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Dimite primer ministro de Islandia |
El primer ministro de Islandia, Geir Haarde, anunció este viernes su intención de renunciar al cargo y la convocatoria de elecciones generales anticipadas para el 9 de mayo, después de tres días de protestas por la actuación del Gobierno ante la crisis financiera.
Tras discutir su decisión con la líder socialdemócrata y ministra de Exteriores, Ingibjörg Sólrún Gísladóttir, con cuyo partido gobierna en coalición, el conservador Haarde comunicó además que será operado el próximo mes de un tumor maligno y no se presentará a las elecciones.
"El Gobierno seguirá trabajando con determinación hasta las elecciones para realizar las tareas más urgentes", afirmó en un comunicado Haarde, quien recalcó su compromiso para que la campaña electoral no entorpezca el programa económico acordado con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El FMI concedió en noviembre pasado a Islandia un préstamo de 2.100 millones de dólares (unos 1.600 millones de euros). El Ejecutivo se comprometió a poner en marcha un programa de austeridad para estabilizar la tasa cambiaria, reestructurar la banca y garantizar la sostenibilidad fiscal.
El país, con algo más de 310.000 habitantes, también recibió un préstamo de hasta 3.000 millones de dólares (unos 2.300 millones de euros) de Dinamarca, Suecia, Noruega, Finlandia, Rusia y Polonia.
Según una encuesta, el opositor Movimiento de Izquierda Verde ganaría hoy las elecciones con el 28,5% de los votos, el doble que en mayo de 2007. El Partido de la Independencia bajaría 12 puntos, hasta el 24,3%, mientras que sus socios socialdemócratas perderían 10 puntos, hasta el 16,7%.
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Etiquetas: conocimiento, memoria, monopolios, multitud, politica.
El anuncio de la convocatoria a nuevas elecciones fue bien recibido por los casi 3 mil manifestantes concentrados frente al parlamento, aunque la mayoria considera que no alcanza con la formación de un nuevo gobierno, y reclaman una cambio radical a las políticas emprendidas hasta ahora.
“Esta es la primera buena noticia en mucho tiempo. Los que estamos protestando hemos reclamado nuevas elecciones. Este gobierno ha sido muy malo para comunicar que se está haciendo para enfrentar la crisis” comentó uno de los manifestantes a la prensa. Otros en cambios, si bien consideran el anuncio como una pequeña victoria, anuncian que seguirán manifestando en reclamo de una renuncia inmediata de todo el gobiernoy la constitución de un gobierno provisional hasta las elecciones. “Iremos a protestar frente al Partido de la Independencia, ellos siguen aún en el poder”, declararon.
Para la población total de Islandia (300 mil habitantes) una concentración de 3.000 como la lograda el jueves en la noche, representa una concentración de casi medio millón, por ejemplo, en España.
Las protestas se venían sucediendo cada sábado desde octubre, pero se conviertieron en diarias el pasado sábado. Este jueves se produjeron choques entre los manifestantes y la policía que usó gases lacrimógenos para desplazar a los manifestantes que arrojaron piedras y huevos contra las autoridades, destruyendo algunas ventanas del edificio.
Este jueves se dió a conocer además una encuesta en la que el 76 por ciento de la población rechazaba al gobierno.
El Partido Socialdemócrata, aliado a la derecha en el gobierno, debatía romper con la coalición, y la encuesta revelaba una pérdida de 10 puntos de apoyo, quedando sólo con un 16,7 por ciento de respaldo de los votantes.
La oposición formada por los Verdes y la Izquierda podría asumir el nuevo gobierno, según la misma encuesta.
El primer ministro Geir Haarde, enfermo de cáncer, dijo el viernes que dimitiría bajo el peso del colapso económico del país y convocó a una elección para el 9 de mayo.
Miles de manifestantes se congregaron en una plaza en las inmediaciones del parlamento de Islandia, algunos portando carteles exigiendo "una nueva democracia".
La marcha del sábado marcó el quinto día de protestas, y fue tan grande como ninguna desde que comenzaron las manifestaciones regulares en octubre.
Haarde expresó "desdén" el sábado por algunas de las acciones de bancos, que dispararon la crisis financiera del país.
