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Los problemas de la economía se multiplican |
Las cuentas del Estado acumulan una necesidad de financiación de 13.576 millones de euros, un 1,24% del PIB, y lo peor es que Funcas pronostica que en 2009 el déficit público alcanzará el 4,1% del PIB, el doble de la previsión del Gobierno.
Tras su periplo en Washington, al presidente del Gobierno le va a costar aflojarse la corbata. El esfuerzo diplomático por conseguir una de las sillas de la cita del G-20 se antoja insignificante en comparación con la carrera de obstáculos que comienza ahora.
Junto a su equipaje, Rodríguez Zapatero arrastra dos deberes de la cumbre: desarrollar un plan de incentivos fiscales para reanimar la demanda interna y fomentar el despegue de sectores estratégicos, dos objetivos domésticos para los que hace falta tener algo más que mano izquierda.
En primer lugar, porque Zapatero tiene al enemigo dentro de casa. Su propósito de secundar la “acción coordinada para reactivar la economía” choca con los planes de Solbes que descarta una rebaja de impuestos o nuevas ayudas económicas a las empresas. En línea con el agotado “margen de política discrecional” en el que se escuda Solbes, el director de Tributos, Jesús Gascón, también renuncia a mover cualquier impuesto hasta que “los ingresos tributarios tengan alguna alegría”.
El problema: la economía está revestida de tristezas. Las cuentas del Estado acumulan una necesidad de financiación de 13.576 millones de euros, un 1,24% del PIB, y lo peor es que Funcas pronostica que en 2009 el déficit público alcanzará el 4,1% del PIB, el doble de la previsión del Gobierno, obligado a retocarla en diciembre.
En consonancia con el fuerte repligue del consumo, la recaudación por IVA cae ya a ritmos del 14%, mientras el pinchazo de la actividad está detrás del descenso del 30% en la recaudación del Impuesto de Sociedades. Las dificultades de los consumidores para encarar la crisis, reflejados en el crecimiento del 98% de los impagos –el doble que hace un año– avanzan un panorama aún más oscuro.
Según la lectura del FMI, España debería destinar el 2% del PIB para rebajar impuestos o realizar inversiones públicas, lo que supondría la inyección de 20.000 millones de euros en la economía, un esfuerzo que se topa con la falta de caja. No hay que olvidar que el Gobierno ya ha ensayado costosas medidas de rescate de relativo éxito.
La desgravación de 400 euros en el pago del IRPF –valorado en 6.000 millones – para dar más liquidez a las familias, dejó fuera del plan a 6 millones de contribuyentes. Tampoco el anunciado salvavidas de las VPO, como refugio del sector inmobiliario, está dando resultados; el inicio de pisos sociales arroja una caída del 30% en el primer semestre, respecto al año anterior, hasta las 29.000 casas, mientras la previsión del Gobierno era crecer un 80%.
Respecto a las líneas de crédito del ICO, el grueso de las ayudas (36.000 millones) incide en los sectores enfermos de la economía, convertidos en nichos de parados: inmobiliarias, o empresas del automóvil, frente a los 29.000 euros que se disputan las pymes.
El gasto productivo que reclama el G-20 choca con el hiperdesarrollo de la fórmula cheque –subvenciones directas– y la política de gasto social que dejan una factura de 50.000 millones hasta 2012.
Las principales zancadillas
Recaudación
Por cuarto mes consecutivo, el déficit del Estado gano ceros en septiembre. Las cuentas estatales arrojaron una necesidad de financiación de 13.576 millones de euros, el 1,24% del PIB.
La caída de los ingresos se explica por el desplome de la recaudación por IVA, que se contrajo un 14,1% respecto al 2007. Al mismo tiempo, mientras los ingresos por IRPF se mantuvieron estables, los asociados al Impuesto de Sociedades retrocedieron un 30% por la brusca ralentización de la actividad.
Sin deflactación
El Ejecutivo insiste en que las cuentas de 2009 ya incluyen el paquete de incentivos contra la crisis lanzados en los últimos meses. Entre ellos, la deducción de los 400 euros en el IRPF.
