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La economía mundial no mejora |
Pese a los planes de estímulo, la economía mundial no muestra señales de mejoría. Las autoridades económicas del mundo lanzaron el miércoles un aluvión de medidas para estimular una economía global que hasta ahora ha resistido los intentos previos para contener los daños.
Los bancos centrales de Noruega, la República Checa, Hong Kong, Arabia Saudita y Kuwait recortaron sus tasas de interés un día después de que la Reserva Federal de Estados Unidos hiciera lo mismo y prometiera recurrir a préstamos poco convencionales para combatir la recesión del país. En las próximas semanas es muy posible que se anuncien recortes de tasas en lugares como Japón, el Reino Unido y las economías de la zona euro.
Las reducciones de tasas se suman a paquetes de estímulo fiscal que podrían totalizar billones de dólares (millones de millones) que se podrían lanzar en todo el mundo en 2009.
Sin embargo, a medida que se acumulan los planes de rescate, los economistas pasan apuros para explicar por qué hasta ahora nada parece haber evitado una recesión profunda. Economistas de J.P. Morgan calculan que la economía mundial se contraerá a una tasa anual de 3,7% en este trimestre y a una de 2,3% en los tres primeros meses del año siguiente. Esto posiblemente constituiría los peores seis meses para la economía global desde la Segunda Guerra Mundial.
A medias tintas
Ahora han empezado a surgir una amplia gama de respuestas. Aunque la Fed ha recortado las tasas agresivamente desde hace más de un año, muchos otros países no consideraron los planes de estímulo hasta hace unas semanas. Eso significa que esas medidas tardarán en surtir efecto.
Además, las medidas equivocadas y esfuerzos a medias tintas han, en algunos casos, empeorado la situación. Por último, la fuerza de la crisis de crédito ha resultado mucho mayor de lo que muchos anticiparon.
Si bien EE.UU. lleva la delantera en sus esfuerzos por estimular el crecimiento, muchos economistas dicen que sus bancos todavía no están bien capitalizados, lo que los hace más reticentes a prestar dinero.
Entre agosto de 2007, cuando empezó la crisis de crédito y septiembre de 2008, la Fed redujo su tasa de referencia de 5,25% a 2%. Sin embargo, fuera de EE.UU., las tasas subieron durante ese mismo período, según J.P. Morgan.
La situación dio un giro de 180 grados en octubre. Desde entonces, las tasas fuera de EE.UU. han bajado 1,3 puntos porcentuales. J.P. Morgan prevé que los estímulos fiscales a través de recortes de impuestos y el gasto fiscal podrían equivaler a 1,5% del Producto Interno Bruto global de 2009, un billón de dólares, pese a que en 2008 tales paquetes brillaron por su ausencia fuera de EE.UU. "En realidad, hasta principios de octubre no había ninguna clase de estímulo proveniente de fuera de EE.UU.", dice Bruce Kasman, economista de J.P. Morgan.
El Banco Central Europeo aún tiene margen para rebajar su tasa de referencia que se ubica en 2,5% a medida que la inflación se debilita, señala Axel Weber, miembro del consejo de la entidad.Mientras tanto, las actas de este mes del Comité de Política Monetaria del Banco de Inglaterra sugieren que el organismo está dispuesto a seguir bajando las tasas.
Desapalancamiento
Las reacciones tardías por parte de las autoridades es sólo parte del problema. Los economistas también empiezan a criticar las decisiones que se han tomado en los últimos meses. "Casi todas las iniciativas políticas implementadas hasta ahora para reforzar el funcionamiento de los mercados financieros han tendido a ser parciales, en vez de integrales", apuntó ayer John Lipsky, subdirector gerente del Fondo Monetario Internacional, en una crítica hacia otras autoridades.
En la raíz de la crisis, señala, se encuentra un poderoso proceso conocido como desapalancamiento, en el que las empresas y las personas reducen su dependencia de la deuda. "El desapalancamiento del mercado financiero sigue en marcha, reforzando nuestro escenario base que prevé una desaceleración sustancial y sostenida en el crecimiento del crédito a lo largo del próximo año", aseveró.
