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Economía en rojo |
Según la agencia Bloomberg, Las declaraciones mensuales de quiebra en EEUU superaron las 100,000 por primera vez desde que se restringieron las leyes de bancarrota hace tres años.
Empresas y particulares en EEUU presentaron 108,595 declaraciones de quiebra de toda clase, un 13 por ciento más que el mes anterior, según datos provistos por Automated Access to Court Electronic Records, un servicio de Jupiter eSources LLC en Oklahoma City.
Las declaraciones de quiebra cayeron de manera vertiginosa después que entraron en efecto leyes de bancarrota más restrictivas en octubre del 2005.
Elizabeth Warren, profesora de leyes de quiebra de la Escuela de Derecho de Harvard, dijo a Bloomberg que los cambios "elevaron el costo de solicitar la protección por bancarrota, pero no pusieron fin a la necesidad de la bancarrota".
Una recesión de tres años del mercado residencial ha provocado ejecuciones hipotecarias sin precedente, un creciente desempleo y una caída en el gasto del consumidor.
La mayor crisis crediticia en siete decenios está aumentando la presión sobre los estadounidenses, provocando más quiebras.
Warren predijo que "según empeore la economía, cada vez más familias y empresas recurrirán a la quiebra para salvarse".
"Las declaraciones de quiebra son otro síntoma del malestar que afecta a las familias y su capacidad y disposición de gastar", dijo a Bloomberg John Herrmann, director general de Herrmann Forecasting LLC en Summit, estado de Nueva Jersey. En su opinión, "las bancarrotas se están disparando a nuevas alturas según se intensifica la contracción del crédito".
Las declaraciones de quiebra de los consumidores se dispararon justo antes de las revisiones a la ley de bancarrotas y dificultaron más que los individuos eliminen sus deudas.
En las dos semanas antes de que entrara en vigor la nueva ley, 630,000 estadounidenses buscaron la protección por quiebra, con lo que el número total de declaraciones en el 2005 se elevó a un récord de 2.1 millones.
Hubo 590,500 declaraciones de quiebra en el 2006 y 827,000 en el 2007.

Etiquetas: conocimiento, medios, monopolios, multitud, politica.
► miércoles, 12 noviembre, 2008
Un día después de la primera reunión en la Casa Blanca entre el actual mandatario y su sucesor, la Agencia Federal de Financiación Inmobiliaria (FHFA) anunció que se ampliará el programa "Hope Now" ("Esperanza ahora"), para evitar los remates hipotecarios.La decisión parece una victoria inicial para Obama. El viernes, en su primera rueda de prensa como presidente electo, afirmó que era necesario un programa urgente para ayudar a la clase media y que si no se aprobaba de inmediato, sería su primera acción al asumir el gobierno, el 20 de enero.
Los deudores amenazados de enfrentar una ejecución forzosa recibirán en circunstancias determinadas tasas más bajas y un aplazamiento para el pago de su deuda. Se trata de la iniciativa estatal más amplia aplicada hasta el momento para apoyar a los propietarios deudores. En el centro de la medida están las dos grandes agencias de crédito inmobiliario Fannie Mae y Freddie Mac -desde septiembre bajo tutela del Estado para evitar su quiebra-, que controlan un 50% de las hipotecas en EE.UU.
El nuevo plan busca ayudar a cientos de miles de familias con la condición de que puedan pagar una cuota mensual inferior o igual a 38% de sus ingresos.
"Reducir considerablemente los embargos evitables" es "una meta razonable si los propietarios, los bancos, los proveedores, los prestamistas hipotecarios, los inversionistas trabajan todos juntos", dijo en rueda de prensa el director de la FHFA, James Lockhart.
Un estudio de la firma de investigación Moody's Economy.com estima que 7,3 millones de hogares quedarían en mora entre 2008 y 2010 y que 4,3 millones de ellos podrían perder sus viviendas.
Pero el camino de transición hacia el futuro gobierno demócrata no está del todo despejado. El lunes, en la reunión a solas en la Casa Blanca, el vínculo con Colombia se convirtió en el primer motivo de roces. Según trascendió ayer, Obama instó a Bush a actuar de inmediato para salvar de la quiebra a la maltrecha industria automotriz de EE.UU. y ayudar a la economía.
El mandatario saliente, que se ha mostrado reticente a autorizar a los fabricantes de automóviles a tener acceso a un plan de rescate financiero, habría pedido a cambio que el Partido Demócrata vote a favor del demorado Tratado de Libre Comercio con Colombia, informó el diario The New York Times.
"Bush dijo que podría dar apoyo a una ayuda y a un plan de relanzamiento económico más amplio si Obama y los legisladores demócratas dejan de oponerse a un acuerdo de libre comercio con Colombia", afirmó el diario, citando a fuentes al tanto de la conversación.
El tratado con Colombia, prioritario para el gobierno de Bush, se firmó en noviembre de 2006, pero la oposición demócrata en el Congreso ha bloqueado su ratificación mientras reclama mejoras en el respeto a los derechos humanos de parte del gobierno de Bogotá.
