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Plan económico de Obama no convence |
El presidente de los EEUU, Barack Obama, tiene su primera traba con el Congreso estadounidense. El bloque de los republicanos, a pesar de ser una minoría, se ha manifestado en contra del nuevo plan de estímulo económico propuesto por Obama, y que suma unos $825 mil millones. Izquierda demócrata también muestra resistente a ciertas ideas del flamante mandatario y anuncia que hará oposición si es necesario.
De acuerdo con la prensa estadounidense, los republicanos aseguran que el plan debe ser reformado totalmente para poder ser aprobado. En una publicación de la cadena BBC, el líder de la minoría republicana en la Cámara Baja, John Boehner, aseguró que el país "no va a volver al camino de la prosperidad prestando y gastando dinero", y más aún cuando Obama todavía no ha gastado los $350 mil millones, que corresponde a la segunda parte del plan rescate de Bush (el total fue de $700 mil millones. El ex presidente entregó solo la primera parte de ese monto).
Los republicanos, tampoco están de acuerdo en destinar del nuevo paquete ($825 mil millones) unos $257 mil millones en recortes de impuestos, y más de $500 mil millones en un masivo plan de obras públicas, que incluyen construcción de escuelas y vías. Con esta estructura, Obama asegura que reactivará la economía y creará al menos unos 3 millones de empleos.
Según los republicanos, solo el 40% del megaplan de Obama sería gastado en los próximos dos años.
El flamante mandatario también puede tener dificultades con la izquierda de su partido, que pide más intervención del Estado en la alicaída economía. "Es muy obvio que Obama representa al corazón y al alma de este país y que la gente lo ama. Pero en algunas cosas no estaremos de acuerdo", señaló un legislador demócrata progresista de California, Lynn Woolsey. Este nuevo plan debería ser aprobado, a más tardar, el próximo 16 de febrero, según la Casa Blanca, pero los republicanos a pesar de no tener una mayoría para rechazarlo, sí podrían demorarlo por más tiempo.
Inicia lucha por el calentamiento global
El presidente Barack Obama, dispuso nuevas medidas para estimular el desarrollo de vehículos que consuman menos combustible y para reducir la dependencia energética del exterior. Estas iniciativas son el primer intento del presidente de cumplir con sus promesas de campaña de unirse a la lucha contra el calentamiento global y reducir la dependencia de las fuentes de energía proveniente de conflictivas regiones del mundo. Obama pidió a la Agencia de Protección del Medio Ambiente que conceda al estado de California el derecho a imponer sus propias restricciones a las emisiones de gases que causan el efecto invernadero.

Etiquetas: conocimiento, medios, memoria, monopolios, multitud, politica.
En la preapertura de Wall Street, el festival alcista se refleja en las revalorizaciones que auguran las acciones de Citigroup (+20%), Bank of America (+14,1%), Wells Fargo (+10%), JPMorgan Chase (+7%) y Goldman Sachs (+5,5%).
En el día en el que se procederá a la votación del plan de rescate financiero diseñado por Estados Unidos, la mirada de inversores y analistas se concentra en la posibilidad de que la Administración Obama confirme la creación de un 'banco malo', también conocido como 'banco tóxico'.
Esta entidad de nueva creación aliviaría la delicada situación que presentan la mayoría de los bancos estadounidense, al absorber los activos más problemáticos, 'toxicos'.
El rebrote de confianza sobre el sector financiero se extiende también a las bolsas europeas. Para ello cuentan además con estímulos adicionales, en especial la banca británica. Los analistas de Citigroup han mejorado a 'comprar' su recomendación sobre Lloyds, al estimar que el desplome bursátil sufrido en los últimos meses descuenta ya los riesgos de una nacionalización.
Los inversores siguen el consejo de compra emitido por los analistas de Citi, y las acciones de Lloyds se disparan un 41% a media sesión. También en la Bolsa de Londres, los títulos de Barclays se aprecian un 21%, los de Royal Bank of Scotland un 18%, y los de HSBC un 8,7%.
El índice sectorial Stoxx600 Banks cotiza con una espectacular subida del 8,5%, fruto, además del rally que registran los bancos británicos, de revalorizaciones como el 16,6% que se anota Deutsche Bank. BNP Paribas rebota un 14%, y Société Générale un 10%.
Santander, después de avanzar sus resultados, y su política de dividendo, destaca también con una mejora del 8,5% en su cotización. Unicredit comparte subidas del 8%, y Crédit Agricole e ING superan el 6%.
En el Ibex, aparte del 8,5% que se aprecia Santander, BBVA cotiza un 4% al alza, con posterioridad también a la publicación de sus cuentas de 2008. Banco Popular se revaloriza un 3,2%, Bankinter un 2,3%, Banesto un 1,8% y Sabadell un 1,4%.
La creación de este ‘bad bank’ sería un paso importante para devolver la estabilidad en los balances en los bancos y sanear sus cuentas, lo que favorecería para recuperar la confianza entre las entidades y regresar a la actividad prestataria interbancaria.
Estas nuevas medias estarían incluidas en la reforma del Plan de Rescate financiero que prometió el pasado miércoles Timothy Geithner, nuevo Secretario del Tesoro, después del fracaso que supuso el primer tramo de ayudas diseñado por Henry Paulson. El anterior responsable del Tesoro estadounidense destinó 350.000 millones de dólares para inyectar capital en las instituciones financieras, que acabaron en un escándalo de remuneraciones en bonus de los altos directivos de bancos que se acogieron al dinero público.
Geithner considera que hay varias posibilidades para establecer el valor de estos activos tóxicos para su posterior compra. Entre las diferentes opciones que se barajan se encuentra la valoración de los activos malignos mediante una comparación con otros similares y establecer su valor actual, recurrir a firmas independientes para que tasen su precio o la intervención de los supervisores del mercado para dictaminar cual es su precio de mercado.
La próxima semana, Obama podría anunciar la próxima semana los detalles de la reestructuración del plan de rescate. De momento, el Senado aprobó en el día de ayer la concesión de 522.000 millones destinados para este segundo tramo de las ayudas financieras.
