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Colisión entre dos submarinos nucleares |
Dos submarinos nucleares, uno francés y otro británico, chocaron en el mes de febrero cuando patrullaban a gran profundidad, en un accidente inédito que no dejó heridos ni hizo peligrar la seguridad nuclear, anunciaron las marinas de ambos países el lunes.
Las autoridades militares confirmaron así las informaciones de la prensa británica que anunciaba el lunes una colisión el 4 de febrero entre los submarinos, de 140 metros de largo el francés y de 150 metros el británico, armados cada uno con 16 misiles nucleares balísticos de cabezas múltiples y con 250 marinos a bordo en ambos vehículos.
Los navíos nucleares, el 'Triomphant' y el 'HMS Vanguard', navegaban a gran profundidad en el Atlántico norte cuando "entraron en contacto brevemente", según el servicio de comunicación de la Marina francesa. En Londres, el jefe de la Royal Navy, Sir Jonathon Band, indicó que las naves "entraron en contacto a muy baja velocidad".
Las dos marinas han asegurado que el incidente no causó heridos, ni puso en peligro el equipo nuclear -reactores de propulsión o armamento- de estos dos elementos claves de las fuerzas de disuasión nucleares francesa y británica. Los dos países aseguraron también que su capacidad de disuasión no fue afectada.
El Reino Unido dispone de cuatro submarinos de este tipo y Francia actualmente de tres, y un navío está permanentemente en patrulla.
La marina nacional francesa había anunciado el 6 de febrero que el 'Triomphant' había chocado contra un "objeto sumergido". Agregó que el vehículo resultó dañado en "la cúpula sonar" situada en la parte delantera, pero que pudo llegar a la base de Ile Longue (oeste de Francia) por sus propios medios. La marina aseguró entonces que privilegiaba la hipótesis de una colisión con un contenedor que se hundía.
El submarino británico tampoco necesitó ayuda para alcanzar Faslane, en Escocia, según Londres.
En Francia, se trata de un incidente jamás visto. "Es la primera vez que ocurre esto, en más de 400 patrullas a nuestro activo", declaró a la AFP el capitán de nave Jerôme Eurlin, jefe del servicio de información y de relaciones públicas de la Marina. "Cuando concebimos submarinos nucleares hoy en día, están hechos para emitir menos ruido que el del fondo del mar. Son dos submarinos supersilenciosos los que se encontraron y su capacidad de oírse mutuamente ha probado ser insuficiente", añadió.
"Es la primera vez que los submarinos de dos naciones amigas se ven implicadas en un accidente así", explicó por su parte Stephen Saunders, experto de Jane's, quién consideró que el incidente era "muy grave".
Los submarinos nucleares de nueva generación son claramente más silenciosos y difíciles de detectar que los anteriores.

Etiquetas: conocimiento, medios, memoria, multitud, politica, violencia.
El incidente, que ocurrió el 3 ó 4 de febrero no causó heridas ni daños al armamento de los submarinos, de acuerdo con las informaciones.
A pesar de estar equipados con sonar para detectar a otras embarcaciones, aparentemente ninguno de los submarinos se percató de que otro se encontraba en la misma zona del océano.
Las consecuencias potenciales de esa colisión son "inimaginables", dijo una fuente de alto nivel de la Real Armada británica, citada por el diario The Sun.
"Es muy poco probable que hubiera habido una explosión nuclear, pero sí existe la posibilidad de una fuga radioactiva", dijo.
"Y lo que es peor, pudimos haber perdido a la tripulación y las ojivas. Eso habría sido un desastre nacional", agregó.
El Ministerio de Defensa francés confirmó hoy la colisión e insistió en que el accidente no representó ningún riesgo de fuga radioactiva.
El Ministerio de Defensa británico se rehusó a confirmar el incidente y dijo que es contrario a su política comentar sobre operaciones de submarinos.
Sin embargo, un vocero insistió en que la seguridad nuclear no fue violada.
"Podemos confirmar que la capacidad de disuasión de Reino Unido ha permanecido sin afectar en todo momento y no se ha comprometido la seguridad nuclear", dijo.
En ambos lados del Canal de la Mancha se están realizando investigaciones, informó The Sun.
El Vanguard es uno de los cuatro submarinos británicos que lleva misiles nucleares Trident.
Le Triomphant, que entró en servicio en 1997, transporta 16 misiles nucleares.
