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Anatomía de un Declive Global |
Los próximos años van a ser muy difíciles, con un alto índice de desempleo, posible estanflación y disturbios sociales. Existe un peligro realista de encaminarnos a un escenario modificado del Japón de los noventa. Mientras las políticas monetarias y fiscales se han vuelto bien laxas, la mayoría de los fondos inyectados ha estado siendo destinada a capitalizar los sistemas bancarios, donde se atesora en lugar de volver a prestarse, a la espera de las próximas pérdidas y la subsiguiente recapitalización.
El verdadero problema que enfrentan gestores globales e inversores no es tanto lo que sucederá en los dos próximos meses, sino lo que pasará en el próximo bienio. Los recortes impositivos y el aumento de gasto público están orientados a impulsar la demanda de manera que en abril/mayo la economía mundial deje de contraerse. Pero el problema de exceso de capacidad no se va a solucionar. La reducción de la oferta es aún más importante en esta etapa. La destrucción creativa es una condición necesaria para la próxima recuperación real.
Los consumidores norteamericanos suponen por sí solos el 20% del PIB mundial, el doble de toda la economía japonesa. En los últimos 15 años, las empresas de EEUU, Europa y Japón han trasladado su capacidad de fabricación a los lugares donde los costes operativos eran los más bajos, en su mayor parte a Asia, especialmente a China, convirtiéndola en el corazón manufacturero del mundo. El dinero barato y el crédito fácil de los últimos 10 a 15 años han producido una burbuja en inversiones fijas en la región, principalmente en China.
Mientras tanto, el abstruso sistema financiero mundial se mantiene por la única razón de que los jugadores están de acuerdo con las reglas, pero el valor del papel moneda o del ciber-dinero en bienes reales se ha convertido en un valor abstracto o intelectual, perdiendo su vínculo directo con ellos.
En vez de aumentar la regulación bancaria necesitamos un organismo que controle la creación y emisión de instrumentos financieros. El sector financiero tiene que reducir su proporción en el PIB del mundo desarrollado y el ajuste va a ser doloroso. Los bancos tendrán que segregar y vender las áreas de negocio que no forman parte de su competencia básica. Al mismo tiempo, veremos una consolidación mucho más agresiva de la banca y las finanzas mundiales.
Si la crisis fue provocada por el exceso de endeudamiento y gasto, no puede resolverse aumentando la deuda pública o pagando los préstamos fallidos con dinero de los contribuyentes. El volumen acumulado de deuda pública que estamos experimentando no tiene parangón. Básicamente, las principales economías verán doblar este año su ratio de deuda sobre PIB y la mayoría de países del G-7 mantendrán ratios de deuda muy por encima del 140 por ciento del PIB. A esos niveles, una pequeña inflación no soluciona el problema. Sólo tasas de inflación muy por encima de, por ejemplo, el 10 o el 15 por ciento, podrían empezar a hacer progresos. En otras palabras, no estamos considerando una baja inflación, sino que percibimos la hiperinflación como un riesgo real. Otra solución sería no pagar la deuda. En cualquier caso, es de esperar una pronunciada divergencia entre los tipos de interés de la deuda soberana en años venideros.
La montaña de deuda que refleja años de excesos en el crecimiento del crédito es deflacionista, aunque la respuesta política suponga un riesgo de hiperinflación. Definitivamente estamos en una burbuja de bonos y las tasas de interés que los inversores están dispuestos a aceptar a largo plazo sobre la deuda soberana son bastante irracionales. A diferencia de Japón, Reino Unido y EE.UU no son economías de alto ahorro y parece probable que el resultado final de la montaña de deudas y el Quantitative Easing, junto al descenso de inventarios de materias primas, dará lugar a una considerable inflación en el medio plazo, allá por 2011-2012.
Algunas estimaciones indican que el total de la deuda mundial está en el rango de 750 billones de dólares y el total de derivados financieros en el rango de 450 billones. Esto supone dos importantes cuestiones subyacentes: la falta de transparencia en los mercados (el hecho de que no sabemos lo que está pasando, o incluso quiénes son los jugadores), y la falta de una base para determinar el verdadero valor de los instrumentos financieros.
El mercado de bonos gubernamentales se está convirtiendo en el último casino financiero. ¿Alguien cree racional que un rendimiento del 2 por ciento del bono USA a 30 años tenga sentido cuando el país se enfrenta a necesidades masivas de financiación con el fin de dotar los fondos de pensiones y otras obligaciones para los baby boomers que empiezan ahora a jubilarse? El endeudamiento del gobierno norteamericano, incluidas las obligaciones de la seguridad social, asciende a más de cuatro veces el PIB de EE.UU, en contraposición al habitual porcentaje citado del 60-70% del PIB respecto de la deuda soberana.
