional para dar soporte en primer lugar al desembolso de siete mil millones de dólares (7000 millones de $) por parte del congreso norteamericano como aporte al plan Colombia; mediante el desarrollo de sus operaciones de guerra sicológica, muy bien precedido de su trabajo en Panamá, Irak y Afganistán.
Este control mediático se ejerce mediante el monopolio de toda la información que se genera en Colombia (99% es emitida por la derecha); permítanme una breve explicación: a nivel impreso el único diario de circulación nacional es “El Tiempo” de Bogota, perteneciente a la familia Santos que forman parte de las cinco familias colombianas que han ostentado el poder desde la colonia y que hoy forman parte del gobierno del presidente Uribe, en la persona de Juan M Santos ministro de la Defensa, conocido por su fobia contra Venezuela.
En el área audiovisual o televisiva RCN es el único canal de alcance nacional teniendo la exclusividad del espacio radioeléctrico, hay canales regionales que fundamentalmente replican y retransmiten la línea informativa de RCN, sumado a la alianza internacional de RCN con la cadena Globovisión de Venezuela y CNN de los Estados Unidos; conformando un triangulo de guerra mediática contra la Revolución Bolivariana; como sierre estelar la Radio Cadena Caracol tiene la supremacía del espacio radio eléctrico a nivel radiofónico.
Cabe destacar que existen expresiones de la comunicación comunitaria y alternativa, pero es básicamente una expresión de resistencia, dada la penalización de este tipo de comunicación por el gobierno colombiano, si ejercer el periodismo es peligroso, en el campo comunitario es una condena.
La conformación del canal TELESUR, modifico el cuadro comunicaciónal del continente, fracturado el bloque informativo de Televisa de México, O Globo de Brasil y CNN de Estados Unidos que hace enlace con RCN y Radio Caracol, conformando el circuito comunicaciónal del plan Colombia como parte del teatro de operaciones, nacional e internacional. Telesur sin proponérselo como línea informativa le ha roto la cúpula de cristal, que la oligarquía colombiana ha venido construyendo en todo este tiempo a nivel comuicacional alrededor de la sociedad en este país.
La propuesta de canje humanitario con la Fuerza Armadas de Revolucionarias de Colombia (FARC-EP), ha representado un desahogo no solo político sino comunicaciónal del conflicto Colombiano, hecho que altera el lineamiento hegemónico planteado por el plan Colombia, dado que ha hecho visibles a diversos actores del conflicto, ocultos hasta ahora, como los presos políticos, el asesinato de jóvenes, para presentarlos como guerrilleros conocidos como los “falsos positivos”, la gama de dirigentes sociales muertos o desaparecidos victimas de la criminalizanciòn de la lucha social integrada por: campesinos, sindicales, indígenas.
Ha sido TELESUR, en cumplimiento de su cobertura informativa, profesional y objetiva, la que ha develado el manejo perverso y macabro de la información como operación de guerra sicológica basada en el terror como política de estado aplicada en Colombia.
La participación del presidente de la Republica Bolivariana de Venezuela Hugo Chávez en el desarrollo del canje humanitario en los años 2007-2008 como actor facilitador y mediador, por petición de la Senadora Colombiana Piedad Córdova y por supuesto avalado por la Casa de Nariño; trastoca la matriz informativa del plan Colombia, quebrando el control de la difusión noticiosa, entre otros aspectos darle tratamiento equitativo a las FARC tanto informativo como político, lo que rompe con el calificativo de terrorista y lo coloca como actor beligerante.
Concretando en los hechos la existencia de un conflicto armado en Colombia; generado por las profundas desigualdades sociales, así como la carencia de espacio para la expresión de la disidencia política, la cual esta penalizada llegando al extremo del aniquilamiento físico; como lo ocurrido con George Eliécer Gaitan y el partido político Unión Patriótica.
La cobertura informativa por parte de TeleSur del canje humanitario, develando el lado humano del hecho, coloco al desnudo la política represiva del gobierno de Uribe y el fracaso del plan Colombia como solución al conflicto, dejando a CNN a la cola de los acontecimientos y por añadidura a RCN; echando por tierra el montaje y la manipulación informativa que tanto CNN como RCN vienen haciendo de los hechos.
El gobierno de Uribe tiene planteado retomar el control informativo del conflicto Colombiano y sacar a como de lugar a TeleSur de la cobertura informativa; tanto en los hechos, como con sus actores; lo que pasa en primer lugar por sacar al presidente Chávez de su papel de mediador (hecho consumado), continuando con la senadora Piedad Córdova, cosa que no le a sido fácil por la tenacidad y gallardía de esta mujer y mas importante por los resultados que ambos actores han obtenido en la concreción de las liberaciones de retenidos sanos y salvos con el respaldo del Comité Internacional de la Cruz Roja; cosa que el gobierno no ha logrado asta ahora.
En contra partida la política de seguridad democrática del presidente Uribe se plantea la liberación de los retenidos por la insurgencia a sangre y fuego; utilizando la vida de los rehenes como trofeo político, mediante el uso de métodos sucios y deleznables como los aplicados en la “operación jaque”.
Donde se pisoteo el Derecho Internacional Humanitario al plagiar los símbolos de la Cruz Roja Internacional, hecho sin precedentes en situaciones de conflictos a nivel mundial por la descalificación de un ente con una trayectoria de años y que costó la vida de muchas personas, para el logro del sitial que ocupa tanto la Cruz Roja como el Comité Internacional de la Cruz Roja.
En la operación jaque, se cumplieron otros objetivos secundarios, fuera de la liberación de los retenidos, entre otros retomar el control comunicacional del conflicto, lo que pasa por sacar a TeleSur de la cobertura informativa del hecho y trasformarlo en un actor no confiable, con la utilización del logo del canal para disfrazar la operación, se vulneró su credibilidad y lo descalifica para futuras operaciones y todo hecho relacionado.
Como cierre estelar el propio presidente Uribe ante la fuga informativa del acoso del ejecito; al mas reciente operativo de entrega de retenidos, denunciada por parte del periodista George Enrique Botero vía teléfono por TeleSur y corroborado por un comandante de las fuerzas insurgente en plena selva; ante tal evidencia, el presidente Uribe contra ataca llamando a TeleSur, TeleFARC por haber transmitido la denuncia y puesto al descubierto la falsedad del gobierno.
Este calificativo representa dentro de la política Colombiana una sentencia de muerte o ser declarado objetivo militar; a partir de este decreto se concreta la persecución de los corresponsales de TeleSur y de todo ente relacionado con el canal televisivo (como ha ocurrido con los compañeros Hollman Morris y George Botero), sumado al riesgo que ya significa el que hacer comunicacional en Colombia; se podría afirmar en termino coloquial que ya TeleSur tiene colocado la “etiqueta en el pie”.
TeleSur ha hecho visible los anhelos de cambio y redención de Américalatina, partiendo del hecho comunicaciónal como acción liberadora y de evolución humana; trastocando la acción perversa de las trasnacionales de la comunicación como colonizadoras ideológicas del gran imperio; incluido las operaciones de guerra sicológica de rendon group, que no es más si no la política del departamento de estado norteamericano para tratar de detener y contrarrestar el proceso de integración Latinoamericano y Caribeña y la voluntad soberana de los pueblos.
Este análisis es un alerta para preservar la integridad física y material de los hermanos que laboran en TeleSur, a la vez de reivindicar la trinchera de lucha que significa, no solo para Latinoamérica sino para los pueblos del mundo la actividad informativa y comunicacional de TeleSur.
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