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Pentágono prepara cierre de Guantánamo |
El Pentágono ha iniciado ya los trabajos para llevar a cabo la propuesta del presidente electo estadounidense, Barack Obama, de cerrar la prisión militar de Guantánamo una vez tome posesión de su cargo el próximo 20 de enero, han informado hoy fuentes oficiales de Defensa. El secretario de este departamento, Robert Gates, ha pedido a sus empleados un informe para determinar cuál va a ser el procedimiento para el cierre definitivo del penal, situado en el sureste de Cuba.
Al igual que Obama, Gates, quien se mantendrá en el cargo, ha dicho que Guantánamo debe cerrarse. Estados Unidos tiene en Guantánamo a unos 250 detenidos, entre ellos a Jalid Sheikh Mohammed, acusado de ser el "cerebro" de los atentados del 11-S.
"(Gates) ha pedido a su equipo que presente una propuesta sobre cómo clausurar la cárcel, lo que requeriría específicamente el cierre del edificio y trasladar a los detenidos desde las instalaciones mientras que al mismo tiempo, por supuesto, nos aseguramos de que protegemos a los ciudadanos estadounidenses de varios prisioneros peligrosos", ha comentado el secretario de prensa del Pentágono, Geoff Morrell, a los periodistas.
"Ésta es una de las primeras órdenes del presidente electo", ha explicado Morrell. "La petición se ha hecho, su equipo está trabajando en ello para estar preparados para asistir al presidente electo al principio de su legislatura", ha dicho el secretario de prensa.
El Gobierno del presidente George W. Bush ha analizado también este difícil asunto, pero no ha podido resolver cuestiones complicadas como qué hacer con los presos que no pueden ser transferidos a sus países de origen por correr el peligro de ser torturados y no hay terceros que los quieran acoger.

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Bush provocó ese problema, ahora Obama intenta resolverlo, comentó Karsten Voigt, funcionario del ministerio de Relaciones Exteriores alemán.
El matutino señala que al menos seis países europeos estudian la cuestión, aunque sólo Alemania y Portugal lo han reconocido de forma pública.
Citados por el matutino, representantes de esas naciones señalaron que el próximo mandatario norteamericano se ha negado a discutir el tema hasta que no asuma el gobierno, el 20 de enero venidero.
Durante su campaña proselitista y tras ser elegido, Obama en reiteradas ocasiones ha prometido cerrar la cárcel de Guantánamo, territorio ocupado contra la voluntad del gobierno y el pueblo cubanos.
De acuerdo con el Post, el canciller portugués, Luis Amado, empujó el tema, que era tratado en discusiones privadas, al enviarles una carta a sus colegas de la Unión Europea (UE).
Amado agregó que la cuestión será discutida por el bloque en la reunión de cancilleres del próximo mes.
La prisión de Guantánamo ha sido duramente cuestionada tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo, tras las revelaciones sobre torturas a los detenidos allí.
Washington se niega a considerar a esos reclusos como prisioneros de guerra y los califica de combatientes enemigos, y por lo tanto fuera de la jurisdicción de los tribunales civiles.
Obama ha prometido sacar de Guantánamo a los 250 que quedan, de los casi 800 que han pasado por los calabozos levantados a un tiro de piedra de una playa paradisíaca, pero el problema es qué hacer con ellos.
Pero ni siquiera los más fervientes opositores a Guantánamo creen que Obama podrá cumplir de forma inmediata su promesa de echar el cerrojo a la prisión.
Sarah Mendelson, una experta del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, opina que tardará un año en encontrar destino para los prisioneros.
Tres categorías de presos
Estos se dividen en tres grupos. Hay detenidos que el Pentágono ha exculpado pero que no puede repatriar a sus países de origen porque corren peligro de ser torturados allí.
Estados Unidos tendrá que convencer a algunos países europeos de que acepten darles cobijo y tendrá que acoger a otros en su propio territorio, pese a las dificultades políticas que eso entraña.
El segundo grupo lo componen hombres contra los cuales el Pentágono no tiene suficientes pruebas para juzgarlos, pero que considera peligrosos y no quiere poner en libertad.
Por último, están Jalid Sheij Mohamad, el presunto planificador de los atentados del 11-S, y otros presos de su calibre, contra los que la evidencia es clara.
Manifestaciones en todo el mundo
Por su parte, las organizaciones de derechos humanos quieren que los prisioneros sean juzgados en tribunales ordinarios o que sean liberados.
