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EEUU mata 13 personas en Pakistán |
El ataque se produjo en el área de Jankhel, situada en el distrito tribal de Waziristán del Norte, y su objetivo habría sido un supuesto refugio de la red terrorista internacional Al Qaeda. Los aviones no tripulados dispararon varios misiles contra el citado objetivo, lo que causó la muerte de al menos 13 personas, añadió.
El Gobierno paquistaní llamó el pasado 29 de octubre a consultas a la embajadora de EEUU en Islamabad, Anne Patterson, a quien pidió el cese inmediato de los "continuos" ataques con misiles llevados a cabo por aviones estadounidense no pilotados en las áreas tribales. Quince ataques de esta naturaleza han tenido lugar en los últimos dos meses y medio, la mayoría de ellos atribuidos a aparatos estadounidenses sin piloto.

Etiquetas: conocimiento, memoria, multitud, politica, violencia.
Anónimo
Se cree que cuatro misiles fueron disparados contra ese campo, en la aldea de Kumsham, a unos 35 km al sur de Miranshah, en la provincia de Waziristán del Norte.
Fuentes de la seguridad informaron que se trata de una localidad dominada por los líderes de las tribus Wazir que se encuentra en la frontera con Waziristán del Sur, otro bastión de las operaciones de los talibanes y de Al Qaida.
"Entre 11 y 14 militantes, la mayoría extranjeros, murieron en ese ataque", dijo a la AFP un alto oficial del ejército que solicitó el anonimato, empleando la terminología de las autoridades paquistaníes para referirse a los extremistas de Al Qaida. El anterior balance señalaba 10 muertos.
Por el momento se ignora si entre las víctimas mortales se encontraba algún alto dirigente de la organización islámica.
Un miembro de los servicios de inteligencia paquistaníes, quien también solicitó el anonimato, añadió que ese ataque "destruyó con éxito el campo".
Recientemente, una serie de ataques contra objetivos presuntamente talibanes o miembros de Al Qaida en las zonas tribales del noroeste de Pakistán -todos ellos atribuidos a aviones sin piloto de la CIA- aumentó la tensión entre Washington e Islamabad.
El lunes, el presidente paquistaní Asif Ali Zardari previno al nuevo comandante de las operaciones militares de Estados Unidos Afganistán e Irak, el general David Petraeus, de visita en Pakistán, que esos ataques eran "contraproducentes" y que podrían ser perjudiciales ante la opinión pública paquistaní.
El primer ministro, Yusuf Raza Gilani, y los más altos responsables militares del país, también subrayaron ante el general Petraeus que Estados Unidos debía respetar la soberanía y la integridad territorial de Pakistán.
Anteriormente, el ministerio de Relaciones Exteriores del país había convocado a la embajadora norteamericana en Islamabad, Anne Patterson, para transmitirle las quejas de los responsables paquistaníes.
Según algunas fuentes, el consejero nacional paquistaní para la seguridad también había expresado personalmente su malestar a la Casa Blanca después de un ataque que dejó en septiembre varias víctimas civiles.
El pasado viernes, dos ataques separados en Waziristán del Norte y del Sur mataron a por lo menos 32 miembros de Al Qaida, según los servicios de seguridad locales.
Pakistán espera ver cómo trata esta cuestión el presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, una vez tome posesión de su cargo el próximo mes de enero.
Fuentes de la seguridad informaron que se trata de una localidad dominada por los líderes de las tribus Wazir que se encuentra en la frontera con Waziristán del Sur, otro bastión de las operaciones de los talibanes y de Al Qaida.
"Entre 11 y 14 militantes, la mayoría extranjeros, murieron en ese ataque", dijo a la AFP un alto oficial del ejército que solicitó el anonimato, empleando la terminología de las autoridades paquistaníes para referirse a los extremistas de Al Qaida. El anterior balance señalaba 10 muertos.
Por el momento se ignora si entre las víctimas mortales se encontraba algún alto dirigente de la organización islámica.
Un miembro de los servicios de inteligencia paquistaníes, quien también solicitó el anonimato, añadió que ese ataque "destruyó con éxito el campo".
Recientemente, una serie de ataques contra objetivos presuntamente talibanes o miembros de Al Qaida en las zonas tribales del noroeste de Pakistán -todos ellos atribuidos a aviones sin piloto de la CIA- aumentó la tensión entre Washington e Islamabad.
