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El fraude más grande |
Ha habido records en la materia. El reciente del “mago de Wall Street”, Bernard Madoff 50.000 millones de dólares, habrá hecho palidecer de envidia a Nick Leeson, que en 1995 segó la ancianidad del británico Barings Bank 233 años de existencia haciéndole perder 1300 millones de libras esterlinas.
El grupo financiero holandés ING compró entonces el Barings, de funesta memoria en el Cono Sur de América, por una libra esterlina solitaria. Otro muerto de envidia ha de ser Jérome Kerviel, que en 2008 defraudó 4900 millones de euros a Société Générale, el segundo banco más importante de Francia. Sir Robert Allen Stanford el primer estadounidense nombrado caballero del Reino Unido y sospechado de lavar dinero del narco no puede aspirar al primer puesto de la lista: apenas malversó 8 mil millones de dólares.
Los grandes fraudes disimulan los pequeños, que poco espacio consiguen en la prensa. Una dependencia del Departamento del Tesoro de EE.UU., la Red de aplicación de la ley a los delitos financieros (FinCEN, por sus siglas en inglés), informó el año pasado que los casos de fraude hipotecario denunciados por los bancos del país se multiplicaron por diez, y con creces, del año 2001(4696) al 2007(52.868) (www.fincen.gov, 3/4/08). Pocos llegan a la Justicia: un tercio de los agentes del FBI que investigaban estos temas han pasado a tareas de seguridad desde el 11/9. Cabe recordar que la punta del iceberg económico que actualmente enfría al mundo fue, precisamente, la burbuja hipotecaria.
Hay un fraude que le está ganando a Madoff: La Oficina del inspector general especial de EE.UU. para la reconstrucción de Irak (Sigir, por sus siglas en inglés), sucesora de la Autoridad Provisional y encargada de supervisar el manejo de los fondos destinados al destruido país, ha comenzado a investigar a los jefes militares y funcionarios civiles norteamericanos estacionados en Irak que se encargaron y encargan de administrar los 125.000 millones de dólares invertidos desde la invasión de 2003. Nunca se sabrá con exactitud qué proporción de esa suma fue malversada, pero un informe de la Sigir sugiere que puede superar los 50.000 millones de dólares (www.sigir.mil/reports, febrero 2009). Madoff ha sido destronado.
Los auditores de la Sigir descubrieron, por ejemplo, que el contralor estadounidense para el centro sur de Irak, Robert Stein Jr., había recibido 57,8 millones de dólares en billetes de 100 junto a los cuales, de pie, se fotografió triunfal. Es de los pocos condenados por fraude y lavado de dinero. Los dirigentes políticos iraquíes están convencidos de que el robo o la pérdida de ingentes sumas de dólares norteamericanos y de dinares iraquíes no pudieron tener lugar sin la participación corrupta de militares estadounidenses de alto rango. En 2004/2005, todo el presupuesto militar iraquí para la compra de armas, unos 1300 millones de dólares, fue invertido en helicópteros rusos de 28 años de edad incapaces de volar y de vehículos cuyo “blindaje” era pulcramente atravesado por una bala de fusil.
Ninguna grúa interrumpe el cielo de Bagdad, salvo las que funcionan en la amurallada Zona Verde para terminar la construcción de la Embajada de EE.UU. la más grande del mundo y las que enmohecen detrás de media mezquita gigante que nunca llega a serlo porque cesó cuando Saddam Hussein fue derrocado. Una de las pocas señales de inversión en Bagdad son las palmeras y las flores plantadas en los camellones del centro de la ciudad. Cada pocos meses las quitan y las vuelven a plantar (The Independent, 16/2/09).
