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Los genios de la crisis

Corre el rumor de que la economía global está a punto del colapso total.

Se pueden escuchar las grietas y el sonido de los muros resquebrajándose en la economía de EEUU.

El dólar está al borde del precipicio de la devaluación.

Todos estamos más que asustados con este nuevo fantasma post-terrorismo.

General Motors dice que se va a la quiebra al rechazar la “ayuda” del gobierno americano.

Sony en Japón despedirá miles de empleados... y sin embargo, los datos de la bolsa están en verde.

Los hay que incluso tienen beneficios a pesar de estar llorando desconsolados.

No tiene sentido.

En medio de todo este maremagnum, el reconocidísimo inversionista de Wall Street, el Sr. Bernard Madoff, a sus 70 años decide robar el dinero a sus inversores.

Quizá en su defensa alegue ataque de pánico por la crisis.

El FBI le detuvo en su lujosa mansión de Manhattan, acusado de embolsarse 50.000 millones de dólares.

Y no es un negro drogadicto, ni un inmigrante mafioso, ni un hambriento… el ladrón más grande, llevaba corbata de seda e intima con los más grandes de la sociedad mundial.

El que fue presidente del Nasdaq y fundador de la sociedad de inversores Bernard L. Madoff Investors Securities a principios de los 60, decide de pronto apropiarse de 37.500 millones de clientes y alguno más de otras inversiones que controlaba personalmente.

En EEUU dicen que la lista de ONG´s que perderán todo su dinero es interminable.

La lista de pequeños inversores que se tendrán que volver “homeless” da la vuelta al edificio.

Pero la estafa piramidal, que en Colombia ha causado también la ruina y la furia de cientos de colombianos no es nueva.

La gente, las empresas, incluso los bancos de todo el mundo siguen picando a las ofertas increíbles de beneficios rápidos y desproporcionados.

Peor que un virus, la avaricia empuja a millones de personas a rebuscar en la basura de los lujosos inversores de Wall Street, de Bancos, de Instituciones monetarias, lo que nadie más les ofrece.

Los cantos de sirena del Sr. Madoff han resultado devoradores rugidos.

¿Tan fácil es robar?

Si de verdad resulta tan simple, no me extraña que esta gente decida dar el paso.

Al fin y al cabo, Madoff pagó gustoso los 10 millones de fianza que le impuso el juez.

Ahora está libre como un pájaro.

En EEUU están en shock.

No se habla de otra cosa, no se sorprenden de lo que está pasando en el Congo, de lo que hace Mugabe, de lo que pasa en Grecia... pero el dinero, el hecho de que alguien les toque su dinero... eso sí es terrible.

Como dicen los noticiarios americanos: ¡50 Billones de dólares!

¿Y ese era el Gurú que daba lecciones y conferencias a estudiantes? ¿Ese era el experto que seguramente criticaba a otros por sus acciones?

No sé qué pensaría este señor si alguien le robara la cartera en plena calle.

Seguro que hubiera llamado a la policía y le hubiera metido en la cárcel con la dignidad rancia de los que viven en las clases altas.

Cuántos “gurús”, genios, expertos que nos guían en estos caminos oscuros, no serán iguales o peores.

Yo pensaba que si la gente no gastaba y no compraba, se generaba la crisis. Pero ahora ha ocurrido lo contrario, salta la crisis de la nada y es entonces cuando la gente deja de gastar, generando muchas más crisis todavía.

Sí. Por desgracia robarnos es fácil.

Lo hacen hasta los bancos, ya sea en céntimos o comisiones o cargos incomprensibles.

Es casi una costumbre.

Ya ni revisamos las facturas de la luz, o del teléfono porque seguro encontramos algún cargo fantasma, o llamadas que no hemos realizado, o más minutos de los utilizados en realidad, pero no intente protestar, no intente pedir explicaciones. No se las van a dar.

Nos roban a diario y a cada segundo.

Miles de millones de pequeños centavos, céntimos... moneditas. Y los que nos roban no son delincuentes fichados, ni expresidiarios, ni gente fea con cicatrices, ni patas de palo.

No son árabes con barba o italianos con pistola.

El estereotipo de delincuente, de gran delincuente, del Rey de todos los delincuentes es casi siempre el mismo que del gran asesino: Corbata, grandes cenas, cumbres, discursos públicos y limusinas.

Los grandes asesinos no se esconden en la oscuridad de la noche detrás de un coche.

Los grandes criminales no llevan un cuchillo escondido ni fuman sin filtro.

No llevan sangre salpicada en su ropa.

No temen al CSI.

Por desgracia, son los grandes criminales, los que controlan nuestras vidas, nuestras inversiones, nuestras crisis, nuestras guerras y paces, nuestras risas y lágrimas.

Llorar ahora, señores estafados, no cambiará nada.

Los genios de la crisis tienen una gran idea, una solución: robar el dinero y salir corriendo.

(continue)

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