Este fin de semana, como en los últimos años por estas fechas, estos grupos se enfundarán los monos naranja que visten los detenidos para llevar a cabo acciones de protesta en más de 35 países de todo el mundo.
Amnistía Internacional celebrará este domingo un acto público frente a la Embajada de Estados Unidos en Madrid para pedir al presidente electo, Barack Obama, una fecha concreta para su cierre.
AI pide a Obama que haga realidad su compromiso de poner fin a las violaciones de los derechos humanos que marcaron las políticas y prácticas antiterroristas de EEUU durante los últimos siete años.
También solicita al nuevo mandatario norteamericano que apoye la creación de una comisión independiente de investigación sobre las violaciones de los derechos humanos cometidas por EEUU o en su nombre como parte de la "guerra contra el terror", a fin de garantizar la rendición de cuentas y como señal de un cambio en la política antiterrorista de EEUU.
Cuando se le preguntó si lograría cerrar la prisión dentro de sus primeros 100 días como presidente, Obama dijo: "Ese es un desafío".
Sin embargo, el presidente electo reiteró que "no quiero ser ambiguo sobre esto. Vamos a cerrar Guantánamo y vamos a asegurarnos de que los procedimientos que establezcamos acaten nuestra Constitución".
"Eso no es sólo lo correcto a hacer sino que en realidad tene que ser parte de nuestra estrategia de seguridad nacional más amplia porque enviaremos un mensaje al mundo de que somos serios sobre nuestros valores", agregó.
(CRI)
Se estima que allí están recluidas entre 600 y 700 personas, el triple de los hoy presos en la base naval instalada en el oriente de Cuba.
"La otra Guantánamo" se construyó poco después de que la invasión de fines de 2001, encabezada por Estados Unidos, expulsara al movimiento islamista Talibán del poder en Afganistán.
En 2005, luego de denuncias bien documentadas sobre muerte, tortura y desaparición de prisioneros, Washington intentó desprenderse de la base y entregarla a Kabul. Pero una serie de desinteligencias legales, burocráticas y administrativas obligaron a mantenerla bajo control militar estadounidense.
Un informe confidencial reciente del Comité Internacional de la Cruz Roja lamentó el persistente maltrato de prisioneros en Bagram.
El informe menciona superpoblación, condiciones "duras", falta de claridad en la base legal de las detenciones, confinamiento de detenidos y tratamientos crueles en "violación de las Convenciones de Ginebra".
Algunos de los prisioneros han estado detenidos sin ser acusados ante los tribunales por más de cinco años. La Cruz Roja sostuvo que docenas estuvieron incomunicados por semanas e incluso meses, y que se los mantenía ocultos cuando se realizaban inspecciones.
Hina Shamsi, de la Unión para las Libertades Civiles de Estados Unidos (ACLU), dijo a IPS que "Bagram parece ser tan mala como Guantánamo, si no peor". "Si un prisionero está bajo custodia y control estadounidense, nuestros valores están en juego y a prueba nuestro compromiso con el estado de derecho", agregó.
"Los abusos detallados por la Cruz Roja nos preocupan porque demostrarían que perdimos el examen. El gobierno de Bush no ha limitado su régimen de detenciones ilegales a Guantánamo: ha tratado de imponerlo en Afganistán", advirtió Shamsi.
Pero, al contrario que esta activista, la mayoría de los observadores no creen que la solución a este problema radique en acciones del Congreso legislativo o del Poder Ejecutivo, sino en los tribunales, y que quedará estrechamente relacionada a las últimas sentencias referidas a la cárcel de Guantánamo.
La Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos dictaminó en junio pasado que los extranjeros detenidos por sospechas de participación en actos terroristas en Guantánamo tienen el derecho constitucional de cuestionar su arresto en tribunales federales en Washington.
Un tribunal federal comenzó a estudiar la semana pasada si esa sentencia también debe aplicarse en el caso de Bagram, que fue instalada, igual que Guantánamo, para recluir a prisioneros capturados en el marco de la "guerra contra el terrorismo", bajo total control militar y fuera del alcance de la justicia estadounidense.
La Corte Suprema echó por tierra reiteradamente la campaña del gobierno para impedir la revisión judicial de los casos de prisioneros en Guantánamo.
El Departamento (ministerio) de Justicia (fiscalía general) entiende que ninguna de las sentencias al respecto puede aplicarse en beneficio de los recluidos en Bagram, pues los tribunales estadounidenses no tienen jurisdicción sobre ellos.