El lunes, el presidente paquistaní Asif Ali Zardari previno al nuevo comandante de las operaciones militares de Estados Unidos Afganistán e Irak, el general David Petraeus, de visita en Pakistán, que esos ataques eran "contraproducentes" y que podrían ser perjudiciales ante la opinión pública paquistaní.
El primer ministro, Yusuf Raza Gilani, y los más altos responsables militares del país, también subrayaron ante el general Petraeus que Estados Unidos debía respetar la soberanía y la integridad territorial de Pakistán.
Anteriormente, el ministerio de Relaciones Exteriores del país había convocado a la embajadora norteamericana en Islamabad, Anne Patterson, para transmitirle las quejas de los responsables paquistaníes.
Según algunas fuentes, el consejero nacional paquistaní para la seguridad también había expresado personalmente su malestar a la Casa Blanca después de un ataque que dejó en septiembre varias víctimas civiles.
El pasado viernes, dos ataques separados en Waziristán del Norte y del Sur mataron a por lo menos 32 miembros de Al Qaida, según los servicios de seguridad locales.
Pakistán espera ver cómo trata esta cuestión el presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, una vez tome posesión de su cargo el próximo mes de enero.
Anónimo
En un comunicado, la comandancia de Estados Unidos en Afganistán dijo haber tenido noticias de «posibles bajas civiles» en la provincia, apenas 24 horas después de otro bombardeo que acabó con la vida de cuarenta civiles en la sureña Kandahar.
Según la versión estadounidense, que no hizo mención al bombardeo, las tropas de la coalición ocupante liderada por EEUU sufrieron el miércoles una emboscada insurgente mientras llevaban a cabo una patrulla de control en el distrito de Ghormach.
«No conocemos todos los hechos en este momento, pero investigaremos la situación hasta dar con la verdad. Nos tomamos muy en serio la responsabilidad de proteger al pueblo de Afganistán», aseguró en una nota su portavoz, Greg Julian, quien manifestó que se han iniciado contactos con los ministerios de Defensa e Interior para realizar una investigación conjunta.
«Si descubrimos que gente inocente ha muerto en este incidente, nos disculpamos y expresamos nuestras sinceras condolencias a las familias y al pueblo de Afganistán», añadió.
Este suceso ocurrió apenas un día después de la muerte de cuarenta personas, entre las que había al menos 23 niños y diez mujeres, en otro ataque aéreo estadounidense ocurrido en la tarde-noche del lunes en el pueblo de Wech Baghtu, en Kandahar, según denunció ayer la Presidencia afgana.
Las víctimas celebraban una boda cuando el municipio fue bombardeado y seis o siete viviendas destruidas.
Escudos humanos
Con respecto al ataque aéreo contra Wech Baghtu, el Ejército estadounidense volvió a eludir su responsabilidad en los sucedido y acusó a los talibán de haber impedido la huida de civiles, utilizándolos como escudos humanos. «Los civiles intentaron abandonar el área, pero los insurgentes les forzaron a permanecer allí mientras continuaban disparando contra las tropas afganas y de la coalición», aseguró la comandancia de EEUU.
En su nota, se limitó a constatar la existencia de «varios civiles heridos cuando abandonaban la zona» y afirmó que no estaba claro si fueron víctimas del «fuego insurgente», aunque los testigos y las autoridades locales no dudaron en señalar que murieron a consecuencia de las bombas de la coalición.
ataques en pakistán
Ataques aéreos de la aviación paquistaní contra supuestos escondites de los talibán en la región tribal de Bajaur se saldaron con al menos 17 muertos. El mismo número de fallecidos causó un atentado suicida durante un encuentro de líderes tribales pastún en Batmalai, capital de Bajaur.
Las guerras de Afganistán e Irak, un desafío para Obama
Las guerras de Afganistán e Irak, la inestable situación de Pakistán y la crisis en relación al programa nuclear iraní son algunos de los desafíos internacionales de inusual trascendencia que va a heredar a su llegada a la Casa Blanca el presidente electo estadounidense, Barack Obama, quien tiene intención de llevar a cabo su gestión de gobierno desmarcándose de su impopular predecesor.
