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Colombia: un momento revolucionario

¿Que significado tiene hoy la opción electoral? ser opositor y convivir otros cien años sobre la farsa electoral para llegar al poder bajo el slogan de que esta vez si es posible, es un autoengaño.

Aunque no es muy acertado sostener que la riqueza del momento social y político que vive Colombia presupone que las grandes transformaciones revolucionarias que tanto necesita Colombia están a la vuelta de la esquina, si es evidente que entramos en una fase inédita y acelerada de acumulación revolucionaria.

La realidad se presenta brutalmente para quienes creían ciegamente en la patraña de la criminal política de la “seguridad democrática, como respuesta a los problemas de la cotidianidad del pueblo excluido; El desplome estructural de la legalidad ficticia que sostiene el aparato oligárquico se mueve a la misma velocidad con que a millones de colombianos hipnotizados se les refleja con claridad la naturaleza del régimen que tenemos y las bases que lo sostienen y la perfidia con que actúan para negar la existencia de este pueblo digno.

En contra vía a esta realidad en el dossier periodístico y en los análisis digitales de la gran prensa, RCN, Caracol, el tiempo, Semana, la W radio, Cambio, el colombiano, etc. Y el 90 de la prensa regional, que actúan bajo la misma batuta, como si fueran uno solo: Escudriñan los mismos temas, los mismos hechos, los mismos análisis, las mismas cifras, las mismas encuestas, con los mismos analistas, lo mismos supuestos contradictores, los mismos amigos, los mismos “enemigos” del sistema, las mismas causas, los mismos responsables, es decir: los revolucionarios y demócratas son los responsables. En resumen para sobrevivir inteligentemente en la bazofia, hay que aislarse para no morirse de hastío. Para estos ventrílocuos del régimen, maestros del cinismo, la muerte y la exclusión son parte de la comedia virtual, como simples adornos del paisaje.

Lo que mas repugnante es que manipulando los hechos pretendan sustraerse de su responsabilidad de haber brindado toda la cobertura necesaria para realizar los crímenes contra dirigentes populares, coadyuvado a la entrega de la soberanía y la riqueza publica nacional; mientras pregonan subliminalmente que el ejercicio natural de los colombianos es el coqueteo con la muerte como forma cultural, como parte de su ethos trágico; es decir, que la marginalidad, el 90 por ciento de Colombia es marginal, es sustancia y forma de vida aceptada como componente de la conducta cultural que gusta a los pobres.

Este periodismo que jamás investiga y mucho menos se incrusta en los fenómenos de la sociedad, Nunca dice algo importante por su diletantismo, cooptación y su compromiso con el estatus quo y la plutocracia, pero posan para la foto en el mercado de las infamias como críticos del país que según ellos, es “mas el feliz de la tierra”, porque lo obligaron a sobrevivir en el alcohol, las drogas, el ruido, la “música” grotesca, el misticismo, la religión etc., que remplace sus tragedias.

La idea de la democracia burguesa, esa que excluye permanentemente pero llena de derechos a millones de ciudadanos en el papel, la repican como si el colombiano supiese su significado, pues jamás hemos tenido en la historia un momento democrático que nos hagan pensar, en que es lo democrático de la democracia que conocemos.

Este tema siempre es vedado para la discusión social, por una aterradora razón: Los colombianos no tenemos garantizado el derecho a la vida, sin él, ¿de cual democracia se puede hablar?, si ni siquiera los muertos corresponden democráticamente a todos los bandos, estos solo los ha puesto el pueblo. Ni siquiera en las cifras de la muerte, percibimos el sentido de la democracia. Sin el derecho a la vida cualquier derecho suena risible, anecdótico perverso y cínico.

La tensión se extrema

Mientras el país va por el camino del aumento de la tensión de las grandes contradicciones a punto de estallar, en el gran lodazal mediático escasean los ¿por ques?, las causas, los responsables y mucho menos las salidas para tanta injusticia. Silencian por calculo político que en estas tierras brotan desde cualquier rincón centenares de propuestas sociales que quieren ser escuchadas pero que son banalizadas y trivializadas como lo hicieron con la minga indígena, los corteros, el paro judicial etc. y llevadas a un inicuo lugar común, construido artificialmente con la ayuda de sus pervertidos analistas y politólogos de oficio del régimen.