Estados Unidos, con su deprimente tasa de ahorro, depende de la voluntad de los bancos centrales extranjeros para financiar esos déficits. A China le está ya acabando su paciencia, según enfrentan pérdidas en sus posiciones en activos USA y sus enormes necesidades internas. Si el Secretario del Tesoro de EE.UU Timothy Geithner hace honor a su amenaza de inculpar a China por manipular su moneda, entonces los mercados de bonos norteamericanos se enfrentarán a problemas reales más temprano que tarde. Por supuesto puede haber sido sólo una maniobra del Sr. Geithner para obtener confirmación de las intenciones chinas, en cuyo caso el esquema financiero Ponzi podrá continuar un poco más. Es de esperar que en algún momento los tenedores extranjeros de algunos de los 15 a 20 billones de dólares en títulos norteamericanos empezarán a cuestionarse si los rendimientos compensan los riesgos percibidos.
Además, China, Oriente Medio y otros fondos soberanos podrían priorizar la financiación y rescate de sus propias economías antes que invertir en bonos USA. Si estos tenedores perdiesen su apetito por los treasuries, las autoridades de EE.UU se verían obligadas a aumentar sustancialmente el rendimiento de sus bonos, en torno al 10 por ciento más o menos. Debido a su excesiva dependencia estructural de las exportaciones y la industria manufacturera, China tal vez necesitase utilizar su enorme reserva de activos internacionales para impulsar la demanda interna y esto causaría la reducción en sus compras de bonos de EE.UU. Como resultado, la demanda extranjera de bonos norteamericanos experimentaría un drástico descenso al tiempo que EE.UU precisaría financiación creciente para sus programas de rescate y estímulo, lo cual extremaría la presión bajista del dólar.
Todos los gobiernos han respondido a la crisis más o menos al mismo tiempo y de la misma forma. Esta uniformidad está condenada a finalizar. Ciclos y políticas comenzarán a diferir de un país a otro, por lo que es de esperar ampliaciones y fluctuaciones muy sustanciales en los diferenciales de tipos de interés.
Es probable un rebote en los mercados en 2009, dado el contexto histórico y los niveles de sobreventa alcanzados en 2008, aunque poco ponderable porque la recesión será mucho peor de lo esperado. Cualquier rally sería probablemente el resultado de trading especulativo a corto plazo. Las acciones pueden considerarse baratas sólo en relación con sus valores en el pasado reciente, cuando estaban gravemente sobrevaloradas. Puede esperarse que los PER actuales desciendan muy por debajo de su media de largo plazo antes de remontar. Ningún rebote serio hasta que los mercados de crédito se recuperen de la mayor creación de liquidez que jamás haya visto el sistema financiero. Esto llevará años.

Etiquetas: conocimiento, medios, memoria, monopolios, multitud, politica.
El Gobierno basó gran parte de su investigación en las revelaciones del ex banquero de UBS Bradley Birkenfeld. El 19 de junio de 2008, Birkenfeld se declaró culpable de ayudar a estadounidenses ricos a ocultar sus bienes mediante la creación de empresas o cuentas "de fachada" en paraísos fiscales.
Los estadounidenses no eran identificados como beneficiarios de esas empresas y no declaraban el dinero al fisco. Birkenfeld explicó que esas cuentas contienen unos 20.000 millones de dólares que al banco le generan ingresos anuales de 200 millones. El UBS se comprometió a cerrar esos negocios como parte del acuerdo. La ley estadounidense obliga a sus ciudadanos a informar de sus cuentas en el extranjero si estas superan los 10.000 dólares.
Alexander Acosta, fiscal del Distrito Sur de Florida, dijo que los directivos de UBS sabían que esas actividades violaban la ley, pero no hicieron nada por detenerlas. "De hecho, pidieron que se aumentara el negocio. La razón era dinero, los negocios eran demasiado rentables para pararlos. Este no fue simplemente un descuido a la hora de cumplir la ley, sino un crimen deliberado motivado por la avaricia", afirmó Acosta.
Birkenfeld será sentenciado el próximo 1 de mayo. Además, el ejecutivo de UBS Raoul Weil fue acusado de supervisar el fraude y ha sido declarado un fugitivo de la ley. El fisco va ahora en busca de los titulares de las cuentas.
En concreto, el 'caso Madoff' tuvo un impacto negativo en las cuentas de BNP de 345 millones de euros. En los trimestres anteriores ya había sufrido las consecuencias de la quiebra de Lehman Brothers.
El banco francés ha querido lanzar una mensaje de optimismo de cara al recién estrenado año. Después del complicado último trimestre de 2008, asegura que su división de banca de inversión ha tenido un "muy buen comportamiento" en enero, lo que lleva a la compañía a augurar que abandonará los números rojos puede que en este mismo trimestre.
Las previsiones de mejora de cara a 2009 no han evitado que el mayor banco francés haya anunciado un drástico recorte en su dividendo. Los accionistas recibirán 1 euro por acción, menos de un tercio de los 3,35 euros abonados el año anterior.
La rebaja de dividendo no ha pillado por sorpresa a los inversores, más esperanzados en la promesa de una mejora en la banca de inversión. En la Bolsa de París, las acciones de BNP consiguen una revalorización del 2%.