Obama opinó que el apoyo a la industria automotriz se necesita ahora para ayudar a toda la economía nacional, debido a su alcance enorme. Los dos principales fabricantes del país, General Motors y Ford, acumularon pérdidas netas por un total de 30.000 millones de dólares este año y la caída en sus acciones arrastró a Wall Street.
Pero la Casa Blanca negó que Bush haya acordado un "toma y daca". La portavoz Dana Perino, señaló que ambos líderes trataron asuntos "domésticos e internacionales" y la situación económica, pero "de ninguna forma el presidente Bush sugirió un intercambio con referencia al acuerdo de libre comercio con Colombia".
Perino destacó que "el presidente ha defendido desde hace mucho los acuerdos de libre comercio. Cree que pueden y deben ser aprobados por sus propios méritos". Remarcó que Bush insistió ante Obama que el acuerdo comercial es bueno para crear puestos de trabajo, pero que no fue una condición para el plan de salvataje a la industria automotriz.
John Podesta, jefe del equipo de transición de Obama, también negó de plano que el tema Colombia y la ayuda a las automotrices formen parte de un mismo paquete.
Además, presentó una serie de reglas de ética para esta etapa de transición, continuación de las políticas antilobby que mantuvo como senador de Illinois.
Pero no ha sido el único efecto de la intervención pública. Se ha producido igualmente un renovado interés por la deuda fija con garantía estatal, algo que venía observándose de forma manifiesta desde el verano gracias a las compras masivas de aquellos gestores que buscaban un puerto seguro donde refugiar sus carteras en tiempos de marejada.
Un fenómeno de contracción de rentabilidades (que se mueven de forma inversa al precio) al que, sin duda, han contribuido las sucesivas bajadas de tipos de interés adoptadas por las autoridades monetarias en los últimos meses y que no deja de ser paradójico ya que, en la medida en que los gobiernos se echan el sistema financiero a sus espaldas, su propia solvencia, como se ha visto en la reciente ampliación de diferenciales respecto a Alemania de la renta fija soberana de Grecia, Italia, Irlanda y, en menor medida España, es la que queda en entredicho.
Pero ya se sabe, el miedo es libre.
El problema es que, esa decisión puede conducir igualmente a escenas de pánico en un futuro no muy lejano. No tanto en los plazos más cortos o cuando el interés comprador se canaliza de forma individual y el adquirente quiere cobrar el cupón y tener una garantía del repago de su apuesta, dándole en cierto modo igual el valor de la misma por el camino. Sino en la inversión en deuda pública que se realiza de forma colectiva, a través de los vehículos destinados a tal fin, llámense éstos fondos de inversión o de pensiones. O en aquellas carteras de las propias entidades financieras, bancarias o aseguradoras, que están obligadas de forma periódica a hacer mark to market, o ajuste a los precios de mercado, de sus posiciones. Y es que se empiezan a alzar voces que defienden que la cuadratura del círculo es imposible, por más que uno se empeñe, y que o bien esto es el acabose, que entiendo que es lo que defiende el gurú de las materias primas Jim Rogers al afirmar que los bonos son dinero muerto los próximos 10 ó 20 años al anticipar una trampa de liquidez a la japonesa (en cuyo caso los bonos aún tendrían un recorrido que sería pan para hoy y hambre para mañana), o bien que, si todos los gobiernos piden pasta a la vez, los retornos ofrecidos han de subir y las curvas de tipos ganar pendiente con el consiguiente daño para los compradores de última hora que verían caídas respecto al coste de adquisición.
Quizá el más ardiente defensor de esta última teoría es el analista de UPI Martin Hutchinson en un artículo reproducido por el Asian Times, y que provocadoramente titula “2009, el año del brutal crash de los bonos”, pieza que ha circulado de modo intensivo por la Red.
Aunque circunscrita al ámbito americano, su tesis se podría extrapolar al resto de las economías desarrolladas. Vaya por delante que no comparto el dramatismo de sus pronunciamientos.
De hecho, creo que el proceso salvaje de desapalancamiento que estamos viviendo traerá consigo un paréntesis deflacionario que las necesidades de aprovisionamiento de algunas economías emergentes acortará en el tiempo.
La duración del periodo de contracción de precios es, a día de hoy, impredecible.
Estamos ante una crisis que no admite comparación posible con ninguna anterior.
Nunca el desequilibrio entre lo real y lo financiero había alcanzado tales dimensiones y nunca habían cobrado las nuevas potencias un papel tan relevante en la corrección de las dificultades.
Estamos, por mucho que nos empeñemos en hablar de Bretton Woods II, en territorio inexplorado.
Dicho esto, coincido con Hutchinson en dos considerandos.