Obama, para quien «el frente central de la guerra contra el terrorismo está en Afganistán y Pakistán», ha defendido en campaña el envío a Afganistán de más de 10.000 efectivos militares de refuerzo, una cuestión que, según los expertos, «tendrá que decidirse inmediatamente». Obama buscará, además, un compromiso militar mayor de los países europeos.
Pero más allá del incremento de los 70.000 efectivos extranjeros actuales, el reto afgano incluye la lucha contra la corrupción, la falta de autoridad del Gobierno, una economía dependiente de un floreciente tráfico de drogas y la inestabilidad del vecino Pakistán, que permitió a los insurgentes instalar sus bases en la frontera. Obama apostó por bombardear las bases talibán y de Al Qaeda, con o sin la autorización de Islamabad, a cuyas autoridades EEUU acusa de no ser lo bastante firmes en la lucha contra los «terroristas» refugiados en su frontera.
Según la versión estadounidense, que no hizo mención al bombardeo, las tropas de la coalición ocupante liderada por EEUU sufrieron el miércoles una emboscada insurgente mientras llevaban a cabo una patrulla de control en el distrito de Ghormach.
«No conocemos todos los hechos en este momento, pero investigaremos la situación hasta dar con la verdad. Nos tomamos muy en serio la responsabilidad de proteger al pueblo de Afganistán», aseguró en una nota su portavoz, Greg Julian, quien manifestó que se han iniciado contactos con los ministerios de Defensa e Interior para realizar una investigación conjunta.
«Si descubrimos que gente inocente ha muerto en este incidente, nos disculpamos y expresamos nuestras sinceras condolencias a las familias y al pueblo de Afganistán», añadió.
Este suceso ocurrió apenas un día después de la muerte de cuarenta personas, entre las que había al menos 23 niños y diez mujeres, en otro ataque aéreo estadounidense ocurrido en la tarde-noche del lunes en el pueblo de Wech Baghtu, en Kandahar, según denunció ayer la Presidencia afgana.
Las víctimas celebraban una boda cuando el municipio fue bombardeado y seis o siete viviendas destruidas.
Escudos humanos
Con respecto al ataque aéreo contra Wech Baghtu, el Ejército estadounidense volvió a eludir su responsabilidad en los sucedido y acusó a los talibán de haber impedido la huida de civiles, utilizándolos como escudos humanos. «Los civiles intentaron abandonar el área, pero los insurgentes les forzaron a permanecer allí mientras continuaban disparando contra las tropas afganas y de la coalición», aseguró la comandancia de EEUU.
En su nota, se limitó a constatar la existencia de «varios civiles heridos cuando abandonaban la zona» y afirmó que no estaba claro si fueron víctimas del «fuego insurgente», aunque los testigos y las autoridades locales no dudaron en señalar que murieron a consecuencia de las bombas de la coalición.
ataques en pakistán
Ataques aéreos de la aviación paquistaní contra supuestos escondites de los talibán en la región tribal de Bajaur se saldaron con al menos 17 muertos. El mismo número de fallecidos causó un atentado suicida durante un encuentro de líderes tribales pastún en Batmalai, capital de Bajaur.
Las guerras de Afganistán e Irak, un desafío para Obama
Las guerras de Afganistán e Irak, la inestable situación de Pakistán y la crisis en relación al programa nuclear iraní son algunos de los desafíos internacionales de inusual trascendencia que va a heredar a su llegada a la Casa Blanca el presidente electo estadounidense, Barack Obama, quien tiene intención de llevar a cabo su gestión de gobierno desmarcándose de su impopular predecesor.
Obama, para quien «el frente central de la guerra contra el terrorismo está en Afganistán y Pakistán», ha defendido en campaña el envío a Afganistán de más de 10.000 efectivos militares de refuerzo, una cuestión que, según los expertos, «tendrá que decidirse inmediatamente». Obama buscará, además, un compromiso militar mayor de los países europeos.
Pero más allá del incremento de los 70.000 efectivos extranjeros actuales, el reto afgano incluye la lucha contra la corrupción, la falta de autoridad del Gobierno, una economía dependiente de un floreciente tráfico de drogas y la inestabilidad del vecino Pakistán, que permitió a los insurgentes instalar sus bases en la frontera. Obama apostó por bombardear las bases talibán y de Al Qaeda, con o sin la autorización de Islamabad, a cuyas autoridades EEUU acusa de no ser lo bastante firmes en la lucha contra los «terroristas» refugiados en su frontera.