(Xinhua)
"La seguridad nuclear no estuvo comprometida", dijo en una rueda de prensa.
Los periódicos británicos dijeron que los submarinos resultaron muy dañados en el incidente y tuvieron que regresar a puerto. Band y los ministerios de Defensa en Londres y París no comentarios esas informaciones.
El periódico The Sun dijo que la moderna tecnología antisonar es tan buena que es posible que las embarcaciones no se detectaran entre sí.
Tras el accidente, en mitad del Atlántico, el HMS Vanguard volvió a la base de Faslane, en el oeste de Escocia, con abolladuras y raspones visibles en su casco, según el Sun.
Le Triomphant, de Francia, retornó a Brest, en el noroeste de Francia, con grandes daños en su arco de señales acústicas, que alberga los equipos de navegación y comunicación, añadió la información.
Lanzado en 1992, Vanguard es uno de los cuatro submarinos británicos que cuenta con misiles nucleares Trident, el sistema nuclear de defensa del país. Al menos uno de los submarinos está patrullando en todo momento.
Le Triomphant, que entró en servicio en 1997, lleva 16 misiles nucleares y es uno de los cuatro con capacidad nuclear en la flota francesa.
El ministro de Defensa de Francia Hervé Morin afirmó el 17 que se trata de un "accidente tecnológico sumamente siemple".
Y los medios ingleses dicen que se estima que el costo de reparación de los dos submarinos será de más de 70 millones de dólares.
El referido ministro francés dijo el 17 que los submarinos 'HMS Vanguard' inglés y 'Le Triomphant' francés están previstos de aparatos de "super-silencio", y por lo tanto no pudieron detectar la presencia de uno y otro, y son incapaces de evitar el choque.
En un programa de entrevista de la Televisión Nuevo Canal de Francia, el ministro francés dijo el 17 que se trata de un "accidente tecnológigo sumamente siemple".
Es imposible detectarlos cuando están sumergidos.
El sonido que emitieron no es más alto que un camarón, y por lo tanto no pudieron detectar la presencia de uno y otro y evitar el choque.
Afirmó que la tarea de los submarinos nucleares estratégicos es ocultarse por debajo del agua y hacen lo imposible para no ser detectados. De manera que puedan asegurar su fuerza de disuación nuclear.
Así las cosas, no era posible evitar el choque de los dos submarinos nucleares.
Después del accidente, las fuerzas armadas de los dos países emplearon términos como "avanzar a ritmo muy bajo" para describirlo, tratando de diluir las posibles serias consecuencias de ello.
Sin embargo, se alza la voz en los dos países por llevar a cabo una investigación.
El diario británico 'The Independent' informó que en el momento de choque, los dos submarinos llevaban cada uno 16 cohetes balísticos intercontinentales.
El poderío explosivo de ellos llegarán a 1248 veces el de la bomba atómica en Hiroshima.
Si bien las fuerzas aramdas opinan que la seguridad de los cohetes nucleares no está afectada, el accidente no deja de provocar temor en el público.
Hudson, presidente del Movimiento por la Reducción de Fuerzas Nucleares, sostuvo que la colisión de los submarinos inglés y francés es la peor pesadilla nuclear.
Es la primera colisión de submarinos nucleares desde el término de la Guerra Fría.
La longitud de los dos submarinos es cerca de dos canchas de fútbol, y la altura, de tres pisos.
Nn experto inglés en submarinos nucleares, afirmó que aunque los dos submarinos de semejantes dimensiones avanzaban a un ritmo "sumamente bajo" cuando tuvo lugar el accidente, esto no deja de ser una "colisión de consideración".
The Times informó que se estima que el costo de reparación de los dos submarinos llegará a 50 millones libras esterlinas.
(Pueblo en línea)
El manual de la OTAN se denomina Water Space Management (Gestión del Espacio Marítimo) y es una especie de código de tráfico para submarinos. Según el mismo, antes de salir de patrulla, los submarinos deben emitir una NOI (Nota de Intenciones) con la delimitación de la zona donde van a operar, para que no se produzcan interferencias. Incluso durante los tránsitos, los submarinos tienen que comunicar su derrota (trayectoria) y, en función de la misma, se les reserva un espacio (denominado moving submarine haven o refugio móvil).