Simon Johnson, ex economista jefe del FMI, calcula que las instituciones financieras del mundo tendrán que hacer rebajas contables por un valor de unos US$1,5 billones relacionada a deuda incobrable vinculada a hipotecas estadounidenses y deuda corporativa y de particulares. Johnson calcula que, por ahora, los bancos sólo han recorrido dos tercios de ese proceso. Tampoco han recaudado el capital suficiente para amortiguar esas pérdidas, observa.
De todos modos, también hay indicios de que las acciones gubernamentales están teniendo impacto. En EE.UU., las tasas de interés hipotecarias cayeron ayer después del recorte de tasas de la Fed. A su vez, la tasa Libor de préstamos interbancarios ha caído cerca de tres puntos porcentuales desde sus máximos de mediados de octubre.

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El miércoles la Reserva Federal –el banco central de Estados Unidos– redujo su tasa de interés base a casi cero (entre 0 y 0.25), su nivel más bajo en la historia. Con ello quemó el último cartucho de esa arma financiera para tratar de enfrentar la recesión. E indicó que realiza un giro en su política monetaria, el cual implica imprimir vastas cantidades de dólares para estimular la economía ya no sólo por el lado del crédito, sino con infusiones directas para resucitar el sector financiero (lo cual es ampliar lo que ya empezó en las últimas semanas).
Junto a ello, comprará instrumentos de deuda de los bancos (hipotecas, deuda de tarjetas de crédito, préstamos estudiantiles y más) con la idea de sanear las finanzas de los bancos y así promover la renovación de préstamos que son vitales para arrancar la economía, o eso es la teoría. Fue una combinación de iniciativas sin precedente que complacieron el miércoles a los mercados bursátiles.
Por otro lado, el gobierno federal reportó este martes que en noviembre los precios al consumidor se desplomaron a su tasa más rápida desde que se empezó a rastrear este dato en 1947, en gran medida por la reducción dramática en los precios de combustible, que cayeron 17 por ciento (el precio de la gasolina cayó 29.5 por ciento en ese mes). A la vez, la nueva construcción de vivienda se desplomó casi 20 por ciento y llegó a su nivel más bajo en medio siglo.
Entre lo que parece ser la estafa financiera más grande de la historia, con la desaparición de 50 mil millones de dólares a manos de una de las figuras más “confiables” y respetadas de Wall Street, nuevas revelaciones de corrupción e ineptitud en Irak por 100 mil millones, un reconocido abogado que defraudó por más de 380 millones a sus clientes, un gobernador acusado de ofrecer un escaño en el Senado al mejor postor… lo que antes se presentaba como el modelo económico a seguir ahora, al estallar la crisis, se ha desenmascarado en un gran juego de lucro para los más ricos y los políticos que lo permitieron.
Durante los últimos ocho años, se realizó un drástico traslado de riqueza a los más ricos: las ganancias empresariales se elevaron 68 por ciento, mientras el 10 por ciento de la población más rica concentró 95 por ciento de los incrementos en ingresos: las 15 mil familias más ricas duplicando su ingreso anual de 15 millones a 30 millones de dólares. Mientras tanto, los ingresos semanales en promedio de los trabajadores se mantuvieron estancados, y el valor de sus bienes se redujo.
Y ahora la ironía es que todos los que no se beneficiaron tienen que pagar la cuenta.
En estos últimos días todo mundo está sorprendido por las dimensiones de la estafa cometida por el financiero Bernard Madoff en su extravagante juego piramidal –o truco Ponzi, donde se le paga a viejos clientes con inversiones de clientes nuevos, pero todos creen que es fruto de sabias inversiones–, que sacudió al mundo de los ricos el jueves pasado con el arresto del mago inversionista. Como señalaron unos medios, algunos de sus clientes se durmieron el miércoles como personas ricas o muy bien acomodadas y despertaron el jueves como pobres, enfrentando decisiones de vender sus casas sólo para pagar cuentas y sacar a sus hijos de escuelas privadas.
