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El impacto de la crisis en la salud mental |
En tiempos de incertidumbre aumenta el malestar colectivo y hay menos redes sociales que lo frenen. Con la crisis aumentarán los trastornos psicológicos comunes y la atención a aquellos que sufren patologías mentales graves se verá perjudicada ¿Cómo gestionar el malestar colectivo?
Durante el mes de octubre desayunarse con la crisis en todas las aperturas de los telediarios y portadas de los periódicos pasó de ser un hecho habitual a convertirse en sistemático.
Una cuestión relacionada con la herida abierta en y por el propio capitalismo ha pasado, sin embargo, casi desapercibida: cómo afecta a la salud mental de la gente la fractura financiera, es decir, cómo encajan las personas de carne y hueso los desmanes de un sistema abstracto que parece haber escapado a todo control, incluso el de los poderosos.
Para atender un asunto literalmente vital, el ministro de Sanidad, Bernat Soria, explicó con motivo de la creación el mes pasado del Observatorio Español de Salud Mental que esta entidad nacía en un momento “especialmente necesario, porque los desequilibrios en la vida cotidiana, los problemas económicos o la pérdida de empleo suelen ser origen de los problemas mentales”.
Cabe aclarar que el Observatorio nace de un convenio entre el Ministerio y la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, con donación de fondos públicos a esta organización privada, fuera de los concursos de la Administración y en la línea de externalización de servicios que parece no capitalizar el PP.
Soria tardó poco entonces en desvelar sus principales preocupaciones sobre la pérdida de salud mental de la ciudadanía:
“En España, en estos momentos, no podemos permitirnos el lujo de perder capacidad de trabajo, buenos profesionales que hacen que día a día sigamos avanzando (...) la pérdida de salud, en general, y de salud mental, en particular, tiene consecuencias en múltiples áreas, entre ellas, en la actividad laboral”.
Esto es, no se me pongan demasiado tristes justo ahora que hay que seguir echando leña a la máquina, pareció querer decir el ministro.
La OMS ha pronosticado que la crisis financiera traerá más estrés, depresiones y otros desórdenes mentales, sobre todo a los pobres. Más estrés para los ya estresados, que no son precisamente los millonarios que saltan por la ventana.
Las previsiones señalan que una de cada cuatro personas en el mundo sufrirá un trastorno psicológico común (depresión, cuadro de ansiedad, etc) a lo largo de su vida ¿Sufrimos ahora y en este tipo de sociedades más que antes? El psiquiatra y ensayista Guillermo Rendueles comenta al respecto:
“El nivel de sufrimiento es difícil de cuantificar y comparar porque no hay estadísticas fiables. Sin embargo, el grado de quejas psíquicas es una especie de malaria urbana desconocida hasta ahora. Parece imposible dormir, trabajar y guardar las buenas maneras que exige el capital sin ansiolíticos”.
Un dato significativo, el 20% de las prescripciones que realizan los médicos de asistencia primaria en el Estado español es de ansiolíticos (Orfidal), según datos presentados en el último congreso de la Asociación de Neuropsiquiatría Española.
“Con el aumento de este tipo de trastornos serán los servicios de asistencia primaria los que se verán colapsados”, apunta Rendueles.
Las patologías mentales graves, como la psicosis maniaco depresiva o la esquizofrenia, se mantendrán constantes e independientes de la crisis. Según diferentes estudios epidemiológicos, el 3% de la población en los países ricos sufre una patología mental grave, un millón de personas en el caso del Estado español.
No obstante, el presidente de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, Alberto Fernández Liria, subrayó, al ser preguntado por DIAGONAL, que la crisis va a repercutir especialmente en la asistencia e integración de las personas que ya sufren enfermedades mentales graves:
“Las ayudas que ahora recibimos para tratar a esas personas son las que primero recortarán. Por otra parte, es mucho más fácil que te despidan o que no encuentres empleo si eres esquizofrénico”.
La OMS denuncia, en este sentido, que la mayoría de los países invierte menos del 2% de su presupuesto nacional en salud mental y pronostica que el dinero destinado a este ámbito se reducirá a causa de la crisis financiera internacional. Queda la pregunta de cómo actuar ante el malestar, gestionado de modo creciente por profesionales en un proceso de ‘psiquiatrización’ de los problemas sociales.
“Sólo queda reforzar estructuras sociales sólidas que frenen la sociedad líquida y las relaciones frágiles, creando redes solidarias que escuchen el sufrimiento psíquico de forma no profesional y poblaciones que adquieran algún poder sobre sus vidas y salgan de la indefensión en la que la crisis los mantiene”, responde Rendueles.

Etiquetas: conocimiento, inteligencia, medios, multitud, politica.
► miércoles, 19 noviembre, 2008
Si la política de ir de compras para saciar la ansiedad se ha revelado como un peligroso hábito, sobre todo para el bolsillo, la nueva moda de devolver sin estrenar parece la vacuna. Importada de Estados Unidos esta tendencia, ligada a marcas de moda, nace como un revulsivo que fortalece la autoestima al tiempo que alivia el bolsillo del comprador compulsivo venido a menos por la crisis.Aunque este alivio que siente el consumidor es inversamente proporcional al que experimentan las compañías de moda, que han visto cómo se disparaba el índice de prendas devueltas respecto a un año atrás. Los adictos afirman que si por un lado la compra les alivia la ansiedad, la devolución de las prendas sin estrenarlas les proporciona emoción, les libera de la angustia de los números rojos y les compensa, de forma que vuelven una y otra vez a repetir la operación.
Un comportamiento del consumidor, muy ligado a épocas de crisis, que tiende a volverse en contra de las compañías si se extiende masivamente, pues revienta cualquier hoja de Excel de ventas semanal o mensual. Su práctica masiva ha llevado a algunas firmas a ser mucho mas restrictivas en sus políticas de servicio postventa.
El pasado mes de octubre las devoluciones de productos a tiendas en Estados Unidos registraron sus peores niveles. Y según un estudio de la Federación Nacional de Minoristas esta práctica no irá a menos. Se prevé que este año el volumen de artículos devueltos aumente un 23% respecto de las cifras alcanzadas en 2007.
Unos datos que provocarán que de cara a la campaña de Navidad y al nuevo ejercicio, el 17% de las tiendas de Estados Unidos tengan la intención de poner en marcha prácticas de devoluciones más estrictas, que podrían extenderse al mercado español si los índices de prendas devueltas siguen en aumento.
Unos cambios que supondrán una reducción de los tiempos de devolución y también el cobro de recargos o tarifas en el caso de que el cliente decida devolver la prenda. Aunque por otro lado la crisis económica también obligará a otras tiendas a relajar sus políticas de devoluciones como gancho para atraer a clientes. Ni unos ni otros lo tienen fácil, sobre todo los clientes que encaran la mayor etapa consumista del año con un agujero en el bolsillo.
Concha Rubio
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