«« | »» |
España enfila la peor recesión en 50 años |
Decía Pedro Solbes hace poco más de medio año -mayo de 2008- que no se debía “impedir artificialmente el necesario ajuste de la construcción”. Y si lo que pretendía el vicepresidente segundo con esa estrategia era favorecer un ajuste rápido e intenso en el sector, con la vista puesta en una rápida recuperación, no hay ninguna duda de que el tiempo ha bendecido esas palabras, al menos en su primera parte.
El ‘ladrillo’ cae a plomo sin intervención relevante por parte del Estado.
Tres ejemplos: el consumo de cemento se hunde un 41,5% (noviembre sobre noviembre); los visados de obra nueva retroceden un 47,6% respecto del año anterior; mientras que hoy la Seguridad Social cuenta con 487.335 afiliados menos en el sector de la construcción (tan sólo el régimen general) que hace un año.
Lo peor, sin embargo, es que el ‘ladrillo’, en su caída, está arrastrando a toda la economía nacional, que se enfrenta, al inicio de 2009, a la recesión más acusada desde el Plan de Estabilización de 1959.
La crisis financiera internacional -con el estrangulamiento del crédito- ha hecho el resto.
“Yo nunca había visto nada parecido”, asegura un experto en coyuntura que desde hace más de 35 años escudriña a diario todos los indicadores macroeconómicos del país”, unas veces dentro de la Administración y otras fuera, lo que le ha permitido observar de cerca las cuatro recesiones que ha vivido la economía española desde el fin de la autarquía franquista (1975, 1978-79, 1981 y 1993).
Una característica común de esas recesiones, como sostiene el Servicio de Estudios de la Caixa- ha sido su duración: entre nueve y doce meses, es decir han sido “relativamente breves”. Por debajo de lo que han durado en el resto de las economías de la OCDE. La economía española es, por lo tanto, una de las que menos tiempo ha estado en recesión en los últimos cuarenta años, aseguran los economistas de la Caixa.
Pero como dicen los folletos financieros, rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras, y con sólo echar un vistazo a los últimos indicadores disponibles, se observa la dimensión del problema que se avecina.
La producción industrial está cayendo un 15,1% -una tasa jamás alcanzada por la economía española-; las ventas de las grandes empresas (las que facturan más de seis millones de euros al año) retroceden un 13,2%; el comercio al por menor (deflactado) se ha hundido un 8%; la matriculación de turismos, nada menos que un 47,8%, pero es que en el caso de los vehículos de carga el desplome es del 65,9%. Y si se observa lo que está ocurriendo en el mercado laboral, las cifras son elocuentes. No necesitan ser adjetivadas.
El paro registrado crece a ritmos del 46,9%, mientras que, en paralelo, la Seguridad Social ha perdido un 4,3% de todos sus afiliados a lo largo de 2008. O lo que es lo mismo, más de 840.000 trabajadores que cotizaban hasta el pasado 31 de diciembre, han dejado de hacerlo. Y como consecuencia de ello, como no podía ser de otra manera a la vista del deterioro del mercado de trabajo, el sistema público de protección social ha acabado con la senda virtuosa iniciada en 1997. Desde entonces, siempre había crecido más el número de cotizantes que de pensionistas, lo que ha permitido elevar a 2,71veces el número de activos respecto de los pasivos; pero en 2008 se ha quebrado esa tendencia. Hasta 2,60 veces. Se trata de una relación todavía alta respecto del pasado inmediato de la economía española (el mínimo se alcanzó en 1996, cuando la relación se hundió hasta 2,06 trabajadores en activo por cada pensionista), pero lo ocurrido en 2008 es un cambio de tendencia. Un aviso para navegantes.
Deterioro del mercado laboral
Se da por descontado que el mercado laboral continuará deteriorándose de forma virulenta hasta bien entrado 2010, y aunque la economía comience a coger algo de tono a partir del último trimestre de 2009, no parece probable que hasta dentro de dos o tres años vuelva a recuperar tasas de creación de empleo suficientes para cubrir la entrada de nuevos pensionistas (en torno al 2% anual).
Con todos estos datos sobre la mesa, no es de extrañar que los ciudadanos españoles sean lo que menos confían en la marcha de la economía. Hasta el punto de que el Indicador de Sentimiento Económico (diferencia entre opiniones positivas y negativas) se ha desplomado hasta los 57 puntos, un verdadero hundimiento teniendo en cuenta que en 2007 se cerró en niveles de 97,7 puntos, lo que da idea del deterioro de las expectativas.