A cambio, ha desestimado otras medidas fiscales, como la deflactación de la tarifa del Impuesto sobre la Renta, es decir, su adaptación a la evolución de los precios. Esta decisión supone incrementar la presión fiscal de los contribuyentes, en 2.500 millones de euros. Máxime, cuando todo apunta a que la inflación media de 2008 será superior al 4%.
Gasto social
Uno de los sellos de la reactivación económica del G-20 es el reclamo de políticas de gasto productivas. Es decir, la inversión en sectores estratégicos que fomenten las ventas al exterior. Sin un sector relevo de crecimiento, España ha optado por la política de subvenciones.
La última, el pago de la mitad de las hipotecas a los parados, que podrán dejar de pagar el 50% de la cuota hipotecaria, con un máximo de 500 euros por mes, durante 24 meses. Según la agencia de calificación de riesgos Moody’s, la medida puede tener un efecto contrario al deseado.
Bono alemán
Junto a los problemas domésticos de la economía, la coyuntura spañola sufre otra importante zancadilla, pues ya no cumple con el patrón de crecimiento que, en la anterior etapa expansiva, daba mayor seguridad al inversor. Muestra de ello es que la deuda pública ha tenido que aumentar su rentabilidad debido a su riesgo de solvencia.
De hecho, el bono español a diez años ofrece una rentabilidad del 4,25%, frente al 3,68% del alemán para suplir el resquebrajamiento de la confianza. A tres años, la rentabilidad es del 3% frente al 2% del germano.
M. Tejo

Etiquetas: conocimiento, memoria, monopolios, multitud, politica.
Esta preocupación se produce a raíz de un hipotético interés de la Moncloa por la elaboración de un nuevo paquete de medidas fiscales para estimular la obra pública. Según diversas fuentes, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, podría anunciarlo en el pleno parlamentario del 27 de noviembre, cuando presentará los resultados de la cumbre del G-20.
Según fuentes del Ministerio de Economía, será necesario esperar las recomendaciones que el próximo día 26 ofrecerá el comisario de Economía, Joaquín Almunia. En principio se aconseja a los países miembros - en línea con lo que se ha consensuado el fin de semana en Washington- inversiones en infraestructuras, en investigación y desarrollo y en energías renovables.
Según ha afirmado el vicepresidente segundo, España es probablemente el país que más medidas ha adoptado frente a la crisis, y así lo ha reconocido el primer ministro británico, Gordon Brown. Se han habilitado cinco paquetes para ayudas a las empresas, a los parados y al sistema financiero. En su opinión, el Gobierno ha movilizado 40.700 millones entre exenciones fiscales e incremento del gasto.
Estas medidas, unidas a una fuerte disminución de los ingresos fiscales y un imprevisto aumento del seguro de desempleo, han desbordado la previsión presupuestaria de limitar el aumento del déficit público al 2% del PIB tanto el 2008 como el 2009. De hecho, el consenso de expertos estima que el déficit público para el próximo año podría situarse en el entorno del 5% del PIB, lo que equivale a unos 50.000 millones de euros.
El propio Solbes ha señalado que para este año la elevada caída en la recaudación del impuesto de sociedades va a suponer una reducción de la presión fiscal en torno a un 3%. En cuanto al pago del seguro de desempleo, el gasto también se ha incrementado considerablemente, ya que los presupuestos habían estimado que este año aumentaría el empleo neto en 40.000 personas. Estas previsiones han quedado desbordadas ya que la destrucción de empleo neto supera los 160.000 parados en el tercer trimestre y la previsión es que se destruyan más de 400.000 empleos netos cuando las previsiones gubernamentales lo limitan a 90.000 -cuatro veces menos-.
Solbes argumenta que la Comisión Europea ha flexibilizado los criterios de estabilidad presupuestaria. El límite del 3% puede ser superado cuando es consecuencia de la entrada en funcionamiento de los llamados estabilizadores automáticos. Es decir, por el aumento del gasto en desempleo o la reducción de ingresos fiscales. Lo que no es posible es incrementarlo por un mayor gasto público, por lo que apenas existe margen para invertir más en infraestructuras.