Anónimo
Otros cuatro soldados del convoy y un civil que se hallaba en las proximidades resultaron heridos en el atentado, que tuvo lugar en el distrito de Shindand, en el sur de Herat, añadió el portavoz de la Policía del oeste afgano, Abdul Raouf Ahmadi. El convoy conjunto de fuerzas afganas y de la ISAF patrullaba por la zona de Aziz Abad cuando fue atacado, según la fuente, que añadió que uno de los tanques quedó completamente destrozado.
La ministra de Defensa, Carme Chacón, ha informado de que una furgoneta cargada de explosivos y conducida por un suicida causó el atentado en Afganistán que acabó con la vida de dos soldados españolas y provocó heridas a otros cuatro, uno de los cuales está en estado grave. En una breve declaración institucional, Chacón ha precisado que uno de los fallecidos es el cabo primero Rubén Alonso Ríos, mientras que del resto no facilitó sus identidades.
Los militares víctimas de este atentado pertenecen a la Brigada Ligera Aerotransportable (BRILAT) con sede en Figueirido (Pontevedra). El ataque se produjo en la localidad Shindand cuando un suicida que conducía una furgoneta cargada con explosivos se lanzó sobre un convoy compuesto por doce camiones afganos y seis blindados españoles e impactó sobre el último vehículo, en el que viajaban los militares españoles.
Los insurgentes talibanes asumieron de inmediato el atentado con un comunicado colocado en su página web. El autor del atentado es un tal "mulá Habibullah", residente de la provincia, según el comunicado, que identifica a los soldados atacados como norteamericanos y afirma que el suicida causó la muerte de "varios" soldados ocupantes del tanque destruido. En la zona de Shindand, la más conflictiva de la provincia de Herat, operan tanto tropas de la misión ISAF de la OTAN -en la que participa España- como de la coalición que EEUU dirige en Afganistán.
El pasado 22 de agosto, un bombardeo de la coalición estadounidense causó la muerte de 90 civiles, de ellos 60 niños, en Aziz Abad. En Madrid, el Ministerio de Defensa informó únicamente de la muerte de dos soldados españoles en un atentado en el sur de Herat, en el que otro resultó herido grave.
En Herat, España lidera la Base de Apoyo Avanzado (FSB) y en Qala i Naw una Unidad de Reconstrucción Provincial (PRT), con un total de 778 militares implicados en la misión de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad de Naciones Unidas (ISAF) para la estabilización y la reconstrucción del país.
Los primeros efectivos llegaron en el año 2002 y se ubicaron en Kabul y alrededores hasta que, en el año 2005, se desplazaron a la zona de Herat. El primer envío de tropas españolas a Afganistán fue aprobado por el Consejo de Ministros el 27 de diciembre de 2001, que autorizó el despliegue de 485 soldados de los Ejércitos de Aire y Tierra.
87 militares españoles fallecidos desde 2002
La muerte de los dos soldados españoles eleva a 87 el número de militares españoles fallecidos en el país asiático desde la llegada de tropas a Afganistán en enero de 2002. Seis de los 87 militares muertos perdieron la vida en una acción de guerra, 79 en accidentes aéreos (62 en el Yak-42 y 17 en el helicóptero Cougar), uno en accidente de tráfico y uno por infarto de miocardio.
El mayor siniestro de la historia de las Fuerzas Armadas (en mayo de 2003) se llevó la vida de los 62 militares españoles que regresaban de la misión de paz en Afganistán en un avión Yakovlev-42 ucraniano, que se estrelló en Trebisonda (Turquía). Veinte de los cuarenta militares del Ejército de Tierra eran miembros del Regimiento de Ingenieros número 1 de la División Mecanizada Brunete, con sede en Castrillo del Val (Burgos).
Ya en 2005, 17 militares españoles morían en otro accidente, esta vez de helicóptero, producido cerca de Herat (oeste de Afganistán). En octubre de ese año, el capitán médico Jesús de la Pascua Belaustegui fallecía de un infarto en la base española de Herat. A partir de julio de 2006, el resto de los militares muertos en Afganistán perdieron la vida en acciones militares. El primero de ellos fue el soldado Jorge Arnaldo Hernández, de origen peruano, quien murió al explotar un artefacto activado a distancia por supuestos insurgentes durante una patrulla en la provincia de Farah.