La propia entidad ya se encargó de anticiparlas a finales de enero. Entonces adelantó unos números rojos superiores a los 3.000 millones de euros, la supresión de 7.000 puestos de trabajo, y un cambio en su dirección, con el relevo de Michael Tilmant por parte de Jan Hommen.
En el día de hoy le correspondía el turno de la presentación oficial de las cuentas del cuarto trimestre. En el tercer triemstre registró las primeras pérdidas desde su creación, en 1991, y en los tres últimos meses de 2008 elevó este saldo negativo hasta los 3.710 millones de euros, muy lejos de los 2.480 millones de beneficio del ejercicio anterior.
Las provisiones adoptadas para cubrir la pérdida de valor en activos hipotecarios volvió a ser el principal lastre en las cuentas de ING. para paliar esta sangría, el mes pasado pactó con el Gobierno holandés la transferencia de cerca del 80% de su cartera de activos hipotecarios Alt-A. El importe de esta cartera ascendía a 27.700 millones de euros.
El banco se ha esforzado hoy en reiterar sus objetivos para afrontar la crisis. Las dos grandes prioridades siguen siendo la de reducir su exposición a los activos más problemáticos y la de profundizar en la reducción de costes, para ahorrar 1.000 millones de euros durante 2009. Entre sus planes ha incluido la supresión de 7.000 empleos, y está por determinar todavía si mantiene, recorta o elimina el dividendo.
Resultados en España
Las cuentas del banco holandés lograron eludir los números rojos en el mercado español en el conjunto de 2008. ING Direct España consiguió un beneficio de 44 millones de euros, lo que supone un 20% menos que el contabilizado en 2007.
Las mejoras cifras corresponden, al contrario de lo sucedido en su negocio global, al cuarto trimestre, con un beneficio de 20 millones de euros, un 53,8% más que en el mismo periodo de 2007.
Los fondos totales gestionados por la entidad en España ascendieron a 21.700 millones de euros, con un incremento del 2% durante el año.
Según ha explicado un portavoz de la compañía a Europa Press, el descenso del 20% en el beneficio de 2008 estuvo provocado por una "mayor inversión para favorecer el crecimiento", cuyos resultados ya se vieron reflejados en el último trimestre del año y en el crecimiento de los clientes de cuenta nómina, "una fuente de ingresos innegable" para la entidad.
UBS, con sede en Zurich y Basilea, afirmó en otro comunicado que se opondrá "enérgicamente" a la demanda del Gobierno y aseguró que la identidad de los dueños de las cuentas "está protegida contra su divulgación por las leyes suizas de privacidad financiera".
Al mismo tiempo, el presidente suizo, Hans Rudolf Merz, garantizó hoy que el secreto bancario seguirá "intacto" en su país.
Como parte de un acuerdo con el Gobierno alcanzado el miércoles, UBS le dará el nombre de entre 250 y 300 clientes que presuntamente evadieron impuestos, y pagará multas por valor de 780 millones de dólares.
No obstante, Estados Unidos quiere muchos más nombres y para forzar a UBS a cumplir con su exigencia tramitó hoy la demanda en un tribunal de Miami, que el banco se esperaba, según dijo en su comunicado.
El Gobierno quiere conocer quiénes son los dueños verdaderos de 20.000 cuentas de UBS con activos financieros y otras 32.000 con dinero en efectivo.
"En un momento en el que millones de estadounidenses están perdiendo sus empleos, sus casas y su servicio de salud, nos horroriza que más de 50.000 de las personas más ricas entre nosotros hayan intentado evadir su obligación legal y cívica de pagar impuestos", declaró John DiCicco, fiscal general adjunto interino de la oficina tributaria del departamento de Justicia.
El Gobierno mantiene que UBS ayudó a estadounidenses ricos a abrir empresas "de fachada" en paraísos fiscales para evadir impuestos.
UBS presuntamente entrenó a sus empleados para evitar que las autoridades estadounidenses detectaran las operaciones mediante el uso de portátiles con códigos cifrados y otras medidas de protección de datos.
Los banqueros captaron clientes en actos deportivos y culturales organizados por la entidad destinados a estadounidenses "extremadamente ricos", según el departamento de Justicia.
El UBS se comprometió a cerrar esos negocios como parte del acuerdo.
La FINMA autorizó el miércoles a UBS -con el aval del Gobierno- a entregar de inmediato al Departamento de Justicia de EEUU los nombres de unos 300 clientes estadounidenses a los que ayudó a defraudar al fisco de su país, por lo que también pagará una multa de 780 millones de dólares.
La decisión -que supone una "excepción" a la legislación que rige el secreto bancario en Suiza- permitiría que el banco helvético mantenga en reserva los nombres de otros 19.000 titulares de cuentas que también le fueron reclamados por un juez del Florida.
Bichsel ha dejado claro que la entrega de los datos se llevó a cabo hace tres días y que, por tanto, no hubo interferencia alguna de la decisión del Tribunal Administrativo Federal (TAF) que el viernes decidió prohibir a título "superprovisional" la transmisión de informaciones de ocho clientes de UBS.