Además, once demócratas, del mismo partido que el presidente, también votaron en contra. Esta decisión supone un revés para Obama, que ha estado toda la semana negociando en el Capitolio para recabar apoyos entre los republicanos. Sin embargo, éstos, en el momento definitivo de la votación, le han dado la espalda al presidente por el excesivo gasto.
Ahora, el texto espera su ratificación por parte del Senado, aunque los senadores republicanos han presentado un propio plan alternativo al de Obama, con los mismos objetivos pero con distintas fórmulas, que elevaría el coste del proyecto hasta 900.000 millones y que difícilmente será del agrado de los demócratas. Desde la Casa Blanca se ha instado a las dos cámaras a consensuar un único programa, que debe estar presentado ante el presidente el próximo 14 de febrero.
Después de la votación, Obama aseguró que las diferencias entre partidos no pueden retrasar el plan. “Debemos actuar rápido y decididos para que los americanos vuelvan al trabajo”, reiteró el presidente, que acaba de completar su primera semana en la Casa Blanca.
Mientras este proyecto se debate en el Capitolio, el equipo económico del presidente (encabezado por Larry Summers y por Timothy Geithner) preparan la reforma de otro proyecto independiente al del Congreso, el que busca estabilizar al sector financiero y que Obama heredó de la anterior Administración. El nuevo Gobierno volvería a recuperar la compra de activos de mala calidad de los bancos.
Esta iniciativa ya se contempló por parte del anterior ejecutivo que, finalmente, cambió de opinión y se decantó por realizar inyecciones de capital en las entidades financieras. Previsiblemente, los cambios se anunciarán la próxima semana. Así lo aseguro ayer Geithner, secretario del Tesoro y ex presidente de la Reserva Federal de Nueva York, una de las doce entidades regionales que forman la Reserva Federal, que ayer decidió mantener los tipos de interés y reiteró su intención de comprar deuda pública del Tesoro si es necesario.
En principio, la mayoría demócrata hablaba de un plan de 825.000 millones de dólares, pero el monto bajó a 816.000 millones y, durante el debate de varias enmiendas, los legisladores añadieron otros 3.000 millones para gastos en el sector de transporte.
La votación se llevó a cabo a las 23.15 GMT, momentos después de que se derrotara una alternativa de 475.000 millones de dólares presentada por la minoría republicana, que ha tachado el plan de costoso e ineficaz para espolear la maltrecha economía. También se rechazó otra propuesta republicana, impulsada por John Mica, para modificar el texto del plan impulsado por el nuevo jefe de la Casa Blanca.
Ahora, al Senado
El Senado prevé comenzar a debatir el plan la próxima semana, aunque los republicanos en esa cámara insisten en modificarlo. La idea es enviar el documento final a la Casa Blanca el 16 de febrero próximo. El plan, de 647 páginas, busca crear o preservar entre tres y cuatro millones de empleos, impulsar las inversiones en infraestructura y proyectos energéticos, y destinar ayudas a los desempleados y los gobiernos locales y estatales.
El proyecto de ley incluye poco más de 365.000 millones de dólares para la infraestructura nacional, 180.000 millones en ayudas para los desempleados y otros programas sociales. Además, contempla unos 275.000 millones en recortes tributarios que incluiría un crédito de hasta 500 dólares para los trabajadores.
Obama, que esperaba un apoyo bipartidista al plan, insistió en que Estados Unidos atraviesa un momento "peligroso" y que "no hay tiempo que perder" para reactivar la economía. El gobernante, que dedicó toda su primera semana en la Casa Blanca a promover el plan, se reunió con más de una decena de ejecutivos de grandes corporaciones para evaluar una crisis que ha causado el recorte de decenas de miles de empleos.
El martes, Obama se desplazó al Capitolio para persuadir a sus detractores republicanos. Aun así, los republicanos presentaron durante un acalorado debate una alternativa con más recortes tributarios que, aseguraron, costaría menos, crearía "6,2 millones" de empleos y sería el mejor antídoto para los males de la economía.
Oscuro panorama
En un caso extremo, la prensa local destacó el caso de un hombre en Los Ángeles que, tras perder su empleo en una compañía de servicios médicos, asesinó a su esposa, también desempleada, y a sus cinco hijos. Se calcula que la economía está perdiendo más de medio millón de empleos cada mes. En lo que va de esta semana, más de 100.000 personas se han quedado sin trabajo.
Ante ese oscuro panorama, los demócratas insistieron en que el plan creará empleos y fomentará el crecimiento económico, mientras los republicanos replicaban que los gastos fiscales son excesivos y que los recortes de impuestos no son suficientes. "Hace ocho días, el presidente Obama dio su discurso de investidura, que creo es una gran guía para el futuro. Con la acción rápida y audaz de hoy, estamos haciendo eso, estamos llevando a EE.UU. en una nueva dirección", dijo la presidenta de la cámara baja, Nancy Pelosi.
Pero, valiéndose de un análisis del Congreso, la oposición montó una campaña contra un plan que calificó como una orgía de gastos fiscales y que tendrá poco eficacia a corto plazo para ayudar a las clases media y empresarial. El "número dos" de la minoría, Eric Cantor, expresó confianza en que, durante el proceso de armonización bicameral, los demócratas incorporen las soluciones republicanas "de sentido común" antes de enviar el proyecto de ley al Despacho Oval.
Incluso dentro de la bancada del llamado partido azul no hubo unanimidad a la hora de certificar el enorme paquete financiero de recortes de impuestos y gasto público, comentó el diario The New York Times.
Obama, quien esperaba obtener amplio apoyo bipartidista, apuntó que el plan de rescate de mercados ratificado por los representantes puede y debe ser mejorado antes que él lo convierta en ley.
Los republicanos argumentaron que la iniciativa contenía demasiados gastos innecesarios y no tenía suficientes reducciones de impuestos.
El Senado debatirá la medida la semana próxima y varios comités ya están trabajando en su propia versión, que se prevé incluya una reducción adicional de impuestos por 70 mil millones de dólares.