Tal avalancha de mendacidades pretende atomizar y anestesiar la conciencia de millones y venderle al mundo la idea de que: “En Colombia no pasa nada, solo hay muertos y sufrimiento natural” y un gobierno que cumple con su deber de civilizar la sociedad y mantener la paz, y a raya a los “violentos”.

Esta lógica mediática diseñada y financiada desde el imperio es a la que se pliegan los gobiernos europeos y la casi totalidad de de los países de America Latina, que a pesar de su cada vez mas desgastado discurso progresista, mantienen por razones de Estado fluidas relaciones diplomáticas y comerciales con Colombia, apuntalando políticamente al régimen moribundo y corrompido hasta los tuétanos.

La estrategia del absolutismo inquisidor

No es necesario enumerar las centenares de masacres cometidos contra el pueblo con el auspicio del gendarme Usamericano, para comprender que detrás de las eufemísticas denominaciones lingüísticas para voltear la realidad y “pacificar” al país con terrorismo estatal contra los rebeldes e insumisos, pretenden impedir que desde lo profundo, desde la entrañas del pueblo colombiano emerja del ostracismo el proyecto contra hegemónico surgido de la titánica lucha de los aguerridos y solitarios colombianos, que a pesar de tanta vida valiosa segada, no ceja en soñar con un país para los colombianos.

Es necesario ubicarnos en el terreno histórico, para comprender porque la oligarquía lacaya colombiana no ha permitido que este pueblo, mucho mas avanzado en ideas políticas libertarias, tenga algún rol o un mínimo protagonismo, recurriendo a cuanta atrocidad y fraude sean necesarios para que la voluntad popular no se exprese en ninguna forma de gobierno, y atornillarnos a circunstancias evolutivas de la humanidad, de los siglos XVI Y XVII, en los prolegómenos de la revolución francesa.

Hobbes, precursor de la tradición contractualista o el contrato social para la paz, sostenía sobre el derecho natural de los pueblos: “la libertad que cada hombre tiene de usar su propio poder como quiera que la conservación de su propia vida…; para hacer todo aquello que su… razón considere como los medios mas aptos para lograr ese fin” ; “cada hombre debe esforzarse por la paz, mientras tenga la esperanza de lograrla; y cuando no puede obtenerla debe buscar y utilizar todas las ayudas y ventajas de la guerra” de ello se derivan las dos ramificaciones básicas del bienestar común(common wealth):”buscar la paz y seguirla” y “defendernos a nosotros mismos por todos los medios posibles”, el leviatán capitulo XIV.

Tal visión corresponde a una época en donde la hegemonía de la monarquía no se configuraba de la manera como hoy esta configurado el Estado moderno capitalista al servicio del gran capital mundial, habían intereses mas dispersos y la forma del imperio del comercio desventajoso era incipiente, nada comparado con la aterradora tenaza que se ha erigido contra nuestra Colombia para convertirla en un estado lacayo con un ejercito de cipayos con mando extranjero, especialmente en los últimos 50 años.

Es de suponer que la tradición contractualista de Hobbes, Locke, Rousseau, Rawls, que a pesar de su visión moderna, acepta la sociedad separada en clases sociales e intenta hacer conciliación entre ellas; Mediante la democracia indirecta o representativa o alguna forma mas directa entre gobernante y gobernados, naturalmente debe estar dirigida por una clase política de carácter propietaria dominante de la voluntad popular.

Desde esta perspectiva contractualista liberal, por lo menos se intentaba configurar un mundo para la paz, porque acepta el derecho de los pueblos a rebelarse democráticamente, cuando el gobernante actúa sin escrúpulos en su contra.