¿Estamos, por lo tanto, ante la peor recesión en 50 años? Una simple comparación con lo sucedido en los anteriores periodos recesivos despeja casi todas las dudas. Como recuerda el último informe de coyuntura de la Caixa, en las tres últimas recesiones el desempleo creció en 170.000 personas (1979), 284.000 (1981) y 625.000 (1993), lo que quiere decir que esos registros ya han sido pulverizados, y no sólo debido al crecimiento demográfico.
En 2008, el paro registrado aumentó en casi un millón de personas, y la mayoría de los analistas prevé otros millón adicional de desempleados a medida que avance la contracción económica.
En cuanto a la producción industrial, el peor comportamiento fue el del bienio 1992-93, pero entonces cayó un máximo del 4%, casi la cuarta parte de lo que está retrocediendo ahora. Mientras que el descenso en la venta de coches marcó un máximo de -16,9% en 1981, una tasa que hoy se antoja ridícula con el -50% que se registra actualmente.
Es más. En el último medio siglo, ninguna recesión ha durado más de cuatro trimestres, periodo que hoy parece escaso teniendo en cuenta que ya en los dos últimos trimestres de 2008 se ha alcanzado esa situación. Y todo indica que al menos hasta el último de 2009 el PIB continuará dando registros negativos. Y todo ello sin contar el agravamiento de la crisis internacional, la mayor desde 1929.
De hecho, nunca el conjunto de la OCDE había registrado tasas negativas de crecimiento, como sucederá, previsiblemente, en 2009.
La intensidad del ajuste español, en cualquier caso, se observará con toda crudeza el próximo 12 de febrero, que es cuando el Instituto Nacional de Estadística (INE) dará el avance de crecimiento del PIB del cuarto trimestre.
Está descontado que se oficializará la entrada de España en la recesión (dos trimestres consecutivos con crecimiento negativo), pero el debate no acaba ahí toda vez que desde muchos sectores se cuestiona abiertamente la metodología del INE, que suaviza tanto las series (tanto hacia arriba como hacia abajo) que acaba por no reflejar la realidad económica.
Carlos Sánchez

Etiquetas: conocimiento, inteligencia, memoria, monopolios, multitud, politica.
Esto explica la rigidez de los neoliberales. Se mantienen fieles a sus dogmas al margen de los cambios que se producen. Cualquiera que sea la situación siempre ofrecen la misma receta. Cuando estábamos en bonanza económica decían: Hay que aprovechar para hacer reformas estructurales; abaratar el despido, bajar los impuestos, recortar las prestaciones sociales. Ahora que estamos en depresión vuelven con la misma cantinela. El mercado laboral español, nos dicen, es el más rígido de su entorno, hay que abaratar el despido para que los empresarios no tengan miedo a contratar trabajadores.
En el último trimestre 600.000 personas se han quedado sin trabajo. ¿Cómo es posible que la patronal siga pidiendo flexibilidad laboral cuando pueden echar a la calle a 600.000 personas de una tacada? No hay ningún país de nuestro entorno donde exista mayor flexibilidad laboral, pero para los empresarios la culpa de la crisis económica está en la rigidez de nuestro mercado laboral. Esta mentira es repetida constantemente en los corrillos mediáticos, y no se escucha opinión contraria pese a la evidencia de su falsedad. En España el 80% de la contratación laboral es contratación precaria. Es decir, hay un 80% de trabajadores y trabajadoras sin derecho laboral alguno. Y todavía siguen pidiendo flexibilidad.
Recientemente el jefe de la patronal ha acusado a los sindicatos de defender a los trabajadores que simulan bajas por enfermedad, y achaca la baja productividad al abuso de estas bajas. En España el índice de absentismo laboral está en el 11%, mientras que en los países nórdicos está en el 26%. Sin embargo las economías nórdicas nos doblan en productividad por trabajador.
Con todas estas mentiras, apoyadas por un aparato propagandístico abrumador, nos quieren quieren convencer para que no veamos la realidad. El sistema productivo español se basa exclusivamente en la explotación intensiva de la mano de obra. La clase empresarial es incapaz de crear riqueza. Es la menos preparada de nuestro entorno. Está compuesta mayoritariamente por individuos sin formación profesional. Ignoran las técnicas de organización y gestión. Crean empresas descapitalizadas que viven de los subsidios y bonificaciones estatales, incapaces de innovar y desarrollar productos y servicios. Han heredado la mentalidad clasista del franquismo. Lo único que saben es manejar el látigo, y echar la culpa de su ineficacia al trabajador.