La Unión Nacional del Contribuyente (UNC) exhortó la víspera a que el dinero de impulso económico propuesto por el presidente Obama fuera usado en proyectos de alta prioridad.
Voceros de la UNC enviaron una carta a miembros del Congreso con el propósito de sacar del programa de subsidios a casinos, clubs de golf, hipódromos, complejos de piscinas, acuarios y zoológicos, entre otras instalaciones de recreación.
La meta del plan de Obama es favorecer prioritariamente renglones económicos que beneficien a un amplio margen de la sociedad, cualquier otro aspecto de la iniciativa debe ser observado con ojo escéptico, indicó la misiva.
El Senado tiene pensado considerar la medida contra la recesión la próxima semana y bajo la presión de un complejo escenario laboral donde la ola de despidos masivos marca ya cifras de unos 200 mil empleos perdidos en el país durante las últimas cinco semanas.
La iniciativa, una de las propuestas más caras en la historia norteamericana, fue aprobada ayer por 244 votos a favor y 188 en contra, gracias a la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes que garantizó votos suficientes para llevar adelante el proyecto.
Desde la presidencia del foro, la demócrata Nancy Pelosi, apuntó que el mandatario norteamericano pretende conseguir un cambio que revitalice la economía del país, luego de que la desaceleración industrial arreciera desde diciembre de 2007.
Hemos adelantado en el camino de arreglar disonancias partidistas referentes a esta legislación importante para nuestra nación, comentó el líder republicano del Senado, Mitch McConnell. El Congreso debe apurarse para devolver en febrero próximo el proyecto final a la Casa Blanca, dijo.
El plan aprobado la víspera por la cámara baja llegó al recinto como una propuesta de 825 mil millones de dólares, después al recibir el visto bueno quedó en 819 mil millones. Ahora el nuevo acuerdo de Obama y los republicanos podría elevar el monto hasta 900 millardos de dólares.
Según McConnell, la oposición exigió al Ejecutivo aumentar los recortes de impuestos en el paquete de rescate de modo que representen un 40 por ciento del programa total de estímulo.
Los cambios incluirán aumentar las rebajas fiscales para particulares y empresas, medidas que buscan estimular el consumo y la actividad económica. Estos recortes absorben cerca del 32% del plan actual, porcentaje que puede crecer hasta el 40% para ganar apoyo republicano.
De momento, en el texto aprobado ya existen rebajas fiscales relevantes para las empresas. Algunas beneficiarán a las compañías que están en crisis, como los bancos o los fabricantes de coches. Así, se permitirá a las empresas solicitar reembolsos de efectivo al Gobierno para compensar pérdidas de los últimos cinco años, como máximo. Esta medida beneficia a todas las empresas, pero sobre todo a los bancos, que con la actual crisis están devaluando sus activos y soportando elevadas pérdidas. Las entidades financieras, además, tienen un plan de rescate propio, heredado de la Administración de Bush, que Obama ampliará y que se presentará la próxima semana.
El proyecto también permite a las compañías pedir estas devoluciones de efectivo por créditos fiscales acumulados en el pasado y que no han utilizado. Estos créditos están relacionados con el uso de energías limpias o con la inversión en investigación. Además, el texto permite a ayuntamientos y estados endeudarse en construcción.
El plan en conjunto debe contribuir a crear hasta cuatro millones de empleos hasta 2011. Sin embargo, ayer Robert Gibbs, portavoz de la Casa Blanca, admitió que puede que la economía siga necesitando ayudas públicas en 2011. "No parece que nos vayamos a levantar el 1 de enero de ese año y todo esté tan bien", indicó.
Hoy el Gobierno dará a conocer el dato del PIB del cuarto trimestre de 2008. Los analistas temen que la caída será muy pronunciada y ayer Deutsche Bank fijó el retroceso en el 6,5%.
EEUU necesita de otros países, especialmente de “China, para lograr la recuperación de su economía”, dijo ayer el ex presidente Bill Clinton. En la reunión del Foro de Davos, Clinton dijo que los países dependientes de las exportaciones al mercado estadounidense, con importantes reservas en dólares y que sufren los efectos de la crisis deben apoyar el plan de Obama para rescatar la economía.
La cita de Davos pierde parte de su ‘glamour’
Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del World Economic Forum (WEF) lo intentó por activa y por pasiva. Trató por todos los medios y hasta el últimos instante que el rutilante nuevo presidente de EEUU, Barack Obama, dedicara un hueco a Davos en su agitada agenda inaugural. Una ausencia bastante e justificada, dada la premura exigida al Congreso en aprobar su plan de estímulo.
Con lo que no contaba Schwab era con ver que el otrora centro de deliberación entre gobiernos, empresas y líderes sociales de la estación invernal suiza, empiece a verse como un túnel del tiempo. Los rostros de Putin, Blair o Clinton recuerdan tiempos pretéritos. Y despiertan poca confianza a la hora de resolver los grandes desafíos globales.
Putin labró su poder presidencial tras la crisis de los noventa, pero el tsunami financiero actual parece desbordar su labor como primer ministro. A Blair se le achaca su nula actividad en el último conflicto de Oriente Próximo, pese a ser el enviado especial del Cuarteto. Y a Clinton, el diario The Guardian le acaba de identificar como uno de los 25 culpables del credit crunch.
El presidente hablaba después de que este viernes se dieran a conocer una serie de datos económicos que apuntan a un ahondamiento de la crisis económica. Entre ellos, el Producto Interior Bruto (PIB) del país se contrajo un 3,8 por ciento en el último trimestre de 2008, la mayor caída desde 1982. Obama propone para hacer frente a la crisis el plan de estímulo económico que, dotado con 819.000 millones de dólares , la Cámara de Representantes ya aprobó esta semana.
Ningún congresista de la oposición republicana votó a favor de la medida, que ese partido critica por considerar que muchas de sus partidas de gasto no contribuirán a impulsar la economía y que se dedica un monto demasiado reducido a los recortes de impuestos.