En la Colombia de Uribe Vélez al amparo Bush, el regreso al mundo premoderno impuesto desde el poder, mediante un acto atroz, violento, brutal, inhumano, cruel, enfermizo, miserable; que rompió con el acumulado histórico de la búsqueda de un pacto o negociación para la paz, aceptado tenuemente por el mismo establecimiento y que tanto angustia causa, especialmente a la elite sin patria de los fascistas de hoy porque entienden que cualquier negociación política del conflicto, necesariamente implica su condena como clase sanguinaria; este nudo gordiano producto de la gran contradicción entre paz y justicia esta a la orden del DIA, es la bandera luchada y clamada por el pueblo y el movimiento guerrillero. Por tal razón se ha impuesto momentáneamente a sangre y fuego una monarquía inquisitorial al servicio de las grandes empresas multinacionales que muestra signos de implosión por su propia inercia hacia lo social, la corrupción y el despilfarro de una guerra injusta y la pujanza de este pueblo aguerrido y enguerrillado que resiste y avanza, y las contradicciones propias del capitalismo.

Ninguna reforma siquiera de carácter burguesa es contemplada para disminuir la tensión social; De tal manera, que el camino recurrente dentro de la historia que le ha quedado a este país, es la insubordinación, la insurgencia y la resistencia que combata la combinación de las formas de violencia que utiliza el régimen contra el pueblo, contrario a las percepciones e interpretaciones de teóricos de la izquierda parasita, que en sus juicios se hacen los ciegos de esta realidad para criticar la combinación de las formas de violencia que le ha tocado hacer al pueblo para sobrevivir y poder estar hoy hablando con fuerza en el escenario de las ideas políticas en nuestra America mestiza que intenta refundar desde la raíz a Colombia y trascienda las mezquinas opciones reformistas pequeño burguesas de las que tanto hablan los “progresistas ” y contrarrevolucionarios que dicen ser críticos del régimen, para que 50 años de insubordinación no vayan al cesto de la basura y se entregue la idea del socialismo por pirricos acuerdos a espaldas del país, como lo pretendieron hacer en el Caguan con las FARC-EP ; y en la Habana, con el ELN; Modelo de desmovilización que fructifico parcialmente en Colombia y Centroamérica cooptando las luchas antisistémicas, como un claro precedente para lo que no se debe hacer en Colombia.

Un verdadero revolucionario jamás ofrendara su lucha y su vida por una opción burguesa o capitalista, por carecer de sentido y valor histórico. Cincuenta años de sacrificio para seguir subordinados al mismo verdugo es peor que la misma la muerte, es un perverso chiste. Es por tanto un contrasentido pensar que semejante esfuerzo no este contenido en la teoría marxista revolucionaria de una sociedad sin clases y con patria, o patria grande como lo soñó Bolívar. Labor que no podrá cumplirse si previamente no se ha desalojado a esa casta de criminales del poder.

La nueva Colombia es solo posible sin ellos, es un imperativo ético y categórico para terminar con la ominosa fantasía de que los verdugos hacen o harán parte de la Colombia soñada por millones.

La coyuntura de la lucha interna.

En el decadente régimen de Uribe, ya los crímenes los cometen a la luz de todo mundo, no importa si sus “disculpas” son creídas o no, como ha sucedido en los últimos días y particularmente con la muerte de Edwin Legarda, esposo de la líder indígena Aída Quinqué del CRIC quien fue sentenciada a muerte y a quien su esposo la reemplazo en su muerte. Vaya paradoja, seguramente otro falso positivo.

Necesitan de cadáveres de luchadores para que con ellos se lleven su “maldita historia de luchas”, A ningún pobre se le singulariza, de ningún luchador se puede conocer su historia de vida, hasta sus dolientes son criminalizados. Es el código de los batracios encabezados por el presidente y su ministro de defensa Juan Manuel Santos, el hombre del año. Tal titulo solo es posible en la lógica macabra de los áulicos y adlátere del régimen

Sin prejuicios en calificar de terroristas a cuanto adversario quieran sacar del escenario de las ideas, para ablandarlo y después matarlo. Lo urgente es asesinar la historia, para que el terror cumpla con el objeto de provocar olvido y resquebrajar el alma, y por supuesto, la cadena de afectos que rompa la politización de los pobres. Las mayorías no podrán tener dirigentes que coincidan con los idearios de los revolucionarios insurgentes y los demócratas de verdad. Tal verdad histórica es convalidada por los hechos y documentada extensamente. Por ejemplo en: “Colombia una democracia genocida”, del sacerdote jesuita Javier Giraldo.