MARIANO GUINDAL
Cerca de un millón de parados no cobran ningún tipo de prestación.
Solo dos de los tres millones de desempleados registrados en noviembre percibían el seguro. Alrededor de 1,2 millones de personas sin trabajo tienen una difícil reinserción en el mercado laboral.
El deterioro acelerado del mercado laboral -171.243 desempleados más registrados el mes pasado- está desbordando los mecanismos de la Administración para proteger a todos los parados. En estos momentos, hay un millón de personas sin trabajo que no cobran ningún tipo de prestación, ni subsidio, ni renta de inserción laboral.
Por primera vez, el Ministerio de Trabajo ha dejado de publicar la tasa de cobertura del desempleo, porcentaje que, hasta ahora, indicaba cuántas personas desempleadas perciben una prestación. La secretaria general de Empleo, Maravillas Rojo, justificó esta decisión alegando que "el concepto actual de tasa de cobertura está obsoleto y en este momento trabajamos en una nueva tasa para delimitar quién es desempleado y quién es beneficiario".
Los datos sobre prestaciones siempre van con un mes de retraso. En octubre, había 2,818 millones de parados de los que 1,985 millones estaban cobrando alguna prestación y 832.781 no. En noviembre, el desempleo subió hasta los 2,989 millones de parados, el 6% más que en el mes anterior. Teniendo en cuenta el crecimiento promedio de beneficiarios en un mes, actualmente habría alrededor de dos millones de personas cobrando seguro o subsidio frente a cerca de un millón de desempleados que no percibirían ninguna renta pública. Por tanto, la tasa de cobertura del desempleo indicaría que alrededor del 70% de los parados son beneficiarios de alguna prestación.
MATIZACIONES
A partir de ahí, el ministerio matizó que 267.000 desempleados aún no han generado el derecho a cobrar el seguro ni ningún subsidio porque son demandantes de su primer empleo. Si se les excluyera de la estadística, la tasa de cobertura subiría al 80%.
Los restantes 733.000 trabajadores no perciben ayudas porque son parados menores de 45 años que han agotado la prestación contributiva y no tienen cargas familiares. Si tuvieran familia, fueran mayores de 45 años o su problema consistiera en que no han logrado cotizar los 360 días necesarios para generar el derecho, tendrían un subsidio.
Además, los problemas crecientes con que se encuentran los servicios públicos de empleo para atender la afluencia de demandantes han prolongado el plazo de reconocimiento o denegación de una prestación. A principios de año era de una semana y pasó a ser de 12 días en octubre.
MÁXIMO ESFUERZO
Tanto UGT como CCOO dejaron claro ayer al Gobierno que la primera prioridad de los esfuerzos que debe hacer el Ejecutivo para paliar los efectos de la crisis es mantener el mayor número de trabajadores cubiertos por el seguro de paro. Por el contrario, el PP ha criticado el aumento de este gasto.
El coste en prestaciones ha crecido un 51% en los últimos 12 meses hasta los 2.000 millones de euros. Solo en octubre las solicitudes de prestaciones aumentaron el 44,1%. Este aumento hay que verlo de manera dinámica, de manera rotatoria, ya que en noviembre abandonaronlos registros del paro 339.083 personas. Además, Rojo aseguró ayer que "más de la mitad de los desempleados llevan en el registro menos de cuatro meses" aunque, visto a la inversa, se puede decir que más de 1,3 millones de parados lleva sin trabajar un tercio del año.
El problema se agrava cuando la posibilidad de que 1,228 millones de las personas actualmente en paro encuentren un empleo (grado de ocupabilidad) resulta baja o muy baja, según los datos que aportó ayer el Ministerio de Trabajo: el 42% de los desempleados tienen difícil reinserción en el mercado laboral.
DESACELERACIÓN
La secretaria general está convencida de que las medidas adoptadas por el Gobierno permitirán mejorar la situación del mercado de trabajo y que la cifra de parados de noviembre "refleja una desaceleración del paro registrado respecto del mes anterior".