El plan destina 275.000 millones de dólares a recortes de impuestos a las familias y a las pequeñas empresas, y medio billón a inversiones en proyectos de infraestructura, energía y educación, entre otros sectores. "Los estadounidenses saben que nuestra recuperación económica llevará años, no meses, pero tendrán poca paciencia si permitimos que la política se interponga a la hora de tomar medidas y nuestra economía continúa su cuesta abajo", destacó Obama.
Por ello, indicó, "pido al Senado que apruebe este plan, para que la gente pueda volver al trabajo y comenzar el largo y duro trabajo de sacar a nuestra economía de esta crisis". Además, el secretario del Tesoro, Tim Geithner, anunciará "pronto" una nueva estrategia para reactivar el sistema financiero, prometió.
El año pasado, el Congreso aprobó un plan de rescate por valor de 700.000 millones de dólares para apuntalar la salud bancaria, de los que se ha desembolsado la primera mitad sin resultados tangibles. Obama ha prometido que el desembolso de la segunda mitad se hará con transparencia y de modo que produzca resultados.
Dentro de la estrategia que anunciará Geither, declaró, "insistiremos en una transparencia sin precedentes, una supervisión rigurosa y una rendición de cuentas clara, para que los contribuyentes sepan cómo se gasta su dinero y si se están logrando resultados".
Obama, que el viernes calificó de "vergonzoso" el que las firmas de Wall Street hayan concedido bonificaciones a sus ejecutivos por valor de 18.000 millones de dólares al tiempo que pedían ayuda al Estado para apuntalar sus compañías, reiteró que "el pueblo estadounidense no tolerará tal arrogancia y codicia". "El camino a la recuperación exige que todos actuemos con responsabilidad", insistió.
"Esos bancos por mala administración, porque asumieron riegos enormes, hoy están en una posición difícil (...) Tendremos que hacer más para ayudar al sistema financiero", expresó el presidente estadounidense.
Se espera que la próxima semana Obama explique al país cómo aplicará la mitad faltante del plan de ayuda financiera de US$700.000 millones que concedió el Congreso al gobierno anterior.
El uso de la primera parte del paquete ha sido muy criticado por congresistas y la opinión pública.
Algunos aseguran que el dinero no ha ayudado a recuperar los mercados financieros y en cambio ha ido a parar en compras corporativas, pagos de dividendos y hasta bonos a los ejecutivos.
Mirando al futuro
El propio Obama fustigó la semana pasada el que los principales directivos de Wall Street cobraran unos US$18.000 millones, mientras en su sector se gestaba la peor crisis del último medio siglo.
En su entrevista del lunes con NBC Obama insistió en que "los bancos que reciban fondos de ayuda van a tener que cumplir con ciertas condiciones".
El presidente pareció reconocer el potencial impacto político que podría tener la ejecución de la segunda parte del paquete financiero y la del plan de estímulo económico que espera que le apruebe el Congreso, cuya discusión empieza este lunes en el Senado.
"Si no tengo esto listo en tres años entonces va a ser una proposición de un solo período (presidencial)", expresó Obama reconociendo por primera vez que, como casi todo presidente estadounidense, espera ganar un segundo mandato a partir de 2012.
Lidiar con la oposición
Los problemas de Obama se complican en el Senado, donde los republicanos parecen dispuestos a bloquear el paquete de estímulo económico aprobado la semana pasada por la Cámara de Representantes, si no se corrigen lo que consideran gastos excesivos previstos en el plan.
Aunque en los últimos días voceros del opositor Partido Republicano han arreciado sus críticas al plan presentado por la Casa Blanca, el presidente Obama considera que se trata de "muy modestas diferencias" y confía en que el Senado lo apruebe rápidamente.
"Lo que no podemos hacer es dejar que unas muy modestas diferencias impidan que el paquete de estímulo se mueva rápidamente", afirmó Obama la mañana del lunes en la Casa Blanca durante una reunión con el gobernador de Vermont, Jim Douglas, uno de los republicanos que apoyan el plan presidencial.
Obama afirmó que se necesita una "acción rápida" para combatir lo que llamó el "efecto devastador" de la contracción de la economía estadounidense.
El jueves pasado, con la total oposición de la minoría republicana, la Cámara de Representantes aprobó el paquete de estímulo que prevé el desembolso de US$820.000 millones, una tercera parte de ellos en recortes de impuestos y el resto para inversión en infraestructura, comunicaciones y ayudas sociales.
Críticas opositoras
Mientras Obama hablaba desde la Casa Blanca, en el cercano edificio del Congreso estadounidense, el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, ofrecía una rueda de prensa explicando las objeciones que hacen al paquete de estímulo.
"Nadie está tratando de impedir que el paquete sea aprobado. Lo que queremos es reformarlo", aseguró McConnell, quien aseguró que en el Senado podrían hacérsele "dramáticos cambios" a lo aprobado en la Cámara Baja.
La principal crítica -y el gran temor- de los republicanos es que el plan autoriza un gasto público que ellos consideran excesivo, lo que podría dar al estado un mayor peso en la marcha de la economía del que tradicionalmente ha tenido.
McConell reconoció que "todos estamos de acuerdo en que tenemos que hacer algo, pero no podemos actuar como si el monto fuera irrelevante".
El líder republicano quiso contextualizar la cifra que quiere la Casa Blanca asegurando que "si empiezas a gastar un millón de dólares desde el día en que Cristo nació no llegarías a gastar un billón. Eso es muchísimo dinero".
Equilibrio necesario
Los republicanos verían con mejores ojos que se ampliaran los recortes de impuestos y que el sector privado sea incluido en la reactivación de la producción y el consumo.
Sin embargo, la mayoría de los economistas consultados por BBC Mundo consideran que no es mucho el margen de maniobra que se tiene para diseñar el plan de estímulo a la economía.
Mientras todos coinciden en que las rebajas impositivas ayudarían a reactivar el consumo -que cayó en el último semestre de 2008 para cerrar con un crecimiento anual de 3,6%, el peor comportamiento registrado desde 1961- también consideran inevitable que el gobierno tenga que inyectar dinero inmediatamente.