Madoff era una figura que provocaba admiración y respeto en Wall Street, uno de los fundadores y después presidentes de la bolsa de acciones para empresas tecnológicas Nasdaq, y amigo y benefactor de ricos y poderosos. Todo acabó como tragedia griega, cuando sus dos hijos, que habían trabajado en su empresa toda su vida, lo delataron a las autoridades después de que les confesó que el negocio no era más que “una gran mentira”.
Pero con cada día que se expresa la crisis financiera y económica más grande desde la gran depresión, a través de despidos masivos, bancarrotas, indicadores económicos cada vez más oscuros, y los incrementos en pobreza, hambre y desesperación, también se revelan, poco a poco, detalles sobre cómo estalló este gran desastre, y muchos concluyen que, igual que en el caso de Madoff, mucho fue “una gran mentira”.
Y lo que se va revelando es que gran parte de la economía financiera era estafa: bancos que otorgaban préstamos y hipotecas y especulaban después con esa deuda, inversiones de los llamados fondos de cobertura de riesgo que, ante la falta de regulación, simplemente eran operaciones casi ficticias; negocios de guerra donde el erario pagó miles de millones para beneficiar a empresas que no cumplían con sus tareas. Y esto es apenas lo que se conoce hasta la fecha.
De hecho, el mismo día en que Madoff fue detenido y presentado ante un tribunal, un prominente abogado de Nueva York, Marc Dreier, también fue presentado ante otro juez acusado de haber defraudado a inversionistas por más de 380 millones de dólares con inversiones ficticias en el sector inmobiliario. Ahora la pregunta es: ¿cuántos casos más como estos existen?
En estos dos casos, los ricos engañaron a otros ricos, y aparentemente ahí no existía el honor entre delincuentes. Pero el hecho es que, mientras las víctimas denuncian los hechos y la omisión de las autoridades en regular estos negocios –una familia declaró que Madoff le había “robado el futuro a nuestros hijos” al esfumarse su inversión–, se podría decir que para las grandes mayorías ha ocurrido lo mismo en una escala enorme: los banqueros y los políticos responsables de esta crisis les han robado el futuro a millones de niños.
El pago por la avaricia
Stiglitz calcula el precio de los ocho años de políticas económicas y excesos del gobierno de Bush en 10.35 billones de dólares. Él y su colega Linda Bilmes escriben en la revista Harper’s que, empleando suposiciones conservadoras, la cuenta de lo que llaman los excesos de la era de Bush, o sea el total de la nueva deuda combinada con las obligaciones acumuladas, llega a esa suma.
“En los ocho años desde que George W. Bush llegó a su puesto, casi todo componente de la economía de Estados Unidos se ha deteriorado”, escriben Stiglitz y Bilmes, y ofrecen la lista: los déficit de presupuesto, comercio y deuda han alcanzado niveles sin precedente; casi 4 millones de empleos manufactureros han desaparecido; 5 millones de personas no tienen seguro de salud, la deuda del consumidor casi se ha duplicado. Junto con los costos de todo esto, recuerdan se cálculo de que el precio real final de la guerra en Irak llegará a unos 3 billones de dólares.
“Ahora casi todos los días nosotros pagamos la cuenta en esta ciudad y este país por la avaricia sistémica que floreció con el presidente saliente y todos sus hombres… Éste es el país que Bush trasladará a Barack Obama en unas cuantas semanas, un país que ha perdido el rumbo”, escribió el columnista Mike Lupica en el New York Daily News.
Entre los expertos consultados están economistas republicanos como Martin Feldstein (asesor de John McCain) o Lawrence Lindsey, que asesoró al actual presidente de EEUU, George W. Bush, en su primer mandato, según Associated Press.
De este modo, el equipo económico de Obama ha consensuado que el plan de recuperación económica tendrá que tener un presupuesto que no podrá ser inferior a 850.000 millones de dólares (590.155 millones de euros). Este importe representa alrededor del 6% del PIB del país y es superior a las previsiones iniciales que habían barajado los líderes demócratas del congreso y el propio Obama, que creían que bastaría con destinar entre 500.000 millones y 700.000 millones.