Islandia, que en el 2007 fue uno de los países más ricos del mundo en términos de ingreso per cápita, cayó en una crisis en octubre víctima de la contracción crediticia mundial.
Su moneda colapsó porque su sistema financiero implosionó y el desempleo en la nación isleña de 320.000 habitantes está subiendo.
"¿Cómo es posible sentarse en casa y no protestar contra el total abuso de poder que hemos tenido que sufrir como nación?", se quejó un profesor de escuela.
"La creciente codicia está completamente fuera de control y la corrupción es abrumadora. Quiero que alguien al menos se disculpe y asuma alguna responsabilidad", dijo.
El divorcio en la coalición surgida de las elecciones de mayo de 2007 y que Haarde oficializará presentando su renuncia al presidente, Olafur Ragnar Grimson, deja al país en la incertidumbre.
Haarde se reunirá con todos los líderes políticos y ya se ha postulado a favor de un gobierno de unidad nacional, pero encabezado por su partido como ganador de los últimos comicios.
La caída de Haarde y su equipo supone un triunfo para los miles de islandeses que desde hace meses llevan protestando contra un Gobierno que se había negado a asumir responsabilidades ante la peor crisis en la historia reciente de esta isla de 310.000 habitantes y que en 2006 encabezaba la lista de países desarrollados de la ONU. Pero la escalada de las movilizaciones, en algunos casos con una violencia que no se veía desde las protestas contra el ingreso en la OTAN de hace medio siglo, han acabado por arrastrar al Gobierno.
Oddsson se aferra a su cargo
El otro gran objetivo de las reivindicaciones populares, el ex primer ministro y actual presidente del Banco Central, David Oddsson, se aferra todavía a su cargo, a pesar de que ayer dimitió en bloque la dirección de la Autoridad Supervisora de Finanzas. El estallido de la crisis ha supuesto el fin brutal de un cuento de hadas en un país que ha pasado del lujo y el derroche al colapso, con la banca nacionalizada, la inflación disparada, la moneda por los suelos, el paro duplicado hasta el 5 por ciento y, sobre todo, un endeudamiento de enormes proporciones.
Islandia, que había vivido casi en exclusiva de la pesca y con la economía estatalizada, empezó a despegar en la década de 1970 con un nuevo sistema de cuotas pesqueras, al que siguió una amplia política de privatizaciones entre 1985 y 1995, incluido el sector bancario. Apoyados en una coyuntura económica propicia y en préstamos en el extranjero, los inversores islandeses pusieron en práctica una agresiva política expansiva en el Reino Unido y Escandinavia, en particular en Dinamarca, de la que Islandia se independizó en 1944.
Al mismo tiempo que el sector financiero crecía y crecía, hasta representar 9 veces su Producto Interior Bruto (PIB), aparecieron los primeros síntomas de calentamiento de la economía, que tomaron visos de gravedad en mayo pasado, cuando los bancos centrales de Suecia, Noruega y Dinamarca concedieron un crédito extraordinario de 1.500 millones de euros al de Islandia para inyectarle fondos.
La coyuntura internacional agravó la situación progresivamente, hasta estallar a principios de octubre: en unos días se hundieron los tres principales bancos del país y con ellos los millones de dólares invertidos en sus filiales por miles de europeos. A pesar de la negativa inicial del Gobierno a responder por las inversiones extranjeras una vez nacionalizados los bancos, las presiones de varios países europeos, que amenazaban con bloquear los préstamos a Islandia, hicieron mella. A cambio de ese compromiso y de un programa económico austero, Islandia consiguió préstamos de más de 6.000 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional (FMI) y los otros países nórdicos.
Pero pese a la inyección de dinero, las perspectivas son oscuras: las autoridades islandesas prevén para 2009 un decrecimiento del 10 por ciento de su PIB, una inflación del 13 por ciento y un desempleo del 7,8, mientras que todos los partidos han asumido la adhesión a la Unión Europea (UE) y al euro como un mal menor.
"Decidí pedir a los jefes de la alianza socialdemócrata y de los Verdes de Izquierda conducir tratativas para formar un nuevo gobierno de minoría apoyado por el Partido Progresista", dijo el presidente a los periodistas.