En general se piensa que es posible encontrar un equilibrio porque no se trata sólo de producir y consumir para reactivar la creación de riqueza. La infraestructura estadounidense necesita una actualización urgente y eso le compete a los distintos niveles de gobierno.
Pienso que es momento para que el presidente y los demócratas en el Congreso lleven adelante este proyecto de ley de la manera correcta, y sin tantos dispendios superfluos, remarcó McConnell.
El programa de rescate económico de Obama pasó la semana pasada la versión de la Cámara de Representantes con un monto de 819 mil millones de dólares, pero no recibió ningún voto de los opositores políticos de la Oficina Oval.
Barack Obama y los republicanos en el Congreso evalúan una fórmula de compromiso para impulsar el paquete de estímulo financiero y revertir la crisis económica nacional.
La más reciente oferta presentada por el jefe de Estado demócrata prevé un incremento en los recortes de impuestos que llevaría al debatido plan de rescate hasta un costo aproximado de 900 mil millones de dólares.
El Senado prevé considerar la medida contra la recesión en los próximos dos días y bajo la presión de un complejo escenario donde la ola de despidos masivos marca ya cifras de 200 mil empleos perdidos en el país durante las últimas cinco semanas.
La versión que aprobó la Cámara de Representantes la semana pasada está dotada de 819.000 millones de dólares e incluye recortes tributarios para las clase media y el sector empresarial y fuertes inversiones en infraestructura y programas sociales.
McConnell explicó que los republicanos se opondrán al plan de reactivación económica porque "ya estamos viendo, incluso antes de votar sobre esto, un déficit de más de un billón de dólares para este año".
La Casa Blanca insiste en que la economía requiere medidas drásticas para crear o preservar más de tres millones de empleos en los próximos dos años.
Obama dijo hoy que las "muy modestas" diferencias que separán a republicanos y demócratas en este debate no deben interferir en la aprobación del plan.
McConnell reconoció que los problemas de la moribunda economía estadounidense son grandes y que se requiere una acción drástica para reanimarla, "pero la mayoría de nosotros pensamos que podemos hacerlo por menos de lo que se ha propuesto en la actualidad".
"También tenemos que asegurarnos de que no pedimos prestado dinero para gastarlo en proyectos que no van a estimular la economía", matizó McConnell.
El líder de la minoría republicana se quejó de que los demócratas, no están escuchando el mensaje de Obama de que el proyecto de ley tiene que lograrse mediante el consenso con la oposición.
McConnell recomendó que el proyecto de ley que salga del Congreso incluya respuestas a la crisis hipotecaria y una reducción de los impuestos para quienes ganan hasta 65.000 dólares al año.
El senador no quiso precisar qué enmiendas o "tácticas de procedimiento" utilizarán los republicanos durante el debate en el Senado, aunque aseguró que no busca torpedear el proyecto de ley sino "reformar y reformularlo".
Obama continuó hoy presionando para que el Congreso apruebe el plan antes del receso del próximo 16 de febrero.
Además, envió hoy un mensaje al electorado alentándole a que "propaguen la voz y recaben apoyo" para el plan.
"Pueden ayudar a restablecer la confianza en nuestra economía al asegurarse de que sus amigos, familiares y vecinos entienden cómo el plan de recuperación (económica) afectará a sus comunidades", dijo Obama.
Una vez aprobado por el Senado, el plan tendrá que ser ajustado en un sólo texto definitivo con el que aprobó la Cámara de Representantes, antes de ser enviado al Despacho Oval de Obama.
La diferencia se debe, según el análisis, a una cláusula en la versión del plan que estudia el Senado que modifica un tipo de impuesto que afectaría principalmente a las clases media y alta.
La CBO calculó en su informe que el 78 por ciento de los fondos incluidos en la propuesta que trata el Senado se aplicarán para finales del año fiscal 2010.
El documento sirvió de apoyo a los detractores del paquete de reactivación económica, principalmente a los republicanos, que insisten en que el plan fraguado entre los demócratas y la Casa Blanca es costoso y poco eficaz.
La versión que estudia el Senado podría ascender a cerca de 900.000 millones de dólares.
Según la minoría republicana, algunos de los gastos fiscales harán poco por estimular el crecimiento económico a corto plazo y la clave está en un aumento en los recortes tributarios para incentivar el consumo.
En la actualidad, alrededor de un 29 por ciento de la versión del Senado incluye recortes de impuestos, un siete por ciento más que la aprobada por la cámara baja.
Al inicio del debate en el Senado, los republicanos volvieron a insistir en que el plan de estímulo incluya más ayudas para el sector inmobiliario.
"Necesitamos corregir (el problema de) vivienda primero", dijo el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, quien ha acusado a los demócratas de marginar a su partido en la elaboración del anteproyecto.
Una propuesta que promueven los republicanos es que los bancos disminuyan las tasas de interés en ciertos préstamos hipotecarios y que las instituciones como Fannie Mae y Freddie Mac los asuman.
McConnell también comentó a los medios que los republicanos respaldan la idea de reducir algunas de las tasas tributarias, de manera que el dinero llegue "directamente" a las familias estadounidenses.
Aún no hay fecha para la votación definitiva del plan, pero los republicanos han prometido luchar por modificar el texto final, si bien niegan la acusación de que lo que quieren es torpedear el proyecto de ley.
Una vez aprobado por el Senado, el plan tendrá que ser armonizado con el que ratificó la cámara baja antes de ser enviado al despacho del presidente de EE.UU., Barack Obama, para su promulgación.
Obama instó hoy a los congresistas a que superen sus diferencias para ratificar pronto el plan de estímulo, pensado para crear o preservar más de tres millones de empleos en los próximos dos años.
La Casa Blanca informó de que Obama tuvo una "reunión productiva" esta tarde con líderes demócratas del Congreso, con quienes coincidió en la urgencia de "aprobar una legislación eficaz a corto plazo".