La TAF prohíbe a la FINMA, bajo amenaza penal, transmitir a terceros la documentación bancaria de los ocho demandantes, especialmente a las autoridades estadounidenses, especifica la decisión. "Este hecho no cambia nada", ha precisado el portavoz. "Los datos se transmitieron el miércoles. Y por ahora no pensamos transmitir otras informaciones", agregó Bichsel.
Sin embargo, ha precisado que es consciente que el banco y la autoridad fiscal deberán adoptar un acuerdo respecto a la decisión de la TAF. UBS y la FINMA tienen hasta el martes para tomar una posición.
Conforme a la ley
Bichsel ha insistido en que la transmisión de los datos, a pesar del proceso abierto por la Administración Federal de Contribuciones (AFC), no contradice la ley. "La existencia misma de UBS estuvo directamente y seriamente en peligro por culpa del riesgo de procesos penales abiertos por las autoridades estadounidenses. Por lo que fue la obligación de la FINMA actuar de esa manera", ha indicado.
EEUU ha amenazado con retirar a UBS su licencia de operación en ese país si no colaboraba, lo que hubiese sido un golpe dramático para la entidad, que atraviesa una grave crisis por sus inversiones especulativas en el mercado estadounidense de créditos de alto riesgo y que se ha mantenido a flote gracias a la ayuda estatal.
El procedimiento acordado entre Estados Unidos, UBS y las autoridades suizas es totalmente inédito y pone una vez más en cuestión la pertinencia y legitimidad del secreto bancario, en el que se basa parte del éxito de la plaza financiera helvética y que es cuestionado por la Unión Europea y ahora por Washington.
Tal violación expondría a sus empleados a "penas de cárcel sustanciosas, acompañadas de multas y otras penalizaciones", precisaron los abogados en un documento judicial consultado el domingo por la AFP.
"El fisco ignora simplemente la existencia del derecho y la soberanía suiza", acusan los letrados.
UBS está en el centro de la polémica desde hace varios días entre las autoridades suizas y estadounidense sobre la cuestión del secreto bancario, piedra angular de la potencia financiera suiza.
En virtud de un acuerdo amistoso, UBS aceptó pagar 780 millones de dólares para saldar un caso de evasión fiscal y al mismo tiempo entregó el miércoles a las autoridades estadounidenses la identidad de entre 250 y 300 clientes estadounidenses sospechosos de evasión fiscal, provocando un gran debate en el país europeo.
El pasado jueves, el ministerio estadounidense de Justicia anunció la presentación de una demanda para exigir a UBS la entrega de informaciones relativas a 52.000 cuentas secretas identificadas por el fisco norteamericano pertenecientes a ciudadanos de ese país y que sumarían unos 15.000 millones de dólares en activos.
Esta demanda fue considerada por numerosas personas y políticos suizos como "inaceptable".
Ayer, una fuente cercana a la negociación aseguró que Francia podría inyectar en torno a 5.000 millones de euros y de paso hacerse con entre un 15% y un 20% del nuevo banco, que se convertiría en el segundo más grande del país, por detrás del Credit Agricole. Tanto Banque Populaire como el Caisse d'Epargne han sufrido importantes pérdidas generadas por Natixis, el banco de inversión que comparten.
Hasta el 9 de febrero, Silver Falls Bank contó con capitales totales de cerca de 131,4 millones de dólares y depósitos totales de 116,3 millones de dólares, dijo FDIC en un comunicado.
El Citizens Bank de Oregon acordó comprar los restantes capitales de Silver Falls Bank, un banco con una historia de siete años, y asumir todos de sus depósitos. Las tres sucursales de Silver Falls Bank reabrirán el lunes como sucursales de Citizens Bank.
Los depositantes de Silver Falls Bank se convertirán automáticamente en clientes de Citizens Bank.
Bajo los términos de la transacción con Citizens Bank, los depositantes de Silver Falls no sufrirán pérdidas, añadió el comunicado.
Desde el pasado 6 de febrero, todo han sido caídas en los títulos de ING. Sólo en las últimas 12 jornadas, las pérdidas en bolsa alcanzan el 58%. Si al final de 2008 anunció las que eran las primeras pérdidas de su historia, desde su creación en 1991, su cotización marca ahora mínimos históricos.
Los intentos de ING, y del Gobierno holandés, de tranquilizar al mercado no han surtido efecto. La entidad aseguró el lunes que hará frente al pago de los intereses en sus bonos, y el Ministerio de Finanzas del país reiteró que no tiene previsto ningún rescate adicional.
Pero el mercado no parece dar por seguras ninguna de estas dos opciones. La publicación de las informaciones sobre la presunta cancelación del pago de los intereses de sus bonos agravó las dudas sobre las carencias de capital de la entidad.
A su vez, la creciente incertidumbre sobre la fortaleza financiera de ING reactivó los rumores de un nuevo rescate por parte del Gobierno holandés. Los mercados han dado rienda suelta a las especulaciones, hasta hablar incluso de una nacionalización.