Una investigación de las que exploran los fraudes y robos cometidos por personal estadounidense en los primeros años de la ocupación de Irak atañe al coronel (R) Anthony B. Bell, responsable de la contratación de obras en 2003/2004, y al teniente coronel de la fuerza aérea Ronald W. Hirtle, encargado de la misma tarea en Bagdad durante el 2004. Los auditores de la Sigir han retomado las revelaciones que, en su momento, les hiciera llegar Dale Stoffel, un vendedor de armas y contratista norteamericano que pidió y obtuvo una inmunidad limitada en sus negocios a cambio de informar sobre la red de corrupción en la Zona Verde. Stoffel dibujó un panorama digno de novela negra: decenas de miles de dólares llegaban furtivamente en envases de pizza o bolsas de papel a las oficinas de contratación (International Herald Tribune, 15/2/09). Hubo más de pulp fiction: en el 2004, Stoffel y uno de sus socios fueron acribillados en un tiroteo que nunca se aclaró.
Militares, funcionarios y contratistas de EE.UU. en Irak han ido más lejos que Madoff. Muchos siguen impunes, mientras Bernie padece arresto domiciliario: sus íntimos amigos cuando él era mago no quisieron aportar los 10 millones de dólares de la fianza que, durante el juicio, lo dejaría en libertad.
(continue)
Juan Gelman

Etiquetas: conocimiento, inteligencia, memoria, monopolios, multitud, politica.
La estafa, que habría comenzado en 1996, se alargó hasta que este mes ambas instituciones denunciaron a la compañía por pérdidas de 114 millones de dólares que atribuían a una mala gestión en las inversiones de su capital. Las autoridades estadounidenses añadieron que, de las operaciones ilegales que los dos empresarios realizaron, Greenwood se apropió de cerca de 293 millones de dólares y Walsh, de unos 261 millones, que ingresó en la cuenta de su actual ex mujer. Por su parte, Greenwood destinó el dinero a la compra de bienes privados como caballos y artículos de colección.
También fue detenido James Nicholson, fundador de la firma de inversiones Westgate Capital Management, al que se le acusa de delitos similares. Según la Fiscalía y el FBI, Nicholson, de 42 años, informaba a sus clientes de que Westgate Capital Management, con sede en la población neoyorquina de Pearl River, contaba con activos que oscilaban entre los 600 y los 900 millones de dólares, cuando el valor real era inferior.
Los inversores le habrían confiado al menos 100 millones de dólares desde 2004, con la promesa además de que sus cuentas estaban siendo auditadas por una entidad independiente, algo que según las autoridades era falso. Asimismo el financiero neoyorquino Mark Bloom, de 57 años, fue aprehendido por estafar unos diez millones de dólares a diversos inversores en transacciones de valores y de realizar transferencias bancarias ilegales.
En otro comunicado, la Fiscalía y el FBI detallaron que desde julio de 2001 y hasta la actualidad Bloom presuntamente ha engañado a clientes del fondo de inversión North Hills, que él gestionaba. El financiero anunciaba que la cantidad invertida se destinaría a varios fondos de inversión para reducir el riesgo de las operaciones y conseguir rendimientos cercanos al 12%.
Sin embargo, a partir de febrero de 2004, y sin consultarlo con los inversores, Bloom habría destinado al menos el 50 por ciento del capital del fondo North Hills a otro, el Philadephia Alternative Asset Fund (PAAF). Según las autoridades estadounidenses, Bloom no comunicó a sus clientes que había alcanzado un acuerdo con los gestores de ese fondo para invertir en él parte del capital.
Además, por ese desvío el acusado habría cobrado comisiones que ascienden a 1,6 millones de dólares en 2005, año en que el informó a sus clientes de estas transacciones. La Fiscalía de Nueva York y el FBI añaden que el detenido también se habría apropiado de diez millones de dólares del fondo que gestionaba, con los que compró un piso en Manhattan y otros bienes personales.
Los cuatro detenidos se enfrenta a penas de hasta 20 años de cárcel cada uno por delitos relacionados con transacciones de valores fraudulentas, mientras que Greenwood, Walsh y Bloom también podrían ser condenados a otros 20 años por transferencia bancarias ilegales. Además, Nicholson se arriesga a otra pena de 30 años por un delito de fraude bancario.