"Por ello di a Ingibjorg Gisladottir el encargo de conducir las tratativas", agregó.
Gisladottir, por su parte, expresó su agradecimiento al presidente y dijo que buscará "arribar a una conclusión rápida en las discusiones, preferentemente para el fin de semana".
(ANSA)
Una situación que ha generado un clima de inestabilidad y le ha costado el puesto a dos jefes de gobietrno: Geir Harrde, quien anunció su salida el lunes pasado y David Oddson, primer ministro durante 13 años responsable de la desregularización financiera de ese país.
La medida de Oddson provocó la expansión global de los bancos islandeses. Un boom financiero al que se anotó el 70% de la población y permitió que la economía de la isla llegara a valer 10 veces más de lo que generaba.
Pero con la explosión de la burbuja financiera llegó la debacle al país atlántico y con ella el colapso de su gobierno de coalición.
Menos relevante
Toda esta situación dejó en segundo plano el hecho de que la nueva primera ministra es lesbiana.
"Con quien duerme la (futura) primera ministra en las noches no está dentro de la lista de prioridades de las personas", le explicó a la BBC Ingo Sigfusson de la televisión estatal de Islandia, la RUV.
Sigfusson agrega que la inclinación sexual de Sigurdardottir no representa un problema para los islandeses.
"Se ha informado de ello pero no es algo que el público haya tomado mucho en cuenta. Por un lado Islandia es un país liberal y (Sigurdardottir) nunca ha tenido una actitud particularmente pública sobre su vida privada.
"Incluso cuando el nombre de su pareja está en el sitio en internet del parlamento, es posible que mucha gente no sepa que ella es gay", agregó.
Otras de las razones por la que los islandeses no han mostrado mayor sorpresa en ser los primeros en tener un jefe de gobierno homosexual es porque, según Sigfusson, en la isla existen varias figuras ejemplares gay.
"No es una cuestión de tolerancia o intolerancia; es el hecho de que a las personas no les importa realmente", concluyó.
Como primera ministra, Sigurdardottir dirigirá un gobierno compuesto por su alianza Social Democrática y el partido Verde de izquierda que durará dos o tres meses hasta que se realicen las elecciones generales.
Tres días ha necesitado la prensa para digerir semejante noticia y publicarla en sus páginas.
Ahora es cuando se ha visto abocada a informar -con cierto pudor, eso sí- de la crisis que de repente afecta a Islandia, y que ha hecho nada menos que hacer caer al Gobierno de coalición.
Pero la caída en picado no comenzó hace unos días; ni siquiera hace semanas.
El estallido de un sistema que ya no daba más de sí se remonta a octubre, cuando por entonces el FMI acudió en ayuda del país nórdico para prestarle 2.100 millones de dólares.
Islandia también había recibido un préstamo de otros 3.000 millones de Dinamarca, Finlandia, Noruega, Polonia, Rusia y Suecia, de acuerdo con la agencia EFE.
Pero el inicio de la debacle tiene su origen mucho antes, en el año 2000, cuando los bancos estatales fueron privatizados.
Fue cuestión de tiempo para que comenzara una burbuja especulativa, que consistió en pedir prestado grandes sumas de dinero para invertir tanto dentro de la nación como fuera, sobre todo en Reino Unido.
El año pasado la situación se hizo insostenible.
Los bancos, según The Financial Times, debían una cantidad que era seis veces el PIB de Islandia.
Entonces el Gobierno decidió nacionalizarlos. Y la bancarrota no se hizo esperar.
Y mientras tanto, la ecuánime agencia Europa Press, junto con Reuters, se atreve a explicar la dimisión del ministro alegando “que padece un tumor”.
Nada se dice sobre las manifestaciones de los últimos días, o del descalabro de los tres bancos más importantes del país. Y para la televisión, Islandia ni siquiera existe.
Llama la atención, en todo caso, que por una vez el derrumbe de un Gobierno no sea sólo novedad en América Latina o en África, como si los europeos no tuviéramos nada que ver con semejantes exabruptos.
Sirva de advertencia para lo que se viene en los próximos meses.
(mas...)
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