El pasado mes de octubre, ING recurrió a la ayuda gubernamental para obtener una inyección de capital de 10.000 millones de euros. El banco, además, logró una garantía estatal sobre activos valorados en unos 22.000 millones de euros.
La compañía, dentro de un proceso más amplio de renovación de su cúpula directiva, nombró ayer mismo al nuevo responsable de sus finanzas. Patrick Flynn, hasta ahora director financiero del negocio de seguros de HSBC, será el director financiero del grupo holandés, en sustitución de John Hele. Previamente, hace un mes, ING nombró a Jan Hommen como nuevo consejero delegado, en lugar de Michael Tilmant.
Esa pérdida masiva probablemente causará degradaciones en sus calificaciones de seguro y crédito que obligarán a AIG a recaudar un colateral que no tiene.
Las pláticas entre el gobierno y AIG están enfocadas sobre la forma en que la compañía puede intercambiar parte de la deuda en poder del gobierno por acciones en AIG.
AIG ha pedido prestados alrededor de 40.000 millones de dólares de una facilidad de crédito de 60.000 millones de dólares proporcionada por el Banco de la Reserva Federal de Nueva York.
(Xinhua)
Las pérdidas en el último trimestre del año alcanzaron los 9,95 dólares por acción y en el conjunto del año los 24,87 dólares, cantidades que dan muestra de los problemas financieros que está teniendo Bank of America -el mayor banco estadounidense por activos- para integrar al malogrado Merrill Lynch.
En enero, Bank of America recibió una inyección de capital que incluía 20.000 millones de dólares para sanear las cuentas de Merrill Lynch.
En los resultados de la entidad correspondientes al cuarto trimestre de 2008 pesaron unas amortizaciones de 2.300 millones de dólares y 3.600 millones en bonos a ejecutivos, una cantidad que ha sido criticada desde ámbitos políticos e incluso judiciales.
El fiscal general de Nueva York, Andrew Cuomo, ha impulsado una investigación por la que el ex máximo responsable de Merrill Lynch John Thain deberá ofrecer esta semana información detallada de esas bonificaciones.
Tras un fin de semana de intensas negociaciones en Nueva York, Merrill aceptó ser adquirida por Bank of America el pasado 15 de septiembre, la misma mañana en que Lehman Brothers se declaró en bancarrota.
Los títulos de Bank of America subían un 2,5 por ciento en los primeros minutos de la sesión de hoy en la Bolsa de Nueva York y se cotizaban a 4,85 dólares.
Las cifras no serán oficiales hasta el próximo lunes, fecha en la que la aseguradora dará a conocer al mercado sus cuentas relativas al cuarto trimestre. Esta cifra de pérdidas históricas llevaría al Gobierno estadounidense ha tener que aportar más liquidez de AIG, de la cual posee más del 80% de su capital.
Directivos de la empresa estadounidense mantienen negociaciones con representantes gubernamentales para que AIG acceda a más financiación suplementaria a cambio de saldar su deuda, comercializaron con su capital. No obstante, se manejan otras opciones por si las conversaciones no llegan a buen puerto.
A tenor de la información que ha publicado la CNBC, las pérdidas históricas estarían provocadas por la reducción de capital en bienes comerciales y otros activos. Además, la cadena ha desvelado que si no se alcanza un acuerdo, los abogados de la aseguradora podrían tener preparado un anuncio de bancarrota. Esta última afirmación ha sido desmentida.
La situación crítica de la compañía de seguros tiene lugar en un momento en el que la banca estadounidense parece abocada a la nacionalización temporal para evitar el derrumbe del sistema financiero. Sin embargo, el Gobierno y las instituciones han asegurado que la mejor forma de salvar el sistema es mantener bajo gestión privada a aquellas entidades fuertes y solventes, descartando una posible nacionalización.
Entre las señaladas por sus problemas crediticios y posible candidata a caer en la nacionalización es Citigroup. En los últimos días, numerosas informaciones apuntaban a que el Gobierno tomaría el control total de la entidad. Aún así, es todavía posible que una negociación entre ambas partes lo evite.
La aseguradora ya ha recibido 150.000 millones de dólares (118.633 millones de euros) del plan de rescate financiero que aprobó el Congreso el pasado octubre, sin embargo, sus acciones han perdido un 22% de su valor bursátil.
El Gobierno posee cerca del 80% de las acciones de la compañía de sus intervenciones anteriores, que incluyen un préstamo de 60.000 millones de dólares, 40.000 millones de dólares en inversiones de acciones preferenciales y 50.000 millones de dólares para absorber sus activos tóxicos.
Este nuevo acuerdo daría otros 30.000 millones de dólares en capital procedentes de un Fondo de Ayuda del Gobierno. Como parte del acuerdo, el Gobierno accedería a revisar la tasa de interés a la que AIG paga los préstamos hechos por el gobierno.