España es el paraíso de la contratación precaria, de la desprotección laboral, de los accidentes de trabajo, de los incumplimientos patronales, del acoso a los trabajadores, de la impunidad empresarial. La inconsistencia del tejido empresarial español es evidente. Solamente es capaz de funcionar recurriendo a la sobre-explotación laboral. El crecimiento económico de los últimos doce años ha estado sostenido por el flujo constante de mano de obra inmigrante, explotada sin misericordia debido a su situación de necesidad. Los más de seis millones de personas inmigrantes en los últimos doce años explican el ‘milagro’ de la economía española. El mero incremento de la población residente justifica el crecimiento de la demanda interna y la expansión económica.
Ayudados por la coyuntura favorable de la economía mundial y por un excedente inagotable de mano de obra barata y sin derechos, íbamos exultantes dando clases al resto del planeta. Ha bastado un trimestre de recesión para volver a cola. Ninguna economía está siendo azotada de forma tan atroz como la española. España es diferente, es peor.
La causa que explica la incidencia letal de la crisis está en la clase empresarial. La impunidad empresarial ha seleccionado un empresariado fraudulento e irresponsable. Imbuida de esa mentalidad franquista por la que un empresario resulta intocable, la Inspección de Trabajo es el órgano más tolerante con las infracciones de cuantos existen en la Administración. Los incumplimientos empresariales son la norma. Al dejar subsistir a empresas que no dan de alta a sus trabajadores, que incumplen las medidas de prevención y ambientales, que no respetan los derechos laborales, éstas empresas compiten con ventaja desleal frente al empresario que sí cumple con sus obligaciones, por lo que terminan por hundir a las empresas cumplidoras, mientras que se van seleccionando aquellas que destacan en la habilidad para el fraude y el engaño.
Difícilmente saldremos de la crisis si no cambiamos de paradigma. El crecimiento basado en la facilidad de explotación laboral es un camino que conduce al precipicio. Nunca podremos competir con países emergentes en baratura de mano de obra, si no es a cambio de convertirnos en un país subdesarrollado. Hay que poner coto a la contratación precaria, fortalecer el vínculo trabajador-empresa fomentando la contratación indefinida y garantizando la estabilidad en el empleo. Hay que expulsar de la actividad económica a las empresas ineficaces, que viven del incumplimiento de sus obligaciones. De esta forma la actividad productiva descansará sobre empresas eficaces, que mantengan vínculos sólidos y permanentes con sus empleados. El crecimiento que se genere desde estas bases será estable y duradero, con capacidad de afrontar la adversidad y superarla, estando a la cabeza en innovación, inversión y tecnología.
Desde la lógica del sistema (hay otras alternativas fuera del sistema pero no son el objeto de este artículo) el momento para acometer estas reformas es ahora. Se ha dejado pasar una oportunidad de oro en estos últimos doce años. El euro permitió a la economía española superar la debilidad endémica de la peseta y disponer de una divisa eficaz para sostener su actividad comercial. En lugar de aprovechar esta oportunidad para crecer desde la base de un tejido empresarial sano, los gobiernos de Aznar optaron, con las sucesivas reformas laborales, por facilitar instrumentos de explotación a los empresarios. Los puestos de trabajo que se crearon con ese planteamiento solamente eran atractivos para personas que huían del hambre, eran puestos de trabajo en actividades sin inversión productiva. Ahora desaparecen con la misma facilidad que se crearon. Se optó por el modelo indio, en lugar del modelo nórdico. Ha faltado lucidez y templaza para ajustar el crecimiento a unas bases estructurales sólidas. Se habrían creado menos puestos de trabajo, no se habrían levantado falsas expectativas entre la población inmigrante, pero ahora la crisis no estaría golpeando con tanta saña al empleo. Mientras no cambie la mentalidad del empresariado, la economía española seguirá desaprovechando las oportunidades que se le presentan, y estará abocada al fracaso. Esto brinda una ocasión para alternativas anticapitalistas de justicia y transformación social.
Juan de la Lama
Periódico cnt
Eso significa que cada uno de los 46 millones largos de españoles tiene que sumar unos 1.000 euros adicionales a sus deudas particulares. Ese dinero se destinará a pagar los compromisos de pago adquiridos por el Estado a lo largo del año pasado. En particular, para sufragar el desequilibrio entre ingresos y pagos. Dicho en otros términos, cada trabajador recibió 400 euros del Estado en la célebre paga aprobada antes de las elecciones generales, pero tendrá que devolver algo más de 1.000 para financiar esa cantidad y otros gastos en los que ha incurrido el Estado desde entonces.