En febrero del año siguiente, la explosión de una mina al paso de un convoy español mató a la soldado Idoia Rodríguez Buján cerca de Shindand, en la provincia de Herat y unos meses más tarde (mayo de 2007), el sargento de Infantería Juan Antonio Abril Sánchez fallecía al volcar el vehículo militar en el que viajaba. El 24 septiembre de 2007, un atentado reivindicado por los talibanes y provocado cerca de Shewan, en el noroeste de Farah, causó la muerte de dos soldados del contingente español -Stanley Mera Vera, de origen ecuatoriano, y el español Germán Pérez Burgos. Las víctimas eran soldados caballeros legionarios de la I Bandera Paracaidista, con sede en Paracuellos del Jarama, e ingresaron en el Ejército en 2007.
España participa en la misión de paz en Afganistán desde 2002 y tiene autorizado el despliegue de hasta 778 efectivos, la mayoría integrados en la "Fuerza Internacional de Seguridad y Asistencia" (ISAF), formada por unos 37.000 efectivos de 37 países (26 de ellos de la OTAN).
La ministra de Defensa, Carme Chacón, ha informado de que una furgoneta cargada de explosivos y conducida por un suicida causó el atentado en Afganistán que acabó con la vida de dos soldados españolas y provocó heridas a otros cuatro, uno de los cuales está en estado grave. En una breve declaración institucional, Chacón ha precisado que uno de los fallecidos es el cabo primero Rubén Alonso Ríos, mientras que del resto no facilitó sus identidades.
Los militares víctimas de este atentado pertenecen a la Brigada Ligera Aerotransportable (BRILAT) con sede en Figueirido (Pontevedra). El ataque se produjo en la localidad Shindand cuando un suicida que conducía una furgoneta cargada con explosivos se lanzó sobre un convoy compuesto por doce camiones afganos y seis blindados españoles e impactó sobre el último vehículo, en el que viajaban los militares españoles.
Los insurgentes talibanes asumieron de inmediato el atentado con un comunicado colocado en su página web. El autor del atentado es un tal "mulá Habibullah", residente de la provincia, según el comunicado, que identifica a los soldados atacados como norteamericanos y afirma que el suicida causó la muerte de "varios" soldados ocupantes del tanque destruido. En la zona de Shindand, la más conflictiva de la provincia de Herat, operan tanto tropas de la misión ISAF de la OTAN -en la que participa España- como de la coalición que EEUU dirige en Afganistán.
El pasado 22 de agosto, un bombardeo de la coalición estadounidense causó la muerte de 90 civiles, de ellos 60 niños, en Aziz Abad. En Madrid, el Ministerio de Defensa informó únicamente de la muerte de dos soldados españoles en un atentado en el sur de Herat, en el que otro resultó herido grave.
En Herat, España lidera la Base de Apoyo Avanzado (FSB) y en Qala i Naw una Unidad de Reconstrucción Provincial (PRT), con un total de 778 militares implicados en la misión de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad de Naciones Unidas (ISAF) para la estabilización y la reconstrucción del país.
Los primeros efectivos llegaron en el año 2002 y se ubicaron en Kabul y alrededores hasta que, en el año 2005, se desplazaron a la zona de Herat. El primer envío de tropas españolas a Afganistán fue aprobado por el Consejo de Ministros el 27 de diciembre de 2001, que autorizó el despliegue de 485 soldados de los Ejércitos de Aire y Tierra.
87 militares españoles fallecidos desde 2002
La muerte de los dos soldados españoles eleva a 87 el número de militares españoles fallecidos en el país asiático desde la llegada de tropas a Afganistán en enero de 2002. Seis de los 87 militares muertos perdieron la vida en una acción de guerra, 79 en accidentes aéreos (62 en el Yak-42 y 17 en el helicóptero Cougar), uno en accidente de tráfico y uno por infarto de miocardio.