El desempleo se cebó de nuevo en todos los sectores y especialmente en los servicios, que ya acumulan 1,7 millones de personas sin trabajo; y en la construcción, con 520.029 personas en situación de desempleo. Desde el punto de vista de la afiliación a la Seguridad Social, en noviembre se perdieron una media de 197.087 cotizantes.
Esto explica que la contratación tampoco vaya bien. Ayer, Trabajo se limitó a resaltar que el mes pasado se establecieron 1,162 millones de relaciones laborales, de las que 129.123 (el 11,1%) fueron indefinidas. Pero obvió, en cambio, que en ambas cifras se han reducido en un 27% y un 32% respectivamente respecto a noviembre del 2007.
El peor parado: inmigrante y albañil
El retrato robot del desempleo es un hombre de origen extranjero que trabaja en el sector de la construcción. Los jóvenes menores de 25 años, otro de los colectivos más castigados.
El perfil del nuevo parado es el de un hombre inmigrante que trabajaba en la construcción. Buena parte de los 171.243 trabajadores que se quedaron en el paro en el mes de noviembre, según los datos facilitados ayer por el Ministerio de Trabajo, responde a esas características.
Según la información del Ministerio que dirige Celestino Corbacho, el desempleo se ha cebado, fundamentalmente, en la construcción, que registra un incremento interanual del 106,7%, lo que significa que, respecto al mismo mes de 2007, este sector tiene 268.464 desempleados más.
Tampoco resultan alentadores los datos de sectores como los servicios, que ha sufrido un incremento interanual del desempleo superior al 34% (34,7%) o la industria, que ha acumulado en lo que va de año un total del 100.609 parados más.
Buena parte de los nuevos parados son inmigrantes, que están sufriendo con más violencia el desempleo en la construcción y en los servicios. Según los datos oficiales, el paro entre los inmigrantes se incrementó en un 12,5%, esto es, 42.147 desempleados más. En total, según Trabajo, los inmigrantes en paro sumaban en el mes de noviembre la cifra de 379.460 personas, lo que supone un repunte de 181.286 parados, esto es, un 91,4% en el último año. De la cifra total, 63.839 proceden del sector de la construcción y otros 76.210 trabajaban en los servicios.
Otra de las características que marcan el perfil de los nuevos parados es que, mayoritariamente, son hombres. Por sexos, la subida del desempleo afectó de nuevo más a los hombres que a las mujeres. De hecho, en noviembre, dos de cada tres nuevos parados fueron hombres. Concretamente, el paro masculino sufrió un incremento que afectó a 111.915 trabajadores, lo que supone un incremento del 8,3%, mientras que el femenino subió 4%, afectando a 59.328 trabajadoras.
Aún con todo, el paro entre las mujeres sigue siendo superior que entre los hombres. Según Trabajo, los datos de noviembre determinan que el número de parados varones fue de 1.447.780 personas, mientras que el de las mujeres superaba el millón y medio de paradas, concretamente (1.541.489).
El desempleo, porcentualmente, afectó más a los jóvenes. Concretamente, el paro entre los menores de 25 años afectó a 26.437 trabajadores, lo que supuso un incremento del 7,3% respecto al mes de octubre, mientras que el colectivo de los mayores de 25 años se incrementó en un 5,8%, esto es, un incremento de 144.806 parados mas.
Cataluña y Andalucía
Las peores cifras de empleo de los últimos 12 años tampoco hacen distingos territoriales. En noviembre, el paro subió en las 17 comunidades autónomas. Con más virulencia, eso sí, en Cataluña (24.387 desempleados más), Andalucía (23.972 parados nuevos) y la Comunidad Valenciana (21.328). En términos absolutos, en el último año el paro aumentó también de forma especial en estas tres autonomías. Concretamente, en Andalucía creció en 199.095 personas más; Cataluña con 143.666, y Comunidad Valenciana, con 123.888.
Los datos del paro del mes de noviembre también reflejan un descenso en la contratación. Durante el mes pasado, el Instituto Nacional de Empleo registró un total de 1.162.614 contratos, lo que supone un descenso de 429.404 contratos respecto a los firmados en el mismo mes de 2007, esto es, un 26,9% menos.