Es evidente que los partes de guerra victoriosos de los militares escasean por todos lados, después de los crímenes a mansalva de Raúl Reyes, Iván Ríos, Martín Caballero, el Negro Acacio etc., y la compra en el mercado de las traiciones, a los traidores infiltrados y débiles ideológicamente, mientras paradójicamente la guerra continúa su ascenso.

Las masacres unilaterales o “falsos positivos” han sustituido las victorias militares del ejercito oficial demostrando el carácter vergonzante y siniestro de la fuerza pública, ejército y policía, como un cuerpo armado que ocupa ilegalmente su propio territorio. Es copia del criminal ejército Israelí en los territorios ocupados de Palestina: En la franja de Gaza y Cisjordania.

Se comportan como vulgares mercenarios sin banderas, sin norte; Movidos por la coima, el lucro, la razia, el bandidaje, el narcotráfico, el sicariato, el secuestro extorsivo, mientras asesinan inocentes que justifiquen su existencia y puedan reclamar sus jugosas recompensas: Política repugnante, sustentada en la destrucción de valores esenciales en la construcción de sociedades democráticas, que convierten al colombiano menesteroso en una frágil mercancía que trafica con hombres por paga, como un deshecho desposeído de cualquier ética humanista.

Dicha política esta sustentada en su propia debilidad que los carcome por dentro, destruyendo su capacidad de combate, porque el combate se esta trasladando contra su propia sombra, contra su propio eco, que se les devuelve como enanos históricos y analfabetas anodinos, incapaces de ser coherentes contra un enemigo al que ya no quieren enfrentar si no lo perciben en estado de indefensión.

Reculan a sus madrigueras para desde ahí guarnecerse y recomponerse, mientras sus fuerzas paramilitares no dejan de asesinar, parece ser que la perspectiva del agotamiento de la fuente financiera de la guerra, el colapso de la economía Usaamericana y colombiana , el descontento generalizado por tanto atraco simultaneo al pueblo, (Gasolina, peajes, servicios públicos, bancos, Dmg, pirámides, salarios paupérrimos, informalidad, educación como negocio, salud como negocio, etc.), representa un cuadro evidente de creciente sensación de soledad; acabaron con la gallinita de los huevos de oro, solo queda un estado de charreteras.

Cualquier nueva intento de incrementar la guerra que se alimente con el ya exiguo gasto social, enfrentara una explosión social a nivel nacional.

Se comprende esta realidad, cuando en los mismos diarios oligárquicos en los comentarios de la gente, miles de decepcionados Uribistas y pueblo en general están dispuestos a todo, con tal de que su situación cambie), mas cuando en entretelones el régimen carece de discurso que contrarreste la posible disminución del financiamiento externo. No tienen claro si la carta de Uribe es la adecuada o Uribe no da más y esperan las primeras señas de señor Barak Obama.

El derrumbe institucional y la ausencia de zanahoria.

La nueva cualidad de la sustancia de la realidad contingente, es el descrédito generalizado del modelo institucional utilizado eufemísticamente como la separación de poderes de Montesquieu, que presumía constituir una imagen sobre la autonomía del aparato de justicia y el congreso frente al ejecutivo. Esa mascara se desvelo y el pueblo esta percibiendo que todos los poderes públicos funcionan para la misma causa, es decir, para los verdaderos dueños del país: El capital privado, las multinacionales, y los banqueros entre otros.

La acción política oligárquica se ha reducido a un mecanismo de sobrevivencia con base en el aparato coercitivo pero sin zanahoria, es decir, sin alternativa. Al desmantelar el estado y feriar la riqueza publica se quedaron sin instrumentos de política publica en lo social que les permita anteponer alguna maniobra distractiva que atenúe el creciente descontento social.

La debacle del congreso de la republica como instrumento de representación política es tan profunda que cualquier mecanismo que intenten, para aparentar que representan al pueblo, esta viciado, no hay forma política que viabilice rehacer semejante escenario inocuo, manejado como una caja menor del poder ejecutivo al servicio del gran capital.