El mayor siniestro de la historia de las Fuerzas Armadas (en mayo de 2003) se llevó la vida de los 62 militares españoles que regresaban de la misión de paz en Afganistán en un avión Yakovlev-42 ucraniano, que se estrelló en Trebisonda (Turquía). Veinte de los cuarenta militares del Ejército de Tierra eran miembros del Regimiento de Ingenieros número 1 de la División Mecanizada Brunete, con sede en Castrillo del Val (Burgos).
Ya en 2005, 17 militares españoles morían en otro accidente, esta vez de helicóptero, producido cerca de Herat (oeste de Afganistán). En octubre de ese año, el capitán médico Jesús de la Pascua Belaustegui fallecía de un infarto en la base española de Herat. A partir de julio de 2006, el resto de los militares muertos en Afganistán perdieron la vida en acciones militares. El primero de ellos fue el soldado Jorge Arnaldo Hernández, de origen peruano, quien murió al explotar un artefacto activado a distancia por supuestos insurgentes durante una patrulla en la provincia de Farah.
En febrero del año siguiente, la explosión de una mina al paso de un convoy español mató a la soldado Idoia Rodríguez Buján cerca de Shindand, en la provincia de Herat y unos meses más tarde (mayo de 2007), el sargento de Infantería Juan Antonio Abril Sánchez fallecía al volcar el vehículo militar en el que viajaba. El 24 septiembre de 2007, un atentado reivindicado por los talibanes y provocado cerca de Shewan, en el noroeste de Farah, causó la muerte de dos soldados del contingente español -Stanley Mera Vera, de origen ecuatoriano, y el español Germán Pérez Burgos. Las víctimas eran soldados caballeros legionarios de la I Bandera Paracaidista, con sede en Paracuellos del Jarama, e ingresaron en el Ejército en 2007.
España participa en la misión de paz en Afganistán desde 2002 y tiene autorizado el despliegue de hasta 778 efectivos, la mayoría integrados en la "Fuerza Internacional de Seguridad y Asistencia" (ISAF), formada por unos 37.000 efectivos de 37 países (26 de ellos de la OTAN).
Anónimo
Los ataques se prolongaron desde las tarde hasta la medianoche. Entonces, las fuerzas estadounidenses entraron en el pueblo y sacaron a todos los hombres de sus casas, a quienes esposaron. Cuando vieron el desolador panorama y la destrucción de las viviendas los dejaron en libertad permitiéndoles trasladar a los heridos al hospital», relató el clérigo Mullah Mohammad Asim.
«He perdido a mi madre, dos hijos, un nieto, un sobrino y una prima», manifestó el padre de la novia, Roozben Khan. El novio logró sobrevivir, no así su hermano y padres.
Testigos relataron que horas antes del bombardeo hubo un enfrentamiento entre tropas extranjeras y los talibán.
«Los ancianos dijeron al equipo conjunto de investigación que un gran número de milicianos había llegado a Wech Bagthu y que dispararon contra las fuerzas de la coalición y el Ejército afgano desde algunas viviendas», concluyó el equipo de investigación de EEUU. El viernes visitó a los heridos y a las familias de las víctimas en el hospital y distribuyó entre ellos «pagos en señal de condolencia». El coronel Greg Julian, portavoz de las fuerzas de EEUU, se limitó a «lamentar esta trágica pérdida de vidas inocentes» y expresar sus condolencias.
Por otra parte, dos militares españoles murieron y otros cuatro resultaron heridos, uno de ellos de gravedad, en un atentado perpetrado ayer con una furgoneta cargada de explosivos y conducida por un kamikaze a 80 kilómetros al sur de Herat. La ministra de Defensa, Carme Chacón, que viajó a Afganistán, informó que las víctimas pertenecían a la Brigada de Infantería Ligera Aerotransportable.
El ataque se produjo a las 12.30 (las 9.00 en Euskal Herria) en el distrito de Shindad. La furgoneta, de marca Toyota, se lanzó contra un convoy compuesto por doce camiones afganos, seis blindados españoles y dos equipos estadounidenses.
Fuentes militares indicaron que la cantidad de explosivo utilizada podría haber destrozado un carro de combate.
«He perdido a mi madre, dos hijos, un nieto, un sobrino y una prima», manifestó el padre de la novia, Roozben Khan. El novio logró sobrevivir, no así su hermano y padres.
Testigos relataron que horas antes del bombardeo hubo un enfrentamiento entre tropas extranjeras y los talibán.