Los demócratas se comprometieron a "continuar trabajando juntos para lograr el consenso bipartidista que ha buscado el presidente a través de este proceso", agregó una nota de la oficina de prensa.
La meta de los demócratas sigue siendo enviar el plan de estímulo a Obama antes del receso del próximo 16 de febrero.
Para su aprobación en el Senado, el plan -que Obama asegura que permitirá crear o salvar más de tres millones de empleos- necesita el respaldo de al menos sesenta de los cien integrantes de esta Cámara, cuando los demócratas cuentan con 58 votos.
Desde su llegada a la Casa Blanca, hace casi dos semanas, Obama ha cortejado a los legisladores republicanos para que apoyen la medida, que destina cerca de 275.000 millones de dólares (214.700 millones de euros) a rebajas de impuestos y cerca de medio billón (390.400 millones) a proyectos de infraestructura, educación y energía, entre otros.
Obama, que en sus primeros días de mandato recibió en la Casa Blanca a los líderes republicanos y demócratas en el Senado, acudió el martes al Capitolio a reunirse con los legisladores de la oposición y el miércoles celebró un cóctel con miembros del Congreso en la residencia presidencial.
Hoy invitó a quince legisladores, demócratas y republicanos, a ver con él en la Casa Blanca el partido de la "Super Bowl", la final del campeonato de fútbol americano que paraliza la vida estadounidense.
Sin embargo, los republicanos mantienen sus críticas a la medida, de la que consideran que muchas de sus provisiones equivalen a un despilfarro y harán poco por estimular la economía. Frente a ello, este partido propone más rebajas de impuestos.
El "número dos" de los republicanos en el Senado, John Kyl, advirtió hoy en declaraciones a "Fox News" que el apoyo de su partido al plan de estímulo en esa Cámara se desvanece y serán necesarios "importantes cambios estructurales" para que su formación lo respalde.
"Hay que empezar desde el principio y volver a montar" la medida, explicó el legislador, según el cual tal y como está la propuesta "despilfarra muchísimo dinero". A su juicio, se deben introducir enmiendas que encaucen los fondos a afrontar la crisis inmobiliaria, el origen de los problemas económicos actuales.
Por su parte, el senador Dick Durbin, "número dos" de los demócratas en el Senado, afirmó que su partido está "muy abierto" a adoptar algunas de las ideas republicanas.
Los demócratas ya eliminaron esta semana algunos capítulos controvertidos, como fondos para la planificación familiar.
La posición de Obama se podría ver fortalecida si, como se espera, nombra esta semana al senador republicano por Nuevo Hampshire Judd Gregg como su secretario de Comercio. Gregg debería dejar su escaño, cuya vacante correspondería designar al gobernador del estado, John Lynch, un demócrata.
Si Lynch opta por nombrar a un correligionario, los demócratas tendrían 59 votos en el Senado, tan sólo uno menos de los necesarios para aprobar el plan.
La estrategia demócrata, sin embargo, se ha visto perjudicada por el escándalo en torno a Tom Daschle, ex senador por Dakota del Sur y propuesto por Obama para la Secretaría de Salud.
Este fin de semana se dio a conocer que Daschle dejó de pagar en su día al fisco más de 100.000 dólares y recibió cerca de 200.000 dólares por servicios de asesoría a empresas en el sector sanitario, el que tendrá que supervisar si el Senado confirma su nombramiento.
El Comité de Finanzas del Senado tiene previsto celebrar mañana lunes una reunión a puerta cerrada sobre el asunto.
La senadora republicana Susan Collins declaró a la cadena CNN que, si bien Daschle ha pagado sus impuestos atrasados y los intereses, es "una cantidad enorme de dinero".
No obstante, los republicanos se han mostrado cautos al pronunciarse acerca de si estas revelaciones ponen en peligro la confirmación de Daschle. "Es demasiado pronto para decirlo", afirmó Kyl.
Tanto la Casa Blanca como destacados senadores demócratas han expresado su confianza en que Daschle recibirá el visto bueno del Senado.
Por ello, anunció, los directivos de empresas que reciban una ayuda extraordinaria del Estado no podrán recibir bonificaciones superiores a los 500.000 dólares (389.000 dólares).
Las empresas podrán pagarles una mayor cantidad, pero en acciones que sólo se podrán liquidar una vez que esas compañías hayan devuelto al Estado el dinero recibido.
Además, las firmas tendrán que divulgar, y justificar, los beneficios que reciban sus ejecutivos. El Gobierno también impondrá límites a las compensaciones que se paguen a los directivos que abandonen una empresa.
A largo plazo, el Gobierno emprenderá una revisión sobre cómo las bonificaciones desmesuradas han contribuido a una cultura del desprecio del riesgo y acometerá medidas para que los ejecutivos reciban compensaciones por el crecimiento a largo plazo de su empresa, no sólo de trimestre en trimestre.
"Pedimos a estas firmas que tomen responsabilidad, que reconozcan la naturaleza de esta crisis y el papel que han jugado en ella", indicó el presidente, que calificó las medidas anunciadas hoy de "sentido común".
El plan de rescate ya alcanza los 900.000 millones de dólares
Por su parte, Geithner indicó que la crisis se ha debido en buena parte a "la pérdida de confianza en el sistema". Los límites a las compensaciones de los ejecutivos, agregó el secretario del Tesoro, servirán para "fortalecer la confianza en el sistema financiero", aunque advirtió también de que recuperarla "no será fácil y llevará tiempo".
Obama ya había anunciado la semana pasada que tomaría medidas después de que se diera a conocer que el año pasado las bonificaciones a los ejecutivos en Wall Street superaron los 18.000 millones de dólares (14.000 millones de euros), el sexto mayor año de la historia y en medio de la grave crisis económica y financiera.
Los pasos anunciados por el presidente han recibido, empero, críticas de quienes opinan que si se limitan las primas a los ejecutivos, las empresas pueden optar por no recurrir a la ayuda gubernamental justo cuando más la necesitan.
El Congreso de EEUU aprobó en octubre un plan de rescate financiero, valorado en cerca de 700.000 dólares (545.000 millones de euros), para evitar el desplome del sector y permitir que se volvieran a conceder préstamos.