La alarma sobre este tipo de fraudes saltó el pasado diciembre cuando el FBI y la Policía de Nueva York detuvieron en Manhattan al financiero estadounidense Bernard Madoff, acusado de estafar 50.000 millones de dólares a través de una pirámide financiera, que podría convertirse en una de las mayores estafas de la historia.
La Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York informó en un comunicado de que Greenwood, de 61 años, y Walsh, de 64, supuestamente han desviado a sus cuentas personales el capital de varios planes de pensiones e instituciones, cuya inversión a través de WG Trading superaba los 668 millones.
Entre los centros estafados se encuentran las universidades de Pittsburgh y Carnegie Mellon, detalló la Fiscalía.
La estafa, que habría comenzado en 1996, se alargó hasta que este mes ambas instituciones denunciaron a la compañía por pérdidas de 114 millones de dólares que atribuían a una mala gestión en las inversiones de su capital.
Las autoridades estadounidenses añadieron que, de las operaciones ilegales que los dos empresarios realizaron, Greenwood se apropió de cerca de 293 millones de dólares y Walsh, de unos 261 millones, que ingresó en la cuenta de su actual ex mujer.
Por su parte, Greenwood destinó el dinero a la compra de bienes privados como caballos y artículos de colección.
También fue detenido James Nicholson, fundador de la firma de inversiones Westgate Capital Management, al que se le acusa de delitos similares.
Según la Fiscalía y el FBI, Nicholson, de 42 años, informaba a sus clientes de que Westgate Capital Management, con sede en la población neoyorquina de Pearl River, contaba con activos que oscilaban entre los 600 y los 900 millones de dólares, cuando el valor real era inferior.
Los inversores le habrían confiado al menos 100 millones de dólares desde 2004, con la promesa además de que sus cuentas estaban siendo auditadas por una entidad independiente, algo que según las autoridades era falso.
Asimismo el financiero neoyorquino Mark Bloom, de 57 años, fue aprehendido por estafar unos diez millones de dólares a diversos inversores en transacciones de valores y de realizar transferencias bancarias ilegales.
En otro comunicado, la Fiscalía y el FBI detallaron que desde julio de 2001 y hasta la actualidad Bloom presuntamente ha engañado a clientes del fondo de inversión North Hills, que él gestionaba.
El financiero anunciaba que la cantidad invertida se destinaría a varios fondos de inversión para reducir el riesgo de las operaciones y conseguir rendimientos cercanos al 12 por ciento.
Sin embargo, a partir de febrero de 2004, y sin consultarlo con los inversores, Bloom habría destinado al menos el 50 por ciento del capital del fondo North Hills a otro, el Philadephia Alternative Asset Fund (PAAF).
Según las autoridades estadounidenses, Bloom no comunicó a sus clientes que había alcanzado un acuerdo con los gestores de ese fondo para invertir en él parte del capital.
Además, por ese desvío el acusado habría cobrado comisiones que ascienden a 1,6 millones de dólares en 2005, año en que el informó a sus clientes de estas transacciones.
La Fiscalía de Nueva York y el FBI añaden que el detenido también se habría apropiado de diez millones de dólares del fondo que gestionaba, con los que compró un piso en Manhattan y otros bienes personales.
Los cuatro detenidos se enfrenta a penas de hasta 20 años de cárcel cada uno por delitos relacionados con transacciones de valores fraudulentas, mientras que Greenwood, Walsh y Bloom también podrían ser condenados a otros 20 años por transferencia bancarias ilegales.
Además, Nicholson se arriesga a otra pena de 30 años por un delito de fraude bancario.
La alarma sobre este tipo de fraudes saltó el pasado diciembre cuando el FBI y la Policía de Nueva York detuvieron en Manhattan al financiero estadounidense Bernard Madoff, acusado de estafar 50.000 millones de dólares a través de una pirámide financiera, que podría convertirse en una de las mayores estafas de la historia.