Los datos del Tesoro Público indican, en concreto, que el Estado se vio en la obligación de emitir en 2008 algo más de 113.000 millones de euros, a los que hay que restar amortizaciones por valor de 64.953 millones. Esto significa que la deuda viva del Estado en circulación -lo que realmente todavía tiene que devolver a quienes compraron títulos públicos- rozará por primera vez los 350.000 millones de euros. Hasta el pasado 30 de noviembre, la cifra ascendía a 345.110 millones, pero en diciembre el Tesoro ha sido especialmente activo a la hora de intervenir en los mercados financieros en busca de dinero.
Para hacerse una idea de lo rápido que se han deteriorado las cuentas públicas hay que tener en cuenta que hasta el mes de abril del pasado año, la financiación neta del Estado -saldo entre emisiones y amortizaciones- era negativa, lo que significa que el endeudamiento iba decreciendo respecto del Producto Interior Bruto (PIB). Sin embargo, a partir de la primavera se produjo un brusco cambio de tendencia que finalmente ha acabado con una deuda del Estado -sin contar el resto de las Administraciones Públicas- equivalente al 32% del PIB. En concreto, rondará los 320.000 millones de euros. Y es que hay que tener en cuenta que no todo el endeudamiento contabiliza a efectos del Protocolo de déficit excesivo.
Emisiones a corto y largo
Los datos del Tesoro indican que las dos terceras partes de esas emisiones se realizaron mediante la puesta en circulación de títulos a medio y largo plazo (bonos y obligaciones), y el resto a corto plazo (letras). En términos absolutos, la deuda pública ha crecido de una forma intensa en los últimos veinte años. Hasta el punto de que en 1987 se situaba en 87.009 millones, cuatro veces menos que actualmente. En términos relativos, sin embargo, España continúa siendo una de las naciones europeas con menor endeudamiento público, un 36,2% en 2007, muy por debajo del 67,6% alcanzado en 1996, año que significó un cambio de tendencia que se aceleraría con la posterior entrada de España en la unión monetaria y el saneamiento de las cuentas públicas.
El tipo medio de la deuda que se ve obligado el Estado a pagar por captar ahorro entre los inversores se situó en noviembre en el 4,40%, ligeramente por debajo del 4,53% registrado un año antes. La rentabilidad de las obligaciones a 10 años se situaba en el 4,79% en noviembre para el conjunto de la deuda, si bien la de las nuevas emisiones se sitúa un punto por debajo.
La vida media de las emisiones del Tesoro se situó en 2008 en 6,62 años, en línea con lo que ha sucedido en los últimos ejercicios, pero muy por encima de los registros de los años 90, cuando apenas se esperaban los tres años como media. Esto significa un desahogo para el Tesoro a la hora de articular su calendario de emisiones, que en 2009 será especialmente intenso al calor del empeoramiento del déficit público. Tanto en España como en la UE, lo que obligará al Tesoro a elevar las rentabilidades para hacer más atractivas sus emisiones.
En cuanto al déficit de las cuentas públicas, reconoció que "superará algo" el 3% en 2008, mientras que será "sustancialmente superior a 3%" en 2009, como consecuencia del esfuerzo adicional de gasto del Ejecutivo para hacer frente a la crisis.
Referencia a S$P
Además, admitió hoy que la puesta bajo vigilancia "con implicación negativa" del 'rating' del Reino de España por parte de Standard & Poor's supone "un riesgo sin duda alguna", aunque pidió que se valore "en su justa medida".
En declaraciones a los medios tras la inauguración de la exposición 'Diez años del euro' en el Banco de España, Solbes recordó que existen otras calificaciones y no sólo las de Standard & Poor's y explicó que la iniciativa de la agencia de calificación refleja el diferencial en la valoración del coste de la financiación que ya existe en la economía española.
Además, aprovechó para señalar que España recibió la calificación 'AAA' a finales de 2004 y que la ha mantenido hasta ahora, y apostó por seguir trabajando para mejorar la situación de la economía y de la financiación.
Tras inaugurar la exposición "Diez años del euro" en el Banco de España, Solbes agregó que, el próximo viernes, el Consejo de Ministros aprobará un programa de estabilidad con cálculos de las cuentas de las administraciones públicas y sus nuevas estimaciones de crecimiento.
«« | Inicio | »» |