Hasta el momento se han desembolsado 350.000 millones (272.500 millones) sin resultados tangibles, y Obama ha prometido una supervisión más estricta del resto.
En su alocución hoy, el presidente estadounidense, como ha venido haciendo en los últimos días, lanzó un urgente llamamiento al Congreso para que apruebe el plan de estímulo económico, valorado ya en cerca de 900.000 millones de dólares (700.000 millones de euros) y que Obama considera imprescindible para combatir la crisis.
"Un retraso en la hora de tomar medidas, y tomarlas ya, convertirá la crisis en una catástrofe y garantizará una recesión más larga, una recuperación menos sólida y un futuro más incierto", advirtió el presidente estadounidense.
"Insto al Congreso a actuar sin retraso", declaró Obama, cuando el Senado debate el plan, que ya recibió el visto bueno de la Cámara de Representantes la semana pasada.
La oposición republicana ha criticado duramente el plan, que considera que contiene muchas partidas que equivalen a un despilfarro y no servirán para estimular la economía.
Los republicanos proponen mayores rebajas de impuestos y destinar partidas más concretas a apoyar sectores como el inmobiliario, donde se originó la crisis.
Tal y como está, el plan, que en la versión de la Cámara está dotado con 819.000 millones (636.770 millones de euros) y en la del Senado 900.000 millones (700.000 millones), y destina cerca de 275.000 millones (214.000 millones) a rebajas de impuestos.
Asimismo, dota con cerca de medio billón (389.000 millones) la financiación de proyectos de infraestructura, energía o educación.
Obama admitió que "ningún plan es perfecto", pero "no debemos hacer la perfección enemiga de lo imprescindible".
Sí hay en el plan del presidente Barak Obama miles de millones de dólares para financiar proyectos de infraestructura “listos y preparados”, pero también muchos otros que los legisladores no lograron aprobar durante el curso ordinario de sus labores, ya sea por su elevado precio o demostrada inutilidad.
Millones, para gasto público
Una partida de US$800 millones dará a los legisladores amplio terreno para subvencionar sus programas favoritos sin tener que preocuparse, como otrora, de crear un déficit de US$10 billones, con la excusa de que la crisis financiera requiere de forma inminente el gasto de fondos públicos.
Hay una partida de US$1 mil millones para subsanar los problemas burocráticos de la Oficina del Censo y US$88 millones para trasladar el Servicio de Salud Pública a un nuevo edificio el próximo año.
El Senado dedicará además US$2 mil 100 millones para pagar el inminente descubierto de las cuentas del Departamento de la Vivienda Pública, US$870 millones para combatir la gripe, y US$400 millones para frenar la propagación del virus VIH causante del sida y otras enfermedades de transmisión sexual como la clamidia.
“Comuniqué al Gobierno que hay partidas en este plan que no cumplen los requisitos que el propio gobernante se impuso de que sean temporales, de utilidad inmediata y con un fin específico como la creación de empleos, dijo el presidente de la Comisión Presupuestaria del Senado, el demócrata, Kent Conrad.
El legislador quiere que Obama intervenga y que elimine esos gastos superfluos durante las negociaciones entre ambas cámaras.
No es un accidente
Empero, ninguna de estas partidas se coló en el programa por accidente. Al incluir en la versión del Senado programas sociales como los US$40 millones para cambiar la forma de recopilar las estadísticas médicas —del papel al formato electrónico— los legisladores complacen a sus partidarios y grupos de presión pese a que esos gastos en sí no contribuyen en gran manera a la creación de puestos de trabajo.
Algunos legisladores han comenzado a dar voces de alarma.
“He sugerido... menos gastos, y especialmente menos gastos en aquellas partidas que nada tienen que ver con el estímulo económico y que deberían ser financiadas mediante los presupuestos ordinarios”, comentó el representante Jerry Lewis, el máximo legislador republicano en la Comisión de Apropiaciones.
La razón de que tanto gasto no relacionado con el estímulo económico figura en este plan se debe a las limitadas obras públicas de gran envergadura que pueden ser ejecutadas de inmediato. Por la estructura del programa, la mayoría del dinero destinado a obras de infraestructura seguramente no será gastada hasta mucho después que la economía se haya recuperado.
Por ejemplo, solamente un tercio de los US$30 mil millones propuestos por la Cámara para la construcción de carreteras serán para la economía del próximo año y medio, según la Oficina Presupuestaria del Congreso.
Incluso algunos demócratas, como el senador Ben Nelson, creen que US$3 mil 500 millones del plan dedicados a la investigación médica, o US$15 mil millones dedicados a aumentar las becas universitarias del programa Pell Grant en US$500 cada una, tendría mejor uso y de rendimientos más inmediatos en obras públicas.
Se refirió así a ideas erróneas del pasado como que "las reducciones de impuestos, por sí solas, solucionarán todos nuestros problemas; de que podemos hacer frente a los enormes retos que tenemos delante con pasos cortados y medidas puntuales; que podemos hacer caso omiso a los desafíos fundamentales, como la independencia energética y el alto coste de los cuidados médicos, y todavía esperar que nuestra economía y nuestro país prosperarán".
"Yo rechazo esas teorías, y también lo ha hecho el pueblo estadounidense al acudir a las urnas en noviembre y votar contundentemente por el cambio", afirmó, en la página de opinión del diario capitalino.
"Cada día, nuestra economía se pone más enferma, y el momento para encontrar una remedio que dé empleo a los estadounidenses, arranque de golpe nuestra economía y promueva el crecimiento duradero es ahora", sostuvo Obama.
Según el presidente, mediante el plan de estímulo "se crearán o se conservarán más de 3 millones de puestos de empleo durante los próximos dos años, se reducirán inmediatamente los impuestos para el 95 por ciento de los trabajadores estadounidenses, se impulsarán las compras por parte de las empresas y de los consumidores y se darán pasos para fortalecer nuestro país durante muchos años venideros".