Quizás el único dato positivo del nuevo mapa del mercado laboral del mes de noviembre fue el de la contratación indefinida. Según el Ministerio de Trabajo, del total de contratos firmados el 11,1%, esto es, 129.123 fueron indefinidos. En concreto, entre enero y noviembre se suscribieron 87.413 contratos a tiempo completo y otros 41. 710 a tiempo parcial.
La crisis golpea con saña el mercado laboral español
La subida de la tasa de paro, 4,1 puntos en 11 meses, es la mayor de la OCDE
Dicen que las comparaciones son odiosas. En el caso del paro en España, sin duda, esa afirmación es cierta. No es la única economía avanzada donde el desempleo sube con fuerza, pero sí es donde lo hace con más saña. Al acabar diciembre de 2007 la tasa de parados era del 8,7%. Este octubre, del 12,8%, según la estimación de Eurostat, que elimina las distorsiones por días festivos y otros efectos estacionales. 4,1 puntos de diferencia que elevan a España al podio del desempleo en la zona euro, la Unión Europea y la OCDE (la organización de los países desarrollados), tanto en tasa de paro como en la intensidad del ajuste del mercado laboral.
Alemania, cuya economía ya está en recesión tras dos trimestres de contracción, consiguió en octubre que el paro retrocediera respecto a finales del pasado año 0,6 puntos. Japón, con una coyuntura económica similar, también lo ha recortado el 0,1. Dinamarca, Holanda o Bélgica sufren el golpe del frenazo económico, pero todos han conseguido arañar unas décimas a la tasa de desempleo. En la otra cara de la moneda están los países de Europa del Este. Allí la fiesta acaba de comenzar. Polonia tiene un 6,4% de tasa de paro, pero partía el año con el 8,3%. Eslovaquia ha registrado el 10%, cuatro décimas menos.
Y en el caso de los países que ven crecer las colas en las oficinas del paro, en ninguna otra economía avanzada se está viviendo al ritmo español. Irlanda, milagro económico durante los últimos 10 años gracias al tirón tecnológico (su PIB crecía a un ritmo medio del 6,9%), es el segundo país donde el mercado laboral ha sido más duramente golpeado por la crisis. También allí viven la resaca del ladrillo. Pero frente a la tasa del 12,8% española, en Irlanda arrastran una del 7,1%, tras un alza en 11 meses de 2,4 puntos.
En Reino Unido donde también ha explotado la burbuja inmobiliaria, han contenido la subida del desempleo en 0,7 puntos.
Si en lugar de hablar de tasa, acudimos al número de nuevos parados cada mes, Estados Unidos e Irlanda acompañan a España a los puestos más altos. En el caso del país norteamericano, en octubre, último dato publicado, 603.000 personas se sumaron a las listas de desempleo, lo que supuso un incremento interanual del 38%. En el caso de Irlanda, en septiembre se añadieron 160.000 personas, un 50% por encima de un año antes, cuando aún vivían en el sueño del trabajo para todos.
Este mes de noviembre, en España se han añadido 171.243 parados a las listas, lo que supone un alza del 42,7% anual. Los tres países se están llevando los bocados más grandes de la crisis. Y para los tres, las perspectivas son poco halagüeñas.
Según la previsión de la OCDE, la media de paro en España será al final de 2008 del 10,9%, gracias a que las tasas más bajas de la primera mitad del año amortizarán los saltos finales. Para 2009 podría llegar al 14,2%. En el caso de Irlanda, al 7,9% y en el de Estados Unidos al 7,3%. Para todos, el pleno empleo es un sueño cada vez más lejano.
Lo peor de la recesión
La subida acelerada del paro aumentará la morosidad y agotará las cuentas públicas
El desempleo está creciendo en España a un ritmo temible, como demostración inapelable de la gravedad de la recesión económica que se dispone a sufrir la economía española, al menos durante 2009. En noviembre, el paro registrado en las oficinas del Instituto Nacional de Empleo (INEM) aumentó en 171.000 personas respecto al mes de octubre y sitúa el número de parados en casi tres millones de personas. Es el segundo peor registro mensual de la historia del desempleo y se produce después de ocho meses seguidos de subidas del paro. Todos los sectores, encabezados por los servicios y la construcción, han contribuido al aumento del paro; y, para redondear el tétrico panorama laboral, la Seguridad Social perdió más de 197.000 afiliados el mes pasado.