Todo allí es banal y venal reducido a ser un vergonzoso apéndice del régimen, incluida la oposición y sus payasos de oficio como el politiquero de Petro, Garzón, Navarro, y sus acólitos como Dussan, Iván Moreno, María Emma, Parmenio Cuellar, etc., figuras deleznables sin doctrina ni filosofía política al servicio del viejo país, pero que son utilizados magistralmente para engañar a medio país y decir ante el mundo que en Colombia existe una democracia.

Oposición y construcción de contrapoder

Que significado tiene hoy la opción electoral? plantearse ser opositor y convivir otros cien años sobre la farsa electoral para llegar al poder bajo el slogan voluntarista de que esta vez si es posible, es sencillamente un exabrupto y un gigantesco engaño y autoengaño, a menos que por un pacto previo que democratice y redistribuyan los medios masivos de información que evidencie una nueva conciencia ciudadana sobre los graves problemas que aquejan a la sociedad colombiana desde la perspectiva de los que luchan, se abra camino. Así mismo el mecanismo electoral y su aparato ideológico fuese controlado por el pueblo. Es decir, si previamente no se cambian las circunstancias que hacen imposible un triunfo en las urnas de los sectores progresistas o contestarlos al gobierno; de verdad, el resultado es jugar al la democracia de burdel y aumentar la frustración.

De tal manera que quien haga oposición o quienes dicen hacen oposición, dentro del proceso global de acumulación revolucionaria en que hemos entrado y solo miren lo electoral, estarán más cercanos a sus propios intereses que a los intereses del pueblo.

La política de acumulación de hoy pasa por construir una propuesta política que ideológicamente este comprometida con los profundos cambios que necesita el país, para aislar a los defensores del status quo incrustados en los sectores progresistas que se roban el discurso de la democracia para hacer contrarrevolución.

Es necesario la construcción del partido de los cambios revolucionarios urgentes, que se avecinan como resultado de un nuevo e indetenible proceso de negociación política del conflicto, que surgirá cuando se disuelva el discurso guerrerista de Uribe y se perciba en la realidad, que el movimiento guerrillero ha salido airoso de los planes de aniquilamiento del régimen, pues este sector revolucionario, es la conciencia histórica de las luchas de este país, y Será la garantía de que al pueblo no se le puede engañar con propuestas inocuas y vergonzantes.

En lo metodológico y procedimental el nuevo eje acumulativo llámese movimiento o partido debe proponerse aglutinar a millones de colombianos sobre un discurso para la paz pero con justicia y de impulso al juicio político contra los responsables de tanta monstruosidad histórica. Que sea la voz de los millones de desesperanzados, engañados, excluidos etc. y proponga un gran pacto que contenga entre otros la plataforma política del movimiento insurgente.

El PDA, polo democrático alternativo, mientras solo funcione en el área electoral, no será la opción para los cambios y mucho menos para elevar la conciencia del pueblo. Su papel ambiguo se esta configurando de tal manera que su vida útil como formación política se esta agotando.

La unidad por la que ha luchado el sector del profesor Carlos Gaviria y otros, bajo una colcha ideológica que la atomiza, llegara al punto de comprender que con la contrarrevolución interna es imposible hacer alianzas tácticas o estratégicas porque inmovilizan, confunden y desacumulan.

El momento histórico requiere un discurso mas adecuado con la realidad de tantos millones de desesperados. Algo nuevo debe nacer para que lo viejo comience a morir, y con ello quitarnos de encima a tanto sanguijuela oportunista que solo pelecha de los votos de los sectores que quieren la transformación del país. Este sector de derecha, es el consentido del régimen porque saben cuanto les benefician; pues carecen de trabajo de masas, son producto de la construcción mediática, dirigida a esconder a los verdaderos revolucionarios, ya que el régimen los calibro, y saben que solo se mueven por sus egos e intereses personales.

El momento exige pues, que los Garzones, Navarros, Petros, Morenos, Dussanes etc., se vayan a disputar los votos a la derecha, sus electores naturales. Ya que tanto les gustan los votos de los mansos electores, solo les faltaría que ajusten sus discursos a sus verdaderos apoyos ideológicos.

Seguramente, no abandonaran fácilmente las toldas revolucionarias y por lo tanto no dejaran tranquilos a millones de colombianos que verdaderamente queremos una sociedad en paz y en justicia, engañando y confundiendo.

Jaime A Moreno

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