Esta información se distribuye y actualiza, a través de los mandos de la OTAN, no sólo a las marinas aliadas, sino también a las amigas (Rusia está obviamente excluida). El problema, según las fuentes consultadas, es que sólo se difunden los datos de los submarinos convencionales y de ataque, pero no de los portadores de misiles balísticos, como el Vanguard y el Triomphant, que se guardan celosamente por considerarse parte de la disuasión nuclear.
En este caso, se supone que EE UU, Reino Unido y Francia se informan entre sí. Nadie duda de que el Pentágono conoce los movimientos de los submarinos británicos, pero parece que París y Londres ignoran lo que hacen sus vecinos del otro lado del Canal de la Mancha. Si hay una línea de comunicación entre el cuartel de los submarinos franceses en Brest y el británico en Norwood, no funciona.
Aunque el incidente se produjo a principios de febrero, los Gobiernos de la OTAN, igual que la opinión pública, no se enteraron hasta el pasado lunes, a través del diario británico The Sun. Cuando pidieron explicaciones a los países implicados, éstos dijeron que se han abierto sendas investigaciones y aún no se conocen los resultados. Nada más.
Morin alegó el martes que hasta que el Vanguard llegó a su base de Fasfane (Escocia) la semana pasada, no hubo conciencia de lo sucedido. La Marina francesa dijo inicialmente que Le Triomphant había chocado con un objeto sumergido, "probablemente un contenedor".
A partir de la información disponible, los expertos consultados por EL PAÍS estiman que el incidente debió producirse a una distancia de entre 480 y 750 millas (888 a 1.387 kilómetros) al oeste de la base francesa de L'Ille Longe y al menos a 200 metros de profundidad.
Fue el submarino francés, explican, el que arremetió contra el británico y, también, el que se llevó la peor parte, pues su domo de proa, con el valioso sonar de Thales, resultó muy dañado. En todo caso, ambos pasarán varios meses en dique seco.
Si los 240 tripulantes resultaron ilesos, estiman las mismas fuentes, es porque navegaban muy despacio, a unos tres nudos (5,5 kilómetros por hora), lo que dificultó también que se detectaran entre sí. Las consecuencias habrían podido ser catastróficas si estos dos colosos (de 14.000 y 16.000 toneladas) hubieran colisionado a la velocidad a la que habitualmente navegan en tránsito: más de 15 nudos (27,7 kilómetros por hora).
"Afortunadamente, no hubo daños personales. Pero eso no significa que no haya víctimas. Seguro que rodarán cabezas. Y gordas", afirma un marino con larga experiencia en la OTAN.
"El incidente de submarinos debe ser objeto de una minuciosa investigación internacional que confirme la ausencia de la contaminación radiactiva en la región", indicó la fuente.
Según la fuente, el "incidente se registró en la región del Atlántico, adyacente a la parte sur de Europa".
"Las organizaciones internacionales, incluidas las ecologistas, deben recibir sin demora la información sobre la región de colisión. Luego, habrá que realizar peritaje ecológico en el lugar de choque y en las bases en que se encuentran ahora", destacó la fuente.
Según los datos del Ministerio francés de Defensa, el choque de submarinos nucleares no provocó fugas radiactivas.
El submarino Vanguard, con abolladuras y raspaduras en el casco, amarró en la base naval Faslane en Escocia. Por su parte, el sumergible Le Triophant, cuyo sistema hidroacústico sufrió graves daños, llegó al puerto de Brest en el litoral occidental de Francia.
Cada uno de los dos submarinos siniestrados a consecuencia de colisión tiene 150 metros de largo y 13 metros de diámetro y es capaz de portar hasta 46 cabezas nucleares en 16 misiles.
Cada navío cargaba una potencia nuclear equivalente a la de 1248 bombas atómicas como la arrojada en Hiroshima.
Una explosión habría contaminado definitivamente el Atlántico y arrasado ciudades enteras.
Entre otras cosas.
Nadie sabe cómo los dos submarinos lograron colisionar en un espacio pariente de la inmensidad.
Por fortuna, navegaban a poca velocidad: las tripulaciones no sufrieron daño y el arsenal nuclear quedó intacto, aunque reparar los navíos llevará meses e insumirá fondos que ascenderán a unos 100 millones de dólares.
Otra incógnita es por qué no se detectaron mutuamente, equipados como están con modernísimos equipos de sonar.
Tal vez se encontraban en estado de “sonar pasivo”, lo que les permite moverse en silencio sin emitir ondas detectables por otro buque, un avión o algún sistemas de vigilancia marina.