Las estadísticas del Inem son pésimas y dibujan una crisis grave del mercado de trabajo al menos hasta mediados de 2009. Se queda corto el vicepresidente Pedro Solbes cuando, con su cautela letárgica habitual, asegura que "existe el riesgo de que el paro aumente algo más". Con los pronósticos de recesión para el conjunto del año próximo, en el que se prevé una contracción de la economía próxima al 1%, la tasa de paro se puede aproximar, en las versiones más moderadas, al 16%, en términos de la encuesta de población activa (EPA). Haría bien el Gobierno en prepararse para afrontar unos costes de desempleo y de cobertura social que van a crecer de forma exponencial al menos durante el próximo ejercicio. Hasta mediados de 2009, todos los indicadores irán a peor, desde el paro hasta las cuentas públicas, incluida paradójicamente la inflación. El desplome del IPC por efecto del hundimiento de la demanda será más un signo de la extrema debilidad de la economía que de una inexistente salud competitiva de los mercados.
El problema es que esos indicadores van a seguir socavando la confianza de las familias y, con ello, las decisiones de gasto en consumo, realimentando la espiral recesiva. El exponente más vidrioso de esa espiral es el aumento de la morosidad, ya que afecta al riesgo sistémico implícito en las dificultades del sistema financiero. En España, la correlación entre paro e insolvencias hipotecarias es muy elevada. Esto no facilitará la normalización de los mercados de crédito. Y sin esto no habrá señales de recuperación.
Por eso es urgente reactivar la conexión entre el sistema bancario y las empresas. El esfuerzo público por ayudar a los bancos debe exigir, como contrapartida, que transmitan a crédito de las empresas parte de los fondos recibidos; es decir, que las entidades bancarias vayan oxigenando poco a poco el sistema de circulación crediticia, colapsado desde hace meses. Hay algunos indicios, como el descenso del precio del dinero, que permiten confiar en que esa oxigenación empezará a producirse en un breve plazo. Pero apenas es algo más que un deseo; y la fe no sustituye al circulante.
De hecho, ya no es únicamente que el Ejecutivo haya superado entre enero y octubre de 2008 todo el montante previsto para el año, sino que en 2009 las prestaciones se habrán comido lo presupuestado allá por los meses de agosto o septiembre. A partir de entonces habrá que poner más. “Claro, esto no significa que se vaya a dejar de cobrar el paro. Significa que va a haber más déficit”, explica Francisco Aranda. “Los dos últimos Presupuestos están absolutamente desfasados. Con la diferencia que el desfase en las prestaciones por desempleo para 2009 se producirá antes y de forma muy superior a la de este año”, remacha.
De acuerdo con los datos de Agett, el Gobierno habría previsto para 2009 un gasto en prestaciones de 19.615 millones de euros, que finalmente llegará a 30.508. La cifra parte de considerar que el número de parados superará al final del próximo ejercicio los cuatro millones y que la prestación media por desempleado se sitúa en 700 euros mensuales. En 2008, para una previsión de 3,1 millones de parados, el Ejecutivo ha contemplado fondos por valor de 15.777 millones de euros, cuando las necesidades se dispararán hasta los 20.819. De hecho, sólo hasta octubre el gasto acumulado ha sido de 16.665 millones.
Apenas 2.000 millones más
Solbes ya vislumbraba la que se le venía encima y elevó en 2.000 millones la partida para prestaciones por desempleo en los Presupuestos Generales para 2009. Una cuantía claramente insuficiente. Los más de 19.000 millones previstos por el Ejecutivo es una dotación incluso más reducida que la que afrontará este año con una tasa de paro muy inferior. “El fuerte incremento del gasto por desempleo y la necesidad de garantizar la suficiencia financiera para el pago de las prestaciones, determina que el Estado contribuya a la financiación del Servicio Público de Empleo Estatal mediante la aportación adicional de 2.000 millones de euros”, reza la Presentación del Proyecto de Presupuestos Generales del Estado. Una aproximación obsoleta apenas dos meses después de presentarse.