Pero abogados de los prisioneros en la base de Afganistán al menos desde 2003 replicaron que las últimas decisiones de la Corte Suprema también se aplican en su caso, así como a bases en Iraq.
"No hay analogía o espejo más completo de Guantánamo que este caso", dijo la abogada Barbara Olschansky, de la Facultad de Derecho de la Universidad de Stanford y representante de tres de los cuatro prisioneros en Bagram por los que se realizó la demanda en la Corte Suprema.
"Estos individuos no son diferentes de los detenidos en Guantánamo, excepto por el lugar en que están recluidos", dijo en una audiencia judicial.
El Departamento de Justicia contestó que la base de Bagram es parte de una operación militar en curso, y que, por lo tanto, los tribunales estadounidenses carecen de facultades para fallar sobre lo que allí suceda.
"Dar a combatientes enemigos extranjeros detenidos en el teatro de guerra el privilegio de acceder a nuestros tribunales civiles es impensable, tanto en lo legal como en la práctica", sostuvo la fiscalía general.
El gobierno asegura que Estados Unidos carece de un control sobre la base aérea en Afganistán como sí lo tiene en la base naval de su enclave en Cuba. Por lo tanto, la sentencia de la Corte Suprema respecto de Guantánmo no es aplicable a Bagram.
La base afgana está en medio de una zona de guerra. Guantánamo, no, observaron los abogados del Poder Ejecutivo. Y la revisión de las detenciones en Bagram por parte de un tribunal civil pondría en peligro la misión militar en Afganistán.
Bagram, agregaron, "no es un campo provisorio, pensado para albergar a soldados enemigos aprehendidos en el campo de batalla por la duración de una guerra declarada, finita en el tiempo y en el espacio", porque la "guerra contra el terror", tal como ha sido concebida por el gobierno, es "ilimitada en duración y mundial en su amplitud".
Al contrario que Guantánamo, consideraron los abogados del gobierno, la cárcel de Bagram es de carácter permanente. Miles de personas de todo el mundo han sido confinados allí, y cerca de 700 permanecen allí en este momento, mientras se construye una nueva prisión para 11.000 reclusos.
Los abogados defensores replicaron que ninguno de sus clientes -dos yemenitas, un tunecino y un afgano- fue capturado en el campo de batalla ni prestando asistencia directa a una organización terrorista.
"¿Qué evidencia existe para creer que regresarían al campo de batalla, si, para empezar, ni siquiera estaban en el campo de batalla?", preguntó el juez Bates a los abogados del gobierno.
Según la funcionaria, los interrogatorios a los que Qatani fue sometido incluyeron la exposición prolongada al frío, el aislamiento y la privación de sueño.
Sin embargo, el portavoz del Pentágono, Geoff Morrell, dijo al diario washingtoniano que las revisiones de la agencia sobre el interrogatorio a Qatani concluyeron que los métodos de interrogación en Guantánamo, incluyendo las "técnicas especiales" usadas en el 2002 contra él, fueron legales en su momento.
El ciudadano saudí permanece detenido en Guantánamo, pese a que se han retirado todos los cargos que pesaban contra él.
Qatani se había enfrentado a los cargos de conspiración, terrorismo y crímenes de guerra.
Tortura
Pese a que las autoridades estadounidenses no dieron una razón para la paralización del proceso contra Qatani en mayo de 2008, según Crawford la decisión se tomó por los métodos utilizados por los agentes que le interrogaron.
"El trato que recibió coincide con el término legal de tortura. Y ese es el motivo por el que no remití el caso", explicó la funcionaria al The Washington Post.
Crawford, quien fue nombrada en su cargo en febrero de 2007, explicó que el ciudadano saudí fue interrogado de 18 a 20 horas al día de manera ininterrumpida durante ocho semanas.
"Las técnicas que utilizaron estaban autorizadas, pero la manera en la que las aplicaron fue excesivamente agresiva y persistente", dijo la funcionaria.
Crawford también afirmó sentirse estupefacta, enfadada y avergonzada por el trato que recibió Qatani.
"Si permitimos este tipo de cosas, ¿cómo podemos objetar cuando nuestros hombres y mujeres del ejército u otros en el servicio exterior, son capturados y sometidos a las mismas técnicas"?, se preguntó Crawford.
"¿Cómo podemos quejarnos? ¿Qué autoridad moral tenemos para quejarnos?. Creo que la hemos perdido".
Según un informe de la organización Amnistía Internacional, Qatani fue obligado en diversas ocasiones a vestir ropas de mujer y fue atado a una cuerda y obligado a simular ser un animal.