AIG paga en estos momentos tres puntos porcentuales sobre el Libor, la tasa a la que se prestan dinero los bancos en el mercado londinense. Se calcula que la reducción de estos intereses permitiría a la compañía ahorrar 1.000 millones de dólares.
Por su parte, AIG devolverá parte de la deuda contraída con acciones de sus dos compañías en el extranjero, American International Assurance y American Life Insurance que opera en 50 países. "The New York Times" aseguró que el informe que la compañía presentará el lunes podría reportar las mayores pérdidas de la historia de una compañía en un solo trimestre.
El consejero delegado y presidente de AIG, Edward M. Liddy, ha declarado en un comunicado que la empresa ha ehcho "significativos progresos en la mejora de la liquidez y en sus actividades relacionadas con el crédito", pero ha reconocido "que los mercados de capital y la economía continúan revueltos y estamos llevando a cabo medidas adicionales para conservar el valor de nuestro negocio y maximizar el beneficio para los accionistas, incluídos los contribuyentes".
Las pérdidas trimestrales de alrededor de 60.000 millones de dólares (más de 47.600 millones de euros) incluyen hasta 25.000 millones de dólares (19.842 millones de euros) en pérdidas por inversiones, unos 20.000 millones de dólares (15.874 millones de euros) en amortizaciones, y hasta 15.000 millones de dólares (más de 11.900 millones de euros) en gastos de reestructuración.
AIG, que disponía de 74 millones de clientes a finales de 2007, ha desvelado que ha perdido negocios y que tiene problemas para encontrar nuevos clientes desde que fue rescatada por primera vez en septiembre tras la mala gestión en hipotecas, que dejaron a la firma al borde del colapso.
En aquella ocasión, el Gobierno intervino con un rescate de 85.000 millones de dólares (casi 67.500 millones de euros), y posteriormente le ofreció financiación adicional, ampliando su ayuda a 123.000 millones de dólares (casi 97.630 millones de euros).
Luego, en noviembre, el Gobierno tuvo que revisar su paquete de rescate elevando la ayuda total a alrededor de 150.000 millones de dólares (119.080 millones de euros).
"La Junta Directiva ha nombrado a Oswald J. Grubel como nuevo director ejecutivo con entrada en vigor inmediata. Esto supone un paso más para restaurar la confianza de los accionistas y sentar las bases para regresar al camino del éxito", afirmó el banco en una declaración.
Grubel desempeñó el cargo de director ejecutivo del segundo mayor banco de Suiza, Credit Suisse, entre 2003 y 2007, y cuenta con una amplia experiencia en el sector bancario, añadió el UBS.
Su experiencia será muy valiosa para el UBS en este entorno inestable, según la declaración.
El UBS declaró que Rohner había informado a la Junta Directiva de su intención de dejar su cargo de director ejecutivo del grupo a principios de enero.
(Xinhua)
La administración estadounidense habría podido obtener esta lista respetando el procedimiento suizo y el acuerdo firmado previamente entre Suiza y EEUU.
Para encubrir este procedimiento la autoridad suiza de vigilancia de los bancos, la FINMA, utilizó un artículo de ley previsto para situaciones en que un banco está amenazado de quiebra. Se trataba de saltarse la vía judicial normal y de entregar, sin esperar, los nombres de los clientes.
El problema era o bien entregar los datos o bien arriesgarse a una denuncia penal del Departamento de Justicia estadounidense, teniendo en cuenta que en el pasado prácticamente ninguna empresa había sobrevivido a una denuncia del Departamento de Justicia estadounidense [2].
Sin embargo, la justicia estadounidense ha vuelto a la carga, a pesar de que los datos habían sido entregados.
Ahora exige que UBS entregue al fiscal la identidad de unos 52.000 clientes estadounidenses titulares de “cuentas secretas e ilegales”.
Las cuentas incriminadas representa un total aproximado de14.800 millones de dólares.
Estas exigencias se basan en una denuncia presentada por la administración estadounidense en el tribunal civil de Miami.
El 20 de febrero el Tribunal Administrativo Federal de Suiza comunicó su decisión de prohibir la transmisión de los datos bancarios de los clientes de UBS a las autoridades estadounidense.
Con todo, ya se han entregado los datos de los 250 clientes de UBS.
El abogado de la empresa en Washington, George Clarke, piensa que “sin duda el fiscal estadounidense ya conocía esta lista de clientes”.
Se puede suponer que los estadounidenses hacen que se les entregue una lista de nombres que ya tienen.
El objetivo es menos el establecimiento de procedimientos fiscales que obligar tanto al banco UBS como a las autoridades de regulación suizas a violar su propia legalidad.
Se trata, pues, de un auténtico acto de soberanía internacional en la medida en que la administración estadounidense tiene capacidad de imponer una decisión que viola el marco legal en el que ella se inscribe.
Tanto la respuesta positiva de UBS como su legitimación por parte de las autoridades de control helvéticas sitúan a la administración estadounidense en una posición que le permite formular nuevas exigencias, otra vez fuera de toda legalidad.