Para Aranda, es importante tomar medidas ya. “Aunque el problema es estructural, hablar de cambiar el modelo productivo es hablar de soluciones de aquí a 10 años. Hemos puesto el diálogo social en manos de los agentes sociales olvidándonos de que hay un árbitro. ¿Y qué pasa si no se alcanzan acuerdos? Además, que nadie piense que el año que viene va a mejorar la situación del empleo en la segunda parte del ejercicio. El paro es lo primero que llega en una crisis, pero también es lo último en irse cuando la crisis se acaba”, asegura el presidente de Agett.
Aunque tradicionalmente el gasto presupuestado en prestaciones suele ser superado por las necesidades reales del mercado laboral, en los tres últimos años la brecha como mucho llegó a los 827 millones de euros en 2007. En 2006 se situó en 460 millones y en 2005 apenas en 377, según los cálculos de las empresas de trabajo temporal. “El gasto siempre había sido superado en el mes de diciembre”, recuerdó Aranda. “El incremento del desempleo y de las prestaciones es incompatible con un equilibrio presupuestario sostenible. Además, resulta ineludible impulsar las políticas activas. No se trata de tirar un salvavidas al parado, sino de rescatarle”, concluyó.
En concreto, UBS prevé que el PIB español caerá un 1,6% en 2009, aunque logrará cerrar el ejercicio siguiente con una tímida alza del 0,4%, debido a que la economía recuperará en la segunda parte de ese año.
En cualquier caso, Ruiz-Scholter sostiene que la recuperación "va a ser bastante modesta", de forma que, "incluso en 2011, es difícil ver un crecimiento superior al 2%".
El ajuste brusco del PIB impulsará notablemente el paro hasta superar los 4 millones de desempleados, frente a los casi 3 millones actuales. El alto directivo de UBS opinó que el plan presentado por el Gobierno para destinar 8.000 millones a la licitación de obras públicas en corporaciones locales, aunque es "muy positivo", creará "menos puestos de trabajo" que los 200.000 previstos por el Ejecutivo dado que las obras se harán con personal ya contratado.
"La recuperación de la inversión local llegará tarde para evitar la peor parte de la crisis", sostuvo Ruiz-Scholter, que no obstante insistió en que el plan evitará que la tasa de paro se vaya más allá del 16% y aportará tres o cuatro décimas al PIB.
En cuanto a la inflación, prevé que se sitúe por debajo del 2% en la primavera de 2009, en línea con la moderación de los precios registrada en toda Europa. En la conferencia de prensa, también aseguró que los ciudadanos van a tener una "sensación de profunda depresión" por la caída de la demanda interna (que bajará entre un 3% y un 4%), aunque recordó que el buen comportamiento del sector exterior por las menores importaciones impedirá que el PIB español caiga aún más.
Respecto al mercado inmobiliario, UBS pronosticó que el precio de la vivienda caerá un 30% desde los máximos registrados el año pasado, al tiempo que continuará la "purga" en los volúmenes de viviendas iniciadas, que estarán "claramente por debajo" de las 300.000 hasta 2010 ó 2011.
En cuanto a las posibilidades de inversión, el directivo de UBS abogó por colocar los ahorros en bonos corporativos de alta calidad, dadas las abultadas rentabilidades que están consiguiendo. En España, destacó que UBS "no ve ninguna entidad con riesgo de faltar al pago de sus bonos o depósitos" y que sólo entrarán en pérdidas "alguna entidad de segundo orden", al tiempo que hizo hincapié en la calidad de los bonos de bancos y cajas como el Santander, BBVA, Banco Popular y Bancaja.
Ruiz-Scholter explicó que la morosidad subirá cómo máximo por encima del 5% y no se acercará a los niveles de la anterior crisis económica de mediados de los años 90 (que fue del 9%) debido al entorno de bajos tipos de interés.
Respecto a la Bolsa española, destacó que a corto plazo hay una "falta absoluta de visibilidad", aunque confió en que el Íbex-35 se coloque por encima de los 10.000 puntos para 2010.
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