Uno, desgraciadamente la asignación de activos se hace en muchos casos inspirada por los psicológicos factores del fear y el greed, esto es: el pánico y la avaricia. Y estos son siempre motivadores de corto plazo. En definitiva, cuando Warren Buffett defiende ahora las compras de acciones, a mi juicio de forma precipitada, no está sino tratando de hacer de ese error estratégico generalizado una oportunidad de ganar dinero a largo. La seguridad no es un elemento decisorio; la divergencia entre precio y valor sí. Esto último recibe el nombre de criterio y es lo mínimo que hay que exigir al gestor. Algo que, por cierto, se debe poder percibir de forma transversal en toda su cartera. A eso llamamos consistencia.
Dos, la deuda soberana con la mejor calificación crediticia es un activo teóricamente sin riesgo a vencimiento. Pero con una incertidumbre brutal de tipos de interés y, por ende, valoración, durante su vida. Y más cuando se acude a ella en periodos de cotizaciones aparentemente extremas (que no digo que no estén justificadas) como el actual.
No crean que es una obviedad tan evidente.
El año que viene puede ser el de la sorpresa de la renta fija. Por si acaso, quedan avisados. See you Saturday con un especial sobre bolsa, si me dejan.
S.McCoy
Este anuncio lo hizo el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Henry Paulson, quien también aseguró que buscará los medios para ayudar al sector financiero "no bancario" en el marco del Programa de ayuda para activos en dificultades (TARP, por su sigla en inglés).
"En las pasadas semanas continuamos examinando los beneficios relativos de comprar activos no vendibles relacionados con hipotecas. Nuestra conclusión ahora es que no es el medio más efectivo para usar los fondos del TARP, pero continuaremos examinando si la compra de activos precisos puede jugar un papel positivo", detalló Paulson.
Lo que es seguro es que la administración Bush seguirá usando 250.000 millones de dólares para comprar acciones de bancos de manera que estos puedan mejorar sus balances y reanudar la cadena de préstamos.
Aunque el crédito para la compra de autos quedó ahora dentro del núcleo del programa, el secretario del Tesoro se encargó de señalar que el gobierno no saldrá al rescate de las automotrices, uno de los sectores más golpeados por el impacto de la crisis financiera en la economía real luego de la quiebra de varias entidades bancarias.
La Jornada
Los mercados internacionales agudizaron sus pérdidas de este día tras el anuncio del secretario del Tesoro estadounidense, Henry Paulson, quien dijo que el gobierno no usará recursos del fondo de rescate para comprar activos de bancos con problemas.
El funcionario estadunidense también excluyó del plan de rescate a la industria automotriz, cuando General Motors se encuentra cerca de la quiebra y si no recibe el apoyo del gobierno su situación empeorará.
Para un analista de Actinver Casa de Bolsa, la afectación en el sector automotriz demuestra la recesión económica en Estados Unidos, que podría llegar a otros sectores; sin embargo, se espera que de la reunión del G-20 en Washington el fin de semana, salgan iniciativas que apoyen a los mercados.
Corrige EU: gobierno renuncia a compra de activos invendibles de bancos
La Jornada
El secretario del Tesoro dijo que el plan de 700 mil millones de dólares se enfocará en continuar sus inyecciones de capital en los bancos que lo neceiten.
AFP - Washington
El secretario del Tesoro estadunidense, Henry Paulson, anunció este miércoles que el gobierno renunciará a su plan de compra de activos invendibles de los bancos, estimando que es más eficaz invertir directamente en el capital de esas instituciones.
Paulson dijo que el plan de 700 mil millones de dólares se enfocará ahora en continuar sus inyecciones de capital en los bancos que lo necesiten, y también buscará los medios para ayudar al sector financiero "no bancario" en el marco del Programa de ayuda para activos en dificultades (TARP, por su sigla en inglés).
"En las pasadas semanas continuamos examinando los beneficios relativos a comprar activos no vendibles relacionados con hipotecas", afirmó.
"Nuestra conclusión ahora es que no es el medio más efectivo para usar los fondos del TARP, pero continuaremos examinando si la compra de activos precisos puede jugar un papel positivo", agregó el responsable del Tesoro.
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Segundo banco de Wall Street, Morgan Stanley, anuncia nueva ola de despidos
Morgan Stanley, el que fue el segundo banco de inversión de Wall Street, anunció hoy que planea reducir en un 10 por ciento la plantilla de varios de sus departamentos.
Estos recortes se sumarían a los 4.800 empleos eliminados desde mediados de 2007 por la entidad, que en septiembre pasado accedió a transformar su condición jurídica para convertirse en banco comercial.
El pasado octubre, el banco japonés Mitsubishi anunció que invertiría 9.000 millones de dólares en Morgan Stanley a cambio de un 21 por ciento de participación.
El banco estadounidense perdió hoy en la Bolsa de Nueva York el 15,2 por ciento de su valor y sus títulos cerraron a 1,94 dólares cada uno, tras bajar 2,14 dólares durante el día.
Nota redacción inSurGente:
Fijémonos en el caso de este banco: reducir plantilla y recibir cuantiosos fondos de rescate tiene que ser un negocio fabuloso para los directivos y los grandes accionestas.
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