El proyecto, que ya ha sido presentado por los asesores de Obama a los congresistas de su partido, todavía podría tener un mayor presupuesto, en función de cómo evolucione la economía (el próximo 23 de diciembre se conocerá la última revisión del PIB del tercer trimestre del año).
Varios asesores del presidente (como Laura Tyson) prefieren una aportación mayor, de 900.000 millones de dólares, mientras que destacados economistas como el premio Nobel Joseph Stiglitz (que trabajó con Bill Clinton) elevan hasta un billón de dólares la cifra necesaria para combatir la recesión económica que atraviesa EEUU desde finales de 2007.
Desempleo
El plan de recuperación de Obama busca permitir la creación de 2,5 millones de puestos de trabajo hasta 2011. El objetivo de la nueva Administración es contener la destrucción de empleo. Estados Unidos ha eliminado 1,9 millones de puestos de trabajo desde que el país entró en recesión y en noviembre, el último mes, se suprimieron más de 500.000 empleos, la cifra más alta desde 1974. Esta reducción de la fuerza laboral ha provocado que la tasa de paro se haya disparado hasta el 6,7%, el umbral más alto de los últimos quince años.
La iniciativa de Obama, que puede disparar el déficit público de EEUU hasta más de un billón de dólares (ahora está en 455.000 millones de dólares), se materializará con un agresivo plan inversor en infraestructuras viarias y energéticas, sobre todo en la red de carreteras y en la red eléctrica. El demócrata, que tendrá un gran poder después de que su partido haya reforzado su mayoría en el Congreso y en el Senado en las últimas elecciones, también tiene intención de actualizar los colegios de Estados Unidos.
El proyecto de ley que aprobará el plan de recuperación también incluirá, previsiblemente, otras iniciativas para aliviar las economías domésticas, como rebajas fiscales para las rentas bajas y medias. Los contribuyentes de más poder adquisitivo, aquellos que ganan más de 250.000 dólares, mantendrán su fiscalidad actual, sin que se espere que se vayan a producir los aumentos de impuestos que Obama había anunciado en su campaña electoral.
Estos mayores tributos, que acabarían con una rebaja fiscal dictada por el actual Gobierno, estaban contemplados para financiar la reforma de la sanidad, pero Obama ya admitió la semana pasada que la sanidad universal es difícil y que desconoce cómo la va financiar.
El plan de recuperación también incluirá, según la propuesta presentada a los congresistas, medidas para aliviar la situación económica de los desempleados, como la congelación de los impuestos que gravan el subsidio de desempleo de forma temporal o la ampliación de los programas de ayuda a la compra de comida.
Los nuevos cálculos del equipo de Obama se conocieron dos días después de que la Reserva Federal estadounidense realizara una rebaja de tipos de interés histórica y estableciera un rango objetivo para el precio del dinero que oscilará entre el 0% y el 0,25%. El banco central estadounidense está más preocupado por el crecimiento económico de EEUU que por la evolución del IPC e incluso contempla que se pueda producir una deflación.
En el mismo mes de diciembre de hace 30 años, el gobierno de Jimmy Carter todavía sostenía negociaciones secretas para establecer las relaciones diplomáticas oficiales con China. En las relaciones con China que el presidente electo Barack Obama herederá, las fortunas e influencia chinas son de promordial importancia para rescatar la economía mundial.
Es necesaria la cooperación con Beijing para la resolución de casi todos los problemas internacionales, desde las negociaciones a seis bandas sobrre el problema nuclear coreana hasta el calentamiento global. La crisis financiera también ha hecho relevante la importancia china: las reservas de divisas de China valoradas en 1.900.000 millones de dólares son indispensables para ayudar a evitar una catástrofe económica global.
Esto significa que China podría atraer la atención de Obama. A pesar de esto, es muy posible que el nuevo presidente no haga reajustes de la política estadounidense para con la cuarta economía del mundo.
El desempleo de trabajadores en Michigan y Guandong ha advertido del alto nivel de interdependencia entre los dos países. Esto, que podría conducir a conflictos y confrontaciones, dará motivos a la cooperación con China, dijo Susan Shirk, ex subasistente del secretario de Estado a cargo de los asuntos del Orente Lejano, que había encargado de asesora de Obama y Hillary Clinton.