Es irónico que gran parte de los esfuerzos técnicos en la materia se hayan centrado últimamente en diseñar submarinos que produzcan el menor ruido posible.
“El operativo de detección fue demasiado tardío o no se puso en marcha”, señaló el especialista Stephen Saunders. (The Independent, 17-2-09)
“Distracciones” como ésta, azares como éstos, pueden provocar una tragedia humana irreparable. Ante esta posibilidad notoria, los gobiernos de los países nucleares siguen impasibles.
El Primer Lord del Almirantazgo británico, Sir Jonathan Band, y el ministro de Defensa francés, Hervé Morin, trivializaron el “percance”.
Una síntesis de sus declaraciones sería “finalmente, nada pasó”.
En conferencia de prensa surgió una pregunta sobre el tema y Sir Jonathan afirmó –con gesto fastidiado– que el choque no había afectado a las tripulaciones, que los submarinos “sólo habían sufrido rasguños” y que la seguridad nuclear no había corrido riesgos.
Hervé Morin –que días antes sostuvo que “Le Triomphant” había tropezado con un container– incursionó en comparaciones marinas:
“Se trata de una problemática tecnológica extremadamente simple: estos submarinos son indetectables. ¡Hacen menos ruido que un camarón!” (Le Monde, 17-02-09)
No es el caso, obvio, de un estallido atómico.
Estas versiones no conformaron a Angus Robertson, líder parlamentario del Partido Nacional Escocés.
Exigió que el ministro de Defensa británico explicara: “cómo es posible que un submarino con armas de destrucción masiva choque con otro submarino con armas de destrucción masiva en medio del segundo océano más grande del mundo”. (The Guardian, 16-2-09)
Otras preguntas:
¿Qué hacían esas naves rebosantes de armas nucleares en las profundidades del Atlántico?
El almirante Band indicó que se trataba “de patrullajes de rutina”.
Pero ¿cuál será esa “rutina”? ¿Por qué ocultaban su presencia? ¿Con qué regularidad los envían a dar vueltas por ahí? ¿Los aliados no se intercomunican los itinerarios?
Parecería que priva el secreto de tales operaciones entre los miembros de la OTAN, cualquiera fuere el peligro que esto entraña para la humanidad.
“Es una pesadilla nuclear de nivel superlativo”, calificó Kate Hudson, directora de la Campaña por el Desarme Nuclear (CND, por sus siglas en inglés), organismo internacional de Gran Bretaña que lucha para alcanzar esa meta desde hace más de medio siglo.
“Es el incidente más grave desde el hundimiento del ‘Kursk’ y la primera vez desde la Guerra Fría que se sabe del choque de dos submarinos nucleares”, subrayó (www.cnduk.com, 16-2-09)
El submarino misilero ruso “Kursk” explotó y zozobró en el Mar de Barents en agosto del 2000. Murieron sus 118 tripulantes.
Persiste el silencio sobre las razones que causaron la colisión y no cabe esperar que alguna vez se aclaren públicamente.
Se ignora si fue una casualidad inconcebible o la consecuencia de una decisión estratégica que terminó mal.
Lo cierto es que este “azar extraordinario”, como lo calificó el ministro Hervé Morin, abre interrogantes graves sobre la seguridad del planeta.
¿Qué lo amenaza más? ¿El terrorismo? ¿Esta clase de azar?
(mas...)
Juan Gelman
Aún más, nos atiborran con las exacerbadas explicaciones sobre los paquetes hipotecarios, la caída de bolsas, el desmoronamiento de la banca, las operaciones económicas gigantescas adelantadas por el Congreso de los Estados Unidos y por ende las estrategias diseñadas por el poder de la Unión Europea de Naciones para rescatar del desastre esta profunda crisis del capital como ellos la llaman; que no es más que la especulación financiera de los grandes capitales que aligera el proceso de destrucción de fuerzas productivas y posteriormente origina la gran centralización o acumulación de capitales que hace más poderoso al gran capital y borra del sistema a la burguesía de los pequeños capitales.
Estos mismos núcleos de poder y sus medios, han callado irónicamente un hecho que debe llamar la atención de la comunidad internacional; y que el escritor argentino Juan Gelman ha denunciado en las páginas del diario argentino “Pagina 12”, en donde es colaborador habitual.
El texto fechado domingo 22/02/2009 y titulado El Atlántico no alcanza.