La soberanía estadounidense se define así no sólo como capacidad de imponer la excepción sino, sobre todo, de imponer un estado de excepción permanente.
Esta manera de proceder recuerda a la manera como Estados Unidos obtuvo de las autoridades europeas la transferencia de los datos personales de los pasajeros aéreos, así como las informaciones financieras sobre ciudadanos de la Unión [Europea].
En primer lugar, Estados Unidos planteó un acto de pura fuerza, de captura de las informaciones personales, en violación del derecho europeo.
A continuación acuerdos firmados con la Unión [Europea] legitimaron esta acción.
El hecho de que la administración estadounidense disponga, a través del servidor [informático] de la sociedad Swift situado en territorio estadounidense [3], del conjunto de las informaciones relativas a las transacciones financieras internacionales permite suponer que, en su mayor parte, ya tiene los datos reclamados a USB de los 52.000 defraudadores del fisco estadounidense.
Recordemos también que gracias a Remotegate las autoridades estadounidenses disponen de una entrada especial que les permite vigilar los intercambio entre bancos internos de Suiza [4].
El sistema de cifrado que utiliza el banco tampoco podría resistir a las investigaciones de la NSA, la agencia de espionaje estadounidense que está particularmente especializada en esta materia.
Tampoco podría el lenguaje codificado utilizado por los gerentes de UBS, por ejemplo: “naranja”, por euro; “verde”, por dólar; “cisne”, que significa un millón, y “nuez”, 250.000, que durante mucho tiempo podría engañar a un investigador.
En sus últimas exigencias lo esencial para las autoridades estadounidenses es hacer que se les entreguen también las informaciones, lo cual es una violación de los procedimientos jurídicos suizos [5].
Se trata de hacer que este Estado abandone sus prerrogativas de regalía para cedérselas a la administración estadounidense.
Además, el Consejo Federal de Suiza reaccionó en términos de soberanía el pasado domingo 22 de febrero protestando contra las amenazas estadounidenses de medidas unilaterales y anulando su participación en una audición en el senado estadounidense en relación a las cuestiones fiscales y al asunto UBS.
Esta nueva soberanía estadounidense se inscribe en una reorganización del sistema financiero internacional que a través de la lucha contra el fraude fiscal distingue los “paraísos fiscales” (a los que pertenece Suiza) de los centros “offshore”, como por ejemplo, los centros financieros de las islas del Caribe.
Completamente controlados por las autoridades estadounidenses, estos últimos podrían conservar todas sus actividades en detrimento de su competidores a lo que se ha calificado negativamente.
Estados Unidos y su satélite de las islas del Caribe controlan un mercado de “dinero gris” casi igual al de Suiza, puesto que ocupan una segunda posición, después de Suiza, en materia de gestión de las “fortunas transfronterizas” [6].
Tras la ofensiva estadounidense, Suiza, que sigue manteniendo una tercera parte del mercado del ahorro mundial administrado fuera del país de residencia, podría ceder rápidamente el terreno a su principal competidor.
Notas:
[1] “UBS refuse de lever le secret bancaire sur 52 000 comptes illégaux”, Le Monde, 20/02/2009
[2] Jean-Claude Péclet, “Données UBS aux Etats-Unis : transmission interdite !”, Le Temps, 22/02/2009
[3] Jean-Claude Paye, “Les transactions financières internationales sous contrôle étasunien”, Réseau Voltaire, 28/04/2008
[4] Elisabeth Eckert, “Les Etats-Unis ont déjà brisé le secret bancaire suisse”, 24heures.ch, 11/11/2008
[5] Agathe Duparc, “La justice américaine ouvre une brèche dans le secret bancaire suisse”, Le Monde, 21/02/2009
[6] Myret Zaki, “UBS ébranle la place financière”, Le Temps, 24/02/2009
Jean-Claude Paye
Autor de El final del Estado de derecho, Hiru, Hondarribia, 2008, y de Global War on Liberty, Telos Press, Nueva York, 2007.
(mas...)
Así se lo ha hecho saber Calmy-Rey a la Secretario de Estado de EEUU, Hillary Clinton, indicandola que "no es fácil para Suiza aceptar esa presión sobre UBS que va en contra de la ley suiza". Además, la ministra del país helvético ha añadido que "debemos evitar que la tensión aumente porque UBS tiene 30.000 empleos en Estados Unidos".
Según Calmy-Rey, ambas se mostraron de acuerdo en que se debe evitar toda escalada sobre este asunto para evitar males mayores.
El secreto bancario y los paraísos fiscales siguen en el centro de la polémica.
En medio de una creciente presión internacional, Austria, Luxemburgo y Suiza han formado un frente para proteger estos dos pilares de la arquitectura financiera desregulada.
"Lamento mucho que haya países que hablen de paraísos fiscales sin debatir el criterio con el que se define estos paraísos", indicó el ministro del Tesoro de Luxemburgo, Luc Frieden
En el centro de esta nueva alianza está una de las grandes batallas políticas que se librará este año: la regulación del sistema financiero internacional.