El ciudadano saudí lleva detenido en Guantánamo desde 2002, después de ser capturado en Afganistán.
Las autoridades le acusan de querer participar en los ataques del 11 de septiembre de 2001, por lo que le pusieron el mote de "el vigésimo secuestrador".
Qatani intentó viajar a EE.UU. en agosto de 2001, pero las autoridades le denegaron la entrada.
Pese a la decisión de paralizar el proceso contra Qatani, Crawford dijo que continúa siendo "un hombre muy peligroso".
"No me cabe duda que hubiera estado en uno de esos aviones si hubiera podido entrar en el país en agosto de 2001", señaló la funcionaria.
Cierre de la prisión
A principios de esta semana se supo que el presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, emitirá una orden ejecutiva en los primeros días de su mandato para cerrar el centro de detención situado en Cuba.
No se ofrecieron detalles sobre la fecha en la que será clausurada la prisión, pero se espera que tome al menos unos meses.
Días antes Obama había dicho que cerrar la instalación tomaría tiempo.
Según el periodista de la BBC, Jonathan Beale, esas declaraciones de Obama a la cadena ABC desataron una serie de cuestionamientos sobre si fue sincero durante la campaña electoral cuando prometió que clausuraría la prisión.
Quizás por ello sus consejeros se apresuraron a dejar saber que el presidente electo firmará la orden ejecutiva para el cierre del centro.
Lo que no se ha anunciado es cuál será el futuro de Qatani y otros presos que son considerados demasiado peligrosos para ser liberados, pero a los que puede resultar imposible llevar a juicio.
"Con el objetivo de dar tiempo al recién nombrado presidente y su administración para que revise las comisiones militares, el secretario de Defensa busca, por orden del presidente, congelar los casos pendientes durante 120 días", declaró el fiscal Clay Trivett en una nota remitida a los jueces implicados. Esta nueva medida de congelar los procesos judiciales hasta el 20 de mayo otorgaría más tiempo a la nueva administración para evaluar los casos y decidir su condena.
Petición conjunta
Obama ha dicho en repetidas ocasiones que el centro penitenciario para sospechosos de terrorismo, que se ha convertido en un símbolo mundial de los abusos cometidos contra los detenidos por parte de Estados Unidos, tiene que ser cerrado lo antes posible. En ese sentido, el mandatario norteamericano aseguró que lograría cerrar la base naval probablemente en su primera semana de mandato.
Esta petición pide poner freno a las condenas de pena de muerte contra cinco prisioneros del centro penitenciario, entre ellos, Jalid Sheikh Mohammed, acusado de ser el 'cerebro' de los atentados contra las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001.
Por su parte, activistas defensores de Derechos Humanos y abogados de defensa militar han instado al demócrata a que congele los tribunales especiales conocidos formalmente como comisiones militares y a juzgar los casos en tribunales regulares bajo las leyes que se aplican a todos los estadounidenses por igual.
Unos 245 presos permanecen retenidos en la prisión desde que la abrió la administración de Bush, en enero de 2002. El equipo de Bush intentó condenar por crímenes de guerra a 80 prisioneros, aunque sólo completó tres casos.
En su última rueda de prensa ofrecida el pasado 12 de enero en la Casa Blanca, el ex mandatario norteamericano, George W. Bush, aseguró que se mostraba en "completo desacuerdo" con la idea de que "la moral ha resultado dañada". "Puede que algunas personas de la élite no lo entiendan, pero el pueblo todavía comprende los valores de libertad de América, un país que proporciona mucha esperanza", agregó.
Las órdenes ejecutivas fueron firmadas durante una ceremonia en la Casa Blanca, frente a decenas de fotógrafos y transmitida por los canales noticiosos de cable. Obama dijo que, con estas medidas, quiere dejar de lado "la falsa opción entre seguridad e ideales".
Según la orden presidencial, el campo de detención erigido en Guantánamo, en territorio de Cuba, donde están detenidos 245 sospechosos de pertenecer a grupos terroristas, deberá estar cerrada dentro de un año.
Además de las órdenes para cerrar la cárcel y poner fin a los maltratos durante interrogatorios, Obama firmó también un documento que revisa los procesos judiciales contra los sospechosos de terrorismo.
Guantánamo y la práctica de torturas fueron dos de las más grandes manchas del gobierno de Bush, quien ordenó una fuerte ofensiva contra el terrorismo después de los atentados del 11 de setiembre de 2001 contra el Pentágono y las torres gemelas de Nueva York.
(ANSA)
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