Resulta que al estilo del film hollywoodense Marea Roja, el día 6 de febrero pasado chocaron en aguas profundas del Oceano Atlántico dos submarinos nucleares, uno británico HSM Vanguard y el otro francés Le Triomphant.
Estos submarinos pudieron ocasionar una catástrofe de magnitudes incalculables, pues a bordo de ellos iban tripulaciones de 135 hombres (Vanguard), 101 equipajes (Le Triomphant), y cada uno cargando una potencia nuclear de aproximadamente 1.248 bombas atómicas como la que USA arrojó en Hiroshima.
Afortunadamente, y esto no es para consolarse, navegaban a poca velocidad y no se detectaron mutuamente, ya que estos submarinos producen el menor ruido posible.
Señala Gelman que la incógnita e ironía a la vez, es que estos aparatos están diseñados con modernísimos equipos de sonar, y que tal vez se encontraban en estado de “sonar pasivo”, lo que les permite moverse en silencio sin emitir ondas detectables por otro buque.
Al parecer, como lo ha señalado un especialista del diario The Independent, el operativo de detección se puso en marcha demasiado tarde; pero esta distracción o azar, pudo provocar una tragedia humana muy dolorosa; el Océano Atlántico que separa a Europa y África de América, es el segundo océano del planeta en extensión y volumen: 106.200.000 kilómetros cuadrados y 323.6 kilómetros cúbicos.
Los sondeos han detectado profundidades de 6.000 metros; al norte de Puerto Rico hay una hoya de 8.341m.
Los centros de poder de los gobiernos de los países nucleares se mantienen impasibles, y sus medios tratan de callar cualquier voz que reclama y pide explicación.
Nos dice Gelman en su artículo, que el Primer Lord del Almirantazgo británico Sir Jonathan Band, y el Ministro de Defensa francés Herve Morin, “trivializaron el percance”.
Con fastidio en sus rostros dijeron a la conferencia de prensa, que la tripulación estaba bien, que solo había rasguños y que el armamento nuclear no había sido arriesgado.
Estas cabezas que dirigen estas operaciones amenazadoras, responden con sorna que los submarinos hacen menos ruido que un camarón.
¡Qué desgraciados! no hacen ruido, pero pudieron provocar un estruendo infernal: un estallido atómico. ¡Desgraciados!
Ahora bien, son innumerables las preguntas que uno se formula ante este hecho.
Algunas de esas preguntas nos la hemos formulado ante la amenaza de la IV Flota en las aguas del Caribe o, ante la amenaza de las bases militares instaladas por el imperio norteamericano e israelita en nuestro vecino y hermano Colombia, y que apuntan y aguzan su ojo hacia Venezuela.
¿Qué hacen dos submarinos con semejante carga nuclear en las profundidades del segundo océano más grande del mundo?
Pues, a esto ellos contestan con tono aburrido, que sólo se trataba de “patrullajes de rutina”; ¡vaya qué rutina!
Por qué ocultan su presencia.
Es que acaso los aliados no se comunican los itinerarios entre ellos.
Priva el secreto de las operaciones sobre el peligro que esto representa para la humanidad.
Estos submarinos no corrieron la suerte que corrió el submarino misilero ruso Kursk que explotó y zozobró en el Mar de Barents.
Aquel agosto del 2000 pudo repetirse el 6 de febrero próximo pasado; pero con consecuencias aún más monstruosas.
Persistirá el silencio sobre las razones que motivaron la coalición, jamás el imperio a aclarado sus desastres.
La casualidad originada es la consecuencia de una decisión estratégica que salió mal.
Lo grave es que el ministro francés Herve Morin lo califica de “azar extraordinario”; y yo diría como el poeta cubano José Lezama Lima “azar concurrente”.
Pues, esto abre otras interrogantes; ¿Qué buscan?
¿De qué pretenden apoderarse o destruir?
No se ha revelado en cuál zona del Atlántico ocurrió la coalición.
Ahora permítanme decirles lo siguiente: Resulta que uno de los objetivos principales del Proyecto del Canal Amazónico que están construyendo nuestros líderes del Sur, Lula, Correa, Chávez y Morales; es la construcción de un eje por carretera y fluvial que debe unir el Océano Pacifico con el Océano Atlántico, desde el Puerto de Manta en Ecuador hasta Manaos en el Amazonas.
Ahí se las dejo, háganse ustedes las preguntas.
Celsa Acosta Seco
NOTA: El articulo al que se refiere es el que esta situado justamente anterior a este, en esta misma pagina.
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