El fisco estadounidense forzó al principal banco suizo, el UBS, a entregar los datos de cientos de cuentas secretas
¿Paraísos o infiernos?
La alianza quiere tener voz en la cumbre del G-20 -conformado por las autoridades financieras de los países más industrializados agrupados en el G-7 y un grupo de naciones emergentes- que se llevará a cabo el próximo mes en Londres.
Y es que tanto el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, como los líderes de países clave de la Unión Europea - Alemania, Francia y el Reino Unido - tienen planes legislativos para neutralizar el creciente poder de estos paraísos fiscales por los que circulan millones de millones de dólares cada año y una buena parte de la evasión fiscal planetaria.
En Estados Unidos el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, confirmó que el presidente Obama apoyará la legislación contra el abuso de los paraísos fiscales, el llamado "Stop Tax Haven Abuse Act".
Alemania estudia implementar una ley similar y Francia está avanzando en ese mismo sentido.
Por su parte, según la prensa británica, el Reino Unido está por publicar una lista negra de países y zonas vinculadas a los paraísos fiscales que sería aprobada por la cumbre del G-20 en Londres.
De hecho, la batalla ya tiene algunas escaramuzas memorables.
En febrero el fisco estadounidense forzó al principal banco suizo, el UBS, a entregar los datos de cientos de cuentas secretas de presuntos evasores.
Pero el gobierno suizo indicó que no aceptaría que se revelen los nombres de cientos de miles de ciudadanos estadoundienses con cuentas en sus bancos.
El agujero financiero
Criticados por su falta de transparencia, asociados a las cuentas secretas de gobernantes de facto en el Tercer Mundo y a los trucos contables de grandes empresas, el secreto bancario y los paraísos fiscales florecieron hasta que la implosión del sistema económico mundial el año pasado los puso en el centro del debate.
Suiza, Austria y Luxemburgo quieren evitar la publicación de una lista negra con la promesa de que van a mejorar la cooperación en la lucha contra la evasión impositiva.
No son los únicos.
Paraísos fiscales como las islas Caimán y las Bermudas siguen con creciente preocupación este involuntario estrellato que han logrado de la mano de la crisis económica.
Geoff Cook, de Jersey Finance, que representa la industria financiera de la Isla de Jersey, teme que sea una batalla perdida debido a la presión fiscal que hay sobre los países del Primer Mundo.
"Están desesperados por incrementar su recaudación impositiva", indicó Cook al periódico británico Financial Times.
Si en épocas de bonanza se podía hacer la vista gorda sobre el tema, con las vacas flacas el secreto bancario y los paraísos fiscales han quedado en la mira.
Además, el 18 de febrero UBS accedió a pagar 780 millones de dólares al fisco de EEUU por haber ayudado a clientes estadounidenses a evadir impuestos, informó el departamento de Justicia. Además, la entidad prometió dar al Gobierno los nombres de esos clientes en un acuerdo legal alcanzado en un juzgado de Fort Lauderdale (Florida), según un comunicado.
"Nuestra previsión a corto plazo sigue siendo extremadamente cuata", ha ndicho el presidente y director ejecutivo del grupo, Peter Kurer y Oswald Gruebel, en una carta a sus accionistas. El mes pasado, el banco suizo fichó a Gruebel, ex CEO de Credit Suisse, en sustitución de Marcel Rohner, con el objetivo de intentar devolver la confianza a los inversores.
Las acciones de la entidad suiza cayeron un 3,8% en la apertura de hoy debido a la reformulación de sus resultados.
La entidad suiza acusa de lleno la crisis. A los resultados que anunció el pasado 12 de febrero le ha sumado ahora las cargas fiscales derivadas del caso por que el 18 de febrero aceptó pagar una multa de 780 millones de dólares a la Justicia estadounidense por ayudar a sus clientes estadounidenses a defraudar el fisco.
A este agujero ya anunciado se le suman más provisiones para cubrir la depreciación de sus activos debido a la crisis y que aún no han sido comunicadas al Banco Nacional de Suiza como parte de la ayuda gubernamental para cubrir sus pérdidas récord.
Con estos nuevos datos sobre la mesa UBS se ha visto obligada a recalcular sus pérdidas de 2008. Las ha elevado en 1.190 millones de francos suizos y por tanto, hasta 20.900 millones, los 19.700 millones de números rojos que había anunciado con anterioridad.
"Nuestras previsiones a corto plazo son extremadamente cautelosas", según ha indicado su presidente Peter Kurer y su consejero delegado Oswald Gruebel en una carta dirigida a sus accionistas. El mes pasado, UBS fichó a Gruebel, ex consejero delegado de Credit Suisse, en sustitución de Marcel Rohner, con el objetivo de intentar devolver la confianza a los inversores. Y la semana pasada la entidad sustituyó a Kurer por Kaspar Villiger, ex ministro suizo de Finanzas.
Los títulos de la entidad suiza reaccionan en los primeros minutos del mercado con subidas del 14%.
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