«Los ancianos dijeron al equipo conjunto de investigación que un gran número de milicianos había llegado a Wech Bagthu y que dispararon contra las fuerzas de la coalición y el Ejército afgano desde algunas viviendas», concluyó el equipo de investigación de EEUU. El viernes visitó a los heridos y a las familias de las víctimas en el hospital y distribuyó entre ellos «pagos en señal de condolencia». El coronel Greg Julian, portavoz de las fuerzas de EEUU, se limitó a «lamentar esta trágica pérdida de vidas inocentes» y expresar sus condolencias.
Por otra parte, dos militares españoles murieron y otros cuatro resultaron heridos, uno de ellos de gravedad, en un atentado perpetrado ayer con una furgoneta cargada de explosivos y conducida por un kamikaze a 80 kilómetros al sur de Herat. La ministra de Defensa, Carme Chacón, que viajó a Afganistán, informó que las víctimas pertenecían a la Brigada de Infantería Ligera Aerotransportable.
El ataque se produjo a las 12.30 (las 9.00 en Euskal Herria) en el distrito de Shindad. La furgoneta, de marca Toyota, se lanzó contra un convoy compuesto por doce camiones afganos, seis blindados españoles y dos equipos estadounidenses.
Fuentes militares indicaron que la cantidad de explosivo utilizada podría haber destrozado un carro de combate.
Anónimo
Un gobernador local ha explicado que helicópteros estadounidenses dispararon "por error" contra un grupo de guardias de seguridad que vigilaban una obra en la zona de Khoni Khor. El gobernador precisa que los soldados confundieron con miembros de la insurgencia a los guardas, quienes patrullaban la zona a bordo de tres vehículos.
Como consecuencia de los disparos otros cinco empleados de la compañía han resultado heridos. Mientras, una portavoz de las tropas de EEUU desplegadas de Afganistán ha confirmado el suceso, aunque aseguró que las víctimas eran insurgentes.
Según esta última fuente, las tropas llevaban algún tiempo siguiendo a los vehículos y sabían que se trataba de talibanes porque habían recibido informes de inteligencia.
El pasado mes de octubre, otros 22 guardias de seguridad perdieron la vida a causa de un bombardeo de las tropas de la coalición en la provincia de Ghazni, también en el este afgano. Los servicios de seguridad que han proliferado en Afganistán están compuestos básicamente de miembros de las antiguas milicias de muyahidines.
Cuatro muertos en Herat
Dos funcionarios afganos y dos conductores han muerto debido a la explosión de una mina colocada por los insurgentes en la región noroccidental afgana de Herat. Los funcionarios fallecidos son el jefe de inteligencia y el fiscal del distrito de Adraskan, situado en la parte sur de la región. El ataque fue reivindicado por el portavoz talibán Muhammad Yousif Ahmadi, quien ha precisado que tuvo lugar enfrente de las instalaciones del Ejército en el distrito de Shindand, donde el pasado domingo fallecieron dos soldados españoles víctimas de un ataque suicida.
Como consecuencia de los disparos otros cinco empleados de la compañía han resultado heridos. Mientras, una portavoz de las tropas de EEUU desplegadas de Afganistán ha confirmado el suceso, aunque aseguró que las víctimas eran insurgentes.
Según esta última fuente, las tropas llevaban algún tiempo siguiendo a los vehículos y sabían que se trataba de talibanes porque habían recibido informes de inteligencia.
El pasado mes de octubre, otros 22 guardias de seguridad perdieron la vida a causa de un bombardeo de las tropas de la coalición en la provincia de Ghazni, también en el este afgano. Los servicios de seguridad que han proliferado en Afganistán están compuestos básicamente de miembros de las antiguas milicias de muyahidines.
Cuatro muertos en Herat
Dos funcionarios afganos y dos conductores han muerto debido a la explosión de una mina colocada por los insurgentes en la región noroccidental afgana de Herat. Los funcionarios fallecidos son el jefe de inteligencia y el fiscal del distrito de Adraskan, situado en la parte sur de la región. El ataque fue reivindicado por el portavoz talibán Muhammad Yousif Ahmadi, quien ha precisado que tuvo lugar enfrente de las instalaciones del Ejército en el distrito de Shindand, donde el pasado domingo fallecieron dos soldados españoles víctimas de un ataque suicida.
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