En un evidente aviso a los republicanos del Senado, que se oponen al plan, Obama señaló que "ésas son las acciones que los estadounidenses esperan que tomemos sin demora".
El pueblo "no tiene paciencia ante el atasco partidista de siempre que bloquea la acción mientras que la economía sigue deteriorándose", puntualizó.
Los republicanos son minoría en el Senado, pero según el reglamento de la cámara Alta tienen la capacidad de bloquear la aprobación del plan mediante la prolongación indefinida del debate sobre estas medidas.
"Parece que hay un acuerdo", dijo a periodistas. "El 42% de esto es en recortes impositivos (...) el diferencial es en gasto. Es un buen equilibrio", agregó.
El grupo negociador de 20 senadores, liderado por el demócrata Ben Nelson y la republicana Susan Collins, logró reducir el plan de estímulo de poco más de 900.000 millones de dólares a 780.000 millones de dólares, ante presiones políticas para reducir el gasto fiscal. Sin embargo, no está claro que los demócratas reúnan los 60 votos mínimos necesarios para la aprobación del plan.
Consciente de la reticencia de los republicanos, que numeran 41 en la Cámara Alta, Collins dijo: "El pueblo estadounidense quiere que trabajemos juntos. No quieren vernos divididos en torno a la crisis más grave que afronta nuestro país".
El presidente de la Comisión de Finanzas del Senado, Max Baucus, dijo que los demócratas lograrán la aprobación con el apoyo de, al menos, tres o cuatro republicanos en la cámara de 100 miembros. A su vez, Harry Reid, líder de la mayoría demócrata, se mostró convencido de que el plan saldrá adelante. "Vamos a lograrlo. Si no es el próximo día será el otro", declaró.
"Una demora irresponsable e inexcusable"
Por su parte, el presidente de EEUU, Barack Obama, calificó de "irresponsable" la demora del Senado en aprobar este paquete de estímulo económico, con el que pretende crear alrededor de 2,5 millones de empleos y que la semana pasada ya recibió el visto bueno de la Cámara de Representantes.
"Es inexcusable e irresponsable demorarse con distracciones y retrasos mientras millones de estadounidenses se quedan sin empleo", dijo Obama en la presentación de su nuevo equipo de asesores económicos independientes, que será liderado por Paul Volcker.
El Departamento de Trabajo de EEUU anunció el viernes, además, que la economía del país destruyó 598.000 empleos en enero, su peor dato desde 1974, lo que elevó la tasa de paro al 7,6%, la más alta desde 1992.
El texto definitivo llegará el 13 de febrero
De todas maneras, la versión que salga del Senado tendrá que ser armonizada con la de la Cámara Baja para producir un sólo texto definitivo del proyecto de ley. La meta es enviarlo al Despacho Oval para el próximo 13 de febrero, o antes del receso de la semana siguiente.
El voto en el Senado pondrá a prueba el poder de persuasión del presidente Obama, quien prevé continuar su campaña de presión a favor del plan en dos ciudades golpeadas por altas tasas de desempleo.
Obama viajará a Elkhart (Indiana) el lunes y a Ft. Meyers (Florida) el martes, para explicar el alcance del plan de estímulo.
"No podemos depender de una fórmula de pérdidas que sólo ofrece rebajas de impuestos como respuesta a todos nuestros problemas, mientras ignora nuestros principales desafíos económicos", admitió el gobernante.
Este viernes senadores demócratas acordaron disminuir las propuestas de gasto y apoyar la rebaja de impuestos estipulada en un plan de 800 mil millones de dólares, que se espera sea aprobado el martes próximo.
Los legisladores del partido azul se retractaron de su anterior propuesta de 937 mil millones de dólares para terminar las críticas, especialmente de los republicanos, sobre millones de dólares en gastos injustificados.
Por su parte, el nuevo presidente del Comité Nacional Republicano, Michael Steele, acusó a los demócratas de querer gastar demasiado en el plan de estímulo.
"Los demócratas han controlado ambas ramas del Gobierno por menos de un mes y cabe preguntarse si todo ese poder se les ha subido a la cabeza", comentó Steele este sábado en un discurso radial.
Los demócratas necesitan al menos 60 votos del total de los 100 senadores para certificar la propuesta federal.
Este país atraviesa la más severa crisis financiera en los últimos 80 años, mientras continúa dos costosas guerras en Iraq y Afganistán.
El plan permitirá a Obama y a su secretario del Tesoro, Timothy Geithner, traducir a la práctica los conceptos e ideas de lo que el nuevo gobierno ha insistido debe ser la respuesta a la peor recesión en décadas.
Para ello, Geithner echará mano de los 350 mil millones de dólares que representan la segunda y última partida del Programa de Alivio de Activos en Dificultades o TARP.
Aún cuando el gobierno continuará con la inyección de recursos en bancos e instituciones financieras para fortalecer su posición y reducir el riesgo de quiebras, la estrategia incluirá modificaciones.
Días atrás, el presidente Obama reconoció la posibilidad de que algunas de estas instituciones enfrenten el prospecto de la quiebra una vez que los alcances reales de las pérdidas en sus libros contables se conozcan.
De igual forma, se espera que el gobierno ponga en práctica la idea original del TARP de sanear bancos e instituciones financieras de los activos "tóxicos" que retienen, principalmente instrumentos de respaldo de créditos hipotecarios.
El gobierno del ex presidente George W. Bush abandonó esta estrategia debido a lo intrincado de su implementación, generando críticas en el Congreso debido al énfasis en la inyección de recursos en Wall Street.
Uno de los aspectos cruciales del nuevo plan, con un impacto más inmediato sobre los estadunidenses será la asistencia a quienes enfrentan el prospecto de perder sus casas debido a los términos de sus créditos hipotecarios.
Se anticipa que el gobierno destine para ello una substancial parte de estos recursos, que podrían superar los 100 mil millones de dolares.
Con ello, Obama no sólo cumplirá una promesa de campaña, sino atacará uno de los aspectos que muchos expertos coinciden en señalar como fuente de la actual crisis.
(Con información de Notimex/TPC)
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