Comenzando con Carter, todos los presidentes estadounidenses han hecho enérgicas críticas a China tras asumir el poder, y después se han visto obligados a colaborar con China en los problemas de interés común.
Quizá Obama sería el primer mandatario estadounidense con menos confrontaciones con China. Durante el mandato de George W. Bush, ambos países establecieron una línea de comunicación sin precedentes, instauraron grupos de trabajos africanos y lantinoamericanos y celebraron cumbres económicas. El secretario del Tesoro Henry Paulson asistió a una de tales reuniones.
Es posible que el actual gobierno resuelva las relaciones bilaterales mejor que en los últimos siete años, comentó Kenneth Lieberthal, ex asesor de los asuntos asiáticos del Consejo de Seguridad Nacional del gobierno de Bill Clinton, que también trabajó de asesor de Hillary Clinton y Obama en las elecciones presidenciales.
A excepción Arabia Saudi, China es uno de los pocos países que cuentan con fabulosos fondos en efectivo y que es capaz de rescatar el sistema financiero internacional, dijo Victor Shih, experto en los asuntos chinos de la Universidad Noroeste de EE.UU.
“Creo que si no hubieran ocurrido la recesión y crisis económicas globales, el gobierno de Obama tomaría una posición más dura en algunos problemas con China, agregó Victor Shih.
La interdependencia tiene su aspecto positivo que consiste en la reducción de la posibilidad de tomar medidas punitivas en los dos países, dijo Nicolas Lardy, experto en la economía china del Instituto Peterson de la Economía Internacional con sede en Washington.
China no tiene intenciones de dejar de adquirir títulos estadounidenses sino necesita garantizar la seguridad de la inversión de sus reservas de dólar y el incremento económico chino depende de una economía sana de EE.UU. El congreso estadounidense se muestra indiciso sobre el establecimiento de la barrera comercial contra China, país originario de las mercancías baratas para los consumidores ahorrativos.
Según pronostica Victor Shih, el gobierno de Obama podría instar a China a participar en la resolución de “los problemas transnacionales de primordial importancia”.
En un artículo bajo el título de “los recursos chinos pueden rescatar al mundo”, e l rotativo japonés Fuji Sankei dice que los recursos y la influencia de China son indispensables para rescatar la economía mundial. El nuevo presidente Obama mantendrá las relaciones con China.
En la actual recesión económica de EE.UU., China cuenta con más piezas de ajedrez que hace meses y es la mayor tenedora de títulos de deuda pública estadounidense en el mundo. EE.UU. espera que China adquiera más títulos de deuda pública estadounidense.
China no tiene razón para dejar de comprar los títulos de deudas pública estadounidenses. China necesita el objeto seguro para la inversión del dólar y su desarrollo económico depende de la estabilidad económica estadounidense. Es posible que el congreso estadounidense no inste a restringir la importación de los productos chino. China constituye la principal suministradora de los productos baratos para EE.UU.
El equipo de Obama cuenta con no pocos conocedores de los asuntos chinos y capaces de hacer propuestas efectivas. Timothy Geithner, el futuro secretario de Tesoro del gobierno de Obama, aprendió el chino y vivió en China. Jeff Bader, miembro del grupo de trancisión de Obama, trabajó como responsible de los asuntos asiáticos del Consejo de Seguridad Nacional del gobierno de Bill Clinton.
En un artículo titulado “Obama depende de China”, el rotativo estadounidense Th Christian Science Monitor dice que llaman la atención pública los esfuerzos de China para enfrentarse al descenso económico del país. China contribuyó más al incremento económico global en 2007. Tras la visita del secretario de Tesoro Henry Paulson a China a principios de diciembre, parece adecuado el viaje al país asiático que Obama realizará después de asumir el poder.
Hace meses, China exportó grandes cantidades de productos baratos, que necesitaban los estadounidenses, lo que ayudaba a mantener la baja tasa de inflación. En septiembre de 2008, China superó al Japón para ser la mayor tenedora de títulos de deuda pública estadounidense, dice el periodico.
(Pueblo en Línea)
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