(Pueblo en Línea)
Los grandes fraudes disimulan los pequeños, que poco espacio consiguen en la prensa. Una dependencia del Departamento del Tesoro de EE.UU., la Red de aplicación de la ley a los delitos financieros (FinCEN, por sus siglas en inglés), informó el año pasado que los casos de fraude hipotecario denunciados por los bancos del país se multiplicaron por diez, y con creces, del año 2001 (4696) al 2007 (52.868) (www.fincen.gov, 3/4/08). Pocos llegan a la Justicia: un tercio de los agentes del FBI que investigaban estos temas han pasado a tareas de seguridad desde el 11/9. Cabe recordar que la punta del iceberg económico que actualmente enfría al mundo fue, precisamente, la burbuja hipotecaria.
Hay un fraude que le está ganando a Madoff: La Oficina del inspector general especial de EE.UU. para la reconstrucción de Irak (Sigir, por sus siglas en inglés), sucesora de la Autoridad Provisional y encargada de supervisar el manejo de los fondos destinados al destruido país, ha comenzado a investigar a los jefes militares y funcionarios civiles norteamericanos estacionados en Irak que se encargaron y encargan de administrar los 125.000 millones de dólares invertidos desde la invasión de 2003. Nunca se sabrá con exactitud qué proporción de esa suma fue malversada, pero un informe de la Sigir sugiere que puede superar los 50.000 millones de dólares (www.sigir.mil/reports, febrero 2009). Madoff ha sido destronado.
Los auditores de la Sigir descubrieron, por ejemplo, que el contralor estadounidense para el centro sur de Irak, Robert Stein Jr., había recibido 57,8 millones de dólares en billetes de 100 junto a los cuales, de pie, se fotografió triunfal. Es de los pocos condenados por fraude y lavado de dinero. Los dirigentes políticos iraquíes están convencidos de que el robo o la pérdida de ingentes sumas de dólares norteamericanos y de dinares iraquíes no pudieron tener lugar sin la participación corrupta de militares estadounidenses de alto rango. En 2004/2005, todo el presupuesto militar iraquí para la compra de armas, unos 1.300 millones de dólares, fue invertido en helicópteros rusos de 28 años de edad incapaces de volar y de vehículos cuyo “blindaje” era pulcramente atravesado por una bala de fusil.
Ninguna grúa interrumpe el cielo de Bagdad, salvo las que funcionan en la amurallada Zona Verde para terminar la construcción de la Embajada de EE.UU. –la más grande del mundo– y las que enmohecen detrás de media mezquita gigante que nunca llega a serlo porque cesó cuando Saddam Hussein fue derrocado. Una de las pocas señales de inversión en Bagdad son las palmeras y las flores plantadas en los camellones del centro de la ciudad. Cada pocos meses las quitan y las vuelven a plantar (The Independent, 16/2/09).
Una investigación de las que exploran los fraudes y robos cometidos por personal estadounidense en los primeros años de la ocupación de Irak atañe al coronel (R) Anthony B. Bell, responsable de la contratación de obras en 2003/2004, y al teniente coronel de la fuerza aérea Ronald W. Hirtle, encargado de la misma tarea en Bagdad durante el 2004. Los auditores de la Sigir han retomado las revelaciones que, en su momento, les hiciera llegar Dale Stoffel, un vendedor de armas y contratista norteamericano que pidió y obtuvo una inmunidad limitada en sus negocios a cambio de informar sobre la red de corrupción en la Zona Verde. Stoffel dibujó un panorama digno de novela negra: decenas de miles de dólares llegaban furtivamente en envases de pizza o bolsas de papel a las oficinas de contratación (International Herald Tribune, 15/2/09). Hubo más de pulp fiction: en el 2004, Stoffel y uno de sus socios fueron acribillados en un tiroteo que nunca se aclaró.
Militares, funcionarios y contratistas de EE.UU. en Irak han ido más lejos que Madoff. Muchos siguen impunes, mientras Bernie padece arresto domiciliario [en su millonaria mansión]: sus íntimos amigos de cuando él era mago no quisieron aportar los 10 millones de dólares de la fianza que, durante el juicio, lo dejaría en libertad.
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